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Explicación sobre la crítica de la razón pura.

La investigación de la crítica de la razón pura tiene como objetivo explicar qué es la razón, cuál
es su estructura, de qué manera definir aquello que se denomina inteligencia, pensamiento. La
importancia de esto radica en que se establece una búsqueda, una vía que procede, no por la
vía del estudio de algún objeto en particular, como el caso de la física, la química, la biología,
sino que se remite a las dinámicas que el pensamiento ejecuta sin intervención alguna del
mundo exterior. Es pertinente tener presente las distinciones y diferencias que la filosofía
establece para entender el objeto de la discusión reflexiva. Por esto es importante tener en
cuenta que el concepto de lo “puro” no se relaciona en modo alguno con el modo tradicional de
entender este término. Lo puro se asocia con algo limpio, pulcro, no manchado; si se habla de
pensamiento puro, tal vez se considere un pensamiento honesto, justo, piadoso, etc. etc. no
obstante, nada de esto interesa en la noción “puro” presente en el texto de Kant.

El término puro se refiere a aquello que no se relaciona con el mundo empírico, es decir, el
mundo de los objetos dados a la percepción. No cabe tampoco poner como oposición el término
impuro y aplicarlo al mundo sensible. Todo aquello que se refiere a lo que no es puro se identifica
con aquella relación que el entendimiento tiene con el mundo exterior, el ámbito material que
está fuera del humano. Ciertamente algunos de los términos presentes en la lengua alemana
podrían tener otra definición en el lenguaje español. Ya esto se hace presente al inicio de la
lectura del texto Crítica de la Razón Pura ¿Qué es la Crítica de la Razón Pura? ¿qué significa la
palabra crítica, razón, lo puro? Se ha querido mencionar inicialmente que está investigación
tiene que ver exclusivamente con la capacidad del entendimiento, del pensamiento. Ya para un
pensador como Descartes es claro que está capacidad es innata y pertenece a cada individuo,
por el simple hecho de ser humano. Esta capacidad se expresa en la posibilidad de organizar y
relacionar conceptos, ideas, representaciones; cuando se habla se hace manifiesto este
procedimiento consistente en organizar las ideas y con ello posibilitar el entendimiento mutuo.
Sin embargo, es preciso establecer una aclaración, una explicación que procure distinguir
aquello que pertenece única y exclusivamente a la razón, frente a lo que se considera como
perteneciente a la naturaleza, a la sustancia, a la res extensa.

Pareciera esta discusión algo inútil, caprichosa, inclusive algo insolente al considerar que en el
lenguaje humano está el fundamento de la objetividad, negando como criterio aquello que suele
llamarse mundo externo o naturaleza. Para un tipo común de pensar está claro que el mundo
ya posee un orden, una estructura, un sentido. Se considera de manera tradicional que el mundo
posee unas jerarquías y que es preciso reconocer estás estructuras dadas para entender el
mundo en que se vive. Desde el presupuesto que considera que el mundo ya está hecho y
organizado no es necesario pensar, indagar, investigar. La gran dificultad que ha encontrado la
filosofía consiste precisamente en refutar el argumento que considera que el contenido de la
realidad está en la naturaleza siendo, por el contrario, la razón la que posee el criterio en la
organización de la realidad.

Al hablarse de pensamiento puro se considera aquel pensamiento que no depende de ninguna


