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El artículo "'Thomas Bernhard ..

,
© 1992 Edicions Alfons el Magnánim-IVEI. Los artículos de Ch. S. Maier, R. Samuel y Th. Shanin fueron publicados originalmente de J. M. Rabaté, public:ado en de-
en History Workshop (en el núm. 31/1991 el primero y en el 29/1990 los otros dos). El artículo de F. Furet procede de Le Débat, bats 39, es una traducción de
62/1990. El texto de C. Offe fue publicado, al igual que los artículos de A. Michnik y F. Sysyn, en Social Research, vol. 58, 4, 1991 . Thomas Bernhard aparecido en
El articulo de A. Walicki procede de Critica/ Review, vol. 5, n. • 1 (Critica! Review: 942, Howard Street, San Francisco, California francés en la colección .. ueux de
94103, USA). El texto de Perry Anderson fue publicado en London ·Review of Books, 26 septiembre, 1991. El articulo de V. Vujacic l' Ecrit .. , editado en Marval (París ,
y V. Zaslavsky procede de Te/os, 88 (1991). La conversación con G. Grass .y Ch ..Hein fue publicada en Die Zeit, n• 7/1992. Los 1991 ), con 31 fotografías de Jean
artículos de R. Sunyy E. Gellner fueron publicados en New Left Review, núms. 184 y 189 respectivamente. El trabajo de J. D. Sachs Daire. Reproducimos aquí la por-
fue publicado en Chal/enge Magazine, sep.-oct. 1991 , vol. 34, núm. 5, y se reproduce con permiso de M. E. Sharpe, lnc., Armonk, tada de dicha publicación .
New York 10504. © Portada: Uníted Kitsch Komando N. de la redacción.
ISSN 0212-0585. Depósito legal V.-978-1982
NACIONALISMO
,
Y POLITICA
EN LA EUROPA
DEL ESTE
N la Europa del Este el nacionalismo ha pasado cionalista. El principio nacionalista, que proclamaba

E
Etapa 1
desde 1815 por cinco etapas: que el fundamento legítimo del estado era la nación,
aglutinaba cada vez más a unos defensores comprome-
tidos y apasionados. En la Europa oriental, los magia-
res triunfaron de alguna manera, mientras que los pola-
En el Congreso de Viena de 1815 la totalidad de la cos no; varias etnias balcánicas se beneficiaron de la
Europa del Este fue dividida entre tres imperios. Los debilidad del Imperio Otomano y adquirieron diversos
pequeños estados anteriores, supervivientes de la frag- grados de independencia. En la Europa central, italia-
mentación medieval, fueron absorbidos en las tres nos y alemanes lograron la unificación.
grandes unidades. La vida de los diseñadores de mapas
¿Por qué este cambio de disposición? ¿Por qué algo
políticos se vio enormemente simplificada: sólo necesi-
que parecía aceptable e incluso natural en 1815 perdió
tarían tres colores para llevar a cabo su cometido.
su legitimidad en el curso del siglo? Desde dentro de la
Los tres imperios mostraron una gran indiferencia visión nacionalista la respuesta es simple: las naciones
al hecho nacional. Cada uno de ellos se basaba en una no habían muerto, solamente habían estado dormidas.
dinastía y en la identificación con una religión: el isla- Existe una deuda de gratitud a los leales Despertadores,
mismo sunita, el catolicismo contrarreformista y el cris- intelectuales ávidos de reavivar las antiguas glorias po-
tianismo ortodoxo respectivamente. Fe y dinastía se líticas y culturales, o en su cas.o codificar las lenguas y
consideraban como los fundamentos naturales y apro- culturas de las naciones «ahistóricas» que no habían
piados del orden político. Cada uno de los tres imperios gozado anteriormente de un estado o de una literatura.
