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3^ ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO KNOBEL

BIBLIOGRAFIA

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Montevideo, Revista Uruguaya de Psicoanálisis, terminación de la fenomenología expresiva en
XVII, n9 4, 1961. esta edad de la vida. Por supuesto, lo mismo
Josselyn, Irene M.: El adolescente y su mundo. Bue- cabría señalar para cualquier otra etapa vital
nos Aires, Psique. del ser humano. Es por ello que considero que,
Pearson, G.: La adolescencia y el conflicto de las ge- en general, cuando se establecen criterios dife-
neraciones, Buenos Aires, Siglo Veinte.
renciales de tipo social, sociocultural, económico,
etcétera, como predominantes en el estudio de
la adolescencia, se está escotomizando, por lo
menos en parte, el probiema básico fundamental
de la circunstancia evolutiva que significa esta
etapa, con todo su bagaje biológico individua-
lizante.
Estudiar la adolescencia, tan sólo como una
característica social determinada sería realizar
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LA ADOLESCENCIA NORMAL 37

una abstracción muy parcial de todo un proceso sales. Pretender que el redespertar de la sexua-
humano que es necesario considerar dentro de lidad en el nivel de madurez genital no es un
una verdadera totalidad del conocimiento de la fenómeno básico de la adolescencia en nuestro
psicología evolutiva. medio, sería como pretender que el proceso mis-
Considero que, de acuerdo con lo que acabo mo de la civilización no acontece en la realidad
de señalar, este período de la vida, como todo y que toda la circunstancia socioeconómica de
fenómeno humano, tiene su exteriorización ca- desarrollo no ha sucedido y que la civilización
racterística dentro del marco cultural-social en no ha ocurrido como un fenómeno que incide
el cual se desarrolla. Así, debemos por una par- directamente sobre la personalidad. Sería tam-
te considerar la adolescencia como un fenómeno bién admitir que no ha habido una sexualidad
específico dentro de toda la historia del desarro- previa y que la personalidad es un sinónimo di-
llo del ser humano, y, por otra parte, estudiar recto de madurez únicamente. Según este crite-
su expresión circunstancial de tipo geográfico rio se podría arribar a la. conclusión, absurda
y temporal histórico-social. por cierto desde el punto de vista evolutivo, de
Ya G Stanley Hall sostenía que el desarrollo que sólo los adultos tendrían personalidad y,
y las concomitancias de conducta del mismo se también por eso, sólo ellos tendrían sexualidad.
producen "de acuerdo con pautas inevitables, Teniendo en cuenta estos conceptos, al apro-
inmutables, universales e independientes del ximarnos a la adolescencia en nuestro medio y
ambiente sociocultural" (Muuss) (50). Aunque con la objetividad necesaria para el investiga-
esta idea ha sido sumamente discutida y refu- dor —que implica, por supuesto, considerar la
tada, en especial por los psicólogos sociales, ve- situación actual del propio investigador y del
mos que el concepto básico pasa por períodos objeto investigado—, nos ubicamos en el aquí y
de revitalización y que aun investigadores alta- ahora del mundo adolescente, como un presente
mente calificados del campo psicológico social, actual, reconociendo que por razones de ideolo-
como Sherif y Sherif, reconocen que 'ios prin- gía científica tenemos un preconcepto que de-
cipios psicológicos fundamentales que obran en fine nuestro marco referencial teórico.
todos estos ambientes sociales podrían ser los La experiencia psicoanalítica del tratamiento
mismos" (61). de adolescentes que concurren o son traídos a la
No hay duda alguna de que el elemento socio- consulta, muchas veces por consideraciones no
cultural influye con un determinismo específico sólo de tipo patológico en el sentido estricto del
en las manifestaciones de la adolescencia, pero término, sino de conducta considerada como
también tenemos que tener en cuenta que tras "anormal" dentro del marco familiar o social
esa expresión sociocultural existe un basamento de nuestro medio, y la experiencia psicoanalítica
psicobiológico que le da características univer- con adolescentes con verdaderos trastornos psi-
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copatológicos, que no son sino la expresión mag- formularse los conceptos que tiene acerca de sí
nificada, distorsionada, pero que ocurre en la mismo y que lo lleva a abandonar su autoima-
evolución normal, nos brinda otra fuente de i n - gen infantil y a proyectarse en el futuro de su
formación. Si a ello unimos los grupos de pa- adultez. E l problema de la adolescencia debe
dres, los tratamientos de adultos en donde se ser tomado como un proceso universal de cam-
hace una reconstrucción del mundo de su ado- bio, de desprendimiento, pero que se teñirá con
lescencia, veremos otra perspectiva m á s de lo connotaciones externas peculiares de cada cul-
que significa este período evolutivo. Debemos tura que lo favorecerán o dificultarán, según las
añadir a esto la experiencia con grupos de circunstancias.
orientación de padres, los de orientación para Abstraer la adolescencia del continuum que es
madres y grupos de discusión de jóvenes y de el proceso evolutivo y estudiarla tan sólo como
adultos, como otro de los aspectos significa- una etapa preparatoria para la madurez, signi-
tivos para comprender lo que ocurre con la fica para mí un adultomorfismo que es necesa-
adolescencia. rio superar, ya que induce a prejuicios de i n -
Por otra parte, también he investigado me- vestigación, a los que después resulta difícil
diante la utilización de cuestionarios, tests psi- substraerse. Esto no implica negar que el sino
cológicos, grupos de discusión con adolescentes, de la adolescencia es integrarse en ese mundo
completando esto con investigaciones sistemáti- del adulto en donde t e n d r á que aceptar su nue-
cas desde el punto de vista de la indagación va configuración de ser humano, su morfología
psicológica, lo que me ha permitido arribar a adulta y la capacidad del ejercicio de su geni-
algunas conclusiones que son las que trato de talidad para la procreación.
unificar y transmitir aquí (30) (31) (35) (36)
Enfocado así el problema de la adolescencia,
(40) (41).
esta metodología podría aparecer poco sistemá-
Concuerdo con Sherif y Sherif (61) en que la tica. Sin embargo, debemos tener presente, como
adolescencia e3tá caracterizada fundamental- lo han señalado Thorpe y Johnson (66) que al-
mente por ser un período de transición entre la
gunos estudios muy sistemáticos pueden estereo-
pubertad y el estadio adulto del desarrollo y
tipar al adolescente individual y dar un cuadro
que en las diferentes sociedades este período
equivocado.
puede variar como varía el reconocimiento de la
condición adulta que se le da al individuo. Sin En trabajos anteriores (30) (32) (33) (34)
embargo, existe, como base de todo este proceso, (35) he llegado a definir a la adolescencia como:
una circunstancia especial, que es la caracterís- "la etapa de la vida durante la cual el individuo
tica propia del proceso adolescente en sí, es de- busca establecer su identidad adulta, apoyán-
cir, una situación que obliga al individuo a re- dose en las primeras relaciones objetales-paren-
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tales internalizadas y verificando la realidad medio determinado, se rige por las normas so-
que el medio social le ofrece, mediante el uso de ciales vigentes en forma implícita o explícita.
los elementos biofísicos en desarrollo a su dis- He señalado en otra oportunidad (32) que la
posición y que a su vez tienden a la estabilidad normalidad se establece sobre las pautas de
de la personalidad en un plano genital, lo que adaptación al medio, y que no significa someti-
sólo es posible si se hace el duelo por la identi- miento al mismo, sino más bien la capacidad de
dad infantil". Por supuesto, doy por sobre- utilizar los dispositivos existentes para el logro
entendido que cuando hablo de identidad, como de las satisfacciones básicas del individuo en
ya lo he indicado, hablo de un eontinuum y que una interacción permanente que busca modifi-
no me estoy refiriendo a la capacidad que tiene car lo displacentero o lo inútil a través del lo-
el adolescente para lograr una identidad deter- gro de sustituciones para el individuo y la co-
minada, como veremos enseguida. munidad. Por supuesto que, como lo destaca
El proceso de duelo es básico y fundamental J. A. Merloo (45), la personalidad bien inte-
y se expone en los capítulos que, con la inspi- grada no es siempre la mejor adaptada, pero
ración y siguiendo las ideas fundamentales de tiene, sí, la fuerza interior como para advertir
Arminda Aberastury, se presentan en este libro. el momento en que una aceptación temporaria
Pienso que la estabilización de la personalidad del medio puede estar en conflicto con la reali-
no se logra sin pasar por un cierto grado de zación de objetivos básicos, y puede también
conducta "patológica" que, según mi criterio, de- modificar su conducta de acuerdo con sus nece-
bemos considerar inherente a la evolución nor- sidades circunstanciales. Este es el aspecto de la
mal de esta etapa de la vida. conducta en que el adolescente en términos ge-
Frente a un mundo tan cambiante y a un in- nerales puede fallar. A l vivir una etapa fun-
dividuo que, como el adolescente, presenta una damental de transición, su personalidad tiene
cantidad de actitudes también cambiantes, éste características especiales que nos permiten ubi-
no puede sino manejarse en una forma muy es- carlo entre las llamadas personalidades "margi-
pecial, que de ninguna manera puede compa- nales", en el sentido de la adaptación y la inte-
gración que acabamos de esbozar. Anna Freud
rarse siquiera con lo que sería la verdadera nor-
(21) dice que es muy difícil señalar el límite
malidad en el concepto adulto del término.
entre lo normal y lo patológico en la adolescen-
El concepto de normalidad no es fácil de
cia, y considera que, en realidad, toda la con-
establecer, ya que en general varía en relación
moción de este período de la vida debe ser esti-
con el medio socioeconómico, político y cultural,
mada como normal, señalando además que sería
como ya lo he indicado. Por lo tanto, resulta
anormal la presencia de un equilibrio estable
generalmente una abstracción con validez ope- durante el proceso adolescente.
racional para el investigador que, ubicado en un
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LA ADOLESCENCIA NOKMAL 43

Las luchas y rebeldías externas del adoles- Sobre estas bases, y teniendo en cuenta el cri-
cente no son m á s que reflejos de los conflictos terio evolutivo de la psicología, considero que
de dependencia infantil que íntimamente aún la adolescencia, más que una etapa estabilizada,
persisten. Los procesos de duelo obligan a actua- es proceso, desarrollo, y que por lo tanto su apa-
ciones que tienen características defensivas, de rente patología debe admitirse y comprenderse
para ubicar sus desviaciones en el contexto de
tipo psicopático, fóbico o contrafóbico, maníaco
la realidad humana que nos rodea.
o esquizoparanoide, según el individuo y sus
circunstancias. Es por ello que considero que El adolescente atraviesa por desequilibrios e
puedo hablar de una verdadera "patología nor- inestabilidad extremas de acuerdo con lo que
mal" del adolescente, en el sentido de que pre- conocemos de él. En nuestro medio cultural, nos
cisamente éste exterioriza sus conflictos de muestra períodos de elación, de ensimismamien-
acuerdo con su estructura y sus experiencias. to, alternando con audacia, timidez, incoordina-
ción, urgencia, desinterés o apatía, que se suce-
Así como sabemos que hay fantasías psicóti- den o son concomitantes con conflictos afecti-
cas en el. bebe —por nuestra experiencia clínica vos, crisis religiosas en las que se puede oscilar
psicoanalítica— vemos en la adolescencia la ex- del ateísmo anárquico al misticismo fervoroso,
teriorización, modificada por la experiencia pre- intelectualizaciones y postulaciones filosóficas,
via, de los remanentes de esas fantasías. ascetismo, conductas sexuales dirigidas hacia el
Para Erikson existe en la adolescencia un heteroerotismo y hasta la homosexualidad oca-
cambio que es fundamentalmente crítico. Este sional. Todo esto es lo que yo he llamado una
autor habla de tres estadios en el proceso evo- entidad semipatológica, o si se prefiere, un
lutivo, que sintetiza en: niño, adolescente y "síndrome normal de la adolescencia" (30) (32)
adulto, basándose en conceptos de Piaget, y (34) (35.) (36). Debo aquí también señalar,
aceptando que uno no es un adulto adulto (ni parentéticamente, que estas características no
son exclusivamente nuestras, de nuestro medio
fue un niño niño, n i se convirtió en adolescente
particular, sino que es posible verlas en distin-
adolescente) sin lo que Piaget llama "conflicto"
tas culturas y dentro de distintos marcos socio-
y que él prefiere llamar "crisis" (17). Destaca
económicos de vida como lo he podido apreciar
entonces que, "de hecho, para cada unidad de en el Seminario Psiquiátrico Transcultural sobre
éstas, corresponde una crisis mayor, y cuando, Adolescencia realizado en mayo de 1968 por la
por cualquier razón, una crisis tardía es severa, Asociación Norteamericana de Psiquiatría du-
se reviven las crisis más tempranas". La ado- rante su 124* Congreso Anual (37). La mayor
lescencia adolescente es entonces, según este o menor anormalidad de este síndrome normal
criterio, también conflictiva, como fácilmente al que acabo de referirme, se deberá, en gran
se puede inferir.
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parte, a los procesos de identificación y de duelo Deliberadamente acepto la contradicción que


