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oscxn eULLMANN

Dr. Theol. D. D.(Manche.ter), D. D. [Edirnburgo], Catedrático


de la. U níveraidades de Basilea y Parí._

EL ESTADO EN EL
NUEVO TESTAMENTO
VERSIÓN ESPA~OLA DEL
Con las debidas licencias
DR. ENRIQUE GIMBERNAT
del Arzobispado de Madrid-Alcalá

u
©}. C. B. Mohr (Paul Siebeck) Tübingen, 196r.
1966. TAURUS EDICIONES.
Claudio Coello, 69-B. Madrid, 1
(J
N.? Rgtro.: 34-63. - Dep. legal: M. SU-1966 TAURUS
PRESENTACI6N A LA EDICI6N ESPAÑOLA

Es de tal relieve la figura de Osear Cullmann, pro-


fesor de la Universidad de Basilea y de la Sorbona de
París, y, desde que comenzó el Concilio Vaticano Il,
observador en él, que tampoco en España necesita pre-
sentación, no sólo para los exegetas de profesión, pero
ni aun para el público culto que trata de seguir, a tra-
vés de los periódicos, las incidencias del Concilio y su
repercusión en el mundo protestante, manifestada va-
rias veces en ruedas de prensa por los observadores
en general, y por Cullmann en particular.
Sus múltiples libros le señalan como uno de los me-
jores exegetas protestantes, distinguiéndose además, aun
dentro de sus perspectivas, por su equilibrio y ponde-
ración, y por su cercanía a los católicos, entre los que
cuenta numerosos amigos.
Su afán de ecumenismo es bien notorio.
El libro que publica ahora Taurus en lengua espa-
ñola trata un problema que fue de aguda actualidad,
especialmente en Alemania, y sobre el que se escribió
mucho, en tiempo del nacional-socialismo. Entonces
había razones para un interés especial, cuando se iba
camino, en algún sector del pensamiento, hacia una
especie de idolatría del Estado, como en algunos mo-
mentos del Antiguo Imperio Romano. Pero el tema no
pierde nunca actualidad, al encontrarse el cristiano en
EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 9
8

su vida terrena encuadrado dentro de un estado y de


la política, y con la obligación o necesidad de tomar
una actitud ante esas realidades. El. pensamiento de
Cullmann interpretando el NT se puede resumir en
síntesis diciendo que el Estado, aun querido por Dios,
es una realidad provisional, enmarcada dentro de la ten-
sión escatológica que caracteriza al Reino divino scbre
la tierra, ante la cual el cristiano debe tomar una ac-
titud, al mismo tiempo que de leal colaboración, de
crítica en circunstancias en que el poder temporal pue-
Dedicado, en agradecimiento,
da extralimitarse en sus atribuciones. Con gusto salu-
damos la aparición en lengua española de esta obra del A LOS SEMINARIOS Y UNIVERSIDADES
eximio exegeta, y con gusto veríamos otras que han DE LOS ESTADOS UNIDOS,
hecho penetrar en nosotros muy profundamente el pen-
de los que fui huésped de enero a abril de 1955·
samiento bíblico y cristiano, y que no disienten funda-
mentalmente del punto de vista católico.

J. ALONSO DÍAz, S. J.
Profesor de Exégesis bíblica en la
Universidad Pontificia de Comillas
PRóLOGO A LA PRIMERA EDICIóN

El interés por el problema Estado e Iglesia se ooioa,


corrientemente, sólo cuando se llega a un conflicto
Estas conferencias fueron pronunciadas según las dispo--
siciones de la abierto entre ambos. No es, pues, casualidad que en
los años anteriores a la guerra y durante ésta apare-
Fundación de las HEWETT LECTORES, del 12 al 21 de
ciese un número muy elevado de trabajos, en los que
abril de 1955
también se trataban cuestiones históricas sobre la ac-
en el Union Theological Seminary, de Nueva York, titud de los más antiguos escritos cristianos ante el
en la Andover Newton Theological School, de Massachusetts,
Estado *. Nadie afirmará que, desde entonces, el pro-
y en la Episcopal Theological School, de Cambridge, Mass.
blema ha perdido actualidad. Por otra parte, la inten ..
ción del presente trabajo es precisamente la de mostrar
que no se trata, en absoluto, de un problema sujeto
a un tiempo determinado; más bien viene dado esen-

* Del gran número de publicaciones de aquellos años cito


solamente: G. Dehn, Engel und Obrigkeit, ein Beitrag zum
Verstiindnis von Rom. 13, 1-I7 (en libro homenaje a K.
Barth), 1936. K. L. Schmidt, "Das Gegenüber von Kirche
und Staat in der Gemeinde des Neuen Testaments" (Theol.
Bliiiter 1937, columnas 1 y sigs.). K. Barth, Rechtiertigung
und Recht, I938. F. J. Leenhardt, Le chrétien doit-il servir
l'Etat?, 1939. G. Kittel, Christus und Imperator. Das Ur-
teil der ersten Christen über den Staat, 1939. atto Eck, Ur-
gemeinde und Imperium, 1940. K. L. Schmidt, Die Polis
in Kirche und Welt. Eine lexicographische und exegetische
S tudie, 1939. W. Bieder, Ekklesia und Polis im Neuen Tes-
tament und in der Alten Kirche, 1941. O. Cullmann, Ko-
nigsherrschait Christi und Kirche im Neuen Testament,
194 1 .
12 EL ESTADO EN EL

cialmente -por así decirlo-s-, desde un principio, con


el cristianismo; de tal modo que, como problema, se
plantea también en países y en tiempos en los que no
parece existir material conflictivo de ninguna clase.
PR6LOGO A LA SEGUNDA EDICIóN
Tengo que expresar mi más sincero agradecimiento
a la Fundación de las Hewett Lectures, que con su
invitación me dio la oportunidad de pronunciar estas
conferencias, en abril de 1955, ante un numeroso y Las más recientes discusiones de política eclesiásti-
atento público, en el Unían Theological Seminary de ca en Alemania han puesto de nuevo de manifiesto la
Nueva York, en la Episcopal Theological School de necesidad de recapacitar sobre el problema del Estado
Cambridge (Mass.) y en la Andover Newton Theolo- en el Nuevo Testamento. No obstante, no han ocasio-
gical School (Mass.). nado ningún cambio radical en mi exposición. Por el
Debo también mis gracias más expresivas al Rev. contrario, ahora como antes me parece indicado -en
Stuart D. Currie, que me ayudó desinteresadamente en interés de una transposición objetiva de la cuestión a
la redacción del manuscrito durante mi actividad como nuestras circunstancias- estudiar dicha cuestión, en
catedrático invitado en la Emory University (Georgia). primer lugar, independientemente de los acontecimien-
Su profunda comprensión teológica facilitó extraordi- tos de nuestro tiempo, dentro del marco de la historia
nariamente la colaboración. del Nuevo Testamento. A este respecto, espero que
El añadir en el apéndice, como suplemento, mi ar- esta vez mis- criticas presten más atención al anclaje
tículo sobre las "potestades" en Rom 13, 1, aparecido que he querido hacer del problema en la cuestión de
en la Theol. Zeitschrift de 1954, no implica que mis los zelotes -la que dominaba todo en Palestina en el
disquisiciones sobre el Estado en Pablo (cap. IlI) de- tiempo del Nuevo Testamento- y en la actitud de
pendan de la doble interpretación de estas "potestades" 'Jesús ante ella. Confiaba en que esta primera parte
que allí defiendo; por el contrario, esa hipótesis -aho- de mi trabajo prouocaria una animada polémica. Es ca-
ra como antes la considero sólo coma tal- está de racterístico del modo con que las actitudes ya deiiniti-
acuerdo y esclarece la concepción del Estado de Pablo vas ante sus problemas determinan el estudio del Nue-
(y del Apocalipsis de Juan) tal como se deduce del tes- vo Testamento, que se pase con tanta rapidez sobre
timonio considerado en su totalidad. los dos primeros capitulas de mi trabajo, para llegar en
seguida a Rom 13.
Osear Cullmann. He intentado tener en cuenta en todo el trabajo la
literatura más importante aparecida, desde la primera
Basilea, I5 de octubre de 1955. edición, sobre las cuestiones en concreto.
14 EL ESTADO EN EL

En un segundo suplemento tomo postura ante la


nueva exposición de E. Kasemann sobre las "potesta-
des" en Rom 13, 1 Y sigs. ("Rom 13, 1-7 in unsere
Generation", ZThK 56, 1959, S. 316-376). Allí ex-
INTRODUCCIóN
plico por qué me ha parecido necesario dar una res-
puesta.
Osear Cullmann.
EL PROBLEMA
Basilea, junio de 1960.
El problema del Estado no es uno de esos proble-
mas euya solución cristiana se pueda concluir sólo pos-
teriormente y de modo indirecto de los principios del
Evangelio, tal como sucede, por ejemplo, con la postura
del cristianismo ante la cuestión de la cultura moderna
que sólo indirectamente puede ser deducida del Nuevo
Testamento 1. El problema "cristianismo y Estado", por
el contrario, está unido tan íntimamente al Evange-
lio que surge simultáneamente con éste. El Evangelio
mismo plantea y contesta la cuestión. El Nuevo Tes-
tamento conoce este problema como tal, mientras que
no se ocupa del problema de la relación entre Evan-
gelio y cultura: este último problema cae fuera de su
esfera visual. El significado fundamental que el Estado
tuvo para la Iglesia cristiana y que se ha mantenido
hasta nuestros días, se manifiesta, de este modo, desde
un pnncipio.
El que al problema Iglesia y Estado se le atribuya
importancia tan central, guarda relación con la postura
del cristianismo ante el fin de los tiempos. Precisamen-

1 Véase sobre esto mi artículo en "Het oudste Christen-


dom en de antieke Cultuur", tomo II, 1951, págs. 372 y sigs.
NUEVO TESTAMENTO 17
16 BL ESTADO EN EL
rece como algo "provisional". Por eso no encontramos
te porque el Evangelio se orienta a la "politeuma", a en ningún lugar del Nuevo Testamento (como hubiese
la comunidad del futuro Eon, tiene que considerar su sucedido en el caso de que el Estado fuese algo últi-
actitud ante la "polis" presente, ante el Estado pre- mo, definitivo) una repudiación de principio del Es-
sente, como un asunto que le atañe muy íntimamente 2. tado como tal, pero tampoco su admisión incondicional.
Allí donde se considere seriamente la espera cristiana El que la actitud de los primeros cristianos ante el
en el fin, allí se hará necesaria una actitud de principio Estado no sea acorde, sino que parece ser contradicto-
ante el Estado terreno; y esta actitud no es, de ningún ria, guarda relación con el concepto complejo de "pro-
modo, la de rechazar de antemano al Estado como tal. visional". Hago hincapié: parece ser así. Pensemos, por
Es una concepción absolutamente falsa identificar la
ejemplo, en Rom 13, 1: "Toda persona ha de estar
espera cristiana del fin con la indiferencia ante los va-
sometida a las autoridades superiores"; y junto a esto,
lores terrenos presentes. Por el contrario: de la es-
el Apocalipsis de Juan 13, J; Y sigs., donde el Es-
pera cristiana del fin emanan los impulsos más fuertes
tado es la bestia que sale del abismo. Ambas cosas se
para actuar en el mundo. La escatología cristiana no
quiere decir simplemente "negación del mundo"; desde dicen del mismo Estado romano. Más adelante vere-
luego que tampoco "afirmación del mundo". Al final mos que en esta yuxtaposición, que se puede seguir a lo
del presente trabajo veremos que esta situación com- largo de todo el Nuevo Testamento, se halla el verda-
pleja ("ni afirmación del mundo ni negación del mun- dero problema. Aclarar tal disparidad es el objeto del
do") se funda en el dualismo cronológico que caracte- presente trabajo. A causa de la tensión ante el fin de
riza al convencimiento cristiano-primitivo: por una los tiempos que caracteriza la situación del Nuevo Tes-
parte, el fin está cumplido ya desde Cristo; pero, a tamento, los problemas neotestamentarios son com-
pesar de ello, la consumación -el mundo presente con- plejos, no sencillos. No tan sencillos e inofensivos
tinúa- sigue pendiente. Esta es la tesis que he des- como muchos no teólogos -que se conforman con la
arrollado en mi libro Christus und die Zeit 3. Veremos complejidad de los problemas filosóficos, pero se quejan
que este dualismo se pone de manifiesto en la concep- de que en teología no todo sea inteligible sin esfuerzo
ción cristiano-primitiva del Estado. Por ello hay que ni estudio- frecuentemente desearían 4. La realidad
expresar, primeramente, la relación de los cristianos teológica es compleja, no es simple. Nuestra misión es
con el Estado en categorías temporales: el Estado apa- clarificar los problemas, no simplificarlos.

2 Flp. 3, 20; Heb 13, 14; Ef 2, 19. Véase H. Schlier,


Die Zeit der Kircbe, 1956, págs. 3 ysigs., y K. L. Schmidt, 4 Con ello no se quiere decir que aprobemos la moderna,
Die Polis in Kirche und Welt, 1939. "profunda" oscuridad de muchos teólogos.
3 2. a ed. 1948. Véase, en especial, págs. 186 y sigs.
2
18 EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 19

En este trabajo tendremos que hablar, por una parte, cristiana; de ahí deriva que el problema "Iglesia y Es-
de la cuestión teórico-teo1ógica (es decir, de la teoría tado" haya quedado planteado para siempre a la Igle-
del Nuevo Testamento sobre el Estado); y, por otra, sia de todos los tiempos: "seréis llevados a los gober-
de la dramática lucha práctica entre los primeros cris- nadores y reyes por amor de mí, para dar testimonio
tianos y el Estado. La teoría y la vida se hallan ligadas ante ellos y los gentiles" (Mt la, 17). Esto no signi-
en esta cuestión de modo especialmente estrecho. El fica que la Iglesia tiene que ser perseguida necesaria-
problema "Evangelio y Estado" pertenece no sólo al mente por el Estado; pero sí que ha de contar siem-
capítulo de la "enseñanza de Jesús", sino también al pre con que puede ser perseguida por el Estado. La
capítulo de la "vida de Jesús"; y en este último lugar cruz de Cristo ha de ser guía de la Iglesia en todas sus
ocupando el puesto más central de todo el Nuevo Tes- especulaciones sobre la relación entre la Iglesia y el
tamento: la crónica de la muerte de Jesús. Si hubié- Estado; no sólo respecto de las relaciones negativas,
semos olvidado esto, nos lo recordaría la inscripción sino también, indirectamente, de las positivas. La cruz
en lo alto de la Cruz, que indica el supuesto crimen no es todavía, en la época del Nuevo Testamento, un
por el que Jesús fue ejecutado por los romanos: rey de símbolo religioso; es el símbolo romano de la muerte
los judíos. Traducido al lenguaje jurídico romano esto
más infamante: traducido a nuestra sensibilidad mo-
quiere decir: Jesús ha sido condenado a morir cruci-
derna: del patíbulo. Bajo este aspecto tendremos que
ficado por ser un rebelde contra el Estado romano en
ocuparnos también del lado jurídico del proceso de
una provincia sometida a este Estado. Con otras pala-
Jesús.
bras: se le ha crucificado por zelote. Ahí se pone de
manifiesto que el problema "Iglesia y Estado", como
tal, pertenece al Nuevo Testamento. La persona de
Poncio Pílato pertenece también, de algún modo, a la
teología del Nuevo Testamento; con esto concuerda
que se aluda a él desde muy pronto 5: en los primeros
breves resúmenes de la fe cristiana, y, más tarde, en
el antiguo símbolo romano (antecedente del nuestro, el
apostólico).
Con la cruz de Cristo figura la relación "Cristo y
César" al principio y en el puesto central de la fe

5 Véase sobre esto O. Cullmann, Die ersten christlichen


Glaubensbekenntnisse, 1943, págs. 20 y sigs,
1

JESÚS Y EL MOVIMIENTO DE RESISTENCIA


ANTIRROMANO DE LOS ZELOTES

Primero hemos de examinar cómo se planteó el pro-


blema del Estado al judaísmo de la época. La nación
judía había perdido su independencia. Poseía, sin em-
bargo, una cierta autonomía dentro del marco del Es-
tado romano. Pero el ideal teocrático, según el cual la
comunidad religiosa, la "comunidad" judía (prede-
cesora de la "ekklesia" cristiana) coincide con el Es-
tado, se había realizado sólo en escasa medida. A este
respecto hay que hacer ya una indicación: a priori
existe una diferencia importante, si comparamos la ac-
titud del judaísmo ante el Estado con la actitud de la
Iglesia cristiana. En el judaísmo contemporáneo -mu-
cho antes de que hubiese un problema cristiano del
Estado- había ya un problema del Estado, Pudiera pa-
recer, en una consideración superficial, que el cristia-
nismo en su relación con el Estado se hace simplemen-
te cargo de la herencia judaica, planteándose el pro-
blema del mismo modo. En realidad, el ideal teocrá-
tico judío es rechazado expresamente, como satánico,
por el cristianismo. Pensemos solamente en el relato
de la tentación en los Evangelios. El demonio ofrece
a Jesús el dominio sobre el mundo. Sólo consíderán-
22 EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO
dolo superficialmente puede parecer que el proble- Mucho más importante para el cristianismo naciente
ma es exactamente el mismo, por haber habido per- es la solución judía opuesta (la teocrática), la confu-
secución de los judíos por el Estado romano, como
sión entre Estado y comunidad judía, tal como la
hubo persecución por el Estado romano en la época
pretendían -como ideal- los fariseos. Estos, partien-
cristiana. Se argumenta presentando la época de los
do de este ideal, no pueden considerar al Estado ro-
Macabeos como paralelo. La resistencia cristiana debe
mano más que de un modo puramente negativo. Desde
de ser examinada, sin embargo, de muy distinto modo,
el punto de vista del ideal teocrático tienen que re-
pues parte de un ideal completamente distinto. El
chazarlo totalmente. Pero para nuestra cuestión intere-
Evangelio no sabe nada de la confusión entre el reino
sa especialmente el ala extrema del partido de oposi-
de Dios y el Estado, que es característica del ideal teo-
ción antirromano: los llamados zelotes (de la palabra
crático del judaísmo. Al contrario: el Evangelio se
griega "zelos", celo). Aquí encuentra el ideal teocráti-
opone al ideal teocrático del judaísmo con la misma
co su expresión más vigorosa: para realizarlo predican
energía con que se enfrenta a la pretensión de totali-
los zelotes la guerra santa; y no sólo la predican, sino
dad del Estado romano. El judaísmo es perseguido por
que la preparan en secreto, atacando al poder de ocu-
el Estado romano por tener un programa político teo-
pación romano; primero, con acciones de resistencia
crático propio. Pero precisamente no es este el caso
en el naciente cristianismo. y levantamientos aislados y, más tarde, desde el año
Concuerda con el dualismo, ya señalado, de la pos- 66 al año 70, con una guerra abierta que acaba con
tura cristiana ante el fin de los tiempos, que el discí- la destrucción del templo de Jerusalén por los roma-
pulo de Jesús tenga que luchar en dos frentes, que nos y el sangriento sometimiento de la resistencia ju-
tenga que rechazar, por una parte, a aquellos que, como día. Pero no con ello desaparecen los zelotes. Su mo-
los saduceos, acatan incondicionalmente el dominio ro- vimiento pervive: 62 años más tarde, bajo Adriano,
mano, abandonando toda esperanza en el reino de sobreviene la segunda guerra, en la que Bar Koseba,
Dios. Los saduceos son los colaboracionistas de aquel general en jefe de las tropas de resistencia, se hace
tiempo. Están de acuerdo con todas las transgresiones proclamar, a la vez, Mesías y rey político de Israel.
de la autoridad estatal llevadas a cabo por los roma- Este segundo levantamiento zelote finaliza con el ex-
nos. Jesús y el cristianismo naciente no se han adheri- terminio definitivo del Estado judío. Recientemente, y
do nunca a esta sumisión total -proveniente de la in- por medio del sensacional descubrimiento de dos do-
diferencia religiosa- al Estado romano. Pero su dispu- cumentos (encontrados de manera asombrosa), ha sido
ta con los saduceos era sólo indirecta: los colabora- posible observar más de cerca esta segunda guerra:
cionistas saduceos no tenían propiamente un programa, en las proximidades del Mar Muerto, cerca de Mu-
religioso-teológico, tenían uno político. rabba'at, 18 quilómetros al sur de Qumran, donde se
han encontrado los rollos de la importante secta de
EL P,STADO 1!N EL NUl!!VO T1!STAM1!NTO

