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FOR
MA DE LOS CERROS EN PALCOMAYO
Cuentan los pobladores antiguos de Huancayo, que en el distrito de
Palcamayo, siempre había discusión entre los pobladores de este pueblo.
Pero hubo un día de tranquilidad, y ese día se vio interrumpido por unos
gritos en el distrito de Palcamayo y los pobladores comenzaron a correr
pues una gran serpiente se estaba comiendo a la gente.
Había un leñador que acarreaba su leña y se dirigía a su casa y vio desde
una loma que la serpiente gigantesca estaba matando a todos los pobladores
del distrito de Palcamayo.
Entonces el leñador agarrando su hacha se fue por detrás de la loma en la
entrada de Ochongacocha, se escondió y vio que el animal se acercaba,
entonces el leñador le tiró con su hacha y la partió en dos; la cabeza de la
serpiente voló a una loma llamada Cuncan, y la otra parte de su cuerpo voló
hacia el pueblo llamado Pallcuran, y que hasta la fecha se puede notar a
simple vista en cada loma las dos partes del cuerpo de la boa.
Mi
na de Yauricocha (Muky)
UTUSHKURO
Hace mucho tiempo sembraba papas en este hermoso valle un hombre llamado Pablo
Curo. Tenía una mujer joven y bella, le había dado varios hijos y como buena vallina
ayudaba a su marido en las tareas del campo y cuidaba con esmero los menesteres del
hogar.
Pablo Curo poseía una chacra de considerable extensión . Labraba la tierra de sola a sol
y sus cosechas eran abundantes y su progreso notable. Pero era ambicioso y egoista. Lo
quería todo para sí, era rico.
Una tarde vio venir a lo lejos a una anciana madre y dejando el azadón tirado sobre los
surcos corrió a su casa y obligó a su mujer y a sus hijos a esconderse entre las matas de
las papas para que la pobre viejecita creyendo que no estaba nadie se volviera a su casa
con las manos vacías. Sin embargo, la nuera era una mujer consciente y se negó a
esconderse. -Mi madre viene a pedirme papa. Está mal acostumbrada pidiendo no más
vive- dijo Pablo Curo.
-Es tu madre y no debes hacerte negar. Es como si le negaras agua a la madre tierra- le
recriminó su esposa. Desobedeció al marido y esperó en la puerta de la casa a la
anciana.
-Ay hijita- suspiró la viejecita . -Estoy enferma. todo el cuerpo me duele y no tengo que
comer.
La nuera la acogió del brazo y ofreciéndole una banca de quinhualito labrado le invitó a
ponerse bajo la sombra del alero del corredor.
-Siéntate mamita, descansa.
-Ay niña- dijo la anciana -¡Qué triste es vivir vieja y sola!.
-Pablo no está- se adelantó la nuera a la inevitable pregunta.
-Si hija, ya lo sé- se cruzó los brazos sobre el pecho la ancianita.
La nuera ingresó al interior de la casa y recordó las palabras de su marido: "Si te pide
papa dile que todavía no hemos cosechado", sin embargo, hizo un atado con papas
viejas y se lo dió a la anciana.
-De esto no se dará cuenta mi marido- le dijo y la despidió.
Cuando la anciana se fué, la mujer corrió a buscar a Pablo Curo entre los surcos y
levantó unas ramas caídas (yarash) de la papa y encontró al hombre convertido en un
repugnante gusano.
Desesperada la mujer hurgó la tierra y encontró que también sus hijos habían sufrido la
terrible transformación. El gusano adulto al verse descubierto hizo un ruido casi
inaudible de "utushhhsss, utushhhsss", y su mujer le llamó "Utushkuro".
Al ver angustiados a sus hijos la mujer los enterró más hondo para protegerlos y con el
tiempo ellos se cubrieron de una osamenta en forma de cáscara y más tarde se
transformaron en horribles mariposas que huyeron volando.
Y desde entonces la papa de los wankas de vez en cuando es invadida por el repugnante
"utushkuro" que la destruye. Los campesinos lo odian y cuentan a sus hijos la historia
de Pablo Curo para que sean buenos y sigan el ejemplo de su mujer, porque tampoco
ella se quedó asi.
Traspasada de pena particularmente por la muerte de sus hijos, quiso seguirlos y al no
poder lloró echada sobre los surcos. Y así la muerte la sorprendió, y al instante se
convirtió en un pajarito pequeñito y gritón que es gran amigo de los campesinos y
frecuentemente anda entre las muñas (planta también enemiga de los gusanos) y con su
cuerpo de sirena que le dijo que se quedaría con el toda la vida si él la seguía a donde
fuera que ella quisiese.
El hombre embobado por su belleza la siguió por toda la laguna y sin darse cuenta se
encontró adentrándose en las profundidades del lago, hacia un viaje acuático hasta el
fondo donde la sirena tenía una mansión de oro llena de lujos y comodidades. El
hombre vivió con la sirena un mes en el palacio submarino, despareciendo de la faz de
la tierra en todo ese tiempo que vivió con la mujer.
Al terminar el mes nadie sabe como llego a salir de la Laguna, pero salió
completamente loco y en medio de su soliloquio incomprensible conto su fascinante
historia que nadie se atrevió a negar porque le daba pena a la gente que lo escuchaba y
porque era enigmático saber donde había pasado tanto tiempo alejado de su hogar.
La increíble historia de este hombre cimento el mito tradicional de la gente del lugar
que decía que en las profundidades de la Laguna de Paca habitaba una hermosísima
Sirena de cabellos rubios que se lleva a todos hombres al fondo oscuro del lago
encantado, atraídos por su belleza para matarlos o volverlos locos cada noche de luna
llena.
Hace también ya muchísimo tiempo un cóndor gigante que iba volando por los valles de
interandinos diviso a dos indios humildes que caminaban juntos con dirección a una
ciudad del valle de Huancayo, ellos fueron vistos por la imponente ave que se lanzo con
crezca en abundancia la papa, y así seguían intercambiando tierras, hasta que los
pobladores del pueblo de Picoy por su ambición ya no querían traer mas la tierra roja y
no querían darles la tierra negra a los brujos, y de eso se dieron cuenta los brujos.
Desde ese entonces había discusión entre ellos y se declararon una batalla, entre los
brujos y los pobladores de Picoy.
En medio de éstos dos pueblos había una comunidad de nombre Cocon, entonces los
combatientes de Picoy se pusieron en lo más alto del cerro de Cocon y los brujos
estaban en lo más bajo.
Al ver los brujos que los pobladores de Picoy eran muchos, se dieron cuenta que no
podían vencerlos ya que ellos sólo eran dos, entonces se postraron al suelo y se pusieron
a llorar, fue en esos momentos que se nubló el cielo comenzó a llover fuerte y a caer
granizada y todos los pobladores de Picoy murieron arrasados por las aguas y granizo y
arrastrados hasta lo más bajo del cerro.
En la actualidad se puede ver que el cerro de Cocon presenta las mismas características
de cómo el agua y granizo arrasó a los pobladores de Picoy.