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PROBLEMAS QUE ENFRENTO LA FILOSOFÍA EN LA EDAD ANTIGUA

1.1. DE LA FILOSOFÍA ANTIGUA A LA FILOSOFÍA MEDIEVAL

La filosofía helenística se desarrolla durante un largo periodo de tiempo que va desde la


muerte de Alejandro Magno en el 323 a.C hasta el año 30 a.C fecha en la que Octavio
Augusto incorpora Egipto a Roma. Sin embargo, su hegemonía perdura hasta fechas que
coinciden con la ruina del mundo romano y los inicios del mundo cristiano. La compleja
situación histórica (el mundo griego deja paso al Imperio Romano) de esta larga época
será vivida con gran inquietud. Esto se plasma en el deseo en los hombres por encontrar
alguna doctrina que les abra la esperanza y les haga felices. En este contexto, “el
pensamiento debía servir a la vida y no la vida al pensamiento”. Tal va a ser la finalidad
de la ética de las principales escuelas filosóficas:

• Estoicos sus postulados les llevaron al rechazo de lo mundano y aun vivir de acuerdo
con la naturaleza, esto es, conforme ala razón (virtud). Así el hombre (el sabio)
alcanza la felicidad bajo la forma de la apatía, indiferencia frente a cualquier
acontecimiento. Esta escuela influirá en el neoplatonismo que surgió posteriormente
(Patrística, Escolástica latina y árabe y Renacimiento).
• Epicúreos: Epicuro (341-271a.C) la felicidad es el placer (ausencia de dolor). El cual
se logra mediante la imperturbabilidad del ánimo ante los deseos y las pasiones
(virtud: elegir placeres intelectuales). Solo así se logra la tranquilidad del alma o
ataraxia. Esta es propia del sabio que se aleja de lo superfluo (debe vivir alejado de la
ciudad, cumpliendo las leyes).

• Los escépticos: encuentran en la negativa a adherirse a ninguna opinión


determinada, en la suspensión del juicio (epojé), la paz interior (ataraxia). La
indagación es el único medio posible para evitar el uso unívoco de una postura.

El escepticismo influye en la Academia nueva platónica (Arcesilao, Carnéades III – II a.C)


y en pensadores romanos como Cicerón (106-43 a.C) cuyo eclecticismo filosófico
facilita el paso del pensamiento griego, al mundo romano y cristianismo. Su mayor
contribución fue el acuñar los conceptos filosóficos latinos a partir de la terminología
griega, lo que sería aprovechado por Séneca y los Padres de la Iglesia para exponer el
pensamiento romano estoico en un caso y la filosofía cristiana en otro. Además contribuyó
con esa labor a la transmisión de los valores morales estoicos al cristianismo.
1.2. CONTEXTUALIZACIÓN FILOSÓFICA: EDAD MEDIA

Hablar de filosofía cristiana es plantearse la existencia de una nueva forma de pensar e


interpretar el mundo, distinta a la anterior, pero también influida por éste. Del entramado
de ambas formas de pensar se va construyendo una nueva visión del mundo, que se
convertirá en la “verdadera filosofía”. Toda la filosofía medieval persigue el mismo
objetivo: fundamentar la fe cristiana, es decir, dar una explicación racional a la fe. Los
temas centrales de su reflexión son los siguientes: relación fe–razón, concepto y
existencia de Dios, la idea de creación; concepción del hombre (alma), el bien.

Podemos dividir la Filosofía Medieval en dos grandes grupos:

• Apologistas y Padres de la Iglesia: defienden el cristianismo frente a algunas ideas


de la filosofía helenística y valoran positivamente la filosofía platónica como
antecedente o preparación para el p e n s a m i e n t o c r i s t i a n o ( t a m b i é n c o
n c e p t o s d e l estoicismo). Construyeron la armazón de la futura filosofía y teología
cristiana. Aparece una dogmática cristiana que ha de ser enseñada. Aquí situamos a
SAN AGUSTÍN (s. IV d. C.)

