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Pergamino 1 – Nueva Vida

Hoy comienzo una nueva vida.


Hoy mudaré mi viejo pellejo que ha sufrido, durante tanto tiempo, las contusiones del fracaso
y las heridas de la mediocridad.

Hoy nazco de nuevo y mi lugar de nacimiento es una viña donde hay fruto para todos.

Hoy cosecharé uvas de sabiduría de las vides más altas y cargadas de fruta de la viña, porque
éstas fueron plantadas por los más sabios de mi profesión, los que han venido antes que yo de
generación en generación.

Hoy saborearé el gusto de las uvas frescas y ciertamente me tragaré la semilla del éxito que
está encerrada en cada una y una nueva vida retoñará dentro de mí.

La carrera que he escogido está repleta de oportunidades, y al mismo tiempo está llena de
angustia y desesperación, y los cadáveres de aquellos que han fracasado, si se los pusiera uno
encima del otro, proyectarían su sombra por encima de todas las pirámides de la tierra.

Y sin embargo yo no fracasaré como los otros, puesto que en mis manos sostengo las cartas de
los mejores navegantes las que me guiarán a través de las corrientes peligrosas hasta que
llegue a las playas que ayer me parecían solo un sueño.

El fracaso no será mi recompensa por la lucha. Así como la naturaleza no ha hecho provisión
alguna para que mi cuerpo tolere el dolor, tampoco ha hecho provisión para que mi vida sufra
el fracaso. El fracaso, como el dolor, es ajeno a mi vida. En el pasado lo acepté, como acepté el
dolor.

Ahora lo rechazo y estoy preparado para abrazar la sabiduría y los principios que me sacarán
de las sombras para internarme en la luz resplandeciente de la riqueza, la posición y la
felicidad, las que son muy superiores a mis más extravagantes sueños, hasta que aún las
manzanas de oro en el jardín de las Hespérides no serán otra cosa más que mi justa
recompensa.

El tiempo le enseña todas las cosas a aquel que vive para siempre, pero no puedo darme el lujo
de la eternidad.

Y sin embargo dentro del tiempo que se me ha asignado debo practicar el arte de la paciencia,
porque la naturaleza no procede jamás con apresuramiento. Para crear el olivo, el rey de todos
los árboles, se requieren 100 años.

Una planta de cebolla es vieja después de 9 semanas. He vivido como una planta de cebolla.
Pero no he estado conforme con ello.

Ahora quisiera ser el más grande de los árboles de olivo, y en realidad el más grande de los
Gerentes. ¿Y cómo lo lograré? Porque no tengo ni los conocimientos ni la experiencia para
alcanzar la grandeza, y ya he tropezado en la ignorancia y caído en el charco de la compasión
por mí mismo.

La respuesta es sencilla. Comenzaré mi viaje sin el estorbo de los conocimientos innecesarios o


la desventaja de una experiencia carente de significado. La naturaleza me ha proporcionado ya
el conocimiento y el instinto muy superiores a los de cualquier bestia en el bosque; y a la
experiencia se le ha asignado un valor exagerado, especialmente por los viejos que asienten
sabiamente con la cabeza y hablan estúpidamente.

Yo soy un hijo de Dios y nací solo para TRIUNFAR


Pergamino 1 – Nueva Vida
En realidad, la experiencia enseña sistemáticamente, y sin embargo su curso de instrucción
devora los años del hombre, de manera que el valor de sus lecciones disminuye con el tiempo
necesario para adquirir su sabiduría especial.

Y al final se ha malgastado en hombres que han muerto. Además, la experiencia se compara


con la moda. Una acción o medida que tuvo éxito hoy, será irresoluble e impráctica mañana.

Solamente los principios perduran y éstos poseo, porque las leyes que me conducirán a la
grandeza, figuran en las palabras de estos pergaminos.

Me enseñarán más a evitar el fracaso que a alcanzar el éxito, porque ¿qué es el éxito, es un
estado mental? ¿Qué dos personas, entre mil sabios, definirán el éxito con las mismas
palabras? Y sin embargo el fracaso se describe siempre de la misma forma.

El fracaso es la incapacidad del hombre de alcanzar sus metas en la vida cualesquiera que sean.

En realidad, la única diferencia entre aquellos que han fracasado y aquellos que han tenido
éxito reside en la diferencia de sus hábitos.

Los buenos hábitos son la clave de todo éxito. Los malos hábitos son la puerta abierta al
fracaso. De manera entonces que la primera ley que obedeceré, y que precede a todas las
otras es la siguiente:

Me formaré buenos hábitos y seré el esclavo de esos hábitos.

Cuando era niño, era esclavo de mis impulsos, ahora soy esclavo de mis hábitos, como lo son
todos los hombres crecidos. He rendido mi libre albedrío a los años de hábitos acumulados y
las acciones pasadas de mi vida han señalado un camino que amenaza aprisionar mi futuro.

