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Introducción

En el presente trabajo se intentará realizar una aproximación teórica al concepto de síntoma


tal como lo propone Lombardi (2014), pasando por diferentes momentos de concepción del
mismo, en contraste con la idea de la medicina tradicional del síntoma como externo al sujeto
paciente.

Luego se tendrá en cuenta el contexto actual para dar cuenta de las nuevas formaciones de
síntoma inherentes a los cambios culturales vigentes tales como: caída simbólica de
instituciones reguladoras, nuevas formas de lazo social, mercado que impone un mandato de
goce por vía del consumo.

Llegaremos de esta forma a explicar la anorexia como una patología postmoderna articulando
lo expuesto con un caso práctico, y considerando las diversas perspectivas desde las cuales
podemos ampliar su noción, es decir, como síntoma, como estructura, como posición
subjetiva. Tendremos en cuenta la relación de la anorexia con la exigencia de separación,
excediendo la concepción anterior que la consideraba trastorno de la imagen o del apetito.
Daremos importancia al rol que juega el ser objeto de deseo del Otro para el inconsciente y la
postura que debe tomar el psicoanalista. Entenderemos así a la anorexia no como una
enfermedad del apetito, sino una posición del sujeto, o sea, una elección del sujeto, que se
caracteriza fundamentalmente por una elección al rechazo (Recalcati, 2013).

Desarrollo

Lombardi (2014) en su texto “Usos del síntoma’’ parte de una noción de “paciente’’, término
propio de las ciencias médicas, donde el sujeto o los sujetos que acuden a consulta han
enfermado por causas externas, sin intervención alguna de sus preferencias y/o voluntad, y es
aquí, en este punto en particular, donde el síntoma con el que trabaja el psicoanálisis se
diferencia del síntoma de la medicina, pues, tal como plantea el autor, en esta disciplina, el
“paciente’’ tiene participación en la elaboración del mismo, y también en su sostén. El síntoma
analítico implica, justamente, una división, a la que Lombardi (2014) llamará “división subjetiva
elemental’’, donde el sujeto por un lado padece de él, y por el otro lo promueve, lo prefiere, lo
desea o lo disfruta; el sujeto, es entonces, un agente activo en esta relación con el síntoma, y
no alguien que simplemente padece del mismo.

Este síntoma, por ende, está relacionado con la causalidad por libertad, una manera filosófica
de entender la causalidad, donde los sujetos son seres que pueden elegir, y que guarda
estrecha relación con un deseo, preferencia o gusto, también con algo que no le gusta o le da
horror.

Además, Lombardi (2015) en “La libertad en psicoanálisis’’ postula que el síntoma es, en
síntesis, una posición del inconsciente –inconsciente que a su vez es del orden de lo real-
propiamente subjetiva, que consiste en padecer-actuar simultáneamente bajo la forma de una
condición de diátesis –una condición de predisposición a contraer cierta enfermedad-
desgarrada; y que esta posición de la Cosa es diversa en cuanto electiva e indecisa.

Lombardi (2014; 2015) refiere al síntoma en la medida que se trate de una estructura
neurótica, por cuánto éste es una formación del inconsciente y una manifestación producto de
la represión.

El sujeto previo al síntoma tiene angustia, lo que genera inhibición de las funciones del yo y, el
no poder resolver esta angustia es lo que provoca dicho síntoma. Éste esconde una verdad
inconsciente que puede ser descifrada dentro del proceso analítico, por ello, el psicoanálisis
sostiene que el síntoma es la puerta de ingreso al análisis, en el cual el sujeto va brindando
material inconsciente para encontrar así un saber sobre este síntoma, encontrar la verdad
inconsciente que oculta; que tiene un sentido, que cuando se interpreta da a lugar al deseo del

sujeto; a su vez, el trabajo psicoanalítico tiene la finalidad de fortalecer al yo, en tanto que
brinda un saber sobre qué hacer con ese síntoma.

Rostagnotto y Yesuron (2011) hacen hincapié en la distinción entre la época y el síntoma,


donde cada síntoma tiene que ver con la época; la modernidad por un lado, donde la sociedad
estaba regulada alrededor de la metáfora paterna, estaba indispensablemente presente la
autoridad, y la subjetividad de la época era la neurosis, por lo cual los conflictos que se daban
estaban relacionados a la represión. Por otro lado, se plantea a la Postmodernidad,
caracterizada por la caída de la metáfora paterna, la caída de lo simbólico y regulada por el
mercado. Encontramos aquí, según Lacan, el discurso capitalista, que le hace creer al sujeto
que la castración no existe, que todo es posible y convierte al sujeto en objeto de mercancía.
Produciendo un empuje al goce por vía del consumo. Una de las sintomatologías intensificadas
por la época es la anorexia.