• La filosofía escolástica: Hace referencia a las enseñanzas que en la Edad Media se


practicaba en las escuelas monacales. Engloba pensadores de diferente índole, de ahí
que hablemos de una escolástica cristiana, árabe y judía. Influidos por el Platonismo y
posteriormente por el Aristotelismo, todos en general reconocen en el campo de la
razón la autoridad de los filósofos griegos. La discusión central será la posible
conciliación entre la razón y la fe. Aquí situamos a SANTO TOMÁS DE AQUINO (s.
XIII), paradigma del pensamiento medieval. (s.XIV: crisis escolástica→Guillermo de
Ockham)

2. SAN AGUSTÍN: FILOSOFÍA Y RELIGIÓN

Elabora el primer sistema completo del pensamiento cristiano (domina el pensamiento


occidental hasta el s. XIII). Lo hace con una clara vocación de enseñanza y defensa de la
fe cristiana. En su elaboración recurrió al Platonismo , Neoplatonismo y Estoicismo . En su
obra “Confesiones” llegará a afirmar que el pensamiento anterior, sobre todo el
neoplatónico, y las soluciones del maniqueísmo es un pensamiento incompleto que ha
sido superado por el Nuevo Testamento. Se propone, pues, como tarea completar la
filosofía con la perspectiva cristiana que le faltaba.
2.1. RELACIÓN FE - RAZÓN
Considera que hay una unidad en el conocimiento; por eso la fe y la razón deben ir
unidas: para comprender la realidad del mundo, es necesaria la fe, y para creer es
necesario que esté apoyada en una serie de razones; la fe tiene que tener un fundamento
de razón de manera que sea razonable creer: “Comprender para creer”.

No distingue límites entre razón y fe. Su objetivo es la verdad cristiana donde ambas
están llamadas a colaborar. La razón es una colaboradora de la fe (primacía), debe
preparar a la inteligencia para la aceptación de Dios. Una vez iluminada por Dios, la
razón se convierte en el instrumento más eficaz para exponer los contenidos de fe, sin
olvidar que la razón sola no puede llegar a la verdad (no hay separación entre filosofía y
teología).

2.2. VERDAD - CONOCIMIENTO- ILUMINISMO


San Agustín quiere alcanzar la Verdad en sí misma, y el único medio es el conocimiento.
En su análisis del conocimiento, seguirá la teoría platónica, aunque también hallamos
algunos aspectos que toma del estoicismo y del escepticismo.

La verdad existe, hay un conjunto de ideas que necesariamente son verdaderas,


inmutables y eternas, que no cambian porque son verdaderas (lo que cambia no es la
verdad). Proporciona un argumento en contra de los escépticos: “Aunque nos
equivoquemos en los juicios que hacemos sobre las cosas y dudemos acerca de donde
está la verdad, hay algo de lo que no podemos dudar, la verdad de nuestra propia
existencia” (tampoco se puede dudar de las matemáticas, la lógica y las verdades
morales).

La verdad de la cosas no está en el conocimiento sensible (apariencia). Los objetos


sensibles no pueden ser el objeto propio del entendimiento aunque a veces puedan ser el
punto de partida del conocimiento.

Conocimiento racional (o ratio) llegamos al conocimiento de verdades necesarias que


se refieren a las cosas temporales, pero no son verdades absolutas. Con la ratio se
construye la Ciencia y son conocimientos que se obtienen a partir de los datos de los
sentidos: es cuando el testimonio de éstos nos dan a conocer una idea, porque las cosas
sensibles tienen vestigios de las ideas (de la mente divina) y nuestra razón descubre en
esos datos de los sentidos las ideas eternas y necesarias.

Conocimiento contemplativo (ratio superior o intelecto) Se alcanza la contemplación de


las ideas eternas sin necesidad de los datos sensibles ni del razonamiento (función
intuitiva). Es el conocimiento objetivo o sabiduría.
Alcanzar este conocimiento es una tarea que supera la mera capacidad humana. El
hombre necesita una ayuda exterior que ilumine su mente y así conocer las ideas. Es lo
que llama San Agustín ILUMINACIÓN (Teoría de la iluminación): Dios ilumina la mente
finita y así descubre las verdades esenciales para alcanzar la felicidad. Descubre en sí
mismo algo que trasciende su propia limitación: la sabiduría o a Dios mismo.

