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Los problemas vienen de las personas, de aquellas que no saben manejar bien
su vida y su habla, y eso fue lo que paso aquí, las palabras son poderosas, lo
queramos o no, cuando decimos algo es difícil borrarlo, una palabra nos puede
llevar a la victoria, pero también puede hundirnos.
Es mejor que comience por hablarles de Edián, Gabriel le conoció antes que
nosotras, pero ambos concordamos en ciertos puntos, Edián cazaba halcones
en la azotea de su edificio; se quedaba quieto, tendido, boca abajo, oculto,
dentro de una covacha construida con maderas y cartones recogidos en los
techos. Usaba dos o tres palomas como carnada; las ataba por las patas, a una
antena de televisión y las dejaba sobre el piso, moribundas y silenciosas.
Luego se recostaba y aguardaba, por una rendija de su covacha, divisaba al
ave que había venido desde el otro lado del río, divisaba al halcón.
A Edián lo conocimos casi al mismo tiempo, después Gabriel nos daría algunos
detalles; nos comentó que esa noche Edián usaba unos jeans negros
gastados, un polo blanco, este sí pulcro, con un imperdible pinchado sobre el
corazón, y se abrigaba con una vieja casaca de cuero negro. Gabriel
pedaleaba por la pista, quizás regresaba del club, no recordaba bien. Nos
contó que lo más le impactó fue, el halcón que se aferraba a su brazo. Un año
atrás, el municipio había prohibido que se tuviera en cautiverio a cualquier
ejemplar, precisamente porque la moda de tenerlos en casa incrementaba la
amenaza de su extinción.
Todavía recuerdo, cuando Gabriel quería uno, se lo pidió a su padre, pero este
se negó, dijo que le daban asco las gallinas, que era su definición de ave, con
pico, con plumas, que apestara; entonces él acudió a mí, después de que me
contara lo de su padre le respondí con una negación, a su padre no hay que
discutirle; entonces se dio por vencido.
Tuvieron una pequeña conversación su sentido era la compra por parte de
Gabriel, y la venta por parte de Edián, del halcón, pero fue interrumpida, por un
auto a toda velocidad que casi se los lleva de encuentro, y de la que Edián
apartó a Gabriel.
Yo que siempre me asomo a la ventana por las tardes, me gusta sentir el aire,
esa noche vi el carro doblando la esquina.
-Abre la puerta hermanita, alguien te espera abajo- le dije a Mati, que solo
movió la cabeza, rayos malditos audífonos, pensé, y entonces mientras me
dirigía a la puerta exclamé- bueno solo es el chico que sale contigo, el hijo del
general, mejor le echo llave a la puerta, ¿No te parece?
-¡Que!- se levanto de un salto y la puerta se abrió de un tirón.
No eran tan melosos, he visto peores pero me dan repulsión los hombres, de
mi edad y dos o tres años mayores sobretodo. Bueno mientras en casa se
encontraban los tortolitos, me volvía a asomar a la ventana. Lo que vi Gabriel
nos lo especificó, Edián quiso conocer al hijo del general a lo Gabriel replicó,
pero al final aparecieron doblando la esquina, lo que vi era a dos chicos uno mi
casi-hermano, con su bicla y un tipo raro con un halcón en el brazo, se arrodillo
y le puso algo a Gabriel, no sé qué era, lo que sé es que después de un rato
Gabriel tenía al halcón en su brazo, y Edián se acercaba, se puso detrás del
coche, saco algo de su bolsillo y pinchó las llantas con eso, yo imaginé que era
algo filudo, y que había cortado las llantas, me metí un poco para que no me
vieran, y me reí, ¡Vaya sorpresa se iba llevar aquel enamorado!. Después de
pararse, le dijo algo a Gabriel, y ambos se acercaron al teléfono público.
- Hermanita alguien te llama, al teléfono- le dije, imaginando, que Gabriel, no
llamaría a nadie más
-Pero si no ha sona...-entonces sonó y ella levantó el auricular, espero y habló-
Hola, tonto, ¿qué haces?- entonces asegure mi pensamiento, era Gabriel- en el
cuarto de mi padre, que es el cuarto de tu madre-¿qué clase de pregunta
habría hecho?, ¿Dónde estás?- No está cerca, está en la sala y no le digas
troglodita-preguntaba por el novio de Mati, estaba segura-¿Qué has hecho
tonto?- seguro le dijo lo que ese chico raro había hecho- Nunca me has
salvado la vida- me sonaba familiar, conmigo también había usado esa excusa-
Esta bien... no, ¿Cómo que lo que tú quieras?- tonta, seguro que Gabriel había
hecho un juego de palabras, después de eso Mati, salió a la sala.
