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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA


FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
ESCUELA DE DERECHO
OBLIGACIONES II
SAN JOAQUÍN DE TURMERO - ESTADO ARAGUA

EL CONTRATO
INFORME

AUTOR: Rosa Moreno


PROFESOR: Guillermo Arteaga

Maracay, mayo 2020


ÍNDICE
INTRODUCCIÓN..............................................................................................1

EL CONTRATO.................................................................................................2

Antecedentes historicos.................................................................................2

Fundamentos del contrato.............................................................................3

Elementos del contrato ................................................................................4

Clasificacion de los contratos........................................................................5

Clasificación de los contratos........................................................................6

Formacion del contrato..................................................................................7

Efectos del contrato.......................................................................................8

CONCLUSIONES..............................................................................................9

REFERENCIAS...............................................................................................10
INTRODUCCIÓN

El contrato es la más fecunda y frecuente fuente de obligaciones y


además el dominio de la libertad jurídica, durante el transcurso de los siglos,
el contrato ha sido una de las instituciones primordiales de la Ciencia del
Derecho.

Al inicio de la codificación moderna, principios del siglo XIX, la casi


totalidad de las relaciones jurídicas, incluso políticas y económicas,
dependían del contrato, en razón de que la voluntad de los individuos parecía
autónoma, es decir que todo debía depender de ella. Sin embargo, con el
transcurso de los años la posición del contrato ha cambiado. La autonomía
de la voluntad, pilar en que se apoya el contrato, no es más una noción
filosóficamente admitida; las referencias a las voluntades tacitas han ido
progresivamente eliminándose.

El contrato ha pasado a ser algo dirigido, en muchos casos La ley


establece requisitos para celebrarlos y limita las voluntades de las partes; en
muchos de los casos las obligaciones son impuestas a la fuerza por la Ley,
muchas de ellas admitidas con pesar.

Hoy en día el contrato mantiene su carácter de máximo mecanismo de


la actividad económica.
EL CONTRATO

Antecedentes históricos

En el Derecho romano el principio de la autonomía de la voluntad fue


totalmente desconocido. Los juristas romanos le atribuían poca importancia a
la sola voluntad en la celebración de los contratos. El elemento que vinculaba
una persona a otra no era el simple acto de voluntad humana, sino la
realización o verificación por los contratantes de una serie de ritos y de actos
materiales. Para celebrar un contrato válidamente era necesario cumplir con
las formas establecidas e impuestas por la ley, el compromiso dependía de la
validez de las formalidades empleadas y el compromiso era adquirido al
momento de verificar plenamente esas formalidades.

Más tarde aparecieron, en el Derecho romano los contratos


consensuales, los que tenían nombres específico y particular confirmado por
el derecho (ej. Venta, arrendamiento) y los contratos innominados, los que
aun teniendo causa no tenían nombre. Los contratos innominados eran
cuatro: Doy para que des, doy para que hagas, hago para que des y hago
para que hagas.

Durante la época clásica, el factor económico transforma las formas


de los contratos pero el formalismo se mantuvo durante mucho tiempo, aun
cuando carente de sustancias en ciertos casos.

Durante el antiguo Derecho francés, gracias a la influencia de la


doctrina cristiana por la aplicación del Derecho canónico, predicando la
igualdad de los hombres, las relaciones contractuales impregnadas de
formalismo hasta entonces, se fueron moralizando poco a poco. El contrato
se fue apoyando, sobre una noción de fe jurada, de juramento, de manera
que incumplir las obligaciones asumidas por contrato era como una especie
de pecado.

Durante esa evolución histórica, se le fue dando un lugar más digno a


la voluntad humana ya que tomaba en cuenta la intención de contratar que la
forma, que paso a ser un accesorio, a pesar de la importancia que se
atribuyera. Los canonistas reconocían la supremacía de la ley sobre la
voluntad humana. Esta no podía ejercer sino en el campo en donde la ley no
era aplicable.

El principio de la autonomía de la voluntad adquirió entidad durante el


periodo de la Revolución Francesa, fue en ese periodo de la historia del
Derecho que este principio tuvo su hegemonía. El efecto de esa concepción
individualista sobre el plano contractual, si el hombre se obliga, es porque él
lo quiere, por tratarse de un acto de voluntad, consciente y resultado de una
reflexión. En esos tiempos el principio de la autonomía de la voluntad
alcanza su cima, ya que la voluntad es, entonces, la base del contrato. Quien
se compromete frente a otro asume, por un acto deliberado de voluntad, una
limitación a su voluntad.

