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Principios
Principios
Los principios generales del Derecho penal son pautas generales sobre los cuales
descansan diversas instituciones del Derecho penal Positivo. Asimismo la doctrina las
propone como guía para interpretación del conjunto de normas que integran el
ordenamiento jurídico-penal. Esos principios tendrán que ser utilizados por aquellas
personas que quieran aplicar sistemáticamente la legislación penal; se encuentran
ubicados en el Título Preliminar del Código Penal.
Estos son los principios generales del Derecho penal que han sido establecidos por la
doctrina:
Este principio consiste en aquel mandato por el cual una persona no puede ser
sancionada si es que su conducta desaprobada no se encuentra totalmente
regulada en la ley.
Por medio del tipo penal, se precisa, clarifica y fortalece el principio de legalidad.
Constituyéndolo en una fórmula resumida que expresa el conjunto de límites que
surgen del principio de legalidad para limitar con absoluta presión la conducta
prohibida por poder penal. (Villavicencio, 2006).
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sancionado como pena no prevista en la ley”. Es en esto en lo que normalmente
se expresa el principio de legalidad.
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acción penal se amolda a los requisitos que establece la ley procesal. (Acuerdo
Plenario, Código Penal Peruano – Juristas Editores)
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1.1.1. Garantías que exige el principio de legalidad.
a) Nullum crimen sine lege certa: Esta garantía señala que no se puede definir
como conducta delictiva a aquella conducta que no se encuentra previamente
señalada en la ley y, mucho menos, posteriormente, castigarla con pena y/o
medida de seguridad. Por ende, se entiende que se califica como delito aquello
que sólo la ley lo expresa sin importar si aquella conducta sea considerada
reprochable y/o lesione el Derecho (principio de legalidad criminal). De esta
manera, se prohíbe la creación de conductas criminales por vía judicial ya que
dicha misión le corresponde a la ley penal.
b) Nullum crimen sine lege previa: Esta garantía parte de la premisa de que
toda pena tiene que ser cumplida, ejecutada y aplicada. Partiendo de ello, esta
garantía se sustenta bajo lo establecido en el artículo IV del Título Preliminar
de nuestro Código Penal, que señala lo siguiente: “No puede ejecutarse pena
alguna sino en la forma prevista por la ley y reglamentos que la desarrollen. En
todo caso, la ejecución de la pena será intervenida judicialmente”. Esta
garantía es conocida como principio de legalidad en la ejecución.
c) Nullum crimen, nulla poena sine lege scripta: Esta garantía señala que no
se puede imponer a la persona una pena o medida de seguridad que no se
encuentre establecida en el Código. De esta manera, un sector de la doctrina
sostiene que no pueden asignarse más penas que las implantadas por el
legislador en cada cuestión, hallándose vedado sustituir por otra la penalidad
prevista en cada figura delictiva y, más aún, “inventar” penas. Es por ello que
también recibe el nombre de principio de legalidad penal.
d) Nullum crimen, nulla peona sine lege scricta: “Este principio consiste en
delimitar la interpretación de acuerdo a la ley y no llegar al extremo de crear
nuevos Derechos”1. Nadie puede ser sancionado ni castigado sino sólo a
través de un juicio formal, en el cual se respeten las garantías establecidas por
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ROXIN, 1999, p. 147, num. 26. Cit. VILLAVICENCIO, 2006, P. 143.
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la ley penal. Aquí la ley debe ser clara, estricta y precisa. También es conocido
como principio de legalidad procesal.
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Todo bien jurídico debe partir de los principios fundamentales basados en la
Constitución a través de los cuales se les marcan sus límites de potestad punitiva
al Estado. Así que si hablamos de bien jurídico, nos estamos refiriendo a los
valores fundamentales y predominantes de toda sociedad, es decir, aquellos
intereses sociales que debido a su notable importancia para el desarrollo y
desenvolvimiento de la sociedad son merecedores de resguardo y protección a
través de las normas jurídicas que componen el Derecho penal. “Pero, no sólo el
Derecho Penal puede intervenir exclusivamente en su protección, sino también
otros medios de control social”2.
El artículo IV del Título Preliminar del CP ha establecido que la imposición
de pena requiere necesariamente la lesión o puesta en peligro de bienes
jurídicos tutelados por la ley; entiéndase bienes jurídicos relativos al tipo
penal correspondiente (expresión del carácter estricto del tipo penal) para
no extender los alcances del Derecho Penal fuera de los límites de lo
racional. Si bien la fuente principal del Derecho Penal es la ley, su
aplicación es insuficiente a partir de una mera interpretación literal de la
misma, ya que en la actualidad la interpretación, lo cual evidentemente se
efectúa con el apoyo de la jurisprudencia, la costumbre, principios
generales del derecho, la doctrina, entre otras fuentes. (Acuerdo Plenario,
Código Penal Peruano – Juristas Editores).
