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COVID-19

Los casos reportados del virus en el resto del mundo ya confirmados, superan los que confirman las autoridades chinas
para su país, en este mismo momento existen 417.000 casos confirmados de COVID-19 en el mundo. Mientras que en
China el brote parece haberse estabilizado, en Europa, África y América Latina el número de casos crece. Otra cifra que
llama atención en los medios, es la del número de muertes por país. Países como China, Irán, Italia y España son los que
se han registrado mayor número de decesos por el COVID-19. Se tiene que tener en cuenta que la cifra de pacientes que
se han recuperado luego de resultar infectados con el virus. El brote registra una tasa de mortalidad de 3,84 por ciento
en todo el planeta. La tasa de recuperados del nuevo coroavirus, en relación al número de casos totales, es de un 45 por
ciento en todo el planeta.

IMPACTO POLITICO

La mayoría de daños causados por el virus se deben a la falta de líderes capacitados para gobernar. Según esto Donald
Trump, Boris Johnson, Recep Erdogan y Vladimir Putin, por mencionar tan sólo algunos ejemplos, no fueron capaces de
manejar sus Estados de manera eficiente a la hora de enfrentar la enfermedad. Las sociedades deberían por lo tanto
rescatar al tipo de políticos y tecnócratas que tuvieron en el pasado. Según el profesor de Oxford Ian Goldin, si bien la
globalización ha ayudado a disminuir la pobreza también ha facilitado la expansión de las pandemias. Y esto se debe a
que el rápido crecimiento de las ciudades chinas y la concentración de la industria financiera en unas pocas ciudades,
debido a la desregulación del sector, habrían generado las condiciones de hacinamiento y cercanía necesarias para que
el coronavirus se propague. Este tipo de argumentos podría brindarle munición a los políticos que se oponen a la versión
más ambiciosa de la globalización. En el plano de la política internacional, los prejuicios nacionalistas también podrían
alimentar la rivalidad entre Estados Unidos y China.

IMPACTO ECONOMICO

Durante los últimos días, la incertidumbre y el desconocimiento sobre la epidemia Covid-19 también ha llegado a los
mercados de valores y economías de todo el mundo y la dificultad para frenar la expansión de la epidemia ha obligado a
los gobiernos a aplicar medidas extraordinarias, como cerrar edificios públicos, empresas y comercios, además de limitar
la movilidad, como consecuencia se ha reducido la producción, el consumo y el turismo en la mayoría de países
afectados. Y eso tiene consecuencias económicas. Organismos internacionales como la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) advierten de que la pandemia puede
reducir el crecimiento económico mundial en 2020. En una situación como esta, los estados se ven obligados a inyectar
grandes cantidades de dinero para que el sistema siga funcionando: por ejemplo, que las personas que se han quedado
temporalmente sin trabajo sigan cobrando para poder pagar las facturas, o que las empresas que no pueden producir
puedan pagar a sus trabajadores, como Francia, han anunciado que se suspende el pago del alquiler y de las facturas de
la luz, gas o agua, mientras el propio Estado se hará cargo de pagar los créditos bancarios de la gente que no pueda
asumirlos por culpa de la epidemia.

*La caída de las bolsas de valores: Que las empresas dejen de producir y la gente deje de consumir también tiene
efectos sobre las bolsas y mercados de valores, donde se comercia con el valor de las empresas y las materias primas
como el pasado 9 de marzo se convirtió en el segundo “lunes negro” consecutivo en las bolsas mundiales, como
consecuencia de las medidas preventivas contra el coronavirus. Desde entonces, la situación no ha hecho más que
empeorar con caídas pronunciadas en los mercados globales y una semana después, el 16 de marzo, los inversores y
empresas se despertaron con caídas cercanas al 10% en la bolsa de Nueva York, considerada una de las más importantes
del mundo. En España, el Ibex 35 ha experimentado perdidas aún mayores y, junto a Italia, es de los países más dañados
por la Covid-19. Algunos temen que la pandemia del Coronavirus SARS-CoV-2 pueda desencadenar una nueva crisis
económica similar a la del 2008, que tuvo efectos a nivel mundial.

Y como dice la famosa periodista y activista canadiense Naomi Klein dice que la crisis por coronavirus, al igual que otras
anteriores, podría ser un catalizador para derramar ayuda económica sobre los sectores más ricos de la sociedad, entre
quienes están los que tiene más responsabilidades por la actual vulnerabilidad, y ofrecerle casi nada a la masa de
trabajadores y pequeños comerciantes. En 2007, Klein publicó el libro “La doctrina del shock. El auge del capitalismo del
desastre”. Ahora sostiene que el plan del presidente Trump es una doctrina de shock pandémico. En un nuevo video
realizado para The Intercept, medio para el que es corresponsal, Klein sostiene que es vital que la gente luche por un
tipo de cambio transformador que pueda no solo limitar los peores efectos de la crisis actual sino, además, poner a la
sociedad en un sendero mas justo.

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