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HIPERMEDIACIONES

ABRIL 15, 2020 / 4 COMMENTS


EL DERECHO A NARRAR.

Autor invitado: Julito Alonso

Julito Alonso (@julitoalonso) es uno de los más activos e inquietos representantes

de la nueva generación de comunicadores latinoamericanos. Si hace seis años nos

sorprendió con su estudio de los autores que se leían en las carreras de

Comunicación (que me sirvió de inspiración para el post ¿Bibliografía del

oprimido? Hacia una crítica de la razón bibliográfica),  hoy es habitual

encontrarlo en proyectos de visualización de datos o innovación educativa.

Hace dos semanas me encontré con una breve entrevista a Rita Segato, en el

programa televisivo #BrotesVerdes de Alejandro Bercovich, en la cual la

antropóloga hizo honor al proverbio que si bueno y breve, entonces dos veces

bueno, realizando un planteo en relación a la multiplicidad de discursos

circundantes que intentan capturar la narrativa sobre lo producido por el

COVID-19 en la sociedad.
Su referencia teórica de partida es el texto de Edward Said Permission to

narrate (2000), porque el interrogante ante el cual nos encontramos es quién o

quiénes se declaran con el derecho a narrar esta pandemia y las consecuencias

sociales que esto presupone. Para Segato “el virus es un evento natural donde

proyectamos nuestros intereses”.

Las cinco narrativas de mayor importancia que están en constante disputa se

reducen a:

 Jaque mate al capitalismo;

 El uso del virus como genocidio de los sobrantes;

 Experimento y control social (específico China);

 La pedagogía fascista sobre quién es el enemigo (el infectado);

 La caída de la creencia sobre la supremacía humana (la Tierra no es

nuestra).
Lamentablemente Segato solo pudo mencionarlas, dado que el tiempo en la TV es

tirano aún en contexto de pandemia, y por esa razón en esta entrada buscaremos

ampliarlas.

1. Jaque mate al capitalismo

“Otro más y van…” tuiteaba quien preside esta web en relación a la larga fila de
intelectuales, artistas y políticos que rápidamente salieron a anunciar que este
sistema sociopolítico de producción económica había tocado techo (o fondo).
Como bien comenta Pablo Rodríguez, en una nota de P/12, la pronunciaciones
apresuradas son la marca de hacer saber al público lector que a ellos no se les
escapó la tortuga.
Así nos llegó por WhatsApp la compilación de Pablo Amado denominada Sopa de

Wuhan, o el ismo Evgeny Morozov hace una semana nos contaba del crecimiento

constante en su repositorio con publicaciones sobre el coronavirus: de las 4.000

notas que alberga, 415 hablan de la crisis del capitalismo .

Sin embargo, y a la velocidad en que Slavoj Žižek o Giorgio Agamben escriben

un libro, así de rápido llegaron las desacreditaciones o críticas de otros colegas,

incluso del mismo COVID-19 que continúa día a día con su narración en los partes

médicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Mi único sentir a esta altura es que cuando hablan del final del capitalismo, siento

que se refieren al final de temporada. La nueva producción debe estar en

camino.

2. Genocidio de los sobrantes

Hans Rosling (1948-2017) es una de esas personas que deseas que estuvieran aún

entre nosotros para aconsejar sobre como manejar esta crisis sanitaria. En su

libro Factfulness indica que los humanos estamos expuestos a ciertos instintos

dramáticos que nos hacen ver la realidad de forma distorsionada. Uno de ellos

es la de acusar o señalar al culpable antes de entender el sistema que hizo este

problema posible.

En este caso, luego de escuchar los requerimientos de la OMS sobre el cuidado a la

población de riesgo (adultos mayores y personas con afecciones respiratorias)


porque niños, jóvenes y adultos podían “soportar” el ataque de este virus, los

discursos de algunos líderes globales iban en dirección dramáticamente opuesta.

