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TEORÍA DEL CASO

INTRODUCCIÓN

El Código Procesal Penal, promulgado el 28 de julio de 2004, introduce


cambios sustanciales en el modelo procesal penal peruano; dado que implica el
tránsito de un modelo inquisitivo reformado a uno de corte acusatorio con
rasgos adversativos.

Es acusatorio, fundamentalmente, porque existe una distribución de roles. El


Fiscal está a cargo del ejercicio de la acción penal, la denuncia y acusación, la
investigación y la carga de la prueba. Al Defensor le corresponde oponerse a la
pretensión punitiva que demanda el Fiscal, salvo que su patrocinado reconozca
los hechos que se le imputan y busque un mecanismo alternativo de solución
del conflicto. Por su parte, al Juez le corresponde decidir. Es adversarial porque
la investigación y juzgamiento se realizan bajo el principio de contradicción
entre el Fiscal y el abogado defensor. La adversariedad se manifiesta en
diversos actos procesales. El Fiscal y el abogado son partes, tienen sus
propios objetivos e intereses. Si el Fiscal ha formalizado la investigación o ha
acusado busca la condena, y el abogado la absolución; a no ser que se hayan
avenido a la terminación anticipada o mecanismo de solución alternativa.

En el juicio oral rige el principio de contradicción. El Fiscal y el defensor


exponen sus versiones en los alegatos de apertura, en los interrogatorios y en
los alegatos de cierre. Todo esto implica que las partes deben diseñar su teoría
del caso, desarrollar un conjunto de habilidades y destrezas, aportar pruebas,
así como realizar interrogatorios adecuados. Mientras que el Juez tiene un rol
relativamente pasivo. El artículo 363.1 faculta al Juez a dirigir el juicio e impedir
que los alegatos se desvíen hacia aspectos impertinentes o inadmisibles, sin
coartar el razonable ejercicio de la acusación y de la defensa.

Pareciera que la litigación sirve solamente para el Fiscal y el defensor, sin


embargo, el Juez no es ajeno a ella. Si bien él no tiene que diseñar su teoría
del caso, tiene el deber de estar atento a los argumentos y declaraciones que
surjan de la audiencia, debe conocer cómo resolver una objeción, cuando y qué
preguntar, todo ello sin perder su condición de árbitro imparcial. El Juez ya no
resolverá en atención al expediente, sino en la audiencia, luego de escuchar a
las partes, esto es, casi inmediatamente.

Como se puede advertir, el nuevo modelo tiene un fuerte componente de


oralidad y debate contradictorio que a su vez requiere un desempeño mucho
más dinámico y exigente; distinto al que estábamos acostumbrados los
operadores del sistema penal, ya sea en nuestra condición de Fiscales, Jueces
o Abogados. Sin embargo, es preciso dejar en claro que estas nuevas prácticas
no han estado ausentes en nuestro ordenamiento procesal penal; basta revisar
el artículo 125 del Código de Procedimientos Penales de 1940 en tanto prohíbe
las preguntas oscuras, ambiguas o capciosas permitiendo las oposiciones (que
hoy conocemos como objeciones).
El tránsito de un modelo inquisitivo reformado al modelo acusatorio con rasgos
adversativos no representa solamente un cambio normativo, esto es, un nuevo
código, sino que también implica un cambio cultural, un cambio de prácticas, de
organización y hasta la implementación de una nueva metodología de enseñanza.
Por tanto, necesitamos estar preparados para poder enfrentar con éxito un caso;
ya sea como Fiscales, Defensores o Jueces.
I. LA LITIGACIÓN ORAL COMO EJERCICIO ESTRATÉGICO

En el proceso penal se enfrentan dos partes: quien acusa y quien defiende,


pretensiones de libertad vs pretensiones de condena. Un mismo
escenario: el proceso penal a través de la audiencia Esto implica un
complejo aspecto de versiones, donde cada parte pretende explicar y
convencer al Juez acerca de cómo ocurrieron los hechos, cuáles son las
pruebas que sustentan cada posición y cuál es la adecuación típica de
los hechos.

