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5 - HIDROGEOLOGIA DE MENDOZA
CATALOGO
DE RECURSOS HUMANOS E INFORMACION
RELACIONADA CON LA TEMATICA AMBIENTAL
EN LA REGION ANDINA ARGENTINA
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INDICE
PROLOGO
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31/5/2020 CAP. 5 - HIDROGEOLOGIA DE MENDOZA
GENERALIDADES
El presente mapa de cuencas de agua subterránea, además de mostrar la ubicación de las cuencas,
presenta la distribución de las diferentes unidades estratigráficas aflorantes, agrupadas según sus
rasgos hidrogeológicos; además, las regiones hidrogeológicas en que se ha dividido la llanura
oriental de la provincia. Se ha realizado también una estimación del volumen del recurso hídrico
almacenado en el subsuelo, así como de las reservas económicamente explotables.
En este mapa se muestran también los cursos de agua de régimen permanente y no permanentes, con
indicación de los sitios de aforo y los caudales medios anuales calculados por Agua y Energía
Eléctrica de la Nación y EVARSA, según las series de datos disponibles de cada río.
Los embalses superficiales de Nihüil (260 hm3) y Valle Grande (160 hm3), sobre el río Atuel han
permitido el aprovechamiento energético del curso de agua y entregan este recurso al área poblada y
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cultivada del oasis San Rafael y General Alvear. Otro tanto ocurre con el río Diamante y los
embalses superficiales asociados de Agua del Toro (350 hm3) y Los Reyunos (220 km3).
En el cauce del río Tunuyán se encuentra el embalse del Carrizal (390 hm3), construído
principalmente para regular las entregas de agua superficial a las áreas cultivadas de la cuenca baja
de dicho río.
El clima es árido, las precipitaciones son principalmente estivales y varían desde 100 mm/año en el
norte de la provincia hasta 600 mm/año en la zona de cordillera. La evapotranspiración es elevada
por lo que se requiere del auxilio de la irrigación para el desarrollo de las áreas cultivadas de los
oasis norte, centro, sur y sur-oeste.
Todos los ríos corresponden a la cuenca del río Desaguadero-Salado, que actualmente se conporta
como arreica. Los caudales de los principales ríos se van incrementando de norte a sur, en
correpondencia con el aumento de las precipitaciones y por ende a la existencia de glaciares y
cuerpos de nieve en la alta cordillera, desde valores de 50 m3/s para el río Mendoza hasta 114 m3/s
para el río Grande.
Las aguas de todos los ríos son aprovechadas, con mayor o menor grado de efectividad, para la
provisión de agua potable, uso industrial, producción de energía eléctrica y para el riego de las áreas
cultivadas por lo que, luego de esos aprovechamientos, sus caudales disminuyen considerablemente.
En la actualidad, el río Desaguadero-Salado, colector del sistema, no vierte aguas al río Colorado,
debido, entre otras causas, al aprovechamiento de las aguas de los ríos en las partes altas y medias
de sus cuencas.
En todas las zonas de llanura se efectúa una intensa explotación de agua subterránea, a través de
más de 22.000 pozos construídos al efecto. El agua subterránea se encuentra alojada en embalses
subterráneos constituídos por materiales sedimentarios modernos de edad Cuartaria y en menor
medida Terciaria.
Todos los ríos y arroyos, al salir de la zona montañosa e ingresar a las zonas de llanuras, infiltran
agua en el subsuelo, constituyendo la principal vía de recarga de los reservorios subterráneos.
La base geológica utilizada para preparar el mapa aquí descripto es el mapa geológico de la
provincia a escala 1:500.000 publicado por la Secretaría de Minería de la Nación.
A - UNIDADES HIDROGEOLOGICAS
1. Unidad B. Basamento resistivo. Está formado por rocas compactas y, por ende, con resistividades
elevadas en los sondeos geoeléctricos. Este basamento resistivo está integrado por rocas
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Las rocas sedimentarias, así como muchas piroclásticas que se incluyen en el basamento han sido
compactadas o cementadas, de manera que han perdido total o casi totalmente la porosidad primaria
de los intervalos originariamente permeables.
Esta unidad, por lo tanto es no acuífera, salvo en las zonas donde sus rocas están fisuradas o, en el
caso de calizas, en aquellos lugares donde se han formado espacios porales por disolución.
