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(5362044 llaqualer \ J.J. MARTIN GONZALEZ Historia del arte | De la Antigiiedad al final de la Edad Media PRESENTACION DE AURORA PEREZ SANTAMAR{A 1 /oo)) MAR/ His 4H MA ALLA, TNIVERSIDAD ESET de Humenicd Rs EDITORIAL GREDOS, S. A: MADRID. 188 Historia del Arte pliegues del jit6n caen rigidos, como las acanaladuras de la columna dérica, Y dérico es el estilo todo de este admirable y honrado conductor. El natura- lismo de la cabeza armoniza con el esquematismo del vestido. Pero se ha observado que los pliegues de éste son todos distintos. La vivacidad del ros- tro fue acentuada por la adicién de ojos de cristal. Esta obra fue regalada al santuario de Delfos por el tirano Polizalos de Gela (Sicilia) para conmemo- rar el triunfo obtenido en el afio 474 en una carrera de carros celebrada en dicho santuario. También de escuela greco-itdlica es el Trono Ludovist, encontrado en Roma, decorado con tres relieves. En el centro se representa el Nacimiento de Venus de las aguas del mar, de donde sale con ayuda de dos servidoras, Maravilla la transparencia de los pliegues, acusdndose claramente el desnu- do. En los costados del trono hay dos figuras de mujer, una desnuda y otra vestida. Un tanto semejante a este trono es el que se conserva en el Museo de Boston, que parece tener una significacion funeraria. Durante este perfodo de transici6n la escultura griega ha logrado domi- nar el problema del movimiento, que tiene, por otra parte, el valor de un lenguaje moral. En efecto, la expresién psicolégica apenas se ha intentado, teniendo los personajes que manifestar sus deseos. por medio de gestos. La segunda mitad del siglo v. — En la época de Pericles, Atenas se llena de grandes artistas. Tan famosos como sus obras son ahora los mismos artistas. Las principales esculturas aparecen documentadas por referencias literarias. Caen los convencionalismos arcaicos y se buscan posiciones verdaderas. Aparece el escorzo y el contraposto. Se estudia la anatomia y cl movimiento real de la musculatura. Por eso se acrecienta la tematica con motivos natu- ralistas, como el atleta haciendo un determinado ejercicio. Los pliegues dejan traslucir el cuerpo y siguen sus movimientos. Pero en este clasicismo toda la apertura hacia el naturalismo queda subordinada hacia un fin supe- rior. La anécdota est4 proscrita. Los artistas esculpen esculturas de dioses y éstos tienen que ofrecerse a los griegos con la dignidad de tales. La belleza €s precisamente el factor mas evidente de la religiosidad. Los filésofos entre- vén a los dioses en un panorama sublime, de la maxima belleza. La divini- dad tiene que aparecer bella, En esta €poca nos moyemos todavia en el terre- no de las ideas generales; de ahi el interés prestado a las proporciones. No puede asombrar que Policleto se aplique tan afanosamente al estudio del hombre ideal basado en la medida, cuando los pitagéricos han establecido que el fundamento del mundo se halla en el ntimero, rte griego El arte grieg 169 Miron es cronolégicamente la Primera de estas ya en la primera mitad del siglo. Es un broncista, arte que aprendié de su maestro Hageladas de Argos, la ciudad predilecta de la técnica del bronce. Estudia el movimiento potencial, aunque sin violencia, percinenies fugazmente. Este movimiento no resulta tumultuoso, como en el barroco. Busca las posturas mds inestables, a lo que se presta el uso del bronce. Hizo la escultura de un corredor en pleno ejercicio, con | personalidades. Trabaja la expresién jadeante en el rostro. Tampoco se ha conservado una vaca de bronce, tan realista que los poetas esperaban ofr su mugido. En el Discébolo acomete la representacion de un atleta no en periodo de reposo, sino en el mismo momento en que se repliega, concentrando sus energias para lanzar el disco. Es la representa- cién arquetipica del movimiento en potencia, es decir, acumulado. Ya se maravillaron los antiguos del atrevimiento de Mirén, que, apartandose del ideal estatico del atleta con los pies bien asentados en el suelo, concibié a su héroe con el pie izquierdo apoyado en sus dedos. El cabello se dispone plas- ticamente, sin relieve, como en las obras arcaicas. El rostro permanece inal- terable, sin acompafiar psicolégicamente a la acci6n. La ley de frontalidad en rigor viene a conservarse en el Discobolo, que no es sino un gran relieve. En el grupo de Atenea y Marsias vemos compuesta una escena en bulto completo. Atenea ha tocado la flauta de dos cafias, instrumento que el sati- ro contempla maravillado. Mirén ha sabido dar a cada figura el sentido psi- colégico propio. Atenea sonrie, inteligente y serena, ante la expresi6n y el movimiento animal de Marsias. Mirén tuvo por discipulos a su hijo Licio, autor acaso del idolo del Museo Arqueolégico de Florencia, y a Estrongilio, un gran animalista, al que se atribuye la Amazona a caballo del Museo Nacional de Napoles. Por la pesquisa del movimiento y nece ligado a la escuela de Argos. Per por el empleo del bronce, Mirén perma- co el gran maestro de esta escuela argiva es Policleto. Fue un gran teérico de la escultura. El cuerpo humano no era para 4 solamente el modelado, sino numero y proporcién. Cada una de las partes del cuerpo debja tener unas dimensiones adecuadas para So el conan to arménico ideal, Lleg6 a formular de esta manera un canon de neenassanss perfectas, que se ha perdido, Sin embargo, se cree que ales crn ans : ae comprendidas en el Doriforo (portador de lanza), del Mua lel ignosa le pertenece, Representa a un joven en marcha ents a, ea aa armonioso, En el pensamiento de Policleto, el dedo era la a i Gis BS atin la cabeza, medida desde el ment6n hasta el arranque del el Loueas Doriforo la altura total cuenta entre siete y ocho cabezas. Esta relacion armé- nica de unas partes con otras €8 Jo que se Jlamaba symmerria. Historia del Arte 190 a hay mucha reflexién en la estatua, Pese a su aparente naturalismo, r sién de los planos corpo. Policleto se mantiene firme en el principio de divi rales, de suerte que brazos, piernas, torax y abdomen guardan su autono- fi ica incisi v e los bordes de las lineg mia, para lo cual practica incisiones 0 levanta uno d as fronterizas sobre todo en la zona inguinal. Las grandes lineas obedecen a trazados geométricos, generalmente curvos, como los ae misma cabeza propende a lo esférico. Todo ello patentiza el afan de definir abstrac- tamente la figura. También es novedoso el modo de mover la figura, conforme a la formu- la del contraposto 0 contrabalanceo. Es la réplica definitiva a la ley de fron- talidad. El uso del bronce facilita el sostenimiento de la figura, que se apoya en un solo pie. Era fama que Policleto hacia todas sus esculturas de esta manera. El brazo izquierdo, el que porta la lanza, esta doblado, de suerte que se dispone un escorzo y la figura gana en profundidad. El brazo dere- cho, en oposicién, cae verticalmente, exonerado. Pero las cosas suceden al revés en las extremidades inferiores, ya que la pierna derecha es la que reci- be toda la carga, y la izquierda esté libre, de suerte que es la que avanza. La cabeza, asimismo, se desvia hacia la izquierda del espectador. La rigidez vertical arcaica ha desaparecido y todo el cuerpo se arquea y toma direcci6n oblicua. Pero, pese a todo ello, Policleto respeta el principio de la existencia de un punto de vista principal, que se halla precisamente delante, de mane- ra que la contemplaci6n sigue siendo frontal y no interesa la de costado. El Diadumenos probablemente encarna a Apolo. Se le efigia en el momento de colocarse la tenia del triunfo. Carece de la dureza de planos del Doriforo y esté mAs graciosamente movido, acusdndose intensamente la curvatura del cuerpo. También pertenece a Policleto el Efebo Westmacott, que copia un original del maestro. Hizo Policleto algunas esculturas femeninas, c na de Hera, colocada en el Here6n de Argos, copia la procedente de la coleccién Lansdow so y cuadratico que el Doriforo, mitiendo al brazo arquearse en introduce para equilibrar la fig teen la plastica griega, Hacia e amazona con destino al gran omo la imagen criselefanti- y una Amazona, de la que se cree ne. Tiene el mismo aire musculo- pero se concede lugar a la gracia femenina per- torno a la cabeza, Se rompe el contraposto y S& ura una columna, recurso desde ahora frecuen- | afio 440 se abrié un concurso para esculpir una obra, triunfando sobre las que ee e ites Folicleto coneurrié con esta Peonios de Mede. Presentaron Fidias, Crésilas y Faramon. : una Victoria para Olin cae Seulon de la escuela peloponésica, Seculels estado de are cnias HED) Movimiento. A pesar de su ma » maravilla la movilidad de los patios, Ilenos de El arte griego a transparencia, y el dinamismo en general de la figura, mucho mis valor ble si se tiene en cuenta que Peonios se atrevid a t que reclamaba el bronce para su estabilidad, la figura maxima de la escultura helénica viene representada por Fidias. Tomando por base lo real, él fue quien consiguié remontarse a mas altura ideal. Obtuyo arquetipos idealizando los modelos que le ofrecia la naturaleza. Sus obras nos deparan seres de equilibrio fisico y moral, que yiven una