La anorexia es comúnmente entendida como una enfermedad del apetito, relacionada con la
imagen corporal, el trastorno en las conductas alimenticias y el autoestima de los,
principalmente, adolescentes (Moreno González y Ortiz Viveros, 2019). En el presente trabajo
la desarrollaremos en los términos propuestos y explicados por Recalcati (2013), quien se aleja
de ésta mirada simplista, y propone que en realidad, la anorexia es una posición del sujeto, es
decir, una elección realizada por el sujeto anoréxico caracterizada principalmente por una
elección del rechazo, que guarda relación con la exigencia de separación.

Este autor plantea que ésta elección tiene como objetivo el dominio de sí, liberándose de las
cadenas del cuerpo libidinal, separándose de ésa manera de la demanda del Otro, pues,
generalmente la persona anoréxica, en sus años de niñez, se ha posicionado en el lugar de
objeto del Otro, dependiente de ése Otro, un Otro que no lo o la considera como sujeto
deseante, se trata de niñas/os dóciles, aplastados bajo la demanda del Otro, preocupadas/os
por conceder totalmente a las expectativas narcisistas del Otro familiar, y que se termina
transformando en todo lo contrario, oponiéndose totalmente al Otro parental, lo que podría
relacionarse con lo planteado por Soler (2011): el sujeto anoréxico se ha posicionado durante
años en el discurso del esclavo, y ahora, a través de la anorexia se dedica a no ser esclavo
nunca más de aquello que no podía dominar, pasando al discurso del amo.

Trabajaremos un caso clínico de Soria (2000) en el que podemos ver claramente lo antedicho.
La autora describe el caso como el de una paciente extremadamente delgada que consulta por
síntomas físicos a los cuales los médicos no han hallado causa orgánica, tales como mareos,
vómitos y desmayos. La elección de la anorexia como posición subjetiva, en este caso, es una
maniobra inconsciente de separación clara, pues a través de la misma logra ser “no
apetecible’’ para el goce del Otro, la anorexia le permite que su cuerpo sea intocable, ya que
los síntomas han comenzado luego de un desengaño amoroso, la paciente se había
enamorado por primera vez de un hombre sin ser correspondida.

En un intento de dominio, la paciente utiliza la anorexia como una verdadera solución


dedicada totalmente a la realización de su proyecto: no ser esclava de aquello que no domina;
libre de las cadenas del cuerpo pulsional. Al fin se separa de la demanda del Otro. “En este
caso lo que está acentuado es el dominio, a diferencia de otros síntomas contemporáneos
como la toxicomanía, bulimia, obesidad y alcoholismo juvenil” (Recalcati, 2013).

El hombre del que se ha enamorado es el médico que operó a su padre de una enfermedad
grave, lo cual nos da cuenta del posicionamiento transferencial respecto a la figura paterna,
desdibujando los límites de sí misma con su padre. Esto también es claro en tanto la paciente
manifiesta que desde niña, ha dedicado su vida a colmar el deseo de los demás mediante su
sacrificio, ella siempre se adelantaba a lo que “un padre puede pedir”, perdiendo la
diferenciación sujeto-objeto, yo-no yo, fundamental para el desarrollo de la psique de un niño.
También eligió una profesión relacionada con las letras, lo cual lleva según la autora a la novela
familiar en la que un error de ortografía del padre lleva al encuentro con su madre. Aún en lo
más profundo del inconsciente, la paciente intentaría subsanar los errores de sus padres, ese
gran Otro acaparador. Este Otro del anoréxico, postula Recalcati (2013) además, confunde
sistemáticamente la dimensión de la necesidad con la dimensión del deseo, trata de reducir al
sujeto a objeto pasivo de cuidados, reduciendo así el deseo a la dimensión de la necesidad, en
palabras de Lacan “asfixiante demanda del Otro”. En el caso clínico mencionado, la madre de
la paciente la insultaba respecto de su aspecto físico, y rechazaba la idea del nacimiento de la
paciente. Negaba inconscientemente su existencia. Durante el embarazo escupía, no producía
leche e incluso había tenido tres abortos antes de nacer la paciente. La reducía a un objeto,
lejos de ser un sujeto. Esto nos permite visualizar la necesidad de separación de la paciente de
esta figura materna amenazante y rechazante; ésta separación, diferente a como se da en el
síntoma, es una separación sin duelo, es apática, anestésica, opuesta a cualquier experiencia
de falta o pérdida, una separación que hasta fortalece el yo, se trata, tal como plantea
Recalcati (2013), de una separación como defensa, que opera como una negación obstinada de
la pérdida, un acting out, por ello toma la forma de rechazo; este rechazo, a su vez, es una
maniobra de separación del Otro, con quien, en sus primeros años, no logró definir límites
claros, y por ello se sintió reducida a ser objeto para ese Otro. La paciente continúa siendo
objeto del otro en tanto en su cuerpo es donde se manifiesta su síntoma, mismo aspecto
criticado por su madre. Además en la actualidad a partir de las entrevistas con la analista logra
preguntarse por qué lloraba tanto de niña, encontrando la respuesta en el menosprecio por
parte de su madre y la indiferencia por parte de su padre, lo cual nos indica que es hasta este
punto que comienza a surgir lo reprimido que se manifiesta en el cuerpo.