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VILLAVICENCIO, 2006, p. 95.
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jurídicos que se valoran como absolutamente indispensables para la permanencia
y el desarrollo de la coexistencia política.
La prohibición de una conducta mediante limitación de derechos
fundamentales solo será constitucionalmente valida si esta tiene como fin la
protección de bienes jurídicos de relevancia constitucional, y siempre y
cuando la conducta prohibida lesione o ponga en peligro los referidos
bienes jurídicos, precisamente, esta relevancia constitucional del bien
jurídico que se pretende proteger y la dañosidad social de la conducta que
lesione o ponga en peligro tal bien jurídico justifican que este bien sea
merecedor de la protección por parte del Estado. (Jurisprudencia Suprema
del Código Penal Peruano – Juristas Editores).
En virtud del principio de lesividad, previsto en el artículo IV del Título Preliminar
del Código Penal, según el cual la imposición de pena solo acontece ante la lesión
o puesta en peligro de un bien jurídico, cuando la tentativa es inidónea - imposible
consumación del delito, ya sea por ineficacia del medio empleado o por la
impropiedad del objeto sobre que recae la acción – no es punible. En
consecuencia, queda claro que si el ilícito de violación sexual de menor de edad
no llega a consumarse, pese a haberse iniciado la ejecución del mismo, el juez al
momento de determinar la pena a imponer necesariamente deberá disminuirla
prudencialmente. (Jurisprudencia Suprema del Código Penal Peruano – Juristas
Editores).
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Cabe mencionar que el principio de independencia judicial prohíbe que los
órganos jurisdiccionales superiores obliguen a los órganos de instancias
superiores a decidir de una determinada manera, si es que no existe un medio
impugnatorio que de mérito a tal pronunciamiento. De este modo siempre que
medie un medio impugnatorio las instancias superiores podrán corregir a las
inferiores respecto de cuestiones de hecho o de derecho sometidas a su
conocimiento según sea el caso. En cuanto al segundo punto, el principio de
independencia judicial implica en primer término, la separación de las funciones
administrativas que eventualmente pudieran desempeñar los jueces dentro de la
organización judicial, de manera que las funciones propias de esta administración
no puedan influir en la decisión judicial que se adoptara en un determinado
proceso. En efecto si un magistrado ha sido elegido por sus iguales como su
representante para desempeñar funciones de naturaleza administrativa, entonces
resulta evidente que para desempeñar el encargo administrativo, mientras dure,
debe suspender sus actividades de naturaleza jurisdiccional de modo tal que no
pueda influir en la resolución de un determinado caso.
Conviene precisar que la garantía de la independencia del juez está íntimamente
ligada al derecho de ser juzgado por un juez imparcial, que si bien “no se
encuentra reconocido expresamente en la constitución, ellos sin embargo no ha
impedido a este Tribunal reconocer en el a un derecho implícito que forma parte
de un derecho expresado. A saber del derecho del debido proceso”.
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realizarse por comisión o delegación o que cualquiera de los poderes
públicos pueda avocarse al conocimiento de un asunto que debe ser
ventilado ante un órgano jurisdiccional y, en segundo lugar que la
jurisdicción y competencia del juez sean predeterminadas por la ley lo que
comporta que dicha asignación debe haberse realizado con anterioridad al
inicio del proceso y que tales reglas estén previstas en una ley orgánica,
conforme a los artículos 139º y 106º de la Constitución. (Jurisprudencia
Suprema del Código Penal Peruano – Juristas Editores).
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su acción}, que en contraposición, si no estuvo en condiciones de
apreciar la antijuridicidad de su accionar por desconocimiento, o
porque creía actuar dentro de los márgenes de la norma jurídica sin
saber transgredió, se dice que actuó en error de prohibición; y , su
comportamiento, en ambos casos, será inculpable; que, por tanto
obra en error de prohibición el sujeto que creyendo actuar
lícitamente perjudica el bien jurídico tutelado; por ello, una creencia
equivocada se su actuar ilícito puede provenir o de la ignorancia de
que su comportamiento está prohibido por el ordenamiento jurídico,
o del pensamiento de que le ampara una eximente por justificación
que realmente no se da, o porque dejándose le otorga una amplitud
tal que supone haber obrado dentro de los fueros de la norma
permisiva o, finalmente, porque imagina la concurrencia de
circunstancias ajenas al hecho que, si por el contrario concurriera,
meritarían justificarlo. (Jurisprudencia del Código Penal Peruano –
Juristas Editores).
Este principio puede ser entendido de desde dos sentidos:
Sentido amplio: Mediante el cual se expresa el conjunto de
presupuestos que permiten “culpar” a alguien por el evento que motiva
la pena. Tales presupuestos afectan a todos los requisitos del concepto
de delito.
