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Revolución La salvaje esperanza

Una mano Éramos dioses y nos volvieron


más una mano esclavos.

no son dos manos Éramos hijos del Sol y nos


consolaron con medallas de lata.
Son manos unidas
Éramos poetas y nos pusieron a
Une tu mano recitar oraciones pordioseras.
a nuestras manos Éramos felices y nos civilizaron.
para que el mundo Quién refrescará la memoria de la
no esté en pocas manos tribu.
sino en todas las manos. Quién revivirá nuestros dioses.
Que la salvaje esperanza sea
- Gonzalo Arango
siempre tuya,
querida alma inamansable.

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