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Profesor: Mtro.

Carlos Mora Jurado


Materia: Finanzas Públicas II
Nombre: Mondragón Román Jesús Damián.
ENSAYO

FINANZAS PÚBLICAS EN LOS TIEMPOS DE LA PANDEMIA

Dentro de cualquier gobierno el tema de la salud de su población es un tema de prioridad.


Ante el escenario de la epidemia de Covid-19, México se debe estar preparado para atender
a la población afectada en un futuro prácticamente inmediato, nuestro país se verá
presionado, por la misma economía, el ámbito laboral y por supuesto por la necesidad de
adecuar el presupuesto para poder atender todos los sectores. Las finanzas públicas se
podrían contagiar con el Covid-19.

En días como los que atraviesan México y el mundo, donde se mueve de manera periódica
a como se presenta la situación de la pandemia , no sólo de salud colectiva sino de carácter
económico y ante los aún incalculables efectos de esta pandemia sobre el conjunto de la
economía mundial y en particular en nuestro país, que de por sí, ya mostraba estar en
situación de alta vulnerabilidad al registrar en 2019 una tasa de crecimiento del Producto
Interno Bruto (PIB) de -0.1 %, dentro de esta crisis variedad de analistas y en general la
población se cuestiona , qué política fiscal hará de su parte y rescate parte importante de la
economía.

Que a través de una agresiva política de gasto se reactive el consumo de las familias y se
amortigüe la caída en las ventas de las empresas (sin importar su tamaño). Se le pide al
Presidente y al Secretario de Hacienda que, al estilo de lo que están haciendo otros países
en el mundo (en particular los desarrollados), salgan a anunciar un paquete de medidas
fiscales para evitar, en la medida de lo posible, la caída en la tasa de crecimiento del PIB
para este año (algunas proyecciones estiman un declive entre el 3 % y el 5.7 % del PIB
durante 2020).

Y la verdad todos aquellos que lo piden tienen razón, este gobierno debería estar
articulando una política integral de reactivación económica ya que no solo este resultado de
la pandemia sino por los pésimos resultados en términos de crecimiento que México ha
experimentado durante las últimas décadas y que tras varios sexenios no se ve un avance
tan favorable. La política fiscal debería estar a la altura de las necesidades que apremian
hoy.entonces es ¿de verdad tenemos margen fiscal para actuar?

Un posible punto de partida es pensar si realmente la refinería de Dos Bocas es rentable, si


la construcción del Tren Maya debe seguir, o si la construcción del nuevo aeropuerto en la
base militar en Santa Lucía es lo adecuado; es momento de elaborar y ejecutar verdaderas
políticas públicas que estén a la altura de la situación mundial y nacional para no llegar a
una afectación económica más directa a como se presenta la situación
Contrario a lo que el presidente Andrés Manuel López Obrador dice acerca de la fortaleza
de las finanzas públicas de México, los indicadores “tienen otros datos”, incluso antes de
haber llegado a puntos críticos de la pandemia. Muestra de ello son los bajos precios del
barril de petróleo.

En realidad deberíamos de revisar las prioridades ya que su parte de esfuerzo gira en la


empresa estatal lo que PEMEX ya que con estos precios del petróleo y esta recesión tanto
mundial como nacional, no creo que sería viable la apuestas por la refinería, no veo como
tal un sentido económico viables podría haber mayor enfoque en una política fiscal aquellas
personas que están en riesgo de perder dichos ingresos ya que depende de actividades
que son presenciales que no cuentan con prestaciones sociales y son bastantes
vulnerables para llegar a la diferentes tipos de pobreza.

Esto es tan relevante y preocupa a la sociedad misma ya que también con algunos de los
programas nuevos no tienen reglas de operación ya que apenas se estaban empezando a
definirse. Seria bueno desembolsar padrones de apoyo de otros programas que en su
momento fueron viables como, empleo temporal así como lo fue próspera podria ser util
desde una identificacion de trabajadoras del hogar como jóvenes sin estudio o padres sin
empleo.

Programas que hoy tienen buenos principios, es este apoyo a micronegocios, para no caer
en un declive financiero por falta de trabajo en su producción, ya que en estos se les está
otorgando $25,000, conforme a la evaluación que se les pide de parte del gobierno. Este
sector es uno de los que genera en su mayoría empleos entonces sería una carta por la
cual se tiene conciencia de se debería de usar.

Invertir en infraestructura hospitalaria cuenta como prioridad atendiendo emergencias


sanitaria y este pueda ser un motor para una reactivación económica, ya que con
anterioridad en los gastos de salud que van de la mano con ejercicios fiscales en años
anteriores no se han equipado como se debería, entonces se pensaría que esta parte de
salubridad meter mas mano con hospitales temporales para evitar mitigación de la gente y
llevar estos recursos e intentar mejorar cierto sector ya que son de los más vulnerables.