Generalmente estos espacios con permeabilidad secundaria se extienden pocos metros bajo la
superficie; en ellos puede acumularse agua, casi siempre mineralizada, en pequeñas cantidades. Se
forman así acuíferos pobres que tienen limitadas aplicaciones.
2. Unidad VT. La integran basaltos y andesitas terciarios y cuaternarios, con algunas intercalaciones
piroclásticas y sedimentarias, que ocupan grandes extensiones en el sureste del territorio provincial.
El comportamiento de esta unidad con respecto al agua subterránea es muy variable. Esto se debe a
que, si bien las rocas que la constituyen suelen ser compactas, frecuentemente están fisuradas y
pueden tener espacios porales vesiculares que aumentan su porosidad y permeabilidad, sobre todo si
estas oquedades están comunicadas por fisuras. Además, las intercalaciones piroclásticas y
sedimentarias que no han sido cementadas pueden conservar porosidad intergranular eficaz.
De acuerdo con lo expresado, la unidad VT, si bien generalmente es resistiva, puede localmente
presentar marcadas variaciones en este parámetro geofísico.
Además, en las zonas donde las fisuras lleguen a la base de esta unidad, si por debajo de los mantos
volcánicos existen rocas sedimentarias permeables, estas rocas pueden ser un importante factor de
recarga de los acuíferos contenidos en estas sedimentitas.
3. Unidad KN. sedimentitas neocretácicas del Grupo Neuquén. Comprende rocas sedimentarias
clásticas de variada granometría y permeabilidad aflorantes en el sur y este de la provincia. Contiene
areniscas permeables mantiformes y filiformes portadoras de agua generalmente poco mineralizada:
en la provincia del Neuquén estos terrenos contienen importantes acuíferos en explotación.
Estas areniscas alternan con limolitas, lutitas y arcillitas impermeables, de modo que, en el subsuelo,
presentan condiciones de confinamiento o semiconfinamiento. En la cuenca de agua subterránea del
río Colorado, el Grupo Neuquén probablemente constituye la unidad acuífera más importante.
4. Unidad TS. sedimentitas miocenas y pliocenas. Afloran en varias provincias geológicas del
territorio mendocino: Cordillera Frontal y Principal, Precordillera, Bloque de San Rafael, Cerrillada
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Pedemontana y cuenca Neuquina. También existen asomos de estas sedimentitas en la zona cubierta
por rocas volcánicas (Unidad VT) generalmente subyaciendo a estas últimas.
En general estos terrenos tienen baja permeabilidad, salvo en algunas intercalaciones arenosas que,
en el subsuelo, contienen agua mineralizada. Por lo tanto, la unidad TS se caracteriza por sus
resistividades bajas: constituye así la base conductiva de los sedimentos pliocenos o cuaternarios
portadores de capas permeables acuíferas.
En la llanura oriental, en cambio, la parte superior de esta unidad, que se encuentra en el subsuelo,
está constituida predominantemente por areniscas con acuíferos explotables.
Estos depósitos terciarios, en su parte superior, también contienen capas conglomerádicas que
afloran, como se dijo anteriormente, en las zonas pedemontanas. Cuando está en el subsuelo, como
ocurre en la subcuenca de Carrizal-Tunuyán, esta sección conglomerádica (Formación Mogotes) es
acuífera en aquellas zonas donde la cementación y el material detrítico intersticial no han destruido
la porosidad eficaz de estos terrenos.
5. Limos y arcillas cuaternarios. Se han indicado las principales zonas de afloramiento de esta
unidad con líneas de trazos horizontales. Estos depósitos de granometría fina se encuentran en
barreales de algunos valles intermontanos, en zonas pedemontanas y en llanuras aluviales distales,
como la del río Mendoza. Frecuentemente son salinos, especialmente en zonas de descarga de agua
subterránea o donde la capa freática es poco profunda y provoca procesos de revenición de suelos.
Donde estos limos y arcillas tienen intercalaciones arenosas permeables, éstas contienen agua
mineralizada y lo mismo ocurre con cualquier capa permeable en contacto con los limos o
subyacente a éstos.
La unidad QS contiene la gran mayoría de los acuíferos explotables de los valles intermontanos y de
la llanura oriental. En las zonas pedemontanas proximales y medias, así como en los abanicos
aluviales, los acuíferos son libres. En cambio, en las zonas distales y llanura oriental en general los
acuíferos son confinados o semiconfinados.