105 esenios, han aparecido dos escritos originales del manos el caso "Jesús de Nazaret" pertenecía a la larga
rey-mesías Bar Koseba dirigidos a uno de los oficiales. lista de casos de zelotes detenidos, que atentaban con-
Aquellas grutas en las que se habían escondido viejos tra la seguridad del Estado romano en las provincias
manuscritos, servían también, por lo visto, de refugio judías, y que, por ello, habían de ser contrarrestados.
para los levantiscos 1. Aquí nos interesa, sin embargo, Veremos, sin embargo, que la condena sobrevino in-
sólo la primera guerra y los movimientos de levanta- justamente. Pues Jesús no era zelote. Si bien tenía que
miento que condujeron a ella. ocuparse a cada paso de este movimiento. Que esto
El movimiento judío de los zelotes es de extraordi- era así no sólo se deduce, indirectamente, de que es-
naria importancia para la comprensión del Nuevo Tes- tamos ante la cuestión que en aquel entonces absorbía
tamento y de los sucesos que condujeron a la muerte de modo más principal los ánimos de Palestina. Sino
de Jesús. Ciertamente que es una exageración hacer que es consecuencia de que, como veremos, Jesús es-
de Jesús un zelote, Pero es un error menospreciar, a taba rodeado en el círculo más íntimo de sus discí-
causa de esta exageración (vinculada al nombre de pulos por zelotes 0, al menos, por antiguos zelotes ;
Eisler 2), la importancia de los zelotes para la enseñan- ejercía, pues, una especial fuerza de atracción precisa-
za y la vida de Jesús y para la concepción del Estado mente sobre estas personas, viéndose obligado conti-
del cristianismo primitivo 3. En primer lugar, no debe nuamente, por otra parte, a delimitar su propia ense-
de pasar desapercibido que Jesús fue condenado por ñanza de la de ellos.
los romanos como zelote a morir en la cruz. De esto Del movimiento de rebelión de los zelotes estamos
hablaremos detenidamente en el próximo, capítulo. Pero bastante bien informados por [osefo. Éste nos habla
ya aquí conviene resaltar este hecho, que por sí solo constantemente de ellos; tanto en Bellum Judaicum (en
basta para mostrar la importancia del movimiento ze- especial en el 2. 0 libro) como en las Antiquitates (sobre
lote para nuestro problema. Para los funcionarios ro- todo, en 18 y 20) 4. Es evidente que debió de causar
una profunda sensación el levantamiento del dirigente
1 Véase R. de Vaux, "Quelques textes hébreux de Mu-
zelote Judas el Galileo; levantamiento producido, en
rabba'at" (Revue biblique, 1953, págs. 268 y sígs.). J. T. el siglo 1 después de Cristo, en relación con un em-
Milik, "Une lettre de Siméon Bar Kokheba" (Reoue bibli- padronamiento, y que fue reprimido sangrientamente
que, 1953, págs. 276 y sígs.).
2 R. Eisler, "Ir¡ooüe; ~ao"lAEl)<; Ol) ~O:OlAeúoo:<;", 2 tomos,
1929-30; el mismo, The Messiah '[esus and john the Bap- 4 Sobre los zelotes, según Josefa, véase E. Schürer, Ges-
tist, 193I. chichte des jüdischen Volkes im Zeitalter '[esu Christi, 4."
3 En esta importancia hace hincapié recientemente, con ed., tomo r.v, 1901, págs. 573 y sigs., 617 y sigs, A. Schlat-
razón, S. G. F. Brandon, The Fall o/ '[erusalem and the ter, Geschichte Israels von Alexander dem Grossen bis Ha-
Christian Church, 1951. drian, 1925, pégs. 322 y s1gs.
26 EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 27
por los romanos 5. El suceso debe haber sido rete- tramos con la calificación romana latina -también ates-
nido largo tiempo en la memoria de los judíos. En tiguada por Josefo- de "sicarii" 8 (literalmente: "ma-
Act 5, 37, menciona Gamaliel a este Judas en relación tones", bandidos). Desde el punto de vista romano eran
con otro dirigente zelote llamado Teudas; incurriendo, anarquistas.
por cierto, el autor de los Hechos de los Apóstoles en Muy probablemente, hay que identificar también a
un error cronológico que no hace falta tratar aquí. los "galileos", que Jesús menciona en Le 13, 1, con
Me interesa tan sólo mostrar hasta qué punto la cues- los zelotes. Le cuentan a Jesús acerca de "los gali-
tión zelote ocupaba un puesto de interés preferente leos, cuya sangre ha mezclado Pilato con la de sus
en la época del Nuevo Testamento 6. Es también im- sacrificios". No creo que se trate aquí, como se ha su-
portante hacer notar ya aquí que, en el citado lugar puesto, de una matanza en el templo; sobre todo te-
de los Hechos de los Apóstoles, Gamaliel coloca a Jesús niendo en cuenta que Josefa no nos habla para nada
al mismo nivel de aquellos otros dirigentes zelotes, de ella. Con "sacrificios" se debe querer decir aquí
Los extraños deben de haber visto, por tanto, de algún hombres. Probablemente se trata de una rebelión de
modo, algo común entre Jesús y los dirigentes zelores. zelotes en la que perecieron romanos o, en todo caso,
Según Act 21, 38 el tribuno romano, a quien es con- funcionarios del Estado. Pilato puede haber aprovecha-
ducido Pablo en Jerusalén, considera a éste un zelote, do la ocasión para efectuar una matanza entre todos
creyendo que es el dirigente zelote egipcio de cuya re- los zelotes galileos que, estando en relación con el asun-
belión también nos habla [osefo 7. "¿No eres tú el to, pudo encontrar. Es notable que, según Le 13, 1,
egipcio que ha provocado una rebelión de 4.000 ze- a Jesús le sea comunicado este acontecimiento. Evi-
lotes?" Esto pone de manifiesto, una vez más, 10 ob- dentemente, se suponía que Él se interesaba especial-
sesionado que se hallaba con los zelotes el poder re- mente por esta gente.
mano de ocupación -hoy hablaríamos de un comple- Esto concuerda con que tuviese a su alrededor, en
jo-. En todas partes donde hay judíos creen ver zelo- su círculo más intimo de discípulos, zelotes. ¿De dónde
tísmo. En el lugar citado -Act 21, 38- nos encon- sabemos esto? De uno de los discípulos que pertene-
cía al grupo de los 12 podemos afirmar con seguridad
5 Jos. Ant, XVIII, r, r y sigs, XX, 5, 2, Bell. [ud, H, que pertenecía a los zelotes, o, por lo menos, que a
8, 1; 17, 8. VII, 8, 1. ellos había pertenecido antes de su elección: de Simón.
6 En contradicción al relato de Josefa, intentan discutir En la lista de discípulos del Evangelio de Lucas (cap.
F. J. Foakes-jackson y Kirsopp Lake, The Beginnings 01
Christianity, tomo 1, 1920, págs. 421 y sigs., la pertenencia 6, 14 Y sigs.) y en la de los Hechos de los Apóstoles
de Judas al movimiento zelote, localizando este movimiento (cap. 1, 13), que coincide en lo fundamental con aque-
en un tiempo muy posterior.
7 Bell. judo II, 13, 5; Ant, XX, 8, 6. 8 Ant. XX, S, ro.
EL l!5TAlJO EN EL NUEVO TESTAMENTO
11a, se le llama Simón el Zelote. Es el mismo que en ción, Su ideal de Mesías habría sido distinto del de
las listas paralelas de Marcos (3, 18) Y de Mateo Jesús, y su entrada en el grupo de discípulos habría
(10, 4) es llamado Simón "ha Kananaios". Estas pa- sido consecuencia de un mal entendido sobre el fin que
labras se traducen siempre, erróneamente, por Simón Jesús perseguía: habia imaginado -como, por cierto,
el Cananeo (= de Caná). En realidad, "kananaios" no también lo habían hecho otros discípulos de Jesús-
tiene nada que ver con Caná, sino que es, simplemen- de un modo muy distinto el papel que éste iba a des-
te, una transcripción de la expresión aramea para ze- empeñar; había imaginado un rey-Mesías político, al
lotes. Zelotes es la palabra griega; de "zelos", celo. modo de Judas el Galileo y de Bar Koseba, que acaba-
Los zelotes son los que tienen celo. Kanananios pre- ría con el dominio romano, instaurando, de este modo,
cede del tronco semítico "Kana" = celo. "Kenana" es el reino de Dios sobre la tierra. La traición de Judas
la palabra aramea para zelote, del mismo modo que tendría entonces su origen en la desilusión -compar-
"sicaríus" es la palabra latina para los mismos miem- tida por otros discípulos- producida cuando vieron
bros del partido judío de resistencia 9.
Probablemente había otros discípulos del grupo de Thaddaios-Lebbaios-judas jakobou, y a la variante en Jn
los doce que eran zelotes o antiguos zelotes. El nombre 14, 22 (sa.): 'Judas Canarutes para Judas. En un artículo
de Judas Iscariote no ha podido ser aclarado hasta próximo intentaré demostrar cómo se llegó, dentro de esta
conexión, al equivocado desdoblamiento de Judas; desdo-
ahora satisfactoriamente. Una variante 10, en Jn 6, 7 1 , blamiento que, más tarde, desapareció en Siria al identifi-
separa Iscariote en "isch kariot", es decir, hombre de carle -también erróneamente- con Tomás. Por 10 que se
Karioth. Pero no conocemos ningún lugar que tuviese refiere a estas cuestiones y al problema del verdadero mo-
ese nombre. Convendría, por ello, considerar si es tivo de la traición, no me parece que sea una dificultad in-
superable la desaparición de la i larga de sicarius. C. C. To-
posible que Iscaríote sea la transcripción semítica del rrey, "The Name, «Iscariots' (Harvard Theol. Review 1943,
vocablo latino "sicarius", Desde un punto de vista fi- págs. 52 y sigs.); "Studies in the Ararnaic of the First Cen-
lológico existe esta posibilidad 11. Si Judas era miembro tury A. D." (ZAW, 1953, págs. 246 y sigs), rechaza esta
transcripción en base a tal dificultad, atribuyendo el apodo
9 Esta explicación del nombre Simón Kananaíos (véase -que según él fue añadido después de la muerte de Je-
F. e. Burkitt, .Svriac Forms 01 N. T. Proper Names, 1912, sús- a la raíz aramea sqr ("engañar"). A esta opinión se
pág. 5) debe ser considerada ya como indiscutible. La deri- adhiere B. Gartner, "Die ratselhaften Termini Nazoraer und
vación de la ciudad Can á (e. e. Torrey, The tour Gospels. Iskariot" (Hora e Soederblomianae, 1957), quien hace refe-
A New Translation, págs. 307 y sigs.) no sólo es difícil, rencia a "categorías de traidores", tal como se conocen por
sino que tampoco permite aclarar la variante t;l1Ac0Tll<; en la tradición rabínica de Ahitofel, El punto débil de esta aguda
Lucas. interpretación reside en tener que colocar la aparición del
10 En Codo D. figura como en las demás partes. apodo de Judas -tan firmemente unido al nombre- des-
11 A este respecto, hay que referirse, sobre todo, a la pués de la muerte de Jesús; pero si esto fuese así su sen-
variante en Mt ro, 3 (it): Judas Zelotes para el discutido tido habría caído muy pronto en el olvido.
30 EL BSTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 31
del partido ze1ote, entenderíamos mucho mejor su trai- G. Dalman 14, "barjona" es una voz advenediza del
que Jesús concebía su papel de Mesías de modo bien accadio que significa "terrorista". Si así fuese, tendría-
distinto, calificando de directamente satánica aquella mos ahí un nuevo calificativo para "zelote".
esperanza política del Mesías que era el ideal supremo Por último, se puede incluso suscitar la cuestión de
de los zelotes. si los hijos del Zebedeo no tenían tendencias que es-
Debe de ser también examinado si no hay que men- taban próximas al movimiento zelote. Su ruego en Me
cionar a Pedro dentro de este orden de consideracio- ¡O, 35 de poderse sentara la derecha y a la izquierda
nes. Precisamente es él quien quiere hacer desistir a de Jesús, cuando Éste reine en la gloria como Señor
Jesús de que cumpla su misión en la Pasión, en vez del mundo es, en todo caso, un ruego típicamente ze-
de en la gloria terrena; y precisamente a él es a quien lote. La misma dirección muestra su comportamiento
Jesús reprende con las palabras: "i Apártate, Satán l", en Le 9, 54: cuando los samaritanos se niegan a aco-
al darse cuenta de que aquí se enfrenta con el mismo ger a Jesús, quieren que haga llover fuego del cielo
tentador que en la auténtica tentación, según el relato para aniquilarlos; Jesús les reprende por ello. El apodo
de Lucas y Mateo, le ofrece el dominio sobre el mundo. "hijos del trueno" (boanerges) que Jesús les da, pu-
Que sea Pedro el que en Getsemaní lleve una espada diera así mismo confirmar que tenían tendencias zelo-
y la quiera evidentemente utilizar, al modo de los sica- tes. Podemos, por tanto, llegar a la conclusión: uno
rios, es algo que figura, sin embargo, sólo en el Evange- de los doce pertenecía seguro a los ze1otes: Simón el
lio de Juan. Más importante es una consideración filo- Ze1ote; probablemente, también otros como Judas 1s-
lógica que hace, por 10 menos, probable la hipótesis de caríote y Pedro, y, quizás, los hijos del Zebedeo.
que Pedro hubiese pertenecido también a los zelotes. Jesús debió ejercer una especial atracción sobre
En mi libro sobre Pedro 12 he insinuado que el califica- esta gente. Entonces comprendemos mucho mejor que
tivo "Barjona", que encontramos en Mt 16, 17, para tuviese que enfrentarse diariamente, por así decirlo,
Pedro, no puede ser traducido con seguridad por "hijo con la cuestión zelote. Y asimismo entendemos que el
de Juan". Jn 1, 42 Y 21, 15 lo interpretan, en efecto, ideal zelote era la auténtica tentación para Jesús, desde
así. Pero pudiese ser que se tratase de una aclaración el principio -cuando el diablo le ofrece el dominio
posterior, pues no es posible probar en ninguna parte sobre el mundo- hasta el momento en que rechaza
que "[onás" sea una abreviatura de Juan. En mi libro a Pedro como Satán, para llegar, por último, al deci-
he mencionado, siguiendo una indicación de R. Eís- sivo momento de Getsemaní en que el diablo -como
ler 13, que según un viejo lexicón hebraico, citado por Lucas (cap. 4, 13) correctamente ha interpretado-e- le

12 Pág. 16. 14 G. Dalman, Aramdisch-neuhebriiisches Worterbuch, 2.&


13 Op. cit., pág. 67. ed, 1922, pág. 65 a.
NUEVO TESTAMENTO
EL ESTADO EN EL
Primeramente tratamos de la critica de Jesús al Es-
tienta, de nuevo, del mismo modo que al principio,
tado. Que Él no acepta al Estado sin crítica como un
En Getsemaní se trata, por última vez, de si Jesús va
último presupuesto dado, se deduce de ciertas palabras
a ceder ante los ruegos de los discípulos de que presente
que no expresan una especial estima por los domina-
resistencia contra los soldados romanos que le detienen.
dores. En Le 13, 32 no vacila en llamar "zorro" al
Al final de la oración ha vuelto a vencer Jesús; está
soberano colocado por los romanos, al saber que éste
definitivamente decidido a entregarse en cumplimiento
quiere alej arle de su territorio por medio de una ame-
de su destino de Mesías, es decir: a entregarse como
naza. En Le 22, 25 habla Jesús con su característica
Hijo del Hombre que va a padecer. La negación de
ironía, que tantas veces aplica, de la costumbre de los
Pedro tiene lugar cuando ve que Jesús no se defiende.
dominadores de asignarse a sí mismos el título de ho-
Sin duda que hay que aclararla también partiendo de
nor de "bienhechores", como hacían, por ejemplo, en
la debilidad humana de Pedro que constatamos en otras
las monedas. Dominan aplicando la violencia contra los
partes. Pero ciertamente que la negación descansa en
pueblos y a cambio de ello se hacen llamar todavía
una última desilusión; como la traición de Judas.
Al hablar de la actitud de Jesús ante el Estado no
"bienhechores".
debemos de limitarnos, como es costumbre, al relato Se podría indicar también que Jesús acepta el enea-
de Mc 12, 13 Y sigs. sobre el pago de los impuestos; sillamiento -común entre los fariseos y el pueblo en
debemos de partir, más bien, de la posición de Jesús general- de los odiados publicanos dentro de los "co-
ante los zelotes. laboracionistas", Los menciona junto a los pecadores,
En primer lugar hay que señalar que en Jesús en- las prostitutas y los gentiles (Mt 9, 10; Mt 18, 17;
contramos, como en todo el Nuevo Testamento en su Mt 21, 31).
juicio sobre el Estado, aquella dualidad de la que he- Pero, por otra parte, vemos que acoge precisamente
mos hablado al principio. Por una parte observamos a publicanos (como acoge a pecadores). Entre los doce
que Jesús no considera, en absoluto, al Estado como no sólo se encuentran zelotes, sino también un publi-
un último presupuesto divino dado, pero que, por otra cano (Mc 2, 15; Mt 9, 10; Mt 1;0, 3). No son ima-
parte, lo acepta, rechazando radicalmente todo intento ginables mayores enemigos de los publicanos que los
de derribarlo. Me interesa poner de relieve en este tra- zelotes. El que Jesús eligiese a publicanos junto a ze-
bajo esta doble actitud como característica para todo lotes muestra mejor que cualquier otra cosa que se
el Nuevo Testamento y mostrar que radica en una encontraba por encima de este antagonismo.
concepción fundamental totalmente unitaria. A este La postura de Jesús ante los publicanos, como ante
respecto, considero importante el que ya en Jesús en- el capitán de Cafarnaum, tenía que desagradar a los
contremos esta doble -pero, sin embargo, no contra- zelotes, por mucha simpatía que les inspirase la inter-
dictoria- actitud ante el Estado. na independencia de Jesús ante Herodes.
3
NUEVO TESTAMENTO 35
34 EL ESTADO EN EL
exegética y polémica, si la máxima ha de ser interpreta-
Surge la cuestión: ¿hay entre las palabras de Jesús da "in bonam partem" o "in malam partem", si con-
algunas que tomen directamente postura ante los zelo- tiene una alabanza o una censura. ¿Se está alabando
tes y sus aspiraciones? Sí; e incluso en número extra- aquí la furia por el reino de Dios? ¿Hay que incluir
ordinariamente elevado. Teniendo en cuenta la impor- al mismo Jesús, como opina Albert Schweitzer, entre
tancia de la cuestión zelote en tiempos de Jesús, com- los que ganan luchando violentamente el reino de Dios?
probamos qué palabras, que si no serían difícilmente No creo que el vocablo griego permita esta interpre-
inteligibles, adquieren su sentido por la referencia a tación. Más bien hay que pensar en gente como el di-
los zelotes. Se ha observado siempre que la famosa rigente zelote Judas 16. Ciertamente que las palabras
respuesta de Jesús en Me 12, 17 ("dad al César lo encierran no sólo censura. Jesús reconoce que estas
que es del César y a Dios lo que es de Dios"), sólo es personas se esfuerzan por alcanzar el reino de Dios.
comprensible en relación con el movimiento zelote. Pero rechaza su acción; pues el reino de Dios no se
Yo creo, sin embargo, que hay muchas más frases produce con violencia humana, ni se establece tampoco
que guardan relación con esta cuestión 15. La exhorta- como reino político. Continuamente comprobamos en
ción del Sermón de la Montaña a "no oponerse al Jesús la misma dualidad. Ciertamente que para nos-
mal" cobra un especial significado si pensamos que otros el reino de Dios ha de ser infinitamente más que
Jesús tenia que enfrentarse continuamente con el ideal el Estado; pero es equivocado luchar contra el Estado
zelote de oponerse al Estado romano con la fuerza de violentamente para establecer el reino de Dios. A los
las armas. En especial, hay que aludir aquí a la difícil "violentos" pertenecen también aquellos que en Jn 6,
máxima sobre "los que hacen violencia al reino de 15 quieren hacer a Jesús rey y de los que Él huye.
Dios", sobre "los violentos que lo arrebatan" (Mt 11, N o puede ser afirmado con seguridad que las palabras
12 a comparar con Le 16, 16). Es una vieja cuestión del Sermón de la Montaña (Mt 7, 15) contra los falsos
profetas que "vienen con vestiduras de ovejas, más por
15 N. A. DahI, "The Parab1es of Growth" (Studia Theo-
dentro son lobos rapaces", estén dirigidas contra los
logica 5, 1951), págs. 131-166, indica que la parábola de
la semilla que crece, Mc 4, 26 Y sigs., podría contener una zelotes. Pero la cuestión puede, por 10 menos, ser plan-
alusión antize1ótica.-H. G. Wood, "Interpreting this time" teada.
(N ew T estament Studies 2, 1955-56), págs. 262-266, supone El capítulo 10 del Evangelio de Juan sobre el pastor
también que en Le 13, 1 Y sigs, se está pensando en levan- encierra, a mi entender, en cierto modo, una interpre-
tamientos zelotes, Quiero hacer aquí referencia, sobre todo,
al sugestivo y concienzudo estudio de H. Baltensweiler, Die
Verkliirung '[esu. Historisches Ereignis und synoptische Be- 16 Así también A. Van Gal1, "Bao lAda TOO OEOU", 1926,
richte, 1959, en el que se muestra la conexión del problema pág. 353, Y ya H. Windisch, Der messianische Krieg und
fiesta de los tabernáculos - Elia con la cuestión zelote en re- das Urchristentum, 1909, págs. 35 y sigo
lación con la historia de la Transfiguración.
EL BSTADO EN EL NUBVO TESTAMENTO 37

ración de las palabras de Mt V, En In la, 8 pro-


12. se llegase a esta acusación, habiéndose distanciado Je-
nuncia el Cristo evangélico la extraña frase: "todos los sús conscientemente de 'los zelotes. La clave para la
que han venido antes de Mi, eran ladrones y saltea- comprensión la sigue constituyendo el hecho ya cons-
dores". En el versículo 1 1 se opone a ellos el buen tatado, de que la actitud de Jesús se halla más allá de
pastor que cuida de la vida de sus ovejas. ¿No se está una absolutización sin crítica del Estado romano, y, al
pensando aquí en los dirigentes zelotes que conducían mismo tiempo, más allá de la resistencia política contra
a sus seguidores a una muerte segura en manos de los este Estado. También para Jesús es válido que "bus-
romanos? Es imposible que con los ladrones y saltea- ca la polis futura", como dirá la Carta a los Hebreos
dores que han precedido a Jesús se esté aludiendo a (13, 14)·
los Profetas o a Juan el Bautista 17. Me parece casi se-
guro que ahí se está pensando en dirigentes zelotes
como aquel Judas el Galileo. Y es notable que Jesús
sea comparado, otra vez, con ellos. Visto desde fuera,
hay aquí algo en común. Pero la diferencia radical apa-
rece unos versículos después: "nadie me quita la vida,
soy Yo quien la doy por mí mismo" (v. 18).
Con esto llegamos al objeto de nuestro segundo ca-
pítulo: la condenación de Jesús por los romanos. Ve~
remos que Jesús fue condenado realmente -al igual
que los zelotes que le precedieron- como zelote por
los romanos. Pero primero habrá que investigar, en
base a otras palabras de Jesús, cómo fue posible que

17 Ciertamente que tampoco se alude con ellos a los fa-


riseos, como supone A Schlatter, Der Evangelist '[ohannes,
1930 ad loe. Pero tampoco hay nada que indique, como cree
R, Bultmann, Das Evangelium des '[ohannes, 1941, ad loe.,
que deberíamos pensar en "salvadores y redentores del mun-
do heleno-gnóstico". En nota a pie de página (página
289, 2) admite por lo demás que podría tratarse de salvadores
políticos, "en tanto en cuanto sean al mismo tiempo religio-
sos, es decir pseudomesías", A los dirigentes zelotes les es
aplicable esto.
n
LA CONDENA DE JESÚS
POR EL ESTADO ROMANO

Hemos visto que Jesús estaba rodeado por zelotes


en su ambiente más próximo; que ejercía, evidente-
mente, una especial fuerza de atracción sobre este mo-
vimiento de resistencia; que, vista desde fuera, su actua-
ción y la de sus discípulos podía ser mal interpretada
en el sentido de zelotismo, y que El, por esto, para
evitar que se pudiese desviar su obra por caminos
equivocados, se ha distanciado, desde un principio, de
diversos modos, de los zelotes.
La concepción del Mesías que tienen los zelotes
(confusión del reino de Dios con un estado terrenal
dominador del mundo) la considera Cristo, expresamen-
te, como una tentación satánica. Pero uno puede ser
tentado sólo con cosas que le están próximas.
Con esto surge la cuestión de la conciencia mesiá-
nica. No podemos ocuparnos aquí de ella en toda su
complejidad; queremos únicamente indicar el aspecto
que es fundamental para la comprensión de la postura
de Jesús y también para la comprensión de su con-
dena. Jesús se ha considerado como el Hijo del Hom-
bre que desciende de los cielos. Este Hijo del Hombre,
de quien se habla en el libro de Daniel y en algunos
40 EL ESTADO EN EL
NUEVO TESTAMENTO
otros escritos judíos, más o menos esotéricos, del siglo
1, es una figura mesiánica. Pero el Mesías propiamente sidera este silencio, como es sabido, como una inven-
judío es un jefe del victorioso ejército nacional que ción de los evangelistas 1. Según él, Marcos ha querido
somete a todos los pueblos gentiles, dominando sobre explicar con este llamado "secreto de Mesías" cómo
el mundo, mientras que el Hijo del Hombre danie1ano pudo suceder que Jesús no fuese nunca reconocido en
desciende del cielo y establece un reino que no es de sus tiempos. Opino que esta interpretación no es, en
este mundo. No obstante, los contactos entre Mesías absoluto, necesaria y creo que el mutismo se funda-
e Hijo del Hombre son tales que podemos hablar de menta en la concepción que Jesús tenía, realmente,
una conciencia mesiánica de Jesús. Jesús tiene concien- de su misión mesiánica. El mutismo y la evidente re-
cia de ser el enviado divino que establece el reino de serva de Jesús ante el título de Mesías explican, más
Dios. Sólo de este modo podemos comprender que so- bien, la especial conciencia que tenía de su misión.
breviniera la acusación que acabaría con la condena, Es característico que Jesús en los momentos más de-
cuya fundamentación se precisa en lo alto de la Cruz; cisivos de su vida, siempre que fue preguntado si era
la culpa de Jesús, desde el punto de vista romano, re- el Mesías, no contesta con un sí, sino que da una res-
sidía en que -al igual que los zelotes- había pre- puesta en la que se elude intencionadamente este títu-
tendido dominar, como un rey, en una provincia admi- lo, substituyéndolo por el de Hijo del Hombre. Así en
nistrada por los romanos. La condena de Jesús por Cesarea de Filipo, Me 8, 29, pregunta Jesús a los dis-
los romanos (hemos de ver todavía que, en realidad, cípulos: "Y vosotros, ¿quién decís que soy?". Pedro
Jesús fue condenado jurídicamente por los romanos, y responde: "Tú eres el Mesías". A esta llamada confe-
no por los judíos) sería incomprensible, si Jesús no se sión de Pedro no responde Jesús ni afirmativa ni ne-
hubiese considerado a sí mismo como el Hijo del Hom- gativamente, sino que calla; pero a continuación (v. 31)
bre que venía a establecer el reino de Dios en el mun- les manifiesta que el Hijo del Hombre ha de padecer
do. Esta me parece a mí que es la prueba más fuerte mucho. No dice, pues: que el Mesías ha de padecer
de que Jesús tenía una conciencia "mesiánica". mucho, sino el "Hijo del Hombre". El evangelista ha
Sin embargo, hay que tener muy en cuenta que Jesús guardado el recuerdo de que Jesús no se aplica a sí
-para expresar la misión que Dios le ha impuesto- mismo el título de Mesías, ya que ello -Jesús era de-
se aplica la idea judía del "Hijo del Hombre" y no masiado sospechoso de perseguir el ideal de rey polí-
la del Mesías político. Ciertamente que nunca rechaza, tico- habría podido conducir a malentendidos de tipo
de modo directo, el título de Mesías; pero manifiesta zelote. Cuando Pedro, en la misma ocasión, toma a
siempre una decidida reserva cuando es calificado de Jesús aparte, pretendiendo disuadirle de que conciba
Mesías. No quiere hablar sobre ello, contestando con
el silencio cuando se le llama Mesías. W. Wrede con- 1 W. Wrede, Das Messiasgeheimnis in den Euangetien,
19°1.
EL ESTADO EN EL
NUEVO TESTAMENTO
su misión como la de siervo de Dios que va a pade-
cer, Jesús se da cuenta de que se halla ante la misma o influenciados por estos, que incluso podrían llegar a
tentación con la que se encontró al comienzo de su ac- volverse contra Él. Como tantas veces, Jesús se en-
tuación pública: i establecer un reino de Dios terreno! cuentra ante una trampa: tiene que comprometerse.
Como se da cuenta de que es el mismo demonio, que Pero como siempre en tales situaciones, Jesús no se
esta vez se sirve de Pedro. Esto demuestra que Pedro, compromete. Al igual que en la cuestión del pago de
según Marcos (no hablamos aquí del texto paralelo los impuestos, Jesús no contesta ni afirmativa ni nega-
Mt 16) tenía la concepción zelótica del Mesías al pro- tivamente. Es cierto que según Marcos, sin embargo,
nunciar la frase: "Tú eres el Mesías". Para Jesús esta la respuesta fue: "Sí, yo soy". Pero si comparamos
concepción es satánica: "i Apártate, Satán!" (v. 33) 2. los textos de Lucas y Mateo hay que preguntarse si
La misma actitud se puede comprobar en el interro- Marcos entendió correctamente las palabras arameas.
gatorio de Jesús por el sumo Sac~rdote. Veremos más Parece que en Mateo, estas palabras arameas han sido
adelante que este interrogatorio no tiene la finalidad de traducidas literalmente al griego: Tú lo dices (resal-
fundamentar una sentencia judía, sino que los judíos tando el "tú"). Los orientalistas están de acuerdo en que
pretenden suministrar a los romanos una base para la las palabras arameas correspondientes ("tú 10 dices")
acusación de Jesús. El sumo Sacerdote sabe que los no significan en este idioma un claro sí; son, más bien,
romanos se interesan tan sólo por la pretensión mesiá- un medio de eludir la pregunta, y pueden significar in-
nica; ya que para ellos Mesías significa lo que signi- cluso "no". En este caso, se habrían usado en el si-
fica, en realidad, para los zelotes : un pretendiente re- guiente sentido: eso lo dices tú, no yo. Además, Jesús
volucionario al trono real judío. Por ello pregunta el continúa, también aquí, en la siguiente frase -al igual
sumo Sacerdote, Mc 14, 61: "¿Eres Tú el Mesías?", que en Cesarea de Filipo-, con una manifestación no
esperando, sin duda, una respuesta afirmativa. De to- sobre el Mesías, sino sobre el Hijo del Hombre: "pero 3
das formas, para la conveniencia de! sumo Sacerdote, os digo que veréis al Hijo del Hombre", etc. El texto
no sería tampoco desfavorable una respuesta negativa paralelo de Lucas confirma que Jesús no contestó afir-
-con cuya posibilidad tiene que contar-; pues ésta mativamente a la pregunta del Sumo Sacerdote; Él bien
desacreditaría a Jesús ante los ojos del sector del pueblo sabía que el título de Mesías se prestaba a malentendi-
simpatizante con los zelotes, abandonándole desilusio- dos. En el cap. 22, 67 leemos: "Si os 10 dijese, no me
nados los partidarios de Jesús de antecedentes zelotes, creeréis; y si os preguntase, no responderéis, pero el
Hijo del Hombre estará sentado a la diestra del poder
de Dios". Lucas ha entendido las palabras arameas
2 Para más detalles, también para la relación entre este
texto y Mt I6, I6 Y sigs., véase O. Cullmann, Petrus, Apas-
tel, 1ünger, Martyrer, I952, págs, 190 y sigs. 3 En griego 7[A~Y, que expresa una fuerte contrapo-
sición.
44 BL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 45

correctamente: Jesús ha evitado la pregunta y, en nin- Aquí basta con indicar que Jesús ha combatido conse-
gún caso, se ha calificado de Mesías; de este modo la cuentemente -desde el principio de su actuar público
acusación de que es un zelote no se podrá apoyar en hasta el decisivo final- la concepción zelote, es decir:
esta declaración. Por otra parte, no ha negado su con- política, del Mesías, viendo en ella una tentación sa-
ciencia de enviado, calificándose de Hijo del Hombre tánica. Esta tentación se le presenta por primera vez
que, como tal, no tienen ningún programa político 4. inmediatamente después del bautismo. Es por ello por lo
El tercer pasaje es Mc 15, 2 con sus paralelos. Aquí que los tres sinópticos relacionan el bautismo con la
se halla Jesús ante Pilato. Éste le pregunta: "¿Eres tentación. Si es correcta mi propia explicación de la
tú el rey de los judíos?". La referencia a la acusación historia del bautismo 5 (a Jesús se le encomienda aquí la
de zelote es aquí más clara. El funcionario romano des- misión de hacerse cargo del papel del siervo de Dios
conoce el concepto religioso de Mesías. La respuesta que va a padecer), entonces no es ninguna casualidad
de Jesús es igual en los tres sinópticos: "Tú lo dices". que inmediatamente después se le presente la tentación
Es probable que los Evangelistas hayan entendido la diabólica de convertirse en un Mesías en el sentido ze-
respuesta, también aquí, en el sentido de un sí. Sin em- lote de dominador político.
bargo, teniendo en cuenta el arameo, podríamos pensar, ¿No ha cedido Jesús nunca, por lo menos por un
también aquí, en una respuesta evasiva. De todos mo- momento, a la tentación? ¿No tenemos acaso, en Le
dos, el cuarto evangelista -que, como comprobaremos, 22, 35 Y sigs., una frase de Jesús en la que se exhorta
dispone, en parte, de mejores tradiciones para la his- de modo inequívoco a los discípulos a luchar a la ma-
toria de la Pasión- indica que Jesús hace hincapié nera de los zelotes, con la espada? "El que no tenga
ante Pilato en el matiz apolítico de su misión. Este es espada que venda su vestido y compre una espada."
el sentido del diálogo en Jn 18, 33 sobre el reino "que Algunos exegetas del Nuevo Testamento lo han afir-
no es de este mundo". En cualquier caso, es notable mado. Opinan, sin embargo, que Jesús ha visto pronto
que Pilato tampoco reaccione a la respuesta de Jesús: que se trataba de un camino equivocado. Otros, como
"Tú 10 dices", como hubiera debido suceder si hu- sobre todo Robert Eisler, que hace de Jesús -desco-
biese entendido la respuesta como una afirmación a la nociendo totalmente su verdadera actitud- un zelote,
pregunta sobre el reino. A ello volveremos más tarde. se apoyan especialmente en esta frase, interpretándola
en un sentido zelote. Hay que examinar, pues, esta frase
4 En mi Christologie des Neuen T'estaments, 2."' ed. con más detenimiento 6. En Lucas, en la historia de
I958, págs. I I8 Y sigs., aporto pruebas detalladas de la tesis
que aquí defiendo. Véase también A. Merx, Die vier kano- 5 Die Tauflehre des Neueri Testaments, 1948, págs. I5 y
nischen Evangelien, tomo Ir, I, I902, págs. 382 y sigs., II, sigs,
2, pág. I6I, Y J. Héring, Le Rovaume de Dieu et sa oenue, 6 Las distintas interpretaciones están recopiladas en E.
I937, págs. IrI y sigs. Klostermann, Das Lukasecangelium, I929, ad loco
EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 47

