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• Estoicos sus postulados les llevaron al rechazo de lo mundano y aun vivir de acuerdo
con la naturaleza, esto es, conforme ala razón (virtud). Así el hombre (el sabio)
alcanza la felicidad bajo la forma de la apatía, indiferencia frente a cualquier
acontecimiento. Esta escuela influirá en el neoplatonismo que surgió posteriormente
(Patrística, Escolástica latina y árabe y Renacimiento).
• Epicúreos: Epicuro (341-271a.C) la felicidad es el placer (ausencia de dolor). El cual
se logra mediante la imperturbabilidad del ánimo ante los deseos y las pasiones
(virtud: elegir placeres intelectuales). Solo así se logra la tranquilidad del alma o
ataraxia. Esta es propia del sabio que se aleja de lo superfluo (debe vivir alejado de la
ciudad, cumpliendo las leyes).
No distingue límites entre razón y fe. Su objetivo es la verdad cristiana donde ambas
están llamadas a colaborar. La razón es una colaboradora de la fe (primacía), debe
preparar a la inteligencia para la aceptación de Dios. Una vez iluminada por Dios, la
razón se convierte en el instrumento más eficaz para exponer los contenidos de fe, sin
olvidar que la razón sola no puede llegar a la verdad (no hay separación entre filosofía y
teología).
2.3. EL ALMA
Concepción dualista al estilo platónico. El alma define al hombre “es una sustancia dotada
de razón destinada a regir un cuerpo”. Creada por Dios, es inmortal, indestructible,
espiritual, al contrario que el cuerpo que es material. El alma debe dirigir al cuerpo pero a
veces no puede. Esta falta de acuerdo se debe al pecado original por el cual el hombre ha
perdido su naturaleza perfecta salida de las manos de Dios.
¿Se puede identificar Estado con ciudad terrena e Iglesia con ciudad de Dios? ¿Tiene
ésta primacía sobre el Estado?
Para S. Agustín la función del Estado es garantizar la paz y en aras de la misma, la
ciudad de Dios, usa de la organización del Estado y obedece sus leyes. El estado sigue la
ley positiva y la Iglesia la ley natural que Dios ha puesto en el corazón humano. Ésta
inspira a la ley positiva a través de la doctrina cristiana. De aquí la preeminencia
legislativa de la Iglesia. A San Agustín le son indiferentes las formas de gobierno ya que
Dios legitima el poder.
3. OMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ESCOLÁSTICA
3.1. LA FILOSOFÍA DE TOMÁS DE AQUINO EN EL CONTEXTO Y PROBLEMÁTICA
DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL
Nace en 1225 (Italia) y muere en 1274 acudiendo al concilio de Lyon. De origen noble y
educación aristócrata. Ingresa en los dominicos en 1243, recorriendo en su formación
varias Universidades. Enseña en la Sorbona de París y en otras Universidades dominicas.
Su obra goza de gran prestigio académico y religioso. Como señala el historiador G.
Fraile: “Nadie, ningún filósofo le ha igualado jamás en la depurada precisión de conceptos
ni en el riguroso orden sistemático de la exposición”.
Sto. Tomás es hijo de su tiempo (s. XIII). Época caracterizada por una rígida estructura
económico-político-social y religiosa, conocida con el nombre de feudalismo:
identificación, o mejor, subordinación del poder material-temporal al espiritual
(teocentrismo) y rígida jerarquía político-social. Ya estamos en la Baja Edad Media y las
estructuras comienzan a variar: la relación política, religiosa, social… La filosofía, como ya
hemos dicho, se transmite en las escuelas y su misión principal es racionalizar las
verdades teológicas, hacer comprensible lo que ya se aceptaba por fe, filosofía
teologizada. Hasta el s. XII se basaba en el platonismo recibido de la Patrística y de San
Agustín en particular.
Pero fruto de una serie de vicisitudes (expansión del Islam, conquista del Imperio
Bizantino, escuelas de traductores) llega la obra de Aristóteles y sus comentaristas:
Avicena y Averroes a Occidente. Conmociona a Europa. Se forma el Averroísmo latino
(aristotelismo heterodoxo) → 3 tesis básicas:
Defensa de la eternidad del mundo
El alma individual no es inmortal sino perecedera Teoría de la doble
verdad.1ª y 2ª imposibles de aceptar para el cristianismo;
La filosofía tomista viene a ser la síntesis del pensamiento medieval dando acogida a
todas las corrientes: platónica, estoica, árabe, judía agustiniana... aunque se exprese a
través de conceptos y esquemas aristotélicos (concilia teología con filosofía). Intentará
reconciliar las dos grandes tradiciones intelectuales enfrentadas en su tiempo: Aristóteles,
el filósofo por excelencia, y el pensamiento teológico cristiano de San Agustín, influido por
Platón: Ambos representan respectivamente a la razón natural y a la teología o estudio
científico de la fe: se diferencian en que la filosofía tiene una certeza que depende de
principios que se presentan como evidentes a la razón y no se pueden rechazar; en
cambio los principios de la teología, “artículos de fe”, no son evidentes para nosotros, y su
certeza depende de la aceptación de la autoridad de Dios.
Era preciso marcar con exactitud los límites y las relaciones entre los campos de la razón
y la fe. Filosofía y dogma cristiano. Sto. Tomás quiere armonizarlo y conciliarlos ¿cómo?
