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Entrevista a Antonio Alvear, docente directivo del Instituto Cultural de León.

El motivo del
encuentro fue poder conocer su postura frente a ciertas cuestiones que la entrevistadora
en cuestión percibe como inquietudes propias en relación a la cultura en su manifestación
artística.
1. Platícame sobre tu trayectoria, por favor
Puedo dividir en dos grandes partes mi participación en la cultura, porque si
tradicionalmente se entiende las actividades culturales como actividades artísticas, pues
yo te platicaría de una parte de todo lo que hemos hecho en términos culturales. Pero en
términos artísticos, mi trayectoria ha sido fundamentalmente en el teatro independiente y
en la didáctica del teatro, en la Ciudad de México, cuando todavía vivía por allá, tuve un
grupo de chavos banda que vivían en la zona del Ajusco, en el sur de la CDMX y
acompañando a un amigo que era de estos curas revolucionarios me involucré con un
grupo de chicos, chavos banda de esa zona, gente con muchas carencias económicas y
urbanísticas, pero que hicieron un proyecto bien interesante de trabajo de teatro, se
entusiasmaron por hacer teatro, uno de ellos hacía teatro, entonces también fue como
una manera fácil de entrarle a eso, crearon su propio foro, eran de estas colonias semi-
rural, digamos, porque entre que hay urbanidad y hasta llegaban los peceros y las combis,
pero no tenían agua, por ejemplo, pero estaban junto al cerro y entonces en el cerro, en
una parte hicimos nuestro forito tipo casi griego, en una escala muy menor. Fue para mí
una entrada interesante, yo estudiaba la carrera de comunicación y para mí fue una
manera interesante de aplicar mi carrera de una manera no profesional pero sí muy
comprometida, y esa fue una de mis incursiones al mundo del teatro. Y después ya aquí
en León, con esa experiencia, y yo diciendo que sabía algo de teatro, me confiaron el
grupo de teatro de la universidad, que estaba empezando, y entonces estuvimos al frente
de este grupo desde el año 93 más o menos, hasta el 99 que luego me fui a hacer unos
estudios fuera del país. En ese entonces yo estaba por un lado dirigiendo el grupo de
teatro de la universidad y por otro lado fundé mi grupo independiente, se llamaba San
Banquito Teatro, en el año 95, si no me equivoco, hasta el 99 que fue cuando por la
misma razón de que me fui a estudiar fuera, lo dejé. Para mi fueron años muy
significativos porque gran parte de mi vida la dedicaba yo al teatro, tenía tiempo para
hacer eso, no tenía un tiempo completo en la universidad, no lo quería en ese entonces
porque tampoco tenía muchos compromisos de mantener a nadie, entonces me dedicaba
yo al teatro, a escribir, me he dedicado un poco a la dramaturgia, tengo ahí varias obras y
a la dirección y a la actuación. Tomé en ese tiempo dos diplomados de formación teatral,
fundamentalmente para la dirección teatral, uno con el Instituto Estatal y otro que organizó
también el instituto pero en combinación con la Casa del Teatro, con Luis de Tavira y su
gente; por otro lado, a través de la dramaturgia, sobre todo del cuento infantil que me
gusta mucho, hay dos publicaciones que hizo una de mis hermanas que es editora y que
a través de unas agendas que publicaba estaban intercaladas con cuentos infantiles,
hicimos un par de discos de cuentos infantiles, unos que eran cuentos para la paz y otros
de derechos humanos, para niños. Y después, cuando yo regresé de estudiar fuera el
posgrado, que ya tuve mi tiempo completo en la academia, nada más daba un taller
esporádicamente en la universidad o en el Instituto Lux. En esa época yo regresé con
otras ideas acerca del teatro, no contrarias, sino otras perspectivas, en España, donde yo
estuve, tuve oportunidad de hacer unos estudios sobre antropología simbólica, me
empecé a interesar por el arte como manera de crear imaginarios para la vida cotidiana.