la Pasión, inmediatamente antes del relato del prendi- listas, cada uno a su modo, han compuesto ese marco.
miento de Jesús en Getsemaní, se dice: "Y les dijo: No es, por consiguiente, absolutamente seguro que el
os envié sin bolsa, sin alforjas, sin sandalias, ¿os faltó pasaje corresponda a la historia de la Pasión en que
alguna cosa? Dijeron ellos: no, nada. Y les añadió: Lucas lo ha colocado. De todas formas, se ajusta muy
Pues ahora el que tenga bolsa tómela e igualmente la bien a este tiempo, en que Jesús espera su muerte con
alforja y el que no tenga espada que venda su vestido inmediata proximidad. Jesús sabe que la muerte que
y compre una espada. Porque os digo que ha de cum- va a caer sobre Él significará la persecución de sus par-
plirseen Mí esta Escritura: fue contado entre los tidarios. Y, sin embargo, deben predicar el Evangelio.
malhechores. Porque también lo que a mí toca llega a Durante ese período deben de llevar una espada con-
su término. Dijéronle ellos: Señor, aquí hay dos es· sigo para defenderse. Si consideramos la frase como
padas. Pero Él dijo: i basta! ". ¿Cómo puede explicar- auténtica -y yo no creo posible discutir su autenti-
se este pasaje? cidad 7_, hemos de tomar la exhortación en serio.
El hecho es que en Getsemaní uno por lo menos, A pesar de ello, no creo que de ella podamos deducir
según Lucas varios, de los que se encontraban con l que Jesús se ha hecho aquí -por lo menos, por un
Jesús llevaba espada ; esto parece abogar por la tesis I momento- adepto del zelotismo. Creo, más bien, que
de Eisler. Y, sin embargo, precisamente es allí donde; aquí se observa la misma tensión que es también ca-
Jesús pronuncia la frase que condena toda clase de ze-: racterística de su actitud ante el Estado romano. La
Iorismo: "Quien toma la espa d a, a espa daa monra
unori '" t actitud no puede ser calificada simplemente de aproba-
(Mt 26, 52). ¿Hemos de entender, entonces, figurada- ción, ni tampoco de repudio 8. Está pensando en casos
mente el pasaje que acabamos de citar sobre la espada] donde para predicar el Evangelio, el portar la espada
que los discípulos deben de comprar? Porque, cierta-] puede llegar a constituir una necesidad para la defensa
mente, existen otros pasajes donde Jesús habla de es-]
de los discípulos.
pada en sentido figurado; así, en Mt 10, 34, donde,
Pero el final de la conversación demuestra que Jesús
dice: "i No he venido a traer la paz, sino la espada!"{
no se está declarando con ello a favor del zelotismo,
Aquí se alude a la persecución a que está expuesto.
Los discípulos dicen, en su fervor: aquí hay dos es-
todo discípulo de Jesús. Pero en el pasaje de Lucas
padas. Jesús se da cuenta de que sus palabras han sido
hay que tomar la expresión "espada" literalmente, y~
mal interpretadas, en sentido zelote, en sentido de un
que ésta figura junto a cosas tan concretas como alf
forj as, bolsa y vestido. Jesús ha recomendado, por tan~ 7 H. Windisch, Der messianische Krieg und das Ur-
to, realmente, a los discípulos, que tomen una espad~ christentum, 1909, pág. 48, coloca aquí, lo que no parece
Sabemos que el marco en que las palabras de Jesúy admisible, un signo de interrogación.
8 Esto parece desconocerlo S. G. F. Brandon, The Fall
fueron pronunciadas se ha perdido y que los evang~
oi '[erusalern and the Christian Church, 1951.
EL ESTADO EN EL
NUEVO TESTAMENTO 49
ataque contra los romanos. Entonces corta bruscamente
la conversación; como lo hace cuando se le otorga el tí- "hemos encontrado a éste pervirtiendo a nuestro pueblo
tulo de Mesías. Así dice aquí: ¡basta!, dándose cuenta y prolnbiendo que sean pagados impuestos al empera-
de que, de nuevo, los suyos le interpretan mal, en un dar". Esto quiere decir, con otras palabras: es un diri-
sentido político. Por esta razón, prefiere no seguir ha- gente zelote. El hecho de que las palabras de Jesús
blando sobre ello. Que las palabras griegas han de ser pudieron ser desfiguradas de este modo, demuestra que
entendidas aSÍ, me parece que lo demuestra la reacción su respuesta era intencionadamente compleja. Sabemos
de Jesús, algunos versículos después, cuando sus dis- que la cuestión del pago de impuestos era considerada
cípulos le dicen: "¿herimos con la espada?". Después por los zelotes como criterio de fidelidad, por así de-
de que uno de aquellos hombres, que con bastante se- cirlo, al judaísmo. Así pues, a Jesús se le ha pregunta-
guridad hay que considerar como zelotes, ha desenvai- do, realmente, para "cogerle en un veredicto" (Mc 12,
nado la espada, dice Jesús en el versículo 51;: "i Bas- 13). La pregunta se la dirigen, según Marcos, los fa-
ta! i Hasta aquí!". Esta exclamación es exactamente riseos y los herodianos. Los dos grupos están de acuer-
paralela al "¡ Basta!" de Le 22, 38. Las dos adverten- do en querer neutralizar a Jesús. Sólo esto tienen en
cias pueden ser consideradas como expresión caracte- común. En lo demás son fundamentalmente distintos.
rística de la postura de Jesús ante los zelotes, como ex- Los fariseos contestarían negativamente a la pregunta:
presión de lo que he llamado la "tensión". No todo es "hemos de pagar impuestos al César o no", aunque
condenable en la resistencia de los zelotes. Pero hay un no deduzcan de ello las consecuencias extremas de los
límite que no debe ser traspasado. Este límite está zelotes. Los herodianos, por el contrario, son los colabo-
exactamente allí donde el zelotismo se convierte en un racionistas que hacen causa común con .los romanos',
movimiento puramente político y militar que aparta a contestarían, desde luego, afirmativamente a la pregunta.
los discípulos de Jesús de la misión que se les ha en- Precisamente 1:>. presencia de ambos grupos representa la
comendado: predicar el reino de Dios. Ciertamente especial tentación para Jesús. Ambos quieren que se
que, como discípulos de Jesús, deben tomar posición comprometa. Si contesta afirmativamente, adoptando la
ante todas las cuestiones, también ante las políticas; postura del colaboracionista, desilusionaría a la mayo-
pero no deben de hacer una guerra que parta de ellos. ría del pueblo, que precisamente en este respecto ha
Ahí está el límite a su portar de espadas. "¡ Basta! puesto tan grandes esperanzas en Él. Si contesta ne-
i Hasta aquí!" ganvamente, se pondna de manifiesto que es un zelo-
Lucas ha puesto, acertadamente, el pasaje sobre el te, aún más: un dirigente zelote; y ya sabemos lo que
pago de impuestos en directa relación con el proceso esto significa para los romanos.
y la condena de Jesús. En Le 23, 2 oimos que los Pero Jesús no se compromete. Es cierto que su res-
judíos llevan a Jesús ante Pilato con esta acusación: puesta ha sido frecuentemente mal interpretada, en el
sentido de una equiparación entre la soberanía de Dios
4
EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO

y la del César. Pero no es este el caso. Si Jesús hu- 25 dice Jesús, que los reyes de la tierra cobran censos
biese dado, realmente, a la soberanía del César el mis- y tributos. de los extraños. Sus discípulos no deben
mo significado que a la de Dios, se habría colocado perder su tiempo y su energía oponiéndose al pago de
entonces al lado de los herodianos; pues esto es, en impuestos, es decir, a la existencia del poder romano
efecto, lo que los colaboracionistas afirman: el César de ocupación, en tanto en cuanto se trate, realmente,
es igual a Dios. Pero Jesús no dice esto. Reconoce tan sólo del pago de impuestos, de dinero; pues éste per-
sólo que el Estado, dentro de su jurisdicción, puede tenece al César. En el pasaje Mc 12, 17 está diciendo,
exigir lo que le corresponde: dinero, impuestos. Pero implícitamente, también esto:¡ no deis al César más
no se le coloca al mismo nivel de Dios. Dad a Dios de lo que le pertenece! i No le deis lo que es de Dios!
10 que es de Dios, es decir: lo que Él pide: vuestra Con esto se delimita claramente la actitud de Jesús
persona entera en su servicio. ante el Estado, en su dualismo absolutamente conse-
Como en tantas palabras de Jesús, hay también en cuente. Por una parte: el Estado no es algo último.
esta declaración ironía. Conviene considerar lo que Por otra parte: el Estado tiene derecho a exigir lo que
Jesús en otro pasaje dice sobre Dios y el Mammon. es necesario para su existencia, pero nada más. Se re-
Dad al César el Mammon. El verbo griego 9 significa, chaza con esto toda pretensión de totalidad del Estado.
incluso: devolvérselo. El M.ammon pertenece al César; De ahí se deriva el doble imperativo. Por una parte:
ha hecho acuñar su imagen sobre él 10. Por ello, ¡lo no os dejéis arrastrar por los zelotes a una acción pura-
puede tener! Pero devuelve a Dios lo que es de su mente política y guerrera contra la existencia del Es-
propiedad, lo que Él nos ha dado; es decir: todo, tado romano; por otra parte: i no deis al Estado 10
cuerpo y alma. No se puede hablar aquí, de ningún que es de Dios! En el trasfondo estamos oyendo la
modo, de una igualdad entre el César y Dios 11. El Es- exigencia: si el Estado llega a pedir alguna vez lo que
tado no es algo último. Pero puede cobrar impuestos. es de Dios, si os impide predicar el reino de Dios, en-
Estos hay que pagarlos, aun cuando se trate del Estado tonces oponeos a él. Todo el leitmotiv de la compleja
romano gentil que propiamente no tiene ningún dere- postura del Nuevo Testamento ante el Estado se for-
cho a la posesión de Palestina 12. También en Mt I7, mula por Jesús en este pasaje.
Jesús no se ha dejado atrapar; y, sin embargo, es
9 cX1l:Ó60TE:. cierto que en la acusación de los judíos ante los ro-
10 Véase sobre esto E. Stauffer, Christus und die Casa- manos se dice que ha incitado al pueblo a no pagar los
ren, 1948, págs. lIS y sigs,
11 Así también M. Dibelius, "Rom und die Christen im
1. lh.", SAH, 1942, págs. 4 y sigs. solamente a los colaboracionistas que trabajaban en servICIOS
12 De otra opinión Sp, Kennard, Render €O God, 1950. romanos y llevaban consigo la moneda con la efigie del Em-
Según él la exigencia de pagar impuestos estaba dirigida perador.
EL BSTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 53
impuestos. Porque la postura de Jesús ante esta cues- sistencia de los macabeos, del que los zelotes se pre-
tión, no era simple, sino que tenía que ser compleja, sentaban, conscientemente, como continuadores 14.
se pudo tergiversar su actitud; y, ciertamente, que esto Las esperanzas más atrevidas del ze1otismo parecían
es lo que S~ hizo. Así también se tergiversó su postura realizarse, por fin, en Jesús. La entrada en Jerusalén
crítica ante el Templo, calificándola de intención revo- aceleró, sin duda, su prendimiento. Ya tenían sus ene-
lucionaria, esto es destructiva. migos un pretexto para acusarle de zelote ante los
Hay que contar también con la posibilidad de que romanos. El sobrecargado estado de ánimo mesiánico
la doble actitud de Jesús ante el Estado y los zelotes en que desde entonces se encontraban sus discípu-
no haya sido, en realidad, entendida. Sabemos que sus los, se hizo después más fuerte. Los acontecimientos
propios discípulos no la entendían. Probablemente, han posteriores sólo los podemos entender partiendo de ahí.
interpretado su entrada en Jerusalén en el sentido de Las palabras que Jesús pronunció en la última cena
una manifestación político-mesiánica, buscada conscien- debieron de ser una gran desilusión para todos los dis-
temente. También historiadores modernos atribuyen cípulos, que, probablemente, no habían comprendido
esta significación a la entrada de Jesús en la ciudad aún de qué modo Jesús entendía su mesianismo. Siem-
el domingo de ramos. Todo lo que ya sabemos sobre pre se había referido al siervo de Dios que había de
el concepto que Jesús tenía de los zelotes, desmiente que padecer y cuya misión Él tenía que cumplir. No se
hubiese buscado tal manifestación en aquel día. El hecho ha observado suficientemente que las palabras de la
de que no entrase en un caballo, como Mesías guerre- última cena están destinadas, principalmente, a mani-
ro, sino en un asno 13, como rey de la paz, según se festar a los discípulos, de modo claro e inequívoco, que
refiere en Zacarías 9, 9 Y sig., habla ya de por sí con- Jesús cumplirá su mesianismo como siervo de Dios que
tra una intención revolucionaria. Pero es seguro que ha de padecer, y no como triunfante rey-Mesías de
en el pueblo, y también entre los discípulos, se en- Jerusalén. Los dos motivos principales de los cánticos
sobre el siervo de Dios en el Deuteroisaías : la pasión
tendió la entrada como un acto decisivo para establecer
por representación y el establecimiento de la nueva
el reino de Dios dentro del marco nacional. Se ha in-
alianza, son también los motivos principales de las pa-
dicado recientemente, y con razón, que el uso de las
labras de la última cena 15. No es sorprendente que los
palmas contiene una referencia al movimiento de re-
evangelistas pongan en relación la traición de Judas

13 Sobre la cuestión: asno o caballo, véase W. Bauer, 14 Véase W. R. Farmer, "The Palm Branches in [oh, 12,
"The Colt of the Palm Sunday" (]BL, 1953, pág. 220), Y 13" (1ournal 01 Theological Studies, 1952, págs. 62 y sigs.),
H. W. Kuhn, "Das Reittier in der Einzugsgeschichte des 15 Véase sobre esto mi Christologie des Neuen Testa-
Markus-evangeliums" (ZNW, 1959, págs. 82 y sigs.), ments, 2. a ed. 1958, págs. 63 y sigo
54 EL ESTADO EN EL NUEVO TESTA.MENTO 55

con esta última cena. En todo caso, existe una relación Padre oue le mande "más de doce legiones de ángeles"
material entre esta declaración decisiva de Jesús sobre CMt 26, 53). Es la misma tentación diabólica que, según
su concepto de Mesías y la desilusión en la que des- Marcos, se le habia presentado, en la persona de Pedro,
cansa la traición de Judas 16. en Cesárea de FiJip·o. Pero aquí, en Getsemaní, todo
Ciertamente que esta desilusión se apoderó de to- se ha intensificado dramáticamente: los sold ados que
dos los discípulos, aunque no se dejasen arrastrar por le van a prender por zelote están en camino, y, ade-
la traición de Judas. En Getsernani, el lugar donde Je- más, junto al atractivo del papel de rey-Mesías, figura
sús se encontraba durante las tardes de estos últimos el horror puramente humano que jesusT r 'SIente ante 1J.?
días (i esto es 10 que Judas delató!), sobrevino la úl- muerte. Jesús no es un filósofo griego. La muerte es
tima decis'ón. Aquí se puso definitivamente de mani- para Él, como para Pablo, "el. último enemigo". Sólo
fiesto que Jesús era radicalmente distinto de los ze1o- ~sf podemos comprender la tentación de Jesús en Get-
tes. Sus partidarios, que portaban espadas, preguntan semaní en todo su alcance. Y a pesar de ello : Jesús
si debían lanzarse al ataque; y uno de ellos realiza su vence también esta última tentación de realizar el ideal
propósito. Para el mismo Jesús Getsemaní fue la ten- zelote. "Vuelve tu espada a su vaina" (Mt 26, 52).
tación decisiva. Cuando ora: si es posible aleja de Mi "Y, abandonándole, huyeron todos", escribe Marcos
este cáliz, vemos en qué consistía la tentación para Él. (14, 50). Jesús no era el que ellos habían esperado
Con razón relaciona Lucas Getsemaní con la primera No habían comprendido que no quería ser un dirigente
tentación de Jesús por el demonio. Al final de la his- zelote, un Mesías terreno, sino que consideraba preci-
toria de la tentación (Le 4, 13), escribe: "el diablo se samente este ideal como inspirado por el demonio.
retiró de Él hasta otra ocasión". Con esta otra ocasión Por ello no hay que asombrarse de que el Estado
-Lucas no refiere la escena con Pedro en Cesarea de romano tampoco comprendiese el modo especial de Se
Filipo--, no puede querer decir otra cosa que Getse- misión, condenándole a muerte como dirigente zelote
maní. En Getsemaní se trata, por tanto, de la misma como pretendiente al trono real. Pues Jesús fue con--
tentación del demonio para que conciba el papel de Me- denad; a muerte por el Estado romano y no por 10:
sías políticamente. Los discípulos están, por 10 menos judíos. No podemos tratar aquí esta cuestión -susci-
en parte, armados. Jesús tiene muchos partidarios en rada por Th. Momm.sen y J. Iuster-s- en toda su ex-
Jerusalén. La entrada en la ciudad 10 ha demostrado, tensión. Sobre ella tuvo lugar, en el año 1931 Y er
y sobre todo: tiene el convencimiento de poder pedir al los siguientes, una gran controversia -unida al nom-
bre del historiador de la Iglesia H. Lietzmann-i- er
16 Sobre la historia de la interpretación del papel de Ju- la Zeitschríft für neutestamentliche íVíssenschaft lí.
das Iscariote véase K. Lüthi, 'Judas Iskariotn in der Ges-
chichte der Auslegung, 1955. 17 El primer impulso 10 dio el artículo de H. Lietzmann,
EL ESTADO EN ~L NUEVO TESTAMENTO 51
Según Lietzmann, toda la exposición de los sinópticos Los más modernos trabajos sobre esta cuestión espe-
sobre la vista ante el Sanedrín judío y sobre la con- cial se manifiestan a favor de la tesis de que el Sane-
dena de Jesús por éste, no es histórica. Jesús no fue drín había tenido la jurisdicci6n de sangre 18. Pero con
condenado por el Sanedrín judío, sino por los roma- ello no debe perderse de vista la cuesti6n principal de
nos. No es, como exponen los sinópticos, que Jesús si Jesús fue condenado por los romanos o por los ju-
fuese condenado por el Sanedrín. te~iendo Pilato tan díos. La respuesta a la cuesti6n principal no depende
s6lo que ratificar esta sentencia. Lietzmann intenta de- de aquella accesoria. Aun cuando los judíos tuviesen
mostrar, para probar su tesis, que los judíos no tenían que hacer ratificar sus sentencias de muerte por los ro-
necesidad, en aquellos tiempos, de hacer ratificar por manos, es posible que en el caso de Jesús no hubie-
los romanos una sentencia de muerte pronunciada por sen pronunciado ninguna sentencia de muerte, y que
ellos. Con esto, como tantas veces ocurre, se desplaza Jesús hubiese sido condenado jurídicamente por los ro-
toda la controversia a un terreno accesorio. Se discute manos. Aquí doy, por tanto, la raz6n a Lietzmann.
tan sólo la cuestión jurídica del derecho de los [udíos Por el contrario, no opino que el interrogatorio de
a ejecutar, por ellos mismos, una pena de muerte. Jesús por los judíos sea pura invención. En mi opini6n,
no tuvo el carácter de un proceso con pronunciamiento
de sentencia, sino que fue un interrogatorio destinado
"Der Prozess Jesu" (Sitzungsbericht der preuss. Akad, der
Wiss., 1931, págs. 313 y sizs.). En la posterior discusión par- a crear la base de una acusaci6n de [esús por las auto-
ticiparon M. Dibelius, "Das historische Problem der Lei- ridades judías ante el Estado romano.
dens-geschichte" (ZNW, 1931, págs. 193 y sizs.}; H. Lietz- La prueba más importante de que la sentencia de
mann, "Bemerkungen zum Prozess Jesu" (ZNW, 1931, págs.
2II y sizs.): Fr. Büchsel, "Die Blutgerichtsbarkeit des Sy-
muerte no fue pronunciada por los judíos, sino por los
nedrions" (ZNW, 1931, págs. 202 ysigs.); H. Lietzrnann, romanos, es la clase de pena de muerte: la crucifixión.
"Bernerkungen zum Prozess Jesu H" (ZNW, 1932, págs. Esta es una pena romana, no judía. Si Jesús hubiese
78 y sígs.); M. Goguel, "A propos du preces de Jesus"
sido condenado por los judíos por blasfemia, no ha-
(ZNW, 1932, págs. 289 y sigs.); Fr. Büchsel, ''Noch ein-
mal: zur Blutgerichtsbarkeit des Synedrions" (ZNW, 1934, biendo tenido Pilato que hacer otra cosa más que ra-
págs, 84 Y sigs.); J. Jeremías, "Zur Geschichtlichkeit des Ver- tificar la sentencia, Jesús habría sido lapidado.
hórs vor dem Hohen Rat" (ZNW, 1952, págs. 145 y sigs.).
También la inscripción sobre la cruz confirma que
Recientemente se ha vuelto a reanudar la controversia con
nuevos e interesantes argumentos de T. A. Burkill, "The Jesús no fue condenado por los judíos por blasfemia,
Cornpetence of the Sanhedrin" (Vigiliae Christianae, 1956,
págs. 80 y sigs.); el mismo, "The Trial of jesus", ib. 1958,
págs. 1 y sigs., y, en especial, de P. Winter, "Marginal No- 18 Véanse los trabajos citados al final de la nota anterior.
tes on the Trial of Iesus" (ZNW, 1959, págs. 14 y sigs. P. Winter anuncia, además, un extenso trabajo sobre la cues-
y págs. 221 y sígs.). . tión del proceso de Jesús.
EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAlvfENTO 59
sino que lo fue por los romanos como zelote, como saduceos; pues Jesús les era incómodo por sus sermo-
pretendiente al trono de Israel. La inscripción no fue nes que, apreciados por el pueblo, se dirigían directa-
una fantasía de Pilato. Se trata, más bien, de una me- mente contra ellos. Sin embargo, y teniendo en cuenta
dida obligatoria para los romanos en la ejecución de su postura enemiga contra los romanos, no podían fi-
la pena de muerte: el motivo de la condenación se ha gurar en primer término: se trataba de acusar a Jesús
de indicar sobre la cruz. Esta inscripción, llamada con ante los romanos como zelote peligroso. Por ello ac-
el terminus technicus de "titulus", se ha conservado tuaron contra Él secretamente.
en el evangelio de Juan (19, 19) en su forma latina. El reparto de la responsabilidad real que tuvieron
El "titulas" indica un crimen puramente político: rey las autoridades judías y el Estado romano, se refleja
de los judíos. más correctamente en el evangelio de Juan que en los
Por muy paradójico que pueda parecer --teniendo sinópticos. A este respecto, estoy de acuerdo, en lo
en cuenta lo que aquí se ha dicho de la actitud de los fundamental, COl'. M. Goguel quien, como es sabido,
zelotes- : Jesús fue ejecutado como dirigente zelote considera la historia de la Pasión del evangelio de Juan,
por los romanos. La responsabilidad jurídica la tuvie- en muchos puntos, como la mejor fuente histórica 20.
ron los romanos y no los judíos. La responsabilidad Según el evangelio de Juan, el papel de las autorida-
moral, por el contrario, corresponde a los judíos. Pero des judías se limitó a una acusación de Jesús ante los
no a todo el pueblo judío -en esto hay que hacer hin- romanos. El proceso y la condena fueron, jurídicamen-
capié 19_, sino a un sector especial, que tenía interés te, asunto exclusivo de los romanos. Es incluso bas-
en su condenación, acusando, por ello, a Jesús ante tante probable que el interrogatorio ante el sumo Sacer-
los romanos como zelote ; desde luego, contra su pro- dote no hubiese sido una sesión formal del Sanedrín.
pia convicción, tergiversando el concepto teológico de Se ha indicado, con razón, que una sesión nocturna
"reino de Dios" en uno político, a fin de que Pilato hubiese contradicho las disposiciones judías existentes.
se interesase por el caso Jesús. El partido sacerdotal de El interrogatorio no tuvo el carácter de un acto jurí-
los saduceos, que colaboraba con los romanos, tuvo un dico, sino que sirvió de información para una mejor
papel preponderante en la acusación de Jesús. Se ha- fundamentación de la acusación ante los romanos. Por
bia sentido especialmente afectado por la expulsión, a ello, el interrogatorio ante el sumo Sacerdote, en Lucas
manos de jesús, de los mercaderes del Templo. Los fa- -que tantas veces está próximo al evangelio de Juan-
riseos hicieron en este asunto c--ein duda que por otros
motivos (de índole teológica)- causa común con los
20 Dicho de un modo más preciso: él supone que, en dis-
tintos puntos, el cuarto evangelista tuvo mejores fuentes o
19 En este respecto estamos de acuerdo con la tesis --de- tradiciones a 'Su disposición, Véase M. Goguel, '[ésus, 2. a ed.
fendida vigorosamente-e- de Iules Isaac, Jésus et Israel) 1948, 1950, págs. 363 y sigs,
NUEVO TESTAMENTO 61
60 BL ESTADO BN EL
de partir la acusación ante los romanos. Los romanos,
no termina con una sentencia, como sucede en Mateo
que conocían la popularidad de Jesús, queríar: ase~u­
y Marcos (Le 22, 71).
rarse, evidentemente, de que la más alta autoridad JU-
Todo es aún más claro en el evangelio de Juan.
día deseaba la condena de Jesús; Pilato quería estar
Aquí Jesús ha sido prendido en Getsemaní por la
cubierto por este lado antes de condenar a Jesús. Con-
cohorte romana 21 bajo el mando del tribuno 22 (cap.
siderando que se trata de un mero interrogatorio y no
18, 3, 12). Toda la acción parte, desde un principio,
de un proceso formal ante el sumo Sacerdote, no hay
de los romanos. Lo que presupone que Jesús había
inconveniente en tener en cuenta la mayor parte de 10
sido ya acusado a los romanos por parte de los judíos.
que los sinópticos nos relatan sobre el asunto, aunque
No otra cosa leemos en el evangelio de Juan. En el
hayan entendido mal el fin del interrogatorio. El evan-
cap. JI, 48 Y sigs. se relata, que en una sesión del Sa-
gelio de Juan ha conservado, una vez más, la mejor
nedrín se tomó el acuerdo de que había que procurar
tradición, al colocar el auténtico interrogatorio no ante
que los romanos no pudieran hacer responsable a todo
el sumo Sacerdote Caifás -como sucede en los sinóp-
el pueblo judío por la inquietud provocada por Jesús
ticos-, sino ante el anterior sumo Sacerdote Anás,
con su agitación en el pueblo. Leemos ahí que Jesús
Sabemos que el sumo Sacerdote anterior conservaba
tenía gran número de adictos entre el pueblo. Los
una mayor autoridad moral. A los romanos sólo les
miembros del Sanedrín temían caer bajo la sospecha
interesaba una consulta moral. Tratándose del sumo
de simpatizar con el dirigente popular Jesús. Por este
Sacerdote anterior, se pone aún más de manifiesto el
motivo tomaron la iniciativa; pero no condenando ellos
carácter inoficial de la vista judía; y la comparecencia
mismos a Jesús: los argumentos políticos no podían
de noche, que sería difícil de aceptar como sesión for-
constituir la base de una condena judía. Jesús debía de
mal del Sanedrín, deja así de ofrecer dificultades.
ser condenado corno zelote; y esto podía suceder tan
También la vista ante Pilato aparece mucho más
sólo a través de los romanos. Las autoridades judías
clara. Los titubeos de Pilato se acostumbran a expli-
no querían tomar la responsabilidad jurídica de la
car, como se sabe, con tendencias apologéticas poste-
muerte de Jesús: tenían miedo del pueblo y sabían que
riores; ciertamente que éstas han influido la exposición,
Jesús era popular.
en especial la del evangelio de Mateo. Pero el hecho
¿Qué debemos, pues, opinar de 10 que leemos sobre
de que Pilato titubease, y sólo con una cierta resiste~­
la vista de Jesús ante el sumo Sacerdote? No tuvo el
cia pronunciase la pena de mue~te, debe. de ser CO~~I­
carácter de un proceso, sino el de una investigación
derado histórico. No es que hubiese sentido compaslOn
inoficial por parte de las autoridades de las que había
o hubiese estado convencido de la misión de Jesús.
Pero es probable que se diese cuenta -no tenemos
21 o-rrE<pex:.
Z2 XlA. (ex: PX0<;'
ningún motivo para dudar de su inte1igencia- de que
EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO
62