Fundamentos del contrato

El régimen jurídico de los contratos tendrán pues, su fundamento en el


principio de la autonomía de la voluntad, lo que significa en, primer lugar, el
individuo tiene la libertad de decidir si contratar o no contratar; en segundo
lugar, las partes tienen total libertad de elección del tipo contractual, en tercer
lugar, las partes podrán celebrar libremente contratos atípicos dentro de los
límites del Código Civil; y, en cuarto lugar, las partes tienen la capacidad
para modificar el contenido de los contratos.
El principio de consensualismo resalta que el contrato se forma por el
solo efecto del acuerdo de voluntades, independientemente de la manera
como la manifestación de voluntad se exprese: por palabras, oralmente, o
por escritos.

El principio de la convención-ley, dispone el artículo 1159 del Código


Civil que “los contratos tienen fuerza de Ley entre las partes”. Esta
disposición legal contiene el principio de la fuerza obligatoria de los
contratos, constituyendo el contrato una ley particular con el mismo valor
compulsivo de las leyes generales.

El principio del cumplimiento de buena fe, puede considerarse


innecesario resaltar ya que si el contrato es un acuerdo de voluntades, y las
voluntades expresadas son las palabras dadas, de suyo esta eliminado que
en los acuerdos de voluntades se actúe de mala fe, con malicia o temeridad.

El cumplimiento de la buena fe no corresponde solo a uno de los


contratantes, puesto que ese deber es mutuo, debiendo actuar ambos de
buena fe en protección de sus respectivos intereses personales, lo cual
implica una reciproca colaboración en la ejecución del contrato.

Elementos del contrato

C.C. Artículo 1141

“Las condiciones requeridas para la existencia del


contrato son: 1 Consentimiento de las partes; 2 Objeto
que pueda ser materia de contrato; y 3 Causa licita.”

Comentario:
Dicho artículo señala los tres requisitos esenciales para la
existencia de un contrato, si faltara cualquiera de ellos, el contrato no
existe.

El consentimiento como primer requisito de los contratos,


debe ser libremente expresado, sin presiones indebidas. El
consentimiento es la congruencia existente entre las voluntades
declaradas por los sujetos, teniendo que existir una clara y lógica
relación entre la voluntad de los sujetos y la declaración expresa de
la misma.

El segundo requisito del contrato, el objeto. Todo contrato es


sobre un objeto y este objeto puede ser apto para ello. Por esta
razón es anulable y más aún, el contrato es inexistente, si el objeto,
por ejemplo es inalienable (no se puede enajenar). Para la validez
del contrato este debe ser: Licito, posible, apreciable en dinero y
determinado.

El tercer requisito, la causa. Es la razón o consideración por la


cual celebramos un contrato. La causa, es la motivación que tiene
toda persona para realizar un negocio jurídico, esta debe ser
confesable de acuerdo a ley, porque aunque estas sean claras y
evidentemente legales, estas estarían en razón a un fraude a la ley.
Para esto se simula el contrato acerca del motivo que impulsa a las
partes la realización del negocio.

Clasificación de los contratos

En razón de que el contrato es un acuerdo de voluntades,


dichos acuerdos pueden ser numerosísimos, teniendo ellos rasgos
comunes que los asimilan. La clasificación de los contratos es
múltiples y variada, no existiendo una clasificación única.

1. Contrato unilateral: Es aquel conforme al cual una sola


de las partes se obliga. Estos no constituyen obligaciones
sino cargo de una sola de las partes. Ej. Donación.
2. Contrato bilateral: Es aquel conforme el cual las partes
se obligan recíprocamente. Todos los contratos son
bilaterales puesto que los contratos, por definición, son
acuerdos de voluntad, por lo cual no son sino bilaterales.
3. Contratos a título oneroso: En el contrato a título
oneroso ambas partes se obligan mutuamente. En estos
contratos el deudor recibe ventaja de vuelta; se obliga para
adquirir una ventaja, beneficio, causa adquirendi. Por ello
las partes quieren una reciprocidad de ventajas. Ejemplo:
Yo a pagar el alquiler y el propietario a darme las llaves del
apartamento.
4. Contratos a título gratuito: Me obligo frente a la otra
parte sin que esta se obligue conmigo, es decir que no hay
contraprestación. Ejemplo; la donación.
5. Contratos aleatorios: Se da cuando el cumplimiento de la
obligación pactada depende de que ocurra un hecho
enteramente casual. El alcance o dimensión de la
prestación (ventaja) es incierta porque ella depende der
azar, de un hecho casual, que es a lo que se refiere el art.
1136 C.C., para una o ambas partes del contrato. Ej.
Contrato de seguro de vida.
6. Contrato Conmutativo: Es aquel en el cual las ventajas
reciprocas que se intercambian las partes son desde el
principio conocidas y determinadas.
7. Contratos nominados: Es aquel que está establecido y
regulado por el legislador atribuyéndole un nombre, el cual
nombre es ley, con lo cual tienen individualidad propia,
estos son veintes; por ejemplo, la venta, el arrendamiento,
el mandato, el mutuo, el comodato, etc.
8. Contratos innominados: Carente de individualidad, es
aquel que no tiene nombre porque la ley no se lo ha dado,
son creados por las partes en virtud de la autonomía de la
voluntad, siempre y cuando mediante ellos no renuncien ni
relajen las leyes en cuya observancia están interesados el
orden público o las buenas costumbres.