La litigación oral es un ejercicio profundamente estratégico en la que


cada parte (Fiscal y Defensor) diseña su caso y desarrolla una estrategia
en aras de hacer prevalecer su versión ante el Juez. Es en este contexto
donde surge la teoría del caso, la cual debe estar diseñada para
convencer a los jueces que la versión que se entrega es la más fidedigna
de los hechos y la interpretación más adecuada y justa, en atención a la
prueba actuada y a la adecuación típica. En el caso de la defensa la
absolución del imputado; en el caso del Fiscal la condena.

Cada parte debe disponer de un diseño o mapa del caso, que incluya
sus debilidades y fortalezas, que le permita asumir responsable y
eficientemente la defensa o la acusación, pues jamás se debe dejar al
azar la libertad de una persona o la condena de los culpables.

En tal sentido, nuestros argumentos y pretensiones deben estar dirigidos


a que el Juez asimile y haga suya nuestra posición. Para ello no sólo es
necesaria una alta calidad oratoria, sino que también es fundamental
saber exponer correcta y estratégicamente nuestro caso. Esto se logrará
estudiando los hechos, las pruebas y, claro está, teniendo en
consideración si tales hechos son penalmente relevantes.

II. ¿QUÉ ES LA TEORÍA DEL CASO?

La teoría del caso es la herramienta imprescindible sin la cual no


podemos afrontar eficiente y eficazmente un proceso; nace con la
determinación de nuestra versión de los hechos y contiene el
planteamiento estratégico del litigante. Es la partitura que nos indica
cómo conseguir que nuestra pretensión resulte vencedora, que nos
advierta nuestras debilidades, que nos muestre cuál es el camino a
seguir, así como también, el cómo y cuándo hacer valer nuestra versión.

Este planteamiento se realiza sobre los hechos penalmente relevantes,


atendiendo a las pruebas que lo sustentan, y sin dejar de lado el análisis
penal de los hechos.

1 Presidente del Instituto de Ciencia Procesal Penal (INCIPP). Profesor de Derecho Procesal Penal de
la Pontificia Universidad Católica del Perú.
2 Asociada y Secretaria del INCIPP. Adjunta de docencia en la Pontificia Universidad Católica del Perú.

1
La teoría del caso intenta constituirse en una suerte de plantilla, a través
de la cual el litigante invita a los jueces a mirar la realidad, o más
propiamente, los hechos del caso, proveyéndoles de un lente para dar
una lectura intencionada que permita explicar lo sucedido. La teoría del
caso corresponde a la idea central que adoptamos para explicar y dar
sentido a los hechos que se presentarán como fundantes de una
historia, permitiendo dar cuenta de la existencia de una determinada
teoría jurídica.

Debemos tener en consideración, además, que el proceso penal está


sujeto a diversos avatares, es difícil, salvo casos excepcionales, saber
con anticipación en qué sentido se producirá la prueba, cómo declarará
un testigo, qué arrojará la pericia, etc. Es ahí, donde se demuestra la
importancia del diseño de la teoría del caso, pues ésta permitirá al
litigante afrontar con decisión el problema presentado y de ser el caso
asumir responsablemente una solución.

Además, no hay que confundir teoría del caso con las diversas
estrategias que ejecutemos para hacerla efectiva. Podemos tener
diversas estrategias (en el ámbito procesal, constitucional, penal, etc.),
pero debemos tener una sola teoría del caso, una sola versión de los
hechos. La concreción de la teoría del caso se puede realizar a través de
la ejecución de diversas estrategias, pero no al revés, una estrategia
jamás debe implicar la ejecución de diversas teorías del caso, al menos
no respecto a los mismos hechos.

La teoría del caso es única en tanto es una la versión de los hechos que
planteamos al Tribunal. En un proceso podemos alegar la inocencia del
imputado, pero eso no nos imposibilita plantear un hábeas corpus si de
por medio existe la afectación de un derecho constitucionalmente
protegido, o plantear un mecanismo procesal de terminación anticipada,
o quizá una excepción de naturaleza de acción aduciendo atipicidad de
los hechos. No hay que confundir teoría del caso con planteamientos
estratégicos derivados de aquella.

