Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Síndrome de Down y Demencia
Síndrome de Down y Demencia
PARAJUÁ-POZO, ET AL
REVISIÓN
un inicio más precoz de la demencia. También señalan la pertenen- señalado en los 51 años. La prevalencia se incrementa con la edad
cia al género masculino como otro factor de riesgo independiente, [17]. La aparición de epilepsia a partir de los 40 años suele corre-
al contrario de lo que ocurre en la población general y a lo detectado lacionarse con signos de demencia [18]. Las crisis suelen ser ge-
en un grupo amplio de pacientes [10]. En el SD se ha demostrado neralizadas tonicoclónicas y mioclonías. A diferencia de lo que
un descenso en la densidad sináptica de la corteza sensitivo-motora ocurre con las mioclonías, las crisis generalizadas suelen respon-
entre las semanas 32 y 34 de gestación, así como una reducción de der bien a la medicación anticomicial, habitualmente con marca-
las hendiduras pre y postsinápticas [13]. Existe una anomalía en el dos efectos sedantes incluso con niveles dentro del espectro tera-
desarrollo dendrítico y una alteración en la expresión proteica [14]. péutico. Este mismo tipo de crisis, pero con menor frecuencia, se
Estas alteraciones afectarían a la transmisión sináptica que aprecia en la enfermedad de Alzheimer [19].
podría ser la causante de las alteraciones cognitivas y motoras de Se ha sugerido que el subgrupo de pacientes con enfermedad
la enfermedad. La preexistencia de estas anomalías congénitas, de Alzheimer y mioclonías tienen un comienzo más precoz de la
unidas a las lesiones neuropatológicas similares a las de la enfer- enfermedad. La existencia de mioclonías ha cobrado interés tras
medad de Alzheimer, podrían facilitar la aparición de un deterioro la localización en el brazo largo del cromosoma 21 del gen de la
en edades medias en las personas con SD. También se ha señalado epilepsia mioclónica progresiva tipo Unverricht-Lundborg. Al
la posible influencia del envejecimiento como facilitador. El en- igual que ocurre en la enfermedad de Alzheimer, un grupo similar
vejecimiento ocurre a edades tempranas en el SD. A diferencia de de pacientes con SD y demencia presentan signos parkinsonianos
la enfermedad de Alzheimer, donde el envejecimiento afecta a un del tipo acinético-rígido en la exploración.
cuerpo que por lo demás puede ser normal, en el SD hay una La valoración de las funciones basadas en el lenguaje y en la
afectación generalizada en todos los órganos. Estudios del cere- audición requiere un importante grado de cooperación y capaci-
bro con resonancia magnética (RM) demuestran que en el SD se tación para realizar las tareas, que suelen estar ausentes en las
encuentran frecuentemente tres marcadores de envejecimiento: personas con SD.
atrofia, lesiones en la sustancia blanca e hipointensidad de los Existe una buena revisión de todos los estudios neuropsicoló-
ganglios basales en T2 . La atrofia se relaciona con la existencia gicos que han intentado aproximarse al problema del deterioro
clara de demencia, pero no con un deterioro cognitivo leve. Los intelectual en el SD [20]. Los estudios que han utilizado escalas
estudios de flujo cerebral y de utilización regional de la glucosa conductuales indican un inicio del deterioro más tardío que el que
se afectan a partir de los 45 años [15]. se obtiene de trabajos que estudian el funcionamiento neuropsico-
lógico directamente. De los trabajos realizados se deduce que la
aplicación de las pruebas habituales en la población normal pue-
EVALUACIÓN DE LA DEMENCIA den no ser apropiada en las personas con SD, dado que éstas suelen
Se reconocen cuatro factores que limitan la aplicación de los cri- provocar el efecto ‘suelo’.
terios para la población general a los deficientes mentales [16]:
a) Distorsión intelectual: la habilidad disminuida para el pensa-
miento abstracto y a menudo para comunicarse de forma clara ULTRAESTRUCTURA Y GENÉTICA
dificultan la obtención de los síntomas subjetivos. Desde el punto de vista estructural, el cerebro es de bajo peso y la
b) Enmascaramiento psicosocial: la posesión de habilidades atrofia es de distribución global, con predominio en los lóbulos
sociales precarias, asociadas a vivencias pobres, provoca cua- frontal y temporal. Neuropatológicamente, se conoce la cronología
dros sintomáticos monótonos. de la aparición de los cambios en los cerebros de los sujetos con SD.