Suena un poco hermética la cosa, pero para ilustrarte un poquito lo que yo hice por
ejemplo, en un taller de teatro que hice en la Ibero, un taller que llamaba “teatro de la
realidad”, entonces utilizando las herramientas teatrales hacíamos ejercicios donde
representábamos sueños, hicimos representaciones de sueños infantiles que no se
habían cumplido, apartamos el patio para las 12 de la noche, no tuvimos más público que
nosotros y en esa noche representamos los sueños de cada quien. Cada quien había
preparado su propio performance, pero nunca el final, esa noche, el autor del sueño decía
cuál era el final, y sucedía. Ese taller me permitió experimentar mucho en la intersección
que existe entre el arte y la vida cotidiana. Eso fue a grandes rasgos parte de mi
trayectoria cultural en lo artístico, pero podría decir también que entiendo por cultura toda
aquella manifestación de relación humana que echa mano de la estética para que suceda,
y entonces mi trabajo como maestro también es trayectoria cultural, como actualmente mi
trabajo en la dirección de desarrollo académico en el Instituto Cultural de León porque al
final estoy, primero al frente de 4,700 alumnos de 4 unidades académicas y de algo que
para mí me es muy significativo que es los proyectos descentralizados de educación
artística, le estamos llamando (todavía falta que suceda en el organigrama y todos esos
trámites burocráticos) como una coordinación de programas de participación comunitaria,
eso significa que estamos queriendo ver al instituto cultural no como un organizador de
eventos nada más sino como alguien que ponga la mesa y los elementos necesarios para
que en lugares, sobre todo vulnerables, la gente pueda aprender a relacionarse a través
de la cultura y palear un poquito todo este desencuentro social que existe en todos los
sentidos.
2. Regresando un poco al teatro, aquí en León qué espacios consideras aptos para
una representación escénica interdisciplinaria
Aptos, es decir que están “adecuados para”, puede ser cualquiera dependiendo del
producto escénico del que se trate. Creo que ya se ha hablado mucho en muchas partes y
en muchos niveles acerca del espacio público como escena y a mí me gusta pensar que
eventualmente así como sucede con toda la discusión de los museos, el teatro no
solamente rompa la cuarta pared, sino que rompa la institucionalidad, entonces puede
pensar que un paisaje arquitectónico puede ser un buen escenario, un paisaje natural
dentro de una ciudad también puede ser un escenario, que un lugar de encuentro público
como puede ser un paradero, como puede ser un mercado también pueden ser
escenarios, adaptados para un tipo de manifestación escénica que pudiera estar pensada
para esos espacios. Ahora si pensamos en adaptados en términos técnicos, donde ya
pensamos en un lenguaje de iluminación y escenografía ad cassum, etc, entonces
tendríamos que hablar de foros, en este caso tenemos algunos que son independientes,
siempre luchando por tener más recurso, más espacio, más solvencia, pero digamos otros
de una escala media o más alta, en el caso del Instituto tenemos el Grever y el Doblado,
los propios edificios que luego adaptamos, como la casa de la cultura, la Luis Long, la ex
cárcel, básicamente, además están toda la infraestructura de las instituciones culturales,
entendiéndolo de una manera amplia como pueden ser los colegios, las universidades,
cada vez hay más centros comunitarios que cuentan con disposiciones técnicas para la
escena, los centros de impulso que son de corte de gobierno estatal y los espacios del
Forum Cultural.
3. Hablando de los espacios de encuentro cotidiano, ¿cuánta dignidad puede conferir
presentarse ahí si la rapidez es parte de?
Entiendo la dignidad artística desde dos puntos de vista, o con dos acepciones. Un trabajo
bien hecho, un trabajo responsable desde lo técnico hasta lo discursivo no es digno por sí
mismo. Las condiciones en donde presentan pueden no ser dignas o no estar incluso a la
altura de la dignidad de ese trabajo. Tenemos la experiencia de un programa que
llamamos Llegando a ti y dentro de este, otro que se llama La ruta. Se han presentado
algunas cosas escénicas adaptadas a ese espacio en cuestiones de movilidad,
circulación, lenguaje, etc. No me parece que sea indigno, necesariamente, que alguien
vea un pedacito de la obra por la prisa, si es que la obra lo permite, la audiencia y la
disponibilidad de la audiencia tiene mucho que ver con la manera en que tú dispones tu
obra para este espacio. En este habría que preguntar qué tan dignos son los espectáculos
que representan para ese espacio. Si yo monto Ricardo III para que las personas lo vean
en el nuevo paradero de Hidalgo, yo no estoy siendo digno de ese espacio.
