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ELECTIVA HUMANISTICA
TALLER
LA ESTRUCTURA DE LA PERSONALIDAD:
Según Freud la personalidad humana surge del conflicto entre nuestros impulsos instintivos
tendentes a la agresividad y a la búsqueda del placer, por un lado, y los límites sociales que se les
impone por otro. La personalidad se construye como un intento de conciliar estas dos instancias
buscando la satisfacción de nuestros instintos sin ser víctimas de los sentimientos de culpa o
castigo. Para explicar este conflicto Freud construyó unos conceptos teóricos que interactuaban
entre sí: el ello, el yo y el súper-yo. Estos conceptos no tienen que considerarse como poseedores
de una verdad objetiva sino más bien como herramientas útiles para la comprensión de la dinámica
de nuestro psiquismo.
Freud, desde el paradigma antropológico del darwinismo, asumió que las motivaciones básicas del
hombre no podían ser diferentes a las de cualquier otro animal: autoconservación, agresividad y
reproducción; no obstante, estas motivaciones no aparecían tal cual en nuestra vida social, como sí
que aparecen en el resto de animales, sino que quedan ocultas, por conveniencias culturales, a un
nivel inconsciente. El ello es ese depósito inconsciente de nuestra energía psíquica primaria que
busca la satisfacción de esos impulsos biológicos primitivos. Obviamente el ello actúa movido por
el principio del placer: busca la satisfacción de nuestros deseos. Pensemos en un niño que en un
supermercado coge una bolsa de patatas la abre y empieza a comérsela para vergüenza de su
madre; está actuando movido por el principio del placer, busca la mera satisfacción de la necesidad
biológica de alimentarse.
Los impulsos del ello son innumerables sin embargo podemos agruparlos en dos grandes instintos
primarios: Eros y Tánatos. El impulso de Eros tiende a la reunión de elementos dispersos en una
unidad mayor por esto también se le denomina impulso de vida ya que la construcción de nuevas
realidades es su meta principal. Por su parte, el impulso de Tánatos busca la disolución de una
unidad en un conjunto de elementos más pequeños, se le denomina también impulso de muerte.
Para Freud estos impulsos están presente incluso en algunos procesos inorgánicos de la
naturaleza (atracción-repulsión, cristalización-disolución, etc.). El deseo de formar una familia, de
pertenecer a un grupo social, de construir algo puede ejemplificar el impulso de Eros; por impulso
de muerte.
Es importante subrayar que Freud no hace una consideración ética de estos dos impulsos, toda
vez que este tipo de consideración no es pertinente al pertenecer estos impulsos a una realidad
amoral como el ello. Eros no es bueno como Tánatos tampoco es malo, estas consideraciones
carecen de valor y fundamento. ¿Acaso el deseo de un hombre de cuarenta años de permanecer
bajo la tutela de su mamá es algo bueno? ¿Acaso el deseo de independencia en un joven es
malo? Vemos que estas consideraciones carecen de sentido en sí mismas y las valoraciones
morales se sitúan a un nivel muy diferente que las valoraciones psicológicas.
Además Freud subraya que ambos impulsos se retroalimentan y dependen entre sí. Por ejemplo,
un león desea cazar una presa, para ello necesita matarla y digerirla (Tánatos) pero la finalidad de
esta acción no es la destrucción en sí sino que quizás sea el mantenimiento del propio organismo o
incluso alimentar a las crías (Eros).
EL YO (EGO):
A medida que el niño va creciendo va también aprendiendo que sus deseos chocan con el mundo
real; esto fuerza al niño a readaptar sus deseos a ese mundo real a través del principio de realidad.
