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■ Lee el siguiente texto y, luego, responde.

Las batallas de Andrés


Andrés es un niño que está en primaria y le gusta mucho el fútbol. Un día,
recibió el diario que en 1942 escribió su abuelita Emilia. El texto a
continuación corresponde al momento en que Andrés lee una de las
páginas del diario.

30 de septiembre
Querido diario:
Hoy es el último día de vacaciones. Todo lo bueno se te acaba rapidísimo,
¿verdad? Pero apenas pude escribirte hasta hoy, primero, porque
estuve muy ocupada, después, porque se me había perdido tu llave.
La busqué por todas partes, y nada. Abrí mil veces mis cajones;
me asomé debajo de mi cama, y lo que me encontré ahí fue una
pelota desinflada.
Pero la llave seguía sin aparecer.
Y claro, yo pensé que Pepe había cogido mi diario y había
descubierto el escondite de la llave y que luego se le olvidó
guardar todo completo.
Y como, además, el día que invitó a unos amigos se encerraron en su
cuarto y desde afuera se oían sus carcajadas, cuando después no encontré
la llave, estuve segurísima de que habían leído todo lo que te he escrito.
¿Te imaginas?
Pues sí, querido diario, ayer ya no sabía ni qué hacer. La otra tarde,
cuando le toqué a Pepe y me gritó que no lo estuviera molestando
(aunque entonces no sabía yo lo de la llave), me dijo: “Estamos
contando chistes que no son para niñas, pero que son de lo que
hacen las niñas”.
Y más carcajadas. Bueno, ese día yo me fui a casa de Ana sin pensar en el
susto que me esperaba.
Pero desde ayer me di cuenta de lo de la llave. Y ya sabes cómo son las
mamás: "Si pusieras siempre las cosas en su lugar...”. No hay manera de
discutir con ellas, porque ellas también empiezan con “¿No han visto mi
monedero?,
¿dónde lo habré dejado?” y así. Claro que si tú les dices algo,
entonces se ponen furiosas y dicen que eso es distinto. [...]
De todos modos, eso no me hubiera consolado ni
un poco. Además de que quedaba lo de Pepe, de
sus risas y lo que me había dicho. […] Anoche
dormí muy mal pensando y pensando. Pero hoy
tuve una buena idea y me fui a buscar entre los
juguetes de mi hermanito Raúl. Primero no vi
nada, pero luego
que le pregunto y me dice que él tiene una llave
para su camión de bomberos, que es solo suya.
“A verla”, le dije suavecito, no fuera a ser que
cambiara
de opinión y no me la enseñara y la tirara
por la ventana, como siempre, y entonces
sí...
Pues ahí estaba cerca del volante. Y claro, a Raúl le gustó porque tiene
el tamaño perfecto para sus carros. Me costó
mucho trabajo convencerlo, pero le di todos los
chocolates que me había comprado con mis
ahorros. Finalmente, puse la llave en un
llavero con un osito negro que ya tenía desde
antes. Y aquí estamos tú y yo, querido diario,
hablando otra vez.
Bueno, si no es un hermano es el otro, ¿no?
Adiós, ya te lo conté todo. Y mañana de vuelta a la escuela.

Aline Pettersson, Las batallas de Andrés.


Comprensión lectora

1 Responde en forma escrita las siguientes preguntas:


a.¿Qué problema se le presentó a Emilia cuando quiso continuar su
diario?
b.¿Qué hizo entonces?
c. ¿Solucionó el problema? ¿Cómo?
ƫ Completa los recuadros con las respuestas de la actividad
anterior.

Problema Acci Soluci


ón ón

2 ¿Qué había comprado Emilia el domingo? Marca.

Una pelota Menticas Chocolates


A través de la lectura Las batallas de Andrés,
3
¿qué podemos conocer acerca de algunos
miembros de la familia de Emilia?

Su m am á

S u h e rm a n o P e p e

S u h e rm a n o m e n o r

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