que haya podido realizar el adolescente. En la ¿significa el asociar síndrome, que implica enti-
medida en que haya elaborado los duelos, que dad clínica, con normalidad, que significaría
son en última instancia los que llevan a la iden- estar fuera de la patología. Sin embargo, el con-
tificación, el adolescente verá su mundo inter- vivir social y nuestras estructuras instituciona-
no mejor fortificado y, entonces, esta normal les nos hacen ver que las normas de conducta
anormalidad será menos conflictiva y por lo están establecidas, manejadas y regidas por los
tanto menos perturbadora. individuos adultos de nuestra sociedad. Es sobre
esta intercorrelación generacional, y desde la
mira regente y directiva, que podemos, y creo
EL SINDROME NORMAL yo que debemos, estar capacitados para obser-
var la conducta juvenil como algo que aparente-
DE L A ADOLESCENCIA
mente es seminormal o semipatológico, pero que
sin embargo, frente a un estudio más objetivo,
Sintetizando las características de la adoles-
desde el punto de vista de la psicología evolu-
cencia, podemos describir la siguiente "sintoma-
tiva y de la psicopatología, aparece realmente
tología" que integraría este síndrome: 1) bús-
como algo coherente, lógico y normal.
queda de sí mismo y de la identidad; 2) tenden-
cia grupal; 3) necesidad de intelectualizar y Por otro lado, esta manera de encarar el pro-
fantasear; 4) crisis religiosas que pueden ir blema permite aceptar los desajustes y desen-
desde el ateísmo más intransigente hasta el cuentros, valorarlos con mayor corrección y uti-
misticismo más fervoroso; 5) desubicación tem- lizar el impacto generacional no como fuente de
poral, en donde el pensamiento adquiere las conflictos negativos, sino más bien como encuen-
características de pensamiento primario; 6) tro inquietante que facilite el desarrollo de la
evolución sexual manifiesta que va desde el humanidad.
autoerotismo hasta la heterosexualidad genital Veamos ahora las características fundamen-
adulta; 7) actitud social reivindicatoría con tales de las situaciones antes enunciadas como
tendencias anti o asocíales de diversa intensi- "síntomas".
dad; 8) contradicciones sucesivas en todas las
manifestaciones de la conducta, dominada por
1. Búsqueda de sí mismo y de la identidad
la acción, que constituye la forma de expresión
conceptual más típica de este período de la vida; Establecido el aparato psíquico inmediata-
9) una separación progresiva de los padres, y mente después del nacimiento (28) y aceptan-
10) constantes fluctuaciones del humor y del do además que el psiquismo está ya estructurado
estado de ánimo. de una determinada manera durante el período
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embrionario y fetal (54), vemos que se comien- libidinal y con la interacción tumultuosa de los
zan a elaborar las ansiedades básicas, substrato procesos psicológicos básicos de disociación,
de la personalidad desde el nacimiento mismo, proyección, introyección e identificación, irán es-
en un proceso psicológico que en un continuum tableciendo, de una manera algo confusa al prin-
llevará al individuo hacia la madurez. cipio y más estructurada después, la persona-
El período infantil y el de la adolescencia no lidad más o menos definida. Es decir, se logrará
deben ser vistos, según ya lo he indicado, sólo llegar a una verdadera cristalización del arduo
como uñar preparación para la madurez, sino que proceso de individuación, que sería una de las
es necesario enfocarlos con un criterio del mo- funciones esenciales de esta etapa de la vida.
mento actual del desarrollo y de lo que significa El niño entra en la adolescencia con dificulta-
des, conflictos e incertidumbres que se magni-
el ser humano en esas etapas de la vida. Es ló-
fican en este momento vital, para salir luego a
gico aceptar que el sino de la adolescencia es
la madurez estabilizada con determinado carác-
entrar al mundo del adulto, pero tenemos que
ter y personalidad adultos. Se logra lo que Erik-
reconocer que la identidad es una característica
son (15) ha definido como una entidad yoica,
de cada momento evolutivo. Como para nosotros
una entidad personal, y lo que Nison (51) ha
la adolescencia es también un momento del des-
denominado la autocognición. Según este último
arrollo, una etapa m á s en el proceso total del
autor, la autocognición es un fenómeno esencial-
vivir, debemos tratar de observar cuáles son las mente biológico y se relaciona con el concepto
características fundamentales que aparecen en de "sí mismo" (self) o sea, el símbolo que cada
ese período vital. uno posee de su propio organismo. Entiendo
Es preciso destacar que el poder llegar a uti- que esto se produce en realidad en todas las eta-
lizar la genitalidad en la procreación es un pas del desarrollo y que adquiere especiales ca-
hecho biopsicodinámico que determina una mo- racterísticas en la adolescencia. La idea del sí
dificación esencial en el proceso del logro de la mismo o del "self" implica algo mucho m á s am-
identidad adulta y que caracteriza la turbulen- plio en todas las etapas del desarrollo. Es el
cia e inestabilidad de la identidad adolescente. conocimiento de la individualidad biológica y
El acontecimiento de la maduración genital, psi- social, del ser psicofísico en su mundo circun-
codinámicamente considerado, junto con la re- dante que tiene características especiales en cada
activación de todas las etapas pregenitales (en edad evolutiva. L a consecuencia final de la
las que por supuesto es preciso incluir la fase- adolescencia sería un conocimiento del sí mismo
genital previa (3) (4) (5) que es la que marca como entidad biológica en el mundo, el todo
gran parte de las modalidades de conducta del biopsicosocial de cada ser en ese momento de la
adolescente y luego del adulto) de la evolución vida. A l concepto del "self" como entidad psico-
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lógica, se une el conocimiento del substrato tí- ocurre con las modificaciones endocrinas en este
sico y biológico de la personalidad. El cuerpo y período de la vida.
el esquema corporal son dos variables íntima- El esquema corporal es una resultante intra-
mente interrelacionadas que no deben descono- psíquica de la realidad del sujeto, es decir, es
cerse en la ecuación del proceso de definición la representación mental que el sujeto tiene de
del sí mismo y de la identidad. su propio cuerpo como consecuencia de sus ex-
periencias en continua evolución. Esta noción
Puede aceptarse que en la pubertad ocurran
del individuo se va estableciendo desde los p r i -
cambios físicos en tres niveles fundamentales
meros movimientos dinámicos de disociación,
(9) que son: un primer nivel donde la activación
proyección e introyección que permiten el cono-
de las hormonas gonadotróficas de~ la hipófisis
cimiento del "self" y del mundo exterior, es
anterior produce el estímulo fisiológico necesario
decir, del mundo interno y del mundo externo
para la modificación sexual que ocurre en este
(39). Aquí son de fundamental importancia los
período de la vida. E n el segundo nivel tenemos
procesos de duelo con respecto al cuerpo infantil
las consecuencias inmediatas de la secreción de
perdido, que obligan a una modificación del es-
la gonadotrofina hipofisiaria y de la prosecu-
quema corporal y del conocimiento físico de sí
ción de la secreción de la hormona de crecimien-
mismo en una forma muy característica para
to de la misma hipófisis: la producción de óvu-
este período. Por supuesto, esto va ocurriendo
los y espermatozoides maduros y también el
con características diferentes desde el comienzo
aumento de la secreción de hormonas adreno-
mismo de la vida, pero cristaliza, en virtud de
corticales como resultado de la estimulación de
lo recién indicado, de una manera muy signifi-
la hormona adrenocorticotrófica. En_eL tercer
cativa y especial en la adolescencia. (Los pro-
nivel se encuentra el desarrollo de las caracte-
cesos de duelo son descriptos ampliamente más
rísticas sexuales primarias (con el agranda-
adelante en este libro.)
miento del pene, los testículos, o el útero y la
vagina) y el desarrollo de las características E l logro de un "autoconcepto" es lo que tam-
sexuales secundarias (con la maduración de los bién Sherif y Sherif (61) llaman el yo, desde
pechos, la modificación de la cintura escapula- un punto de vista psicológico no-psicoanalítico
ria y pelviana, el crecimiento del vello pubiano, señalando que este autoconcepto se va desarro-
los cambios de voz), a los que debemos agregar llando a medida que el sujeto va cambiando y se
las modificaciones fisiológicas del crecimiento va integrando con las concepciones que acerca
en general y de los cambios de tamaño, peso y de él mismo tienen muchas personas, grupos e
proporción del cuerpo que se dan en este perío- instituciones, y va asimilando todos los valores
do vital. En nuestro medio, Schteingart (58) ha que constituyen el ambiente social. Concomi-
presentado una descripción exhaustiva de lo que tantemente, se va formando este sentimiento de
ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 51
identidad, como una verdadera experiencia de rrespondientes, al funcionamiento específico en
"autoconocimiento" (24). E l psicoanálisis con- calidad de intensidad de los mecanismos de de-
firma estas ideas y también acepta que es nece- fensa y al tipo particular de identificaciones
sario integrar toda lo pasado, lo experienciado, asimiladas resultantes de los procesos de intro-
lo internalizado (y también lo desechado), con yección y proyección".
las nuevas exigencias del medio y con las urgen- De la infancia no se pasa al pleno actuar ge-
cias instintivas o, si se prefiere, con las moda- nital procreativo, sino que se atraviesa primero
lidades de relación objetal establecidas en el por lo que Erikson (15) ha llamado "la morato-
campo dinámico de las relaciones interpersoná- ria psicosexual", donde no se requieren roles
les. E l adolescente necesita darle a todo esto específicos y se permite experimentar con lo que
una' continuidad dentro de la personalidad, por la sociedad tiene para ofrecer con el f i n de per-
lo que se establece una búsqueda' de un nuevo mitir la ulterior definición de la personalidad.
sentimiento de continuidad y mismidad (16). En esta búsqueda de identidad, el adolescente
Para Erikson (18), el problema clave de la recurre a las situaciones que se presentan como
identidad consiste en la capacidad del yo de más favorables en el momento. Una de ellas es
mantener la mismidad y la continuidad frente la de la uniformidad, que brinda seguridad y
a un destino cambiante, y por ello la identidad estima personal. Ocurre aquí el proceso de do-
no significa para este autor un sistema interno, ble identificación masiva, en donde todos se
cerrado, impenetrable al cambio, sino más bien identifican con cada uno, y que explica, por lo
un proceso psicosocial que preserva algunos ras- menos en parte, el proceso grupal de que parti-
gos esenciales tanto en el individuo como en su cipa el adolescente y del que enseguida he de
sociedad. ocuparme.
Para Sorenson (62), la identidad es la crea- En ocasiones, la única solución puede ser la
ción de un sentimiento interno de mismidad y de buscar lo que el mismo Erikson (15) ha lla-
continuidad, una unidad de la personalidad sen- mado también "una identidad negativa' , basada
7

tida por el individuo y reconocida por otro, que en identificaciones con figuras negativas pero
es el "saber quién soy". reales. Es preferible ser alguien, perverso, inde-
Grinberg (24) dice que el sentimiento de iden- seable, a no ser nada. Esto constituye una de
tidad "implica la noción de un yo que se apoya las bases del problema de las pandillas de delin-
esencialmente en la continuidad y semejanza de cuentes, los grupos de homosexuales, los adictos
las fantasías inconscientes referidas primordial- a las drogas, etcétera. La realidad suele ser
mente a las sensaciones corporales, a las ten- mezquina en proporcionar figuras con las que
dencias y afectos en relación con los objetos del se pueden hacer identificaciones positivas y en-
mundo interno y externo y a las ansiedades C O - tonces, en la necesidad de tener una identidad,
oS ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO KNOBEL
LA ADOLESCENCIA NORMAL 53