2.3. EL ALMA
Concepción dualista al estilo platónico. El alma define al hombre “es una sustancia dotada
de razón destinada a regir un cuerpo”. Creada por Dios, es inmortal, indestructible,
espiritual, al contrario que el cuerpo que es material. El alma debe dirigir al cuerpo pero a
veces no puede. Esta falta de acuerdo se debe al pecado original por el cual el hombre ha
perdido su naturaleza perfecta salida de las manos de Dios.

2.4. FILOSOFÍA DE LA HISTORIA


Los cristianos fueron acusados de contribuir a la decadencia y crisis de Roma. S. Agustín
trata de defenderse en “La ciudad de Dios”.

Se pregunta por el sentido de la historia y su respuesta supone la primera interpretación


filosófica de la Historia. Insiste en que el hombre es libre y en el uso de su libertad, el
hombre puede optar por el amor propio (pecado), o por el amor a Dios. Estos dos amores
fundan dos ciudades, de leyes contrapuestas y en lucha constante por la defensa de sus
intereses: “El amor a sí mismo”, hasta el menosprecio de Dios →ciudad terrena. Y el
“Amor a Dios” hasta el menosprecio de sí mismo → ciudad de Dios. En espera del triunfo
definitivo, la ciudad de Dios convive con la terrena y obedece sus leyes siempre que no
vayan contra la religión. Estas dos ciudades caminan mezcladas en el tiempo y no se
separarán hasta el triunfo de la ciudad de Dios en el fin de la Historia. Por lo tanto el
sentido de la historia está más allá de la propia historia humana, la meta de la
Historia es gozar de la unión con Dios en la vida celestial.

¿Se puede identificar Estado con ciudad terrena e Iglesia con ciudad de Dios? ¿Tiene
ésta primacía sobre el Estado?
Para S. Agustín la función del Estado es garantizar la paz y en aras de la misma, la
ciudad de Dios, usa de la organización del Estado y obedece sus leyes. El estado sigue la
ley positiva y la Iglesia la ley natural que Dios ha puesto en el corazón humano. Ésta
inspira a la ley positiva a través de la doctrina cristiana. De aquí la preeminencia
legislativa de la Iglesia. A San Agustín le son indiferentes las formas de gobierno ya que
Dios legitima el poder.
3. OMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ESCOLÁSTICA
3.1. LA FILOSOFÍA DE TOMÁS DE AQUINO EN EL CONTEXTO Y PROBLEMÁTICA
DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL
Nace en 1225 (Italia) y muere en 1274 acudiendo al concilio de Lyon. De origen noble y
educación aristócrata. Ingresa en los dominicos en 1243, recorriendo en su formación
varias Universidades. Enseña en la Sorbona de París y en otras Universidades dominicas.
Su obra goza de gran prestigio académico y religioso. Como señala el historiador G.
Fraile: “Nadie, ningún filósofo le ha igualado jamás en la depurada precisión de conceptos
ni en el riguroso orden sistemático de la exposición”.

Sto. Tomás es hijo de su tiempo (s. XIII). Época caracterizada por una rígida estructura
económico-político-social y religiosa, conocida con el nombre de feudalismo:
identificación, o mejor, subordinación del poder material-temporal al espiritual
(teocentrismo) y rígida jerarquía político-social. Ya estamos en la Baja Edad Media y las
estructuras comienzan a variar: la relación política, religiosa, social… La filosofía, como ya
hemos dicho, se transmite en las escuelas y su misión principal es racionalizar las
verdades teológicas, hacer comprensible lo que ya se aceptaba por fe, filosofía
teologizada. Hasta el s. XII se basaba en el platonismo recibido de la Patrística y de San
Agustín en particular.