Sentido estricto: Se refiere sólo a una parte de tales presupuestos del
delito, es decir, a los que condicionan la posibilidad de atribuir un
hecho antijurídico a su autor.
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delictuoso; es decir, se prohíbe que una persona responda
jurídicamente por hecho e injusto ajeno.
b) Principio del acto: Este principio se dirige hacia la conducta de la
persona, en cuanto ha realizado aquella conducta; es decir, hacia el
hecho que ha cometido y no a la personalidad que contiene la misma
persona.
c) Principio de dolo o culpa: Mediante este principio se demanda al
Derecho Penal que para que alguna persona sea declara culpable del
hecho que ha cometido, es necesario que el hecho sea doloso (que la
persona haya querido o deseado realizarlo) o culposo (que haya sido
imprudente).
d) Principio de imputación personal: Este principio corresponde con la
capacidad de ejercicio de la persona, es decir, si la persona que ha
realizado una conducta delictiva se configura como imputable.
Este principio es uno de los pilares sobre los que descansa el derecho
penal. Además, brinda la justificación de la imposición de penas
cuando la realización de los delitos sea reprochable a quien lo cometió.
La re probabilidad del delito es un requisito para poder atribuir a
alguien la responsabilidad penal de las consecuencias que el delito o la
conducta dañosa ha generado.
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Este principio a la vez regula que para la imposición de la pena debe cumplirse
con dos requisitos fundamentales:
Primero: Que el delito haya sido cometido con dolo o culpa, de esta
forma se excluyen aquellos delitos que son cometidos por hecho
fortuito.
Segundo: Que se establezca la culpabilidad del autor y que además
reúna los requisitos indispensables para que pueda iniciar un proceso
penal.
El articulo VIII del Título Preliminar del Código Penal establece que la pena
no puede sobrepasar la responsabilidad por el hecho y el principio de
legalidad garantiza la seguridad jurídica debido que solo se puede
sancionar conductas que se encuentran tipificados previamente. (Acuerdo
Plenario del Código Penal Peruano – Juristas Editores).
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efecto inmediato – finalmente en el plano de la ejecución de la pena, esta
debe orientarse a la plena rehabilitación y reincorporación del penado a la
sociedad – prevención especial de efecto mediato, prevista expresamente
en el inciso 22 de art. 139 de la Constitución. Es preciso destacar que
ninguna de las finalidades preventivas de la pena podría justificar que
exceda la medida de la culpabilidad en el agente, la cual es determinada
por el juez penal a la luz de la personalidad del autor y del mayor o menos
daño causado con su acción a los bienes de relevancia constitucional
protegidos
Las exigencias que determinan la aplicación de la pena, no se agotan en el
principio de culpabilidad, ya que no es preciso que se pueda
responsabilizar al autor del hecho que es objeto de represión penal, sino
que además debe tenerse en cuenta el principio de proporcionalidad
previsto en el artículo VIII del Título Preliminar del Código Penal,
procurando la correspondencia que debe existir entre el injusto cometido y
la pena a imponer.
El principio de proporcionalidad no solo impide que las penas sean tan
gravosas que superen la propia gravedad del delito cometido, sino también
que sean tan leves que entrañen una infrapenalizacion de los delitos y una
desvalorización de los bienes jurídicos protegidos.
Es menester considerar que las exigencias que determinan la aplicación de
la pena, no solo adoptan en el principio de culpabilidad, ya que no solo es
preciso que se pueda responsabilizar al autor de hecho que es objeto de
represión penal, sino que además debe tenerse en cuenta que
inexperiencia y juventud del recurrente en el momento de los hechos que
carece de antecedentes penales, por lo que es del caso rebajarle la pena
impuesta, en cumplimiento al principio de proporcionalidad y fines de la
misma, previstos en los art. 8 y 9 del Título Preliminar del Código Penal.
(Jurisprudencia Suprema del Código Penal Peruano – Juristas Editores).
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delictiva del procesado. Si el juez comprueba que existe ‘B’ esto constituirá
un elemento que agravara la reprobabilidad del delito ‘A’ y la persona que
lo ha cometido recibirá, por lo tanto, un nivel de reprobación mucho mayor
que la que le correspondería si se considerase el delito ‘A’ de modo aislado
(Jurisprudencia Constitucional. del Código Penal Peruano – Juristas
Editores).
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relacionado con la exigencia constitucional de que el penado s reincorpore
a la sociedad”3.
Es pertinente aclarar que la “igualdad ante la ley2 es un presupuesto
indispensable para el ejercicio de los distintos y plurales derechos
individuales, cuya exigencia de justicia obliga al Estado a evitar que el
penado no sufra una discriminación.
3
Num.182, STc del 3 de enro de 2003, Exp. 010-2002-AI_TC. Cit. Villavicencio, 2006, p. 107.
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Chaamé Orbe (Editorial lex & luris)
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