se hallaba muy diversificado étnicamente, pero prácti- Estas últimas podían estar desprovistas de pasadas glo-
camente ninguno encontró en ello un obstáculo para la rias, pero los Despertadores estaban determinados a in-
viabilidad política. Muchos de los grupos protoétnicos ventarlas o procurarse unas nuevas. Los despertadores
cultural y lingüísticamente distintos, apenas poseían trabajaron duramente, y las Bellas Durmientes de las
una conciencia de grupo étnico. Por ejemplo, en Sara- naciones respondieron al fin con pasión a su beso. Bien
jevo, si se denominaba a alguien como «turco», no que- despiertas al fin, reclamaron sus legítimos derechos .
ría decir que hablase o conociese siquiera una lengua A la luz de la observación de Hegel de que las naciones
turca o que sus antepasados procediesen de Asia central sólo entran en la historia cuando adquieren su propio
vía Anatolia; simplemente significaba que era musul- estado, insistieron en asegurarse su lugar en la escena
mán, y era perfectamente compatible con ser de habla histórica. Si se les denegaba -y por supuesto los anti-
eslava y de ascendencia autóctona. En cambio en la guos detentadores del poder no abdicaban por simple
actualidad, lo que es en realidad un grupo étnico, defi- solicitud- se lanzarían en muchos casos a las armas.
nido por un fondo cultural eslavo-musulmán (pero ya
no asociado con la adhesión a un credo), se autodeno- Los que no simpatizan con la nueva política nacio-
mina musulmán y ha logrado el reconocimiento de di- nalista aceptan a menudo su propia imagen e invierten
cha expresion como categoría aceptable a efectos ofi- la valoración sin cambiar el cuadro. La teoría más am-
ciales tales como el censo. Del mismo modo que un pliamente sostenida del nacionalismo es, sospecho, la
caballero no era un hombre que supiese griego y latín, que cree que éste no es solamente el despertar de las
sino alguien que hubiese olvidado esas lenguas, un culturas sino el resurgimiento de los instintos atávicos
«musulmán» ya no es un hombre que crea que no hay de Bluf l,lnd Boden en el pecho del hombre. Siempre
más Dios que Dios y que Mahoma es su profeta, sino latentes pero constreñidos por la fe religiosa u otros
alguien que haya olvidado esa fe. La ironía es que en factores, la liberación de sus trabas hace resurgir a los
los tiempos en que la religión importaba socialmente de monstruos. Los ideales de razón y fraternidad de la
verdad, se utilizaba un término étnico para definir a Ilustración, o los simples vínculos instrumentales, su-
una comunidad de creyentes; y en nuestros días, cuan- perficiales, de una Gese//schaft del mercado eran dema-
do es la etnia lo que importa, se utiliza un término reli- siado abstractos, demasiado exangües, demasiado cere-
gioso para definir a una comunidad étnica. brales para competir con los libidinosos y turbulentos
Dioses Oscuros. Gran parte de la literatura romántica
Muchos de los grupos se basaban más en la estruc- decimonónica infundió aliento a semejante visión del
tura social que en el territorio: estaban asociados a hombre y en cierta manera le endosó sus implicaciones
una determinada función social y económica más que políticas. Y luego recibe su confirmación del darwinis-
a una porción de tierra. Los grupos culturales vincu- mo, que al fin y al cabo profesa que el hombre es una
lados a la tierra lo estaban, más que en bloques netos bestia. De esto parecería seguirse que no se puede espe-
y compactos, mediante una disposición a retazos increí- rar de él unas pautas de conducta política demasiado
blemente compleja. Lo importante es que cuando los altas, y sobre todo demasiado racionales. La política
dueños de Europa se reunieron en Viena en 1815 y se realista debe adaptarse a su clientela y, si la sociedad
repartieron las propiedades políticas sin tener en ab- es realmente una manada, lo mejor sería ajustar tanto
soluto en cuenta las etnias, eso se juzgó como perfec- su estructura de autoridad como su simbolismo a ese
tamente normal. No barrió Europa ninguna ola de hecho.