se recurre a ese tipo de identificación, anómalo siera o pudiera ser y que ocultan la identidad
pero concreto. Esto ocurre muchas veces, sobre latente, la verdadera (24).
todo cuando ya hubo trastornos en la adquisi- Como se verá en el capítulo sobre los meca-
ción de la identidad infantil. Además, cuando nismos de defensas predominantes en los ado-
los procesos de duelo por los aspectos infantiles lescentes, la angustia que se despierta en éstos,
perdidos se realizan en forma patológica, la ne- vinculada con el trastorno de la percepción del
cesidad del logro de una identidad suele hacerse decurso del tiempo, puede impulsarlos a iniciar
sumamente imperiosa para poder abandonar la precozmente su vida genital o a sustitutos socia-
del niño, que se sigue manteniendo. lizados de ésta, aun antes de haber aceptado su
identidad genital, como si no pudiesen esperar
Grinberg (24) destaca la posibilidad de la a que ésta llegue. E n esta premura, que puede
disconformidad con la personalidad adquirida y interpretarse como una forma maníaca de bus-
el deseo de lograr otra por medio de la identi- car la identidad adulta, es posible llegar a la
ficación proyectiva. Esta puede ser movilizada adquisición de "ideologías" que son sólo defen-
por la envidia, uno de los sentimientos más im- sivas o, en muchos casos, tomadas en préstamo
portantes que entran en juego en las relaciones de los adultos, las que no están auténticamente
de objeto (29). Las primeras etapas del des- incorporadas al yo.
arrollo se caracterizan porque el bebe puede en-
vidiar el pecho que no lo satisface y fantasear Todo lo antedicho es lo que puede llevar al
con su destrucción de acuerdo con la teoría klei- adolescente a adoptar distintas identidades. Las
niana. Es éste un sentimiento negativo, ya que identidades transitorias son las adoptadas du-
busca apoderarse del objeto y dañarlo. Se im- rante un cierto período, como por ejemplo el
pide así la escisión del mismo en bueno y malo lapso de machismo en el varón o de la precoz
y se crean situaciones confusionales (59). Sobre seducción histeroide en la niña —descripta con
esta base, los atributos masculinos o femeninos precisión en la novela Lolita, de Novokof—,
pueden llegar a ser envidiados indistintamente, del adolescente "bebe" o del adolescente muy
y la identidad sexual del sujeto se perturba di- "serio, muy adulto"; las identidades ocasiona-
ficultando notablemente la solución del proceso les son las que se dan frente a situaciones
edípico adolescente. Puede ocurrir aquí la "iden- nuevas, como por ejemplo en el primer encuen-
tificación con el agresor", en la cual el adoles- tro con una pareja, el primer baile, etcétera, y
cente adopta las características de personalidad las identidades circunstanciales son las que con-
de quienes han actuado agresiva y persecutoria- ducen a identificaciones parciales transitorias
mente con él. que suelen confundir al adulto, sorprendido a
Existen también problemas de seudoidenti- veces ante los cambios en la conducta de un
dad, expresiones manifiestas de lo que se qui- mismo adolescente que recurre a este tipo de
3£Í ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 55

identidad • como por ejemplo, cuando el padre ve Según este autor, son mierodepresiones y m i -
a su hijo adolescente, de acuerdo a como lo ven croduelos que previenen y preparan al yo ante
en el colegio, en el club, etcétera, y no como él el peligro de depresiones más severas, como son
habitualmente lo ve en su hogar, y en su relación las que ocurren en los grandes cambios de per-
con él mismo. sonalidad y que se producen ante acontecimien-
Este tipo de "identidades" son adoptadas su- tos importantes de la vida, que implican estruc-
cesiva o simultáneamente pqr_los_ adolescentes,. turaciones más permanentes y progresivas.
según las circunstancias. Son aspectos de la En la adolescencia todo esto ocurre con una
identidad adolescente, que estoy describiendo, y intensidad muy marcada.
que surgen como una de sus características fun- La situación cambiante que significa la ado-
damentales, relacionadas con el proceso de se- lescencia obliga a reestructuraciones permanen-
paración —que ulteriormente podrá ser defini- tes externas e internas que son vividas como
tiva—, de las figuras parentales, con aceptación intrusiones dentro del equilibrio logrado en la
de una identidad independiente. infancia y que obligan al adolescente, en el pro-
Debemos tener en cuenta también que esto ceso para lograr su identidad, a tratar de refu-
puede interpretarse como el resultado del ma- giarse férreamente en su pasado mientras tra-
nejo de las ansiedades persecutorias y de las ta también de proyectarse intensamente en el
capacidades autodestructivas que obligan a la futuro.
fragmentación del yo y de los objetos con los Realiza un verdadero proceso de duelo por el
cuales éste se pone en contacto, con la consi- cual al principio niega la pérdida de sus con-
guiente proyección al exterior de estas imágenes diciones infantiles y tiene dificultades en acep-
amenazantes. No pocas veces se experimenta el tar las realidades m á s adultas que se le van
desprendimiento como una prueba definitiva pa- imponiendo, entre las que, por supuesto, se en-
ra el yo, puesto que sólo perdiendo los aspectos cuentran fundamentalmente las modificaciones
que resultan ya inútiles (padres infantiles per- biológicas y morfológicas de su propio cuerpo.
secutorios destruidos) se pueden integrar otros Algunos autores separan la pubertad de la
nuevos dentro de la personalidad. Mientras esto adolescencia, por cuanto esta última implicaría
se realiza, se configura un sentimiento depre- algo más que los cambios físicos (50), pero no
sivo que precipita un anhelo de completarse que hay duda alguna de que estos cambios partici-
en muchos individuos produce un "sentimiento pan activamente del proceso adolescente, al pun-
anticipatorio de ansiedad y depresión referida al to de formar con él un todo indehiscente. E l
yo", como dice Grinberg (24), y que obliga a muchacho presenta el crecimiento del pelo axi-
aferrarse a precarios estados de identidad con el lar, pubiano y facial, el cambio de voz, el incre-
fin de preservarse de alteraciones muy temidas. mento muscular y el comienzo de la emisión se-
56* ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 57
minal. La niña también muestra la aparición ce (53), una verdadera cenestesia, subjetiva e
del pelo axilar y pubiano, la acentuación de las inexpresable.
caderas, el desarrollo del busto, y el comienzo Los procesos de identificación que se han ido
de la ovulación y de la menstruación ( 9 ) . Todos
¡levando a cabo en la infancia mediante la in-
estos cambios que se van sucediendo crean gran
corporación de imágenes parentales buenas y
preocupación, A veces la ansiedad es tan grande
malas, son los que permitirán una mejor elabo-
que surge lo que ya he señalado como disconfor-
ración de las situaciones cambiantes que se ha-
f
midad con la propia identidad, que se proyecta
cen difíciles durante el período adolescente de
entonces al organismo. Un grupo de varones y
!a vida. El proceso de duelo que se efectúa, como
niñas, interrogados acerca de si desearían un
cambio de su aspecto físico, contestó en su gran todo proceso de duelo, necesita tiempo para ser
mayoría que sí (49), lo que demuestra cómo el realmente elaborado y no tener las caracterís-
adolescente vive estos cambios corporales como ticas de una actuación de tipo maníaco o psico-
perturbadores. La incoordinación muscular, de- pático, lo que explica que ~ el verdadero proceso
bido al desparejo crecimiento osteomuscular, el de entrar y salir de la adolescencia sea tan largo
aspecto desmañado, la falta de similitud con los y no siempre plenamente logrado.
que lo rodean en el medio familiar, despiertan La búsqueda incesante de saber qué identidad
en el adolescente sentimientos de extrañeza e adulta se va a constituir es angustiante, y las
insatisfacción. Esto contribuye a crear ese sen- fuerzas necesarias para superar estos microdue-
timiento de "despersonalización" unido por su- los y los duelos aun mayores de la vida diaria,
puesto a la elaboración psicológica de la iden- se obtienen de las primeras figuras introyecta-
tidad que estoy describiendo. Hay aquí ciertos das que forman la base del yo y del supeiyo, de
patrones de aspecto físico que se tratan de imi- este mundo interno del ser. L a integración del
tar y de seguir en las identificaciones, y que yo se produce por la elaboración del duelo por
están culturalmente determinados. Es muy acer- partes de sí mismo y por sus objetos (25). U n
tada la afirmación de Mira y López (46) en el buen mundo interno surge de una relación sa-
sentido de que en nuestro medio cultural se ob- tisfactoria con los padres internalizados y de la
serva en torno, por ejemplo, del vello facial, toda
capacidad creadora que ellos permiten, como lo
una gran preocupación. Surge lo que este autor
señala Arminda Aberastury ( 2 ) , quien destaca
llama .la "tricofilia" del varón y la "tricofobia"
que ese mundo interno, que posibilita una buena
de la muchacha.
conexión interior, una huida defensiva en la
Estos cambios son percibidos no sólo en el cual el adolescente "mantiene y refuerza su
exterior corporal sino como una sensación gene- relación con los objetos internos y elude los
ral de tipo físico. Hay, como dice Aníbal Pon- externos", es el que facilita un buen reajuste
58 ARM1NDA A B E R A S T Ü R Y Y MAURICIO KNOBEL
LA ADOLESCENCIA NORMAL 59

emocional y el establecimiento de la identidad E l volumen, la configuración y la calidad de las


adolescente. figuras parentales internalizadas adecuadamen-
. Sobre la base de lo ya dicho, creo lógico se- te, enriquecieron al yo, reforzaron sus meca-
ñalar que la identidad adolescente es la que se nismos defensivos útiles, permitieron el desarro-
caracteriza por el cambio de relación del indi- llo de sus áreas m á s sanas o, si se prefiere, de
viduo, básicamente con sus padres. (Me refiero las no psicóticas, estructuraron el superyo, y lo
a la relación con los padres externos reales y a dotaron de las necesarias características encau-
la relación con las figuras parentales interna- zadoras de la vida sexual que comienza a poder
lizadas.) Por supuesto, la separación de éstos exteriorizarse en la satisfacción genital, ahora
comienza desde el nacimiento, pero es durante biológicamente posible. E l nivel genital adulto,
la adolescencia cuando los seres humanos, como con características procreativas, todavía no se
dicen Gállágher y Harris (23), "quieren deses- ha logrado plenamente (Ashley Montagu nos
peradamente ser ellos mismos". Como estos mis- habla de la "esterilidad del organismo adoles-
mos autores señalan, "luchar por alcanzar la cente"), pero el llamado de la sexualidad a la
madurez no es lo mismo que ser maduro". En satisfacción genital, que comenzó ya en la fase
la adolescencia el individuo da un nuevo paso genital previa, es ahora una realidad fáctica.
para estructurarse en la preparación para la Esa es otra de las situaciones de cambio que se
adultez. Dentro del continuum de su identidad, produce en la adolescencia, y que influyen en las
los elementos biológicos introducen una modifi- características de cómo es en ese entonces la
cación irreversible. Ya no se volverá a tener búsqueda de sí mismo y de la identidad.
jamás el cuerpo infantil. Aunque todo el pro-
ceso evolutivo está jalonado de microduelos, aquí 2. La tendencia grupal
se inicia un duelo mucho m á s evidente y signi-
ficativo, al cual acompañarán los duelos por el Ya he señalado que, en su búsqueda de la
rol y la identidad infantiles (junto con el duelo identidad adolescente, el individúo, en esa etapa
por la bisexualidad) y por esos padres de la de la vida, recurre como comportamiento defen-
infancia a quienes tanto se los necesitaba y de sivo a la búsqueda de uniformidad, que puede
los cuales se podía depender. brindar seguridad y estima personal. Allí jmrge
La presencia externa, concreta, de los padres el espíritu de grupo al que tan afecto lie" mues-
empieza a hacerse innecesaria. Ahora la sepa- t r a el adolescente. Hay un proceso de sobreiden-
ración de éstos no sólo es posible, sino ya nece- tificación masiva, en donde todos se identifican
saria. Las figuras parentales están internaliza- con cada uno. A veces el proceso es tan intenso
das, incorporadas a la personalidad del sujeto, y que la separación del grupo parece casi imposi-
éste puede iniciar su proceso de individuación. ble y el individuo pertenece m á s al grupo de
60 ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 61

coetáneos que al grupo familiar. No puede apar- nes y responsabilidades para las cuales aún no
tarse de la "barra" ni de sus caprichos o modas. está preparado, recurre al grupo como un re-
Por eso se inclina a los dictados del grupo, en fuerzo para su identidad. Se ve también que una
cuanto a modas, vestimenta, costumbres, prefe- de las luchas m á s despiadadas es la que se lleva
rencias de distinto tipo, etcétera. a cabo en defensa de la independencia en un
En otro nivel, las actuaciones del grupo y de momento en que los padres desempeñan todavía
sus integrantes representan la oposición a las un papel muy activo en la vida del individuo.
figuras parentales y una manera activa de de- Por eso es que en el fenómeno grupal el adoles-
terminar una identidad distinta de la del medio cente busca un líder al cual someterse, o si no,
familiar. En el grupo el individuo adolescente se erige él en líder para ejercer el poder del
encuentra un reforzamiento muy necesario para padre o de la madre.
los aspectos cambiantes del yo que se producen Precisamente, también por los mismos meca-
en este período de la vida. nismos de tipo esquizoide a los que me estoy
De esta manera, el fenómeno grupal adquiere refiriendo, el individuo siente que están ocu-
una importancia trascendental ya que se trans- rriendo procesos de cambio, en los cuales él no
fiere al grupo gran parte de la dependencia que puede participar en fo'rma activa, y el grupo
anteriormente se mantenía con la estructura viene a solucionar entonces gran parte de sus
familiar y con los padres en especial. E l grupo conflictos. Sin embargo, en virtud de la estruc-
constituye así la transición necesaria en el mun- tura esquizoide que caracteriza este fenómeno
do externo para lograr la individuación adulta. grupal, su propia personalidad suele quedar
El grupo resulta útil para las disociaciones, pro- fuera de todo el proceso que está ocurriendo,
yecciones e identificaciones que siguen ocurrien- especialmente en las esferas del pensamiento,
do en el individuo, pero con características como se verá en el capítulo correspondiente, y
que difieren de las infantiles. Después de pa- el individuo se siente totalmente irresponsable
sar por la experiencia grupal, el individuo podrá por lo que ocurre a su alrededor. Parecería que
empezar a separarse de la "barra" y asumir su el adolescente no tuviese nada que ver con lo
identidad adulta. La utilización de los meca- que hace, lo que puede explicar actitudes que
nismos esquizoparanoides es muy intensa duran- aparentemente implican una gran dependencia
te la adolescencia, y el fenómeno grupal favo- de los adultos pero que se contradicen inmedia-
rece la instrumentación de los mismos. Cuando tamente con demandas y pedidos de ayuda que
durante este período de la vida el individuo su- revelan la extrema dependencia que en realidad
fre un fracaso de personificación, producto de tienen.
la necesidad de dejar rápidamente los atributos El fenómeno grupal facilita la conducta psi-
infantiles y asumir una cantidad de obligacio- copática normal en el adolescente como se enfa-
62 _ ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 63