Pero fruto de una serie de vicisitudes (expansión del Islam, conquista del Imperio
Bizantino, escuelas de traductores) llega la obra de Aristóteles y sus comentaristas:
Avicena y Averroes a Occidente. Conmociona a Europa. Se forma el Averroísmo latino
(aristotelismo heterodoxo) → 3 tesis básicas:
 Defensa de la eternidad del mundo
 El alma individual no es inmortal sino perecedera Teoría de la doble
verdad.1ª y 2ª imposibles de aceptar para el cristianismo;

 3ª problemática. Sto. Tomás se separará de los averroístas, sin


embargo su actitud ante la filosofía aristotélica es enteramente
positiva, a pesar de los problemas que ello le supone: condenas de
los franciscanos, Iglesia, los mismos dominicos... Estaba
convencido de que el sistema aristotélico (y no la visión averroísta)
era compatible con la fe cristiana y, además, ofrecía una
interpretación de la realidad en sí misma valiosa.

La filosofía tomista viene a ser la síntesis del pensamiento medieval dando acogida a
todas las corrientes: platónica, estoica, árabe, judía agustiniana... aunque se exprese a
través de conceptos y esquemas aristotélicos (concilia teología con filosofía). Intentará
reconciliar las dos grandes tradiciones intelectuales enfrentadas en su tiempo: Aristóteles,
el filósofo por excelencia, y el pensamiento teológico cristiano de San Agustín, influido por
Platón: Ambos representan respectivamente a la razón natural y a la teología o estudio
científico de la fe: se diferencian en que la filosofía tiene una certeza que depende de
principios que se presentan como evidentes a la razón y no se pueden rechazar; en
cambio los principios de la teología, “artículos de fe”, no son evidentes para nosotros, y su
certeza depende de la aceptación de la autoridad de Dios.

3.2. RAZÓN Y FE. FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA


Expone todo su pensamiento en su obra “Suma Teológica” obra de madurez redactada en
una época complicada para la Universidad de París, cuando dominicos y agustinos
estaban enfrentados, y cuando, por otro lado, las órdenes mendicantes eran cada vez
más cuestionadas por su labor crítica. Como buen escolástico no puede eludir el tema
clave de la Edad Media: la verdad y la relación entre fe - razón.

El estado de la cuestión era el siguiente:

• AGUSTINISMO → Primacía de la fe y subordinación de la razón (La 1ª guía a la 2ª)


• AVERROÍSMO → Separación, incompatibilidad. Dos verdades diferentes. Ninguna
falsa.
• STO. TOMÁS → Autonomía e independencia, pero no incompatibilidad, sí armonía y
colaboración con cierta subordinación final.

Era preciso marcar con exactitud los límites y las relaciones entre los campos de la razón
y la fe. Filosofía y dogma cristiano. Sto. Tomás quiere armonizarlo y conciliarlos ¿cómo?

Primero Distingue: Verdades sobrenaturales (o reveladas) a las que se accede por la fe


y verdades naturales (o filosóficas) a las que se accede por la razón; serán fuente
distintas, autónomas autosuficientes, cada una en su campo respectivo.
Ahora bien, la razón tiene sus límites, el mundo natural, más allá del cual es la fe la
encargada de proporcionar la información. El tope del conocimiento racional, a diferencia
de los neoplatónicos que consideraban que la razón puede conocer la realidad inmaterial
(el Uno), es la realidad sensible material.

En segundo lugar y en contra de los averroístas, defiende una armonía una relación
equilibrada. Defiende más bien:
Una relación negativa: No cabe contradicción entre ambas. Ambas proceden de Dios.
Luego toda verdad filosófica que se oponga a la verdad revelada habrá que analizarla o
rechazarla. La fe ejerce un control de la filosofía, de la razón.
Una relación positiva: la razón ayuda a la fe aclarando, ilustrando los misterios de la fe
¿Cómo?
 Prestándole los procedimientos de ordenación científica: organiza el pensamiento
en proposiciones para que la Teología sea verdadera Ciencia.
 Prestándole sus armas dialécticas para hacer frente a sus posibles opositores.
 Fijando las premisas de la fe (preámbulos de la fe) razonando y demostrando
aquellos pasos y verdades que acercan al hombre al conocimiento de Dios.