-Este... puedes salir afuera, a revisar tu carro- pareció, que el chico, al principio
no entendió, entonces volteó a verme.
- Te sugiero que empieces por la parte trasera- me miró un poco más, volteó y
salió disparado hacia afuera. Me volví a asomar y vi como Edián, le dejaba el
halcón y se iba, y Gabriel desaparecía doblando la esquina. El enamorado, se
tiraba, o por lo menos parecía, tirarse de los pelos mientras veía las llantas de
atrás todas desinfladas. El tipo se fue molesto, y yo le dije a mi hermana que
aquel no le convenía, pero no le dije él por qué.
Después de eso, solo sé que esa noche, Gabriel puesto al halcón en el cuarto
de servicio; y a la mañana siguiente su padre lo encontró cuando buscaba unos
binoculares. Yo siempre me he levantado temprano, ese día no iba ser la
excepción, mi madre antes de ir a trabajar llamó a Gabriel.
-Hola hijo- alguien le contestó en la otra línea- En un rato es muy temprano
todavía- era casi cierto eran casi las nueve-¿Has escuchado a tu papá?- si mi
mamá si lo había visto, y yo con ella- Ha soltado una bomba y lo ha hecho solo-
debió preguntar ¿Una bomba?- Una bomba periodística. Ha debido trabajar
con mi revista. Cuando llegue, dile que quiero hablarle- la pregunta más obvia,
¿Por qué no lo llamas al celular?- Hijo no son confiables. Dile eso ¿Vienes a
cenar en la noche?- Rayos. Si su padre había lanzado una bomba, la abogada
era una mona, se suponía seria, pero era más graciosa. Mati salió del cuarto
cambiada y coqueta, y cuando volteé a avisarle a mi madre, no la encontré.
Y ahí volvieron a desviarse del tema. Pero los interrumpió el timbre del
intercomunicador. Gabriel se paró fue a la cocina y contestó.
-¿Quien es?- claro- Soy yo espera un momento- nos miro de manera
sobrecogedora, como si aguardara lo peor- Miren, no sé quien es ese chico,
pero anda con un cuchillo y tiene una pinta bastante malandrina, así que
métanse a mi cuarto y quédense allí. Si yo llegara a decir en voz alta
“¡Camotes!”, llaman a la policía.
¿Cómo...- iba preguntar , pero le tape la boca y le señale el cuarto, Gabriel me
agradeció con la mirada. Todavía oí como le decía “Pasa”. Entonces entró y vió
a Mati echada en la cama y a mi sentada en una silla.
-No salgan- fue lo último que dijo, después sonó el timbre y él salió corriendo.
Tuvieron no se dé que exactamente, de lo que estoy segura es de que llamaron
por teléfono, a amenazar al padre de Gabriel. Y de que Gabriel se metió y
averiguo el paradero de la llamada. Entonces paso Mati abrió la puerta y se
escabulló, iba detenerla, pera la seguí. Edián estaba parado contra el
refrigerador tomando una cerveza, y Mati se acercaba, entonces me apresure y
me puse a su lado. Gabriel nos presentó, y Mati risuelta pidió una cerveza
Miró a Edián y dijo:
-O sea que es tu halcón- no estaba preguntando, sino refutando.
-Sí- respondió Edián
-Entonces tú eres el cuchillero de llantas.-pero, ¿Cómo se le ocurre?
Luego de que Mati apodara a Edián como “El cuchillero de llantas”, él preguntó:
-¿Son tus hermanas?
-No- claro, no teníamos nada en común.
-Ella- dijo señalando a Mati- ¿Es tu novia?- Mati rió y Gabriel negó con la
cabeza, entonces me señalo, y Gabriel volvió a negar.
-Soy casi su hermana- añadió Mati, ¿y yo?
-Somos-rectifique. Edián se acerco a la puerta del cuarto de servicio en cuyo
interior estaba el halcón y la cerró. Luego caminó hacia la sala y se sentó en la
alfombra, apoyando la espalda contra el sofá. Nosotros lo seguimos. Y nos
acomodamos alrededor.
Conversamos bastante tiempo, sobre algunas cosas. Entonces Mati y yo nos
pusimos curiosas, y entre pregunta y pregunta, se acabaron las cervezas.
-¿Cómo aprendiste a cazar?- preguntó Mati
- En el bosque- aventuré
-Es una historia algo larga- puntualizó él. Pero le insistimos, así que comenzó
su historia.
Edián había estado molestando con que quería cerveza, pero Mati ya le había
dicho que nadie que fuera menor tomaba cerveza en esta casa.