tizará en otros capítulos de este texto. El acting- que disocia pensamiento de afecto y utiliza el
out motor, producto del descontrol frente a la conocimiento de las necesidades de los demás
pérdida del cuerpo infantil, se une al acting-out para provocar su actuación, satisfaciendo así,
afectivo, producto del descontrol del rol infantil indiferentemente en apariencia, sus propias an-
que se está perdiendo; aparecen entonces con- siedades psicóticas. El adolescente puede, en
ductas de desafecto, de crueldad con el objeto, estas circunstancias, seguir los propósitos del
de indiferencia, de falta de responsabilidad, que psicópata, y sucumbe en la acción, ya que par-
son típicas de la psicopatía, pero que encontra- ticipa intensa y honestamente de la misma. Es
mos en la adolescencia normal. Como se enfa- así que el conflicto de identidad en el adoles-
tizará luego, la diferencia fundamental reside cente normal adquiere en el psicópata la moda-
en que en el psicópata esta conducta es perma- lidad de una mala fe consciente, que lo lleva a
nente y cristalizada, mientras que en el adoles- expresiones de pensamiento de tipo cruel, des-
cente normal es un momento circunstancial y afectivo, ridiculizante de los demás, como meca-
transitorio que se somete a rectificación por nismo de defensa frente a la culpa y al duelo
la experiencia. Por supuesto, también se dan por la infancia perdida que no puede ser ela-
manifestaciones de conducta neurótica o psicó- borada".
tica de distinta naturaleza según las circunstan-
cias y las condiciones internas de cada sujeto.. 3. Necesidad de intelectualizar y fantasear
AI reiterar lo señalado en el capítulo 5 so-
bre el pensamiento en el adolescente, puedo La necesidad de intelectualizar y fantasear se
afirmar que en el psicópata el "cortocircuito da como una de las formas típicas del pensa-
afectivo, al eliminar el pensamiento, donde la miento del adolescente. En esta obra nos refe-
culpa puede elaborarse, permite el maltrato de- rimos con mayor extensión al tema del pensa-
finitivo de los objetos reales y fantaseados, miento en esta etapa de la vida en un capítulo
creando en última instancia un empobrecimien- especialmente dedicado al tema. Aquí tomo estos
to del yo, que trata de mantenerse irrealmente mecanismos, que pueden ser por supuesto con-
en una situación infantil de irresponsabilidad, siderados como mecanismos defensivos, en su
pero con aparente independencia. A diferencia expresión fenoménica, y t r a t a r é de explicar psi-
del adolescente normal, que tiene conflictos de codinámicamente estos síntomas del síndrome
dependencia pero que puede reconocer la frus- de la adolescencia normal.
tración, la imposibilidad de reconocer y^aceptar La necesidad que la realidad impone de re-
la frustración, obliga a bloquear la culpa e in- nunciar al cuerpo, al rol y a los padres de la
ducir al grupo a la actuación sado-masoquista. infancia, así como a la bisexualidad que acom-
sin participar de la misma. Puede hacerlo por- pañaba a la identidad infantil, enfrenta al ado-
G4 ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO KNOBEL
LA ADOLESCENCIA NORMAL 65
lescente con una vivencia de fracaso o de impo-
tencia frente a la realidad externa. Esto obliga masiado negativas, se puede llegar a cristalizar
también al adolescente a recurrir al pensamiento una personalida'd satisfactoria.
para compensar las pérdidas que ocurren dentro Tal huida en el mundo interior permite, según
de sí mismo y que no puede evitar. Las elucu- esta autora, una especie de reajuste emocional,
un autismo positivo en el que se da un "incre-
braciones de las fantasías conscientes -—me re-
mento de la intelectualización" que lleva a la
fiero al 'fantasear— y el intelectualizar, sirven
preocupación por principios éticos, filosóficos,
^ como mecanismos defensivos frente a estas si-
sociales, que no pocas veces implican un formu-
tuaciones de pérdida tan dolorosas.
larse un plan de vida muy distinto al que se
La intelectualización y el ascetismo han sido
tenía hasta ese momento y que también permite
señalados por Anna Freud (20) como manifes-
la teorización acerca de grandes reformas que
taciones defensivas típicas de la adolescencia. pueden ocurrir en el mundo exterior. Este mun-
Esta autora nos muestra que la función, del do exterior se va diferenciando cada vez más del
ascetismo es mantener^al ello dentro de ciertos mundo interno y por lo tanto sirve también
límites por medio de prohibiciones, y la función para defenderse de los cambios incontrolables
de la intelectualización consistiría en ligar los de este último y del propio cuerpo. Surgen en-
fenómenos instintivos con contenidos ideativos tonces, las grandes teorías filosóficas^ los movi-
y hacerlos así accesibles a la conciencia y fá- mientos políticos, las ideas de salvar a la huma-
ciles de controlar. nidad, etcétera. También es entonces cuando el
•La incesante fluctuación de la identidad ado- adolescente comienza, a escribir versos, novelas,
lescente, que se proyecta como identidad adulta cuentos y se dedica a actividades literarias, ar-
en un futuro muy próximo, adquiere caracteres tísticas, etcétera.
que suelen ser angustiantes y que obligan a u n
Es preciso destacar que ésta es una explica-
refugio interior que es muy característico. Es
ción de ciertas manifestaciones culturales y po-
allí donde, como ya lo he indicado, el mundo i n -
líticas que se dan muy habitualmente en la gran
fantil desempeña un papel predominante que es
mayoría de los adolescentes. Pero no implica
absolutamente fundamental tener en cuenta
concluir que todas las manifestaciones artísticas,
para comprender cómo el adolescente, frente a
culturales y políticas de los adolescentes tengan
todos estos embates de su mundo interno cam-
forzosamente este substrato, ni que siempre res-
biante y de su mundo externo indomínable y
pondan a situaciones conflictivas inmanejables.
frustrante, puede salir airoso. Como lo ha seña-
Quizá cabría entrar aquí a discutir toda la pro-
lado Arminda Aberastury ( 2 ) , sólo teniendo
blemática de la sublimación por ún lado o el
una relación adecuada con objetos internos bue-
enfoque psicosociológico por el otro, lo que es-
nos y también con experiencias externas no de-
capa a las posibilidades de este trabajo.
üí* ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 67

Esto nos explica cómo el adolescente puede


4. Las crisis religiosas llegar a tener tanta necesidad de hacer identi-
ficaciones proyectivas con imágenes muy idea-
En cuanto a la religiosidad, íenomenológica- lizadas, que le aseguren la continuidad de la
mente se observa que el adolescente puede ma- existencia de sí mismo y de sus padres infan-
nifestarse como un ateo exacerbado o como un tiles. La figura de una divinidad, de cualqnier
místico muy fervoroso, como situaciones extre- tipo de religión, puede representar para él una
mas. Por supuesto, entre ellas hay una gran salida mágica de este tipo. Si las situaciones dé
variedad de posiciones religiosas y cambios muy frustración son muy intensas y las vivencias de
frecuentes. Es común observar que un mismo pérdida sumamente penosas, por carencia de
adolescente pasa incluso por períodos místicos buenas relaciones en virtud de las característi-
o por períodos de un ateísmo absoluto. Esto cas de las imágenes parentales perseguidoras
concuerda con toda la situación cambiante y internalizadas, el refugiarse en una actitud ni-
fluctuante de su mundo interno, al que me estoy hilista, como una aparente culminación de un
refiriendo. proceso de ateísmo reivindicatorío, puede tam-
bién ser una actitud compensadora y defensiva.
Charlotte Buhler (12) ha dicho que el adoles-
cente "quiere dudar, cavilar, quiere buscar, no Como muy bien lo afirma González Mon-
d e c i d i r s e . . " y cuando entra en esta edad di- eáis (26) : "Entre ambos extremos, misticismo
fícil se pregunta quién es, qué es, para luego exacerbado, ateísmo racionalista, es quizás opor-
intentar una respuesta m á s o menos adecuada tuno señalar entre los adolescentes una muy
a esta pregunta, interrogarse acerca de qué ha- frecuente posición: la del entusiasmo formal en
cer con él, con lo que él supone que es". La contraposición con una indiferencia frente a los
preocupación metafísica emerge entonces con valores religiosos esenciales."
gran intensidad, y las tan frecuentes crisis re- El misticismo, que puede llegar a alcanzar
ligiosas no son un mero reflejo caprichoso de lo niveles delirantes, y el materialismo con carac-
místico, como a veces suele aparecer a los ojos terísticas nihilistas, son actitudes extremas de
de los adultos, sino intentos de solución de la una forma de desplazamiento a lo intelectual
angustia que vive el yo en su búsqueda de iden- religioso, de cambios concretos y reales que ocu-
tificaciones positivas y del enfrentamiento con rren a nivel corporal y en el plano de la actua-
el fenómeno de la muerte definitiva de parte de ción familiar-social que resultan incontrolables
su yo corporal. Además, comienza a enfrentar la en ese nivel fáctico, frente a los cuales la impo-
separación definitiva de los padres y también tencia del adolescente es sentida por éste como
la aceptación de la posible muerte de los mismos. absoluta.
LA ADOLESCENCIA NORMAL 69
68 ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO KNOBEL
frente a su padre quejándose de la actitud des-
Considero que en la construcción definitiva de considerada de la madre que no contempla sus
una ideología, así como de valores éticos o""mo- necesidades "inmediatas" de tener ese vestido
rales, es preciso que el individuo pase por algu- uuevo para su próximo baile. En esas circuns-
nas idealizaciones persecutorias, que las aban- tancias el padre trata de solidarizarse con la
doné por objetos idealizados egosintónicos para urgencia de su hija y comprende la necesidad
luego sufrir un proceso de desidealización que del traje nuevo para esa reunión social tan im-
permita construir nuevas. y verdaderas ideolo- portante para ella; cuando interroga a la madre
gías de vida. acerca del porqué de su negativa, se encuentra
sorprendido con la respuesta de que ese baile se
—5. La desubicación temporal va a efectuar dentro d e . . . tres meses.
*En realidad, este problema debe ser estudiado,
El pensamiento del adolescente, frente a lo psicodinámicamente, desde la perspectiva que
temporal como a lo espacial, adquiere caracte- nos ofrece el analizar la paulatina elaboración
rísticas muy especiales. He desarrollado amplia- de las partes no discriminadas de la persona-
mente este tema en otro trabajo ( 3 8 ) ; y men- lidad a medida que el sujeto va madurando. E l
cionaré aquí algunas de mis observaciones y individuo se inicia como ser unicelular absoluta-
conclusiones. mente dependiente de un medio (madre) y se
Desde el punto de vista de la conducta obser- desarrolla y diferencia progresivamente. De la
vable es posible decir que el adolescente vive indiferenciación m á s primitiva va a la discri-
con una cierta desubicación temporal; convierte minación (38) que, como ya lo he repetido, se
el tiempo en presente y activo como un intento da en un medio social con características deter-
de manejarlo. En cuanto a su expresión de con- minadas.
ducta el adolescente parecería vivir en proceso
Siguiendo las ideas de Bion (10) y de Bleger
primario con respecto a lo temporal. Las urgen-
cias son enormes y a veces las postergaciones (11), acerca de la llamada parte psicótica de
son aparentemente irracionales. la personalidad, considero que al romperse el
equilibrio logrado en la latencia predomina por
Observamos aquí esas conductas que descon-
momentos, en el adolescente, precisamente la
ciertan al adulto. E l padre que recrimina a su
hijo que estudie porque tiene un examen inme- parte psicótica de la personalidad.
diato, se encuentra desconcertado frente a la Con ese criterio es posible considerar que la
respuesta del adolescente: " i Pero si tengo tiem- adolescencia se caracteriza por la irrupción de
po!, ¡si el examen es r e c i é n . . . m a ñ a n a ! " Es e] partes indiscriminadas, fusionadas, de la perso-
caso, igualmente desconcertante para los adu'l- nalidad en aquellas otras más diferenciadas.
tos, de la joven adolescente que llora angustiada
70 » ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO K N O B E L L A ADOLESCENCIA NORMAL 71