3.3. DIOS Y SU DEMOSTRABILIDAD. LAS VÍAS DE LA EXISTENCIA DE DIOS LAS


VÍAS DE LA EXISTENCIA DE DIOS.
Todo ello hace posible que puedan existir contenidos comunes, verdades que pertenecen
a ambos ámbitos: Existencia de Dios y atributos, existencia del alma y atributos, pueden
ser creídas y demostradas. Tomás de Aquino tiene la preocupación de exponer
sistemáticamente la doctrina sobre Dios Esta tarea no es exclusiva de la teología, ciencia
de Dios que se basa en la revelación, sino también de la teología natural una ciencia
construida desde la razón cuyos objetivos son:

• Primer objetivo → demostrar la existencia de Dios de un modo racional (aunque


Sto. Tomás parte de su existencia por la fe) =Teología existencial

• Segundo objetivo→ conocimiento de su naturaleza y de las características de su


actividad =Teología esencial

3.3.1 TEOLOGÍA EXISTENCIAL


SI LA EXISTENCIA DE DIOS ES EVIDENTE O NO. (art 1)
LA PRIMERA PREGUNTA QUE SE HACE STO. TOMÁS es si la existencia de Dios es
evidente. En caso de que fuera evidente, no tendría sentido intentar una demostración,
pues sería una verdad admitida universalmente. En el otro extremo, si la existencia de
Dios no es evidente en sí misma, tendría sentido plantearse su demostración.

La respuesta tomista parte de dos clases de evidencia:


a) Evidencia en sí: es aquel tipo de evidencia que se impone inmediatamente al sujeto.
Utilizando terminología moderna, podríamos identificar la evidencia en sí con las
proposiciones analíticas, aquellas en las que el predicado no añade información al sujeto.
b) Evidencia para nosotros: es aquel tipo de evidencia en sí, en la que contamos con un
conocimiento suficiente como para descubrir esa evidencia. Si nuestro conocimiento del
sujeto o del predicado es imperfecto o limitado, puede que haya evidencias en sí que no
lo sean para nosotros.

Aplicando esta separación, podemos decir que todo lo evidente para nosotros es evidente
en sí, pero puede haber evidencias en sí que no lo sean para nosotros, que nos sean
desconocidas, o que exijan de nosotros un esfuerzo intelectual para llegar a su
conocimiento.

Esto es precisamente lo que ocurre con la existencia de Dios. Para aquellos teólogos y
estudiosos que emplean su tiempo y su esfuerzo en conocer a Dios, la evidencia de Dios
es indiscutible, pues descubren que Dios es su propia existencia. Sin embargo, para
muchos hombres este tipo de conocimiento les está vedado.
Puesto que la existencia de Dios no es evidente para nosotros, CABE EN SEGUNDO
LUGAR PREGUNTARSE SI SE PUEDE DEMOSTRAR.

SI LA EXISTENCIA DE DIOS ES DEMOSTRABLE


La respuesta de Sto. Tomás es contundente: la existencia de Dios
es demostrable, y además se puede hacer de dos maneras:
1. Demostración “propter quid” (“por lo que”): “se basa en la causa, y transcurre de lo
anterior a lo posterior”. Sería una demostración de corte racionalista, como la que se
puede encontrar, por ejemplo, en Anselmo de Canterbury. Sería una demostración “a
priori”, que parte de la esencia del ser supremo y desemboca en la existencia como una
de sus propiedades.

2. Demostración “quia”: Es una demostración a posteriori: va del efecto a la Causa.


Parte de lo que para nosotros es más conocido: los seres creados (Dios es conocido por
sus obras). Ciertamente son desproporcionados los efectos en relación a su causa, pero
no se intenta un conocimiento adecuado, sino solo afirmar su existencia. Sto. Tomás opta
por este tipo de demostración, en lo que se deja notar el carácter aristotélico de la filosofía
tomista, donde el conocimiento empírico será siempre una condición necesaria para que
podamos operar con la razón (los primeros conocimientos empiezan por los sentidos y
para éstos no es evidente la existencia de Dios).

SI DIOS EXISTE (Art 3)


Una vez explicado que la existencia de Dios no es evidente para nosotros, pero que sí es
demostrable, STO. TOMÁS EMPRENDE ESTA TAREA. Mucho se ha discutido sobre si
las 5 vías pretenden ser demostraciones estrictas o tan sólo argumentaciones que
podrían llevarnos a la afirmación de Dios. El propio Sto. Tomás se expresa en estos
términos en la frase introductoria a las cinco vías: “La existencia de Dios se puede
demostrar por cinco vías” (art 3 ,3), con lo que parece clara la intención demostrativa del
planteamiento tomista.