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No son acuíferos por estar a grandes altitudes, pero conducen el agua originada por derretimiento de
los glaciares y de los campos de nieve.
En el caso de la llanura oriental, las características hidrogeológicas se asemejan a las de las grandes
llanuras. Es así que en esta extensa zona varían las características sedimentológicas de los acuíferos
y éstos se recargan por ríos que drenan diferentes áreas, cada una con distinta constitución
geológica. Por ende, las características químicas del agua varían dentro de la gran llanura.
Es así que la llanura oriental mendocina se puede subdividir en sectores diferenciables por sus
condiciones hidrogeológicas. Se suele denominar a los mismos provincias hidrogeológicas, o
regiones hidrogeológicas. Los límites entre estas regiones generalmente no están definidos, salvo en
los casos que haya altos estructurales donde la base conductiva o el basamento resistivo estén a poca
profundidad en el subsuelo. Donde tales elevaciones faltan, el pasaje de una región hidrogeológica a
otra suele ser transicional.
1. Cuenca de Yalguaraz
Esta depresión rellena por sedimentos cuaternarios tiene una extensión de unos 150 Km2. Al norte y
al sur está separada de otras cuencas de agua subterránea existentes en el valle de Uspallata-
Calingasta por altos estructurales del basamento no aflorante o parcialmente aflorante.
Teniendo en cuenta los rasgos morfoestructurales de ésta, es muy probable que el espesor del relleno
cuaternario supere los 100 metros. Si la mitad de este espesor está saturada, y si se aplica un
coeficiente de almacenamiento de 0,1, común para el tipo de sedimentos cuaternarios de los valles
intermontanos del centro oeste argentino, se podrá tener una idea del recurso mínimo almacenado en
la cuenca.
Este ascendería a 750 hm3, de los cuales un 5 o 6% constuiría las reservas económicamente
explotables.
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2. Cuenca de Uspallata
Situada al sur de la precedente, abarca unos 180 km2 cubiertos por sedimentos cuaternarios de
granometría mediana a gruesa. Los mejores acuíferos de esta cuenca se encuentran en los depósitos
de la parte central del valle. También existen acuíferos pobres: se encuentran en los terrenos
cuaternarios profundos y en algunos probablemente pliocenos, como los que afloran en las lomadas
de San Alberto (Vaca, 1993, en Pazos y otros, 1993).
En esta cuenca se han perforado algunos pozos surgentes, que evidencian que, además de los
acuíferos libres, existen otros confinados cuyas características se desconocen.
No se dispone de datos de subsuelo publicados, tales como espesores del relleno cuaternario ni de
los depósitos permeables probablemente pliocenos, ni tampoco de porosidades eficaces, etc., que
permitan una buena evaluación del volumen de agua almacenado en la cuenca de Uspallata.
Como en el caso anterior, se puede hacer una estimación probable del valor mínimo del recurso,
suponiendo un coeficiente de almacenamiento igual que en la cuenca de Yalguaraz y un espesor
saturado igual o mayor de 50 metros. Esta estimación no comprende el volumen almacenado en los
acuíferos confinados, por desconocer las características de la zona de confinamiento.
Con estas restricciones, la reserva de agua subterránea de la cuenca ascendería a no menos de 900 o
1.000 hm3, de los que un 6% constituiría las reservas económicamente explotables.
Constituye la zona denominada Centro por el C.R.A.S. Abarca unos 3.200 km2 y está delimitada al
oeste por la Cordillera Frontal. Al norte y al este la limitan los cordones de la Cerrillada
Pedemontana, mientras que, al sur, su límite se puede ubicar en la zona de lomadas que separan la
cuenca hidrográfica del río Tunuyán de la del Diamante, aproximadamente a los 34 28' de latitud
sur.
El relleno sedimentario cuaternario de esta cuenca comprende gravas, gravillas, arenas y depósitos
limoarcillosos depositados en bajadas pedemontanas y en los cauces de los 21 cursos de agua
permanentes que atraviesan esta depresión. Las áreas pedemontanas más extensas, como es de
suponer, son de la Cordillera Frontal, que abarcan la mayor parte de la cuenca. Los sedimentos
fluviales son muy permeables y reciben una abundante recarga. También es alta, en general, la
permeabilidad de los depósitos de las bajadas pedemontanas. En el este de la cuenca existe una
cubierta de limos loéssicos de origen eólico y pocos metros de espesor.