el hombre que le presentaban como rebelde político romanos y no por los judíos; y ha sido condenado como
era políticamente inofensivo. Puede ser que le consi- zelote.
derase un alucinado, sospechando que se trataba de Esto aclara también algunas de las últimas palabras
rencillas judías internas. Mas como representante del de Jesús, casi nunca correctamente interpretadas por
Estado romano no podía desalentar a aquellos judíos) no tener en cuenta la situación que hemos consignado
en cuya colaboración se apoyaba su política en Judea, aquí. En el camino al lugar de ejecución, dice Jesús,
si estos acusaban a un judío de ser un dirigente zelote. en Le 23, 28-3°, a las mujeres que lloraban: "Hijas
El comportamiento de Pilato aparece mucho más claro de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y
si pensamos que sólo tenía que investigar la acusación por vuestros hijos ... Porque si esto hacen en el leño
de agitación zelote contra el Estado romano. verde, en el seco, ¿qué ocurrirá? ". Todos los exegetas
La escena de Barrabás no es tampoco tan imposible están de acuerdo en que Jesús, con leño verde, se está
como alguna vez se ha dicho 23, si pensamos que fue designando a sí mismo. Pero ¿quién es el sujeto de "ha-
Pilato (y no los judíos) el que pronunció la sentencia, cen"? ¿Y por qué se designa a Jesús como leño verde?
habiendo partido la acusación no de todo el pueblo ju- No creo que pueda existir duda alguna de que el su-
dío, sino solamente de un sector judío superior. Pilato jeto en esta situación, en que Jesús es conducido por
tenía por ello que procurar no provocar ningún descon- los romanos al lugar de ejecución, solamente pueden
tento en el pueblo con la condena. Sea lo que fuere, ser los romanos mismos. Las palabras de Jesús no pue-
10 más importante para nuestra cuestión es la califi- den tener entonces más que este significado: si a Mí,
cación del crimen imputado a Barrabás en Mc 15, 7: que no soy zelote, que siempre he prevenido contra el
"había sido prendido con sediciosos que en una sedi- zelotismo, se me ejecuta como zelote, i qué harán con los
ción habían cometido fui homicidio". No puede haber verdaderos izelotes l Para los romanos, Jesús ha sido,
ninguna duda: se trata de un levantamiento zelote ; y en realidad, "leño verde", pues ha rechazado el zelo-
Barrabás era un zelote. El ponerle al mismo nivel de tismo. Las palabras de Jesús expresan entonces exacta-
Jesús manifiesta que para los romanos se trataba, en mente lo que yo he intentado exponer aquí: I. Jesús
ambos casos, del mismo delito y de la misma condena. ha tenido que polemizar durante toda su vida pública
Jesús ha sido condenado, como Barrabás, por los con los zelotes, 2. Ha rechazado el zelotismo, a pesar
de que también Él había adoptado una postura crítica
ante el Estado romano. 3. Ha sido condenado por los
23 M. Gogue1, '[ésus, 2. a ed. 1950, págs. 382 y sígs., opina romanos como zelote.
que la escena entera no es histórica. Hay, en efecto, difi- He mencionado ya la tesis de R. Eisler, quien, vio-
cultades desde un punto de vista jurídico, pero no son in-
lentando los textos, hace de Jesús un zelote. Con razón
superables. Véase sobre la cuestión J. Merkel, "Die Begna-
digung aro Passahfeste" (ZNW, 1905, págs. 293 Y sigs.). ha sido rechazada su tesis. Jesús no era un zelote.
EL ESTADO EN EL

Y, sin embargo, los historiadores, rechazándola radical-


mente, no se han ocupado, como debían, de esta tesis.
No han considerado que toda la vida pública de Jesús III
estaba en constante relación con el zelorismo, que éste
constituía -por así decirlo- el trasfondo de su acti- PABLO Y EL ESTADO
vidad, y que fue ejecutado como zelote. Creo también
que la traducción eslava del historiador judío Josefo
que, como se sabe, caracteriza de zelote el movimiento
de Jesús 24, está basada, por lo menos, en un núcleo Para poder decidir si hay una línea que conduce de
'correcto, Las exageradas consecuencias que de estos la actitud de Jesús ante el Estado a la actitud del após-
textos han deducido Eisler y $US discípulos son culpa- tol Pablo, hay que preguntarse, primeramente, cuáles
bles, en parte, de que hayan sido rechazadas con dema- son las conclusiones que se derivan de la enseñanza
siada rapidez, como carentes por completo de valor y de la vida de Jesús para el problema "Evangelio y
desde un punto de vista histórico 25. Estado".
Las palabras de Jesús sobre el leño verde y el leño l. Jesús no contempla al Estado como un último
seco, su opinión sobre lo que debe de ser devuelto al presupuesto dado que pudiera ser comparado al reino
César y a Dios, y, por último, el titulus sobre la cruz: de Dios. El Estado viene dado con el Eon aún exis-
"rey de los judíos", expresan de la mejor manera lo tente y está destinado a desaparecer cuando venga el
que hemos constatado en estos dos capítulos sobre el reino de Dios. El discípulo de Jesús tiene el derecho
comportamiento de Jesús ante el Estado. y el deber de juzgar sobre el Estado, partiendo de su
Antes de que hablemos, en nuestro próximo capítu- conocimiento del futuro reino y de la voluntad de Dios.
lo, sobre "Pablo y el Estado", vamos a sacar breve- Pero en tanto en cuanto dure este Eon, la existencia
mente las consecuencias teológicas que se derivan de del Estado -también la del Estado romano gentil-
lo que hemos comprobado hasta ahora. es querida por Dios, aunque no sea 'de naturaleza di-
vina. El discípulo de Jesús no debe, por ello, partiendo
24 A. Berendr, Die Zeugnisse vom Christentum im sla- de sí mismo, abolir este Estado como institución. Más
vischen 'de bello Judaico' des '[osephus, 1906. A. Berendt
y K. Grass, Flavius '[asephus vom jüdischen Kriege nach
bien ha de darle 10 que necesite para su existencia. Por
der slaoischen Ubersetzung deutscn herausgegeben und mit . el contrario, cuando el Estado pida más de lo que nece-
dern griechischen Text uerglichen, 1924/ 1927. sita para su existencia, cuando pida lo que es de Dios,
25 M. Goguel duda también en distintas publicaciones
es decir: cuando traspase sus límites, el discípulo de
de su autenticidad. Véase '[ésus, 1950, págs. 63 y sigs,
Jesús deja de tener obligaciones ante esta exigencia de
5
66 EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 67

un Estado totalitario. Según el mandato de Jesús, no mundial, pase a ocupar el lugar del imperio romano.
está permitido dar al Estado 10 que es de Dios. Pero a Jesús ve que, de este modo, se están colocando al mismo
dar 10 necesario para la existencia del Estado --como nivel que cualquier otro Estado totalitario, abandonan-
los impuestos- no puede negarse el discípulo ni aun en do la espera del Nuevo Testamento en un reino que
el caso de que se trate de un Estado totalitario. Veremos sea, realmente, reino de Dios y no reino de los hom-
todavía que en un punto (en el culto al emperador) el bres. Si los zelotes logran realizar su ideal, se conver-
Estado romano era totalitario. El discípulo de Cristo tirán en un Estado totalitario en su forma más extrema,
tiene que predicar en este punto, que el Estado tras- con pretensiones divinas. Toda su lucha contra el im-
pasa sus límites, pidiendo lo que es de Dios; esto que perio romano carece, por consiguiente, de sentido, pues
el Estado injustamente pide, no debe dárselo el dis- conduce también a un Estado totalitario: a la teocra-
cípulo. Pero, así y todo, debe de pagar los impuestos cia. Vemos pues: partiendo de la misma postura esca-
no debiendo, espontáneamente por sí mismo, atacar al tológica, Jesús tiene que condenar toda absolutización
Estado, en nombre del Evangelio, con la fuerza de las del Estado romano y la guerra contra este Estado ro-
armas. mano. La postura de Jesús es sólo en apariencia con-
Jesús no da una definición exacta de 10 que es del tradictoria. En realidad, es totalmente consecuente, pues
César y de lo que es de Dios. Pueden surgir, por tanto, está basada en la misma espera del fin. Con la vista
casos límites que sólo podrían ser decididos consideran- dirigida al Estado romano, Jesús tiene que decir a los
do al Evangelio en su totalidad. Una pista puede cons- discípulos : dad a Dios, lo que es de Dios, es decir:
tituir, de todos modos, el hecho de que en Mc 12, 17 no se lo deis al Estado. A los zelotes les tiene que
]0 que hay que dar al César es dinero. decir: dad al César romano, 10 que es del César, es de-
2. Jesús está de acuerdo con el zelotismo, en tanto cir: no hagáis un Estado político de la comunidad de
en cuanto éste considera seriamente la espera del reino los que deben predicar el reino de Dios.
de Dios y no contempla por ello al Estado romano ¿ Se está condenando, con esto, toda clase de resis-
existente como una institución divina definitiva. Por el tencia contra un Estado totalitario que traspase sus lí-
contrario, Jesús se separa radicalmente de Jos zelotes mites? N o; pues ya hemos visto que cuando el Estado
cuando estos quieren establecer el reino de Dios con pide lo que es de Dios, el discípulo de Jesús debe de
fuerzas humanas, cuando no reconocen que este Eon, denunciar -en base al Evangelio de Jesús- esta trans-
con la institución del Estado, es algo querido por Dios. gresión de límites, no estándole permitido dar al Es-
Representan, según Él, una espera equivocada del reino tado lo que es de Dios: no le está permitido, por
de Dios. Es por ello por lo que quieren hacer una ejemplo, defender una doctrina que coloque a los ído-
guerra santa y realizar un reino de Dios -dentro de los en el lugar de Dios. Pero la comunidad de discí-
un marco humano-- que, siendo un imperio político pulos de Jesús no puede, ni aun en este caso, empren-
68 EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO
der, espontáneamente por sí mismos, una guerra santa. manece dentro de sus límites- como una última ins-
El hacer la guerra puede que sea asunto del Estado, titución divina, sino como un provisorium ante el que
pero no de la comunidad de discípulos. Él adopta una postura crítica; que solamente niega la
3. Nuestra última pregunta es: ¿ha traspasado sus obediencia al Estado totalitario que traspase sus limi-
límites el Estado romano en el caso de la condena de tes, cuando este pida -pero sólo en tal caso- lo que
Jesús? Si la acusación de que Jesús era zelote hubiera es de Dios.
estado de acuerdo con los hechos, el Estado habría per- La falta de entendimiento de la verdadera postura
manecido dentro de los limites de su derecho. Si Jesús cristiana y, sobre todo, la falsa interpretación de la es-
hubiese sido realmente un zelote, no se habría tratado pera cristiana del fin, son también las que han provo-
de una transgresión de límites, sino de una medida de cado, en los tiempos posteriores y hasta los Estados ac-
orden contra un enemigo del Estado (con lo cual no tuales, las persecuciones. Constantemente ha sido mal
pretendo decir que la pena de muerte sea, en princi- interpretada la espera final de los cristianos en el sen-
pio, legitima; esta cuestión no puede ser discutida tido de que son, por principio, enemigos del Estado,
aquí). Solamente quiero resaltar que existe una diferen- anarquistas. En realidad, la espera cristiana del fin
ciaentre los mártires cristianos posteriores, que fueron es la esperanza en un reino que sólo viene de Dios;
ejecutados por negarse a acatar una exigencia totali- en un reino que no es establecido por los hombres
taria del Estado (la del culto al Emperador), y la con- mediante la destrucción del marco todavía existente
dena de Jesús, que tuvo lugar sólo como consecuencia de este Eon al que pertenece la institución del Es-
de una cuestión de orden, de una cuestión de seguridad tado. Esta espera tiene como consecuencia que tal mar-
del Estado. En los martirios de los cristianos posterio- co sea aceptado como querido por Dios, y que el dis-
res, el Estado totalitario pide lo que es de Dios. Esto cípulo de Jesús trabaje, dentro de este marco, por el
no es así en la condena de Jesús. La injusticia del Es- reino venidero; es decir, el discípulo permanece leal
tado romano en la condena de Jesús no reside en una al Estado, si bien es cierto que adoptando una postura
transgresión totalitaria de límites, sino en el hecho de crítica ante él.
no haberse esforzado en averiguar ni en comprender la Algunas persecuciones hubiesen podido ser evitadas
verdadera actitud de Jesús. Por 10 menos, de compren- si el Estado se hubiera esforzado en comprender la
der todo lo que un Estado no cristiano puede enten- postura de los discípulos, convenciéndose de su lealtad.
der, o sea: que Jesús no es un enemigo de principio Esto es lo que la cruz de Cristo debe recordar a todos
del Estado, sino un ciudadano leal que no amenaza al los hombres de Estado responsables que tengan a cris-
Estado en su existencia; que, desde luego, partiendo tianos como súbditos 1.
de la conciencia de su misión y de su espera del reino
de Dios, no considera al Estado -tampoco al que per- 1 John Knox, "Pliny and 1 Peter: a note on 1 Petr. 4,
EL ESTADO EN EL
7° NUEVO TESTAMENTO 71
Por ello es tan importante conocer exactamente 1a
de manifestaciones que parecen contradecirse, pero que
postura del Nuevo Testamento ante el Estado. Esto
en realidad emanan de la misma posición fundamental,
tiene validez también respecto de la concepción del
así también tenemos en las cartas de Pablo no sólo
Estado del apóstol Pablo. La situación aquí es tal, que
el famoso pasaje Rom 13, 1 Y sigs., sino también otros
a Pablo se le caracteriza como un súbdito casi servil,
muy distintos, como 1 Cor 6, r Y sígs., y 1 Cor 2, 8.
incondicional de todo Estado; como si no dijese más
Lo que hicimos con Jesús, examinando y confrontan-
que sí y amén a toda pretensión del Estado por muy
do ambas categorías de textos, procede hacerlo con
totalitario que éste sea. Se cree encontrar un apoyo para
Pablo. La fuente fundamental de todas las interpreta-
esta tesis en el pasaje de Pablo en la carta a los ro-
ciones falsas de la Biblia y de toda herejía es siempre
manos 13, 1 Y sigs.: "Todos han de estar sometidos
el aislamiento y absolutización de un pasaje concreto.
a las potestades que tengan autoridad". De pocas pa- Esto tiene especial validez para la declaración de Rom
labras del Nuevo Testamento se ha hecho tanto abuso
13, 1 Y sigs,
como de éstas. En el momento que hay cristianos que Pero no sólo hay que confrontar este pasaje con otros
se oponen -por su lealtad al Evangelio de Jesús- a pasajes de Pablo que contengan, directa o indirecta-
una pretensión totalitaria del Estado, acostumbran los mente, su opinión sobre el Estado, sino que, sobre todo,
representantes de tal Estado -si conocen el ~ue~o hay que examinar el contexto donde figura el pasaje en
Testamento-e-, o sus consejeros teólogos colaboracionís- cuestión. Con demasiada frecuencia no se presta a esto
tas a remitirse a las palabras de Pablo; como si con la debida atención. Y, sin embargo, nos muestra dos
ellas se estuviese ordenando a los cristianos que aprue- cosas:
ben todos los crímenes de un Estado totalitario y que l. se está hablando del precepto cristiano del amor:
cooperen en ellos. el mal no se ha de responder con el mal, sino que
Si fuese esta, realmente, la opinión de Pablo, estaría también al enemigo hay que hacerle el bien; esto fi-
en flagrante contradicción con la de Jesús y con la de gura en Rom 12, 14 Y sigs., inmediatamente antes del
los restantes autores del Nuevo Testamento (sobre todo capítulo Rom 13, 1 Y sigs. sobre el Estado, y el mismo
con la del Apocalipsis de Juan). Especialmente, estaría tema se vuelve a tratar también, inmediatamente des-
Pablo en contradicción consigo mismo. Del mismo modo pués, en el versículo 8;
que en Jesús se encuentran, coexistiendo, dos clases 2. se está hablando de la espera del fin: la noche
está avanzada, el día se acerca (Rom 13, I I Y sigs.).
14-16 and 3, IS" (Journal of Biblical Literature 1955, pá.gs. El trasfondo de todo el capítulo es importante, y nos
187 y sigs.) indica acertadamente que por el mismo motlVO muestra ya que no se trata de un sometimiento sin
se les recuerda a los cristianos en 1 Pe 4, 14 Y sigs., su deber crítica y sin condiciones a toda exigencia estatal. Del
de informar al Estado sobre su verdadero comportamiento. contexto se deduce, en primer lugar, que el Estado,
EL ESTADO EN EL NUEVO TESTA.~1ENTO 73

en realidad, hace precisamente lo contrario de lo que consiguiente, un "a pesar de" sobre este precepto de
debe hacer un cristiano: se venga del que hace mal Pablo. Pablo no considera, en realidad, evidente el re-
(v, 4). El cristiano, por el contrario, no debe volver mal conocimiento de la existencia del Estado por parte
por mal, se ha dicho inmediatamente antes (cap. 12, 17). del cristiano. Precisamente por ello es necesario que
A pesar de ello hemos de aceptar al Estado; es decir, exhorte a ello a los romanos, a quienes se está diri-
a pesar de que el Estado hace exactamente lo contra- giendo aquí. No es evidente, porque el Estado no pro-
rio de lo que un cristiano debe de hacer, debemos de cede según el principio del amor, sino según el de la
someternos al Estado como tal. Pues cuando se venga, retribución.
lo hace como "servidor de Dios"; versículo 4: "es No debemos olvidar que los lectores se encuentran
servidor de Dios, vengador para castigo del que obra en la capital del imperio romano, y que precisamente
mal". Aun sin saberlo él mismo, está inconscientemente entre estos cristianos podía surgir una disposición de
al servicio de Dios. Cómo es esto pos.ble, no se nos ánimo enemiga del Estado, que fuese similar a la de
explica en este pasaje. Sin embargo, ya veremos más los zelotes judíos. Considerando esto, se hace más
adelante que el capítulo contiene, por 10 menos implí- comprensible la exhortación de Pablo en Rom 13, l.
citamente, una repuesta a la cuestión. El marco dentro del cual se encuentra el capítulo
No debemos, por tanto, combatir al Estado como sobre el Estado, en el que se trata del amor cristiano,
tal porque defienda principios que no sean los cristia- muestra claramente que lo que se condena aquí (al igual
nos. El Estado actúa según el principio jurídico de la que en la enseñanza de Jesús) es sólo la repudiación,
retribución del mal. Incluso lleva la espada, leemos en como principio, de la existencia del Estado. El capitulo
el versículo 4, mientras que el cristiano no debe matar. no dice en el fondo ni más ni menos que 10 que dice
Sólo a Dios le está permitido retribuir, y Él se sirve Jesús: dad al César 10 que es del César y a Dios lo
del Estado para este fin. Ya que hasta el Estado gentil, que es de Dios. Probablemente a esto alude el Apóstol
en tanto en cuanto es verdadero Estado, sabe distin- en el versículo 7, cuando habla de los tributos y adua-
guir entre el bien y el mal, como se dice expresamente nas que hay que dar al que se le debe. "Dad a todos
en este capítulo: versículos 3-4. Sólo el que hace el 10 que les debáis", escribe al principio del versículo.
mal tiene que temer al Estado (a un Estado que sea Aquí también se encuentra, en el trasfondo, implícita-
verdadero Estado), pero no el que hace el bien. El mente, el complemento negativo: no les deis lo que
Estado tiene, pues, un criterio correcto sobre el bien no les debáis, No olvidemos que es al Estado de Nerón
y el mal. Pero su comportamiento ante el mal no es al que aquí se hace referencia; el mismo Estado que
el comportamiento que debe observar el cristiano; y, va a exigir de los cristianos cosas que no le corres-
sin embargo, el cristiano debe de someterse a este Es- ponde. Sobre ellas no nos habla Pablo. Su propia con-
tado dentro de su competencia. Hay que colocar, por dena demuestra, sin embargo, que en tales cosas no
74 EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 75

recomienda el sometnruento, Pero allí donde se trate de la opinión de Pablo sobre el Estado. Y, no obstan-
de la existencia del Estado, tiene validez, a pesar de te, en él se trata también este problema, en relación
ello: dad, también a este Estado, lo que le correspon- con una institución estatal especialmente importante,
da. Pues el que todavía exista un Estado, es algo que- mencionada precisamente en Rom 13, 1 Y sigs.: la ju-
rido por Dios. Todavía dura este Eon. risprudencia. Pablo ordena a los cristianos de Corinto
Esto nos conduce al segundo punto que nos interesa no llevar sus diferencias ante los tribunales del Es-
en este apartado: a la espera en el fin de la que Pablo tado. Si tienen procesos entre ellos, 10 que ya es bien
habla inmediatamente después en el versículo 11. Este triste, los han de decidir entre ellos, dentro de la co-
punto nos recuerda que el Estado es un provisorium. munidad, y no ante los tribunales gentiles. En Rom
Lo que implica, como para Jesús, dos cosas: l. el Es- 13, 1 Y sigs. dice Pablo del Estado gentil, sin embar-
tado no es algo último, no es algo absoluto; desapare- go, que sabe juzgar, que sabe distinguir el bien del
cerá; 2. mientras dure este Eon, aun no siendo de na- mal, y que sólo castiga el mal. Y aquí oímos, por el
turaleza divina, el Estado es, como provisorium, queri- contrario: i los cristianos deben permanecer alejados de
do por Dios. Puesto que Dios se sirve del Estado, esta institución! ¿Existe realmente una contradicción?
mientras dure este Eon, nosotros, como cristianos, no Pablo no niega aquí al Estado, en absoluto, el derecho
debemos de combatir la institución del Estado como de tener su propia jurisprudencia. No dice tampoco
tal; debemos, por el contrario, admitir su existencia 2. que esta jurisprudencia sea mala, que sea contraria a
Este es el sentido de las advertencias en Rom 13, 1 la Divinidad. Lo que se dice en Rom 13, 1 Y sigs. tiene
Y sigs., como se deduce de la relación en que figuran. también validez aquí. Figura en el trasfondo de 10 que
Confrontemos ahora este pasaje con el otro, 1 Cor se dice, aunque no se exprese, del mismo modo que
6, 1 Y sigs, Interpretar Rom 13, 1 Y sigs. sin tener en lo que aquí se dice constituye el trasfondo de Rom 13,
cuenta su contexto, tiene que llevar forzosamente a una 1 Y sigs., aunque no expresamente.
completa contradicción entre Rom 13, 1 Y sigs. y 1 Los cristianos no deben servirse, para dirimir sus
Cor 6, 1 Y sigs. Corrientemente, sin embargo, se pasa diferencias, de esta legítima institución de los tribuna-
por alto en la actualidad 3 este pasaje, cuando se habla les estatales. Se pone, pues, de manifiesto que para
Pablo existe un límite en el reconocimiento del Estado.
2 En contra de la relación escatológica: O. Kuss (Theol. El Estado no es nada absoluto, nada último, ni aun
und Glaube 1955, págs. 331 y sigs.),
3 Al contrario de lo que sucedía en la vieja exégesis' van I Cor 6, I-JI, 1955. - De todas formas, E. Dinkler se
, ~. '
esta, sin embargo, partiendo de un entendimiento equivocado ha ocupado del pasaje en esta conexión en la Zeitschrift !ür
de Rom 13, 1 Y sigs., quitaba importancia, con demasiada Theologie und Kirche 49 (1952), págs. 167 ysigs., no cre-
frecuencia, alCor 6, 1 Y sigs. Véase sobre esto el con- yendo, sin embargo, que el pasaje pueda ser utilizado para
cienzudo trabajo de L. Vischer, Die Auslegungsgeschichte el problema del Estado.
EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 71