protesta. El sagrado derecho de los ruritanos a la auto-
determinación, a su propio hogar cultural y techo polí- Otros críticos del nacionalismo (por ejemplo, Elie
tico fue ignorado sin suscitar mucha o ninguna indigna- Kedourie) han adoptado puntos de vista diferentes: el
ción ni de los ruritanos ni de nadie más. La mayoría de nacionalismo fue infundido por la ideología europea,
los .ruritanos ni siquiera repararon en ello y apenas si pervirtiendo unos sistemas políticos perfectamente sa-
eran conscientes de ser ruritanos. nos hasta ese momento. Los marxistas adoptaron una
explicación también diferente: ei nacionalismo era una
Etapa 2 distracción taimada, y a veces consciente, de las pobla-
ciones del auténtico conflicto subyacente entre las cla-
Pronto había de cambiar todo esto. El siglo XIX se ses, una ofuscación perpetrada en favor de las clases
convirtió rápidamente en un siglo de irredentismo na dominantes que tenian mucho que temer de la conden-

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cia de clase y mucho que ganar de la exacerbación de y no el atavismo ni la astucia u otras ideologías de los
una conciencia nacional espúrea. dominantes, es el secreto de la nueva fuerza del nacio-
nalismo. La Cultura Alta cuenta, cuenta desesperada-
Ninguna de estas teorías me parece remotamente mente, para todo el mundo. La auténtica ciudadanía ya
aceptable. El hombre de los siglos XIX y xx no es más no depende del acceso a los ritos de la ciudad o sus sub-
susceptible de la Llamada de la Sangre que sus prede- unidades, sino de la competencia de una Cultura Alta
cesores: mejor alimentado, más acomodado, más se- (es decir, codificada, letrada, transmitida por la educa-
dentario y pacífico en su vida cotidiana (que pasa en Ción) definitoria de la etnia, y en la aceptabilidad por
una oficina o a los controles de una máquina y no en esa cultura, en términos del estereotipo que posee, e im-
lucha con la naturaleza), puede ser incluso un poco me- pone, en relación a cómo debe ser un miembro.
nos propenso al atavismo que su menos educado, me-
nos urbanizado, menos domesticado abuelo. En cuanto
a la ideología, dudo mucho que tenga por sí misma tan- Etapa 3
to poder de transformar el ambiente político y moral.
Hacia 1918, el nacionalismo se hallaba triunfante.
Y es muy difícil de explicar la persistente y repetida vic-
Los tres imperios religiosos que habían configurado la
toria de la conciencia nacional sobre la de clase simple-
Europa oriental en 1815 se estaban pulverizando. Uno
mente como resultado de una asombrosa astucia de los
de ellos, el zarista, se sumió abiertamente poco después
dominantes, los cuales no exhiben por otra parte un
control tan admirable del material humano que dirigen. bajo una nueva dirección política e ideológica; pero
dejemos de lado, por el momento, esa atípica línea de
¿Entonces qué? La atracción del principio naciona- desarrollo. En el territorio de los otros dos antiguos im-
lista -una cultura un estado- me parece un ineludible perios el nacionalismo se hallaba victorioso, pero su
corolario del nuevo orden socioeconómico aportado victoria tenía algo de pírrica. Las nuevas unidades invo-
por la industrialización e incluso por la sombra que la caban la nación como su principio legitimador, pero
industrialización proyecta por delante de sí. La socie- estaban tan acosadas por la diversidad, y por lo tanto
dad agraria tiene una estructura intrincada y estable, y por la conflictividad, étnica como sus predecesores im-
la cultura -modos de habla, indumentaria, consumo, periales. La complejidad del mapa étnico lo confirma-
ritual y demás- no es en absoluto un principio político ba. En cierto modo, el predicamento de los estados su-
que convenga a la misma. Sus unidades políticas carac- cesores era peor: eran más pequeños y por lo tanto más
terísticas son o las comunidades locales, que raramente débiles, y sus minorías incluían a muchos miembros de
agotan la cultura que usan (generalmente la comparten los anteriores grupos culturales dominantes, la gente
con otras comunidades similares), o bien imperios que que hablaba la lengua, y más o menos participaba de la
van mucho más allá de los límites de una cultura. Las cultura, del antiguo centro imperial. A éstos no les gus-
primeras no tienen la inclinación ni los medios de ex- taba lá idea de su nueva degradación y podían contar
pandirse hasta el límite de su cultura; los segundos no con el apoyo de sus hermanos lingüísticos o culturales
tienen motivos para permanecer dentro de los suyos (se más allá de las fronteras .