Otro elemento importante es el tipo de cambio, que ha sufrido fuertes variaciones en contra
de nuestra moneda, alcanzando niveles históricos por encima de los 25 pesos, en contra de
los de hoy 19 de mayo 23.72. Esta situación es delicada en varias vertientes, pues influye
en las compras que hace el gobierno federal en el extranjero (la gasolina, por ejemplo). Por
otro lado tenemos el incremento en el costo financiero de la deuda, ya que al subir el dólar
nuestra deuda automáticamente aumenta.
Un indicador más es la recaudación fiscal, ya que se prevé una fuerte caída por concepto
de impuestos, especialmente dos: el Impuesto sobre la Renta y el Impuesto al Valor
Agregado, ambos ligados actividad comercial ya que se estimaba una caída recaudación
del 3% y hoy en dia se supera a una de 4.5%

La pregunta cobra relevancia una vez que se hace una breve revisión de que es lo que ha
ocurrido en las últimas décadas con nuestra política de gasto e ingreso. Por el lado de los
ingresos, durante décadas nos hemos encargado de estrangular las fuentes de recursos.

De acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) de 1990 a 2019 el


promedio de recaudación tributaria como porcentaje del PIB fue de 9.5 % y al cierre de 2019
fue de 13.2 % , sin embargo, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE) el promedio de la región de América Latina fue de 23.1 %,
el promedio de los miembros de la OCDE fue de 34 % y la media del continente africano fue
de 19.1 %; es decir, nuestras tasas de recaudación tributaria son de las más bajas del
mundo y sólo son comparables con las tasas que registran países con ingresos per cápita
inferiores a nosotros, por ejemplo, la República Democrática del Congo, Uganda, Indonesia,
Guatemala y República Dominicana.

Hemos postergado una y otra vez la discusión de cómo superar la trampa fiscal en la que
nos hemos enrolado; como sociedad, hemos estigmatizado el uso del déficit y de la deuda
como mecanismo de impulso económico. Por el lado de los egresos no hemos sido capaces
de reestructurar la política de gasto, su eficiencia es limitada y se ha preferido usar machete
en lugar de hacer una cuidadosa microcirugía al presupuesto de egresos.

Nuestro gasto es austero, por no decir muy insuficiente , para proveer de bienes y servicios
públicos en la calidad y cantidad que requiere un país con la dinámica poblacional como la
nuestra. De acuerdo con la SHCP, el gasto en capital, y, específicamente, en inversión
física, en los últimos 29 años ha sido en promedio 2.9 % del PIB, para que el lector
dimensione, piense que es casi lo mismo que se destinó al pago del costo financiero en
2019 (2.7 %).

En síntesis, nuestros ingresos han sido sistemáticamente insuficiente como ha sido


claramente dependientes del petróleo y nuestro gasto ha sido procíclico.

Es indudable que la política fiscal debería estar dando la cara, los estabilizadores
automáticos deberían estar siendo puestos a andar a toda prisa, el superávit primario
debería estar despertándose, pero no es así porque durante años nos hemos encargado de
ponerle candados y restricciones legales y prácticas a la política fiscal.

Desde hace décadas hemos estado postergando la independencia de los ingresos


petroleros, hemos antepuesto el costo político de emprender una reforma fiscal, hemos
preferido mantener la nota de las calificadoras, hemos privilegiado la estabilidad de los
indicadores macroeconómicos y ahora… ahora que necesitamos de todo aquello que nos
hemos negado a hacer durante años, le pedimos a la política fiscal que nos rescate.

Lo que queda, según veo, es pedirle a la política monetaria que haga más, la subordinación
de la política fiscal ha sido en gran medida para privilegiar la política monetaria… bueno, es
hora de que esta última saque la casta. Reducir aún más la tasa de interés es lo mínimo,
desde el Banco de México se tienen que emprender medidas más agresivas y poco
convencionales.

Lo que toca hacer hoy por parte del gobierno, sin duda, es emprender una política acciones
gubernamentales dedicadas a impedir, superar, o minimizar los efectos del ciclo
económico en el que estamos enfrentando, reactivar la oferta y la demanda agregadas.

Gastar más y mejor desde hoy, frenar la destrucción de empleo hoy, pero también, queda
plantear de manera seria y decidida un cambio de paradigma fiscal, el compromiso con la
estabilidad macroeconómica y conservar la salud de las finanzas públicas ha demostrado ya
no ser viable. Es imperativo dejar atrás el dogma del superávit primario y el estigma a la
deuda. Si queremos salir de ésta tenemos que replantearnos todo lo que creíamos
inamovible.

Lastimosamente, tal y como refiere Jorge Castañeda, “la ventana para la reforma fiscal que
nuestro país tanto necesita se cerró en el mediano plazo; no se aprovechó el capital político
del presidente a principios del sexenio para llevarla a cabo”. Sin embargo, eso no elimina
que, tal y como lo propone el Grupo Nuevo Curso de Desarrollo (GNCD), se demande “un
cambio de estrategia en la política económica, en particular en las finanzas públicas.”

El Covid-19, nos deja varias lecciones, una de ellas es que necesitamos pasar de las
finanzas públicas sanas a las finanzas públicas funcionales al crecimiento, el desarrollo y la
redistribución del ingreso y la riqueza. Lo que se necesita es un cambio de rumbo, es
alimentar al caballo para que pueda tirar con fuerza de la carreta la próxima vez que lo
necesitemos ya que cada que lo intentamos no logramos en definitiva un avance hacia ello.

bibliografia

Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). (2019). Base de datos global de
estadisticas tributarias.

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Obtenido de https://bit.ly/2yjhvGh

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