paz interna, duefios de sus pasiones. Animales, dioses y hombres alcanzan sublime grandeza. Fidias ha sido el intérprete de la majestad de los dioses. Para la religion griega, Fidias ha contado infinitamente més que miles de sacerdotes. Fidias ha Ilenado de nobleza el panteén helénico. Sus mismos pliegues, menudos, estan llenos de grandeza. A sus sucesores cabe adscribir ese tipo de pliegue, muy cefido al cuerpo, que parece mojado y que acusa nitidamente la forma corpérea. Buen testimonio nos lo ofrece la Victoria de Peonios. allar en mArmol una obra Nacié Fidias en Atenas y ya desde la mitad del siglo se encontraba al fren- te de los trabajos del Partenén, gozando de la plena confianza de Pericles. En tal empresa precis6 la ayuda de toda clase de artistas, escultores, pintores, orfe- bres, etc. Hay en toda la obra un maravilloso sello de unidad, lo que revela que todos los maestros se plegaron décilmente a las instrucciones de Fidias. En el Partenén hay que considerar diferentes partes: los frontones, las metopas y el friso que rodea Ia cella. Los frontones constituyen la parte més reciente de todo el conjunto. El templo estaba dedicado a Atenea, la diosa protectora dela ciudad, que lleva su nombre. En el front6n oriental se representaba el naci- miento de la diosa, al que asistfan las Parcas formando un grupo; Démeter, ocupando los rincones Helios y Selene con sus n de nacer. En el centro se hallaban |gunas figuras, descabezadas, pero al, Poseidén disputaba a Palas co antropomérfico, pues el Perséfone e Iris constituian otro, carros respectivos, simbolizando la accié: Palas y Zeus. De este conjunto se conservan al no las de la parte central. En el fronton occidents la posesién de la ciudad en un ambiente paisajistice 5 llamado Teseo responde sin duda a una personificacién del rio llisos. El grupo inci 6 f ‘ u hija. Principal conservado de este front6n es el que forman Ceerops y st Aiyi an sin duda la obra cumbre, en su jan genialmente compuestos, en fundo dominio de las flexiones. bates que hubo de librar ntauros, para apartarlos Estos conjuntos timpanicos represent clase, de todo el arte griego. Los grupos s¢ hall Solida trabazén plastica y psicoldgica y con pro Las noventa y dos metopas representan ea el rey de Atenas, Teseo, con gigantes, amazonas ¥ NTT isn de de la‘ciuidady(en otras metopasifiguran remap relativos'@ ln SPENT Troya y al nacimiento de Brictonios, Aunque todas las metopas 192 Historia de] Ane misma €poca, constituyen la obra escultérica mds antigua del Partenén, Pe, a la monotonia de temas, se observa una extraordinaria variedad nen va. La mas rica diversidad se advierte en el rostro de los centauros, que oe por todos los estados de expresién. En uno, que representa a un centauro anciano, se ha querido ver el propio semblante de Fidias, apoyandose en a circunstancia de que el escultor se autorretraté en el templo de Atenea, inj. ciando con ello el culto a la personalidad. La composicién se mantiene dentro de las Iineas del mas puro clasicis- mo. Asi se disponen separadas del marco arquitect6nico que las envuelve, de forma que el espectador tenga la evidencia de que la accién se encierra en este espacio y se desarrolla en un terreno abstracto. Los combatientes se reparten el campo, siguiendo las lineas de su cuerpo direccién paralela a las del marco. El relieve es muy voluminoso, de suerte que en la prdctica son esculturas de bulto completo que tocan el plano de fondo. No hay el pruri- to de colmar todo el espacio, de manera que los vacios sirven para acentuar mas el valor de los macizos. En el friso hay un momento de remanso. La diosa ha nacido, ofreciendo su proteccién a la ciudad; ésta le rinde homenaje en el friso. Formaba un largo lienzo seguido de ciento sesenta metros de longitud, que daba la vuelta a toda la cella. Para verlo era preciso franquear la columnata. La luz venia de abajo, reflejada desde la plataforma marmérea, de suerte que se acusaba fuertemen- te el claroscuro. Los atenienses llevaban ofrendas a su diosa, la mas preciada de las cuales era el peplos que habfan tejido las doncellas. Volvemos al tema orien- tal de las procesiones, pero qué variedad no hay aqui. Los dioses estan senta- dos en el Olimpo, los caballos cabriolean, se escucha el bramido de las reses- Las figuras humanas se mueven discretamente, se vuelven, hablan sin levan- tar la voz; todo aparece posefdo de un sentimiento grave. Psicolégicamente la unidad es perfecta. El relieve acusa un modelado plastico insuperable. Los pliegues, llenos de elegancia y de inteligencia, acompafian intimamente al ce tido espiritual de cada figura. Como prueba del cuidadoso estudio anatémico, en los animales se marcan puntualmente las venas y tendones. {Con cuanta nobleza Ilegé Fidias a representar el realismo de las bestias! 4 Realiz6 Fidias diversas estatuas, que son conocidas por referenct lite- rarias, monedas y copias. Entre sus primeras obras se cita la Atenea qU° le encargaron los ciudadanos de Lemnos para colocarla en la acrépolis & Atenas, llamada la Atenea Lemnia, de la cual debe de ser copia la en el Museo Albertinum de Dresde, Posiblemente la Amazoné : Coleccién Mattei (Vaticano) reproduce la que hiciera Fidias para el concule so del templo de Ffeso, la cual nos ofrece un moyimiento mas libre que * Elarte griego . de Policleto, disimulandose mas el apoyo o sustentaculo de la figura. En la ‘Acr6polis ateniense estaba emplazada la enorme estatua, de quince metros de altura, de la Atenea Pr6macos, armada de lanza y cubierta con yelmo, pro- tegiendo a la ciudad. Las figuras citadas eran de bronce. Fuera de las escul- turas del Partenén, la tnica obra hecha por Fidias en marmol era la Afrodita Urania, que se veneraba en el templo de esta divinidad en Atenas. Los materiales ms ricos —el oro y el marfil— fueron utilizados por Fidias. Tal riqueza iba bien al sublime arte del gran maestro. Con técnica acrolitica estaba hecha la Atenea Area que se veneraba en Platea. Dicha téc- nica consistfa en un maniqui de madera recubierto de placas labradas de marmol, y de otras de oro para el vestido y el pelo. En la Atenea Partenos emple6 Fidias la técnica criselefantina, semejante a la acrolitica, pero donde el marfil sustituye al marmol. Media esta estatua diez metros de altura, lo que precis6 mucha cantidad de tan ricos materiales. Durante las obras parece que se sustrajo cierta cantidad de oro, inculpéndose a Fidias, que fue desterrado. Nada se conserva de aquella deslumbradora imagen, aunque conocemos su aspecto por copias. También de oro y marfil era el Zeus que hiciera Fidias para el santuario de Olimpia, del que nos dan idea las monedas conservadas. Estaba sentado el dios en trono, poseido de majestad. En 1972 se extrajeron de Riace, en el mar jonio, dos colosales estatuas de bronce. Representan guerreros. Uno ostenta clegante cabellera, sujeta con cinta. El otro protege su cabeza con yelmo. Han sido cuidadosamente res- tauradas. Son obras bellisimas, fechables a mediados del siglo v y adscribi- bles al entorno de Fidias. Fidias formé una gran escuela. la vitalidad de la plastica helena durante |: i foateren ab Alcamencsyicuyalopraumacstiancig el Hennes Propileo, del que pose copia el Museo de Constantinopla. Se le atribuyen el Ares Borghese (Museo del Louvre), que recuerda a Policleto, el Discdbolo del Museo del Vaticano, donde se ve al atleta preparandose pare elejercicio, y una Afrodita del Museo de las Termas, descabezada, de finfsimos aoa vs ‘Acaso discipulo de Mir6n fuera Crésilas, quien hizo una bee se aa famoso concurso del templo de Ffes0 y de la que puede ser sous 5 q s as da el Museo del Vaticano. En es y copia del retrato de Pericles labrado por Crésilas: Nos mit (cg Demetrio. Los bustos de sarrollado en esta poca, género eM © ‘ ie : Euripides y esas si se Je acljudican NOs frees aaron do. Este retrato plastico griego 8 distingue por FeP! 5 Tuvo numerosos discipulos, asegurando largo tiempo. Entre estos discipu- te mismo museo hay esto que el retrato ya estaba de- 194 Historia del Arte por la forma cortada del busto, a modo de peana. Seay se atribuyen las Danzarinas del Museo de Delfos, una de las obras més refinadas del clasicismo, La influencia de Fidias es perceptible en numerosas esculturas de este tiempo. Su estilo resplandece en el maravilloso relieve que peoresent la des- pedida de Orfeo y Eurtdice, del que hay diversas cop1as- Ba las Caridtides del Erecteion se ve la fluidez de los paftos creados por Fidias. Un sentido mas pictérico y una talla mas profunda presentan los relieves que decoraban la balaustrada del templo de la Niké Aptera en la Acr6polis de Atenas, hechos ya en las postrimerfas del siglo v. El relieve de la Victoria que se cifie la san- dalia presenta insuperable maestria. La mesura equilibrada del estilo de Fidias no impidié el desarrollo de tendencias més dadas a la exaltacién y al movimiento impulsivo. Un ejem- plo preclaro nos lo ofrecen los relieves del friso del templo de Apolo en Figalia, donde contienden fieramente lapitas y centauros, griegos y amazo- nas. Nos alejamos del Partenén hacia nuevos tiempos. El tema dramitico de Niobe, que tiene cl infortunio de ver morir a sus hijos