El desfile de anuncios se organizó en torno a no dejar caer la economía y “dejar

morir a los viejos” (Gobernador de Texas, USA). El mismo Donald

Trump anunció que no “apagaría el país” por una enfermedad que no se compara a

la gripe común. De todas formas, y en forma irónica, el caso que será recordado

será el del PM Boris Johnson quién recomendó la “inmunidad del rebaño” y recién

acaba de ser dado de alta luego de estar en terapia intensiva infectado de COVID-

19.

3. Un experimento de control social

La única narrativa compartida a nivel global por casi toda la población es la del

confinamiento y/o aislamiento obligatorio, o su versión vía test masivos y


trazabilidad en torno a la posible infección. Cada país busca el formato adecuado

para combatir el virus, pero la base sobre la cual todos acuerdan que deben partir

es la posibilidad de controlar el movimiento de los ciudadanos.

En su nota del diario Perfil Guerra Mundial V, Carlos A. Scolari aclara que el

control social debe sostenerse en una red discursiva que lo justifique, y en esta

caso la ficción mundial en la que todos somos protagonistas presenta varias sub

tramas: se nos propone un encierro heroico en nuestros hogares en apoyo al

posible desborde del sistema sanitario (ya ocurrido en varios lugares), nos relatan la

cantidad de personas que han violado la cuarentena y ahora enfrentan causas

penales, y estamos atentos a los anuncios de los empleos esenciales para saber si

somos los próximos en salir. Como he escuchado decir varias veces, sabemos

cómo entramos a esta cuarentena, deberíamos preguntarnos cuándo y cómo

saldremos. La siguiente narrativa versa sobre ello.

4. Pedagogía fascista sobre quién es el enemigo

¿Cómo se enfrenta ser señalado como Otro, a veces de manera paternalista y en

otras de manera violenta? (Said, 1998: 109). Las preguntas que se

hace Edward Said en el texto fundacional de estas narrativas retumban en mi

mente cada vez que leo en las redes sociales ejemplos de bromas de mal gusto o de

acciones criminales sobre personas infectadas por el COVID-19.

Si prestan atención, la mayoría de las metáforas relacionadas al esparcimiento

de esta enfermedad se dan en torno a la guerra. El “enemigo invisible” y la


“lucha contra la pandemia e infodemia” son algunos de los ejemplos que se pueden

encontrar en redes y webs de noticias. No es un dato menor atender qué y a quiénes

se los señala en este contexto, dado que si estamos ante lo que se presenta como

un guión narrativo perfecto donde hay enemigos, las justificaciones de ciertas

acciones no tardarán en florecer.

5. Caída de la creencia en la supremacía humana

Ya lo dijo Bruno Latour en Cara a cara con el planeta (2017), la Tierra no es

nuestra. Y el panorama que se nos abre es increíble en relación al cambio

climático global y los efectos de los humanos sobre el planeta: caída en las

emisiones de NO2 y CO2, las aguas limpias de Venecia, carpinchos paseando por

barrios privados y algunas cabras descarriadas que violaron la cuarentena. Todas

estas subnarrativas hacen eco de lo registrado en el documental Our Planet sobre

como Chernobyl lentamente está recuperando su vida “natural”.


Pareciera que efectivamente debemos atravesar eventos catastróficos de tamaña

magnitud para entender que nuestro paso por aquí es reciente, y en este

sentido creo que la proliferación de memes de los muchachos del ataúd presente

una vía de escape ancestral ante la angustia que este última narrativa nos

presupone.

Entonces, ¿quién narra?

Será cuestión, como enunció Rita Segato, de pasar este momento y a la par

encontrar que nuevas y viejas narrativas en disputa nos atraviesan. De forma tal

que al finalizar (en algún momento) esta pandemia podamos encontrarnos

nuevamente con todo lo que no pudimos ver durante este período y no tengamos

que esperar a que algunos medios se ocupen una vez anunciada el fin de la

pandemia por la OMS.

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