c) Desintegración cognitiva: el mismo acto de la entrevista clí- Tan pronto como en la segunda o tercera décadas es posible detectar
nica puede causar un estrés emocional que desencadene una la presencia de la proteína amiloide beta/A4, y una década después
alteración psiquiátrica atípica. aparecen las placas neuríticas y los ovillos neurofibrilares. La dis-
d) Exageración del estado basal: es difícil establecer el comien- tribución de estas lesiones y su neuroquímica es similar a la descrita
zo de un nuevo trastorno cuando se manifiesta a partir de en la enfermedad de Alzheimer. La existencia de algunas diferen-
déficit cognitivos o conductas anómalas previas. cias morfológicas en las placas neuríticas podría deberse al curso
más prolongado de la demencia en el SD que en la enfermedad de
Las bases diagnósticas del deterioro intelectual deben valorar el Alzheimer. La proteína amiloide beta/A4 contenida en el núcleo de
lenguaje, el comportamiento y la memoria auditiva y visual. Al ser las placas es similar en ambas entidades. El hecho de que las placas
habitual la existencia de afectación mental variable, es importante sean más grandes en el SD que en la enfermedad de Alzheimer
conocer el punto de partida intelectual. Debe conocerse el am- podría indicar un aumento en la producción de la proteína beta
biente que rodea al paciente con SD, pues puede actuar tanto como amiloide [21]. Esta proteína procede de un precursor que es la pro-
factor potenciador como enmascarador. En muchos casos deberá teína precursora del amiloide (PPA). El gen de la PPA se encuentra
recurrirse a los familiares o a los cuidadores, que podrán indicar en el cromosoma 21, de ahí su interés en el SD. Este gen se ha descrito
la aparición de trastornos conductuales o la pérdida de habilidades únicamente en unas pocas familias con enfermedad de Alzheimer de
previamente adquiridas y ejercitadas. comienzo temprano. Se han identificado seis mutaciones y todas
Sólo es posible valorar la memoria en los casos con afectación ellas conllevan una penetrancia total. El alelo APOE4 provoca una
leve. Los cambios en el comportamiento son los más frecuentes y anticipación en la edad de aparición de la enfermedad y aumenta el
llamativos, y pueden adoptar la forma de apatía, irritabilidad o contenido en amiloide [22]. Las placas seniles son inmunorreacti-
labilidad emocional. El deterioro en el lenguaje o los trastornos de vas para el APOE en el SD a partir de los 25 años. Se considera que
la marcha suelen aparecer en las fases iniciales del deterioro. La esta temprana detección conlleva una implicación patogénica. Se
precisión de incrementar la asistencia habitual en las labores de la ha implicado a los astrocitos en la formación de las placas seniles,
vida diaria (comer, vestirse) serán las claves en los pacientes con ya que ellos producen la APOE [23]. De todas formas, se sabe que
grave afectación. La edad media de inicio de la demencia se ha la relación con el gen de la PPA no es un factor decisivo, ya que se
encuentra en una zona del cromosoma que no es básica para que se ción excesiva en dosis terapéuticas. Aunque se ha informado de
produzca el SD. Otras sustancias diferentes a los neurotransmisores la utilidad del donepecilo [25], la experiencia es muy limitada
y cuyos niveles están alterados en ambas entidades son las poliami- (cuatro casos), por lo que se precisan estudios más amplios que
nas, las cuales participan tanto en el desarrollo cerebral como en establezcan la utilidad de la terapia colinérgica en el SD.
situaciones degenerativas [24].
CONCLUSIONES
TRATAMIENTO Es manifiesta la relación entre el síndrome de Down y la enferme-
En la actualidad, el tratamiento es sintomático. El médico que dad de Alzheimer desde el punto de vista neuropatológico. En la
trata pacientes con SD debe realizar controles periódicos que actualidad, los estudios genéticos favorecen que estamos ante una
evalúen las anomalías dependientes de la edad y aquellas, como vía final común con numerosos factores que interrelacionan. De-
las apneas del sueño o el hipotiroidismo, que pueden aparecer en bido a esta complejidad, deben aprovecharse circunstancias como
cualquier momento. Debe recordarse la alta sensibilidad a los las que unen a estas entidades para intentar profundizar en el
fármacos anticomiciales clásicos, que pueden ocasionar una seda- hecho de la demencia.