Las modificaciones biológicas y el crecimiento diferente, que si se aplica a ésta el concepto de


corporal, incontrolables, son vividos como un Rascovsky (54) podríamos hablar de una tem-
fenómeno psicótico y psicotizante en el cuer- poralidad maníaca, vinculada con el núcleo aglu-
po. Las ansiedades psicóticas resultan incre- tinado de la personalidad (11) o núcleo psicótico.
mentadas por la posibilidad real de llevar a cabo Como lo he señalado, en la dimensión tempo-
las fantasías edípicas de tener un hijo con el ral se expresa claramente la ambigüedad del
progenitor del sexo opuesto. E l cuerpo se trans- adolescente, que está relacionada entonces con
forma, pues, en~uñ^área en la cual confluyen la irrupción de la parte psicótica de la perso-
exigencias biológicas y sociales y se hace así de- nalidad. Por eso es que creo que se puede decir
posiFafíódé vivencias "y fantasías persecutorias, que el mismo pasaje del tiempo, cuando se viven-
terroríficas, de carácter psicótico. cia, despierta culpa persecutoria y puede movi-
Predomina una organización sincrética con lizar conductas psieóticas (25). No es casual
una particular percepción del mundo, una reali- que una entidad nosológica típica de la ado-
dad especial donde el sujeto no puede llegar a lescencia, "el síndrome de difusión de identi-
configurar contradicciones. Muchos de los even- dad" (15), incluya especialmente la difusión
tos que el adulto puede delimitar y discriminar temporal.
son para el adolescente equiparables, equivalen- Llegado el individuo a la adolescencia, ya tuvo
tes o coexistentes sin mayor dificultad. 'Son ver- oportunidad de vivenciar parcialmente, separa-
daderas crisis de ambigüedad, que pueden con- ciones, muerte de objetos internos y externos,
siderarse como unas de las expresiones de con- de partes del yo, y cierta limitación de lo tem-
ducta más típicas del período de la vida que nos poral en el plano vital (fundamentalmente en
ocupa. El tiempo, por supuesto, está entonces el cuerpo y en la relación ínterpersonal-corpó-
dotado de esa indiscriminación que explica la rea). E l transcurrir del tiempo se va haciendo
conducta que ejemplificamos anteriormente. más objetivo (conceptual), adquiriéndose nocio-
Considero que es durante la adolescencia que nes de lapsos cronológicamente ubicados. Por
la dimensión temporal va adquiriendo lenta- eso creo que podría hablarse de un tiempo exis-
mente características discriminativas. tencial, que sería el tiempo en sí, un tiempo
A las dificultades del adolescente para di- vivencial o experiencial y un tiempo conceptual.
ferenciar externo-interno, adulto-infantil, etc., El tiempo vivencial y el conceptual pueden co-
debo agregar la dificultad para distinguir pre- rresponder respectivamente a los llamados tiem-
sente-pasado-futuro. Se puede unir "el._pasado po rítmico y tiempo cronológico por Rolla (57).
y el futuro en un devorador presente" (60), pre- Aceptar la pérdida de la niñez significa acep-
sente que tiene características no discriminadas tar la muerte de una parte del yo y sus objetos
y que por lo tanto implicaría una temporalidad para poder ubicarlos en el pasado. En una ela-
72» ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO K N O B E L
L A ADOLESCENCIA NORMAL 73

boración patológica, este pasado puede amenazar de los padres y la pérdida definitiva de su víncu-
con invadir al individuo, aniquilándolo. lo con ellos, y la propia muerte.
Los primeros intentos discriminativos tempo-
Como defensas, el adolescente espacializa el
rales se efectúan a nivel corporal; por ejemplo,
tiempo, para poder "manejarlo" viviendo su
el adolescente afirma, refiriéndose a su pasa-
relación con el mismo como con un objeto (43)
do: "cuando era chico", refiriéndose a su f u -
(56). Con.este tiempo-espacio-objeto puede ma- turo : "cuando sea grande"; ("hice", "podré
nejarse en forma fóbica u obsesiva, convirtiendo hacer").
las situaciones psicóticas en neuróticas o psico-
En los momentos de autismo y de paralización,
páticas. Si se niega el pasaje del tiempo, puede
así como en algunos de los de actuación, el ado-
conservarse al niño adentro del adolescente como lescente tiende a hacer una regresión hacia
un objeto muerto-vivo. Esto está relacionado etapas previas a la discriminación y aceptación
con el sentimiento de soledad tan típico de ios temporal. E n dichas ocasiones puede haber con-
adolescentes, que presentan esos períodos en que ductas de "agitación" o "actuación" (60) y pro-
se encierran en sus cuartos, se aislan y retraen. cura defenderse así de la vivencia del transcu-
Estos momentos ~dé~sóledad suelen ser necesarios r r i r del tiempo. Mantenerse únicamente en el
para que "afuera" pueSa quedar él tiempo pasa- tiempo experiencial, es una forma de intentar
do, el futuro y el presente, convertidos así en paralizar el tiempo y los cambios, denegar una
objetos manejables. L a verdadera capacidad de perspectiva presente y un pasado y un futuro.
estar solo es un signo de madurez, que sólo se
Si en el pasado del adolescente hubo una evo-
logra después de estas experiencias de soledad a lución y experiencias positivas, incorporando
veces angustiantes de la adolescencia. objetos buenos, la integración y la discrimina-
Mientras esto ocurre, la noción temporal del ción temporal se verán facilitadas y el futuro
adolescente es de características fundamental- contendrá la identificación proyectiva de un pa-
mente corporales o rítmicas, o sea, basadas en sado gratificante. E l adolescente tendrá enton-
el tiempo de comer, el de defecar, el de jugar, ces conductas más depresivas, menos ambiguas
el de dormir, el de estudiar, etcétera. Ese es el cada vez.
que denomino tiempo vivencial o experiencial. De esta manera considero que la percepción
A medida que se van elaborando los duelos y la discriminación de lo temporal sería una de
típicos de la adolescencia, la dimensión tempo- las tareas m á s importantes de la adolescencia,
ral adquiere otras características. Aquí es cuan- vinculada con la elaboración de los duelos típicos
do surge la conceptualización del tiempo, que de esa edad. Esto es lo que considero permite sa-
implica la noción discriminada de pasado, pre- lir de la modalidad de relación narcisista del
sente y futuro, con la aceptación de la muerte adolescente y de la ambigüedad que caracterizan
m 74 ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO K N O B E L L A ADOLESCENCIA NORMAL 75

su conducta. Cuando éste puede reconocer un diente capacidad de asumir el rol parental, re-
pasado y formular proyectos de futuro, con ca- cién en la adultez.
pacidad de espera y elaboración en el presente, Al i r aceptando su genitalidad, el adolescente
supera gran parte de la problemática de la ado- inicia la búsqueda de la pareja en forma tímida
lescencia (38). pero intensa. Es el período en que comienzan
los contactos superficiales, "las caricias —cada
Es por ello que concuerdo con Mom (47)
vez más profundas y más íntimas— que llenan
cuando señala que en todo análisis hay que la vida sexual del adolescente. (Se estima que de
prestar especial atención a la búsqueda del tiem- los 13 a los 20 años el 88 % dé los varones y el
po, ya que ía disociación y la distancia son ele- 91 % de las niñas han tenido ya este tipo de
mentos que existen en función de la anulación actividad sexual y que prácticamente a los 21
del tiempo. Dice este autor que "el tiempo une, años el 100 % de los muchachos ya han tenido
integra en una unidad, condiciona una relación esta experiencia (55).
objetal con un objeto único". Es decir, el poder
El enamoramiento apasionado es también un
conceptualizar el tiempo, vivenciarlo como nexo
fenómeno que adquiere características singula-
de unión, es lo esencial, subyacente a la integra-
res en la adolescencia y que presenta todo el as-
ción de la identidad. pecto de los vínculos intensos pero frágiles de
De ahí que considere que la búsqueda de la la relación interpersonal adolescente. E l primer
identidad adulta del adolescente esté estrecha- episodio de enamoramiento ocurre en la adoles-
mente vinculada con su capacidad de conceptua- cencia temprana y suele ser de gran intensidad.
lizar el tiempo. Aparece ahí el llamado "amor a primera vista"
que no sólo puede no ser correspondido, sino que
6. La evolución sexual desde el autoerotismo incluso puede ser totalmente ignorado por la
hasta la heterosexualidad parte amada de la pareja (27), como ocurre
cuando ese ser amado es una figura idealizada,
En la evolución del autoerotismo a la hetero- un actor de cine, una estrella del deporte, etcé-
sexualidad que se observa en el adolescente, se tera, que tiene en realidad las características de
puede describir un oscilar permanente entre la un claro sustituto parental al que el adolescente
actividad de tipo masturbatorio y los comienzos se vincula con fantasías edípicas.
del ejercicio genital, que tiene características La relación genital heterosexual completa que
especiales en esta fase del desarrollo, donde ocurre en la adolescencia tardía es un fenómeno
hay más un contacto genital de tipo explorato- mucho más frecuente de lo que habitualmente se
rio y preparatorio, que la verdadera genitalidad considera en el mundo de los adultos de dife-
procreativa, que sólo se da, con la correspon- rentes clases sociales. Estos tratan de negar la
7l¿ ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO K N O B E L
LA ADOLESCENCIA NORMAL 77
genitalidad del adolescente y no sólo minimizan 13) (4) ( 5 ) . Siguiendo las ideas de esta inves-
su capacidad de relación genital heterosexual tigadora, es posible ver cómo aparece aquí la
sino que, por supuesto, la dificultan. necesidad del tercero y la estructuración del
Se ha estimado que un 40 a un 60 fe de los complejo de Edipo temprano que tiene entonces
adolescentes realizan el acto sexual completo, de características genitales y no orales. Es en este
características genitales (55), que considero, tie- momento cuando ocurre el descubrimiento y ma-
ne más un carácter exploratorio, de aprendizaje nipuleo de los órganos genitales y las fantasías
deTá~genitalidád, que de un verdadero ejercicio del establecimiento de un vínculo en un nivel ge-
genital adulto de tipo procreativo con las res- nital. Estas fantasías de vínculo genital se dan
ponsabilidades y placeres concomitantes. con las características de lo penetrante para lo
Freud (22) estableció la importancia de los masculino y de lo penetrado para lo femenino.
cambios puberales para la reinstalación fáctica Es menester destacar que el vínculo debe res-
de la capacidad genital del sujeto. Señaló, ade- tablecerse por lo tanto en el nivel de esas fun-
más, que Jos^^ambios biológicos de la pubertad ciones y en consecuencia, tanto para el hombre
son losjiue imponen la madurez sexual al indi- como para la mujer, las primeras fantasías de
viduo, intensificándose entonces todos los pro- recuperación del vínculo originariamente perdi-
cesosj)_sj^;qbiológicos que se viven en estajedad. do pueden hacerse si se establecen sobre un
Es importante destacar~qúe Fréüd había habla- modelo genital, utilizando entonces los órganos
do de genitalidad en la infancia. A l elaborar el genitales, no como instrumentos sádicos —como
duelo por el cuerpo infantil perdido que también implicaría el seguir manteniendo el vínculo oral
significa la elaboración del duelo por el sexo después de la aparición de la dentición— sino
opuesto perdido en este proceso evolutivo, la como una posibilidad de vínculo afectivo y por
aceptación de la genitalidad surge con fuerza en lo tanto factible de ser mantenido.
ia adolescencia, impuesta por la presencia difícil
de negar de la menstruación o-de la aparición Son entonces las fantasías de penetrar o de
del semen. Ambas funciones fisiológicas que ser penetrada el modelo de vínculo que se va a
maduran en este período de la vida imponen al mantener durante toda la vida ulterior del suje-
rol genital la procreación y la definición sexual to, como expresión de lo masculino y lo feme-
correspondiente. nino. Para ello, las figuras de la madre y del
padre son fundamentales y esenciales. La au-
La dentición marca el f i n del vínculo oral con sencia o déficit de la figura del padre va a ser
la madre. E l modelo de vínculo oral es el que la que va a determinar la fijación en la madre,
se va a tratar de reestablecer en la segunda y por lo tanto, va a ser también el origen de
mitad del primer año de vida cuando apareee la homosexualidad, tanto del hombre como de la
la fase genital previa de Arminda Aberastury mujer.
ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO K N O B E L
L A ADOLESCENCIA NORMAL 79
Las posibilidades de la elaboración satisfacto- En este período evolutivo la importancia de
ria en el lactante de la fase genital previa son las figuras parentales reales es enorme. La es-
factibles, si éste puede masturbarse en forma cena primaria es positiva o negativa según las
no compulsiva, si se identifica proyectivamente experiencias primeras y la imagen psicológica
con los padres en coito positivo y amoroso, y si que proporcionan los padres reales externos.
puede realizar actividades lúdicas (3) ( 4 ) . Los cambios biológicos que se operan en la
Es menester destacar que esta fase genital adolescencia producen gran ansiedad y preocu-
previa y su elaboración queda incluida entre las pación, porque el adolescente debe asistir pasiva
fases pre-genitales, y se va a repetir después e impotentemente a los mismos. La tentativa de
en el período fálico clásico, a los 4 ó 5 años. negar la pérdida del cuerpo y del rol infantil
También aquí, y siguiendo el criterio clásico especialmente, provocan modificaciones en el
freudiano de las series complementarias, es ne- esquema corporal que se tratan de negar, en la
cesario reconocer que la conducta de los padres elaboración de los procesos de duelo normales
frente a la fase genital previa, y a toda la geni- de la adolescencia.
talidad infantil, influirá en forma determinante
Anna Freud ha señalado que la genitalidad
en la evolución genital del sujeto.
determina modificaciones del yo que se ve en
Esto es precisamente lo que vemos en la ado- graves conflictos con el ello, obligándole a re-
lescencia, donde la posible instrumentación de la currir a nuevos y más específicos mecanismos
genitalidad, con significados adultos, reagudiza de defensa (21). Melanie Klein (28) sostiene
la fantasía y experiencia pasada hasta ese en- que la resurgencia de libido que sigue a la la-
tonces. Así podemos ver el fenómeno de la evo- tencia, refuerza las demandas del ello al mismo
lución del autoerotismo a la heterosexualidad tiempo que las exigencias del superyo se incre-
(masturbación primero, como fase genital pre- mentan. E l compromiso entonces no sólo cubre
via; actividad lúdica que lleva al aprendizaje al yo y al ello, sino que hace intervenir al su-
—que es el aprendizaje lúdico del otro sexo a peryo muy activamente. Si consideramos que
través del toqueteo, bailes, juegos, deportes—, en la configuración del superyo, desde, el primer
lo que constituye también una forma de explo- momento intervienen los padres, son estas lu-
ración). chas con las figuras parentales mediante los
Cabe también aquí el problema de la cu- procesos de identificación con las mismas, las
riosidad sexual, expresada en el interés por las que van a llevar a la cristalización final de la
revistas pornográficas, tan frecuentes entre los identidad adolescente, preparándola para ser
adolescentes. El exhibicionismo y el voyerismo una identidad adulta.
se manifiestan en la vestimenta, el cabello, el Así como durante la fase genital previa se
tipo de bailes, etcétera. establece el triángulo edípico, en la adolescencia
Si) ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO K N O B E L LA ADOLESCENCIA NORMAL 81

