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El Desempleo Estructural
El Desempleo Estructural
Es por ello que el análisis del desempleo es muy importante porque se trata de
un indicador que se utiliza para medir la salud de la economía, por lo anterior,
conviene distinguir entre los diferentes tipos del desempleo y algunos
conceptos básicos, en primer lugar tenemos la fuerza laboral, que no es más
que el número de personas empleadas más el número de personas
desempleadas; en este concepto, cabe destacar que para ser parte de la
fuerza laboral, las personas deben estar dentro de la población adulta, o sea,
de la población en edad de trabajar, lo cual significa el número total de
trabajadores potenciales dentro de una economía, sin embargo, no todas las
personas dentro de la población adulta que no tienen empleo y que no están
buscando uno; no pueden considerarse desempleadas, sino como población
inactiva, debido a que no cumple las dos condiciones de una persona
desempleada la cual es no tener empleo y estar activamente buscando uno.
Por otra parte, existen tres tipos de desempleo referenciados en la economía:
el desempleo friccional, el desempleo cíclico y el desempleo estructural.
Para entender mejor este tipo de desempleo tenemos como ejemplo la crisis
del año 2008, cuando estalló la burbuja inmobiliaria y comenzó la recesión, en
EEUU, por lo que la deuda aumentó y la demanda de nuevas construcciones
disminuyó. El sector rescindió contratos de forma masiva, convirtiendo en
desempleados a muchos profesionales, dejando a sus familias sin ese salario.
La severidad de la crisis aumentó, hasta tocar fondo y, a partir de ese momento
se inició una lenta recuperación, la cual, a medida que la economía se
recuperaba en los años posteriores, el sector financiero volvía a ser rentable y
los préstamos permitían que se volviese a poner en marcha el mercado
inmobiliario, provocando que los precios de los inmuebles volvieran a subir, por
lo que la industria de la construcción comenzó a contratar, con lo que muchos
de esos desempleados, recuperaban sus antiguos puestos de trabajo u otros
similares en otras empresas del sector.
Por ejemplo, habrá desempleo estructural cuando haya más trabajadores con
unas cualificaciones específicas que puestos de trabajo disponibles en los que
sea necesaria esa formación, o puede que una región geográfica en particular
haya más trabajadores que puestos de trabajo disponibles. Suele considerarse
que el desempleo estructural es el que explica los periodos más largos del
desempleo. Una de las causas principales que está detrás de este desempleo
es el establecimiento de unos salarios superiores al nivel que equilibra la oferta
con la demanda de trabajo y que, por tanto, inhiben a las empresas a
demandar algunos tipos de trabajo. Las tres principales razones por las que el
salario puede ser superior al de equilibrio son: la legislación del salario mínimo
(es decir, la regulación excesivamente rígida sobre las condiciones de
contratación), las presiones sindicales (es decir, las exigencias sobre la fijación
de salarios y las condiciones de trabajo por parte de los sindicatos en las
negociaciones de los convenios colectivos) y los llamados salarios de eficiencia
(es decir, los altos salarios pagados por las empresas cuya finalidad es
incentivar la fidelidad y la productividad de los trabajadores). Además de todo lo
anterior, las políticas sociales diseñadas a proteger a los trabajadores pueden
provocar desempleo estructural. Por ejemplo, unos subsidios de desempleo
más elevados y de mayor duración tienden a reducir la iniciativa de los
trabajadores a la hora de buscar un nuevo empleo, prolongándose de este
modo su estatus de desempleados.