Formación del contrato

El contrato surge del encuentro de dos voluntades


concordantes, habiendo cada parte dado su consentimiento a tal
efecto.

Acerca de la expresión del consentimiento, el Código civil


contiene normas que los conciernen; pero como el contrato supone
dos voluntades concordantes, es necesario determinar en qué
momento preciso y en cual lugar se produce ese encuentro, ese
acuerdo.

Sin embargo, la sola expresión del consentimiento no es el


único requisito para que el contrato sea formado, celebrado. Para
que un contrato sea formado, el consentimiento debe ser integro,
emitido por personas con capacidad de ejercicio, sin el cual el
contrato no sería válido, y por ello susceptible de nulidad relativa.
Adicionalmente, dicho consentimiento, debe ser puro, libre y exento
de vicios que lo afecten, o sea sin error, no habiendo sido expuesto
o padecido dolo o encontrarse fuera de su estado natural.

La capacidad legal y la ausencia de vicios del consentimiento


son el primer requisito de fondo del consentimiento como elemento
integrante del contrato.

En segundo lugar el consentimiento legalmente manifestado


debe recaer sobre una cosa predeterminada por las partes. Es
necesario que el contrato tenga un objeto preciso y existente
predeterminado por las partes. La precisión y la existencia del objeto
es requisito esencial para la formación del contrato.

Finalmente, la voluntad de contratar se encontraría incompleta


sin una razón válida de querer contratar. Nadie, en efecto, contrae
obligaciones sin ningún motivo que lo determine a actuar. La causa,
es decir el porqué de obligarse, es el tercer elemento para que todo
lo contrario exista.

Efectos de los Contratos

Los efectos del contrato en general:

1. Efectos entre las partes. El contrato, una vez celebrado,


produce unas series de efectos jurídicos particulares,
diferentes de los efectos generales que producen las
obligaciones derivados de ellos. El contrato ata, vincula,
tiene una fuerza obligatoria y un contenido obligatorio
determinado. El contrato representa la ley que las partes
se dieron.
2. Efectos frente a terceros. El contrato celebrado entre dos
partes no ata a los terceros, se impone a ello, sin
embargo, como todo hecho jurídico pero no es generador
respecto de ellos ni de derechos ni obligaciones.
3. Efectos particulares de los contratos sinalagmáticos.
El carácter de interdependencia de las obligaciones
contractuales en estos contratos hace que estos
produzcan ciertos efectos que le son propios y exclusivos.
Por tal carácter se le confiere a cada uno de los
contratantes el poder de rechazar la ejecución de su
obligación si su contratante no ejecuta la suya.
CONCLUSIONES

En el Derecho romano el principio de la autonomía de la voluntad fue


totalmente desconocido. Los juristas romanos le atribuían poca importancia a
la sola voluntad en la celebración de los contratos.

El elemento que vinculaba una persona a otra no era el simple acto de


voluntad humana, sino la realización o verificación por los contratantes de
una serie de ritos y de actos materiales. Para celebrar un contrato
válidamente era necesario cumplir con las formas establecidas e impuestas
por la ley, el compromiso dependía de la validez de las formalidades
empleadas y el compromiso era adquirido al momento de verificar
plenamente esas formalidades.

El contrato es un acuerdo de voluntades que crea o transmite


derechos y obligaciones a las partes que lo suscriben. El contrato es un tipo
de acto jurídico en el que intervienen dos o más personas y está destinado a
crear derechos y generar obligaciones.

Se rige por el principio de autonomía de la voluntad, según el cual,


puede contratarse sobre cualquier materia no prohibida. Los contratos se
perfeccionan por el mero consentimiento y las obligaciones que nacen del
contrato tienen fuerza de ley entre las partes contratantes.

El contrato surge del encuentro de dos voluntades concordantes,


habiendo cada parte dado su consentimiento a tal efecto.

REFERENCIAS

Garay, J (2012). Código Civil. Caracas. Venezuela.

Universidad Bicentenario de Aragua. Material Virtual.

https://estudiosjuridicos.wordpress.com/derecho-civil/el-contrato/

https://es.slideshare.net/TodoAqui/1-antecedentes-contratos

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