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Dependiendo de la etapa del estudio en que se originan, los sesgos que interfieren con la

validez interna de un estudio se han clasificado en tres grandes grupos:

a) los sesgos de selección, que se refieren a los errores que se introducen durante la selección
o el seguimiento de la población en estudio.

b) los sesgos de información, que son errores en los que se incurre durante los procesos de
medición en la población en estudio.

c) los sesgos de confusión, que se originan por la imposibilidad de asignar la exposición de


manera aleatoria en los estudios observacionales y que básicamente se originan por una no
comparabilidad de los grupos en estudio.

SESGOS DE SELECCIÓN

Son errores sistemáticos que se introducen durante la selección o el seguimiento de la


población en estudio y que propician una conclusión equivocada sobre la hipótesis en
evaluación. Los errores de selección pueden ser originados por el mismo investigador o ser el
resultado de relaciones complejas en la población en estudio que pueden no ser evidentes
para el investigador y pasar desapercibidas. En este contexto, una posible fuente de sesgo de
selección puede ser cualquier factor que influya sobre la posibilidad de los sujetos
seleccionados de participar o permanecer en el estudio y que, además, esté relacionado con la
exposición o con el evento en estudio. Los sesgos de selección pueden ocurrir en cualquier
estudio epidemiológico, sin embargo, ocurren con mayor frecuencia en estudios retrospectivos
y, en particular, en estudios transversales o de encuesta. En los estudios de cohorte
prospectivos los sesgos de selección ocurren raramente ya que el reclutamiento y selección de
la población en estudio se da antes de que ocurra el evento en estudio, así que se puede
suponer que la selección de los participantes se realiza de manera independiente del evento y,
en general, la participación en el estudio no puede ser influida por el evento, ya que éste aún
no ha ocurrido

SESGOS DE INFORMACION

El sesgo de información se refiere a los errores que se introducen durante la medición de la


exposición, de los eventos u otras covariables en la población en estudio, que se presentan de
manera diferencial entre los grupos que se comparan, y que ocasionan una conclusión errónea
respecto de la hipótesis que se investiga. Una posible fuente de sesgo de medición puede ser
cualquier factor que influya de manera diferencial sobre la calidad de las mediciones que se
realizan en los grupos expuesto y no expuesto en el contexto de los estudios de cohorte o
entre los casos y controles en el contexto de los estudios de casos y controles. Es importante
mencionar que aunque prácticamente no existen procedimientos libres de error de medición,
no todos los errores de medición son fuente de sesgo de información.
SESGOS DE CONFUSION

Todos los resultados derivados de estudios observacionales están potencialmente


influenciados por este tipo de sesgo. El sesgo de confusión puede resultar en una sobre o
subestimación de la asociación real. Existe sesgo de confusión cuando observamos una
asociación no causal entre la exposición y el evento en estudio o cuando no observamos una
asociación real entre la exposición y el evento en estudio por la acción de una tercera variable
que no es controlada. Esta(s) variable(s) se denomina(n) factor(es) de confusión o
confusor(es). Los resultados de un estudio estarán confundidos cuando los resultados
obtenidos en la población en estudio apoyan una conclusión falsa o espuria sobre la hipótesis
en evaluación, debido a la influencia de otras variables, que no fueron controladas
adecuadamente ya sea durante la fase de diseño o de análisis. En este contexto, son fuente
posible de sesgo de confusión cualquier variable asociada con la exposición que, además, esté
causalmente asociada con el evento en estudio y que se encuentre distribuida de manera
diferencial entre los grupos que se comparan, ya sea entre expuestos y no expuestos en el
contexto de los estudios de cohorte o entre casos y controles en el ámbito de los estudios de
casos y controles.

2. Qué es un estudio epidemiológico y Tipos de estudios epidemiológicos, tanto


experimentales como observacionales. Se debe incluir en un cuadro resumen todos los tipos
de estudios epidemiológicos uno a uno incluyendo también la siguiente información: • Tipo de
asignación de la exposición • Número de observaciones por individuo • Criterios de selección
de población de estudio (si no hay criterios proponer como ninguno) • Temporalidad del
análisis • Unidades de análisis • Utilidad (es decir para qué sirve ese tipo de estudio)

QUE ES ESTUDIO EPIDEMIOLOGICO

Los principales objetivos de la investigación epidemiológica son, por un lado, describir la


distribución de las enfermedades y eventos de salud en poblaciones humanas y, por otro,
contribuir al descubrimiento y caracterización de las leyes que gobiernan o influyen en
estas condiciones. La epidemiología no representa un dominio del conocimiento
claramente delimitado como el que tienen otras ciencias médicas como, por ejemplo, la
bioquímica o la fisiología. La epidemiología se emplea en las distintas ramas de la
medicina como una herramienta para el estudio de diferentes enfermedades o eventos
relacionados con la salud, especialmente cuando se busca evaluar la repercusión de éstos
en el ámbito de la población. Así, es posible encontrar aplicaciones de la epidemiología
tanto para definir los mecanismos de transmisión de una enfermedad infecciosa como para
evaluar la respuesta médica organizada para contender con la misma o para evaluar el
impacto, en el ámbito poblacional, 

La información necesaria para cumplir con los objetivos de la investigación epidemiológica,


ya sea de tipo descriptivo o analítico, se deriva de la experimentación con seres humanos
o, más frecuentemente, de la observación directa de grupos poblacionales. A pesar de que
para la epidemiología es de interés principal derivar conocimiento de aplicación
poblacional, raramente estudia a la población en su conjunto.
Los estudios transversales son estudios observacionales y descriptivos que carecen de
direccionalidad (son simultáneos).  Buscan, durante periodos cortos de tiempo, la ausencia o
presencia de factores de exposición y de enfermedad, por lo que son, fundamentalmente,
estudios de prevalencia (casos presentes en un momento dado en la población). Son estudios
útiles para la planificación sanitaria, ya que informan de la distribución de enfermedades y de
factores de riesgo, por lo que ayudan a formular hipótesis etiológicas que luego deberán ser
comprobadas con otros tipos de estudios.

