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Análisis comparativo, acuerdo de paz – Ley 975 de 2005

A lo largo de la historia de Colombia se evidencian diversos intentos jurídicos y


sociales por superar el conflicto interno que ha sufrido el país por razones
políticas, donde los actores han sido las guerrillas, auto defensas y el mismo
Estado, a todas luces generadores de víctimas y la transgresión del tejido social.
El siguiente escrito tiene por objetivo abordar un análisis comparativo entre dos de
las diversas medidas tomadas dentro de la superación del conflicto por vía
pacífica: la ley 975 de 2005 y el acuerdo de paz firmado con las fuerzas armadas
revolucionaras de Colombia (FARC) en el año 2016.

En primer lugar, se distancian en la naturaleza de ambos mecanismos, mientras


que la ley es fruto de la competencia legislativa del congreso, el acuerdo de paz es
un acto político, facultad de presidente de la república. Sumado a lo anterior, el
acuerdo de paz fue sujeto de contradicciones políticas, luego entonces su
desarrollo e implementación necesitaron (y necesitan) la refrendación del pueblo
(plebiscito por la paz) y el apoyo legislativo, toda vez que muchas de las medidas
requerían trámite vía congreso para ser convertidas en ley.

Sin embargo, la diferencia de mayor impacto es el alcance de los instrumentos


jurídicos, si bien coinciden en diversos aspectos (los cuales serán desarrollados
más adelante) distan en el hecho qué, el acuerdo de paz incluye un apartado para
la reforma rural integral (punto 1), la participación política de los ex combatientes
(punto 2), solución al problema de drogas ilícitas (punto 4) y los mecanismos de
implementación y verificación (punto 6). [Todos estos puntos hacen parte de la
estructura del acuerdo]

Dicho lo anterior, se observa que la Ley 975 de 2015, artículo 1, habla de todos los
grupos armados organizados (guerrilleas y/o autodefensas) en este sentido es una
medida de carácter general, al menos en lo que respecta a grupos armados con
intereses políticos. El acuerdo de paz por su parte solo incluye a las FARC Artículo
16.
Al ser una ley general, establece, por ejemplo, desmovilizaciones colectivas, pero
también individuales (artículos 10 y 11) en cambio, el caso de las FARC es en
definitiva una desmovilización colectiva y no contempla la modalidad individual por
no acomodarse al contexto determinado.

Otro de los elementos relevantes es la judicialización de los grupos armados. En el


caso de la ley 975 señala de forma específica un marco normativo cuyas bases se
establecen en los capítulos: tercero, sobre los principios procesales; cuarto, sobre
investigación y juzgamiento; quinto, sobre penas alternativas y sexto, sobre la
privación de la libertad.- crea una jurisdicción especial de paz para investigar a los
implicados dentro del proceso, junto con penas alternativas. Por su parte el
acuerdo de paz, si bien hace mención sobre los elementos descritos
anteriormente, es el congreso quién a través de la ley estatutaria de la jurisdicción
especial para la paz, reguló todos los aspectos procesales, de esto se manifiestan
dos hechos jurídicos relevantes, las FARC y demás actores del conflicto armado
donde esta fue partícipe, como fruto del acuerdo, se creó una jurisdicción
especializada, en cambio, la ley 975 de 2005 mantiene la competencia a la
jurisdicción ordinario, aunque impulsa un proceso acelerado, centrado en las
víctimas y con beneficios para los desmovilizados. A todas estas, ambos
instrumentos jurídicos también encuentran coincidencias significativas, de este
modo se señalan:

Dentro del derecho de las víctimas, se promueve la justicia, verdad, reparación y


no repetición (artículos 4, 6, 7, 8 y 48 de la ley 975 de 2005 y el punto 5 del
acuerdo de paz). Otra semejanza es la promoción del desarme, es decir, el fin de
las hostilidades bélicas, detallado en el artículo 9 de la ley 975 de 2005 y el punto
3 del acuerdo de paz. Dentro del mismo conflicto, a sabiendas que fueron
reclutados menores de edad, se insta a la entrega de estos a las autoridades, así,
el acuerdo lo contempla en el punto 3.2.2.5 (sobre reincorporación para los
menores de edad que han salido de los campamentos de las FARC-EP) y la ley
975 de 2005 lo señala en su artículo 64.
Finalmente, el último punto de similitud es sobre la memoria histórica, que la ley
975 de 2005 en su artículo 56 lo nombra como un deber, mientras que el acuerdo,
si bien no lo tiene como un punto específico, lo menciona a lo largo de todo el
documento: “La integralidad del Sistema contribuye también al esclarecimiento de
la verdad del conflicto y la construcción de la memoria histórica.” (Sobre el sistema
de verdad, justicia, reparación y no repetición) “En este nuevo escenario será
posible aportar a la construcción y preservación de la memoria histórica y lograr un
entendimiento amplio de las múltiples dimensiones de la verdad del conflicto…”
(Sobre la comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No
Repetición) “La población beneficiaria de los procesos de restitución recibirá
acompañamiento técnico y financiero para (…) fortalecimiento de los procesos
organizativos y de construcción de la memoria histórica para la reconciliación. “
(Sobre las medidas sobre restitución de tierras)

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