éste se reactiva con toda intensidad porque como entonces con los aspectos positivos del padre,
la instrumentación de la genitalidad se hace fac- superar el temor a la castración por medio de
tible, el individuo se ve obligado a recurrir a realizaciones y logros diversos, completar sus
mecanismos de defensa más persistentes y enér- estudios o su aprendizaje del trabajo, aceptar
gicos. F U S progresos, que son los que le mostrarán que
De no hacerlo, la consumación del incesto se- es en realidad el mismo, el propio adolescente,
ria posible. Esta sería la realización actualizada el que también tiene potencia y capacidad crea-
de la genitalidad temprana, con la pérdida abso- tiva.
luta de la fuente de identificación sexual defi- En la niña ocurre algo similar, ya que al
nitiva adulta. E l individuo que realizara el in- elaborar su situación edípica puede aceptar la
cesto tendría un impedimento en,el proceso de belleza de sus atributos femeninos y también
individuación, ya que permanecería mantenido realizarse en el trabajo o en el estudio de una
en una relación genital temprana, sin posibili- manera netamente femenina, aceptando que su
dades de definición sexual real. (La figura pa- cuerpo no ha sido ni destruido ni vaciado, pu-
rental que permitiría el incesto actuaría la diendo entonces identificarse con los aspectos
fantasía de impedir el desprendimiento del hijo.) positivos de su madre.
Ello llevaría a mantener a través de la consuma- Hay por supuesto un fenómeno específico de
ción incestuosa una realización simbiótica que, la mujer, que es el de la menarca, vivida en
de acuerdo con lo que he estudiado con Arminda nuestra cultura como algo peligroso, dañino, y
Aberastury, podría constituir la base de la ho- que refuerza todo tipo de fantasías persecutorias
mosexualidad tanto del hombre como de la y destructivas (28) (41) (42). Debo destacar, sin
mujer. embargo, que este tipo de situación no es la que
Es durante la adolescencia, y como aspectos fatalmente se da siempre, aunque por supuesto,
de la elaboración de la situación edípica, que en una gran proporción de niñas de nuestra
pueden verse aspectos de conducta femeninos en cultura es dable observarlo. Cuando las fases
el varón y masculinos en la niña, que son las genitales tempranas, y la sexualidad en general
expresiones de una bisexualidad no resuelta. son más aceptadas por los padres, y cuando
éstos mantienen una relación armoniosa, brin-
Al i r elaborando el complejo de Edipo, en el
dando entonces una imagen externa de escena
varón aparecen idealizaciones del padre, que ad-
primaria positiva, la aparición de la menstrua-
quiere entonces las características de un ser
ción puede ser vivida como una confirmación de
bueno y poderoso que permite visualizar los sen-
la sexualidad femenina e iniciar entonces en la
timientos que tiene el adolescente hacia su pa-
niña una verdadera etapa de satisfacciones y
dre real y que va a poder manejar en la rela-
realizaciones genitales muy positivas.
ción adulta con el mismo. Puede identificarse
&2 ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO K N O B E L LA ADOLESCENCIA NORMAL 83

Es normal que en la adolescencia aparezcan para ellos, sino para su pene o para su vagina, o
períodos de predominio de aspectos femeninos para su "salud corporal". Y es aquí cuando re-
en el varón y masculinos en la niña. Es nece- curren, en realidad, a una verdadera negación
sario tener siempre presente el concepto de bi- de su genitalidad. Es entonces que, al tratar
sexualidad, y aceptar que la posición heterose- de recuperar maníacamente la bisexualidad per-
xual adulta exige un proceso de fluctuaciones y dida, tienen que optar por la masturbación. Esta
aprendizaje en ambos roles. es fundamentalmente, entonces, un intento ma-
Es preciso tener en cuenta que el ejercicio níaco de mantener la bisexualidad que a veces
genital procreativo sin asumir la responsabili- se exterioriza por la práctica homosexual.
dad consiguiente, no es un índice de madurez Se ha estimado que aproximadamente un 3 <%>
genital sino más bien de serias perturbaciones de las niñas y el 27 % de los muchachos en edad
en este nivel. Por lo tanto no puede aceptarse adolescente llegan a tener orgasmo como resul-
como un logro genital el hecho de que un ado- tado de contactos homosexuales, generalmente
lescente en tratamiento psicoterápico o psico- de tipo masturbatorio (49). Es preciso destacar
analítico haya podido establecer una relación de con Fenichel (19) que las ocasionales experien-
pareja o iniciar contactos genitales procreati- cias homosexuales entre adolescentes no deben
vos. He podido observar matrimonios consuma- ser consideradas patológicas siempre y cuando
dos por adolescentes, o por personas jóvenes con tengan ese aspecto de fenómeno temporario de
características francamente adolescentes, que adaptación y no cristalicen como conductas
muestran una total incapacidad para asumir los definitivas.
roles adultos correspondientes y que, por lo tan- De acuerdo con m i experiencia, en la búsque-
to, han estado condenados a un fracaso irre- da de definición genital el adolescente suele te-
mediable. ner que pasar por períodos de homosexualidad,
Spiegel (63) ha señalado que la sexualidad que pueden ser la expresión de una proyección
parece actuar como una fuerza que irrumpe so- de la bisexualidad perdida y anhelada, en otro
bre o en el individuo en vez de ser vivida por individuo del mismo sexo. De esta manera po-
éste como una expresión de sí mismo. Es que dría el adolescente, en su fantasía, recuperar el
la sexualidad es vivida por el adolescente como sexo que se está perdiendo en su proceso de
una fuerza que se impone en su cuerpo y que le identificación genital.
obliga a separarlo de su personalidad mediante No deben pues alarmar a nadie las situacio-
un mecanismo esquizoide por medio del cual, el nes fugaces de homosexualidad que presente el
cuerpo es algo externo y ajeno a sí mismo. He adolescente, y sobre todo aquellas que aparecen
observado adolescentes que nos hablan de sus enmascaradas a través de contactos entre ado-
relaciones sexuales como de algo necesario no lescentes del mismo sexo, salidas, bailes, etcétera.
»8«J ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA A D O L E S C E N C I A NORMAL 85