4. Háblame de la importancia de la inversión de gobierno en espacios
independientes, descentralizados…
La importancia es mayúscula porque el dinero del gobierno es el dinero del pueblo, así lo
veo yo y creo que así lo entiende la ley. Creo que es muy importante la inversión que
tiene el gobierno en los espacios… podemos hablar de la inversión en términos
económicos o la inversión que tienen en otro tipo de esfuerzos. El otro día me invitaron a
una asociación que hay de universidades para cuestiones culturales, ahí hay un esfuerzo
que debe ser ciudadano y no debe comérselo el municipio y eso también es una inversión
más cualitativa. Es una inversión de gobierno el que nosotros estemos organizando
verbenas culturales en las colonias para que la gente organice su propia fiesta cultural. Es
importantísima, necesaria, fundamental, siempre y cuando se entienda que la inversión es
de muchos tipos y no debe inhibir otras inversiones. No debe monopolizar la inversión,
tiene que hacer lo que le toca en términos de recursos y tiene que permitir, contribuir,
capacitar, auspiciar, motivar que haya otras inversiones que la ciudadanía merece tener
porque de otra manera el empoderamiento de la ciudadanía no es posible. Es muy
importante que exista que la sepa administrar para no inhibir lo que a la sociedad también
le toca.
5. Ahora, la función de las universidades…
Es fundamental su participación en todos los sentidos, siempre he hecho esta analogía,
son una parte muy importante del cerebro de una ciudad. Es donde la ciudad se puede
pensar a sí misma de una manera metódica, científica, esquemática; la sociedad vive, es
un cuerpo palpitante por todos lados, pero ¿quién piensa esa ciudad?, ¿quién la hace
consiente? No necesariamente quien la planea, no necesariamente quien le tiene que
decir para dónde va. Es finalmente quien da cuenta de dónde está, la importancia del
cerebro no es tanto dar órdenes como ser consciente, la importancia de las universidades,
en ese sentido, en lo cultural es fundamental porque son las que tienen que contribuir a
que la sociedad diga culturalmente así nos caracterizamos, culturalmente así nos
llamamos… como también sería pues el propio Instituto Cultural de León, pero también
tiene que ser pensado por alguien de fuera.
6. Entonces, ¿cómo abordas la apatía de los mismos universitarios?
Yo creo que la apatía de los alumnos no necesariamente es la apatía de la universidad. Ni
el quehacer de los alumnos necesariamente es responsabilidad de la universidad. Si es
importante que la universidad acerque a sus alumnos a la cultura, es importante que en la
universidad haya cultura, sus talleres, la cantidad de alumnos es muy pobre respecto a
todos los que pudiera haber, etc. Es súper complejo porque los alumnos de muchas
universidades son apáticos a esas manifestaciones culturales. Son muy activos a otras
manifestaciones culturales. Que no sean las que nosotros creemos que también pueden
alimentarles el espíritu de una manera distinta que lo que comercialmente tienen en su
oferta es otra cosa, pero dime de un alumno de la universidad que no oiga música o que
no conozca el cine, por decir dos lenguajes muy populares.