Dejando de lado el carácter argumentativo o demostrativo de las vías, lo que sí cabe


resaltar es su carácter sistemático. Aunque muchas de ellas se encuentran ya en
autores anteriores, la labor tomista consiste en su organización y recopilación. En su
intento de dar a la exposición esta sistematicidad, se puede apreciar incluso una
estructura común a las 5 vías (habrá que matizar esto en el caso de la 4ª vía), que a
veces aparece de forma explícita o implícita, que sería el siguiente:

1. Todas arrancan de hechos reales de existencia, cada una de un hecho


distinto → La constatación de un efecto en la naturaleza.
2. Se le aplica el principio de causalidad →Todo efecto remite a alguna causa
distinta.
3. Coinciden en afirmar que es imposible una concatenación causal indefinidad

4. Todas tienen un punto de llegada: la necesidad de un ser supremo


trascendente, al cual todos llaman Dios → primera causa de todos los efectos
que hemos constatado en el mundo.

• 1ª VÍA: DEL MOVIMIENTO “es evidente y los sentidos lo atestiguan, que en el


mundo algunas cosas se mueven”. Cada cosa en movimiento presupone un motor y
siendo imposible un proceso hasta el infinito, la constatación del movimiento
conduce a la admisión de un primer Motor inmóvil →Dios (se basa en Aristóteles).

• 2ª VÍA: DE LA CAUSALIDAD: En el mundo hay un orden de causas existentes en


que cada causa remite a una precedente; no pudiendo proceder hasta el infinito, se
debe presuponer una Causa primera no causada →Dios (Esta vía está inspirada
en autores anteriores como Aristóteles y Avicena).

• 3ª VÍA: DE LA CONTINGENCIA: Las cosas del mundo son contingentes, están


sujetas a nacimiento y destrucción, de manera que lo mismo pueden existir que no
existir. Como lo que no existe
empieza a existir merced a otro que ya existe y no se puede proceder hasta el
infinito, los seres contingentes demandan un Ser necesario, que no sólo es, sino
que no puede no ser →Dios.

Podemos encontrar precedentes de esta vía en Maimónides. La distinción esencia-


existencia es fundamental en Sto. Tomás:es la idea central de esta vía, basada en la
contingencia de los seres frente a la necesidad de Dios, único ser en el que la esencia y la
existencia coinciden)
• 4ª VÍA: DE LOS GRADOS DE PERFECCIÓN: Los seres sensibles tienen grados de
perfección; son seres más o menos bellos, perfectos... pero el más y el menos, se
dice siempre en relación a un máximo, según se aproxime o se aleje de él. Tiene
que existir un ser que contenga en sí todas las perfecciones en grado sumo y
ser la causa de las perfecciones parciales de los seres sensibles →Dios
(Argumento extraído de Platón y S. Anselmo).

Por ser esta una vía de raíces neoplatónicas, no se ajusta exactamente al esquema
descrito anteriormente. En esta vía no aparece explícitamente un principio de causalidad,
aunque sí se puede adivinar, lo asocia, de un modo implícito, al principio de participación
neoplatónico: los efectos participan de sus causas, y por tanto, las criaturas que son más
o menos perfectas participan de la máxima perfección que es Dios: ser causado es
participar de la causa. Las palabras tomistas son las siguientes: “Pero el más y el
menos se atribuye a las cosas según su diversa proximidad a lo máximo […] Por tanto, ha
de existir algo que sea verísimo, nobilísimo y por ello ente o ser supremo” → Un poco más
adelante aparece ese principio de causalidad ejemplar platónico al que nos hemos
referido: “lo máximo en cualquier género es causa de todo lo que en aquel género existe.
Interpretándolo en clave cristiana, Dios es la causa ejemplar de todas las criaturas, que no
pueden más que imitar el modelo de Dios. El télos aristotélico se viste así de
trascendencia. Y lo mismo ocurre con su concepción de la naturaleza: Dios tiene en sí los
modelos de las cosas existentes, que son creadas según su idea. Las criaturas existen y
son perfectas en la medida en que Dios es existencia y perfección.