Mis acciones son gobernadas por el apetito, la pasión, el prejuicio, la avaricia, el amor, temor,
medio ambiente, hábitos, y el peor de estos tiranos es el hábito.

Por lo tanto, si tengo que ser esclavo de los hábitos, que sea esclavo de los buenos hábitos.

Los malos hábitos deben ser destruidos y nuevos surcos preparados para la buena semilla.

Adquiriré buenos hábitos y me convertiré en su esclavo. ¿Y cómo realizaré esta difícil


empresa? Lo haré por medio de estos pergaminos, porque cada uno contiene un principio que
desalojará de mi vida un hábito malo y lo reemplazará con uno que me acerque al éxito.

Porque hay otra ley de la naturaleza que dice que sólo un hábito puede dominar a otro. De
manera que a fin de que estas palabras escritas cumplan la tarea para la cual han sido
designadas, debo de disciplinarme a mí mismo y adquirir el primero de mis nuevos hábitos que
es el siguiente:

Leeré

cada pergamino durante 30 días en esta forma prescrita antes de proceder a la lectura del
pergamino siguiente:

Primero, leeré las palabras en silencio cuando me levanto por la mañana. Luego leeré las
palabras en silencio después de haber participado de la comida del mediodía. Finalmente leeré
las palabras de nuevo antes de acostarme al finalizar el día, y aún más importante, en esta
oportunidad leeré las palabras en alta voz.

Yo soy un hijo de Dios y nací solo para TRIUNFAR


Pergamino 1 – Nueva Vida
Al día siguiente repetiré este procedimiento, y continuaré de esta manera durante 30 días.
Luego empezaré el siguiente pergamino y repetiré este procedimiento durante otros treinta
días. Continuaré de esta forma hasta que haya vivido con cada uno de los pergaminos, durante
30 días y mi lectura se haya convertido en hábito.

¿Y qué realizaré mediante este hábito? Reside aquí el secreto oculto de todas las realizaciones
del hombre. Al repetir diariamente las palabras, se convertirán pronto en parte integral de mi
mente activa, pero aún más importante, se filtrarán también hasta la otra mente mía, ese
misterioso cerebro que nunca duerme, que crea mis sueños, y con frecuencia me hace
proceder en una forma que no comprendo.

A medida que las palabras de estos pergaminos son absorbidas por mi misteriosa mente,
comenzaré a despertar, todas las mañanas, con una vitalidad que no he conocido nunca.

Mi vigor aumentará, mi entusiasmo se acrecentará, mi deseo de enfrentarme con el mundo


dominará a todos los temores que antes me asaltaban al amanecer, y seré más feliz de lo que
jamás había pensado que fuese posible, en este mundo lleno de luchas y de mucho dolor.

Finalmente, descubriré que reacciono ante todas las situaciones que me confrontan como los
pergaminos me ordenaron que reaccionara, y pronto estas acciones y reacciones serán fáciles
de realizar, porque todo acto se hace fácil con la práctica.

De manera entonces que nacerá un hábito nuevo y bueno, porque cuando un acto se hace fácil
mediante la repetición constante se convierte en un placer realizarlo, y si es un placer
realizarlo corresponde a la naturaleza del hombre el realizarlo con frecuencia.

Cuando lo hago con frecuencia se convierte en un hábito y yo me convierto en su esclavo y


puesto que éste es un buen hábito, ésta es mi voluntad. Hoy comienzo una nueva vida.

Y me hago un solemne juramento de que nada retardará el crecimiento de mi nueva vida. No


interrumpiré ni un día estas lecturas, porque el día que pierda no podrá recobrarse jamás ni
podré substituirlo por otro.

No debo interrumpir, no interrumpiré este hábito de la lectura diaria de estos pergaminos, y


en realidad, los pocos momentos que pase todos los días en este nuevo hábito serán un precio
insignificante que tendré que pagar por la felicidad y el éxito que serán míos. Y mientras leo y
releo las palabras de los pergaminos siguientes, no permitiré jamás que la brevedad de cada
pergamino ni la simplicidad de sus palabras me lleven a tratar livianamente el mensaje del
pergamino.

Miles de uvas se prensan para llenar una botella de vino y el hollejo y la pulpa son arrojados a
los pájaros. Así es con estas uvas de sabiduría de los siglos. Mucho se ha filtrado y arrojado a
los vientos.

Solamente la verdad pura yace destilada en las palabras que vendrán. Beberé según las
instrucciones y no derramaré ni una gota. Y la semilla del éxito ingeriré.

Hoy mi viejo pellejo se ha vuelto como polvo. Caminaré erguido entre los hombres y no me
reconocerán, porque hoy soy un nuevo hombre, con una nueva vida.

Yo soy un hijo de Dios y nací solo para TRIUNFAR

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