-¿Vives por acá?- preguntó Mati, yo también sentía curiosidad
-No al otro lado de la ciudad, en Márgenes- respondió Edián.
Mati jamás había notado el fastidio de los demás, sobre todo cuando le
preguntó a Edián que había estado haciendo por nuestra zona, a lo que le dijo
que quería pasear por una ciudad que también era suya ¿Con un halcón en el
brazo?, volvió a preguntar ella coqueta, y Edián sonrió.
Luego Mati se puso de pie y se fue a traer algo de comer, y Gabriel la siguió, a
lo que yo me quede sola con Edián. Sé que Mati volvió a preguntar qué era lo
que Gabriel tenía contra su enamorado, y que este dijo que los imbéciles le
producían urticaria. En ese momento los cuatro escuchamos el teléfono. Era el
padre de Gabriel. Gabriel recogió de la mesa la computadora y se dirigió la
puerta.
-Tenemos que irnos Edián- dijo con tono autoritario. El muchacho se paro, y
Mati y yo le miramos extrañadas.- Díganle a mamá que vengo en la noche-dijo.
-Te llamó- dijo Edián al salir y Mati añadió:
-Pídele el teléfono a Gabriel-y este le dio un teléfono pero el de su casa.
Gabriel nos contó después que su padre tenía trabajo, un trabajo muy
importante. Esa tarde vino a nuestra casa, con su laptop, y nos dijo que su
padre vendría en la noche. Pero no lo vimos esa noche, y al día siguiente
tampoco. No fue a su programa, y así como Gabriel, miles de personas en toda
la ciudad extrañaron su voz.
Mati estaba tan nerviosa, se le podía sentir. Manuel había esposado al sujeto,
tranquilizó un poco a Mati, y luego se dirigió al tipito este que había amenazado
al papá de Gabriel, le preguntó sobre todo lo que sabía, y lo torturo,
apretándole los testículos, porque el sujeto no quiso hablar a buenas. Les dijo
que pertenecía sauce, un grupo, que se suponía existido, pero que en su época
fue terrible., les dijo todo, todo lo que sabía y después se desmayó a causa de
la presión. Cuando regresó en sí, termino de decir donde se encontraba
exactamente el papá de Gabriel, después Manuel lo puso hacia abajo, a
nuestros pies; Mati se dirigió hacia un “cuartel” de Manuel, donde dejamos a el
confidente. Y Manuel se quedó con él, enviando a un reemplazo, Norma se
llamaba. Llegamos a casa de Gabriel, y Gabriel le ofreció algo a Norma, pero
esta negó y entró a bañarse. Mati pregunto a la de limpieza si alguien había
llamado, esta contestó que su enamorado había llamado bastantes veces
buscándola. Gabriel se puso un tanto celoso pero no dejo que se le dejara ver
demasiado. Mati le dijo a Gabriel que le preparara algo, pero este se negó, y
ella reclamó que a Norma no la conocía y se había ofrecido, en cambio a ella
que sí la conocía, nada. Gabriel le dijo que le iba preparar algo, pero ella
reclamó que ya no quería, que lo iba hacer ella.
A Edián se le ocurrió una idea y se la comentó Gabriel, y yo que estaba algo
cerca, pude escuchar que decía que sus amigos del bosque podrían
ayudarnos, que ellos conocían el lugar, después Norma salió de la ducha y
Edián se llevó Gabriel a su cuarto.
Mati había tenido cierto problema antes de salir, yo le había dicho que ese
sujeto no le convenía, ya hace bastante, pero el ¿Por qué? Lo encontró sola.
Cuando Mati llegó a la casa de Gabriel, yo ya estaba ahí, había salido
temprano para no perder nada, y ya estaba enterada de todo. Mati se fue
directamente al cuarto de Gabriel. Y yo corrí para alcanzarla, Gabriel tenía
sobre su cama todo su equipo de herramientas.
-¿Te vas a la guerra?- se volteó y nos miró.
-Ojalá que no. ¿Qué hacen acá?
-Me pelee con ese cretino.
-No, ¿En serio?- estaba sobresaltada.
-¿Con tú cromagnon?
- Sí. Es un estúpido. Se atrevió a decir, el muy imbécil, que tú papá había sido
imprudente- claro que lo había sido, creo- “Es su trabajo-le dije-, es periodista,
como va a ser imprudente”, él dijo “Hay cosas de las que no se deben hablar”,
y yo lo mandé a la mierda. Le dije que me dejara en tu edificio, para molestarlo
y cuando estaba abajo, me encontré a tu tío. Me dio su llave y me dijo que le
avisara que bajen. ¿Adónde van?