hallan interesados en el rendimiento y la obediencia de
sus sujetos, no en su folklore). La combinación de debilidad, fragmentación y ten-
sión étnica probó su inoperancia. Cayeron como bolos
Todo eso cambia con la modernidad y la industria- ante Hitler. Algunos resistieron, otros resistieron some-
lización. Una estructura social estable e intrincada es ramente y otros no resistieron en absoluto. Hubo rela-
reemplazada por una sociedad de masas móvil y anóni- tivamente poca diferencia en la velocidad de su subyu-
ma. En ella el trabajo deja de ser físico y se convierte gación.
en semántico: «trabajo» es la manipulación de perso-
nas o de mensajes, no de cosas.
Etapa 4
El trabajo presupone ahora la capacidad de comu-
nicarse en el contexto de unas maneras libres con des-
A lo largo de los años cuarenta, la complejidad étni-
conocidos anónimos. Por lo tanto, presupone una edu-
ca de la Europa oriental se simplificó considerablemente
cación formal que sólo la alfabetización y demás
en muchos sitios, primero por Hitler y luego por Stalin.
aptitudes exigidas pueden conferir. La vida, al igual
El método de la asimilación pacífica había hecho algo
que el trabajo, se convierte en una larga serie de en-
en el pasado por una mayor homogeneización étnica,
cuentros con unas omnipresentes burocracias económi-
pero ahora se veía suplementado por métodos más bru-
cas y políticas. La participación, la plena ciudadanía, el
tales, un genocidio notable y el trasplante forzoso de
empleo, la dignidad, todo depende de la posesión de la
poblaciones. Había habido algunas experiencias ante-
pericia en la Cultura Alta que es también el lenguaje
riores en este sentido, destacando el genocidio de los
elegido por la unidad política en la que se vive. Para
armenios y el intercambio de población greco-turca tras
lograr esa plena ciudadanía, o se asimila a la Cultura
la guerra a comienzos de los veinte, pero los cuarenta
Alta dominante o se cambia los límites políticos para
fueron el período por excelencia del asesinato y exilio
que la cultura propia se convierta en ht definitoria de la
étnico masivo. En consecuencia, ciertas sociedades an-
nueva unidad emergente.
teriormente plurales se hicieron incomparablemente
Los europeos de los siglos XIX y xx han adoptado más homogéneas: así Polonia, las tierras checas y Bie-
cada una de esas estrategias, a veces sucesivamente. lorrusia. Otras no se «beneficiaron» tanto de los críme-
Nótese que la sociedad industrial es la primera en que nes de Hitler y Stalin, y las tensiones étnicas siguieron
una cultura formalizada, codificada, transmitida por la enconándose.
educación y en un contexto libre deja de ser el privilegio
y la realizaCión de una minoría de escribas y se convier-
Etapa 5
te en el estilo permanente de toda una sociedad. Las
unidades políticas dejan de ser los Protectores de una La quinta etapa no es, por lo que a la Europa orien-
Fe y pasan a ser los Protectores de una Cultura. Eso, tal concierne, un hecho histórico. Está más en la natu-

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raleza de una esperanza, del cumplimiento de unos de- no se sigue en modo alguno -de las premisas sobre las
seos, aunque existan unas bases para creer al menos en que se ha construido el modelo. En 1815 tres imperios
su posibilidad tanto sobre el terreno como en las consi- se dividieron entre sí la Europa oriental. Dos de ellos
deraciones teoréticas. La quinta etapa, si se produce, o (o mejor dicho los territorios que ellos ocuparon y las
si en algunos lugares está comenzando a aparecer, tiene poblaciones que ellos gobernaron) siguieron la trayec-
una serie de características benignas. Está marcada por toria especificada en mi argumento. Pero el tercero no
la mayor y mejor difundida afluencia de la última in- lo hizo.
dustrialización. Ello significa que la hostilidad entre
grupos culturalmente distintos no está exacerbada tan- La Rusia zarista quebró y se desintegró de hecho.