cuando permanece dentro de sus legitimos límites (y la cuerda con el orden de Dios que exista ahora todooia;
jurisprudencia del Estado romano es una función legi- mientras dura este Eon, un Estado. Durante la perma-
tima) 4. Siempre que el cristiano pueda evitar el Estado, nencia de este Eon, el Estado es querido por Dios,
sin amenazar su existencia, debe hacerlo. La existen- pero no de condición divina. Si fuese de condición di-
cia del Estado no se pone en entredicho, aunque los vina, los cristianos podrían, según Pablo, llevar sus di-
cristianos, ejercitando en sus comunidades su propia ferencias lo mismo ante el Estado que ante la comuni-
disciplina eclesiástica, eviten llevar sus diferencias ante dad. He ahí el limite impuesto a toda afirmación sobre
él. Esto no quiere decir que deban hacerse cargo de el Estado (incluso sobre el Estado legítimo). Es un pro-
los restantes negocios del Estado. Lo que este capí- visorium, No en vano se fundamenta la advertencia de
tulo nos muestra, de modo especialmente claro, es 1 Cor 6, 1 Y sigs, con la espera en el fin: los cristia-
que es falso atribuir a Pablo, en Rom 13, 1 Y sigs., nos no deben llevar sus diferencias ante los tribu-
la opinión de que el Estado es, por naturaleza, de con- nales estatales, pues están llamados a juzgar, en el úl-
dición divina y que sus principios tienen la misma timo día, a los ángeles. Más adelante veremos que la
validez que los que Jesús deriva de la espera en el alusión, precisamente en este respecto, al juicio final
reino de Dios. de los cristianos sobre los ángeles, tiene un significado
Es erróneo interpretar Rom 13, ¡ Y sigs. sin 1 Cor especial.
6, 1 Y sigs., y es erróneo interpretar 1 Cor 6, 1 Y sígs. Pero antes tenemos que referirnos a un tercer pasaje
sin Rom 13, 1 Y sigs. El Estado no es divino, como de Pablo: 1 Cor 2, 8: "Ninguno de los dominadores
corrientemente se deduce de Rom 13, 1 Y sigs, Es so- de este mundo ha conocido la sabiduría de Dios, pues
lamente querido por Dios, "ordenado por Dios". No si la hubieran conocido, nunca hubieran crucificado al
en vano figuran en el versículo 1 una serie de palabras Señor de la gloria". El vocablo griego "dominador del
griegas que contienen la raíz griega "orden" 5. Con- mundo" 6 significa para el lector profano, exclusiva-
mente: "dominador terrenal del mundo". Para los lec-
4 J. Héríng, A good and abad governmcnt according to
tores judíos, sin embargo, tiene aún otro sentido: "po-
the N ew T estament, 1954, págs. 47 y sigs., no habla de esta
"limitación" al reconocimiento del Estado, que también tie-
testades demoniacas, invisibles" que se hallan detrás
ne validez ante el Estado legítimo; se refiere tan sólo al lí- de todo acontecer terreno utilizando a los hombres
mite impuesto a nuestra obediencia ante el Estado totalita- como sus órganos ejecutivos. Es seguro que al usar el
rio. Como el pequeño escrito de J. Héring tiene una orien- judío Pablo esta expresión, está pensando con esta ca-
tación popular, los problemas tienen que tratarse necesaria-
l.ficación, familiar al judaísmo de su tiempo, también
mente de modo simplificado. Por lo que se refiere al recha-
zamiento de mi interpretación de las EE,oua lex Len Rom 13, 1 en estas potestades y poderes invisibles.- tanto más
(págs. 13 y sigs.), véase mi suplemento, págs. 65 y sígs,
5 1"eXE,L<;. 6 ápXOV1"~<; 1"oG CXLWVO<; TOÓ1"OV.
78 EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 79

cuanto que tales potestades desempeñan un papel im- Rom 13, 1 Y sigs., 1 Cor 6, 1 Y sigs. y 1 Cor 2, 8
portante en el pensamiento de Pablo, como en el de ofrecen juntos una imagen unitaria que coincide de
los primeros cristianos. Asimismo, es seguro también modo asombroso con la concepción de Jesús sobre el
que se está hablando aquí, al mismo tiempo, de los ór- Estado. He mostrado en diversas publicaciones • que en
ganos ejecutivos, esto es: de los dominadores terrena- 2 Tes 2, 6 no se está hablando del Estado, como du-
les, de los administradores romanos de Palestina. Esto rante largo tiempo se ha supuesto. Flp 3, 20 es, por
se deduce claramente de los paralelos en Act 3, 17 Y el contrario, muy importante: "nuestro Estado está en
13, 27 Y sigo y, sobre todo, del hecho de que se aluda el cielo". En el Estado terreno, por consiguiente, somos
a la crucifixión de Jesús que fue llevada a cabo dentro "huéspedes" CEf 2, 19).
de un marco completamente empírico, histórico. La De los citados textos de Pablo deducimos lo siguien-
cuestión no ha de plantearse aquí en la forma alternativa te: el Estado no es en sí algo divino. Pero recibe una
de si Pablo está pensando sólo en las potestades invi- cierta dignidad por estar todavía dentro del orden que-
sibles demoniacas o sólo en Pilato y Herodes. Habla rido por Dios. Por consiguiente, también para Pablo
de ambas cosas 7. Y es importante que Pablo, en este es válido: al cristiano le viene impuesta por el Evan-
pasaje, vea en los detentadores terrenos del poder los gelio una actitud critica ante el Estado; pero tiene
instrumentos ejecutivos de poderes invisibles, También que dar al Estado todo lo que sea necesario para su
esto forma parte de la idea que Pablo tiene del Estado. existencia. Ha de admitir el Estado como institución.
Es de observar también que el Apóstol alude aquí Pablo no habla directamente de la pretensión de tota-
al motivo de la ignorancia, del desconocimiento: j los lidad del Estado que pide para sí lo que es de Dios.
dominadores del mundo no sabían cuando crucificaron! Pero no cabe duda que no hubiera permitido a los
Pablo lo dice en sentido teológico. Pero hemos de re- cristianos obedecer al Estado, si éste pide lo que es
cordar 10 que dijimos sobre la condena de Jesús por de Dios. Todo lo que sabemos de su vida lo demues-
los romanos: la inscripción de la cruz, que acusa a
Jesús del delito de ser un zelote, demuestra que se
ha cometido un error judicial. Para Pablo este error 8 Christus und die Zeit, pág. 145. Independientemente de

adquiere dimensiones cósmicas: los poderes invisibles que se acepte mi interpretación del pasaje o no: en cualquier
caso hay que considerar la relación de KCXTÉ.XCJV al Estado
que estaban detrás de Pílato no sospechaban que la como la menos probable de todas las hipótesis. En toda la
muerte en la cruz significaba su propia derrota. apocalíptica judaica posterior y cristiano-primitiva (precisa-
mente también en el mismo capítulo, 2 Tes 2, 4) se con-
sidera al reino del. mundo como una encarnación satánica;
7 Sobre esta cuestión, más detalladamente, véase suple- sería una extraña confusión de conceptos que en 2 Tes 2,
6, se atribuyese, de pronto, al Estado el papel del que ha
mento, págs. 65 y sigs.
de detener al Anticristo.
So EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 81
tra 9. No les habría permitido decir "Kyrios Kaisar"
duda que alude al Estado. Pero escribe: "Todos ha-
ni "~nathema [esus" (maldito sea Jesús), como exigía
béis de ~star sometidos a las potestades". Con la pa-
el nusmo Estado romano al que el cristiano debía de
labra gnega para potestades que figura aquí, "exou-
pagar impuestos y cuya institución tenia que admitir
siai", quiere decir Pablo en todos los demás pasajes
como querida por Dios. Si prestamos atención a un
(y él habla frecuentemente sobre ellas) potestades y po-
último punto veremos que el autor de Rom 1] habría
deres angélicos invisibles. A excepción de este pasaje
condenado el culto al emperador con la misma dureza
de Pablo, en todos los demás quiere decir, con el plu-
con que lo hace Apoc 1]. En los tres textos paulinos
ral de esta palabra, potestades angélicas. El capitulo
que hablan del Estado se trata, directa o indirectamen-
Rom 13, r Y sigs. trata, sin duda, del Estado. Y es
te, de las potestades invisibles angélicas que están de-
obvio que Pablo también sabe que la palabra en griego
trás del Estado. Esto es especialmente claro en 1 Cor
profano sólo quiere decir "Estado"; del mismo modo
2, 8, donde se trata de los "dominadores de este mun-
que en 1 Cor 2, 8 sabe que con la palabra empleada
do". Y a hemos visto que Pablo, en 1 Cor 6, 3, fun-
allí se designa a "los dominadores terrenos", Es, pues,
damenta el mandato de evitar los tribunales estatales
muy probable que Pablo piense, en Rom 13, 1 Y sigs.,
con el hecho de que los cristianos llegarán a juzgar
que el Estado, que debemos de admitir como insntu-
algún día a los "ángeles". Con "ángeles" se designa
ción, es el órgano ejecutivo de estas potestades invisi-
en el judaísmo posterior tanto a los ángeles buenos
bles. La palabra "potestades" tiene entonces, exacta-
como a los malos. Son potestades invisibles que están
mente igual que la palabra "dominadores" en 1 Cor
detrás de todo acontecimiento visible. Los cristianos
2, 8, un doble sentido. Quiere decir, al mismo tiempo,
no deben permitir que el Estado juzgue sobre sus di-
"potestades angélicas" y "Estado",
ferencias, porque ellos -los cristianos- juzgarán un
Con intención aludo a este punto al final. Ya que
día a las fuerzas que ahora se hallan invisibles detrás
los exegetas del Nuevo Testamento acostumbran en
del Estado. Pablo utiliza además en el famoso pasaje
Alemania, con pocas excepciones, a rechazar toda rela-
Rom 13, 1 Y sigs., una expresión griega (exousiai) que
ción de Rom 13, 1 Y sigs. con las potestades angélicas.
(al igual que el calificativo "dominadores de este mun-
Recientemente he contestado a los contraargumentos;
do") se refiere, en griego profano, ciertamente a la au-
la nueva fundamentación de la tesis será tratada en dos
toridad terrena, pero que para los lectores judíos sig-
suplementos de esta publicación 10. He mostrado en el
nifica también "potestades invisibles". Pablo no escri-
presente trabajo que, aun prescindiendo de esta rela-
be: "Todos habéis de estar sometidos al Estado". Sin
ción entre Estado y potestades angélicas, la actitud de
Pablo ante el Estado es completamente clara, si con-
9 Sobre la complicada y aún no esclarecida cuestión del
proceso de Pablo son necesarias más investigaciones.
10 Véase págs. 65 y sigs., 81 y sigs.
6
ÉL ESTADb EN EL NUEVO TESTAMENTO

sideramos juntos Rom 13, 1 Y sigs. y 1 Cor 6, 1 Y de los pueblos, tal como se atestigua en el libro de
sigs. Sin embargo, su actitud encuentra confirmación Daniel y en los libros de Enoch. La aplicación simul-
y adquiere más profundidad, si tenemos en cuenta esta tánea de la misma palabra para dominadores demonía-
relación; a favor de admitir tal relación, también en cos y terrenos, la encontramos ya en el hebreo con la
Rom 13, 1; Y sígs., está el hecho de su existencia en palabra "sar",
los otros dos pasajes que hablan sobre el Estado: en De gran importancia para nosotros es 10 que Pablo
1 Cor 6, 1 Y sigs. y en 1 Cor 2, 8. Entonces se com-
y todo el cristianismo primitivo enseñan sobre estas
prende mejor este "a pesar de" que, aun prescin- "potestades". En mi escrito sobre las fórmulas más an-
diendo de la relación antedicha, caracteriza, según el tiguas de credo he mostrado que en todas ellas -que
contexto, todo el capitulo. Se comprende también que son más antiguas que el llamado credo apostólico-
el Estado, en su origen, no sea de naturaleza divina; se indica, regularmente, que Cristo ha derrotado a estas
pero que, sin embargo, en base a un orden provisional, potestades con su muerte 11. El que se aluda a ello en
pueda llegar a ser incluso "servidor de Dios", tenien- estas cortas fórmulas, con las que los primeros cristia-
do los cristianos que someternos a él. Partiendo de esto nos resumían sólo los puntos más trascendentales de
podemos contestar, al menos implícitamente, a la cues- su credo; pone de manifiesto la importancia de la creen-
tión planteada más arriba de cómo es posible que el cia en la derrota de las potestades.
Estado gentil pueda discernir entre el bien y el mal. En esta victoria sobre las potestades angélicas apa-
Los primeros cristianos, y sobre todo Pablo, tienen rece toda la tensión temporal tan característica para la
una idea muy precisa del papel de estas potestades en situación del Nuevo Testamento: en las fórmulas ci-
el drama de la salvación, y en especial de su someti- tadas y en otros textos neo testamentarios se dice que
miento a Cristo. Porque nuestro pensamiento moder- han sido ya derrotadas (Col 1, 16, 20; 2, 15; F1p
no se haya alejado de la creencia en estas potestades 2, 10) 12; en otros textos (1 Cor 15, 25; Heb 10, 13),
invisibles, no debemos de suponer que fuesen para los por el contrario, se espera todavía su derrota a manos
primeros cristianos y para Pablo nada más que una de los cristianos. Las potestades han sido derrotadas,
forma accidental de exnresón. No debemos de pre-
~
y, sin embargo, han de ser derrotadas otra vez. Las dos
guntar, demasiado deprisa: ¿podemos admitir tal creen- cosas se afirman por los primeros cristianos. ¿ Se pre-
cia? Más bien procede oir simplemente lo que dicen ocuparon por la conexión de ambas afirmaciones? El
los textos, observando qué significado se atribuía a esta autor del Apocalipsis seguro que si, viendo la expli-
o a aquella idea. Ya para los j ud.os del tiempo de
Jesús era muy importante esta creencia en potestades
invisibles; en especial, hay que hacer alusión, a este 11 Die ersten christlicheri Glaubensbekenntnisse, 1943,
págs. 53 y sigs.
respecto, a la creencia judia en los ángeles protectores 12 En el mismo sentido 1 Pe 3, 22.
EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO

cación en el encadenamiento provisional de Satán. Pa- diga del mismo Estado de Nerón, en Apoe 13, que
rece que también Pablo estaba convencido de que la éste es "la bestia que sale del abismo". Aquí se está
victoria decisiva sobre las potestades había sido alcan- hablando del punto en el que el Estado busca esca-
zada; han sido sometidas y están al servicio de Cristo. parse de este sometimiento, convirtiéndose en satáni-
Pero la cuerda a la que están atadas las potestades co al pedir lo que es de Dios. El Estado que se hace
-para emplear una imagen- se puede prolongar, de independiente, que se absolutiza, que se diviniza, es
modo que pueden intentar aun emanciparse; con 10 precisamente la expresión clásica del Anticristo; como
que se haría otra vez visible su naturaleza demoníaca. en la historia de la tentación, el poder del demonio
Pero en tanto en cuanto permanezcan encadenadas a se manifiesta disponiendo sobre el reino de la tierra
Cristo, se encuentran dentro del orden de Dios. Por (o creyendo poder disponer de él). De esto tendremos
ello hay que someterse a ellas, siempre y cuando per- que hablar en nuestro último capítulo.
manezcan dentro de sus limites, pues entonces son
siervas de Dios, teniendo incluso un juicio acertado
sobre el bien y el mal. Sólo cuando intentan romper NOTA
el sometimiento, que ha tenido ya lugar, y se convier-
tan en "totalitarias" -por emplear esta expresión mo- No dedicamos ningún capítulo especial a los pasa-
derna-, están pidiendo lo que es de Dios. Por ello jes 1 Pe 2, 13 Y sigs. Y Tit 3, 1 Y sigs., pues admiti-
han de volver a ser derrotadas, definitivamente, al fin mos, con la mayoría de los exegetas, una afinidad ma-
de los tiempos; aunque la sentencia haya sido pronun- terial, e incluso literaria, entre ellos y Rom 13, 1 Y
ciada ya. sigs, Véase, especialmente, E. G. Selwyn, The Epistle
Que el Estado es un provisorium que, sin ser de o/ Sto Peter, 1949, págs. 426 Y sigs., que incluye tam-
condición divina, es, no obstante, querido por Dios; bién 1 Tiro 2, 1 Y sig. (véase infra pág. 58), supo--
que debemos de guardar una actitud crítica ante el Es- niendo una base común --de la que está más próxi-
tado; que hay que obedecer a todo Estado en tanto mo 1 Pe 2, 13 Y sig.- para los cuatro pasajes.
permanezca dentro de sus límites; todo ello se pone
de manifiesto, partiendo del trasfondo de la creencia
en las potestades sometidas que laboran detrás del acon-
tecimiento terreno.
Partiendo de ahí, entendemos, sobre todo, que en el
mismo Nuevo Testamento, en el que leemos las frases
de Rom 13, 1 Y sigs.: "todos habéis de estar someti-
dos", y "los dominadores son servidores de Dios", se
IV

EL ESTADO EN LA REVELACIóN DE JUAN

En el Apocalipsis de Juan el problema del Estado


es claro e inequívoco. La complejidad que hemos po-
dido apreciar en Jesús y Pablo no existe aquí. Pero
esto no deriva, ciertamente, de que su actitud ante el
Estado sea otra que la de Jesús y Pablo. Depende, más
bien, de que el mismo Estado, del que Pablo habla tan
positivamente en Rom 13, es aquí juzgado teniendo en
cuenta tan sólo la transgresión de límites, que encon-
tró su expresión más extrema en el culto romano al
emperador. Hemos visto que en Rom 13, 1 Y sigs. no
se considera esta transgresión de límites. Allí se trata
sólo de la institución del Estado como tal. En el Apoca-
lipsis de Juan se trata ese otro aspecto del Estado que
pide lo que es de Dios, del Estado que se desliga del
"orden)' para convertirse en .una fuerza satánica.
La ensambladura entre Pablo y el Apocalipsis de
Juan --que aun sin esto existe- aparece más clara si
consideramos la relación entre el Estado y las potesta-
des angélicas sometidas como el trasfondo de la con-
cepción paulina. Podemos ir todavía más lejos y decir
que precisamente en el Apocalipsis de Juan encontra-
mos un apoyo adicional -apoyo que es muy fuerte-
para la explicación que hemos dado del trasfondo teo-
88 EL ESTADO EN EL NUEVO TESTA.M.ENTO

lógico en la concepción paulina del Estado. Hemos visto está claro que todo el Apocalipsis de Juan se basa en la
que en los tres textos paulinos que hablan del Estado idea de que detrás del acontecer terreno se desarrollan
se emplea un vocablo que se refiere a las potestades luchas violentas entre fuerzas invisibles. Así, está re-
invisibles que se hallan detrás del Estado; aun cuando conocido, casi unánimemente, que la "bestia que sale
éste sea, realmente --como en Rcm 13-, un servidor del abismo" en el Apocalipsis de Juan 13 es el im-
de Dios. perio romano, en tanto éste exige el culto al ernpera-
Todo esto está completamente claro en el Apocalip- dar; y representa al mismo tiempo todo imperio te-
sis de Juan. A este respecto no existe allí ningún pro- rreno de cualquier tiempo que tome la forma de fuerza
blema. La bestia que sale del abismo, de la que con totalitaria. Nos viene a la memoria la historia de la
palabras tan violentas habla el capítulo 13, es, como tentación en Mt 4 Y Le 4, donde es también Satán
en la apocalíptica judía, el imperio romano. Puede con- el que ofrece a Cristo el poder sobre los imperios del
siderarse hoy como definitivamente admitido que aquí mundo. El autor se sirve del imperio romano de su
estamos no sólo en presencia de la mitología. No hay tiempo, como ejemplo, para describir todo imperio, en
duda que en este pasaje se utilizan -como en todo el tanto este sea demoníaco.
Apocalipsis de Juan- motivos mitológicos. En este sen- Las potestades ("exousiai"), de las que Pablo dice
tido está en lo cierto la interpretación, que ha hecho en Rorn r 3 que están dentro del orden de Dios y que,
época, de E. Lohmeyer 1. Pero difícilmente se puede por tanto, han de ser obedecidas, aquí se han eman-
estar de acuerdo con él cuando rechaza toda clase de cipado, o, más bien, creen haberse emancipado (pues
relación con acontecimientos temporales 2. Más bien en realidad han sido ya derrotadas), convirtiéndose, así,
en absolutamente satánicas. La bestia que sale del abis-
1 E. Lohmeyer, Die Offenbarung des '[ohannes, 2. 11 edi-
mo está al servicio del dragón, de Satán (v. 2), que la
ción 1953, editada después de la muerte del autor por GÜD- da poder, trono y gran autoridad.
ther Bornkamm, Es característico que el poder estatal que traspasa sus
2 M. Rissi, Zeit und Geschichte in der Offenbarung des limites sea considerado como la más palpable encarna-
Yohannes, 1952, muestra convincentemente que la tesis de ción del poder satánico. Esto no sucede por primera
Lohmeyer de la falta de relación al tiempo no es sostenible.
Por otra parte, se deja influenciar demasiado por E. Lohme- vez en el cristianismo, sino que ya era aSÍ, mucho
yer cuando, al interpretar el cap. 13, rechaza toda relación antes, con el judaísmo. En la grandiosa descripción de
al culto al emperador. Véase págs. 77 y sigs. Los concep-
to~ "imperium" y "culto al emperador" constituyen, ya en
la apocalíptica, partes fundamentales de la descripción tra- una interpretación "política" -haciendo hincapié en ella-,
dicional y teológica del Anticristo. La admisión de una re- K. L. Schmidt, "Das Gegenüber von Kirche und Staat in
lación "política" del capítulo 13 habría sido perfectamente der Gemeinde des Neuen Testaments" (Theol. Blatter, 1937,
compatible con la tesis principal de M. Rissí, A favor de columnas 1 y sigs.),
EL ESTADO EN EL
NU!!,VO TESTAMENTO
la bestia que ofrece en este capítulo el autor del Apo-
calipsis de Juan, se utilizan, al principio, los cono- Pertenece a la esencia más íntíma del diablo el
cidos rasgos del capítulo 7 del libro de Daniel, con imitar a Dios. Esto es especialmente característico para
los que se describe a las cuatro bestias. Ya allí son las el Estado diabólico aquí descrito, para la bestia que
cuatro bestias los cuatro imperios del mundo. En el está desencadenada y se ha desligado del orden. Con
Apocalipsis de Juan se resumen los rasgos de todos su pretensión totalitaria pide 10 que es de Dios. Pero
los imperios del mundo, se concentran en una bestia. su aparición tiene lugar cuando se asigna todos los
Ésta tiene, al mismo tiempo, los rasgos de la astuta atributos de Dios. i Precisamente en esta pretensión re-
pantera, del fuerte oso, y del león de gran boca. Los ligiosa del Estado está 10 diabólico! Volviendo la vista
comentarios aluden, con razón, a los paralelos del Anti- a la repudiación de Jesús del mesianismo zelote, en-
guo Testamento que han contribuido a esta descrip- tendernos, partiendo de aquí, aun mejor el "apártate,
ción 3. Se podría escribir un comentario a este capítulo, Satanás", que Él grita a todos los que quieren desviarle
aduciendo paralelos que, sacados de la historia, llegasen por este camino.
hasta el presente más reciente. Tan cerca de la realidad La imitación de Dios se muestra en que la masa
está la descripción. Es un hecho muy digno de tener- adorante dirige a la bestia exactamente aquellas pala-
se en cuenta que, tanto según la idea judía como según bras que, según Ex 15, 11, sólo a Dios se deben:
la cristiano-primitiva, el Estado totalitario es la clásica ¿quién es igual a ti? (v. 4). Hasta la Pasión divina
forma empírica de aparición del diablo sobre la tierra. intenta imitar el diablo (v. 3).
El diablo se nos describe de modo grandioso: se Se alude, además, a su conducta jactanciosa. Pero
menciona su formidable éxito (v. 4): la bestia produ- su gran boca no produce más que blasfemias (v. 6).
ce asombro, todo el mundo va tras ella, se dice; pen- Su auténtico obrar consiste en hacer la guerra. Su lu-
samos en la fuerza de atracción de los Estados tota- cha va dirigida contra los santos. Según el cap. 17, 11
litarios sobre las masas. Se arrodillan ante el dragón, encuentra, para esta lucha, aliados entre los reyes.
que manda en la bestia, y también ante la bestia y consigue vencer a los santos de todo el mundo, se
misma. dice en el cap. 13; Y todos caen postrados ante él
(v. 8) en el mundo entero. La apostasía de los santos
ante esta fuerza estatal es grande. Si queremos encon-
3 Además de Lohmeyer, véase, como comentarios más trar --resistiendo la tentación de ilustrar todo esto con
modernos a lo que sigue, entre otros: R. H. Charles, The ejemplos del pasado más reciente- una confirmación
Reoelation af Sto '[ohn, 2 tomos, 1920; E. B. AIlo, Sto '[ean. de todo esto en la antigüedad cristiana, no tenemos más
L'Apocalypse, 1921; W. Hadorn, Die Offenbarung des
que pensar en lo que P1inio decía, ya al principio del
'[ohannes, 1928; A. Wikenhauser, Offenbarung des '[ohan-
nes, 1947; Ch. Brütsch, Clareé de l' Apocalypse, 4. a ed. 1955, siglo II, sobre la apostasía de los cristianos a los que se
les obligaba a ofrecer víctimas al emperador, como a un
92 EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 93