a flechazos, es utili- zado por diversos escultores. En los ejemplares conservados en la Banca Comercial de Milan y Museo de las Termas vemos el estudio de posiciones no ensayadas, tomando el desnudo ya calidades blandas, propias del siglo 1v- Este dramatismo y tendencia pictérica en los pafios, rebasando la calma fididsica, se acrecienta en los territorios de Asia Menor. Un tremendo fre- nesi acomete a las figuras que decoran el Monumento de las Nereidas, de Xanto. En obras como los relieves del Here6n de Gjoelbaschi-Trysa se bus- can efectos de perspectiva que nos revelan el influjo de la pintura sobre el relieve. Finalmente, hay que citar algunos relieves sepulcrales donde aparece ¢l difunto despidiéndose tranquilamente de sus joyas y de sus deudos, a los que estrecha la mano, lo cual nos habla de la manera serena con que el grie- go enfocaba el terrible momento de la muerte. ‘ ie Wp Durante este siglo decae la escultura religiosa y florece la rh rn epic de gn on te : Y istica de éstos. Pierden la serenidad que hast? suseness abies tenido, Aparecen como meros hombres, sin dignidad divi- mo cies on Ho a oe unas de dioses y héroes, que se Hicencioso, En las plazas piblicas se ven est eee Hee Oe se exhiben como objetos de curiosidad sin rec pene * Brupos escultoricos que desarrollan alguna icsccs un gran influjo de la pintura. Los escultores busca? Elarte griego 195 también en la plastica efectos Pictéricos, Li dea. Asoma con ello el realismo. laira, la indignacién y la tr: © costumbrista y ordinario menu- » Y como prueba de él la expresién pasional, agedia, todos los sentimient ‘os del hombre, en una palabra. En consecuencia, abundan los retratos ne Ere srego Ta egon més Fecunda en sua, La a tabajan proceden de Atenas o del Peloponeso, Pucs supo esta Zona atraerse a las figuras principales del arte. Eso explica el gran desarrollo artistico de esta regién durante la época hele- njstica, pues contaba con un precedente grandioso. Esta reaccién contra el idealismo fididsico se aprecia en el grupo de Eirene y Plutos, de Cefisodoto el Viejo, padre de Praxiteles, ya que entre los dos dioses hay un sentimiento afectuoso, humano, de madre e hijo. Por lo demas, se continta la severidad y la elegancia de los ropajes de Fidias. El tema se ha hecho pintoresco. Praxiteles era ateniense. Su arte representa la gracia. Modela sus figuras en m4rmol 0 bronce, componiendo formas blandas, suavizando las lineas con curvas delicadamente bellas. Como ocurre en pintura, esta suavidad de la piel determina una sensibilidad tdctil. Los dedos se ven atraidos por las superficies creadas por Praxiteles, percibiéndose en el frio mérmol la calidad de la piel humana. Evita Praxiteles toda recta y toda aspera rugosidad. El transito de la luz a la sombra se hace insensiblemente, logrando un efecto pict6rico Ilamado sfumato. Las figuras aparecen de esta manera suavemente sombreadas. Las superficies no son lisas, sino que se ondulan con suaves des- niveles, que aprecia més el tacto que la vista. El claroscuro tiene un papel FI peinado se hace con grandes mechones, acentudn- cién al planismo del pei- nto de pintor, percep- importante en su arte. : dose el contraste luminoso: otra diferencia con rela nado arcaico y del siglo v. Aparece claro un temperame 2 tible sobre todo en los temas, que generalmente constituyen una escena. : nari ‘aauras de dioses, pero sus modelos son hombres Esculpe ordinariamente 11g! Friné fue para él una amante y y representa seres humanos. A: ningaMele un modelo para su maxima cre: mera yez que un escultor se att divinidad femenina, a menos qt Afrodita de Cirene, de \a pou es nails al represencar ala diosa en el Praxiteles hubo de buscar un prete nano, De esta me desi he ane manera el naturalismovjustificaba la desnver™ siglo v habian Fe teaiaeroenodeloides!fmenino: ene it ae oie ris ieaifeanonica’del cuerpo humnanc!va™ si, por ejemplo, u acion femenina: la Venus de Cnido. Es la pri- eve a representar en plena desnudez a una e se considere anterior y modelo suyo la Para permitirse esta licencia, . Historia del Arte mismo intentan los del Iv con la mujer, pero sirviéndose de una diosa. Con la mano izquierda sostiene el pafio, el cual apoya en el vaso de los perfumes, todo lo cual no es sino un recurso, yenido del siglo V, para garantizar la estabilidad de la figura; al mismo tiempo ¢s un atributo para reconocer a la diosa. También hizo Praxiteles figuras femeninas yestidas, cuyo estilo pode- mos ver reflejado en la obra de sus discipulos, como en la Démeter de Cnido, donde se perpetiia el tipo arcaico de divinidad sedente. La Venus de Arles y la Artemisa de Gabies se clasifican también dentro del circulo de Praxiteles. Sus figuras varoniles tienen igualmente un sabor femenino. En ellas gusta Praxiteles de arquear abiertamente el cuerpo, abriéndose una larga curva desde el dpice de uno de los brazos extendido hasta la planta de los pies. Asi se nos ofrece el Apolo Sauréctonos. El dios esté apoyado indolente- mente contra un tronco y se dispone a matar a un lagarto. Se trata también de una escena pict6rica, al aire libre, desarrollada en las tres dimensiones. Pero falta todo sentido heroico, todo caracter épico: jApolo matando a un pobre lagarto! El estilo, no obstante, es delicado, El cuerpo de Apolo se con- tornea como el del lagarto, en armonia de lineas con éste. Este mismo com- bamiento se ve en el Satiro escanciador, atribuido a Praxiteles, a quien le cua- dra muy bien por la trivialidad del asunto. Una composicién un tanto semejante posee el Fano, cuyo original se desconoce, aunque se le cree copiado en un marmol del Museo de Berlin. Las formas son mas pesadas. El rostro del Fauno se anima con una sonrisa medio animal. Se apoya en un tronco, con una pierna en carga y otra en des- carga, a la manera tipica de Praxiteles. Son atributos del Fauno la flauta y la piel de pantera. Pero el modelo masculino més importante de Praxiteles se halla en ¢l Hermes (Museo de Olimpia). A pesar de que ha sido hallado donde Pausanias nos dijo se encontraba una estatua de este dios hecha por Praxiteles, hoy dfa las dudas son tan apretadas que se tiene por copia romana, muy proxima desde wpe elena Hie re eigenen iat eee ees eae gisahaicogenindieindo ae aie ee ea a lado es de un efecto pictérico ae SR eee oie 80, resbalando tenuemente la lu2- También utiliza aqui i za aqui Praxiteles el soporte disi Za a isimulado para apoyar la figura: Por una historieta antigua se ae Praxiteles eran el F, be cuitasidos figurasimdsicatimnadss Po ‘auno y el Amor, Se cree ver representada esta vluma escultura en do: i 4 nos interpretai » copias de los museos de Napoles y del Vaticano, que al8¥- pretan como una representacién del genio de la muerte 0 Ténato® El arte griego ee La figura del museo papal nos muestr. cuerpo arqueado. El Museo de Napole: mutilado, muy bello, que se atribuye corresponde la figura en gran tama aa un adolescente con alas, con el 8 posee también un torso femenino igualmente a Praxiteles. A su estilo amaiio del Sardandpalos (Vati Wag aticano), que pare- ce representar a Dionisos. De estilo praxitél: ae buleos encontrada en Eleusis. Se tiene hoy como muy probable que los tres relieves que proceden de Mantinea y que se hallan en el Museo de Atenas formaban parte de la decoracién hecha por Praxiteles para el templo de Latona. Son claramente praxitélicos y en ellos puede notarse el cambio pro- Ico es también la cabeza de Eu- ducido en la indumentaria femenina: desaparicién del peplos y uso de un gran manto sobre larga y cefiida tinica. Scopas, otro de los grandes escultores de este siglo, habfa nacido en Paros. Hizo obras para Asia Menor y el Peloponeso, decorando algunos edi- ficios publicos, como el templo de Atenea en Tegea y el Mausoleo de Halicarnaso. La plastica monumental se contintia con él. Caracteriza a Scopas su capacidad para revelar las interioridades del alma, como el amor, la sensualidad, la desesperacién, la nostalgia, la inquietud, el deseo, etc. Tuvo predileccién por las representaciones mas tragicas. Este ideal aparece ostensiblemente expresado en su popularisima Ménade, que se hallaba poseida del furor dionisiaco. Una copia se guarda en el Albertinum de Dresde, en la cual vemos la tendencia sensualista del escultor de abrir provocativamente los vestidos por un lado solamente. Otra de sus creaciones muy celebrada es el Meleagro, en cuyo rostro se ve la expre- i6n trdgi iadora 6xi te, Para conseguir este patetis- sin tragica anunciadora de su proxima muer 1 P mo, Scopas hunde los 0j0s, los inclina hacia arriba y los inonda ae una spone anhelante. ina- expresion visionaria; entreabre la boca, que se dispone anhelante. El pe do se dispone en mechones abultados, muy claroscuristas aa Del templo de Atenea en Tegea se conservan diversas cabezas, la: el tes A “buir otras a Scopas. En los frontones se les han servido de base para atribuir * el jabalé y el combate de Aquiles y Telefo, Las pie 8a ee leo de Halicarnaso se conservan en el Museo i ist ales como Timoteo, Britanico. sattoyn RID TE tle) a te ee ea aunque bajo la direccion Gs cous ee remate fue hecha por Pitio. A Scopas correspon feat has e aes de la Amazonomaquia