to por los celos y por la humillación de una pobreza En el mundo moderno, su argamasa ideológica no se
visible y conscientemente asociada al estatus étnico y reveló más consistente que la de sus rivales otomano y
tratada como «atraso». La industrialización más avan- de los Habsburgo. En las iglesias rusas, la cruz orto-
zada también modifica más efectivamente la estructura doxa se sobrepone a una media luna que hay en la base
ocupacional y estandariza las culturas de modo que sus de la éruz, simbolismo que se ha explicado como señal
diferencias mutuas se hacen, al menos en cierta medida, del triunfo de la cristiandad ortodoxa sobre el Islam.
meramente fonéticas más que semánticas: hacen cosas Pero cuando muchas de las iglesias sucumbieron ante
similares y tienen conceptos similares, aun cuando usen los bolcheviques, la cruz se trasladó abajo, con la me-
palabras diferentes. La tesis de la estandarización de las dia luna.
culturas industriales dista mucho de estar completa-
La Rusia zarista fue reemplazada por una nueva
mente establecida y es cuestionable en muchos aspectos
ideocracia secular con una vibrante fe impuesta impla-
(considérese los países industriales del extremo oriente);
cablemente. Y aunque «todas las Rusias» habían segui-
pero si la referimos a sociedades que en cierta medida
do las etapas uno y dos, la tercera se vio abortada: el
comparten backgrounds similares y que han sido veci-
Cáucaso fue reconquistado por el Ejército Rojo a prin-
nas durante mucho tiempo, algo de eso hay. La conver-
cipios de los años veinte, el Asia central pacificada y las
gencia económica y cultural disminuye las hostilidades guerrillas Basmachis destruidas hacia los treinta, el Bál-
étnicas: el hombre de la última industrialización, como tico retomado en 1940 y 1944-45, y gran parte de la
su inmediato predecesor, el de la primera industrializa-
Europa oriental, bastante más allá de la línea que llega-
ción, todavía halla su identidad en la cultura libresca
ron a controlar los zares, sometida a un efectivo domi-
más que en ninguna otra cosa, pero su cultura libresca
nio indirecto.
ya no difiere mucho de la de su vecino étnico. Por enci-
ma de todo, cualesquiera que sean las diferencias cultu- La nueva ideocracia secular fue lo bastante fuerte
rales aún existentes, ya no reciben tanto refuerzo del como para suprimir el nacionalismo irredentista, en la
hecho de que los hombres del otro lado de la frontera medida en que mantuvo la fe en sí misma y la determi-
puedan estar en unos puntos bastante diferentes del nación de utili:lar todos los medios para conservar el
proceso de iniciación a la civilización industrial. (Ese control. A partir de 1985, la perestroika nació de la pér-
rasgo también se da en las relaciones entre una cultu- dida de fe en los métodos económicos del comunismo.
ra anfitriona avanzada y los Gastarbeiter, y por supues- Y la renuncia al uso de la fuerza fue en parte un ingre-
to agrava o causa la tensión entre anfitriones y emi- diente de la receta para la esperada revitalización eco-
grantes.) nómica y en parte el precio del mantenimiento de la
buena voluntad occidental, que se manifestaba esencial
para el nuevo experimento. Así sobrevino el fin de una
Estas condiciones relativamente benignas son al me- decidida represión. La coerción se utiliza todavía en
nos aproximadas en parte de la Europa occidental, per- ocasiones, pero solamente a regañadientes, ante la pro-
mitiendo excepciones como el Ulster o el País Vasco. vocación y con restricciones políticas. Bajo estas nue-
No es fácil actualmente imaginar una guerra entre países vas reglas del juego, ¿qué sucede con la situación étnica?