Deseo eníatizar que, como señalé antes, la Estas experiencias de exploración, que tienen
falta de la figura paterna hace que tanto el por finalidad encontrar órganos capaces de re-
varón como la mujer queden fijados a la ma- producir la relación perdida con la madre, van
dre. E l varón, al no tener una figura mascu- a ir configurando en el esquema corporal la
lina con quien identificarse por déficit o ausen- imagen del aparato genital. Llevarán al bebe al
cia de la figura paterna, tratará de buscar esa juicio de realidad de que su cuerpo dispone de
figura toda su vida (búsqueda del pene que da uno solo de los términos de esa relación perdi-
potencia y masculinidad). La niña queda fija- da: la niña encuentra la vagina y el varón el
da a la relación oral con la madre y en el con- pene. Cuando, la niña o el varón se masturban
tacto piel a piel, reprimiendo y negando las po- reconstruyen con una parte de su propio cuerpo
sibilidades de una relación con un pene, por la el sexo que no tienen. Concia bipedestación, la
inexistencia del mismo en sus tempranas rela- marcha y el lenguaje, el niño tiene nuevas fuen-
ciones objétales. tes de satisfacción y se amplían sus relaciones
con el mundo (1). L a actividad masturbatoria
Siguiendo entonces ideas elaboradas con Ar- disminuye entonces-y se hace cada vez más cre-
minda Aberastury puedo decir que la raíz de ciente la actividad lúdica y las múltiples subli-
la homosexualidad —que suele darse transito- maciones que surgen a esa edad.
riamente como una manifestación típica de la
E n los distintos períodos de la vida, antes de
adolescencia— es preciso buscarla en la circuns-
llegar a la adultez, se mantiene la actividad
tancia de que el padre no asume sus roles o masturbatoria con las características de nega-
está ausente. Entonces, tanto el varón como la ción maníaca.
niña van a ir a la homosexualidad, porque am-
bos quedan así obligados a mantener la bisexua- He podido observar que más allá de las fan-
lidad como defensa frente al incesto. tasías de la escena primaria que se han des-
cripto como típicas en la masturbación, también
Tanto en esta homosexualidad normal y tran- existe una verdadera disociación mente-cuerpo
sitoria, como en la actividad genital previa, y la en la que el individuo aparece como espectador
genital preparatoria para la genitalidad pro- de una escena primaria que se está realizando
creativa, el proceso masturbatorio está presente en su propio cuerpo.. Niños y adolescentes sue-
desde la temprana infancia hasta la adolescen- len asociar con el relato de sus experiencias
cia avanzada. masturbatorias, escenas en donde el coito de los
La actividad masturbatoria en la primera padres.está siendo visualizado por ellos.
infancia tiene una finalidad exploratoria y pre- De acuerdo con lo que estoy exponiendo, la
paratoria para la futura aceptación de la geni- masturbación es primero una experiencia lúdica
talidad (6). en la cual las fantasías edípicas son manejadas
¿tí ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO K N O B E L
L A ADOLESCENCIA NORMAL 87
solitariamente, intentando descargar la agresi- etapa de su vida, pasar por la etapa esquizo-pa-
vidad mezclada de erotismo a través de la mis- ranoide de su personalidad, considerar a sus
ma, y aceptando la condición de tercero exclui- genitales como ajenos a sí mismo, tratar de re-
do. Es, además del intento maníaco de negar cuperarlos e integrarlos, y finalmente realizar
la pérdida de la bisexualidad, parte del proceso el proceso depresivo a través de una angustia,
de duelo normal de la adolescencia. Lo lúdico y primero persecutoria y luego depresiva, e inte-
preparatorio de la infancia y la niñez se modi- grar sus genitales a todo el concepto de sí mis-
fica en la pubertad y en la adolescencia. Aquí, la mo, formando realmente una identidad genital
madurez genital, al dar al sujeto la capacidad de adulta con capacidad procreativa, independencia
unión en un nivel genital, y al otorgarle su capa- real y capacidad de formar una pareja estable
cidad procreativa, hace que las fantasías inces- en su propio espacio y en su propio mundo.
tuosas se incrementen lo mismo que la frustra- Es decir, h a b r á llegado el individuo a la geni-
ción, puesto que el individuo ya posee el instru- talidad procreativa.
mento efector de la genitalidad, el cual sin
En este sentido, y siguiendo en parte a Erik-
embargo aún no puede usar (por restricciones
son (15), es posible definir la genitalidad adul-
socioculturales). Es por ello que uno de los ta como el pleno ejercicio de la capacidad
motivos por el cual las fantasías masturbatorias libidinal de un sujeto, mediante la puesta en
en la pubertad son mucho más destructivas y juego de los elementos remanentes de todas las
cargadas de culpa (6) que en la infancia. etapas de maduración psicosexual, con la culmi-
Es que frente a la definición de la necesidad nación en el nivel genital, con otro sujeto del
de la satisfacción genital se reactiva e intensi- sexo opuesto y con la aceptación implícita de la
fica la actividad masturbatoria iniciada en la capacidad de procrear, siempre que las condi-
temprana infancia, como un intento desesperado ciones socioeconómicas de la realidad externa lo
de mantener al sujeto en la bisexualidad. La permitan, integrando así una constelación fami-
intensidad del conflicto creado por la metamor- liar, con los roles adultos correspondientes (30).
fosis corporal y el incremento de la genitalidad
explica la intensidad de esa actitud y sus carac-
terísticas más angustiosas en la adolescencia. 7. Actitud social reivindicatoría
Pero también tiene aquí la masturbación la En parte me he referido a esto cuando he
finalidad exploratoria, de aprendizaje y prepa- hablado del fenómeno grupal. Hay, por supues-
ratoria para la futura genitalidad procreativa. to, otras muchas características de estas actitu-
Es posible resumir lo expuesto diciendo que des combativas y reivindicatorías del adoles-
la masturbación, como fenómeno normal de la cente a las que he hecho reiteradas referencias
adolescencia, le permite al individuo en esta y que lógicamente necesitarían estudiarse con
88 ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO K N O B E L L A ADOLESCENCIA NORMAL 89
más detalle (30) (36) (37). Es importante des- que el adolescente se mueve, podemos ver que es
tacar que fue precisamente un fenómeno social, toda la sociedad la que interviene muy activa-
el desarrollo de la delincuencia juvenil en los mente en la situación conflictiva del adolescente.
Estados Unidos de América del Norte, el que in- Sería sin duda una grave sobresimplificación
fluyó grandemente para que se hicieran estu- del problema de la adolescencia, el atribuir to-
dios m á s extensos y prolijos acerca de la ado- das las características del adolescente a su cam-
lescencia (14). bio psicobiológico, como si en realidad todo esto
No todo el proceso de la adolescencia depende no estuviese ocurriendo en un ámbito social. Las
deTadoíescente mismo, como una unidad aislada primeras identificaciones son las que se hacen
err un mundo que no existiera. No hay duda al- con las figuras parentales, pero no hay duda
guna de que la constelación familiar es la pri- alguna de que el medio en que se vive determina
mera expresión de la sociedad que influye y nuevas posibilidades de identificación, futuras
determina gran parte de la conducta de los ado- aceptaciones de identificaciones parciales e i n -
lescentes. corporación de "una gran cantidad de pautas
La misma situación edípica que viven los socioculturales y económicas ^que no es posible
adolescentes, la viven los propios progenitores minimizar. La ulterior aceptación de la identi-
del mismo. La aparición de la instrumentación dad está forzosamente determinada por un con-
de la genitalidad, como una realidad concreta dicionamiento entre individuo y medio que es
en la vida del adolescente, también es percibida preciso reconocer.
por los padres de éste. Es sabido que muchos Creo, con otros autores, que hay bases comu-
padres se angustian y atemorizan frente al cre- nes a todas las sociedades que están determina-
cimiento de sus hijos, reviviendo sus propias das por la propia condición humana y por los
situaciones edípicas conflictivas. No son ajenos conflictos naturales de los individuos humanos.
los padres a las ansiedades que despierta la ge- En el intento vital que presenta el individuo
nitalidad de los hijos y el desprendimiento de para identificarse con sus figuras parentales, y
los mismos, y los celos que esto implica. tratar luego de superarlas en la realidad de su
Así se provoca lo que Stone y Church (64) han existencia, el adolescente presenta una conducta
denominado muy adecuadamente la situación de que es eí resultado final de una estabilidad bio-
"ambivalencia dual", ya que la misma situación lógica y psíquica, de la urgencia de los disposi-
ambivalente que presentan los hijos separándose tivos cambiantes de relación objeta] y de la v i -
de los padres, la presentan éstos a) ver que talidad de los conflictos inconscientes. Estos
aquéllos se alejan. Si a ello unimosjos mecanis- últimos están moldeados sobre la sociedad en la
mos proyectivos y esquizo-paranoides típicos del que el individuo vive (48). La cultura modifica
adolescente y la reacción de la sociedad en la enormemente las características exteriores del
9lí ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO KNOBKL LA ADOLESCENCIA NORMAL 91
proceso, aunque las dinámicas intrínsecas del tar como a sus iguales —y posteriormente inclu-
ser humano sigan siendo las mismas. Creo que so admitir la posibilidad de ser reemplazados
los estudios antropológicos muestran variedades por los mismos—, a sus hijos, que así se identifi-
de manifestaciones de vida en común del ser can con ellos (48). La sociedad es la que se hace
humano, que por supuesto, en la adolescencia, se cargo del conflicto edípico y tiende a imponer
marcan con rasgos sobresalientes, pero que de su solución, a veces de una manera sumamente
ninguna manera implican una negación de las cruel, lo que ya refleja esa situación de ambi-
características básicas y fundamentales que son valencia dual a la que me he referido y al anta-
las que se pueden describir en el adolescente. gonismo que los padres sienten hacia sus hijos.
Lo aquí descripto como básico psicodinámico-
biológico del individuo se exterioriza de dife- No creo que éste sea un simple fenómeno de
rentes maneras de acuerdo con los patrones estudio antropológico que pueda reflejar una
culturales. De acuerdo con m i pensamiento, el curiosidad histórica con referencia a culturas
comprender los patrones culturales puede ser primitivas. Nuestra propia sociedad puede ser
sumamente importante para determinar ciertas tan cruel como la más incivilizada de las cultu-
pautas exteriores de manejo de la adolescencia, ras arcaicas que conocemos. Es muy conocida
pero el comprender la adolescencia en sí misma la rigidez de algunos padres, las formalidades
es esencial para que estas pautas culturales pue- que exigen a la conducta de sus hijos adolescen-
dan ser modificadas y utilizadas adecuadamente tes, las limitaciones brutales que se suelen im-
cuando el adolescente claudica en la patología. poner, la ocultación maliciosa que se hace de la
La adolescencia es recibida predominantemente aparición de la sexualidad, el tabú de la menar-
en forma hostil por el mundo de los adultos en ca, las negaciones de tipo "moralista" que con-
virtud de las situaciones conflictivas edípicas a tribuyen a reforzar las ansiedades paranoides
las que ya he hecho referencia. Se crean "este- de los adolescentes.
reotipos" ( 7 ) , con los que se trata de definir,
También es conocida la contradicción de nues-
caracterizar, señalar, aunque en realidad creo
tra sociedad contemporánea, donde las posibili-
yo, se busca aislar fóbicamente a los adolescen-
dades materiales para el ser humano son enor-
tes del mundo de los adultos.
mes, especialmente en los llamados países de
No j s una simple casualidad que la entrada a afluencia, y donde sin embargo, todo se le hace
la pubertad esté tan señalada en casi todas las prácticamente imposible al adolescente. Pode-
culturas. Los llamados ritos de iniciación son mos sentarnos frente a la pantalla de un tele-
muy diversos, aunque tienen fundamentalmente visor en nuestro propio hogar y ver lo que pasa
siempre la misma base: la rivalidad que los pa- en los países más alejados y en las sociedades
dres del mismo sexo sienten al tener que aeep- más desconocidas. Podemos así reconocer la
ÍJ¿* ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO K N O B E L L A ADOLESCENCIA NORMAL 93

falacia de nuestras costumbres y podemos inten- que el mundo adulto le impone. Parecería que a
tar modificarlas. veces, como lo dice Sullivan (65), el adolescente
El fenómeno de la subcultura adolescente se tuviera que descubrir que sólo puede progresar
expande y se contagia como un signo de "rebe- en el comercio o la industria mediante una pa-
lión". En realidad, creo que se trata de identi- ciente y sistemática adaptación a los dictados de
ficaciones cruzadas y masivas, que ocurren los débiles mentales, y señala cómo el triunfo de
como una necesidad de defensa yoica en este la mediocridad y la estupidez humana, brindan
período de la vida, mediante la cual el sujeto va un cierto grado de "comodidad" cuya única sa-
desprendiéndose de situaciones infantiles y vien- lida es a veces encontrada en las gestas "heroi-
do al mismo tiempo como peligrosa e indefinida cas" del crimen y de la delincuencia.
su entrada al mundo de los adultos. En la medida en que el adolescente no encuen-
La actitud social reivindicatoría del adoles- tre el camino adecuado para su expresión vital
cente se hace prácticamente imprescindible. y la aceptación de una posibilidad de realiza-
La sociedad, aun manejada de diferente ma- ción, no podrá nunca ser un adulto satisfecho.
nera y con distintos criterios socioeconómi- La tecnificación de la sociedad, el dominio de
cos, impone restricciones a la vida del ado- un mundo adulto incomprensible y exigente, la
lescente. El adolescente, con su pujanza, con burocratización de las posibilidades de empleo,
su actividad, con la fuerza reestructuradora de las exigencias de una industrialización mal ca-
su personalidad, trata de modificar la socie- nalizada y una economía mal dirigida, crean una
dad, que por otra parte, está viviendo constan- división de clases absurda e ilógica que el indi-
temente modificaciones intensas. Teniendo con- viduo trata de superar mediante crisis violen-
ciencia de la transpolación que significa lo que tas, que pueden compararse con verdaderas acti-
afirmo, es posible decir que?se crea un malestar tudes de tipo psicopático de la adolescencia
de tipo paranoide en el mundo adulto que se (aquí me refiero específicamente a un meca-
siente amenazado por los jóvenes que van a ocu- nismo útil por lo inevitable). Muchas otras ve-
par ese lugar y que, por lo tanto, son reactiva- ces, frente a éstas vicisitudes, la reacción de la
mente desplazados. El adulto proyecta en el jo- adolescencia, aunque violenta, puede adoptar la
ven su propia incapacidad por controlar lo que forma de una reestructuración yoica revolucio-
está ocurriendo sociopolíticamente a su alrede- naria, conducente a una liberación de ese super-
dor y trata entonces de desubicar al adolescente. yo-social cruel y limitante. Es entonces la parte
Vemos que muchas veces las oportunidades para sana de la sociedad la que se refugia en el ba-
los adolescentes capaces están muy restringidas luarte de una adolescencia activa, que canaliza
y en no pocas oportunidades el adolescente tiene las lógicas reivindicaciones que la misma socie-
que adaptarse, sometiéndose a las necesidades dad necesita para un futuro mejor.
L A ADOLESCENCIA NORMAL 95
94* ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO K N O B E L