Los estudios de cohortes son de tipo observacional, analíticos, habitualmente anterógrados y


de temporalidad concurrente o mixta, en los que el muestreo se relaciona con la exposición.
En ellos, un grupo o cohorte sometida a un factor de exposición es seguida a lo largo del
tiempo para comparar la frecuencia de aparición del efecto respecto a otra cohorte no
expuesta, que actúa como control. Sus principales ventajas son que permiten registrar la
incidencia (casos nuevos que aparecen en un periodo de tiempo en la población) del efecto y
que tienen menor posibilidad de sesgos en la medición de la exposición que otros estudios
observacionales. Entre sus principales inconvenientes están su elevado coste y dificultad de
ejecución. Además, son poco útiles para estudiar enfermedades raras y son susceptibles al
cambio de las circunstancias a las pérdidas de participantes durante el seguimiento.

Los estudios de casos y controles son estudios observacionales y analíticos, de direccionalidad


retrógrada y temporalidad mixta, en los que el muestreo se hace en relación con la
enfermedad o efecto observado. En este tipo de estudios se parte de dos grupos de población,
uno de los cuales presentan el efecto o enfermedad, y se compara su exposición a un factor
determinado respecto al grupo que actúa como control. Este tipo de estudios suelen ser
menos costosos y duraderos que los de cohortes y permiten, además, el estudio de varios
factores de exposición para un mismo efecto, además de ser idóneos para el estudio de
enfermedades raras. Entre sus limitaciones están el no estimar directamente la incidencia de la
enfermedad, la dificultad para establecer la secuencia temporal entre exposición y efecto y la
mayor susceptibilidad a los sesgos de selección e información.

Por último, los ensayos clínicos aleatorizados son estudios de intervención, analíticos,


anterógrados, de temporalidad concurrente y de muestreo de una cohorte cerrada con control
de la exposición. Este tipo de estudios permite la exposición controlada al factor para
minimizar el riesgo de sesgos de otros estudios, además de obtener información más fiable
sobre la relación causal entre exposición y efecto. Son los estudios que proporcionan una
mayor seguridad sobre inferencia causal y los que tienen una mayor validez externa, además
del menor riesgo de sesgos por la selección aleatoria de los grupos de intervención y control.
Todo esto facilita que sean repetibles y comparables con los resultados de otros estudios.
Entre sus inconvenientes, su coste en tiempo y recursos y los problemas éticos que rodean la
investigación humana. Además, la propia rigidez de la selección de participantes y de la
intervención pueden hacer, en ocasiones, que sus resultados sean difíciles de generalizar.
¿QUÉ ES UNA EVALUACIÓN DOSIS – RESPUESTA Y QUÉ IMPLICACIONES TIENE EN
EPIDEMIOLOGIA?

El objetivo fundamental de una evaluación dosis-respuesta es obtener una relación


matemática que permita describir la proporción entre la cantidad de sustancia tóxica a la cual
están expuestos un ser humano o una población, y la incidencia y la severidad de una
respuesta o efecto. La evaluación de un riesgo para la salud se clasifica en evaluación del riesgo
de cáncer y evaluación del riesgo de “no-cáncer” (un efecto que no sea cáncer). Esta
clasificación se debe a que inicialmente la metodología de evaluación de riesgos se desarrolló
para evaluar el riesgo de cáncer por exposición a un compuesto tóxico. Posteriormente se
desarrollaron las evaluaciones de riesgos para efectos diferentes al cáncer (por ejemplo,
efectos nefrotóxicos, hepatotóxicos o hematotóxicos, entre otros) lo que se denominó
evaluación del riesgo de no-cáncer. El cáncer se trata como una respuesta estocástica: lo que
quiere decir que al incrementar la dosis no aumenta necesariamente la severidad de la
respuesta, pero sí la probabilidad de ocurrencia. Por otro lado, las evaluaciones de riesgo de
no-cáncer se manejan como determinísticas; es decir, que al incrementar la dosis se presenta
una respuesta de mayor severidad (RFF, 1998). En este capítulo se discuten algunos elementos
básicos de la evaluación dosis-respuesta del riesgo de cáncer y de no-cáncer para la salud
humana por exposición a compuestos tóxicos.

La evaluación dosis-respuesta para el riesgo de cáncer Mientras que la evaluación de un riesgo


de no-cáncer generalmente supone un umbral de afectación, se da por supuesto que los
efectos de las sustancias potencialmente cancerígenas no presentan un umbral, y que a
cualquier grado de exposición existe un riesgo de desarrollar cáncer. Esta suposición se basa
en los mecanismos de desarrollo del cáncer asociados con la exposición a la radiación y a
sustancias cancerígenas. Aunque existen argumentos que favorecen la idea de la existencia de
umbrales aun en el desarrollo del cáncer (RFF, 1998), la evaluación del riesgo de cáncer se basa
en una relación dosis-respuesta sin umbral, y en determinar el riesgo de desarrollar un cáncer
asociado con la exposición a un cierto contaminante a lo largo de una vida.

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