europeos occidentales a cuenta de una cuestión de terri-
torio. Son concebibles, y parecen estar acercándose, Se puede formular la pregunta, pero no puede ser
unas condiciones que se podrían describir como federa- contestada todavía. Por ahora la evidencia muestra ban-
lización y cantonalización. En la medida en que cada dazos hacia cada una de las etapas que esta parte de la
una de las principales culturas se asientan en su base de Europa oriental, bajo el comunismo, se ha perdido:
origen, garantizando su perpetuación, dejan de insistir la etapa del irredentismo étnico, la de la violencia ase-
en la independencia total o en la convergencia de las sina, y la de afanarse por esa solución final y más pací-
fronteras étnicas y políticas. Este es, en cualquier caso, fica, la Casa Común federal-cantonal que evita la bru-
el punto de llegada deseable de un proceso que, con la talidad y el homicidio de la penúltima etapa.
industrialización, ha transformado las relaciones entre
cultura y forma de gobierno. Tras la tormenta, una La historia no se repite del todo. Marx había dicho
relativa calma. que se repite en tanto en cuanto lo que fue una tragedia
la primera vez se vuelve farsa la segunda. No debemos
confiar demasiado en este aforismo. No hay ninguna
garantía de que todo lo que fue tragedia la primera vez
so es todo en cuan-
UNA NUEVA E to a un modelo re-
lativamente abstrac-
to de la evolución de las
no vuelva a ser una auténtica tragedia la segunda.
Pero las circunstancias no son del todo idénticas.
En primer lugar existe por parte de la gente razonable
IDEOCRACIA relaciones étnico-políticas y de buena voluntad el deseo de evitar la repetición del
entre 1815 y la actualidad. genocidio y los trasplantes forzosos. Toda aplicación a
SECULAR En este punto debe intro- ultranza del principio nacional, que requeriría una con-
ducirse una cuestión obje- vergencia de las fronteras étnicas y políticas, implicaría
tiva de la mayor importancia, notablemente ignorada inevitablemente semejante barbarie: los contornos étni-
hasta aquí en la argumentación principalmente porque cos de muchas partes de la Unión Soviética son tan

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complejos como para poder asegurar que no existe una su pensamiento político íntimo, temas sobre los que no
manera razonablemente suave de llevar a cabo dicho creo tener una idea formada, sino simplemente en los
principio. Su aplicación debe ir acompañada y modi- rasgos externos y visibles de una estrategia.) Pero la
ficada por muchos compromisos. sensibilidad a este punto de vista se reforzaba por la
certeza del hecho de que la única fuerza oponente capaz
La reafirmación política de la identidad étnica se de igualar a la única (¡ay!) institución disponible se
está produciendo asimismo en unas circunstancias nue- nutría de los movimientos étnicos, que podían movili-
vas, de hecho completamente originales, y sin prece- zarse, y se movilizaban, rápida y efectivamente. La dis-
dentes históricos. La sociedad civil había sido triturada posición de Yeltsin a utilizar esta fuerza de reacción me
y atomizada por el centralismo bolchevique, por la fu- asustaba. Mi temor aumentaba ciertamente con el re-
sión de toda la jerarquía y la organización social -polí- cuerdo de las secuelas de la análoga desintegración del
tica, económica, ideológica- en una sola nomenkla- imperio de los Habsburgo, que condujo a un sistema
tura, una pirámide única. Es cierto que, en el doloroso político tan endeble que sucumbió ante Hitler y Stalin
reavivamiento de la sociedad civil, se hizo rápidamente sin apenas señales de resistencia. Yeltsin estaba eviden-
obvio que las asociaciones étnicas se pueden reavivar temente haciendo lo que Lenin había hecho, abando-
mucho más pronta y efectivamente que cualesquiera nando todos los territorios con la esperanza de asegu-
otras. Los nuevos partidos políticos tienden a ser clubs rarse o unos aliados o neutrales al tiempo que fortificaba
de intelectuales relativamente pequeños, en tanto que su posición en el centro. Lenin tenía un partido discipli-
son los «frentes nacionales» lo que rápidamente ad- nado y un compromiso ideológico, mientras que Yeltsin
quiere un arraigo real y persistente. no goza de ninguna de esas ventajas, lo cual le hace en