y las dos grandes estatuas Ce donee eae Artemisa, Las amazonas montan hAbilmente a caballo, a s, A este escultor se atri- i te acostumbra Scopas: ‘ tido por un lado en faiformna Tah Citaredo y algunos grupos ee Nidbides, Rules Héoris tay bien al estilo dramético de Scopas. tema del siglo v que se presta ™ representaban la c: zas fundamentales del Mauso! a Historia del Arte Flucttian entre el estilo de Praxiteles y el de Scopas algunas obras como el sarcéfago llamado de Alejandro y el de las Planideras, ste mas cerca de Scopas; el Hipnos del Museo del Prado, la Venus de Capua y el grupo de los Luchadores del Museo de los Uffizi. De los discfpulos de Scopas se conocen’ algunas esculturas. Briaxis hizo para Tolomeo I Soter una cabeza de Serapis, cubierta de espesa maraiia de serpentiformes cabellos. Timoteo esculpid las esculturas del templo de Asclepios en Epidauro, en cuyas figuras de Amazonas se percibe el modelo de su maestro Scopas. Leocares fue uno de los varios retratistas de Ale- jandro Magno. Decors el Filipeion de Olimpia con figuras de técnica crise- lefantina. Es probablemente suyo el grupo que representa el Rapto de Ganimedes, de concepcién costumbrista. En efecto, se ha desarrollado una variada escena en diversos planos. En la parte posterior hay un tronco, sim- bolo del paisaje y apoyo de la composicién; un Aguila remonta a Ganimedes, ofreciéndose abajo —detalle pintoresco— el perro que ladra al ver subir a su amo. Indica el comienzo de los complicados grupos de la época helenis- tica, donde tiene mAs importancia la composicién y la armonja general que lo que representan aisladamente cada una de las figuras. Se atribuyen a Leocares, con poco fundamento, el Apolo del Belvedere y la Diana de Ver- salles. El primero nos ofrece un cuerpo masculino idealizado, concebido con elegantisimo movimiento hacia el frente, tanto que parece no poner los pies en el suelo. Su cabellera leonina es de extraordinaria hermosura. E] manto cae por detrds, pictéricamente, como si fuera el fondo de un relieve. En esta escultura, como en la Diana de Versalles, triunfa la gracia. También en pleno movimiento ha sido sorprendida la diosa, escultura que forma pare) con la de Apolo, No ha podido precisarse si corresponde al siglo IV oa la época helenisti- ca una de las més bellas esculturas de la antigiiedad: la Venus de Milo. Se conserva sin brazos en el Museo del | D Louvre, desconociéndose su autol Se han dado diversas inter Pretaciones acerca de la disposicién que debieron la misma Venus de Capua nos ofrece una de ellas. Pet? Ao ees fips! estado, que no yale la pena imaginat!* su forma original, E] pe A no Jamentariamos algtin dia verla complet ¢ el rostro permanece i a ‘0 se asemeja al de la Venus de Praxiteles, Pet? cuerpo presta ala obya nye etch € inefable belleza, La incurvacion de obra admirable gracia, Ell vcan 4 porcionande stl nmitable gracia, Fl vestido eae hasta el suelo, P Peyo a la estatua, Hay un deliberado contraste entre # plasticidad del d iti advierte el moa nt?) !8 Prolijidad pictérica del vestido, bajo el cual s® avanzada y otra en retroces® he de tener los brazos; Ja obra es tan herm Vimiento de las piernas, una Ellarte griego 199 maravilloso de esta escultura €S que, utilizand, » utilizando: haya logrado un modelo tan depuradament id i . ada € idea En las escuelas del Peloponeso se segui re : i oor s ‘a prefiriendo el d masculino y la técnic: Ci ee po y ; nica del bronce, estudiandose las Proporciones. Se bi anon masculi: As vi : aa im @ ulino mis movido y esbelto, como se ve en el Anticitera, atribuido a Eufranor. ym i Esra , ‘Jor atin en las obras de Lisipo, nacido en Sicione, una de las figuras cumbres 6 racia ni ¥ as es de la esc éni i ‘ a escultura helénica. Por desgracia no mas tan realistas, se lelado del cuer- ado por Eufranor. El canon lisipeo se caracteriza por cl alargamiento de los miembros y | que es una octava parte de toda la Agias del Museo de Delfos, que se le atribuye, pero especialmente el Apoxiomenos del Museo del Vaticano. Representa éste a un atleta desnudo, con los brazos extendidos hacia adelante, en actitud de quitarse del cuerpo con el estrigiles el aceite que se habia dado para realizar el ejercicio, Comparado con la reduccién de la cabeza, altura. Ya posee estas caracteristicas el Joven el Dorfforo, nos ofrece un cuerpo Ileno de movilidad, donde el misculo vibra. Movilidad que es la sugerencia de la capacidad del movimiento, no el movi- S ea miento mismo. No se aplica Lisipo al movimiento efectivo, sino al movimien- to interno. Del canon ideal de Policleto hemos pasado al canon naturalista de Lisipo. Otra novedad es que el artista ha querido romper todo frontalismo; la posicién de perfil nos descubre singulares encantos, cambiando la figura a medida que giramos en torno suyo (estereometria). ; Tuyo este maestro una renombrada fecundidad. Prefiere sebhesen ane a ne , istas, Ast, el Hermes del Museo Ny hombre, y en las posiciones mas naturalistas 2 See Carlsberg aparece cifiéndose la sandalia. El Ares Ludovisi es > Ps aes iedad de un dios; - ‘ impropia de la serie qe modo naturalismo, 1 ror cee "una postura de cémod Népoles. Un movimiento mesurado lo mismo que el Mercurio del Museo de ae Poseen ee, de los luchadores del Albertinum de Dresde, atribuidas Lisipo. También una postura muy natura Tv ase ee nee de Valladelis e bala oie wee pou g mi Metropolitano de Nueva York. Pese al abultai p recon as WEES bién once lisipeas el Héreules Farnesio del Musi ‘Tomando por base acaso una com iréli si a 6 una posiciGn praxitélica el excultor pra ja clava, esadamente en Ia ‘scultura de gran naturalidad, apoyan te i il $V! Este naturalismo nos permite adema do el cuerpo P' e e Je la figura, qu do el contorno ¢ { useo de ista interes: Por detrés nos ofrece un punto de vist Mitr Napoles lo es a su vez de otra hecha p' “te, La copia del Museo d ‘hor Glico de Atenas del ori- Binal de Lisipo, El modelado de esta eseult Te, _tlaroscuro que se percibe facilmente l 4P! lista observa el torso de un Hercules see tan intensos efectos de isipo en el taller del 200 Historia del Arte pintor Eupompos. Todavia superé este colosalismo haciendo una figura de bronce de Zeus, de veinte metros de altura, la cual fue la mayor hasta ser rebasada por la de su discipulo Cares de Lindo. femeninas. La Gran y Pequena Se le atribuyen algunas escultur: Herculanenses son dos estatuas funerarias procedentes de Herculano. Nos ofrecen un tipo que va a hacer fortuna hasta bien entrada la época romana. Tienen el canon alargado lisipeo y se envuelven en amplisimo manto, pro- pio de la moda del siglo 1v. Mas dudosa es la atribucién de la Venus Anadiémene, representacién frecuente desde ahora, que nos muestra a Venus saliendo del bafio escurriéndose los cabellos, tema fugaz, esencial- mente pictérico. Pieza excepcional es la Venus de Médicis del Museo de los Uffizi, que se adscribe a Lisipo por tener también las caracteristicas de su canon. La cabeza se desvia a un lado, como si quisiera indicarnos Venus que también es bella de perfil. Ms que la gracia representa esta Venus el hedo- nismo, el placer de recrearse en su belleza. El amorcillo que juguetea abajo, lo mismo que el que acompafia al Ares Ludovisi, indica la entrada de ele- mentos ilustrativos y pintoresc prueba que los artistas se sentian incapa- ces de concentrar toda su intervenci6n artistica en la figura exenta y se veian precisados a introducir lo anecdético. Otra faceta del arte de Lisipo son sus retratos. Fue el retratista oficial de Alejandro Magno, de quien hizo un retrato ecuestre combatiendo, perdido, del que hay una copia de bronce de pequefio tamafio en el Museo de Napoles. Sirvid de modelo para el retrato del emperador Cémodo, del Vaticano. Se le atribuyen diversas cabezas de Alejandro, entre las que resal- tan las que se guardan en el Museo del Louvre y Gliptoteca de Munich. Hubo, ademas de Lisipo, otros retratistas. Los retratos son de los perso- najes més significativos de la vida de Grecia: politicos, poetas, fildsofos y literatos. Silanio continué en la primera mitad del siglo Iv la corriente rea- lista iniciada por Demetrio, labrando un busto de Platon. Pero también hizo retratos idealizados de Corina, Safo, etc. Los personajes estan representados de las més variadas formas. Abundan los bustos, pero menudean los retra- see cuerpo entero, de pie o sedentes. En pie aparecen Deméstenes, toes y Socrates, Fl retrato de este ultimo, desnudo, del Museo Metro- politano de Nueva York, revela como se acercan los tiempos helenisticos, a! representar lo feo y lo desagradable, Al siglo Iv pertenecen la inmensa mayoria de | gas. Predomina el tema de la despedida, en | indicando que parte, militar. En los ejempl jas estelas sepulerales grie- {as que el difunto aparece de pit dando la mano a sus parientes, Escasea la rematica los conservados se representa alguna accion heroica del El arte griego 201 difunto, como en la estela de Dexil leo, donde se util ee. s > ilizz helénica: un jinete atacando a a COMposicién muy. aun soldado caido, i : El periodo helenistico. — Al salirse d lp oe le su 6rbita tradicional y e: dominio helénico, a causa de las con oe uistas de