El espesor del relleno cuaternario llega a más de 300 metros. En la parte superior del mismo existe
un acuífero libre que llega a los 80 metros de profundidad. Por debajo se encuentra un paquete de
acuíferos confinados, entre los 85 a 250 metros y un segundo paquete confinado a profundidades
superiores a los 250 metros. Este último está muy poco explorado. Tomando un valor promedio de
200 m de espesor saturado el volumen de agua almacenado se estima en unos 96.000 hm3, de los
cuales aproximadamente el 5% constituirían las reservas económicamente explotables.
4. Cuenca de Malargüe
Comprende los valles medios de los ríos Atuel, Salado y Malargüe, y la zona que rodea a la laguna
Llancanelo. Su extensión puede estimarse en unos 6.500 o 7.000 km2, no es posible una estimación
más precisa porque el límite norte de la cuenca no está bien definido. El mismo es una zona de
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La práctica totalidad de los acuíferos en esta cuenca se encuentran en los depósitos cuaternarios que
la rellenan: gravas, gravillas, arenas, con intercalaciones limoarcillosas. Los sedimentos de texturas
más gruesas se han acumulado en bajadas pedemontanas, incluyendo aquí el importante abanico
aluvial de los ríos Atuel y Salado, al pie oriental de la Cordillera Principal y que ocupa una
extensión de 350 km2. Los restantes depósitos son de origen fluvial o de barreales, y de la laguna
Llancanelo. Estos sedimentos finos, en parte salinos, se concentran en la parte este y sureste de la
cuenca donde forman una faja orientada de norte a sur, con anchos entre 5 y 25 km a lo largo de
unos 70 km. Estos limos, donde contienen material salino, pueden mineralizar al agua contenida en
intervalos permeables intercalados o en contacto con ellos.
Las reservas de agua subterránea en esta cuenca, teniendo en cuenta esta circunstancia, se estiman
en 70.000 hm3 y las económicamente explotables en unos 2.100 hm3, teniendo en cuenta que en
gran parte de la cuenca existen condiciones de confinamiento y semiconfinamiento.
A diferencia de las anteriores, los principales acuíferos de esta cuenca se encuentran en intervalos
arenosos permeables del Grupo Neuquén, de edad cretácica superior (Unidad KN) que aflora a
ambas márgenes del río Colorado. Únicamente en el subálveo de este río se encuentran depósitos
cuaternarios acuíferos. Los restantes sedimentos de esta edad se encuentran en posición topográfica
elevada.
La extensión mínima de la porción mendocina de esta cuenca puede estimarse en 1.750 km2. Pero,
al norte y al este, donde los estratos del Grupo Neuquén están cubiertos por los basaltos de la parte
suroriental de la provincia, su límite no esta definido; si bien se conoce aproximadamente la zona de
acuñamiento de estas sedimentitas en el subsuelo, se desconocen los límites del área donde
contienen acuíferos. Por lo tanto, la extensión indicada más arriba es un valor mínimo.
La recarga de estos acuíferos proviene, muy probablemente, del río Colorado, por infiltración a
través de los depósitos permeables de su subálveo. Además, es de esperar que un significativo
volumen del agua que contienen provenga por infiltración a través de fisuras y otras oquedades de
las rocas basálticas cenozoicas que cubren a dichos depósitos cretácicos en las partes norte y este de
la cuenca.
Se puede efectuar una estimación mínima del volumen de agua almacenado en las capas permeables
del Grupo Neuquén. Para ello se tomará un espesor mínimo de depósitos acuíferos, 100 metros; por
perforaciones exploratorias de hidrocarburos se sabe que el espesor del Grupo Neuquén en este
sector de la cuenca es mucho mayor, pero se desconoce el de los intervalos acuíferos. Es poco
probable que el espesor de éstos sea menor que el aquí estimado.
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Sobre esta base, se tendría un volumen de 1750 hm3 almacenado en la cuenca, de los cuales entre
un 5 y un 10% constituirían las reservas económicamente explotables.
