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SECTOR INDUSTRIAL

La industria extremeña no ha experimentado avances notables a nivel nacional o


dentro del conjunto económico regional, aunque sí ha crecido notablemente en términos
generales desde los años ochenta (con una evolución y apertura internacional desde
entonces hasta la actualidad, considerado un período de análisis que abarca los años
comprendidos entre 1980 y 2008).

En cuanto a la situación económica extremeña, la región ha presentado


tradicionalmente los menores índices de industrialización del país, algo lógico según sus
condiciones geográficas, las menores dotaciones de capital público percibidas, la falta
de clase empresarial y de especialización productiva, entre otros factores. Antes de los
ochenta, la infraestructura pública más importante llevada a cabo en la región, el Plan
Badajoz, sólo asignaba del total de inversión prevista un 5% a la industria; sin embargo,
la práctica del regadío dio sus frutos y en torno a esas superficies se concentran hoy las
áreas más desarrolladas de la región, y en éstas la mayor parte de la actividad industrial.

La localización de industrias engloba las Vegas del Guadiana, desde Badajoz a


Villanueva de la Serena (la mayor parte de la industria alimentaria); la Ruta de la Plata
Sur, desde Mérida hasta Jerez de los Caballeros; los regadíos del norte, entre
Navalmoral y Coria, articulado por Plasencia; y Cáceres (algo aislado). La actividad
industrial se sitúa en los núcleos más poblados. La actividad manufacturera se localiza
muy concentrada en el territorio.

Atendiendo a la planificación industrial en la región, se pueden desarrollar


algunos ejes de atracción económica: el de Madrid-Lisboa y el triángulo Sevilla-Cádiz-
Huelva. Al comparar el PIB per cápita de las distintas comunidades autónomas
españolas, Extremadura ocupa la última posición a lo largo de todo el período
considerado, y en general el crecimiento ha sido insuficiente.

La evolución de la producción en Extremadura ha experimentado una progresión


importante, con aumentos de la renta per cápita por la mejora tanto de la productividad
como de la ocupación (según el período). Extremadura muestra el menor grado de
desarrollo económico en el conjunto del país, según su producción por habitante, a pesar
del crecimiento positivo.

Extremadura continúa teniendo una base productiva agraria bastante elevada. La


importancia de los servicios en la economía extremeña es similar a la nacional; sin
embargo, hay mayor proporción de los públicos y menor de los de mercado, lo que se
explica por la menor presencia de la industria en la producción regional y por tanto,
menor demanda de servicios a la producción, dado que una importante proporción del
empleo en el sector de servicios está intrínsecamente ligada a las manufacturas. Los
análisis sugieren que aproximadamente un 20% del empleo total en las economías
desarrolladas está dedicado a servicios a la producción.

En cuanto al sector industrial, se estudia la industria a través de las actividades


manufactureras, que desempeñan un papel fundamental en el crecimiento económico ya
que la productividad del trabajo es mayor en las actividades industriales que en la
agricultura o los servicios tradicionales. La productividad crece más en la industria por
favorecer cambios tecnológicos y organizacionales en la actividad productiva, que
promueven la creación de riqueza y la consecución de progreso técnico, económico y
social. Al analizar los rasgos principales del tejido industrial, se observa que la industria
extremeña se caracteriza por ser la de menor peso relativo en el valor añadido regional y
la que obtiene menores productividades del trabajo a lo largo del período considerado.
Las aportaciones de la industria manufacturera no han ido acompañados de aumentos en
la importancia de las manufacturas. En su evolución reciente se aprecia cierta
estabilización del peso de la industria en la economía extremeña, aunque su importancia
es muy pequeña (la mitad que en el conjunto del país).

La industria manufacturera extremeña está especializada en ramas de demanda y


contenido tecnológico bajo. Destaca por su elevado peso la rama de alimentación,
bebidas y tabaco, que presenta un elevado índice de especialización, así como las de
otros productos minerales no metálicos, metalurgia y productos metálicos e industrias
manufactureras diversas, ramas poco avanzadas en términos de demanda y contenido
tecnológico, y en la rama de nivel tecnológico medio-alto: maquinaria y equipo
mecánico. Desde el 2000 se observa un crecimiento en las contribuciones de la industria
química, de maquinaria y equipo mecánico y, lo que supone un progreso al tratarse de
ramas productivas más avanzadas.

En lo relativo a la contribución de las ramas industriales al crecimiento, las de


nivel de demanda y contenido tecnológico medios y la industria de la madera y el
corcho son las que obtienen los resultados más favorables. Comparada con el conjunto,
la productividad de la industria en Extremadura es considerablemente inferior a la
media nacional; así pues, el predominio de industrias tradicionales explica el
estancamiento en niveles reducidos de productividad, presentando la actividad industrial
extremeña dificultades para acceder al cambio técnico y a la diferenciación del
producto.

Las manufacturas extremeñas tienen importantes ventajas en costes laborales por


trabajador en gran parte de las actividades, lo cual puede explicarse por la mayor
estandarización de sus producciones que requiere menor especialización de la mano de
obra. Hay desventajas en las ramas de nivel tecnológico medio caucho y plástico, y la
fabricación de material de transporte, que presentan los mayores costes laborales por
trabajador. Se puede concluir que la industria extremeña manifiesta importantes
ventajas en costes laborales. Sin embargo, se ha comprobado que en términos generales,
las ramas industriales presentan eficiencias productivas inferiores a la media nacional.

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