La paciente recuerda querer morir, pedir a dios la muerte cada día, y verbaliza cierta repetición
de este deseo diciendo “quisiera no haber venido nunca”, luego de haber explicado que su
única alegría era bajar de peso. Esto se repite en el acto de “desaparecer” de las entrevistas,
desaparecer en cuanto al peso físico para finalmente desaparecer de la vida.

También en el caso observamos que la paciente tuvo amenorrea durante toda su adolescencia,
lo cual evidenciaría el deseo inconsciente de seguir siendo niña y objeto de sus padres como
ese Otro totalizador y rechazante pero a la vez deseado, necesario, lo cual es común en casos
de anorexia.

Recalcati (2013), postula que la anorexia es un fenómeno trans-estructural, es decir que puede
ser de estructura neurótica, psicótica o perversa. En el tipo de anorexia neurótica, al estar
incorporado el registro de lo simbólico, hace un llamado, una demanda para que el significante
Nombre del Padre venga a reconocerla. Mientras que en la estructura de tipo psicótica, la
anorexia es una estabilización, es una manifestación que hace el sujeto, es una holofrase, ya
que el significante Nombre del Padre está forcluido. En la perversión la anorexia, da cuenta de
una desmentida de la castración, no acepta los límites, busca transgredir, ve que el cuerpo
tiene límites y los transgrede, va en contra de su propio cuerpo.

El autor plantea que es muy importante la verificación subjetiva, que se logra a partir de la
escucha y que además, se debe tener sumo cuidado en las intervenciones, las cuales van a
depender de la estructura del sujeto.

Si la estructura es neurótica se podrá trabajar con la interpretación del síntoma, con la


demanda que realiza, lo que la anorexia hace es exagerar la su exigencia de separación, se
quiere separar del deseo del Otro.

En la psicosis, por otro lado, respecto de la anorexia se busca estabilizar al paciente.

En el caso clínico expuesto por Soria (2000), inferimos una anorexia neurótica, ya que la
paciente manifiesta sentir angustia por el malestar e incertidumbre por el origen de sus
síntomas. Si bien la anorexia en sí puede ser un fenómeno egosintónico, por lo cual puede
haber sido derivada a la consulta psicológica por los médicos clínicos, es de buen pronóstico
para el análisis que sea capaz de producir una transferencia positiva con la analista,
evidenciada en un momento en que le deja en el consultorio un regalo con una tarjeta
diciendo “Gracias por estar cuando yo menos quiero estar”. También se considera relevante
que pueda traer a la consulta sueños plausibles de interpretación como por ejemplo cuando
dijo haber soñado con un Panda (Pan-da; la que da el pan, la que recibe nada a cambio como
significante de la transferencia para Soria (2000), luego de haberse comprado luego de 15 años
pan para ella misma.

Conclusión

A lo largo de este trabajo intentamos abordar la temática de la anorexia desde una visión
mucho más abarcativa que la que comúnmente se relaciona con la distorsión de la imagen
corporal y el comportamiento alimenticio.

Nuestro quehacer profesional como psicoanalistas nos reclama en la actualidad a atender


subjetividades marcadas por la escisión resultante entre el goce y el deseo, y atravesadas por
el mandato de una cultura que muy pocas veces aboga por la conservación de lo singular, sino
que por el contrario generaliza e invisibiliza los síntomas y modalidades particulares de
funcionamiento de cada sujeto.

En este escenario es que consideramos a la anorexia como manera particular de hacer lazo,
para lo cual debemos tener en cuenta el valor del caso por caso, que cada cuerpo sintomático
es diferente a otro, incluso dentro de los grupos familiares y en circunstancias similares. La
importancia radica en procurar comprender las anorexias, en tanto síntoma, posición subjetiva
en relación al Otro, identificar la estructura a la que corresponde el sujeto, entre otras
implicancias éticas, no para llegar a un diagnóstico etiquetante sino para obrar con
responsabilidad frente al otro que nos convoca.

El desafío estriba en poder pensar a las nuevas patologías como emergentes y ampliar nuestra
posibilidad de intervención, incluyendo el trabajo interdisciplinario y la integración de teorías.

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