Así se construye el yo consciente en el primer año de vida del sujeto, el yo que creemos que
somos. Este yo es la parte visible de nuestra personalidad pero las raíces profunda de nuestra
identidad permanecen en el lado inconsciente de nuestro psiquismo. Todas las motivaciones
conscientes no son más que motivaciones inconscientes transformadas por el súper-yo para que el
yo pueda conservar incólume su autoconcepto. Un ejemplo típico es el amor sexual; a pesar de la
poesía, el arte que lo ensalza, o los sentimientos tan nobles que alimenta, desde la perspectivas
psicoanalítica el amor tiene un origen inconsciente en el impulso de la autoperpetuación que
aparece en todos los seres vivos; la creación simbólica asociada al amor (la ternura, el afecto, la
fidelidad) no son más que velos con los que encubrir su motivación primaria, biológica e incluso
fisiológica. El yo se complace en considerar que sus sentimientos se basan en principios nobles y
no en un mero impulso de satisfacción instintivo.
Los elementos inconscientes son lesivos para el concepto que de sí mismo posee el yo, por esta
razón esos elementos inconscientes son reprimidos y no surgen a la conciencia más que en
ocasiones puntuales como sueños y actos fallidos. Los procesos de libre asociación o la
interpretación de los sueños del paciente son metodologías terapéuticas propias del psicoanálisis.
EL SUPER-YO (SUPER-EGO):
Más tarde en el proceso de desarrollo, a los cuatro o cinco años, el individuo empieza a desarrollar
ideales de comportamientos que nos dicen no sólo como debemos de actuar para satisfacer los
impulsos del ello (principio de realidad del yo) sino como deberíamos de comportarnos. Así el
sujeto va interiorizando y creando una conciencia moral que va más allá de la adecuación práctica
de su conducta a la realidad. El súper-yo genera un “ideal del yo” que intenta de imponer al propio
yo efectivo.
La personalidad constituye una forma particular y peculiar de ser, organizada en una estructura
psicológica integrada por determinados rasgos psíquicos, fisiológicos y morfológicos relacionados
entre sí. Todo ello manifestado en una conducta, un pensamiento y una afectividad que
caracterizan a quien lo posee. La personalidad es lo más identitario del ser, siendo una entidad
compleja y reuniendo muchos componentes diferentes: hábitos, aptitudes, intereses, instintos,
tendencias, necesidades, sentimientos, ideas, reacciones, morfología, etc. Podemos afirmar que no
hay dos personalidades idénticas: la personalidad es un elemento diferenciador del ser humano,
otorgándole un sello individual.
El temperamento está constituido por lo hereditario y lo genético, jugando un papel fundamental los
rasgos morfológicos y fisiológicos de la persona. Son características en bruto que irán configurando
la personalidad, desde la más tierna infancia. Así, por ejemplo, hay niños recién nacidos más
tranquilos, inquietos, sociables u hoscos.
El carácter es adquirido, siendo más fácil de cambiar. Depende de las experiencias, de la
educación, del aprendizaje y de la cultura donde se haya desarrollado el ser. Es dinámico, por lo
que cualquier vivencia puede provocar un pequeño o gran cambio. Estos cambios pueden ser
favorables, y el ser se expande, madura y crece, o por el contrario, son negativos y el ser se
traumatiza y sufre.
Freud Señala que la personalidad está integrada por el consciente, preconsciente e inconsciente
Consciente: designa al conjunto de vivencias de las que el sujeto se puede dar cuenta
mediante un acto de percepción interna
Preconsciente: designa un área no consciente del psiquismo humano que debe
diferenciarse en sentido astrictivo del sistema inconsciente
Inconsciente: se utiliza como sustantivo para designar el conjunto de los procesos
mentales que no necesitan depender de una prioridad, pues o bien no son relevantes para la tarea
A partir de 1920 Freud descubre que la represión es también inconsciente, la angustia es el medio
del "YO"
ante la censura llamada "SUPER YO","EL YO" reacciona mediante mecanismos de defensa
propone una nueva estructura de la personalidad
BIBLIOGRAFIA
http://html.rincondelvago.com/estructura-de-la-personalidad-del-adolescente.html
https://www.google.com.co/?
https://www.slideshare.net/WilianVaquero/estructura-de-la-personalidad-del-adolescente