BIBLIOGRAFÍA
1. Hamerton JL, Cannings N, Ray M, Smith S. A cytogenic survey of 14,069 15. Schapiro MB, Haxby JV, Grady CL, Duara R, Schlageter NL, White B,
newborn infants. I. Incidence of chromosome abnormalities. Clin Genet et al. Decline in cerebral glucose utilization and cognitive function with
1975; 8: 223-43. ageing in Down’s syndrome. J Neurol Neurosurg Psychiatry 1987; 50:
2. Penrose LS. The relative effects of paternal and maternal age in mongol- 766-74.
ism. J Genet 1933; 27: 219-24. 16. Holland AJ, Karlinsky H, Berg JM. Alzheimer disease in persons with Down
3. Down JL. Observation on an ethnic classification of idiots. London Hos- syndrome: diagnostic and management considerations. In Berg JM, Kar-
pital. Clinical Lectures and Reports 1866; 3: 259-62. linsky H, Holland AJ. Alzheimer disease, Down syndrome and their rela-
4. Lejeune J, Gautier M, Turpin R. Etudes des chromosomes somatiques de tionship. Oxford: Oxford Medical Publications; 1993. p. 101.
neuf enfants mongoliens. Comptes Rendues Hebdomadaires des Séances 17. Evenhuis HM. The natural history of dementia in Down’s syndrome. Arch
de L’Académie des Sciences 1959: 248: 602-3. Neurol 1990; 47: 263-7.
5. Coleman M. Down’s syndrome. Pediatr Ann 1978; 7: 90-103. 18. Lai F, Williams RS. A prospective study of Alzheimer disease in Down
6. Pueschel SM. Clinical aspects of Down syndrome from infancy to adult- syndrome. Arch Neurol 1989; 46: 849-53.
hood. Am J Med Genet 1990; (Suppl 7): S52-6. 19. Hauser WA, Morris ML, Heston LL, Anderson VE. Seizures and myo-
7. Jervis GA. Early senile dementia in mongoloid idiocy. Am J Psychiatry clonus in patients with Alzheimer’s disease. Neurology 1986; 36:
1948; 105: 102-6. 1226-30.
8. Cutler NR, Heston LL, Davies P, Haxby JV, Schapiro B. Alzheimer’s dis- 20. Crayton L, Oliver C. Assessment of cognitive functioning in persons with
ease and Down's syndrome: new insights. Ann Intern Med 1985; 103: 566-78. Down syndrome who develop Alzheimer disease. In Berg JM, Karlinsky
9. Van Gool WA, Evenhuis HM, Van Duijn CM. A case-control study of H, Holland AJ. Alzheimer disease, Down syndrome and their relation-
apolipoprotein E genotypes in Alzheimer’s disease associated with ship. Oxford: Oxford Medical Publications; 1993: 135-53.
Down’s syndrome. Ann Neurol 1995; 38: 225-30. 21. Hyman BT, West HL, Rebeck GW, Buldyrev SV, Mantegna RN, Ukleja
10. Lai F, Kammann MS, Rebeck GW, Anderson A, Chen Y, Nixon RA. M, et al. Quantitative analysis of senile plaques in Alzheimer disease:
APOE genotype and gender effects on Alzheimer’s disease in 100 adults observation of log-normal size distribution and molecular epidemiology
with Down syndrome. Neurology 1999; 53: 331-6. of differences associated with apolipoprotein E genotype and trisomy 21
11. Sekijima Y, Ikeda S, Tokuda T, Satoh S, Hidaka H, Ishikawa M, et al. (Down syndrome). Proc Natl Acad Sci 1995; 92: 3586-90.
Prevalencia de la demencia de tipo Alzheimer y de los fenotipos de la 22. Tanzi RE, Kovacs DM, Kim TW, Moir RD, Guenette SY, Wasco W. The
apolipoproteína E en los pacientes de edad avanzada con síndrome de gene defects responsible for familial Alzheimer’s disease. Neurobiol Dis
Down. Eur Neurol 1998; 1: 347-50. (Ed. española). 1996; 3: 159-68.
12. Schupf N, Kapell D, Nightingale B, Rodríguez A, Tycko B, Mayeux R. 23. Arai Y, Mizuguchi M, Ikeda K, Takashima S. Developmental changes of
Earlier onset of Alzheimer’s disease in men with Down syndrome. Neu- apolipoprotein E immunoreactivity in Down syndrome brains. Dev Brain
rology 1998; 50: 991-5. Res 1995; 87: 228-33.
13. Becker L, et al. Growth and development of the brain in Down syn- 24. Seidi R, Beninati S, Cairns N, Singewald N, Risser D, Bavan H, et al.
drome. The morphogenesis of Down syndrome. Wiley-Coss; 1991. p. Polyamines in frontal cortex of patients with Down syndrome and Alzhe-
133-52. imer disease. Neurosci Lett 1996; 206: 193-5.
14. Takashima S, Lida K, Mito T, Arima M. Dendritic and histochemical 25. Kishnani PS, Sullivan JA, Walter BK, Spiridigliozzi GA, Doralswamy
development and ageing in patients with Down syndrome. J Intellect Dis- PM, Rama Krishnan KR. Cholinergic therapy for Down’s syndrome.
abil Res 1994; 38: 265-73. Lancet 1999; 353: 1064-5.