7. Igual es curioso, porque existe esta doble postura, de no asistir, por ejemplo a un
Cineclub que tienen una oferta alternativa y de aspirar a estudiar cine en la capital
Yo tengo la impresión de que eso tiene que ver con la manera en la que hemos construido
la idea del arte. Sobre todo yo diría que… de finales del siglo XIX para acá. Es decir el
artista es alguien especial en la sociedad, requiere de espacios determinados y además
eventualmente puede llegar a destacar en la sociedad por su carácter de artista. Esa idea
ha creado un montón de vicios, como es decir “yo quiero ser artista porque quiero ser
famoso o reconocido”, no porque ese arte sea mi arte o mi lenguaje. Entonces aquí
estamos luchando mucho con eso porque le insistimos a los profesores y a los alumnos
“aquí no estamos formando artistas, aquí estamos permitiendo que se formen personas
que vivan artísticamente”, pero eso es una visión que hasta cierto punto contrarresta con
la idea que se nos ha construido de lo que es el artista, que tiene ya todos estos matices
que son más aspiracionales. Si yo llego con un chiquillo de la clase de pintura y le digo
“eres un gran artista” me va a decir “no, no, artista Picasso”, pero esa es la idea que
hemos construido también, y que los espacios de exhibición artística también se han
encargado de decir “solamente unos cuantos elegidos pueden estar aquí”.
8. En una labor de promotor cultural cómo ubicas una necesidad de reflejar y por qué
al público le interesaría
Ahí tendríamos que hablar de pertinencia. El artista tiene que ser un antropólogo, alguien
que está abierto a los lenguajes y signos que la sociedad le arroja para decir “soy
pertinente o no soy pertinente”. El caso típico del director de cine que pone su música
favorita para su película… no es poner la música que te gusta, sino la música que la gente
entienda y que ayude a que tu discurso funcione. Por ejemplo en el teatro, sucede un
fenómeno interesante que es el teatro documental, en donde el material de trabajo es la
historia documental. Hay que ver nuevos caminos que ayuden a que la sociedad y el arte
realmente dialoguen.
9. ¿Qué factores consideras necesarios investigar o percibir en una sociedad para
generar una propuesta cultural?
También el gestor tiene que tener herramientas antropológicas y sociológicas que le
ayuden a leer a la sociedad para la que quiere gestionar algo. No solamente la oferta
artística o cultural que quiere organizar, sino también en la manera de hacerlo. No creo yo
en los manuales de gestión cultural universales. Puede haber pistas generales, pero con
qué lenguaje, a quiénes, en qué tiempo del año; tiene que haber una observación muy
clara, esa pertinencia tiene que venir desde la lectura de la sociedad. Creo que ahí
necesitamos las instituciones públicas y privadas dar más oferta a los artistas de cómo
gestionar desde lo social, con herramientas etnográficas, sociológicas que realmente
permitan darle pertinencia.
10. ¿Qué vicios de comunicación encuentras en la oferta y la demanda de la agenda
cultural?
Hay vicios de la comunicación y vicios organizativos. El teatro Doblado tuvo en este año
una visita de alrededor de 40 mil niños para Teatro Escolar. ¿Cuántos de esos niños
pueden haber aprovechado la obra? Yo no estoy pelado en que lo masivo esté peleado
con lo cualitativo. Si tenemos un instrumento para conocer que los niños entendieron,
vieron, sintieron… pero también hay que tomar en cuenta que de pronto uno cree que las
cosas son para uno, y es un vicio de comunicación en la crítica, por ejemplo. Hay que
saber en términos comunicativos para quien es el mensaje como para saber si fue
pertinente o estuvo viciado. Por otro lado también puede haber vicios en los cuales la
cultura se esté anunciando como algo elitista cuando las personas que pudieran
acercarse se sienten ajenas, ahí hay un vicio muy común en la comunicación de la
difusión y otros tiene que ver con la posibilidad de que el producto mismo sea
completamente ajeno a esa cultura. Salirse del lenguaje es otro gran vicio de la cultura, es
decir, lo que tú debiste haber entendido y si no lo entendiste, pues entonces eres un
idiota, cuando en realidad no estoy hablando tú mismo lenguaje, en la difusión o en la
crítica.

El profesor Alvear amplió el horizonte sobre ciertas percepciones de consumo cultural, me


parece importante que antes de responder, pone sobre la mesa lo que él entiende sobre
los conceptos o prácticas cuestionadas, para dejar en registro que partimos de la misma
definición. Difiero en ciertas cosas mencionadas sobre Teatro Escolar.
Permanece mi inquietud sobre ciertos procesos de producción escénica, ahora que aporta
la pertinencia del uso de procesos etnográficos, antropologías y sociológicos para una
eficaz gestión.

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