6. Llanura oriental
En el territorio mendocino, esta gran llanura se extiende entre el río Desaguadero y su prolongación
sur, el Salado, al este; el río San Juan, al norte; la Precordillera, la Cerrillada Pedemontana, el
Bloque de San Rafael, al oeste. Al sur del paralelo 35°, el límite suroccidental de la llanura se
encuentra donde comienzan los afloramientos basálticos, mientras que al sur continúa en la
provincia de La Pampa, pasando el paralelo 36°. Al este continúa en la provincia de San Luis,
estando limitada por los afloramientos del basamento resistivo de las sierras de Guayaguás, Las
Quijadas y el Gigante. Al sur de ésta, una serie de elevaciones del basamento resistivo no
interrumpen la continuidad de los afloramientos cuaternarios, que se prolongan en la cuenca llamada
de Beazley en esta última provincia. Entre los paralelos 34° y 34° 30', la sierra de Varela sirve de
borde de cuenca. Al sur de esta latitud, la llanura oriental se prolonga en la llanura sur de San Luis.
En territorio pampeano, esta llanura se prolonga unos 50 o 60 km al sur del paralelo 36°, donde una
serie de afloramientos discontinuos del basamento resistivo sirven de borde de cuenca.
En territorio mendocino, esta llanura oriental cubre unos 62.000 km2 cubiertos por sedimentos
fluviales, aluviales y eólicos cuaternarios, cuyo espesor y granometría tienden a disminuir de oeste a
este. En la parte occidental se encuentran depósitos acumulados en los pies de monte de las cadenas
montañosas y cerrilladas que le sirven de borde de cuenca. Además, en las llanuras aluviales
distales, así como en algunas llanuras de inundación de los ríos San Juan, Desagüadero, Mendoza,
Salado y Atuel se encuentran limos y arcillas, en parte de origen eólico, que forman barreales.
Por estar esta llanura atravesada por ríos cuyas cuencas imbríferas se encuentran en diferentes
provincias geológicas, en ella se encuentran áreas con diferentes rasgos hidrogeológicos. Son las
«regiones hidrogeológicas» mencionadas en páginas anteriores. En el estado actual de los
conocimientos (Pazos y otros, 1993) se han diferenciado las siguientes regiones hidrogeológicas: 1.
Región de los ríos Mendoza y Tunuyán; 2. Región entre los ríos Tunuyán y Diamante; 3. Región de
los ríos Diamante y Atuel, y, 4. Región Sur, que se describen a continuación.
Comprende la porción de la llanura oriental situada al norte del río Tunuyán y que, al norte, llega al
río San Juan y, en la provincia de este nombre, se prolonga en la cuenca del valle de Tulum inferior.
Corresponde esta región hidrogeológica a la zona denominada «Norte» por el Centro Regional de
Agua Subterránea. Su extensión es de 22.800 km2 (Pazos y otros, 1993) y se la divide en una zona
noroccidental, al oeste del río Mendoza, y una nororiental al este del mismo. Al oeste de la
Cerrillada Pedemontana, se encuentra la subcuenca de Carrizal-Tunuyán, de aproximadamente 450
km2 de extensión, separada de la zona noroccidental por el valle del río Mendoza, sin que haya una
separación geológica entre ambas.
En la zona noroccidental se encuentran depósitos cuaternarios pedemontanos, al oeste, y los del gran
abanico glacifluvial del río Mendoza. Estos depósitos están constituidos por gravas y arenas de
variada granometría. Hacia el este y norte pasan a los de la llanura aluvial proximal del mencionado
río: arenas y limos, con pocas gravillas. Más al norte se encuentra la llanura aluvial distal del mismo
río Mendoza, en la que predominan depósitos cuaternarios finos: limos y arcillas, a veces salinos,
con intercalaciones de arenas finas. En ambas partes de la llanura aluvial, por lo tanto, existen
localmente condiciones de confinamiento y mineralización del agua subterránea.
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Además de estos depósitos finos, se encuentran arenas y gravillas de los antiguos cauces y áreas de
sedimentación de los ríos Mendoza y Tunuyán, los primeros fácilmente reconocibles en fotografías
aéreas e imágenes satelitarias. Finalmente, extensas áreas de esta zona nororiental están cubiertas
por acumulaciones de arenas eólicas que en algunos lugares forman campos de dunas.
De acuerdo con estos datos, la presencia de intervalos permeables e impermeables en esta zona
favorece la existencia de condiciones de confinamiento y semiconfinamiento del agua en el
subsuelo.