Dios, o recordar lo que sabemos sobre los casos, aterra- perador. No necesitamos más que tener presente el in-
daramente frecuentes, de abjuración de la fe cristiana forme de Plinio, gobernador de Bitinia, al emperador
en la época de Decio. Trajano. A los cristianos apresados se les obligaba a
Pero también se alude a aquellos que no caen pos- ofrecer sacrificios ante la imagen del emperador, que
trados ante la bestia. Estos son aquellos cuyo nombre, se hada traer con este fin, y a decir "Kyrios Kaisar"
como se dice (v. 8), está escrito en el Libro de la Vida. y "maldito sea Cristo". Si hadan esto se les ponía en
Todavía es más claro 10 que leemos sobre la segunda libertad; si no, se les condenaba a muerte.
bestia que sube de la tierra. En los cap. 16, 13; 19, En el capítulo 1 3 del Apocalipsis oímos, además
20 Y 20, 10 se dice que esa bestia es el falso profeta. (v. 1;6), que a aquellos que han adorado la imagen
Está al servicio de la primera bestia, al servicio del Es- se les extiende una certificación. Se les imprime una
tado totalitario. La descripción es aquí tan clara y tan marca oficial, como signo de que se han sometido al
concreta que podemos decir: la segunda bestia repre- culto al emperador. Sabemos que en las postreras per-
senta el poder de propaganda religioso-ideológica del secuciones de cristianos se extendían certificados oficia-
Estado totalitario. En esta pretensión pseudo-religiosa les de sacrificios. Aquí se dice -probablemente es una
se manifiesta lo diabólico de este falso profeta, que se imagen-, que se les imprime la marca en la frente.
presenta como si fuese el verdadero profeta del ver- Esto recuerda también la costumbre oriental de mar-
dadero Dios. En realidad, hace propaganda para su car en la piel de los servidores de una divinidad gentil
dueño, el diablo, el Estado totalitario. Precisamente el nombre de ésta, para indicar que era propiedad de
aquí se pone de manifiesto la necesidad del diablo de esta divinidad. Puede ser que Pablo se esté refiriendo
imitar a Dios; del falso profeta de imitar al verdadero a esto, en Gál 6, 17, cuando dice que lleva en su
profeta. Todo Estado totalitario necesita una ideología cuerpo los estigmas de Cristo, el Señor, al que él per-
que sea una parodia de la fe. tenece. Dentro del Apocalipsis de Juan, se dice en el
El que tenga la impresión de que, con la aplicación capítulo 7 que los elegidos serán .sellados con el sello
de estas expresiones,estoy modernizando demasiado el divino. El autor piensa aquí que el diablo, como en
Apocalipsis, que lea él mismo el capítulo 13. De la todas las cosas, también en este punto imita a Dios.
segunda bestia se dice que embauca a los moradores Sea 10 que fuere, se trata de una certificación estatal
de la tierra con toda clase de hechos prodigiosos, eje- de la adoración a la imagen del emperador. Aquellos
cutados con el poder de la primera bestia (v, 14). que no lleven el signo que representa al Estado que
Ordena a los moradores de la tierra que hagan una se diviniza a sí mismo no pueden, continúa el versícu-
imagen para la primera bestia y que la adoren. El que lo 17, "comprar, ni vender". Con otras palabras: se
no adore a esta imagen, será hecho matar. No puede les boicotea.
haber duda de que se está hablando del culto al em-
94 EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 95
El culto· al emperador en el Estado romano es el La negativa a ofrecer sacrificios a la imagen del empe-
punto donde el Estado traspasa sus límites, donde se rador y a pronunciar el "Kyrios Kaisar", tenia como
hace, por así decirlo, una institución divina para po- consecuencia necesaria la condena a muerte. Todos los
der dominar también sobre las almas de sus súbdi- verdaderos cristianos debían de rechazar esta exigencia
tos. En lo demás, el Estado romano era un Estado le- del Estado, aunque fuesen tan leales como las indica-
gítimo que sabía distinguir entre el bien y el mal, como ciones de Jesús y Pablo exigían. Hubiesen obrado con-
Pablo expresamente atestigua. Pero es que también un tra la enseñanza de Jesús y Pablo si se hubiesen so-
Estado legítimo corre el peligro de hacerse satánico metido en este punto. Si el Estado romano hubiese pedi-
en un punto especial. Hacemos demasiado honor al do una declaración de lealtad en otra forma que la que
Estado nacionalsocialista cuando le ponemos al mismo para los cristianos representaba el blasfemo culto al em-
nivel del Estado romano. El Estado alemán nacional- perador, los cristianos la habrían podido prestar con la
socialista se había salido del orden en que está colo- conciencia tranquila; se habría impedido mucho derra-
cado todo Estado; también en lo que se refiere al de- mamiento de sangre. Mientras que el Estado pidiese
recho: pues en él ya no era ni siquiera válida la di- la declaración de lealtad en forma de un sometimiento
ferencia ética entre el bien y el mal, entre derecho e al culto al emperador y una maldición a Jesús, no podía
injusticia, sino que derecho era lo que era útil al Estado. haber paz entre cristianismo y Estado, por muy leales
Esto no fue así, en absoluto, en el Estado romano. ciudadanos que fuesen los cristianos y por muy huma-
No obstante, el culto al emperador fue el punto donde nos que fuesen ciertos emperadores como Trajano,
tuvo lugar la transgresión de límites, el salirse del "or- Adriano, Antonino o Marco Aurelio. En este punto el
den", de modo especialmente patente. Bien es cierto Estado romano fue siempre, hasta Constantino, un po-
que se podía eludir este culto si no se ostentaba ningún der satánico.
cargo público o no se estaba al servicio de las armas. El autor del Apocalipsis de Juan ha visto con una
Pero había que someterse a él cuando se era funcio- agudeza asombrosa que 10 satánico del imperio roma-
nario o soldado, o también cuando se era denunciado no residía en esta divinización. Por ello se concentra,
como enemigo del Estado; lo cual era aplicable a los en su tan impresionante descripción, casi exclusivamen-
cristianos. te en este aspecto. Por este motivo creo que el muy
El primer motivo para la intervención del Estado discutido número 666 (o, según otros buenos manus-
era la sospecha general, colectiva, que existía contra critos, 616), que se menciona en el último versículo
los cristianos y que descansaba, como en el caso de del capitulo, se refiere, muy probablemente, al culto
Jesús, en el desconocimiento de la actitud cristiana al emperador. Inmediatamente antes se habla de la
ante el Estado. Pero el pretexto para la condenación marca que atestigua que se ha adorado la imagen del
lo suministraba, regularmente, el culto al emperador. emperador. Todos deben de tener la marca que lleva
NUEVO TESTAMENTO 97
EL ESTADO EN EL
do: Latinos) o Teitan (pronunciado: Titan) 7; el va-
el nombre de la bestia o el número de su nombre.
lor numérico de ambas palabras da como resultado
y a continuación leemos: "Aquí está la sabiduría. El
666. Lo mismo resulta con Trajano y Adriano. Muy
que renga inteligencia calcule el número de la bestia.
de buen grado se han ocupado de este número sec-
Porque es el número de un hombre. Y el número es
tas apocalrpticas de todos los tiempos; siempre se consi-
666". Como ya hemos dicho, tigura en viejos manus-
gue, naturalmente, calcular el nombre de un contem-
critos 616; este número puede ser también el origi-
poráneo, si se hacen algunas conjeturas. ASÍ, dando
nario 4.
algunos rodeos, se ha encontrado en los nombres de
El acertijo era conocido, sin duda, para todos los ini-
Napoleón, Guillermo II, Hitler, el fundamento del nú-
ciados. El verbo griego para "calcular", que figura
mero. Lohmeyer 8 tira por un camino muy distinto.
aquí 5, se aplica como terminus technicus al método
Muestra que con distintas operaciones de cálculo se
especial llamado Gernatria, que consiste en tomar el
puede reducir el número 666 al número 8 (se suman
valor numérico de cada una de las letras, sumando, de
los números del 1. al 8: suma = 36; Y entonces se
este modo, las letras de una palabra. Las letras eran
suman los números del 1 al 36: suma = 666). 8 era
tanlbiénempleadas como signos para los números:
el número del diablo (7 + 1), es decir, el número que
"a" = 1; "b" = 2, etc. La expresión empleada aquí
destroza la armonia divina expresada con 7; de igual
nos incita a esta forma de cálculo; así ha podido su-
forma que trece (12 + 1) rompe la armonía expresa-
ceder que desde el padre de la Iglesia Ireneo hasta
da en el número 12. A pesar de lo sugestivo de esta
hoy, se hayan dado incontables explicaciones 6. Pues
explicación, es, sin embargo, discutible que el verbo
hay que llamar la atención inmediatamente: las posi-
griego para "calcular" pueda ser aplicado a .esta ope-
bilidades aplicando este método son casi ilimitadas.
ración de cálculo. Parece designar, como terrninus tech-
Hay, naturalmente, tantas soluciones cuantas posibili-
111CUS, sólo el método de la "Gematria".
dades de descomponer el número 666 ó 616 en nú-
Desde luego que no será nunca posible decir con
meros más pequeños y de agruparlos. Por ello, las
seguridad en cuál de las soluciones consegui~asde
soluciones que han sido propuestas son interminables. esta forma pensaba realmente el autor; solución que
La más famosa es la que supone César Nerón como habría sido reconocida con relatíva facilidad por los
una agrupación de letras cuya suma da 666. Pero lo primeros lectores. Pero la que sea debe de poseer un
mismo resulta con Kajsar Romim. Ireneo había hecho grado de probabilidad tan alto como sea posible. Para
varias propuestas distintas, así: Lateinos (pronuncia- alcanzarlo hay que tener muy presente el contexto.

4 Así Cod. C, Ireneo y la traducción armenia. 7 Ir., adv. haer. V, 30, 3.


5 \J:fll<flU~ELV. 8 Die Offenbarung des '[ohannes. Suplemento, pág. lIS.
6 V. los comentarios citados supra.
7
98 EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO

Hemos visto que en todo el capítulo se habla del culto sea en 10 restante un libro fundamentalmente diferente
al emperador. Y observemos también esta frase: es el de la Carta a los Romanos, en la concepción del Es-
número de un hombre. Esto no encaja bien en la ex- tado no hay contradicción; como no hay contradicción
plicación de Lohmeyer. Pudiera ser que las palabras ni entre las Cartas de Pablo, ni entre las palabras de
que se ocultan tras el número, cuando el autor hace Jesús. Pablo no habría hablado de otro modo sobre la
hincapié en que es el número de un hombre, conten- pretensión del Estado de adorar la imagen del César,
gan un atributo divino, un título que sólo pertenece a como lo hace el autor del Apocalipsis de Juan. Por
a Dios y que este hombre se otorga blasfemamente. otra parte, nuestro capítulo -en el que desde el prin-
Partiendo de aquí doy preferencia a la hipótesis de cipio se percibe una santa ira contra la conducta blas-
A. Deissmann 9. Según él, la designación encubierta fema del Estado que a sí mismo se diviniza- contie-
seria "Kaisar Theos", "i el emperador es Dios!". El va- ne un versículo que nos lleva a Rom 13: el versículo
lor numérico de esta declaración, característica en el 10: "si alguno mata por la espada, por la espada mo-
culto al emperador, es 616. En la fórmula Kyrios Kai- rirá" 10. Aquí se nos recuerda el limite de la oposición
sar o "Kaisar Theos" se pone de manifiesto, del modo contra el Estado totalitario. Debemos oponernos a la
más visible, la pretensión monstruosa y demoníaca del exigencia totalitaria de este Estado al precio que sea,
Estado. Entonces la observación: "es el número de un pero sólo dentro del terreno de esta exigencia. Es de-
hombre" adquiere un sentido especialmente concreto. cir: positivamente, en nuestra proclamación cristiana;
El emperador es un hombre, y, no obstante, quiere ser y negativamente, en nuestra negativa a realizar el ser-
D'os, hacerse adorar como Dios con la declaración vicio idólatra exigido por el Estado. Hemos de opo-
que exige de sus súbditos. Por ello es aquí servidor nernos a la exigencia totalitaria hasta la sangre, pero
del dragón, del diablo. no nos corresponde tomar la espada, ni aun como co-
Independientemente de que esta explicación sea co- munidad de cristianos, haciendo la guerra contra este
rrecta o no, en cualquier caso se ajusta totalmente a la Estado para aniquilar su existencia. Esto lo dice tam-
idea fundamental de todo el capítulo -que subsiste bién el autor del Apocalipsis de Juan, que tan pode-
aun sin esta explicación- y que trata de la pretensión rosamente describe a la bestia diabólica. Las palabras
religioso-totalitaria del Estado. del versículo 10 nos llevan a Jesús y a su decidida re-
Ahora comprendemos por qué aquí el tono es bien pudiación del zelorismo. Incluso tienen casi el mismo
distinto del de Rom 13. Aunque el Apocalipsis de Juan tenor literal que las palabras que éste dice a sus par-

9 A. Deissmann, Licht vom Osten, 4. a ed. 1923, pág. 10 Sobre este texto, sin embargo, hay sus dudas. Se-
238, nota 3. Así también H. Schlier, Die Zeit der Kirche, gún la variante A habría que traducir: "Si alguien (está
1956, pág. 29. destinado) a morir por la espada, será matado por la espada".
100 EL ESTADO EN EL

tidarios --en vista de su modo de actuar- con ocasión


de su prendimiento en Getsemaní, en Mt 26, 52.
Antes de sacar la consecuencia final me remito a un
último pasaje del Nuevo Testamento que menciona
CONCLUSIóN
una relación positiva, total, entre cristianos y Estado:
la oración por el Estado y por aquellos que están a
su cabeza. Esta relación positiva no puede ni debe ser
Hemos llegado al final de nuestro trabajo. Siempre
nunca rota. El texto al que aludo figura en las Cartas
que se sigue el mismo problema a través de todos los
pastorales: 1 Tim 2, 1-2: "Os ruego que se hagan
libros del Nuevo Testamento, se acostumbra a hacer
peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por
constar al final, como resultado, la variedad en el modo
todos los hombres, por los emperadores y por todos
y en la manera con que cada uno de los distintos au-
los constituidos en dignidad, a fin de que gocemos de
tores lo trata y resuelve. En el problema del Esta-
vida tranquila y quieta con toda piedad y honestidad".
do sucede lo contrario. Aquí constatamos, en el prin-
Esta oración no ha enmudecido ni en los tiempos de
cipio, en el punto de partida de la investigación, una
las más crueles persecuciones de los cristianos por el
diferencia casi radical; así, por ejemplo, entre Rom
Estado. Pues, ya que el cristiano no repudia nunca al
13 y Apoc 13; como resultado final, sin embargo,
Estado como institución, orará siempre por él.
aparece una unidad fundamental en la valoración del
Estado. La aparente contradicción procede, por una
parte, del Estado mismo. Según que el Estado perma-
nezca en sus limites en tanto que tal, o los traspase, el
cristiano le calificará de servidor de Dios o de instru-
mento del diablo. La aparente contradicción descansa,
además, en el dualismo temporal, en 1<1 tensión tempo-
ral que caracteriza la situación del Nuevo Testamento.
El convencimiento de que el tiempo final ya ha empe-
zado, y de que, sin embargo, queda por llegar su con-
sumación: esta tensión entre "ya realizado" y "toda-
vía no consumado", no es precisamente una contradic-
ción de la escatología cristiano-primitiva, sino que per-
tenece, esencialmente, a ella; mientras que exista esta
tensión cristiano-primitiva entre "ya realizado" y "to-
davía no consumado", es unitaria la actitud de los cris-
102 EL BSTADa EN EL
NUEVO TESTAMENTO 103

tianos ante el Estado. Como esta tensión es elemento


vimos que el reino de Dios se espera en breve; por
constitutivo de toda la concepción cristiano-primitiva
otra parte, dice Jesús que ha visto ya caer a Satanás
del tiempo final, las contradicciones aparentes de la
del cielo (Lc 10, 18), que "el reino de Dios ha lle-
concepción del Estado en el cristianismo primitivo no
gado ya", desde que "expulsó a los demonios con el
son, en realidad, contradicciones: radican en esta ten-
dedo de Dios" (Le I1, ;0). "Id y referid a Juan lo
sión temporal constitutiva.
que habéis oído y visto", dice a los enviados del Bau-
La escatología del cristianismo primitivo no es sólo
tista cuando le preguntan si es Él el que viene (es
espera del futuro, como afirman Albert Schweitzer y
decir, el futuro). "Los ciegos ven, los cojos andan, los
sus discípulos suizos; pero tampoco es sólo creencia
leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos
en el presente ya cumplido, "realized eschatology",
resucitan, y a los pobres se les predica el Evangelio"
para usar la expresión de C. H. Dood: es ambas co-
(Mt II, 3 Y sig.).
sas. Me interesa, sobre todo, hacer hincapié en que
Que exista esta tensión entre presente y futuro es
esta tensión entre "ahora" y "algún día" no es una
lo nuevo que ha venido con Jesús. Si no estaríamos
solución secundaria del cristianismo que se está des-
todavía en el judaísmo. Si la esperanza en el futuro
arrollando ya hacia el catolicismo, ni representa tampo-
es más intensa que en el judaísmo, se debe a que existe
co una "solución de circunstancias" tardía ', como afir-
el convencimiento de que el tiempo final ha dado ya
man los discípulos de A. Schweitzer y también R.
comienzo. Porque con tanta fuerza hay que recalcar
Bultmann; por el contrario, caracteriza esencialmente
el "y a comenza d o" como e1"to d avia ' no consumado".
y desde un principio la situación del Nuevo Testamen-
Ambas cosas juntas: esto es el Nuevo Testamento.
to. El que el tiempo final sea esperado en breve, no
Por eso el Nuevo Testamento no afirma ni niega
es algo nuevo, es una esperanza judía. El que esta
el mundo. El dualismo que comprobamos en el Nuevo
esperanza en un futuro próximo esté unida a la creen-
Testamento es un dualismo temporal entre el ahora y el
cia de que el tiempo final ha empezado ya: esto es
futuro. No es el dualismo helénico entre este mundo y
lo nuevo; y esta unión característica entre presente y
el más allá. El contraste cristiano no conduce, por eso,
futuro existe ya en el mismo Jesús 2. Por una parte,
a la repudiación ascética de los presupuestos presentes,
1 V'ease, por ejemp
. 1o, F . BUrI,. "Das Problem der aus- entre los que figura, en primer término, el Estado. Es
geblieb;nen Parusie" (Schweiz. Theol. Umschau, 1946, págs. falso oir sólo el lado negativo de las palabras de 1 Cor
97 y sigs.). Sobre ello, o. Cullmann, "Das wahre durch die 7, 29 sobre los casados, como si no lo estuviesen; los
auszebliebene Parusie gestellte neutestamentliche Problem" que lloran, como si no llorasen; los que se alegran,
(Theol. Zeitschriit, 1947, págs. 177 y sigs.). como si no se alegrasen; los que compran, como si no
2 Véase sobre esto W. G. Kümme1, Verheissung und Er-
poseyesen. Más bien presupone lo que ahí se dice que
[idlung, 2. a ed. 1953.
los cristianos, no obstante, se casan; no obstante, 110-
r04 EL ESTADO EN BL NUEVO TESTAMENTO r05

ran; no obstante, se alegran; no obstante, compran. apreciará con más fuerza que cualquier otro ciudada-
A este respecto estoy de acuerdo con A. Wilder cuando no cuándo un Estado se ha salido de ese orden. Don-
dice que el Nuevo Testamento no conoce la "other- de otros ven que un Estado se hace "totalitario",
worIdliness" 3. Esto no quiere decir, de ningún modo, el cristiano ve que las potestades (que, sometidas por
que lo negativo no deba permanecer también en toda Cristo, sirven a Dios) se han desencadenado para con-
su fuerza. vertirse en satánicas. Estado gentil y Evangelio son,
Hemos comprobado la misma dualidad en la actitud por consiguiente, completamente compatibles. Estado
ante el Estado. Bien es cierto que el Estado en sentido totalitario, incluso en la forma más inofensiva, y Evan-
propio, el "politeuma" de los c~;stianos está en el cielo, gelio son, por principio, incompatibles.
como Pablo, en Flp 3, 20, dice; pero el Estado terre- El cometido que se deriva para la Iglesia de todos
no es servidor de Dios mientras permanezca dentro los tiempos ante el Estado es, según esto, claro.
de sus límites. El Estado no nec~sita ser cristiano. r. Debe dar lealmente al Estado todo lo que sea
El Estado romano de Rorn 11 era gentil. Puede estar necesario para su existencia. Debe combatir todo anar-
dentro del orden actual de Dios, aun sin saberlo, si es quismo y todo zelotísmo dentro de sus filas.
2. Debe cumplir ante el Estado una función vigi-
s610 un Estado y no busca ser otra cosa que Estado.
Posee un conocimiento sobre el bien y el mal que le lante. Es decir: debe permanecer, por principio, crítica
ha sido otorgado, aun siendo Estado gentil. El cristia- ante todo Estado y prevenirle de la transgresión de sus
no sabe, de todas formas, el lugar Que el Estado aCUDa límites.
en la economía de la salvación de Dios; sabe por Qué 3. Debe negar al Estado que traspase sus limites
el Estado puede diferenciar entre el bien y'e1 mal. 10 que éste pida de ella en el terreno de la transgresión
Por ello, precisamente, puede otorgar al Estado, tam- religioso-ideológica, y debe calificar esta transgresión,
bién al gentil, por muy paradójico que esto parezca, valerosamente, como contraria a la Divinidad.
una dignidad mayor que el ciudadano no c~istiano. La Iglesia cumplirá este cometido si permanece fiel
Pero por este motivo verá que la misión que debe a la posición escatológica fundamental del Nuevo Tes-
prestar al Estado es la de permanecer, por principio, tamento. Se podría mostrar cómo la Iglesia, en el trans-
crítico a su respecto y vigilar que no se salga, en curso de su historia, ha tomado una actitud equivo-
ningún punto, del orden divino. Por el mismo mo- cada ante el Estado, siempre que ha olvidado que el
tivo por el que el cristiano conoce, basándose en la Re- tiempo presente es ya cumplimiento, pero aún no con-
velación, el puesto del Estado dentro del orden de Dios, sumación. Entonces aparecen las soluciones extraviadas
que nos encontramos, de vez en vez, en la historia:
o bien la Iglesia intenta colocarse en el lugar del Es-
3 A. N. Wilder, The Otherzoorldliness in the New Tes-
tament, 1954. tado, o bien el Estado es aceptado simplemente -sin
106 EL ESTADO EN EL

planteamiento de problemas y sin críticas- en todo lo


que hace. Aunque la actitud de la Iglesia es en cada uno
de los dos casos radicalmente opuesta, se trata ambas
veces del mismo error : abandonar la concepción del
tiempo final del Nuevo Testamento.
Esta concepción es precisamente la condición previa
para un convivir pacífico y fructuoso entre Iglesia y
Estado.
Por parte del Estado, el presupuesto no es que sea
necesariamente cristiano, sino que sepa dónde están
sus límites; y esto puede hacerlo, como hemos oído en
la Carta a los Romanos. En segundo lugar, el Estado
ha de esforzarse en entender la actitud de sus súbdi- APÉNDICES
tos cristianos tanto como pueda. A este respecto, la
cruz de Jesús debe ser para él una señal de aviso.
1*

EN TORNO A LA MÁS RECIENTE DISCUSIóN


SOBRE LAS E::=:OY¿:IAI DE ROM 13, 1

Desde hace algunos años hay como una especie de


consensus entre los teólogos -especialmente en Alema-
nia- en rechazar la doble interpretación de EE,OUOLCXL
en Rom 13, 1, en el sentido de Estado y poderes an-
gélicos; tal interpretación, se dice, representa una ex-
plicación completamente absurda, ridícula, fantástica,
extravagante y grotesca; y así se dan por satisfechos,
despachando dicha interpretación con una frase de cen-
sura (conteniendo las citadas palabras calificativas) que
va dirigida a los que la defienden; palabras calificativas,
por lo demás, cuya lista podríamos alargar 1.

* Aparecido por primera vez en la Theologische Zeit-


schrift I954, págs. 321-326. Lo repetimos otra vez expresa-
mente: el entendimiento total de la concepción paulina del
Estado, desarrollado en el capítulo Ifl, no coincide ni forma
una unidad con la interpretación que aquí defiendo.
1 Teniendo en cuenta lo extendido que está en la ac-
tualidad este consensus, es digno de atención que W. Kün-
neth no se adhiera a él en su gran obra, recientemente apa-
recida, Politik zioischen Doman und Gott (Bine christliche
Bthik des Politischen), I954, colocando la cuestión del orden
político mundial en el Nuevo Testamento dentro del marco
del dominio de Cristo "sobre todos los poderes y potesta-
NUEVO TESTAMENTO II!
no EL ESTADO EN EL
bateexegétíco. Esto es lo conveniente si se tiene en
Martin Dibelius propuso, provisionalmente, esta in-
cuenta que la idea surgió por primera vez, como hemos
terpretación, por primera vez, el año 1909, en Geis-
dicho, en el año 1909.
terwelt im Glauben des Paulus; pero, más tarde, la ha
abandonado 2, cuando Günther Dehn y otros, en los No comprendo el tono especialmente irritado en que
años 1936 y siguientes, profundizando más en ella, caen los enemigos de la que llaman interpretación
sacaron consecuencias bíblico-teológicas. El que tal in- "demonística" -una designación que, por 10 demás,
terpretación haya sido desarrollada precisamente en es totalmente engañosa-, en el momento en que la
los años entre 1936 y 1944, en trabajos sobre el Es- mencionan. Aunque en el título del presente artículo
tado en el Nuevo Testamento 3, ha sido motivo para hable sobre la más reciente "discusión", ello no deja
que varios de sus más recientes detractores hayan que- de ser un eufemismo. Pues la discusión se limita, en
rido acabar con ella, imputando su introducción a los su mayor parte, a veredictos sumarios que, por ir sin
sucesos políticos de entonces. Es cierto que el interés fundamentación, no son interesantes ni para el lector
por este complejo de cuestiones era entonces especial- ni para los despachados oponentes. Solamente a modo
mente vivo. Pero también se podría explicar de este de ejemplo cito una frase de la recensión de Bult-
modo, volviendo las tornas, la apasionada lucha con- mann de mi libro Christus und die Zeit 5, por ser
tra la tesis; pues dicha lucha empezó en Alemania significativa del mencionado consensus y del modo de
también durante los años de la guerra 4. Parece, sin proceder: "Es lastimoso que (en Chrístus und die
embargo, que ha llegado el momento de que tales con- Zeít) vuelva la grotesca y falsa interpretación de Rom
s.deraciones desaparezcan total y definitivamente del de- 13, 1 como potestades angélicas". Por qué se trata de
una grotesca y falsa interpretación, no se nos comunica.
des de las dimensiones invisibles de la esfera cósmica e Aunque en lo que sigue tomo una vez más la pala-
histórica" (pág. 40). Una excepción la constituía ya W. bra sobre esta cuestión, no 10 hago con la intención de
Schweitzer, Die Herrschajt Christi und der Staat im Neuen proponer esta interpretación como la única posible;
Testament, 1949, que se adhería, en 10 fundamental, a la
tesis que yo había desarrollado, en 1941, en Kbnigsnerrschait
pero sí con la esperanza de que sus detractores en el
Christi und Kirche. futuro, cuando la mencionen, la tomen en serio, como
2 "Rom und die Christen im 1. Jahrh.", SAH 1942, pág. una hipótesis por lo menos muy digna de ser consi-
7. Véase, sin embargo, H. Schlier, "Machte und Gewalten derada; con la esperanza de que se tomen la molestia
im Neuen Testament" (Th. Bl., 1930, columna 292).
3 Sobre la bibliografía y la discusión de aquellos años
véase O. Cullmann, Christus und die Zeit, 2. a ed. 1948,
5 R. Bultmann, "Heilsgeschichte und Geschichte. Zu O.
págs. 169 Y sigs, Cullmann, «Christus und die Zeit>" (Theologísche Litera-
4 Véase, en especial, G. Kittel, Christus und Imperator,
turzeitung, 1948, págs. 659 y sigs.),
1939, págs. 48 y sigs.
112 EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO

de combatirla, realmente, en vez de despacharla con penhausen se ha dado cuenta de esto acertadamente.
gesto de superioridad. También en esto constituye una excepción honrosa en
Me manifiesto, además, otra vez sobre la cuestión, el tratamiento de esta cuestión: no simplifica la opinión
porque en la postguerra ha aparecido, al menos, una contraria y su fundamentación, sino que la reproduce
refutación que constituye una excepción honrosa fren- correctamente.
te al proceder que acabamos de consignar; por su- La excitación sobre la interpretación propuesta no
ministrar realmente una contribución a la discusión, se acabo de comprenderla bien; pues no se introduce, en
hace merecedora de una réplica; me refiero al artículo ningún modo, un entendimiento radicalmente nuevo
de H. van Campenhausen, "Zur Auslegung van Rom. de la concepción paulina del Estado en Rom 13, 1 Y
13: Die damonistische Deutung des EE,oua(cx Begriffs", sigs., frente a la interpretación que normalmente -y
aparecido en 1950 en el libro homenaje a A. Bertho- prescindiendo de las lE,oua(m- se da al pasaje; tan
let. El historiador de la Iglesia de Heidelberg es, sin sólo coloca al pasaje en la conexión teológica de todo
embargo, tan decidido en la refutación de la tesis como el pensamiento paulino, creyendo, de este modo, pro-
los representantes del citado consensus; también en fundizarlo. Precisamente H. van Campenhausen da en
este articulo se deja sentir una ligera irritación que es su artículo -a pesar de su enérgica repudiación de la
poco común en este autor. Pero sus objeciones son to- doble interpretación de lE,oua(cn-, en definitiva, la
talmente positivas y, en parte, representan un progre- misma interpretación teológica del capítulo entero que
so 6; el humor, por otra parte, no ha abandonado al doy yo. Lo que dice en la pág. ~o7 podría firmarlo yo
autor; así, cuando llama a los representantes de la con- literalmente; y no a pesar de mi entendimiento de
cepción que combate, para mayor brevedad, "los de- lE,ouakn, sino, por el contrario, en base a mi entendi-
monistas". miento del vocablo. Indica que el sometimiento a la
Con esta designación, sin embargo, igual que con la autoridad en Pablo se fundamenta en la escatología, y
calificación "interpretación demonística", se da pie, des- que no es por casualidad, por 10 que el cap. 13 de la
de un principio, al malentendido. Es característico para Carta a los Romanos acaba con una mención del gran
la interpretación que defiendo con otros, que no rela- futuro por venir de Cristo y de su reino, partiendo
ciona las EE,OUO(W exclusivamente con potestades an- de lo cual ~e comprende todo: la noche va muy avan-
gélicas, sino con ambos: con el Estado empírico y con zada. H. van Campenhausen continúa, literalmente:
las potestades angélicas. Por lo demás, H. van Cam- "con ello se manifiesta, con pocas palabras, en su pro-
visionalidad, en su limitación, la importancia tan in-
6 Muy de agradecer son los complementos patrísticos, sistentemente subrayada de la autoridad: son pode-
sobre todo la referencia a Orígenes (pág. 102); por cierto
res "todavía" existentes, transitorios, a los que se re-
que ésta no se opone a la tesis que H. van Campenhausen
combate mite el cristiano por este tiempo, sobre los que no
I
EL ESTADO EN EL
NUEVO TESTAMENTO
• ., " .." 7
vale la pena discutir acerca de su justicia o mjusticia .
da interpretación con un cierto pathos, como si con la
Exactamente esto lo digo yo también. Pues el autor no
doble interpretación de tE,OUOLCXL se estuviese violen-
da aquí una fundamentación de derecho natural sobre
tando el pensamiento de Pablo y tergiversando com-
las disquisiciones paulinas ante el Estado, sino que da
pletamente su opinión sobre el Estado 8.
una fundamentación de historia de la salvación. No es
Pero ¿quée¡.; 10 que sucede realmente con esta da-
correcto, por tanto, cuando afirma que la interpretación
ble interpretación? Con razón indica H. van Campen-
de tE,ouolCXL, que yo defiendo con otros, "no se ajusta
hausen que la palabra tE,ouoLaL sólo tiene una signi-
a las intenciones, claramente reconocibles, que Pablo
ficación en el griego profano: designa a la autoridad
persigue en este pasaje".
Por el contrario, con la doble relación de t¿;ouo(aL
empírica. En el griego profano el signifi~ado de "P?-
testades angélicas" invisibles es desconocido. También
se confirma, en base a la filología y a la historia de la
para mi es esto importante 9. Si en Rom 13, tuviése-
época, la cimentación escatológica del pasaje en la que
mos que habérnoslas sólo con un texto de g~leg~ pro-
el teólogo de Heidelberg tanto insiste, y que, aun sin
fano, seria patente la necesidad de no admitir sino el
esta interpretación, viene dada por el contexto. En es-
sentido unívoco de "Estado". Pero Rom 13 no figura
pecial, el concepto de "provisionalidad') del Estado
dentro de un contexto de griego profano, sino dentro de
queda expresado, de esta manera, con las categorías
uno judaico-helénico, que es, además, teológico; más
paulinas de historia de la salvación, que el Apóstol
precisamente: dentro de un contexto paulino. Sobre
comparte con todo el cristianismo primitivo. Por ello
esta base el vocablo EE,ouo[m significa las dos cosas.
no es fácilmente comprensible que se rechace la cita-
No es sólo que el significado "potestades angélicas"
sea íam.liar a todo lector cristiano pnmitivo; es que
7 Me parece flojo, por el contrario, lo que H. von Cam-
hay más: en Pablo, el plural tE,ouoLm y ,el singular
penhausen, págs. 109 y sigs., escribe sobre el paralelo entre
empleado como plural lláoa tE,ouoLCX, significa en
nuestro pasaje de la Carta a los Romanos y r Tes 5, ,x-r,5;
es evidente que a este último pasaje le atribuye un SIgnifi-
8 También H. van Campenhausen habla de "confusión",
cado especial. Ciertamente, que son paralelas las imágenes
que se utilizan; pero no es posible colocar a los jefes d~ la de "técnicas atormentadas de interpretación"; G. Bornkamm,
comunidad de 1 Tes 5, 12, en paralelo, junto a la autoridad Das Enae aes Gesetzes, 1952, pago 169, nota 39, habla de
estatal. La obediencia a los jefes de la comunidad no nece- los "nubarrones del mito ue los ángeles protectores de los
sita ser fundamentada haciendo referencia al fin. La obe- pueblos". ,. "
diencia ante el Estado debe de haber preocupado mucho a 9 Pero añado inmediatamente: también los O:PXOVTE<; de
1 Cor 2 8 de los que se dice que han crucificado a Cristo,
los miembros de la comunidad, pues no es algo evidente sin , , '1
más. Ciertamente que Pablo tiene que exhortar a obedecer Y que H. van Campenhausen quiere interpretar so o -:como
a los TIPOlOlá:~EvOL de la comunidad, pero no necesita justi- veremos más adelante (iníra, pág. 72)- en el sentido de po-
ficar esta obediencia. testades demoníacas, significan para un lector profano ex-
clusivamente "dominadores empíricos".
ni> ÉL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO II7
todos los demás pasajes únicamente "potestades invisi- No sé en base a qué principio científico establece
bles". Ciertamente no es falso, pero se presta al mal- H. van Campenhausen la regla de que en un caso
entendido, cuando H. van Campenhausen escribe, en como Rom 13 debemos de entender la palabra "nor-
la página 99: "Pablo ha utilizado también 10 el voca- malmente" como era entendida tan sólo en el helenis-
blo El;ovo(c(L en otro contexto, para designar a ciertos mo profano. Como si el Apóstol hubiese cesado aquí
ángeles". No; no es que Pablo haya empleado "tam- de hablar como teólogo 12. Si la aplicación de El;ovo(cn
bién" la palabra El;ovo(m para designar a ciertos án- en el sentido de "potestades angélicas" fuese en Pablo
geles, sino que en todos los demás pasajes la emplea sólo una aparición marginal y casual, se podría decir,
sólo, como muestra la concordancia, en este otro sen- en efecto, que s610 habría que tener en cuenta el sen-
tido. Esto puede ser casualidad, pero demuestra, por tido profano, es decir, unívoco, de "autoridad estatal".
10 menos -y es 10 que a mí me interesa- que mi Pero es que, aun prescindiendo de la citada estadís-
afirmación de que el escritor y el lector de esta palabra tica de vocablos, la idea de las potestades angélicas,
deben haber tenido en cuenta el significado "potes- de su derrota a manos de Cristo, figura completamente
tades angélicas" en una Carta de Pablo, no es tan "gro- en primer término, no s610 del pensamiento paulino,
tesca" como se decreta continuamente. Sin duda que sino de todo el pensamiento cristiano primitivo. En las
al Apóstol también le era conocido el sentido profano. más viejas fórmulas del credo, en las que se quiere re-
j Cómo podía ser de otro modo! Asimismo, es cierto
sumir y citar sólo lo más importante, aparecen estas
que tiene también presente en este pasaje, como de- potestades casi regularmente. Este argumento me pa-
muestra todo el contexto, el sentido profano de "auto- rece especialmente importante y querría rogar a los re-
ridad estatal" 11. presentantes de este consensus desestimatorio -por
tener la experiencia de todo lo contrario- que no pa-
10 El subrayado es mío, sen por alto las consideraciones que van a continua-
11 y de nuevo añado: del mismo modo que el Apóstol
en 1 Cor 2, 8 se da cuenta de que aPXOVTE<; en griego pro-
ción, Estas son, en mi opinión, decisivas para calibrar
fano quiere decir dominadores terrenos; y del mismo modo la posibilidad que existe de que Pablo, empleando la
que ese contexto -se habla de la pena de muerte roma- expresión ¿l;ouoÍ<:xt en Rom 13, dentro del marco de
na de la crucifixión- demuestra que Pablo piensa también
en dominadores de carne y hueso. pretación, caracteriza ésta, como si E~Ol)O(O:l sólo se refi-
Para mí sigue sin ser seguro que los gnósticos citados por riese a las potestades angélicas demoníacas (i véase supra 1).
Ireneo, adv. haer. V, 24, 1, no hayan pensado en el Estado. Lo que es correcto es que aquellos gnósticos de la anti-
El que Ireneo, al reproducir su opinión, hable sólo de "ange- güedad interpretaron erróneamente a Pablo, pues parecen
licis potestatíbus" e "invisibilibus principibus", no demuestra
haber entendido las potestades angélicas sólo in malam par-
lo contrario. No hace falta más que comparar el modo en temo
que la mayoría de los actuales oponentes de nuestra ínter- t; Véase sobre esto infra, pág. 7l,
118 EL ESTADO EN EL
NUEVO TESTAMENTO
una enseñanza sobre el Estado, haya pensado, además,
en otro sentido distinto del del griego profano. cristianos identifican los "enemigos" con estas potesia-
Nada muestra mejor hasta qué punto se hallaba en des invisibles. En su sometimiento se muestra que
el centro del pensamiento cristiano-primitivo la idea Cristo es ahora el único dominador. Aun cuando estos
del dominio actual de Cristo y, ligada a ésta, la del poderes existan todavía, se les ha arrebatado toda au-
triunfo sobre las potestades angélicas, que la frecuen- toridad independiente.
tísima cita del Salmo 110, no sólo en escritos aislados, La importancia de esta creencia para el cristianismo
sino en todo el Nuevo Testamento. No hay, probable- primitivo se desprende de que en las viejas fórmulas
mente, ningún pasaje del Antiguo Testamento que se del credo, como las encontramos en el Nuevo Testa-
cite tan a menudo por los autores del Nuevo 13. mento y en los más antiguos Padres, vuelve siempre,
La afirmación de que Jesús, cumpliendo las palabras con una frecuencia asombrosa, la declaración de que
del Salmo, "se sienta a la diestra de Dios" no es más Cristo está sentado a la diestra de Dios, estándole so-
que otra expresión para la antigua declaración "Kyrios metidas todas las "potestades" 15. Así ya en I Pe 3, 22,
Christos". Se ha hecho tan familiar que se repite sin donde resalta claramente del contexto una vieja fór-
indicar el Salmo del Antiguo Testamento. Pero el re- mula de credo: "subió al cielo y está sentado a la
cuerdo de su unión originaria al Salmo ha permanecido diestra de Dios y le están sometidos los ángeles, po-
vivo: es característico que se mencione, al mismo deres y potestades (E:E,oUolCXl)". Así también el impor-
tiempo que el estar sentado a la diestra de Dios, la vic- tante credo cristológico de Flp 2, 6 Y sigs., culmina
toria sobre las potestades angélicas 14. Esto procede con la creencia en el dominio de los bwuoávw,
también del Salmo lIO, donde se dice que el Señor E1'r(YElCX y KCXTO::X8óVlCX. Ellos son los que doblan la
estará sentado a la diestra de Dios hasta que los ene- rodilla ante Cristo y cuya lengua profesa a Jesús, el
migos hayan sido hechos escabeles de sus pies. Mien- Kyrios. En la fórmula de I Tim 3, 16 leemos: "visto
tras que el Salmo del Antiguo Testamento está pen- por los ángeles". Fuera del Nuevo Testamento se men-
sando en enemigos terrenos de Israel, los primeros ciona expresamente el sometimiento de estas potesta-
des, en las fórmulas citadas por Ignacio de Antioquía
13 Rom 8, 34; 1 Cor 15, z5; Col 3, 1; Ef 1, 20; Heb y Policarpo: Trall 9, 1; Carta de Policarpo 2, 1; Y en
1, 3; 8, 1; 10, 13; 1 Pe 3, 22; Aet 2, 34; 5, 31; 7, 55; Ireneo (adv, haer, 1, ID, r) comprobamos aún que la
Apoc 3, 21; Mt 22, 44; 26, 64; Me 12, 36; 14, 62; profesión a Cristo, el Señor, es una profesión a su do-
16, 19; Le 20, 42; 22, 69. La cita se encuentra también minio sobre todos los poderes de la creación entera,
en los padres apostólicos: 1 Clem 36, 5; Bern 12, 10.
14 Así, Ef 1, 20 Ko:8(ao:e; EV OEé;l?: aúToG EV Tale; oúpó:-
los visibles y los invisibles.
vale; ú'ITEpávcu 'ITó:0lle; apx~e; Kal Eé;oua(ae;, etc. Véase es-
pecialmente los textos del credo citados a continuación. 15 Véase sobre esto O. Cullmann, Die ersten Glaubens-
bekenntnisse, 2.1> ed. 1949, págs. 53 y sigs,
NUEVO TESTAMENTO 121

No se puede hablar, por tanto, de una declaración Pero para el pensamiento cristiano-prmutrvo la rela-
periférica, sino que tiene cue haber sido un artículo ción entre escatología y presente, de la que aquí se trata,
central de fe, que desapareció del credo de la vieja no se puede separar de la idea de la victoria de Cristo
Iglesia cuando la idea de las potestades dejó de ser fa- -ya conseguida y aún no consumada-e- sobre las po-
miliar, quedando de la vieja declaración tan sólo la testades angélicas.
primera parte, el "estar sentado a la diestra de Dios". H. von Campenhausen replica -y esta considera-
La gran importancia que en tiempos antiguos tenía ción impide también a otros muchos admitir la inter-
la creencia en la derrota de las potestades se manifiesta pretación propuesta-: el pensamiento en las potesta-
tamb'én en que, nrescindiendo de las fórmulas de cre- des angélicas debería de haber sido insinuado de algún
do, es mencionada por el mismo Pablo en pasaje tan modo. Esta objeción está, en sí, justificada. Por ello
señalado como 1 Cor 1<;, 25: serán vencidas, además, recalco tan fuertemente el puesto central que toma, en
en la Carta a los colosenses 1, 20; 2, 15: han sido todo el cristianismo primitivo, la creencia específica en
ya vencidas en la cruz. A la tensión temporal entre la ya conseguida y aún no consumada victoria sobre
pasado y futuro nos referiremos después. las potestades. Es por ello por lo que Pablo puede
Partiendo de aquí hay que preguntar: cuando lee- aludir a la creencia sin tener que desarrollarla expre-
mos en Pablo Rom 13, 1 lE,ouo(m, ¿es nosible admi- samente. Además, mucho de lo que atañe a esta creen-
tir que en este pasaje se haya olvidado el sentido de cia se presupone, tácitamente, en otros pasajes de Pa-
esta palabra,
. ..que domina de modo tan acentuado el pen- blo sin que haya insinuación de ninguna clase. Así se
sarniento teológico de Pablo y de sus lectores? No obs- puede decir, con seguridad, que los distintos vocablos
tante, se argumenta así: en el tratamiento de una cues- con que designa a las "potestades" no son, para Pa-
tión tan concreta como la del comportamiento de los blo, sinónimos. Sin embargo, no nos dice nada en sus
cristianos ante el Estado, no tiene sentido abogar por Cartas sobre la función especial de cada una de ellas.
todo este trasfondo teológico-cristológíco. Sin embargo, ¿Qué es 10 que sabemos a través de él, por ejemplo,
¿dónde se ha ocupado Pablo de una cuestión concreta sobre los 0TOlXéla TOO K60~OU, que, no obstante,
de la ética individual o social, sin insertarla en la cone- trata junto con cuestiones bien concretas (Gál 4, 3, 9)?
xión cristológica y de historia de la salvación de toda su El modo de su relación con aquellos presupuestos con-
teología? ¿En dónde ha hablado en tales ocasiones de cretos no se insinúa en ninguna parte.
modo puramente "profano"? La distinción moderna de Supongo que el postulado formulado de que ¿E,ou-
ambos campos no le es conocida. He mencionado ya 0(0:, en Rom 13, 1, debe de ser entendido prescin-
que precisamente H. van Campenhausen ha visto, co- diendo del significado que la palabra tiene en todos los
rrectamente, que todo lo que aquí se lee sobre elEs- demás pasajes de Pablo, se puede explicar, en definiti-
tado se dice desde el punto de vista de la escatología, va? partiendo de 1ª traducciQn de Lutero que n06 es,
122 EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 12 3

ya desde niños, demasiado familiar: "todos habéis d.e


re decir otra cosa, para el lector no judío y no cristia-
estar sometidos a la autoridad" 16. Sí tradujésemos, arri-
no de griego profano, que dominadores. Con los mis-
mándonos más al texto griego, por: "todos habéis de mos argumentos con los que H. van Campenhausen
estar sometidos a las potestades", el carácter cambian- rechaza toda relación de las EE,ouo(m en Rom 13, 1
te que la palabra tenía que tener necesariamente para con potestades invisibles, se podría rechazar -y se
el cristianismo primitivo, se haría aquí también --don- ha hecho muy recientemente- la única interpretación
de, por otra parte, se está hablando, sin duda, del Es- que él admite para 1 Cor 2, 8 Y sig., en el sentido de
tado- más visible. ¿No será el motivo de una repu- arcontes demoníacos.
diación demasiado rápida de la idea de una relación H. van Campenhausen se refiere al contexto de toda
entre potestades angélicas y Estado, la dificultad que la "descripción mítica" en este pasaje (1 Cor 2, 8) 17.
sennmos para pensar en categorías judaicotardías-cris- Pero aquí se está hablando también de algo muy con-
tianoprimitivas? En la época de la desmitologización nos creto que ha tenido lugar en un marco histórico com-
parece muy lejana la creencia en potestades angélicas pletamente empírico: de la crucifixión de Jesús, de la
derrotadas; su mención desapareció muy pronto del pena de muerte romana con la que fue ejecutado.
credo, ya en la antigüedad cristiana. ¿Cómo es posible que dentro de este contexto se pueda
H. van Camnenhausen no niega que Pablo haya creí- pensar sólo en demonios? No es casualidad que se ha-
do en esta vic~oria, pero niega que, para él, estas po- yan alegado tantos y tan atinados argumentos para re-
testades angélicas hayan tenido algo que ver con las lacionar los arcontes de 1 Cor 2, 8 con los demonios,
potestades estatales. A favor de esto no da, sin embar- como para relacionarlos con Pilato y Herodes 18. últi-
go, ninguna prueba. Mi indicación de 1 Cor 2, 8 Y mamente, y del modo más enérgico, defiende J. Sch-
sigo no quiere considerarla como tal. Los aoxovT EC; níewind la exclusiva interpretación histórico-empírica
TOO aLc0voc; TOÚTOU que, sin saberlo, crucificaron al
de 1 Cor 2, 8 19 • Sus argumentos me parecen tan só-
Señor de la gloria, no se emplean aquí, dice, en un lidos como los de los exegetas que, como H. van Cam-
doble sentido. Es notable que, en esta ocasión, van penhausen, sólo quieren pensar aquí en potestades de-
Campenhausen quiera hacer valer sólo la interpretación
demonística ("mitológica") ; mientras que en Rom
17 Pág. 100. En el pasaje Apee 12, que él cita como pa-
13, 1 supone, a la inversa, para ¿E,ouo(ca sólo el sen- ralelo, la relación histórica es todavía menos clara.
tido empírico; pero el hecho es, a pesar del diferente 18 Que al mismo tiempo se tiene que haber estado pen-
contexto, completamente análogo. "APXOVTE;C; no quie- sando en apXOVTE<; terrenos lo muestran los paralelos Act
3, 17: ot6cx OH KCXTcX aYOVlCXV E1Tpáé,CXTE ¿)01TEp Kcxl al
ap"yovTE:c; úflé0v, y Act 13, 27 Y sigo
16 Teniendo en cuenta el texto griego, tampoco es del
19 J. Schniewind, Nachgelassene Reden und Auisiitze,
todo correcta la continuación : "que tiene poder sobre él" 1952, págs. 104 y sigs, ("Die Archonten dieses Aons").
1JL BSTADO BN BL NUEVO TEST AMENTO

maníacas. Igualmente sólidos, pero, por otra parte, en visibles. Este es el caso para OTOlX.s'lo: TOÜ KÓ0f.!0lJ.
su porciolidod, igualmente incorrectos. Pues aquí no se Son potestades cósmicas, imaginadas probablemente
trata en realidad de una alternativa, sino de las potes- personificándolas, que gobiernan el curso del universo.
tades angélicas y sus órganos ejecutivos. Por otra parte, toda persona tiene su ángel (Act 12, 15).
H. van Campenhausen no menciona, en absoluto, el Jesús parece haber compartido esta opinión CMt 18,
para nuestra cuestión importante pasaje 1 Cor 6, 1 Y ID). En Ef 6, 12 existe la idea de que no tenemos que
sigs., que precisamente hace referencia a la provisiona- luchar contra la sangre y la carne (habría que añadir,
lidad escatológica, subrayada por él, de todo someti- más bien: no sólo), sino contra poderes, potestades
miento bajo el Estado. Los miembros de la comunidad (¿E,olJo(m), etc. Según ICor 4, 9 los Apóstoles se han
deben de permanecer apartados, en sus procesos, de convertido en un espectáculo para ángeles y hombres.
los tribunales estatales; y esto a pesar de 10 que se En Apoc 2-3 las comunidades tienen sus ángeles.
dice en Rorn 13, 1 Y sigs. sobre el estado que sabe A este respecto hay que considerar, especialmente, la
premiar el bien y castigar el mal. Aquí nos interesa, idea del judaísmo tardío sobre los ángeles protec-
sobre todo, el motivo que se da en el versículo 3: tores de los pueblos. Habría que escribir un artículo
¡los cristianos juzgarán a los aYYEA.od ¿Por qué pre- especial, para mostrar la importancia que tiene para el
cisamente esta notable fundamentación? Pablo se podría pensamiento judaico-tardío esta creencia que ha que-
haber contentado con escribir que los mismos cristia- dado atestiguada en el libro de Daniel y en los libros
nos participarán un día, como jueces, en el juicio final. de Enoch. H. van Campenhausen objeta, sin embargo,
¿Por qué un juicio sobre los ángeles? Si los ángeles no que la creencia no encuentra, en parte alguna, demos-
hubiesen sido mencionados aquí expresamente, seguro tración sobre base cristiana. Pero ya hemos dicho que
que se habría dicho que es "grotesca" la suposición ni en Pablo, ni en el Nuevo Testamento, se detallan ex-
de que en Pablo, dentro del estudio de una cuestión plícitamente las funciones especiales de las distintas po-
tan concreta como los procesos ante los tribunales es- testades invisibles, que el Apóstol con tanta frecuencia
tatales, tengan que aparecer los ángeles para nada. cita; y, sin embargo, hay que admitir que ha asocia-
En realidad, tenemos que meditar si no aparece, tam- do ideas concretas con aquellas distintas designaciones
bién aquí, la concepción de que las autoridades estata- de las potestades. ¿Dónde podremos encontrar infor-
les son los órganos ejecutivos de las potestades angé- mación sobre esto, si no es en el judaísmo tardío?
licas. De nuevo no se entiende en base a qué principio cien-
Quisiera añadir aún, II favor del doble significado de tífico no debe ser tenida en cuenta, como prueba, la
tE,olJo(m en Rorn 13, r, 10 siguiente: es una idea co- idea del judaísmo tardío, tan claramente documen-
mún al cristianismo y al judaísmo tardío que detrás de tada, de los ángeles protectores de los pueblos. En
todo fenómeno terreno están laborando potestades ín- este sentido es muy de tener en cuenta que está de-
NUEVO TESTAlvfENTO 121
126 EL ESTADO EN EL
mismo, designa la invisible Eé,oua(o: de Dios y la del
mostrada, con fundamento judío, la aplicación simul- diablo, al mismo tiempo, en abstracto, la autoridad y
tánea de la misma palabra para arcontes demoníacos los órganos invisibles -pero representados personifica-
y terrenos: la misma palabra hebrea designa a los reyes, damente- de esta autoridad 21. Por este origen es tan
a los príncipes del mundo y a los arcontes invisibles. dificil decir si estos poderes son buenos o malos.
Pero ¿es realmente cierto que en el Nuevo Testa- La enseñanza judía sobre la caída del ángel está indi-
mento no aparece, en ninguna parte, la concepción de cando esta inseguridad que pretende explicar parcial-
los arcontes invisibles que gobiernan los imperios de mente.
la tierra? Dejemos a un lado 1 Cor 2, 8. Prescindien- Pero es en base a fundamentos cristianos en relación
do de este pasaje, que para mí posee un alto valor ates- con lo que he llamado "la tensión temporal entre pre-
tiguante en esta cuestión, hay, por lo menos, presu- sente y futuro", donde se da esta doble carácter -des-
puesta una idea análoga en la historia sinóptica de la de luego que de otra manera- de todo el pensamien-
tentación, donde el diablo (Le 4, 6) tiene la U,oua(o: to del Nuevo Testamento. Lo que yo he intentado
sobre los reinos del mundo, dispone sobre ellos y pue- mostrar para todo el Nuevo Testamento en "Christus
de, por tanto, ofrecérselos a Jesús. und die Zeit" encuentra su confirmación precisamente
Sin embargo, según H. van Campenhausen, las po- en este punto. Hemos visto: en I Pe 3, 22 ha tenido
testades angélicas no tenían un doble carácter: al mis- ya lugar la victoria sobre las potestades, lo mismo en
mo tiempo "buenas", en cuanto desde la muerte y re- Col 1, 16 Y sigs., 2, 15, y, también, en Flp 2, 10;
surrección de Cristo han sido sometidas, y, no obstan- en ICor 15, 25 Y Heb 10, 13, por el contrario, está
te, "malas", en cuanto que siempre les es inherente la todavía pendiente 22. Las potestades han sido derrota-
inclinación a la emancipación de este sometimiento y, das y, sin embargo, tienen que ser derrotadas aún otra
por tanto, a su independencia demoniaca originaria. Es vez. Ambas cosas han sido afirmadas por los primeros
característico de la enseñanza sobre los ángeles del cristianos. ¿Han meditado sobre la conexión de ambas
judaísmo tardío su doble carácter. Ya el singular afirmaciones? El autor del Apocalipsis de Juan, seguro
EE,oua(o:, es decir, el abstracto, se aplica en el Nuevo que sí. Él ve la explicación -refiriéndose al reino de
Testamento lo mismo a la autoridad d.vina que a la
diabólica 20. La Eé,oua[o: designa, sin embargo, al mis- 21 Véase sobre esto mi artículo "Autorités", en Vocabu-
mo tiempo, la autoridad abstracta y los órganos que la laire biblique, publié SOtiS la direction de J. J. van Allmen,
ejecutan. Esto es así en el campo terrenal; pero, aS1- 1954, pág. 28.
22 También el verbo Ka1:apyÉcu participa en el Nuevo
Testamento de esta tensión temporal; de tal modo que en
20 La divina: Aet 1,7; jud 25; Me 1,22; Mt 7,29; 2 Tim 1 10 hay que traducirlo, con Lutero: "le ha arreba-
Mc 2, 10; Mt 21, 23; 28, 18; la diabólica: Le 22, 53; tado el poder", y no, como de ordinario, por "aniquilar".
Ef 2, 2.
EL BST ADO EN BL NUEVO TESTA l\1ENTO 129

los mil años- en el encadenamiento provisional de se mencionan los EX8pO(, que serán hechos escabeles
Satanás. ¿No es natural suponer que los primeros cris- de los pies del vencedor. Hemos visto ya lo corriente
tianos han meditado también sobre la suerte actual de que es, en el Nuevo Testamento, y precisamente tam-
las potestades derrotadas ya, y que, sin embargo, han bién en la Carta a los Hebreos, la idea de identificar
de ser derrotadas todavía? Ahí se impone la idea de una los EX8po( con las potestades angélicas. H. van Cam-
servidumbre bajo el dominio de Cristo. penhausen escribe que ahí he incurrido yo en un ex-
Hay que conceder a H. von Campenhausen y Emil traño error. Pues los AEL-roupYLKa 1tVEúflCX1:CX de Heb
Brunner 23: en el Nuevo Testamento no hay ningún 1, 14 "no son, en realidad, los únicos EX8po(" 25. Pero
texto donde se diga explícitamente que las potestades ¿es esto verdaderamente imposible? Teniendo en cuen-
derrotadas "hayan sido puestas al servicio", como nos- ta el hecho, difícil de refutar, que he justificado más
otros, sin embargo, hemos presupuesto para Rom 1 3, 1, arriba, de que la interpretación cristiano-primitiva re-
cuando referimos EE,oua(m al Estado y a las potesta- laciona, regularmente, los EX8po( del Salmo 110 con
des angélicas que se hallan detrás. Pero, por otra parte, los ángeles sometidos, es más que evidente que dentro
tampoco es cierto que en el Nuevo Testamento las de este marco, donde se habla de los ángeles precisa-
"potestades" sean -como afirma H. van Campenhau- mente en relación con el Salmo no y con los EX8pO(
sen- siempre potestades enemigas. Los seres del cielo, mencionados expresamente, los 1tVEúflcx-rcx AEL-rOUpYL-
de la tierra y de los abismos de F1p 2, ro no son otra KcX sean los ángeles sometidos. Ahí es donde precisa-
cosa, según Col 1, 16 24, que las potestades angélicas; mente se muestra la superioridad del Hijo sobre los
de ellas oímos que doblan la rodilla y confiesan que ángeles.
Cristo es el Señor. En Ef 3, 10 figuran, bajo la desig- Por último, en contra de la objeción de que en nin-
nación EE,oua((XL, como objetos de la Revelación. ¿Es guna parte se habla de una puesta al servicio de los
qué ha de servir esta Revelación sólo para su exter- antiguos enemigos, quisiera hacer reflexionar sobre lo
minio? siguiente: al nombrar en los más viejos credos el "es-
La presencia de la expresión AEL-roupYLKa 1tVEÚ- tar sentado a la diestra de Dios", junto con la mención
~cx-rcx en Heb 1, I4 es decisiva. En el contexto se de- a las "potestades vencidas", se impone la pregunta:
signa a estos "espíritus servidores" con aYYEAOl. En el ¿qué otra cosa pueden significar para Cristo, el que se
versículo anterior se ha citado el Salmo 110, Y aquí sienta a la diestra de Dios, es decir, para el Kyrios

