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ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

La enfermedad de Alzheimer (EA), también denominada demencia senil es una enfermedad


cerebral que causa problemas con la memoria, la forma de pensar y el carácter o la manera
de comportarse. Esta enfermedad no es una forma normal del envejecimiento.

El Alzheimer es la forma más común de la demencia. es incurable y terminal, y aparece con


mayor frecuencia en personas mayores de 65 años de edad.3 Aunque también en raros casos puede
ser desarrollada desde los 40 años

El Alzheimer empeora al pasar el tiempo y es fatal. Aunque existen muchos síntomas, la mayoría de
las personas experimentan pérdida de memoria severa que afecta las actividades diarias y la
habilidad de gozar pasatiempos que la persona disfrutaba anteriormente.

Otros síntomas son confusión, desorientación en lugares conocidos, colocación de objetos fuera de
lugar, y problemas con el habla y/o la escritura.

Es una enfermedad neurodegenerativa que se manifiesta como deterioro cognitivo y trastornos


conductuales. Se caracteriza en su forma típica por una pérdida de la memoria inmediata y de otras
capacidades mentales (tales como las capacidades cognitivas superiores), a medida que mueren las
células nerviosas (neuronas) y se atrofian diferentes zonas del cerebro. La enfermedad suele tener
una duración media aproximada después del diagnóstico de 10 años, aunque esto puede variar en
proporción directa con la severidad de la enfermedad al momento del diagnóstico.

En el mundo, un total de 66,8 millones de personas padecen de demencia. De esta cifra, entre un 60
y 80% de pacientes sufren de alzhéimer. En Ecuador, la cifra de afectados por esta enfermedad es
de alrededor de 100 000.

Una creciente evidencia indica que factores de riesgo en enfermedades vasculares como diabetes,
obesidad y presión alta y colesterol alto, también pueden ser factores de riesgo para Alzheimer y la
demencia. Específicimente, los científicos están encontrando nuevas evidencias que podrían
relacionar la diabetes tipo 2 con la enfermedad de Alzheimer. Los latinos presentan altos porcentajes
de cada uno de estos factores de riesgo.

Los síntomas de la enfermedad como una entidad nosológica definida fueron identificados por Emil
Kraepelin, mientras que la neuropatología característica fue observada por primera vez por Alois
Alzheimer en 1906. Así pues, el descubrimiento de la enfermedad fue obra de ambos psiquiatras,
que trabajaban en el mismo laboratorio. Sin embargo, dada la gran importancia que Kraepelin daba
a encontrar la base neuropatológica de los desórdenes psiquiátricos, decidió nombrar a la
enfermedad Alzheimer en honor a su compañero.

Por lo general, el síntoma inicial es la inhabilidad de adquirir nuevos recuerdos, pero suele
confundirse con actitudes relacionadas con la vejez o el estrés. Ante la sospecha de alzheimer, el
diagnóstico se realiza con evaluaciones de conductas cognitivas, así como neuroimágenes, si están
disponibles. A medida que progresa la enfermedad, aparecen confusión mental, irritabilidad y
agresión, cambios del humor, trastornos del lenguaje, pérdida de la memoria de corto plazo y una
predisposición a aislarse a medida que declinan los sentidos del paciente. Gradualmente se pierden
las funciones biológicas, que finalmente conllevan a la muerte.

El Día Internacional del Alzheimer se celebra el 21 de septiembre, fecha elegida por la OMS y la
Federación Internacional de Alzheimer, en la cual se celebran actividades en diversos países para
concienciar y ayudar a prevenir la enfermedad.

De momento, no existe una cura o un tratamiento efectivo para el alzhéimer. Sin embargo, según los
expertos, la prevención o retraso de la aparición y progresión de esta dolencia puede venir en gran
medida de la mano del ejercicio físico. Según explica el Dr.Martín Carrasco, de la Clínica Psiquiátrica
Padre Menni de Pamplona, “un hallazgo relativamente sorprendente en este sentido consiste en el
potencial de la actividad física como intervención para mejorar el funcionamiento cognitivo y quizás
incluso disminuir el riesgo de demencia".

El doctor ha elaborado un documento de libre acceso para la Sociedad Española de Psiquiatría


sobre ejercicio físico y funcionamiento intelectual en el que resume los resultados más destacables
de los estudios en este ámbito. Las conclusiones más importantes son las siguientes: El ejercicio
aeróbico como pasear, nadar o pedalear es la modalidad de actividad física que más se asocia a un
mejor funcionamiento mental. También se incluyen en esta categoría los trabajos de huerta o jardín.
La combinación de ejercicio físico aeróbico y ejercicio intelectual ofrece los mejores resultados.

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