El desenlace de la vía nos resulta ya familiar: “existe, por consiguiente, algo que es para
todas las cosas causa de su ser, de su bondad y de todas sus perfecciones, y a esto
llamamos Dios.” Los grados del ser y la perfección: aquí introduce una visión jerárquica de
la naturaleza. Los seres más perfectos y más bellos son aquellos que más “cerca” están
de Dios, que más se le asemejan. Participan más de su perfección que el resto de los
seres.

• 5ª VÍA: DEL GOBIERNO DEL MUNDO: Todos los seres del mundo tienden a cumplir
su fin, obran intencionadamente; ahora bien, lo que carece de conocimiento no
tiende a un fin a no ser que lo dirija alguien. Tiene que haber un Ser inteligente
que dirija todas las cosas del mundo a su fin →Dios. (Por debajo de esta vía esta
la idea de finalidad, uno de los nervios centrales de la biología aristotélica)

3.3.2 TEOLOGÍA ESENCIAL


Una vez establecida su existencia, hay que establecer su naturaleza. Según Sto. Tomás
no podemos saber de Dios lo que es, más bien lo que no es. Por eso a esta parte se le
llama teología negativa. Y ¿cómo lo hace? Usando el mismo procedimiento anterior:
mediante el conocimiento de las perfecciones de las criaturas, que son efectos suyos. De
ahí que se hable de:

➡ Vía negativa: negar de Dios las imperfecciones del ser creado.


➡ Vía positiva: se afirman de Dios todas las perfecciones que hay en los seres
creados
➡ Vía de eminencia: elevar al sumo grado las perfecciones anteriores y colocarlas
en Dios.

Sto. Tomás señala que la razón ya no puede avanzar más, no puede penetrar en los
motivos de la creación, en los postulados… ahí entra en juego la fe.

3.4. ÉTICA Y POLÍTICA TOMISTAS

Sto. Tomás acepta de la tradición griega el hecho de que la ética sea una ética de fines,
una ética cuyo concepto fundamental es el de la perfección o cumplimiento de las
exigencias de la naturaleza humana. Acepta como Aristóteles que el fin último del hombre
es la felicidad y que ésta reside en el cumplimiento de lo que es propio pero añadiendo la
dimensión sobrenatural: en último lugar será Dios.
¿Cómo saber lo que es propio del hombre? Descarta como Aristóteles, las riquezas,
fama, poder… y hasta la vida contemplativa. El bien supremo del hombre consiste en la
visión de la esencia divina, meta final que satisface plenamente su ansia de felicidad.

El hombre, gracias a su razón, es capaz de conocer sus propias tendencias y deducir


ciertas normas de conducta, normas morales, encaminadas a dar satisfacción a esas
tendencias. Las normas morales manifiestan el designio de Dios en el hombre, lo que Sto.
Tomás llama ley natural, una ley accesible a la razón y que coincide con la divina, es
decir, es la proyección en el mundo de la ley eterna divina.
Sin embargo no bastaría una ley natural, hay que completarla con la ley positiva
recogida en los códigos legales y que debe ser reflejo de la ley natural: concreta las
normas más generales de aquella y nunca puede contradecirla.

La ley positiva es el medio que los Estados tiene para procurar el bien común cuyos
objetivos son: la paz, la moralidad y los bienes necesarios para vivir. Este es el único fin
que justifica la existencia de la autoridad civil. Las leyes son injustas si no cumplen estos
objetivos y, en ese caso, el ciudadano no está obligado a cumplirlas, contradicen la ley
natural, se convierten en tiranía y quien las promulga pierde su autoridad porque la
autoridad dimana de Dios y es otorgada a los gobernantes a través del pueblo. Por esta
razón, los tiranos no deben ser obedecidos sino derrocados, salvo que el derrocamiento
traiga males mayores.

En definitiva, la ética tomista es una combinación original de elementos morales


aristotélicos y cristianos.

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