3 Rafael BLANCO, Mauricio DECAP, Leonardo MORENO y Hugo ROJAS. Litigación estratégica. Editorial
Lexis Nexis. Santiago de Chile, 2005, p. 18.

III. CARACTERÍSTICAS
1. LA TEORÍA DEL CASO SE DISEÑA DESDE EL MOMENTO EN
QUE ASUMIMOS EL CASO: El diseño de nuestra teoría del caso empieza
desde el momento que tenemos conocimiento de los hechos, muchas
veces éste se produce cuando asumimos o nos asignan el caso. Es en
este momento que debemos definir nuestra versión de los hechos en
coherencia con las pruebas que la sustentan y el análisis jurídico que
desarrollemos. Su desarrollo y ejecución va desde ese mismo momento
hasta que finaliza el proceso.

Un planteamiento adecuado y responsable, nos va permitir adoptar y


asumir decisiones en el momento oportuno. Hay que saber desde un
inicio qué es lo que queremos demostrar. Asimismo debemos identificar
cómo lo vamos a hacer y en base a qué lo vamos a lograr.

Se plantea inicialmente como una hipótesis de lo que pudo haber


ocurrido. Esta hipótesis debe ser sujeta a verificación o comprobación
durante la investigación. Las hipótesis de investigación se convierten en
teoría al finalizar la misma. Se modifica y se ajusta hasta que empiece el
juicio4.

2. LA TEORÍA DEL CASO SE ORIENTA AL JUICIO ORAL: El juicio oral es


el eje central del proceso; no porque toda investigación debe terminar en
juicio oral, sino porque las decisiones más importantes del proceso deben
ser asumidas en función de lo que se conseguiría en el juicio oral. En tal
sentido, por ejemplo, si el Fiscal considera que no tiene seguridad de
conseguir una sentencia condenatoria le convendría llegar a una
negociación o un acuerdo reparatorio con el inculpado.

3. LA TEORÍA DEL CASO SE ALIMENTA DURANTE LA INVESTIGACIÓN:


Nuestra versión de los hechos debe ser la misma durante todo el
proceso; aquella que definamos en un inicio debe ser la que
busquemos sustentar probatoria y jurídicamente después. Por tanto, la
investigación se convierte en el primer escenario para conseguir los
elementos que sustenten nuestra versión; no obstante, la forma cómo
afrontemos el caso puede variar y evolucionar durante la investigación,
ello en tanto, durante esta fase se van recogiendo los diversos
elementos que luego se convertirán en prueba.

Cuando asumimos el caso, contamos - como mínimo – con la versión


del supuesto imputado, sin aún saber qué es lo que van a declarar los
testigos, ni en qué concluirá la pericia. De ahí que, la teoría del caso se
va alimentando de toda la información que pueda surgir en la
investigación hasta la acusación fiscal, a partir de la cual ya sabemos
cuáles son los hechos y cuáles las pruebas; con es información se
realiza el juicio oral.

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4. LA TEORÍA DEL CASO TIENE QUE SER ÚNICA: En el proceso existen
dos posiciones: una de la defensa y otra de la acusación. Cada una de
ellas debe exponer una sola versión de los hechos, desde el momento de
la imputación. En el juicio oral ya tenemos todas las piezas sobre la mesa,
ya sabemos quienes han acudido como testigos en la etapa de
investigación y qué han declarado, sabemos que existe un documento
pericial y cuál es su conclusión; sin embargo, estos elementos aún no
constituyen prueba, sino simples “papeles” que no hablan ni exponen
nada; pues prueba es aquello actuado en juicio oral. Por tanto, además de
nuestra versión, tenemos también el sustento probatorio y jurídico que nos
permitirán construir una única teoría del caso capaz de enfrentarse en
juicio oral.

Hay que prescindir de las versiones subsidiarias. Ni el Fiscal ni la


defensa pueden exponer diversas posiciones o versiones sobre los
mismos hechos.

Hacerlo implicaría perder credibilidad y coherencia, así como el


cuestionamiento de nuestro profesionalismo.

