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Asociación de Trabajadores Campesinos Del Carare - ATCC

La Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare es una organización


creada el 14 de mayo de 1987 para luchar por la vida, la paz y el trabajo, ante las
continuas violaciones de los derechos humanos realizadas por los actores
armados al margen de la ley. En la historia del Carare el conflicto armado tuvo
varios momentos desde los años 60 hasta nuestros días. Paralelo a esta historia
de violencia, se dio un proceso de resistencia civil de iniciativa de la Asociación
de Trabajadores de Campesino de Carare, en donde se logra un pacto con los
grupos armados de respeto a sus derechos, pacto que se rompe con el asesinato
de 3 sus líderes en Cimitarra el 26 de febrero de 1990.

Qué Pretenden
Reparación integral frente al daño ocasionado por la violación a derechos
colectivos, impacto colectivo por la violación de derechos individuales y violación
grave y manifiesta de los derechos individuales de los miembros del colectivo.

“Para los 80 la situación se hace todavía más insostenible con la aparición del
MAS (Muerte a Secuestradores), Ellos actuaban juntamente y con el apoyo del
ejército, el campesino no tenía escapatoria ni alternativas, a estas alturas con
tanta sangre derramada y sed de venganza, tanta desconfianza sembrada entre
los campesinos parecía que no había ninguna alternativa más que la de armarse,
el mismo ejército ponía a los del MAS como ejemplo de patriotismo y valentía e
imponía cuatro alternativas : unirse al ejército, unirse al ejército, irse de la zona, o
morir.”

Las conversaciones para pedir paz en su territorio con el frente 11 de las Farc
iniciaron a finales de mayo de 1987. La primera noticia sobre el tema la dio
Vanguardia Liberal, el 19 de junio de ese año, después de la segunda reunión de
la que miles de campesinos fueron partícipes. Con el tiempo, no sólo las Farc sino
otros grupos armados ilegales —como los paramilitares— respetaron las nuevas
dinámicas de paz en el territorio. Aunque la violencia nunca dejó la región, por
varios años la ATCC logró el control de la zona para que los campesinos pudieran
volver a trabajar sus tierras y, como ellos mismos lo dicen, vivir dignamente.
¿Por qué sólo después de más de dos años desde el inicio del proceso, los diarios
nacionales hablaron de la ATCC?

La respuesta para algunos es “porque los medios se enfocan en las muertes y en


los fracasos, pero nunca en éxitos y en los logros de los procesos”, señala Gloria
Restrepo investigadora del Centro Nacional de Memoria Histórica. El silencio de la
prensa no sorprende, pues como ya ha sido explicado, la agenda estaba
determinada por otros protagonistas y otras coyunturas nacionales. Sin embargo,
lo que sí sorprende es la forma en que se comienza a hablar de ellos, sorprende
que la noticia no sea el proceso en sí mismo, sino lo que algunos medios
consideraron su fracaso; sorprende que las reflexiones sobre el tema hayan sido
pocas y escuetas.

El 26 de febrero de 1990, el presidente de la ATCC Josué Vargas, el secretario


Saul Castañeda y el director técnico Miguel Ángel Barajas fueron asesinados en
una cafetería de Cimitarra junto con la periodista Silvia Duzán. Sobre los
responsables poco se supo, pero el suceso fue protagonista de las portadas y las
páginas de los medios locales, regionales y nacionales.

“Yo a la edad de 6 años yo ya empecé a jornalear en mi tierra en Caldas. A la


edad de 14 años me fui, me le volé a mi papá y me vine pa’ acá a esta tierra de
Santander. Acá en esta tierra tenía dos tíos, uno en el Acuaplata y otro en el
Carare. En el Carare seguí jornaleando con un tío, allá fue que yo conocí a la
guerrilla. Después, entonces fue que se vino mi papá pa’ acá y compramos una
tierra acá en el Horta. Eso era pura montaña y rastrojo y ahí nos pusimos a
sembrar maíz y plátano. Llegábamos a cortar quinientas o seiscientas parcas de
plátano. Luego mi papá comenzó a comprar motores, y se volvió comerciante de
plátano y también sembrábamos maíz y teníamos una finca de puro pasto. Ya
después de trabajar esa tierra comenzaron las crecidas del Horta y la desapareció,
esa tierra el rio se la trago, Entonces yo me vine de la India pa abajo, otra vez a
jornalear, ya después me volví comerciante de madera.
Ya después se metió la violencia, que fue cuando llegaron los paramilitares, los
matones a Santa Rosa. En ese tiempo éramos veinticinco motoristas, cuando
llegaron los paras todos estábamos en lista para matarnos, entonces todos se
abrieron, se fueron, no quedo sino el finado Zapata que ya viene a ser muerto, el
finado Chile, que también es muerto, mojado, maletas y mi persona… pero yo no
me fui, porque yo dije: “Yo vine desnudo a este mundo y desnudo me vuelvo, pero
yo ya lo que he trabajado yo no lo boto a la basura”.
Yo era el que me tocaba recoger los muertos que tiraban en el rio, me tocaba ir a
las cinco o seis de la tarde a recogerlos… Es que aquí en Santa Rosa fue lo más
feo de la violencia Yo después me abrí, y me metí al negocio de la madera, me
metí a cortar y a negociar, y eso fue porque no me dio miedo que fui capaz de salir
adelante. Ya hoy pues unos vive un poquito más sosegado, porque ya las
guerrillas se abrieron, los paramilitares ya están más controlados, ya no es como
antes. Para mi familia anhelo que no les toque una vida tan dura como la que le
toco a uno.”

http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/informes2011/cartilla_atcc.pdf

https://cerosetenta.uniandes.edu.co/especial/un-proceso-de-paz-ignorado-por-la-gran-prensa/

https://www.unidadvictimas.gov.co/es/asociaci%C3%B3n-de-trabajadores-campesinos-del-carare-
atcc/243

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