23 Véase Kirchenblatt für die reformierte Schweiz, 1934, 25 Pág. 106. Reconozco, sin embargo, que esta tesis de-
págs. 2 y sigs.; r8 y sigs.; 34 Y sigs., y mi respuesta en fendida por mí -pero sin fundamentarla- en Christus und
Christus und die Zeit, págs. 183 y sígs. die Zeit, pág. 18r, necesitaría, en este punto, una breve ex-
24 Aquí se expresa claramente la identidad. plicación.
9
13° EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO

que ejerce la autoridad, las potestades angélicas ven- tología. Si se quiere colocar dentro del marco de la
cidas, si no es el que le sirven? teología paulina, podría hacerse en base a una teoría
Al principio de estas disquisiciones he indicado que del derecho natural que es, sin embargo, dificil de
la doble interpretación de las Eé,OUO(cXl no introduce constatar en Pablo. Cómo puede el Estado gentil, sin
una radical novedad en la concepción paulina del Es- saberlo, ser servidor de Dios, es algo que puede ser
tado -fundamentada correctamente por H. van Cam- fundamentado cristológicamente si admitimos la refe-
penhausen con la escatología-, que no se pueda de- rencia de las Eé,OUalaL a las potestades angélicas. Por
ducir ya, aun sin esto, de todo el capítulo Rom 13, 1 ello sería mejor hablar de una interpretación "cristo-
Y s'gs, Pero ¿es que estamos entonces, por ello, ante lógica" en vez de una "demonística". Las potestades
una hipótesis completamente inútil? No, en cuanto la angélicas han sido creadas, según Col 1, 16, en Cristo,
simultaneidad del papel totalmente positivo del Esta- es decir, respecto a Cristo; según el credo primitivo
do y de su carácter provisional, es decir, en definiti- cristiano han sido sometidas por Cristo. Todo el sector
va, problemático; con otras palabras: la simultanei- de las potestades invisibles, por tanto del Estado gentil
dad de Rorn 13, 1 Y sigs. y 1 Cor 6, 1 Y sígs. se también, cae, pues, dentro del dominio de Cristo. Este
puede fundamentar nada más que de este modo: con es, al mismo tiempo,
toda la "relación de tensión" temporal paulina y cris-
- dominio sobre la Iglesia y sobre
el Estado 26. De este modo se explica, en relación con
tiano-primitiva. Esta aparente situación contradictoria
una enseñanza central del cristianismo primitivo (el do-
pertenece esencialmente a la victoria sobre las potesta-
minio de Cristo sobre las potestades), cómo es posible
des angélicas, y es aquí cuando, por así decirlo, se hace
que el Estado gentil sea servidor de Dios y sea capaz
palpable. Con razón llama H. van Campenhausen la
de pronunciar un juicio correcto sobre el bien y el mal.
atención sobre el hecho de que en el judaísmo se pue-
Finalizo: la doble relación de las Eé,oualCXL de Rom
den encontrar textos análogos a Rom 13, 1 Y sigs. Pero
13, 1 Y sigs. con el Estado y con las potestades que
en el judaísmo no existe, en ninguna parte, esta tensión
están tras él está completamente justificada, como hi-
característica del cristianismo; en ninguna parte se cie-
pótesis, desde el punto de vista de la filología, de la
rran esas positivas valoraciones judías del Estado con
historia de la época y de la teología paulina y cristiano-
un último signo interrogativo de "provisorium", como
primitiva. Desde luego que no podremos decir nunca,
es el caso en el campo cristiano.
con certeza última, que Pablo haya pensado aquí en el
La doble relación de las Eé,ouakn puede prestar to-
davía otro servicio: la concurrencia del juicio de Es- 26 Remito a mi imagen de los dos círculos concéntricos.
tado gentil sobre el bien y el mal con el juicio ético Véase Christus und die Zeii, pág. 166, Y Konigsherrschajt
de los cristianos, de la que se habla en el capítulo Rom Christi und Kirche im Neuen T'estament, 1941. De modo
13, 1 Y sigs., no puede ser explicada sólo con la esca- parecido, O. Michel, "Der Herr der Welt" (Unioersitas 1947,
págs. 8 y sigs.).
9*
132 EL ESTADD EN EL

significado que, junto al sentido profano, él mismo


atribuye en todos los pasajes restantes a la palabra
E~OlJo(m. Pero no desearía otra cosa sino que todas
las demás hipótesis de las que nos servimos -y fre- 1I
cuentemente nos tenemos que servir- en la ciencia del
Nuevo Testamento estuviesen tan bien fundamentadas EN TORNO AL INFORME
como ésta. DE E. KASEMAN SOBRE "ROMANOS 13, 1-7
EN NUESTRA GENERACIÓN"
(ZThK 56, 1959, págs. 316-376)

En realidad, no tenía la intención de tomar otra vez


la palabra en relación con la cuestión de la posibilidad
-que otros y yo afirmamos- de que con la palabra
Eé,OlJo(m, en Rom 13, 1, con la que Pablo desig-
na, ciertamente, la autoridad estatal, se presuponga, al
mismo tiempo, el significado que el terminus tiene en
todos los pasajes paulinos restantes -aunque estén
dispuestos de otra manera- en que aparece, de "po-
testades y poderes invisibles". Estaba tanto más deci-
dido a no proseguir la discusión -aunque siga soste-
niendo, ahora corno antes, no sólo su posibilidad, sino
incluso su probabilidad-, por cuanto que no atribuyo
a esta interpretación una importancia tan decisiva, corno
opinan sus detractores, para mi suposición de un reino
de Cristo sobre el mundo predicado por Pablo. Siempre
he sido consciente de que se trata de una hipótesis
-desde luego, una hipótesis digna de tenerse en cuen-
ta desde el punto de vista de la filología, la historia
de la época y la teología cristiano-primitiva y paulina-e-
NUEVO TESTAMENTO
134 EL ESTADO EN EL

y he indicado expresamente en el Suplemento 1 que 1


"nunca podremos decir, con última certeza, que Pablo
haya pensado aquí, además de en el sentido profano, 1. El material de pasajes aportado, con gran apli-
en aquel otro significado. El muy completo informe in- cación, por A. Strobel, en un meritorio artículo de la
vestigador de E. Kasemann, qu~ no sólo refiere, sino ZNW 1956, págs. 67 y sigs, ("Zum Verstandnis von
que también toma posición, despierta, sin razón, la Rom :1;3"), hace, en efecto, muy probable el empleo
apariencia de que toda mi concepción del Estado de- de expresiones del lenguaje administrativo en Rom
pende, por completo, del doble significado de las 13, 1; y sigs, Pero esto demuesrta solamente algo que
i¿;ooo(o:t en Rom 13, 1. yo no he discutido nunca: que Pablo en todo el capí-
Como él, notoriamente, no se quiere contentar con tulo tiene presente la autoridad estatal. Querer discu-
demostrar la hipótesis como refutada, sino que la con- tir esto sería absurdo -aun sin Jos datos de A. Stro-
sidera un absurdo sobre el que no se sabe "si hay que be1-, pues basta tener en cuenta la relación clara
reir o llorar" (pág. 358), no puedo permanecer callado. y, sin más, evidente de todo el capítulo con la vida ju-
Se puede rechazar una hipótesis sin tener que consi- rídica. El artículo de A. Strobe1 no demuestra, por el
derarla, por ello, absurda. contrario, que sea absurda la consideración de la posi-
No una repudiación mayoritaria, sino un examen po- bilidad de que en el trasfondo se halle aquella idea
sitivo de los puntos que siguen puede decidir si hay judaico-tardía y cristiano-primitiva de las lE,oua(m.
que rechazar la hipótesis o hay que tomarla, por 10
2. Así como es demostrable el empleo de expresio-
menos, en consideración. Por lo que se refiere a los
nes técnicas del lenguaje jurídico-romano, así se puede
dos primeros puntos hago referencia a trabajos apare-
demostrar, inversamente, que ciertas concepciones gen-
cidos recientemente, sobre todo porque a uno de ellos
tiles del Estado presuponen una base metafísica y mí-
le atribuye el artículo de Kasemann un valor decisivo
tica de la autoridad estatal; esto 10 han fundamentado,
como prueba en contra. Los otros dos puntos los for-
detalladamente, el concienzudo trabajo de Arnold A.
mulo de nueva manera, teniendo en cuenta el escrito
T. Ehrhardt, Politische Metaphysik van Solon bis Au-
de Kasemann,
gustin, 1959, tomo 1, págs. 34 y sigs., 55 Y sigs. y, re-
En especial he de mostrar, en una segunda parte, que cientemente, C. D. Morrison, The Powers that be,
detrás de la repudiación de E. Kasemann y otros exe- 1960. Con esta indicación no se pretende demostrar
getas se encuentra un determinado presupuesto teoló- que sea correcta la hipótesis sobre Rom 13, 1 -Mo-
gico, rrison no la acepta tampoco comp1etamente-, pero si
hay que recalcar que vista desde este aspecto tampoco
136 EL ESTADO EN EL
NUEVO TESTAMENTO 137
resulta absurda. (Véase, por 10 demás, sobre Rom 13, 1
Y sigs., A. A. T. Ehrhardt, op. cit., torno II, págs. 22
con seguridad, que la palabra Ef,OlJU(cn se emplea en
y sigs.)
el sentido de autoridd estatal) esta declaración central
3. Prescindiendo de las relaciones históríco-religio- de creencia sobre el sometimiento de las "potestades"
lilas del Nuevo Testamento con el mito gentil del hijo tenga que figurar en el trasfondo, ya que: en el primer
divino y su dominio sobre el mundo 1, traido a cola- término no se dice nada sobre ello; pero la afirmación
ción por Kasemann en este articulo (pág. 370) Y en de que no puede, de que es un absurdo considerarlo
algún otro lugar, es seguro que para el cristianismo pri- no es admisible, en ningún caso, si tenemos en cuenta
mitivo la ya realizada victoria sobre las H,olJulcn por el citado carácter de confesión de la declaración sobre
Cristo (que tendrá lugar otra vez al final) se funda- el sometimiento de las "potestades" por Cristo. Por el
menta con el Salmo 110; con el sometimiento de los contrario: partiendo de la consideración de que aquel
"enemigos" y con el "estar sentado a la diestra de credo sobre las "potestades sometidas" era evidente-
Dios" allí mencionados; corno es también seguro que mente de conocimiento popular, se impone la admi-
esta declaración de fe fue adoptada, precisamente en esta sión de esta posibilidad.
forma, corno declaracíón central en las más viejas fór- 4. Tanto en el cristianismo primitivo como en el
mulas de credo. En ellas se menciona, por tanto, regu- judaísmo tardío existe una indiscutible relación entre
larmente, junto al "sometimiento de las potestades" por "potestades invisibles" -también las de poder demo-
Cristo, el "estar sentado a la diestra de Dios". Esto níaco- y autoridad estatal. Esto lo pone ya de mani-
lo he consignado, en base a un análisis histórico-for- fiesto la trasposición cristiano-primitiva a las Ef,olJukX:L
mal, en mi estudio sobre Die ersten christlichen Glau- invisibles de los "enemigos" (originariamente entendi-
bensbekenntnisse, 3." ed. 1950. Pablo no solamente ha dos en sentido político), que según el Salmo 110 -el
tomado esta declaración, sino que la ha valorado inde- que sirve de base a todas estas declaraciones- serán
pendientemente 2. Con ello no se demuestra, ciertamen- hechos escabeles de los pies del rey. Lo ponen de ma-
te, que en Rom 13, 1 (donde sólo puede ser dicho, nifiesto también -aun prescindiendo de la discutida
idea de los ángeles protectores de los pueblos, cuya di-
1 Admitiendo su transposición a Cristo, no se trata de versa organización recalcan mis críticos- los textos del
una certeza que se deduzca del "análisis histórico-crítico", judaísmo tardío sobre el Anticristo, la historia de la
sino sólo de una hipótesis -desde luego que muy digna de tentación (comp. R. Morgenthaler, "Roma sedes Sa-
ser tenida en cuenta.
tanae, Rom 13, 1 ff. im Líchte van Lk. 4, 5-8", ThZ
1 No se puede hablar de una lucha contra el "enthusias-
mus" que en ella se expresa -así Kasernann, pág. 370-, 1;95 6 , págs. 289 y sigs.), y, en especial, el Apocalipsis
en relación con esta frase de Pablo. de Juan. Lo pone de manifiesto, por último, un texto
especialmente importante para nuestro problema (1 Cor
138 EL ESTADO EN EL NUEVO TESTAMENTO 139
2, 8), del que hasta ahora no he podido ver en nin-
guno de los representantes del lado opuesto que ha- II
yan podido debilitarlo, realmente, en su función de
apoyo de nuestra hipótesis. Este pasaje demuestra que Detrás de la positioa valoración del pasaje Rom
Pablo podía hablar, al mismo tiempo, de potestades 13, 1, que Kasemann da en las últimas páginas de SU
angélicas invisibles y de autoridades estatales. Pues ahí informe (págs. 371 y sigs.), apoyándose en el artículo
10 hace. Cuando se habla de los apxovTés TOO cxtéJ- de E. Wolf "Die Konigsherrschaft Christi und der
vor; TOÚTOO que han crucificado al Señor de la gloria, Staat", pero sin querer presentar una exégesis propia,
se piensa en la autoridad ejecutiva, en Pilato y Hero- se halla una presuposición que está íntimamente rela-
des. Que Pablo ha pensado aquí, en relación con la cionada con el problema de la hermenéutica. En ella
exposición sobre la o04>[cx, al emplear la expresión "ar- veo yo el motivo más profundo por el que E. Kase-
contes", al mismo tiempo en la significación corriente mann tiene que rechazar no sólo mi hipótesis por lo
de potestades demoníacas, es evidente. Ya el hecho de que se refiere a las EE,OOO(CXL en Rom 13, 1, sino toda
que entre los exegetas unos afirman que aquí se está mi fundamentación de la amonestación paulina en una
hablando sólo de Pilato y Herodes, y otros (con tan confesión cristológica a entender ontológicamente. Des-
buenos motivos) que sólo de las "potestades invisi- de luego, estoy totalmente de acuerdo cuando dice que
bles", pone de manifiesto que la citada interpretación Pablo no hace en Rom 13, 1 una declaración cristo-
difícilmente puede ser discutida. Si Pablo -que, y lógico-ontológica sobre la esencia del Estado, sino que
esto no debe de ser olvidado, fue condenado por el Es- dirige una amonestación sobre el comportamiento de
tado romano- hubiese tenido que manifestar su opi- los cristianos ante el Estado. Kasemann no discute mi
nión en una de sus Cartas sobre, por ejemplo, el culto concepción de que 10 que a Pablo le importa es mani-
al emperador, no se habría expresado -a pesar de festar que el Estado, como institución, debe ser ad-
Rom 13- sobre la autoridad de modo muy distinto mitido por los cristianos en tanto éste se encuentre
a como lo hace el autor del Apocalipsis de Juan. dentro del orden que Dios todavía quiere (pág. 358).
El informe investigador de Kasemann no ha demos- Por otra parte, la frase que Kasemann cita (pág. 372)
trado para ninguno de los cultos mencionados la impo- de E. Wolf, adhiriéndose a ella, con la que este último
sibilidad de que sean utilizados como argumento. No caracteriza el interés de K. Barth ("la reducción hecha
es, por tanto,· obstinación cuando insisto, a pesar del por Cristo de las potestades -demoníacas- libera de
extendido consensus en la repudiación, que esta hipó- admitir, obedeciéndole, al Estado en su 'mundaneidad',
tesis no sólo es digna de ser considerada, sino que está como tarea del obrar humano, cuando procede en con-
mejor fundamentada que algunas otras hipótesis con tra de los Mandamientos de Dios"), está completamen-
las que trabaj amos. te de acuerdo con mi exposición en "Kónigsherrschaft
NUEVO TESTAMENTO
EL ESTADO EN EL
base ontológica. Tiene razón E. Kasemann cuando dice
Christi und Kirche im Neuen Testament", de la cual
que E. Wolf va "demasiado lejos en su apología (de
parte K. Barth en su escrito sobre "Bürgergemeinde
K. Barth)" (o sea: cuando recurre a K. Barth para
und Christengemeinde" 3, y que yo aun hoy defiendo.
la contraposición antagónica de exhortación y ontolo-
También, según mi entendimiento de Rom 13, 1 Y
gía).
sigs., es esto y no la "Cristocracia" 10 que interesa a .
Pablo en este pasaje. Él no hace, en efecto, "ningu- Esto es lo que me diferencia, en última instancia,
na declaración profunda sobre la esencia del Estado, en ésta como en otras cuestiones, de Kasemann y de
sino que da --con la terminología técnico-política co- la escuela de Bultmann. Está en relación con la mo-
rriente entonces- una indicación sobre el comporta- derna hermenéutica inspirada por el existencialismo, el
miento del cristiano en el campo de la realidad estatal que para Kasemann exista ahí un antagonismo entre
fáctica". entendimiento ontológico, por una parte, y palabra y
Así es que uno se podría preguntar por qué discuti- creencia, por otra parte. Y viceversa, está en relación
mos. Pero, a pesar de ello, aparece, precisamente en con mi repudio de esta hermenéutica (que no signifi-
este punto, la verdadera diferencia entre E. Kasemann ca repudio de la historia de las formas, como siempre
y yo; diferencia que se relaciona con el significado de me atribuyen jóvenes investigadores) cuando afirmo
declaraciones ontológicas en la interpretación de las que aquella oposición en este, como en otros muchos
Cartas de Pablo y del Nuevo Testamento. Pues estoy casos, le ha sido a Pablo atribuida.
convencido de que, según la intención de Pablo, no Tampoco en el paralelo expresado por Kasemann
existe ningún antagonismo entre la exhortación de Rom (pág. 375), 1 Cor II, 2-16 (cubrimiento de la cabeza
13, 1; Y sigs. y un entendimiento ontológico del domi- de la mujer), se debe admitir, como seguro, que Pablo
nio de Cristo, aunque ahí no hable directamente de haya "elegido" su fundamentación para aquella exhor-
este último. tación (con los ángeles), como si hubiese construido pri-
En este punto existe, por consiguiente, una diferen-
mero su opinión sobre esta cuestión con otras consi-
cia fundamental entre la concepción de E. Kasemann
deraciones, y entonces, posteriormente, hubiese busca-
y la mía; también entre la concepción de Kasernann y
la de K. Barth, que E. Wolf, sin embargo, ha desmi- do una fundamentación. ¿Qué es 10 que justifica tal su-
tologizado -por decirlo a5í- demasiado, cuando ve posición en el texto mismo? Según éste, la exhorta-
un antagonismo entre el último interés de Barth y la ción procede de la creencia o superstición en los án-
geles. El hecho de que ésta nos es extraña y creamos
que no podemos admitirla no implica que la exhorta-
3 En "Rechtfertigung und Recht", por el contrario, K.
Barth no estaba todavía influenciado por mi interpretación. ción del Apóstol en 1 Cor II, 2-16 no pueda tener su
en contra de lo que opina E. Kasernann (pág. 361). base en esta creencia o superstición. Pero con esto he-
EL ESTADO EN EL

mos llegado al delicado terreno de la discusión sobre


la desmitologización. Para una controversia me parece
demasiado estrecho el marco de la discusión sobre el
significado de las EE,ooakn. Lo haré en otra ocasión.

INDICE

Págs.

Presentación a la edición española ... ... '" 7


Prólogo a la primera edición 11

Prólogo a la segunda edición 13

Introducción: El problema ... ... '" ... '" ... 15


1. Jesús y el movimiento de resistencia antirro-
mano de los zelotes ... ... ... '.. ... ... 21
II. La condena de Jesús por el Estado romano 39
III. Pablo y el Estado .,. ... ... ... ... 65
IV. El Estado en la revelación de Juan 87
CONCLUSIÓN ... ... ... ... .,. .,. ... ... ... '" 101

ApÉNDICES: 1: En torno a la más reciente discusión


sobre las tE,ooa(cx de Rom 13, 1. 109
II: En torno al informe de E. Kase-
mann sobre "Romanos 13, 1-7" '" 133
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES SOCIALES
DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL

VOLÚMENES PUBLICADOS

Sociología de la Universidad, por Roberto Agramonte.


Las Fuerzas Sociales, por Osear Alvarez Andrews.
El Formalismo Socíológico, por Leandro Azuara Pérez.
Introducción a la Psiquiatría Social, por Roger Bastide.
Principales Formas de Integración Social, por L. L. Bernard.
Los Indígenas Mexicanos de T'uxpan, Jalisco, por Roberto de la
Cerda Silva.
Introducción a la Sociología Regional, por Manuel Dieguez Junior.
Caracteres Sudamericanos, por Roberto Fabregat Cúneo.
La Sociología Científica, por Gino Germani.
Estudios de Psicología Social, por Gino Germani.
Euthanasia y Cultura, por Juan José González Bustamante.
Universidad Oficial y Universidad Viva, por Antonio M.
Grompone.
Las Relaciones I1umanas del Trabajo, por Alberto Guerreiro
Ramos.
Sociología de la Mortalidad Infantil, por Alberto Guerreiro
Ramos.
La India y el Mundo, por Sylvain Levy.
La Crisis Universitaria en Hispanoamérica, por Roberto Mac-
Lean v Estenós.
La Eugenesia en América, por Roberto Mac-Lean y Estenós.
Sociología Educacional en el Antiguo Perú, por Roberto Mac-Lean
y Estenós.
La Tecnología y el Orden Social. nor Paul Meadows.
El Proceso Social de la Recolucián, por Paul Meadows. Sociología del Conflicto. IJar Jessie Bernard.
Preseruaciones )' Planteos, por José Medina Echavarria. Presencia del Indio en América, por Roberto Mac-Lean y Estenós.
El Problema del Trabajo Forzado en la América Latina, por Mi- Causación Social y Vida Internacional, por Osear Uribe Villegas,
guel Mejia Fernández. La Familia y la Casa. por J. G. Robleda y Ada d'Aloja.
Ensayo Sociológico Sobre la Ilnioersidad, por Lucio Mendieta y Teoría de la Revolución, por Lucio Mendieta y Núfiez,
Núñez. La Reducción Sociológica, por Alberto Guerreiro Ramos,
Teoría de las Agrupaciones Sociales, por Lucio Mendieta y Núíicz. Un Siglo de Reuolucion, por Feliks Gross y Rex D. Hopper.
Urbanismo y Sociología, por Lucio Mendieta y Núñez. Guatemala, Monografía Sociologica, por Mario Monteforte Toledo.
Valor Socioloeico del Folklore. Dar Lucio Mendieta y Núñez. Sociología del Perú, por Roberto Mac-Lean y Estenós,
Los Problema~~ de la Uniuersidarl, por Lucio l\Jendieta y Núñez v La Historia como Revolución. por Francisco Carrnona Nenclares,
José Gómez Robleda. Marcos para el Estudio de los MCl'lJimientos Sociales, por Paul
Las Clases Sociales, por Lucio Mendieta y Núñez. Meadows.
Democracia \i Misticismo, IJar Djácir Menczes. Es uuli os Sociológicos. Volumen Primero (Sociología General).
La Sociologi« de los Opúsculos de Augusto Conue, por Evaristo - Vol umen Segundo (Sociología General).
de Moraes Filho, - Volumen Tercero (Sociología Criminal).
El Mundo Histórico-Social, por Juan H.oura Parella. - Volumen Cuarto (SociolopXa de la Educación).
Tema 'Y Variaciones de la Personalidad, por Juan Roura Parella. - Volumen Quinto, Tomo Primero (Soc. de la Economía).
Periodismo Político de la Reiornic en la Ciudad de México Volumen Quinto, Tomo Segundo (Soc, de la Economía).
(1854-61), por María del Carmen Ruiz Castañeda. Volumen Sexto, Tomo Primero ( Sociología Rural General),
Elementos Económicos-Sociales del Capitalismo en los Estados Volumen Sexto, Tomo Segundo (Soc. R~ral de México) . .
Unidos de América, por Massimo Salvadori. Volumen Séptimo, Tomo Primero (Socioloaía Urbana).
La Aparición del Comunismo Moderno, por Massimo Salvadori. - Volumen Séptimo, Tomo Segundo (Sociología Urbana).
Las Ciencias Sociales del Siglo XX en I talia, por Massimo Sal- - Volumen Octavo, Tomo Primero (Sociología del Derecho).
vadori. - Volumen Octavo, Tomo Segundo (Sociología del Derecho).
Estructura Mental y Energías del Hombre, por Pitirim A. Sorokin. - Volumen Noveno, Tomo Primero (Sociología de la Revolución).
Estratijicación y Movilidad Social, por Pitirim A. Soroki n. - Volumen Noveno, Tomo Segundo (Sociología de la Rcvolu-
ción ) .
La Revolución Sexual en los Estados Unidos de América, por - Volumen Décimo (Sociología de la Planificación).
Pitirim A. Sorokin.
Métodos Cietui[icos de Investigación Social, por Pauline V.
Young.
Las Ideologías a la Luz de la Sociología del Conocimiento. por
Armand Cuvillier.
La Universidad Creadora, por Lucio Mendieta y Núñez.
Instituciones de Protección a la Infancia en íl'Iéxico, por María
Luisa Rodríguez Sala.
La Situación Economico-Social del Voceador en la Ciudad de
M éxico, por Emma Salgado.
Técnicas Estadísticas para Investigadores Sociales, por Osear Uri-
be Villeaas.
Decálogo y Programa del Aprendiz de Sociólogo, por Alfredo
Poviña.
La Criminalidad en la República Mexicana, por Alfonso Quiroz
Cuarón.

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