Eso puede llevarnos a pensar que esta vez el nacio- consecuencia más dependiente de las fuerzas étnicas
nalismo será aún más fuerte que la última. Anterior- desatadas. Lenin podía eventualmente volver a la tan
mente, los movimientos nacionalistas tuvieron rivales invocada NEP, pero la gente que invoca eso ahora no
no nacionalistas, a menudo bastante formidables. El parece darse cuenta de que el auténtico equivalente ac-
nacionalismo no era el camuflaje de los intereses de cla- tual de la NEP sería alguna manera de retorno a los
se desviados, como el marxismo aducía, pero con todo viejos métodos económicos comandados por la admi-
no barrió por completo todo lo que había antes. Los nistración sobre la base (la genuina analogía con la
principios de asociación rivales también eran operati- NEP) de que un método en el que ya no se cree, pero
vos. Pero al mismo tiempo no puede haber ninguna que se sabe que funciona más o menos y cuyo funciona-
duda de que aquí existe una auténtica ansia de sociedad miento conoce la gente, es mejor que uno en el que se
civil, de pluralismo, de ausencia de monopolio político, cree pero no se tiene la menor idea de cómo llevar a la
ideológico y económico, y sobre todo de ausencia de la práctica. Los perestroichiki tienen aproximadamente la
catastrófica fusión de las tres formas de centralismo. misma idea de cómo operar un mercado que los bolche-
viques tenían de cómo construir el socialismo. Pero el
Ese es el nuevo fondo contra el que se baten las rei- desmantelamiento de las viejas estructuras ha privado
vindicaciones políticas étnicas y de otra índole. Pode- también a Yeltsin de la opción de un uso temporal a
mos especificar los factores que entran en juego, no po- escala nacional de las viejas instituciones.
demos predecir el resultado.
Moscú, septiembre de 1990.
Por todas estas razones, yo tenía dudas acerca de la
L texto precedente estrategia de Yeltsin, sin querer en ningún momento ser
1 POST SCRIPTU
. M. 1
E rue '?~canogmfia-
do rap1damente en
el transcurso de una tarde
dogmático al respecto. No obstante, los acontecimientos
parecen haber confirmado la corrección de las intuicio-
nes políticas de Yeltsin. La política de apaciguamiento
de Gorbachov no parece haber comprado la benevolen-
en una máquina de escribir prestada y espantosa, en el
alto y fuertemente custodiado (¿departamentos científi- cia del Bunker. (Puede, sin embargo, haber contribuido
cos?) edificio de la Academia de Ciencias en la Lenins- a su pasividad, duda y abstención del uso de la fuerza.)
ky Prospekt de Moscú, respondiendo a una apremiante Cuando se produjo la reacción en forma del golpe
petición local de un comentario sobre la situación étni- abortado, era un hecho que Yeltsin había edificado una
ca soviética. Lo que sigue son algunos pensamientos fuerza de oposición poderosa que utilizaba sin remilgos
posteriores, de un año después, en Cambridge. cualquier material a mano, lo cual fue decisivo para
hacer frente al golpe. Eso se ha de reconocer. D
Raymond Aron solía decir que en Francia sólo ha-
bía dos auténticas instituciones: el estado y el Partido Cambridge, septiembre de 1991.
Comunista. En la URSS, al ser estos dos idénticos; sólo Traducción de Josep Maria Domingo
había una institución. Así, eri ausencia de alternativas,
la estrategia de Gorbachov de tratar de utilizar la única
institución disponible no me pareció completamente
absurda. Se puede argumentar en su contra que no se
puede utilizar una institución para que se destruya a sí
misma. Y a su favor que si sólo se dispone de una herra-
mienta hay que utilizarla.
Fue mi sensibilidad a este argumento (sin una plena
convicción y sin gustarme la situación que le había su- Ernest Gellner es historiador y antropólogo britá-
ministrado su premisa) lo que me separó, como a mu- nico, profesor de la Universidad de Cambridge.
chos otros occidentales amigos de la perestroika, de los Entre sus obras traducidas se cuentan Cultura,
intelectuales moscovitas que habían llegado a abominar identidad y política (1988), Naciones y naciona-
a Gorbachov. (La diferencia no se basaba en asevera- lismos (1988) y Patrones y clientes (1985).
ciones sobre su personalidad o en conjeturas acerca de

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