- Tenemos algo que hacer- le dijo Gabriel.
- ¿Van todos?- el asintió- Yo quiero ir.
-No, no puedes
-¿Va la chica?, ¿Va mi hermana?
- Sí ambas tienen conocimientos suficientes- la ventaja de ser cerebritos.
- Oye, hijito, yo nado dos horas diarias. Este cuerpo no es solo belleza natural.
Está ejercitado. ¿Qué te pasa? ¿A dónde van? ¿De campamento?
La idea de Edián consistía en buscar a sus amigos del bosque y con ellos salir
a la casa de campo. Nos apostaríamos a lo lejos y veríamos lo que pasa. El tío
de Gabriel y Norma se apuntaron, pero no conocían a los amigos de Edián. El
resumen que les dio este decía: algunos años atrás había conocido a unos
chicos de la calle que encontraron una forma de vivir en el bosque, en lugar de
deambular por las avenidas y dormir sobre las bancas de cemento de los
parques de la ciudad. A prendieron a cazar con flechas y cerbatanas. Y a veces
para tener dinero, atrapaban insectos, mariposas, halcones y serpientes, que
vendían a los coleccionistas. Con lo que los adultos quedaron convencidos.
-No nos demorará más de un hora caminar hasta encontrarlos- dijo Edián.
-¿Una hora hacia donde?- preguntó Mati. Finalmente vino porque no había
quien la bajara del carro de mi tío. Dado que Mati no quería quedarse sola
continuó, porque en su rostro se enhotaba, la pelea que tenían su cuerpo y su
mente. En el trayecto, Norma confeso que aquellos policías habían acecinado
su padre.
Encontramos la senda y Edián conocía la ruta. Después de media hora Mati
se quejo, pero le dijeron que faltaba poco y Edián revisó la ruta y se dio cuenta
de que estaban por mal camino.
-No es por acá- dio y retrocedió.
Nos chocamos todos porque pisábamos la trocha, y al parecer nadie que ría
dejar de hacerlo. Y cuando los choques nos daban risa, escuchamos
explosiones.
-Son disparos-dijo Norma
Nos refugiamos, y después Edián intentó caminar un poco, Gabriel lo siguió,
pero Norma intento detenerlo. Gabriel quería que Edián lo llevara a la cabaña.
Pero no pudo, vimos unas luces y nos indicaron que apagáramos las linternas,
con unos binoculares vieron la cabaña. Cuando se disponían a irse, dos
hombres les impidieron el escape, estaban armados, sin embargo dos
cerbatanas volaron y fueron a impactarse contra sus gargantas, ambos se
tocaron el cuello, dispararon a los matorrales cercanos, y se cayeron de bruces
contra el suelo. Entonces dos figuras salieron de la espesura del bosque, Mati
abrazo a Gabriel, y yo me agazapé, lista para salir corriendo, Norma levantó su
arma, pero Edián se la bajo y dijo: Son amigos.
Jonás y palón aparecieron frente a nosotros, me pare recta, y los observé, nos
guiaron a sus casas, y nos contaron su parte de la historia.
-Ha sido muy confuso- dijo Jonás- íbamos tras una huella de venado, cuando
nos topamos con la huella de hombres que rapaban. No ha sido la primera vez.
Y nos hemos quedado trepados en un árbol, a ver.
-Los hombres que se acercaron rapando a la casa la habían rodeado- dijo-
Palón- , de eso nos dimos cuenta después. Le dispararon al de la caseta y al
que hacía guardia en la parte de atrás. De pronto eran como diez, entraron a la
casa y comenzaron los disparos, pero no duraron mucho. Estos dos escaparon
por una ventana y corrieron hacia el bosque, hacia acá y aquí se han
escondido.
-Sacaron a un hombre esposado, que llevaba una capucha pero no tardaron en
quitársela- dijo Jonás respondiendo la pregunta ¿No sacaron a nadie?
- Seguro que todo salió bien- dijo Norma, unos segundos después su rostro se
iluminó- es un mensaje, te lo voy leer: “Tenemos al alfajor y está enterito”.
Cuando llegué a mi casa lo primero que hice, fue tirarme en mi cama, ya no
importaban los demás, Gabriel estaba bien y Mati también, inclusive habíamos
salvado al padre de Gabriel; Edián se llevo un arma como trofeo, pero le
convencí de que se lea entregará a la policía, él me caía muy bien, de hecho
salimos bastantes veces como amigos, hasta que me propuso para ser su
enamorada, lo mismo paso, con Gabriel y Mati, aunque eso era casi obvio. La
dictadura tardo, pero al final cayó.