relación con el mundo empírico, es decir, se considera como una estructura autónoma,
independiente, libre, que inclusive tiene el papel de organizar no sólo el ámbito intelectual, sino
el práctico, el empírico. Apelando a una breve reseña histórica cabe considerar que para el siglo
XVII, XVIII Y XIX existe una fuerte disputa entre las escuelas del empirismo y el racionalismo que
se disputan el trofeo en cuando a la determinación que explique plenamente el fundamento de
la realidad, la objetividad. Para unos, como el caso representativo de Descartes, tal fundamento
reposa en la subjetividad del individuo, es decir, en aquel ámbito innato que no depende de
experiencia empírica alguna, siéndole posible a aquel ámbito proyectarse sobre éste; tal es el
caso de la matemática que, al no requerir del ámbito empírico para su formulación, puede sin
embargo explicar éste. Si se quiere realizar un puente, una bicicleta, un televisor, se precisa de
una inteligencia matemática que proyecte unas reglas, ecuaciones, gráficas, mediante las cuales
organiza el mundo material. Las expectativas de esto fueron ya descritas por Descartes al decir
que, si se conoce la fuerza del agua, la tierra, el fuego y el aire (materia prima en general) será
el hombre dueño de la naturaleza. Pasados cinco siglos desde la invención de la geometría
analítica las expectativas se han realizado poderosamente.

Para el empirismo también el entusiasmo por la modernidad tuvo acopio. También la


matemática y la física resultaron instrumentos eficaces para la producción de maquinaria e
investigación sobre el entendimiento humano. Para Bacon fue necesario afirmar la importancia
de derrocar los ídolos del pasado y hacer frente al mundo desde otra perspectiva del
pensamiento. Considero necesario reformular las políticas educativas de la Inglaterra del siglo
XVII y ponerlas a tono con el pensamiento mercantil e industrial para la producción de
mercancías. Hablo de la importancia de observar la naturaleza y obedecerla, despojando las
entelequias del pensamiento tomista- aristotélico que consideraba la teleología del mundo
como algo ajeno al hombre, sumiendo la visión en una mera contemplación reflexiva. Similar es
la actitud de Galileo Galilei, que en cada experimento realizado, mediante una previa
construcción intelectual, refuta las observaciones sin experimento de Aristóteles. Bacon
considera que los secretos de la naturaleza se revelan en el constante análisis de ella; su forma
de comportarse se expresa frente a estímulos externos, como cuando se quema, se rompe, se
congela, se comprime, se expande, se moja, cualquier tipo de material. Lo importante de este
breve resumen consiste en que para Bacon y la tradición que a partir de este pensador se sigue,
como el caso de Locke y Hume, es que la base de este modo de comprender la realidad del
individuo, en su manera de proceder intelectual y su relación con el mundo externo tiene su
base en la observación, la datación, la experimentación de aquella naturaleza que posee reglas
y leyes que es preciso descubrir, siendo necesario al mismo tiempo dejar de lado aquellos
conceptos que no tienen relación alguna con el mundo empírico, como es el caso de las ideas
innatas, las sustancias inmateriales como el alma, o la teleología de la naturaleza.

No es sencillo para la filosofía aceptar una simple definición de un término. Una breve sentencia
que pretenda poseer la comprensión plena de un término. Por lo general, cada cultura asigna
términos y conceptos mediante los cuales le es posible mantenerse en una relativa cotidianidad,
siendo familiar o cercano el ámbito en que vive debido a la capacidad del lenguaje de atribuir
significado. Cada cultura desarrolla nociones de lo bueno, lo malo, lo perfecto, lo bello, lo justo
y demás que, con el pasar del tiempo, se convierten en parte de la atmosfera que rodea a una
comunidad o sociedad. Sin embargo, tal naturalidad que procede de la vida cotidiana, que
procura mantener un orden y estabilidad, no es otra cosa que una producción particular del
pensamiento humano, el cual se ve enfrentado a determinados contextos territoriales, políticos,
sociales, culturales, etc. Si se aprecia hoy día un mapa como el de Colombia y se compara con
los mapas del siglo XIX, XVIII, XVII, se hace evidente que no se mantiene de manera lineal y única
el concepto del territorio geográfico, de acuerdo al ejemplo. En cuanto al término razón, o lo
puro y empírico ocurre de la misma manera siendo necesario para ello explicar minuciosamente
estos términos que han estado sometido a muchas discusiones y significados.

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