Como psicoanalista pienso que para poder fantasías conscientes, necesidades del yo fluc-
tuante que se refuerza en el yo grupal, hacen
comprender algunos de estos cambios, debemos
que se transformen en pensamiento activo, en
tener en cuenta las dinámicas psicológicas, que
verdadera acción social, política, cultural, esta
están determinadas no solamente por las reali-
elaboración del proceso de la adolescencia que
dades socioeconómicas del mundo en que se considero tan fundamental en todo el desarrollo
vive, sino también por las necesidades psicoló- evolutivo del individuo.
gicas de una adolescencia que se prolonga en lo
Frente al adolescente individual, es necesario
que antes era una adultez serena, y que hoy no
no olvidar que gran parte de la oposición que
puede ser sino una inquietud, una inestabilidad,
se vive por parte de los padres, es trasladada
una sensación de fracaso que debe tratar de su-
al campo social. Además, gran parte de la
perarse de cualquier manera y a cualquier frustración que significa hacer el duelo por los
precio. padres de la infancia, se proyecta en eí mundo
La juventud revolucionaria del mundo, y la externo. De esta manera el adolescente siente
nuestra en especial, tiene en sí el sentimiento que no es él quien cambia, quien abandona su
místico de la necesidad del cambio social. Lo cuerpo y su rol infantil, sino que son sus pa-_
que puede explicarse como el manejo omnipo- dres y la sociedad' los que se niegan a seguir
tente del mundo que necesita lucubrar el ado- funcionando como padres infantiles que tienen
lescente como compensación, encuentra en la con él actitudes de cuidado y protección ilimi-
realidad social frustrante una imagen especular tados. Descarga entonces contra ellos su odio y
de su superyo cruel y restrictivo. Las^ partes., su envidia y desarrolla actitudes destructivas.
sanas de su yo se ponen al servicio de un ideal Si puede elaborar bien los duelos correspon-
que permite modificar estas estructuras socia- dientes y reconocer la sensación de fracaso, po-
les colectivas y surgen así grandes movimientos drá introducirse en el mundo de los adultos con
ideas reconstructivas, modificadoras en un sen-
de contenido valedero y noble para el futuro de
tido positivo de la realidad social y tendientes
la humanidad. El peligro reside en que median-
a que cuando ejerza su identidad adulta pueda
te el mismo mecanismo se pueden canalizar a
encontrarse en un mundo realmente mejor. I n -
ciertos jóvenes hacia empresas y aventuras des- sisto que cuando hablo de adaptación, aceptación
tructivas, perniciosas y patológicamente reivin- o reconocimiento no me refiero al sometimiento,
dicatorías. sino a la inteligente posibilidad de una relación
Es decir, las actitudes reivindicatorías y de objetal no masoquista.
reforma social del adolescente pueden ser la
cristalización en la acción de lo que ha ocurrido
ya en el pensamiento. Las intelectualizaciones,
£6 ARMINDA ABERASTÜRY Y MAURICIO K N O B E L
L A ADOLESCENCIA NORMAL 97

En el adolescente, un indicio de normalidad


se observa "en la labilidad de su organización
8. Contradicciones sucesivas en todas
las manifestaciones de la conducta defensiva.
Es el mundo adulto el que no tolera los cam-
La conducta del adolescente está dominada bios de conducta del adolescente, el que no
por la acción, que constituye la forma de ex- acepta que el adolescente pueda tener identida-
presión más típica en estos momentos de la des ocasionales, transitorias, circunstanciales co-
vida, en que hasta el pensamiento necesita ha- mo he descripto anteriormente, y exige de él
cerse acción para poder ser controlado. una identidad adulta, que por supuesto no tiene
El adolescente no puede mantener una línea por qué tener.
de~conducta rígida, permanente y absoluta, aun- Estas contradicciones, con la variada utiliza-
que muchas veces la intenta y la busca. ción de defensas, facilitan la elaboración de
Spiegel (63) Jia hablado de la. jperspnalidad _ ios duelos típicos de este .período de' la vida y
del adolescente wscribiéndola como "esponjosa". caracterizan la identidad adolescente.
Por_ supuesto es una personalidad permeable,
que recibe todo y que también proyecta enorme- 9. Separación progresiva de los padres
mente, es decir, es una personalidad en la que
los procesos de proyección e introyeccióh son Ya he indicado que uno de los duelos funda-
intensos, variables y frecuentes. . mentales que tiene que elaborar el adolescente
Esto hace que no pueda haber una línea de es el duelo por los padres de la infancia. Por lo
conducta determinada, que ya indicaría una al- tanto, una_de las tareas básicas concomitantes a
Teracióh de Ta personalidad del adolescente. Por la identidad del adolescente, es la de ir separán-
eso es que hablamos de una "normal anormali- dose de los padres, lo que está favorecido por el
dad", de una inestabilidad permanente del ado- determinismo que los cambios biológicos impo-
lescente. Sólo el adolescente mentalmente en- nen en este momento cronológico del individuo.
fermo D o d r á mostrar rigidez en la conducta. E l La aparición de la capacidad efectora de la geni-
psicópata, por ejemplo, muestra todas las ca- talidad. impone la separación de los padres y re-
racterísticas descriptas como fugaces y transi- activa los aspectos genitales que se habían inicia-
torias en el adolescente, pero de una manera do con la fase genifal" previa. La intensidad y ca-
rígida, cristalizada, estable e inflexible. El neu- lidad de la angustia con que se maneja la relación
rótico obsesivo, el autista, el adolescente con con los padres y su separación de éstos, estará
difusión de personalidad, nos mostrarán carac- determinada por la forma en que se ha realizado
terísticas estabilizadas de conducta en un nivel y elaborado la fase genital previa de cada indi-
patológico. viduo, a la que se sumarán, por supuesto, las
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experiencias infantiles anteriores y ulteriores y vierte en el modelo del vínculo genital que el
la actual de la propia adolescencia. adolescente buscará realmente.
La aparición de la instrumentación de la ge- La presencia internalizada de buenas imáge-
nitalidad con capacidad procreativa, como ya lo nes parentales, con roles bien definidos, y una
he señalado, es percibida también por los pa- escena primaria amorosa y creativa, permitirá
dres del adolescente. Muchos padres se angus- una buena separación de los padres, un despren-
tian y atemorizan frente al crecimiento de sus dimiento útil, y facilitará al adolescente el pa-
hijos reviviendo sus propias situaciones edípi- saje a la madurez, para el ejercicio de la geni-
eas, lo que, como ya lo he indicado, da lugar a talidad en un plano adulto.
situaciones conflictivas sumamente complejas
que es preciso tener en cuenta. Por otro lado, figuras parentales no muy
estables ni bien definidas en sus roles, pueden
No^son ajenos los padres a las ansiedades que
aparecer ante el adolescente como desvaloriza-
despiertan la genitalidad y el desprendimiento
das y obligarlo a buscar identificaciones con
real, y a los celos que esto implica en los hijos
personalidades más consistentes y firmes, ¿por lo
y en ellos mismos. La evolución de la sexua-
menos en un sentido compensatorio o idealizado.
lidad depende en gran parte de cómo los mismos
En esos momentos la identificación con ídolos
padres acepten los conflictos y el desprendimien-
de distinto tipo, cinematográficos, deportivos,
to que los hijos de una manera u otra pueden
etcétera, es muy frecuente. En ocasiones pue-
expresar. Ya me he referido al concepto de
den darse identificaciones de tipo psicopático,
ambivalencia dual que es menester reiterar aquí
en donde por medio de la identificación intro-
para entender el difícil proceso de separación
yectiva el adolescente comienza a actuar los
entre padres e hijos adolescentes.
roles que atribuye al personaje con el cual se
Muchas veces los padres niegan el creci- identificó.
miento de los hijos y los hijos viven a los pa-
dres con las características persecutorias más En virtud de la necesidad de negar las fan-
acentuadas. tasías genitales, y la posibilidad de realización
edípica, los mecanismos esquizoparanoides sue-
Esto ocurre especialmente si la fase genital len ser muy intensos. Gran parte de la relación
previa se ha desarrollado con dificultades y las con los padres está disociada y éstos son vivi-
figuras de los padres combinados, la escena pri- dos entonces como* figuras o muy malas o muy
maria, ha tenido y tiene caracteres de indife- buenas, lo que por supuesto depende fundamen-
renciación y de persecución. Si la figura de los talmente de cómo han sido introyectadas estas
padres aparece con roles bien definidos, en una figuras en las etapas pregenitales, entre las que
unión amorosa y creativa, la escena primaria incluimos la fase genital previa. Las identifica-
disminuye sus aspectos persecutorios y se con- ciones se hacen entonces con sustitutos paren-
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tales en los cuales pueden proyectarse cargas mayor o menor intensidad de esta expresión y
libidinales, especialmente en sus aspectos ideali- de estos sentimientos.
zados, lo que permite la negación de la fantasía En el proceso de fluctuaciones dolorosas per-
edípica subyacente. Es así como aparecen rela- manentes, la realidad no siempre satisface las
ciones fantaseadas con maestros, héroes reales aspiraciones del individuo, es decir, sus necesi-
e imaginarios, compañeros mayores, que ad- dades instintivas básicas, o su modalidad espe-
quieren características parentales, y pueden cífica de relación objetal en su propio campo
empezar a establecer relaciones que en ese mo- dinámico. E l yo realiza intentos de conexión
mento satisfacen más. placentera —a veces displacentera—, nirvánica
con el mundo, que no siempre se logra, y la sen-
La disociación esquizoide del adolescente es
sación de fracaso frente a esta búsqueda de sa-
un fenómeno normal y natural que es preciso
tisfacciones puede ser muy intensa y obligar al
aprender a reconocer para comprender algunas
individuo a refugiarse-en sí mismo. He ahí el
de sus características. La ubicación social de
repliegue autista (38) que es tan singular del
este fenómeno puede hacer que se entienda con
adolescente y que puede dar origen a ese "sen-
mucho más claridad la base fundamental común
timiento de soledad" tan característico de esa
que presenta determinada característica cultu-
tan típica situación de "frustración y desalien-
ral, en un cierto medio geográfico y tradicional.
to" y de ese "aburrimiento" que "suele ser un
Sólo se observará una variación externa de signo distintivo del adolescente" (13). El ado-
!a forma de expresión de un fenómeno básico lescente se refugia en sí mismo y en el mundo
psicológico que es el que describo en este mo- interno que ha ido formando durante su infan-
mento. cia preparándose para la acción y, a diferencia
del psicópata, del neurótico o del psicótico, ela-
10. Constantes fluctuaciones del humor bora y reconsidera constantemente sus vivencias
y del estado de ánimo y sus fracasos. Como ejemplo típico de lo con-
trario podemos tomar al psicópata, que siente
En mi primer trabajo sobre este tema (30) la necesidad de actuar directamente por lo pe-
he señalado y enfatizado cómo los fenómenos de noso que se le hace enfrentar depresivamente
"depresión" y "duelo" acompañan el proceso todas estas situaciones de su mundo interno.
identificatorio de la adolescencia. Un senti-
miento básico de ansiedad y depresión acompa- La intensidad y frecuencia de los procesos de
ñarán permanentemente como substrato a la introyección y proyección pueden obligar al
adolescencia. adolescente a realizar rápidas modificaciones de
La cantidad y la calidad de la elaboración de su estado de ánimo ya que se ve.de pronto, su-
los duelos de la adolescencia determinarán la mergido en las desesperanzas más profundas o,
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cuando elabora y supera los duelos, puede pro- características dinámicas para una mejor com-
yectarse en una elación que muchas veces suele prensión de la misma. Las descripciones ideali-
ser desmedida. zadas, o los preconceptos denigratorios y per-
Los cambios de humor son típicos de la ado- secutorios con respecto a la adolescencia, no
lescencia y es preciso entenderlos sobre la base ayudan ni al sociólogo, n i al educador, ni al psi-
de los mecanismos de proyección y de duelo por cólogo o al psiquiatra a enfrentar este período
la pérdida de objetos que ya he descripto; al de la vida cuyo estudio profundo, curiosamente,
fallar estos intentos de elaboración, tales cam- ha sido dejado un poco de lado, si se revisa ade-
bios de humor pueden aparecer como microcrisis cuadamente la literatura psiquiátrica y psico-
maníacodepresivas. analítica, excepto la de los últimos dos o tres
años.
í í í Poder aceptar la anormalidad habitual en el
adolescente, vista desde el ángulo de la perso-
He descripto aquí el síndrome de la adoles- nalidad idealmente sana o de la personalidad
cencia normal. Se trata por supuesto de una normalmente adulta, permitirá un acercamiento
presentación esquemática de un proceso fenome- más productivo a este período de la vida. Podrá
nológico que permite apreciar la expresión con- determinar el entender al adolescente desde el
ductal y determinar las características de la punto de vista adulto, facilitándole su proceso
identidad y del proceso adolescente. Los fenó- evolutivo hacia la identidad que busca y nece-
menos subyacentes, de carácter dinámico, se sita. Solamente si el mundo adulto lo compren-
interpretan como el motor que determina este de adecuadamente y facilita su tarea evolutiva,
tipo de expresión de conducta. el adolescente podrá desempeñarse correcta y
Destacamos que el aceptar una "normal anor- satisfactoriamente, gozar de su identidad, de
malidad" del adolescente, no implica ubicar a todas sus situaciones, aun de las que aparente-
éste en un cuadro nosológico, sino que tiene por mente tienen raíces patológicas, para elaborar
objeto facilitar la comprensión de este período una personalidad más sana y feliz.
de la vida, con las características que he des- De lo contrario, siempre se proyectarán en el
tacado, todo lo cual configura una manifesta- adolescente las ansiedades y la patología del
ción que se puede objetivar en la clínica. La adulto y se producirá ese colapso o crisis de
descripción de esta situación, en la que han sido enfrentamiento generacional, que dificulta el
destacados los caracteres de "anormalidad", proceso evolutivo y no permite el goce real de
tiene el mismo objeto que ha llevado a Melanie la personalidad.
Klein a hablar de fantasías psicóticas. en el bebe.
Se trata de ubicar la personalidad con todas sus

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