Esta unidad conglomerádica se encuentra casi totalmente en la zona pedemontana. Hacia el este, se
produce una paulatina reducción de las texturas de estos sedimentos, de manera que en el subsuelo
de la llanura oriental, los terrenos terciarios cuspidales consisten predominantemente en arenas y
areniscas permeables que alternan con intervalos limoarcillosos. En gran parte de la zona nororiental
contienen acuíferos confinados, más pobres que los cuaternarios, pero frecuentemente con calidades
que permiten su eventual aprovechamiento futuro.
Con la finalidad de estimar las reservas de agua subterránea de esta vasta región hidrogeológica se
efectuan las siguientes consideraciones: se toma un espesor saturado promedio para toda la región
de solo 100 m y un coeficiente de almacenamiento promedio de 0,10. En los sectores apicales de las
cuencas de los rios Mendoza y Tunuyán inferior el valor del coeficiente de almacenamiento es
mayor, disminuyendo hacia los sectores distales de la misma. El espesor saturado en toda la región
en general es mayor que el tomado, ya que existen amplios sectores en donde las exploraciones
geofísicas señalan espesores sedimentarios cuaternarios de 500 y 600 m, además existen pozos que
explotan agua subterránea desde profundidades mayores de 350 m. y coincidentemente existen
acuíferos freáticos superficiales a pocos metros de profundidad. A los fines de no exagerar el
cálculo de reservas se toma un valor pequeño de espesor saturado de solo 100 m. Con estas
consideraciones el volumen de agua almacenado en el subsuelo es de 228.000 hm3, considerándose
solo el 3 % como económicamente explotable.
Su extensión en el territorio provincial es de unos 16.800 km2. Sus límites al norte y al sur,
respectivamente, son los ríos Tunuyán y Diamante. Al oeste, limitan a esta región hidrogeológica
los afloramientos terciarios de la Cerrillada Pedemontana, mientras que al este ofician de borde de
cuenca la sierra de Varela y los aislados afloramientos del basamento resistivo al sur de ésta, en
territorio de San Luis.
Los sedimentos cuaternarios que cubren esta región son gravillas, arenas, limos y arcillas,
generalmente con cierta proporción de material piroclástico, depositado por ríos permanentes y
efímeros, o acumulados por acción eólica. Las gravillas y gravas son escasas y se encuentran en
depósitos de cauces y paleocauces de ríos secos que descienden de la Cerrillada Pedemontana. Los
sedimentos finos en su mayor parte se encuentran en las partes distales de abanicos de
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explayamiento de dichos ríos secos. Además en algunos lugares se encuentran depósitos loéssicos
de variada extensión.
De acuerdo con lo expresado, en esta región existen cuerpos permeables mantiformes (arenas de
campos de dunas o de cauces amalgamados)y filiformes (arenas y gravillas de paleocauces
aislados). Por lo tanto, además de los acuíferos libres, existen condiciones de confinamiento y
semiconfinamiento en esta región hidrogeológica.
También pueden existir en esta porción de la llanura oriental acuíferos en intervalos permeables de
la parte superior de los terrenos terciarios.
Se extiende al sur del río Diamante hasta aproximadamente los 35° 20' de latitud. Hacia el este
continúa en la provincia de San Luis y su límite con la llanura sur de esta provincia parece ser
transicional. Al oeste el borde de cuenca es el Bloque de San Rafael. Esta región hidrogeológica
ocupa unos 13.500 km2 en el territorio provincial.
Los depósitos cuaternarios que cubren esta porción de la llanura oriental son, principalmente,
arenas, limos y arcillas, con diferentes cantidades de material de origen piroclástico. Depósitos de
gravas y gravillas se restringen a una angosta zona del pie de monte del Bloque de San Rafael, si
bien aquí también predominan las texturas arenosas. Las áreas cubiertas por arenas eólicas son más
extensas que en la región situada al norte del río Diamante.
Las reservas de agua subterránea se estiman en 135.000 hm3, de los que 4.050 constituyen las
reservas económicamente explotables.
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resistivo que sirven de borde de cuenca, mientras que al oeste, esta región hidrogeológica llega hasta
donde comienzan las acumulaciones de rocas volcánicas del sur de la provincia. La porción de esta
llanura en territorio mendocino abarca unos 9.000 km2.
En la parte oeste de la misma predominan depósitos de gravas, gravillas y arenas, provenientes del
Bloque de San Rafael y de las zonas cubiertas por rocas volcánicas. Por esta razón, estos sedimentos
contienen generalmente abundante material piroclástico. En parte han sido redepositados por acción
de ríos efímeros.