Alejandro Magno por territo- Tiegos sufrieron notables transfi } ables transformacio- me decirse que, para hacerse més universal, lo griego admite la apor- tacion de los pueblos conquistados. Pero lo esencialmente helénico prevalece. En escultura, las principales car: rios orientales, la cultura y el arte g . acteristicas helenjsticas no son sino una consecuencia de las premisas establecidas en el siglo Iv. Vemos ahora una dispersién de los centros escultéricos. Florecen los talleres griegos en los paf- ses dominados, como indicio de la accién cultural. Con el militar, iban siem- pre el literato y el artista. Se observa que la escultura tiene un desarrollo mayor en las regiones mas apartadas del continente, lo que demuestra la emigracién de los artistas. La metrépoli se despuebla. E] estudio de esta escultura ofrece serias dificultades. Desaparecen ahora las grandes individualidades artisticas de los tiempos anteriores. Abundan las esculturas, pero desconocemos por lo general la fecha y el autor. Esta escultu- ra es la que conocen e imitan los romanos. Hay veces que no se puede preci- sar si se trata de un original griego o una imitacién romana. se puede decir que sea ésta una escultura decadente. Sirviéndose les, los escultores griegos llegaron a remontarse a elevadas tarre es que con frecuencia consideramos inferiores tales ¢ de menor jerarquia lo real que lo ideal, y aquello predo- mina en esta €poca. Es, por tanto, una escultura si se cece de peor gusto, como fruto del descreimiento religioso y de la cea las 7 bres y del pensamiento. Y esto nos lo expresan por un lado los temas y ps otro los mismos ideal La naturaleza, en artistas. De la vida se dido la seriedad, el bu: anterior. Nos hallamos en el polo opuesto, en < en tan en actitudes més dramfticas, Pero : A sen adicionales se repre: q ‘vinidades mixtas, - Los dioses tr: troducen nuevos dioses y divinidades mixtas, greco ro1 Amon. Afrodita ni Pero no de nuevos ideal cimas. Lo que oc ideales. Nos parec les artisticos. u su mds completa y total acepcion, tomar todo aquello que inclina al placer. Se ha per- en tono, la idea elevada, que distinguieron al arte , 1 desenfreno brutal de los pla- es la maestra de los ee. pe ie a 0 tiene ya categoria de diosa; es el i mo el Zeus: t os - Ps. - Bee inisensualidad)(Elidios/Eraside adolesente Fs aseru i ‘flo Rest fa a Venus, a la que facilita sus con- ifi0 j intelli: ompafia a Venus, 2 i nifio jugueton e inteligente que ac : pierces qui i f s. El aa ha perdido seriedad y se ha converti Ig juistas amorosas. Historia del Arte 202 ‘or se colma de lascivia. Se llega a la aberraci6n sexual, anecdético. El am: tos temas de este momento, como el del hermafro- como nos Io indican cier as di r dita. Los temas orgidsticos de Dionisos alcanzan gran favor, sobre todo por lo que tienen de atrevidos. Satiros y faunos, enredadores Y provocativos, sefiorean el campo de la escultura, desplazando a las grandes divinidades. Se multiplican las alegorias, siguiendo la tendencia al antropomorfismo: los rios y las ciudades se representan bajo formas humanas. EI naturalismo se extiende sin freno. Scopas y Lisipo son imitados, pero se los rebasa. De Scopas se hereda la tendencia pasional, tragica; de Lisipo, la riqueza de puntos de vista, la estereometria. En los temas €picos anterio- res, como la gigantomaquia, no se exalta lo heroico, sino lo cruel y espanto- so. En las escenas de la vida, los temas abarcan desde la infancia a la ancia- nidad valetudinaria. Los nifos juegan y enredan. No se tiene inconveniente en representar lo feo y monstruoso, como también lo gracioso. La vejez, el ocaso de hermosura del cuerpo humano, aparece al desnudo. Y junto a lo feo se da lo grotesco. Abundan los personajes enanos, obesos y enfermos. Todo en una orgia de vida, sin una invitacién a meditar en la miseria de la existencia. De esto resultan escenas triviales, llenas de intrascendencia, que se llaman de género. Consecuencia de esto es el desarrollo del retrato. Se sorprende al mode- lo en plena vida, trasluciéndose claramente los estados pasionales del alma, los defectos fisicos y hasta las enfermedades. Técnicamente se nota un tratamiento muy sensible de las superficies. Se obtienen las més ricas calidades. Hay un conocimiento perfecto de la anato- mia. Se siente la piel, pero bajo ella palpitan miisculos y vasos. El vestido es igualmente expresivo, sacudido con violencia a veces. En esta época aparece el relieve pictérico, buscdndose un efecto de perspectiva, donde tiene asien- to el paisaje. Esta misma tendencia se aprecia en los grupos de varias figu- ras, que se mueven sobre una plataforma paisajistica y se juntan con arreglo a patrones pictéricos. Se ponen de moda las obras hechas en colaboraci6n, a causa de la complicaci6n de las escenas, No ¢s facil clasificar las obras escult6ricas por escuelas, pues se duda de piezas muy caracteristicas. Las escuelas continentales griegas, de Atenas y ¢l Peloponeso, son las mas tradicionales, Continian haciéndose obras de imi- tacién de las de Scopas, Praxiteles y Lisipo. De modelo lisipeo es el Orante del Museo de Berlin, atribuido a Boedas, tipo escultérico nuevo, en ademan imprecatorio, que tendré continuacién, También lisipeos por su actitud son el Boxeador del Museo de las Termas y el Torso del Belvedere, firmados ambos por «Apolonio, hijo de Néstor, ateniense». En el primero hallamos 4 Elarte griego un luchador esperando ¢] mo. ee atrs, €nistica. Marayil] e fue la admiraci sentado expresa la brutalidad muscular de esta obra hel, mayor potencia misculos de este torso, qu at el escorzo y las montafias de 6n de Miguel Ar » de aquel salyaj rostro y de esas manos armadas de acero S6lo cabe esperar lo bn Pe Aparte de estas obras, hay que tener en cuenta | ; ‘as hechas por escultores griegos de la llamada escuela neodt ca, los cuales trabajan al servicio de los romanos copiando obras antiguas, ya arcaicas, ya clasicas. El Nifo de la Espina sin duda ha de clasificarse dentro de esta escuela, pues ofrece los caracteres hibridos de lo neoatico. Asf es arcaico el peinado, pero el natura- lismo de la composicién no puede ser mas lisipeo. Pocos restos se conservan de las esculturas hechas por el escultor Damofén, en Licosura (Peloponeso), entre ellos las cabezas de Anitos y Artemisa, en las cuales perdura el aire tragico de Scopas. A esta misma escuela propiamente griega pertenece la estatua que 7 de Eutiquides de Sicione. d de Antioquia, \abrada por C ee cero z opomérficamente una ciudad. La Hlevando una corona en forma de Constituye ya el tipo para representar antr figura se muestra sentada sobre una roca, muralla. . nte durante este La isla de Rodas tuvo una vida prospera © independie! isla de , ~ y colonias “ Rodas fundé mercados y colon i ina limpié i | mar; Rodas a cite- tiempo. Su marina limpié de piratas ¢! ™ rables de esta escuela tisticas memo! Antigiiedad; en diy, . Entre las obras art : illas de la Antigt mosal lsmado Colowo de Radas, wna de lassie in] puerto, Hizola Cares de 8 al llamado Coloso > uerto. Hizol : en is Aree) situada a la entrada nes que bajo sus pier ‘a estatu: «to: y era tan 4 ‘ 5 isipo; ¥ © Lindo, artista salido del taller de Lisip 6 abajo. oto la echo llamado F Un terrem' s del grupo as, abiertas, pasaban los pee riscos son los a Hee ee eran 2 UI 1c! Los escultores Apolonios y T@ poles. a gigantes- Toro Famnésco, conservado en et Muse0 e ae enka ‘de Tralles, Be acre que la obra fue eae da Ts de las 4 2 senta € del tema, ext a 4 composici6n piramidal se repre ada dramatico. Atado a a ae je para que Josasease” pida en un tono nad trage di pe ea ee rs escena esta conce! . tas de Eurfpides, i nas figurasen estudi ee, in bien Movimiento y la Comp ncOn ie: a N trozo de tierra para indicat © 204 Historia del Arte intoresco es el perro. No cabe mayor intuicién pictérica, donde el afan des- P 7 » criptivo predomina. i: : i A esta escuela pertenece también la Victoria de Samotracia, la colosal estatua guardada en el Museo del Louvre. Es la Soa sueciol alada de la Niké antigua, concebida aqui con soberbio naturalismo. Se apoya en la proa de un navio, que levanta a la estatua y la hace mas airosa. Los pliegues se cifien, transparentes, al bellisimo cuerpo, ondeando por los lados como pabellén marinero. El grupo de Laoconte nos conduce al pathos scopasico, que predominaba en la escuela de Pérgamo. Este grupo rodio expresa uno de los dramas mas espeluznantes de la mitologfa griega. Lo hicieron en el siglo 1 a. J. C. los escultores Agesandros, Polidoros y Atenodoros, colaboracién que indica bien lo dificultoso de la empresa, que es toda una sintesis de las tendencias hele- nisticas. Representa la escena el momento en que dos serpientes se enroscan al cuerpo de Laoconte y de sus hijos. Es el castigo que enviaba Poseidén a este sacerdote troyano por permitirse recelar del caballo de Troya, que los griegos querian introducir en la ciudad. Plinio describi6 esta obra, que hizo su apa- ricién en las excavaciones del palacio de Tito en 1506. Virgilio nos describe la tragedia de Laoconte, pero su descripcién no concuerda con el desarrollo de esta escena. En rigor, no estamos en presencia de una obra