En segundo lugar y en contra de los averroístas, defiende una armonía una relación
equilibrada. Defiende más bien:
Una relación negativa: No cabe contradicción entre ambas. Ambas proceden de Dios.
Luego toda verdad filosófica que se oponga a la verdad revelada habrá que analizarla o
rechazarla. La fe ejerce un control de la filosofía, de la razón.
Una relación positiva: la razón ayuda a la fe aclarando, ilustrando los misterios de la fe
¿Cómo?
Prestándole los procedimientos de ordenación científica: organiza el pensamiento
en proposiciones para que la Teología sea verdadera Ciencia.
Prestándole sus armas dialécticas para hacer frente a sus posibles opositores.
Fijando las premisas de la fe (preámbulos de la fe) razonando y demostrando
aquellos pasos y verdades que acercan al hombre al conocimiento de Dios.
Aplicando esta separación, podemos decir que todo lo evidente para nosotros es evidente
en sí, pero puede haber evidencias en sí que no lo sean para nosotros, que nos sean
desconocidas, o que exijan de nosotros un esfuerzo intelectual para llegar a su
conocimiento.
Esto es precisamente lo que ocurre con la existencia de Dios. Para aquellos teólogos y
estudiosos que emplean su tiempo y su esfuerzo en conocer a Dios, la evidencia de Dios
es indiscutible, pues descubren que Dios es su propia existencia. Sin embargo, para
muchos hombres este tipo de conocimiento les está vedado.
Puesto que la existencia de Dios no es evidente para nosotros, CABE EN SEGUNDO
LUGAR PREGUNTARSE SI SE PUEDE DEMOSTRAR.
Por ser esta una vía de raíces neoplatónicas, no se ajusta exactamente al esquema
descrito anteriormente. En esta vía no aparece explícitamente un principio de causalidad,
aunque sí se puede adivinar, lo asocia, de un modo implícito, al principio de participación
neoplatónico: los efectos participan de sus causas, y por tanto, las criaturas que son más
o menos perfectas participan de la máxima perfección que es Dios: ser causado es
participar de la causa. Las palabras tomistas son las siguientes: “Pero el más y el
menos se atribuye a las cosas según su diversa proximidad a lo máximo […] Por tanto, ha
de existir algo que sea verísimo, nobilísimo y por ello ente o ser supremo” → Un poco más
adelante aparece ese principio de causalidad ejemplar platónico al que nos hemos
referido: “lo máximo en cualquier género es causa de todo lo que en aquel género existe.
Interpretándolo en clave cristiana, Dios es la causa ejemplar de todas las criaturas, que no
pueden más que imitar el modelo de Dios. El télos aristotélico se viste así de
trascendencia. Y lo mismo ocurre con su concepción de la naturaleza: Dios tiene en sí los
modelos de las cosas existentes, que son creadas según su idea. Las criaturas existen y
son perfectas en la medida en que Dios es existencia y perfección.
El desenlace de la vía nos resulta ya familiar: “existe, por consiguiente, algo que es para
todas las cosas causa de su ser, de su bondad y de todas sus perfecciones, y a esto
llamamos Dios.” Los grados del ser y la perfección: aquí introduce una visión jerárquica de
la naturaleza. Los seres más perfectos y más bellos son aquellos que más “cerca” están
de Dios, que más se le asemejan. Participan más de su perfección que el resto de los
seres.
• 5ª VÍA: DEL GOBIERNO DEL MUNDO: Todos los seres del mundo tienden a cumplir
su fin, obran intencionadamente; ahora bien, lo que carece de conocimiento no
tiende a un fin a no ser que lo dirija alguien. Tiene que haber un Ser inteligente
que dirija todas las cosas del mundo a su fin →Dios. (Por debajo de esta vía esta
la idea de finalidad, uno de los nervios centrales de la biología aristotélica)
Sto. Tomás señala que la razón ya no puede avanzar más, no puede penetrar en los
motivos de la creación, en los postulados… ahí entra en juego la fe.
Sto. Tomás acepta de la tradición griega el hecho de que la ética sea una ética de fines,
una ética cuyo concepto fundamental es el de la perfección o cumplimiento de las
exigencias de la naturaleza humana. Acepta como Aristóteles que el fin último del hombre
es la felicidad y que ésta reside en el cumplimiento de lo que es propio pero añadiendo la
dimensión sobrenatural: en último lugar será Dios.
¿Cómo saber lo que es propio del hombre? Descarta como Aristóteles, las riquezas,
fama, poder… y hasta la vida contemplativa. El bien supremo del hombre consiste en la
visión de la esencia divina, meta final que satisface plenamente su ansia de felicidad.
La ley positiva es el medio que los Estados tiene para procurar el bien común cuyos
objetivos son: la paz, la moralidad y los bienes necesarios para vivir. Este es el único fin
que justifica la existencia de la autoridad civil. Las leyes son injustas si no cumplen estos
objetivos y, en ese caso, el ciudadano no está obligado a cumplirlas, contradicen la ley
natural, se convierten en tiranía y quien las promulga pierde su autoridad porque la
autoridad dimana de Dios y es otorgada a los gobernantes a través del pueblo. Por esta
razón, los tiranos no deben ser obedecidos sino derrocados, salvo que el derrocamiento
traiga males mayores.