Al este de la faja con depósitos pedemontanos se encuentra la llanura aluvial distal del río Atuel.
Este río, al sur de la latitud 35° 30', pasa a ser temporario. Sus depósitos cubren una zona de unos 25
km de ancho y consisten en arenas finas limosas y limos en parte salinos. Al este de la llanura
aluvial predominan las arenas eólicas, que localmente forman campos de dunas. En general estas
arenas son medianas y finas.
En la zona pedemontana, si bien no hay ríos permanentes, el agua precipitada en la parte sur del
Bloque de San Rafael y en la zona cubierta por rocas volcánicas se infiltra rápidamente debido a la
buena permeabilidad de los depósitos cuaternarios. La mineralización aumenta de oeste a este y en
pozos cercanos a la llanura aluvial del río Atuel se encuentran aguas de mala calidad. Al este la
calidad empeora aún más y el agua subterránea existente en general es inapta para consumo humano
y usos ganaderos o agrícolas.
Por lo que antecede, las reservas de agua deben ser pobres y difíciles de estimar con la información
disponible. Si suponemos que, en la zona pedemontana existen 200 km2 con agua apta, un espesor
del Cuaternario saturado de 25 metros y un acuífero libre (esto es de esperar, dada la alta
permeabilidad de los sedimentos) y un coeficiente de almacenamiento de 0,1 (probablemente sea
mayor por las texturas arenosas y gravillosas predominantes en estos depósitos) la reserva de agua
subterránea sería de 500 hm3 de los que podría explotarse un 10%.
CONCLUSIONES
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La superficie total de la provincia de Mendoza es de 150.830 km2 y las cuencas de agua subterránea
ocupan el 49,31 % de su territorio, vale decir 74.380 km2. El resto está ocupado por cordilleras y
tierras malas.
Las áreas cultivadas se desarrollan en los valles intermontanos o en las zonas de llanura, formando
oasis cultivados, en coincidencia con las cuencas de agua subterránea.
Según el Censo de 1.994 la provincia de Mendoza tiene una población de 1.414.058 habitantes, que
se encuentra asentada principalmente en el área cultivada, en una relación del 98,5 %, respecto al
área de secano. Esta distribución responde principalmente a la disponibilidad de agua, tanto
superficial como subterránea.
El territorio provincial es recorrido por seis ríos permanentes: el Mendoza con un módulo de 50,4
m3/s, el Tunuyán con 28,7 m3/s, el Diamante con 34,8 m3/s, el Atuel con 38,4 m3/s, el Malargüe
con 9,5 m3/s y el Grande con 114 m3/s.
Con el agua de los ríos indicados, de los arroyos cordilleranos y la gran explotación del recurso
hídrico subterráneo se sustentan las crecientes demandas de agua potable, uso industrial y
agricultura.
RECOMENDACIONES
Debido a la importancia que tiene el recurso hídrico subterráneo como fuente capaz de proveer agua
en los periodos de déficit, es aconsejable extremar las medidas de control de las obras que permiten
su explotación.
Se debe programar, por cuenca, la explotación del recurso hídrico subterráneo, en conjunto con los
recursos hídricos superficiales, para lograr su complementación.
Así mismo se deben definir las zonas óptimas para la construcción de los pozos productores,
atendiendo a la litología de los materiales del subsuelo y a los parámetros hidráulicos definidos en
las etapas de exploración y explotación.
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31/5/2020 CAP. 5 - HIDROGEOLOGIA DE MENDOZA
Es conveniente que el número de pozos productores sea el mínimo posible, compatible con el uso
programado del agua, a fin de minimizar la alteración del subsuelo en las zonas de construcción de
las perforaciones y alcanzar además un rápido retorno de las inversiones.
Los estudios hidrogeológicos futuros permitirán conocer aun mas las áreas ocupadas por acuíferos
libres y por acuíferos confinados, definiendo las direcciones de flujo de las aguas subterráneas.
Estos conocimientos y los relativos a la ubicación de industrias, áreas urbanas y zonas cultivadas,
permitirán conocer la vulnerabilidad de los recursos hídricos subterráneos y por lo tanto diseñar
planes para su preservación.
Los pozos productores de agua subterránea deben estar construidos según las reglas del arte y de
ninguna forma es recomendable que la construcción de los mismos quede exclusivamente en manos
de particulares, sin el control y supervisión de los Organismos que el Estado determine.
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NOTAS:
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