fielmente rea- lista, pues es una superacién del realismo, un ultrarrealismo, lo que en ella advertimos. Se ha querido hacer una representacién del dolor, al que se ha dado una acentuacién sobrehumana. El Laoconte es, pues, un simbolo del dolor. Ninguna criatura humana podria soportar esto. Porque no se trata solamente del dolor fisico del sacerdote atenazado por las serpientes y mor- dido en un costado por una de ellas, sino del dolor moral que le invade al ver sufrir a sus hijos inocentes. Es maravillosa la unidad de lineas, la unidad psi- colégica y la unidad plastica de esta composicién. Cuando fue hallado este grupo, faltaban los brazos derechos del sacerdote y de su hijo menor. Un escultor del Renacimiento los reconstruy6, dirigiéndolos al cielo; pero, segun Overbeck, parece que tales brazos se doblaban apoydndose en la nuca. Esta obra constituye la maxima representacién del barroquismo. Ala escuela de Rodas corresponden las figuras de centauros montados por el Amor, que juguetea o hace sufrir a su cabalgadura. Copias de originales perdidos aparecieron en la Villa Adriana de Tivoli, ‘También fueron muy famosas unas figuras de Musas esculpidas por el escultor rodio Filisco, una de las cuales —Polimnia— se conserva en el Museo de Berlin. __ En Asia Menor destaca la escuela de Pérgamo, la capital de un sélido imperio helenistico, Los monarcas pergamenses Eumenes I y Atalo I, su El arte griego 205 i “mpenada batalla con los barbaros que, como anticipo de las iny. Imperio romano, se habjan Precipitad reconocimiento a los dioses Por tale: labrar figuras que los conmemorarar fueron enviadas a Atenas, la ciud galos o galatas, Srupos de enel siglo v arruinarfan e] lo sobre Asia Menor, Como prueba del S triunfos, dichos monarcas hicieron n. Copias de éstas : lad de Atenea, la divin Pérgamo. Se conocen los nombres de Antigono, Pirémaco, etc. El tipo r: asiones que de menor tamaiio, idad protectora de algunos de estos escultores: Epigono, 0 ; acial gélata se halla fielmente representa- do. Tal tipo constituye, por otra Parte, una grandiosa creacién pergamense. Todas las escenas son de lucha. Un galo se defiende, ya caido, apoydndose con una mano en el suelo, empufiando en Ia otra la espada; otro, viéndose perdido, mata a su mujer y luego se suicida. Otro, que lleva un torque en el cuello, se halla moribundo, haciendo todavia esfuerzos por levantarse, para lo que ha tenido que soltar la espada y la tuba 0 trompeta. Finalmente, otros galos se hallan ya muertos, con la espada en la mano todavia o al alcance de ella. Pueblo muy duro para la guerra éste de los gilatas, cuando los perga- menses tuvieron que inmortalizarlos para que la historia supiera lo que cost6 vencerlos. En toda la escultura pergamense se aprecia el influjo de Rodas. Otra gran creacién de Pérgamo es el Altar de Zeus y Atenea ee por Eumenes [I en el siglo 1 a. J. C. (Museo de Berlin). Bl basamento esté deco- es dispuestos en serie continua. El] tema elegido es iev eeicoles rado con unos altorrel ey cee , muy popular en el arte griegos ; ag ae aa he Telefo, hijo de Hércules. La lucha alcanza tre imi ‘o las escenas se fi D a un sentimiento de ferocidad, pero las a ee ence ynamiento, como en el mejor periodo ‘4 ia, sin amonto! i os componen con gran ciencia, sin es, aun notindose la intervenci6n de 5 i ui = griego. Hay una maravillosa nie 7 mmilado bien la direccién de un ; ia que todas han a Varias manos, se aprecia | a los cabellos. La técni- El ri es serpenteante, como s° ve hasta ae eee ast ae dale pure eal eee ta el mito de Telefo ca escultérica revela la in ee Bliiso.ase ated da visionaria y de boca an - sto pictoricamente, e Est4 compuesto pic \ i 16 [térica diferente. Esta P feet cade patsaics sigue una ordenaci6n escu'to” ose la perspectiva con el abriéndo | arte pergamense st punto La representacién de Jo cruel 0 dost desllado vive Pt rs ind en el Marsias atado a acu we aes el escita que, sin perderle de aa grupos 4 __ Pérgamo corresponden los repu'® pérzamd se es sAtiro, tes de Asia Menots pi ee ae ei ipa lipiciniorBoem de ala manera alejandrina, esperando ser de illo. También a 'a el hermafrodita defe! si6 igualmen- », florecié igua el Nitto de la Oca. 206 Historia del Arte El Gladiador Borghese (Louvre) encarna bien el ideal helenistico de esfuerzo en acto; esta firmado por Agasias de Efeso. Una escuela sumamente imprecisa es la de Antioquia, a la que sin funda- mento bastante se adscriben diversas obras. Los nifios Dafnis y Cloe juntan los labios inocentemente, sin darse cuenta de la incipiente atracci6n de los sexos que los arrastra. La Venus Calipigia (Museo de Napoles), desvestida mas que medio desnuda, vuelve complacientemente la vista hacia atrds, recreandose en la hermosura de su cuerpo. Bien revela la mundanidad y sensualismo de los temas helenisticos. Es ésta la gran escuela de faunos y satiros. Un fauno se entretiene en sacar una espina que tenfa clavada un satiro (Museo del Vaticano). En el Sdtiro Barberini vemos otra prodigiosa muestra de naturali- dad, de relajamiento. Expresa al mismo tiempo la mds intima fusién de la figura con el paisaje. Otros satiros, de horrible figura, aparecen embriagados. Alejandra fue uno de los niicleos artfsticos fundamentales de este perio- do. Junto a esculturas que prueban el arraigo que alli tuvo el sfumato praxi- télico, nos encontramos con relieves pictoricos plenamente desarrollados. Con raz6n se dice que el relieve pict6rico es eminentemente alejandrino. El paisaje antropomérfico griego logra su mAs caracterizada representacién en el famoso grupo del Nilo, aunque el ejemplar conservado en el Museo del Vaticano sea una copia romana del original alejandrino. Dieciséis jugueto- nes nifios se encaraman a la figura del viejo Nilo, simbolizando el nimero de codos que alcanza el rfo en su periddica crecida. En el zécalo los relieves recogen aspectos auténticos de la flora y fauna de Egipto. Otro aspecto interesante de la escuela alejandrina lo constituyen las figuras grotescas y los relieves que nos muestran escenas alusivas al teatro, como, por ejemplo, los que representan la eleccién del mascarén para el espectaculo. Parece que esta efervescencia de motivos teatrales y burlescos s¢ debe a la difusién de la Nueva Comedia 0 comedia de costumbres, debida a Menandro. Enanos, seres contrahechos, danzarinas, picaros, toda el hampa y también lo mas humilde de la sociedad alejandrina se ve representado en estas figuras, a eel, pa ge plceenras ariega viene representado haberse encontrado en gtendapeimtidadshon ten ee ena gpes del clasicismo de la escultura griega, las taney Tapeetal Beocia)vin|lalenoc a $3 » las tanagras representan los tipos y fe" 2 doa de ene eae NAR ester Egaldepepilepiaa’dscciili Sion eae ee ee ; : Posicidn, se convierten en el espejo Plas tico de la vida griega, en sus més variadas ¢ intimas manifestaciones. Las Bl arte griego 207 figuras son predominantemente femeninas y se halla das. d y allan vestidas. Se adorn; con curiosos sombreros, bailan, tocan musica, conversan, pasean arrebuj a , san, arrebujadas ‘a de sus hijos, etc. Precisamente al le Tanagra se cierran. Pero su indus- as, Mirina, Corinto, Egina, Mégara, ‘asta la conquista de Grecia por los romanos. en el manto, las madres reciben Ja carici iniciarse la €poca helenistica los talleres d tria se esparce por otras localidades grieg: continuando su produccién h La pintura y cerémica helénicas En oposicién a la abundancia de pinturas prehelénicas, tropezamos con una gran escasez de obras griegas. S in embargo, la pintura desempefié en Grecia un papel muy importante. No sdlo se pintaban las esculturas, sino que los muros de los templos y edificios publicos presentaban grandes fres- cos. Los escritores antiguos, sobre todo Plinio, nos dan amplia informacion acerca del proceso de la pintura griega, de modo que el estudio de ésta hay que hacerlo a base de noticias literarias, de copias o interpretaciones roma- nas y de la ceramica, que es esencialmente pictérica. El periodo arcaico. — Los més antiguos testimonios deli juin griega nos vienen dados por mediacién de la ceramica. La mayoria de los vasos a de indole funeraria y aparecen por tal raz6n en los sepuleros,Greia ae 16 desde tiempos antiguos su cerdmica, siendo su principal d ces ae donde se han hallado miles de piezas: Los vasos més antiguos, tle Net lizacién, derivan de la cerdmica esquemitica micenica. El sey ae es el que abre marcha. Los ejemplares mas ee eo eae) Tegion que se vio libre de las incursiones ood a ce aia eta desde entonces empiezan a formarse Upes de ae ae ae estaba acondicionada al uso. El 4nfora es un vas° ae eyides ta Cuyo cuello tiene dos asas; servia para el transporte fio estrangu- ‘za por un pequen tiene un cuello muy ancho, separado de la panza p P w . ‘a era Ul lamiento; sus proporciones son cuadradas y Per especie de soper®: CON idos en la m ir liquidos en la hidria se trafa el agua de la fuente. pat fq empleaba el oenochoes, jarro de boca trebolack cratera ix y el kantaros renfan ba para perfumes ¥ tenia Bb ito se usal +. de vasos forma de copa y servian para beber: El ee ademis, otros “POS de abla, Una finali cialmente funeraria, > a idad esens , Jabastrones, ete «alos xi al XY es el Pitoi, estannos, ritones, cribalos, al sigh i El estilo llamado protogeométrico comp’ H icénica- Amica micé que més relacion guarda con la cer 208 Historia del Arte severo abarca los siglos Ix al vill y esta representado especialmente por los vasos hallados en la necrépolis ateniense del Dypilon. Se trata de unas piezas de enorme tamajio, para que en ellas cupiera el cadaver. Estan pintados en negro y barnizados. Abundan los motivos geométricos, entre ellos el mean- dro o greca, familiar al arte griego. El ritmo de lo geométrico afecta a las figuras animales y humanas. Las figuras estan desproporcionadas en honor ala ley de la adaptacién al marco. La decoracién se dispone en bandas para- lelas. Los asuntos son funerarios (funerales y cortejo fanebre) y guerreros (combates navales y terrestres). No faltan las plaitideras en los funerales, des- filando carros de guerra en honor del muerto. A veces aparece una serpien- te pintada y en relieve, que alude a la vida subterranea del muerto. Desde finales del siglo vii se produce en los territorios griegos en con- tacto con la Jonia (Rodas, Milo y Samos) un rapido auge de la ceramica, a la que se ha llamado protocorintia y orientalizante. Influy6 mucho sobre ella el arte fenicio, que a su vez transmitia influjos egipcios y mesopotamicos. Los vasos se ornamentaban con flores de loto, dobles volutas, rosetas, pal- metas, cintas entrelazadas, panteras, leones, grifos, esfinges, etc. La ciudad de Corinto fue el centro de un gran taller ceramico. Esta cer4mica corintia guarda estrecho parentesco con la jénica o protocorintia. Los motivos orientales ya mencionados se mezclan con otros griegos. Lo caracteristico del estilo corintio son las lineas blancas, incisas, que constituyen el modela- do interno de las figuras, y los retoques blancos y rojos, que prestan cierta policromia a los vasos. El Atica también poseyé una cerdmica, la llamada protodtica, que toma de Corinto los procedimientos técnicos. En los vasos Aticos la figura huma- na desempefia un papel muy importante, constituyéndose escenas mitolégi- cas a imitacién seguramente de las que por entonces desarrollaria la pintu- ra mural. En esta regién se produce desde comienzos del siglo vi la introduccién de una nueva técnica, llamada de figuras negras o melanogra- fica, \a cual est4 plenamente impuesta desde el afio 575 y dura hasta el afio 510, fechas ambas sefialadas con aproximacién. Es una ceramica de tonos planos, donde la forma queda sefialada con lineas blancas, conforme a la té- nica corintia. Sobre el fondo rojo del yaso se pintaban con negro azabache las figuras, excepto las femeninas, que preferentemente son blancas y se’ das con dibuj i i i ‘ lac n dibujo en negro, Es un arte de siluetas, esparciéndose las figuras en bandas en orden a ocu; =, par todo el espacio, pero todas ellas componen un asunto. F; sta ce Ratan ri : eae Hai Atica acabé desplazando a las demés, de suerte que SYS IctOs se fi CY see ueharon de todo el mercado mediterraneo, Favorecidos Por celon q is Bs x “ lel Estado, los fabricantes requieren la interyencién de ilustre> Elarte griego 209 intores, de modo que desde ahora la histori unida a la de la pintura. Este estudio de : ro por la costumbre de los pintores de y Los temas de la ceramica mel, de la vida ordinaria. Entre estos ult; ‘a de la ceramica Stlega estg la ceramica es sumamente hacede, asos de firmar las obras, grafica estan tomados de la mitologia y os figuran los funerales, el desfile de tejo de damas ateniens 'S que acuden a ‘as atenienses acude: aa la fuente Eneakrunos. Abundan més los ‘emas mitolégicos: la coger agi A toldgicos: guerra de Troyay episodios referentes a Hércule Dionisos, Aquiles, Atenea, etc. Una de las piezas principales es el Vaso Francois, encontrado en Etruria; se halla firmado por el alfarero Ergotinos y el Pintor Klitias, lo que demuestra la colaboracién de dos maestros diferentes en esta cerdmi decorada con cinco fajas, donde se representa principalmente el cortejo de los ciudadanos de Olimpia cuando iban a las bodas de Tetis y Peleo. A este mismo siglo vi corresponden los pintores Amasis, autor de un anfora que representa a Azenea con Poseidén, y Exequias, rival de aquél, que fue un gran animalista y al que pertenece un vaso en el que Dionisos se nos muestra navegando en un barco de forma de delfin, empavesado carros, el bafio de las mujeres, el cor Es una cratera con una parra. En las postrimerias del siglo vi cambia la técnica: las figuras negras son sustituidas por otras de coloracién roja y fondo negro. Se cree que Andécides y Nicéstenes son los promotores de esta Ea i i si a incipal en Corinto y La pintura griega parece que tuvo su hogar princip Euan i azon Sicione, pero también hubo otras escuelas en el oe y . ‘ Des i: 1 i S$ 6fagos de barr Jonia. De esta ultima localidad proceden ua pe See i i senta a Castor y s » Pimeeiagee eo come cl de repre il nies la manera de la pin- la pintura en sus comienzos s6lo representaba ce d oe eae ; ambos , tura de los vasos. Eumaro pints figuras de ambos sexes, cake dosame fa, especialmente las venas. 1a an nte la anatomi{a, esp so enés Ja anatomnla y TEP obtuvo espléndidos escorzos, acentuando aun ; i vestido. tando diestramente los pliegues del vestid a gran sponde la primera 8! jempos correspon Rca Transicic EEO ee CoO sstoriadores se clesha Fn ansicton al clasicismo. ‘ Hy ean ioc 'gura de la pintura helénica: Polignoto- 4 el rumbo de la pintura i 1 elogios al hablar de este pintor, eleva mare TN in duda le iets strO I culaa) rvan obras 2 dui ‘ ue maestro eG a rante mucho tiempo. F' jsar a causa de que n°: ne rc ‘cho, aunque no lo podemos precisa 2OU" aroscul a Polignoto, Su pintura es plana; n° ee do, que dejaba tras ; i ; i egee es anh sus fig! ue debié de manejar diestramente el ee Bi afio de Mismo que ocurre en Jas esculturas ro ni ; Jucir la forma, uras era Fidias. El tam: 10 Historia del Arte del natural, pero sélo tenfan un valor ea ee ETERS la perspectiva, aunque para lograr un efecto oe col oe a . ea en por lineas onduladas. Ademés dio entrada al paisaje. Las ariadas, conociendo Polignoto los escorzos. En sus cuadros se transparentaba el estado moral de los personajes, lajpsicolozta individual, Aunque en ocasiones represent6 momentos de exaltacion, se ae) siem- pre dentro de una expresion mesurada, lo que explica que Aristoteles le con- sidere como un idealista. Es un pintor completo del espiritu humano, del ethos y del pathos, como decian los griegos. Polignoto y los pintores de esta época utilizaban s6lo cuatro colores: blanco, negro, rojo y amarillo. Pero es muy posible que los mezclaran, constituyendo tonos intermedios, es decir, pisos separados posiciones eran V; una tetracromia. Créese que Polignoto pinté al fresco el Lesque o Mentidero de Delfos, con escenas de la Toma de Troya (Iliupersis) y la Nekia 0 Visita al Hades infernal. También decoré el Stoa Poikilé o pértico pintado del mercado de Atenas e hizo cuadros de caballete para la Pinacoteca de la Acr6polis. Tenia, pues, Polignoto un espiritu heroico, representando las mismas obras que enarde- cieron a Pindaro 0 a los tragicos griegos de aquel perfodo. Micén y Panainos cuentan entre los colaboradores de Polignoto. El estilo de Polignoto nos es conocido por ciertos vasos, como el de Aquiles matando a Pentesilea y el de la Reunién de los Argonautas, Durante este tiempo se impone la pintura eritrogrdfica o de figuras rojas, que se hacen pintando los fondos de negro y dejando las figuras con el rojo del vaso des- cubierto, marcandose con lineas negras el dibujo interno. Se ha Ilamado estilo severo al de esta primera mitad del siglo v, en el cual florecen los mas distinguidos pintores de la ceramica griega: Eufronios, Epictetos, Sosias, Duris, Hier6n y Brigos. El movimiento esta hbilmente exageracién, Una exquisi mente las escenas de d 3 conseguido, sin ‘@ euritmia preside las composiciones, especial- ‘anza. Continud usandose la tematica heroica, pero juntamente se desenvuelven temas orgidsticos y fi se di familiares en kilix y kénta- ros. La conjuncién de lo heroico y lo mundano aparece claramente expucs- taen la hidria de Epictetos, que representa a Hé m f rcules castigando a Busir Eufronios es el ma $0 pi eee Be 4s famoso pintor de esta técnica, Domina perfectamen- 0 de la anatomi{a en la crte- de Hércules y Gerién y en el Susto, pese al tema orgidstico. te el sentido de la composicién y el conocimient ra de Hercules luchando con Anteo, en la copa Vaso de las Cortesanas, obra ésta de delicioso Como prueba de la rivalidad artfstica existente entre los distint tistas se ofrece el caso del pintor Eutimides, quien puso en un cae ase ins- cripcién: «Como jams lo hizo Eufronios», Macrén. ain othecrt ee Blarte griego i mee i pacanales. Duris y Brigos, indistintamente, Se siry realistas. Brigos es un gran tragico, a la m ’ una copa de la Toma de Troya, una de | sica de Grecia. Durante todo el siglo v se fabricaron en el Iekitos. En ellos la figura se pintaba en color ro un caracter funerario; en el interior de ellos se en de temas mitolégicos y a de Esquilo, como acredita a 4 éti S$ obras mas patéticas de la €poca cla- aner, Atica grandes cantidades de J0 sobre fondo blanco. Tenfan colocaba vino y perfumes y se 7a escena mas frecuente es la del ofrecimien- todelos presentes a la tumba. Esta aparece sefialada por una l4pida o peque- fio obelisco, ceftido con la bandeleta de la inmortalidad, € depositaban en los sepulcros. L ; a Son frecuencia el difunto, acreditando su condicién de caminante hacia el Hades, lleva el bas- ton y presencia, invisible, el ofrecimiento. La segunda mitad del siglo v. — El hecho esencial de este perfodo es el extraordinario desarrollo de la pintura, rebasando ampliamente las creacio- nes de la ceramica, que pasa a segundo plano. Es costumbre ya ahora pintar las paredes de las casas al fresco, hecho que trascender4 especialmente a Italia. Siguen en boga los asuntos mitolégicos, pero juntamente tienen gran favor los temas de la vida comiin y los alegéricos. La escenografia contribu- ye al gran desarrollo del fresco y al triunfo de los efectos ilusionistas, tales como la perspectiva convergente, la gradacién de planos y la ambientacion luminosa con el claroscuro. De esta manera las tragedias de Séfocles y Esquilo conseguian una representacion mas comprensible para el aust Agatarco de Samos y Apolodoro de Atenas dieron los pasos decisivos. F Paisaje empezaba también a manifestarse. Zeuxis, Parrasios y Timantes constituye oposicion a la Atica, representada sobre todo H “aay ones los efectos luminosos y la ilusion del espacio. Las anseloias s a de estos pintores dicen suficiente acerca de sus efectos 1 i a eT Pint un cesto de uvas al que venian los pajaros a pico! ee pintada por Parrasios qued6 chasqueado al intentar descorrer us ane ee aquél, con animo de ver lo que se escondia tras ella. En g artistas exaltan las pasiones (pathos). Las pinturas encontradas en Pon ente la pintura grieg® Maestros, pues Roma imito y copio Ht eneay embargo 2° hay que @ntigua, lo mismo que hizo con la escultura, St catastrofe, ha sal- ‘ con su ol ; e Ividar lo que los copistas ana ron, Pompey@> ventes 2 Ja pintura * sacle! - Vado Para la posteridad los testimon1os mas fehac | -Stiega, n la escuela asidtica 0 jonia, en por Polignoto. Aman los tres n el estilo de estos Pompeya relleia 212 Historia del Arte Zeuxis escogié con preferencia temas heroicos y tragicos. Se cree que e] fresco pompeyano de Medea a punto de sacrificar a sus hijos, representa su estilo. Parrasios también se dio a lo tragico, siguiendo la inspiracién de las obras de Euripides y rebasando el patetismo de Zeuxis. Era famoso su Prometeo encadenado, pero mas atin el Demos, encarnacién del pueblo ate- niense. Fue el tinico pintor que utilizé las proporciones en la pintura, al decir de Plinio. Timantes adquirié nombradia por la intensidad de senti- mientos que ponja en los personajes, como se acredita en el fresco pompe- yano del Sacrificio de Ifigenia, que seguramente repite el tema mAs popular de este maestro. Habfa concentrado tan gran dolor en el rostro de Menelao, que cuando tuvo que pintar a Agamenén, padre de Ifigenia, se vio precisa- do a ocultar el rostro. La cerdmica de este perfodo, llamada de estilo bello o libre, se distingue por tener formas serenas, movimientos habiles y pafios elegantes, notando- se la influencia de Fidias. Apenas hay ya artistas creadore ; ademas pocos son los que firman las obras. Hidrias, crateras y lekitos son los vasos mas comunmente empleados. Aison muestra el influjo de Fidias. Prefiere las composiciones de pocas figuras, pero de rasgos bien acusados. En cambio, Midias, que desenvuelve su actividad en las postrimerias del siglo y en el siguiente, utiliza composi- ciones muy movidas y sobrecargadas, como en la hidria decorada con el Rapto de las hijas de Leucipo y Hércules en el Jardin de las Hespérides. El siglo 1v. — En las pesquisas técnicas y en los temas, el siglo IV sefia~ la un paralelo entre la escultura y la pintura; es mas, parece que la pintu- ra sefialé el camino a la escultura. Los asuntos naturalistas predominan, floreciendo también el paisaje. Los pintores de este siglo dominan perfec- tamente la perspectiva, la composicién, la luz, el modelado y la ciencia del colorido. Rasgo caracteristico es también la constitucién de escuelas regionales. La escuela de Sicione ya tenfa tradicién antigua, pero es ahora refundada por Eupompos. En ella se atendia especialmente al aspecto tedrico, a las proporciones de los cuerpos, a la ciencia de los nameros, Una nueva técni- ca se comenzé a usar en Sicione: el encdustico. Tenia esta técnica la ventaja de realizarse sobre una plancha de madera, lo que facilitaba su transportes ademés, los colores eran mas vivaces y permanentes que en el fresco y ¢! temple, por lo que la ambientacién y la luminosidad Megaban a efectos sublimes. Panfilo, discipulo de Eupompos, fue el verdadero maestro de !a escuela, que tiene en Pausias un soberbio técnico en transparencias, com? Elarte griego ic... ee 3 eeguce Sea uncutalde Methe, Cuyo rostro era perfectamente visib] través del vaso en que bebia, Este maestro Pintaba frecuent Fac naturalezas muertas. ‘emente También el encdustico fue utilizado en | ! ; 3 a escuela Atica, d haberlo introducido Aristides, E] Principal agai i moss Pal pintor de la escuela fue Nicias, que se dio a los temas mitolégicos, Pompey : célebres cuadros, la Liberacién de flores y 4 nos ofrece copias de sus m4s cree, es el mismo que fue copiado en el mosaico que guarda el Museo de Napoles. Otros autores Prefieren ver en este mMosaico una obra de la escuela de Apeles. Que el mosaico copia una obra pintada, es evidente. El estudio de la luz es espléndido, lo mismo que la composi! (in; el efecto de espacialidad se acenttia con la disposicién cruzada de las lanzas, sefialéndose al propio tiempo la diferenciacién racial y psicolégica de los dos grandes contendien- tes: Alejandro y Dario. El mas famoso pintor de toda Grecia y de Europa hasta el Renacimiento es Apeles, quien esta al frente de la escuela jonia. Fue el retratista oficial de Alejandro Magno, a quien Ileg6 a representar variada y abundantemente. Inauguré el retrato ecuestre en la pintura. Alejandro aparecfa divinizado en algunas obras, como en una de Efeso, en que apareca encarnando a Zeus. El eterno femenino le sedujo. Su Venus Anadiémene secdndose los cabellos inspi- 16 muchas obras de escultura. De la mujer se valié para representar aleg6ri- camente la calumnia y otros vicios humanos. El alegorismo alcanzaba se Apeles su mas alta significacion. Represent las fuerzas de la cenmrellere = telampago, el trueno y el rayo—, antropomérficamente, valiéndose hg el : de figuras de mujer. Su pintura debié de llegar a gran Es un toque impresionista; de ah{ la frescura de sus cuadros, ec ane “spacial. A la escuela de Apeles pertenece Etién, autor de un a ee las Bodas de Alejandro con Roxana, que se cc sR ae Serva en el Vaticano, procedente de la coleccion del car ens caoaetendl EI siglo 1y sefiala una fase decadente para la ce Se nee cer and auge de la pintura, El bello estilo de Midias todavia ee peedccra €n los vasos ticos del primer tercio del siglo, como contiene el Rapto de decorada con la Muerte del gigante Talos, el Anfora que Hipodamia y la cratera llamada de Pronomos. s mereados aticos de arten hacia el a Historia del Arte minada italo-griega. Se distingue ésta por el enorme tamajfio de los vasos (algunos de metro y medio de altura) y el confuso maremagnum de figu- ras. También el estilo de Midias manifiesta en esta cerdmica su influencia, Se representan en ella escenas burlescas del teatro, histéricas, mitolégicas y funerarias. Cuatro grandes talleres florecieron: los de Poestum, Lucania, Campania y Apulia. > Los atenienses tuvieron que buscarse mercados en el norte de Africa y sur de Rusia. Los vasos encontrados en la comarca del Kerck (sur de Rusia) pregonan esta expansién ateniense. Son vasos alargados, grandes, que tienen figuras tratadas en relieve y doradas, acreditando el influjo de la escultura sobre la cerdmica. La historia de la pintura en Grecia se acrecienta desde el siglo Iv con el mosaico. En Olinto han sido hallados en nimero considerable. Predomina en ellos la tematica mitolégica. El mosaico es de origen oriental, pues se le encuentra en Sumeria. El periodo helenistico. — Aparecen ahora nuevos colores, se independi- za el paisaje, abundan las naturalezas muertas y los temas familiares y de la yida ordinaria. Como en la escultura, se desarrollan las escuelas regionales, entre las que descuellan las de Pérgamo y Alejandria. Los frescos de Pompeya y Boscoreale suministran copias de originales helenisticos. Los frescos de Villa Item, sintesis de los misterios griegos, son copias probable- mente de una obra helenjstica. Por imitacién de los vasos de metal con decoracién repujada, se difun- den los de barro con decoracién en relieve, lo cual determina el ocaso de la ceramica pintada. En seguida empezarian a fabricarse en Arezzo vasos de terra sigillata. La ceramica se distingue por la uniformidad de sus creaciones pictoricas, perdiéndose la autonomia de los talleres regionales. Abundan los follajes y las guirnaldas y escasean las figuras,

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