No sería nada serio decirle al Juez que, por ejemplo, el acusado


sustrajo personalmente de la bóveda del Banco un millón de dólares, a
exponer luego que no fue él, pero que sin embargo, él dio la orden; del
mismo modo no sería creíble decir que Pedro es inocente porque no
estuvo en el lugar de los hechos; pero en caso de que hubiese estado,
es inocente porque actuó en legítima defensa o en estado de
necesidad. Uno es responsable de las decisiones que toma en el
proceso. Además de ello, manejar diversas variables y versiones
implica no estar seguro de nuestra propia posición, y si no estamos
seguros de qué es lo que defendemos o sobre qué acusamos,
definitivamente ahí no hay una teoría del caso.

Pero, no sólo nuestra versión de los hechos debe ser única, sino
también las pruebas y la versión jurídica que sustentan; así no puedo
tener testigos que se contradigan o análisis jurídico penales distintos.
La teoría del caso debe ser única, una sola versión de los hechos con
sustento probatorio y encuadrada en un análisis jurídico.

Sin embargo, debemos tener en consideración los matices que permite


nuestro ordenamiento procesal. El recientemente promulgado Decreto
Legislativo 983 permite una acusación complementaria, es decir, que
durante el juicio y hasta antes de la acusación oral, el Fiscal mediante
escrito de acusación complementaria podrá ampliar la acusación
mediante la “inclusión de un hecho nuevo” que no haya sido
comprendido en la acusación escrita en su oportunidad, que modifique
la calificación legal.

4Técnicas del Proceso Oral en el Sistema Penal Acusatorio Colombiano. Manual general para
operadores jurídicos. Serie Manuales de Formación para operadores jurídicos. Colombia, 2005. p. 102.

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¿Con esta nueva facultad del Fiscal, cómo queda la teoría del caso de
la defensa? ¿Qué debe hacer frente a este “hecho” nuevo? Mas allá de
las cuestiones dogmáticas que van de lo constitucional a lo procesal, lo
cierto es que el defensor debería mantener su teoría del caso y versión
de los hechos iniciales, salvo, que la modificación implique una
variación drástica en su esquema.

Ahora bien; una vez ampliada la acusación y con ella el objeto de


imputación, se recibirá la nueva declaración del imputado. He aquí el
momento para trazar nuestra versión a la luz de estos nuevos hechos.
Pero ¿Qué tiempo tenemos para ello? casi nada, pues se coge a la
defensa casi por sorpresa; es más la norma establece que se informará
a las partes que tienen derecho a solicitar la suspensión del juicio para
ofrecer nuevas pruebas o preparar la defensa por no más de 5 días
hábiles. Este plazo tan corto, es sin duda reprochable y debe merecer
una pronta enmienda.

Con esta modificación se permite al Fiscal variar el marco de


imputación, objeto del proceso, produciendo desventaja en la defensa
de quien está acusado. Es decir, el Fiscal podrá cambiar su teoría del
caso, sin necesidad de haber realizado una investigación ni haberse
realizado el filtro correspondiente de la fase intermedia. Consideramos
que esta disposición desnaturaliza el objeto de imputación y con ello
causa grave perjuicio a la defensa y el imputado; se entiende que la
intención del legislador haya sido la celeridad y economía procesal pero
ésta no puede ir en contra de los derechos fundamentales que le
asisten al imputado. Más aún cuando ésta implica una variación en la
calificación penal que puede implicar la presencia de un agravante

5. LA TEORÍA DEL CASO DEBE SER AUTOSUFICIENTE: Cuando se


diseña el
relato de los hechos lo hacemos dentro del marco de la adversariedad.
El relato debe hacerse de tal forma que enfrente con éxito las
objeciones, interrogantes y cuestionamientos que pueda plantear la
contraparte. De ahí la importancia de analizar minuciosamente el caso,
de trazar nuestro esquema de acusación o defensa, de saber cuál es
nuestra versión de los hechos, cuáles son nuestras pruebas y cuál es
nuestro sustento jurídico.

La teoría del caso “se construye” en base a nuestras acciones y


estrategias, durante todo el curso de la investigación. Por ello, debemos
ser diligentes y estar atentos a los diversos acontecimientos que se
presenten. A un proceso, menos a un juicio oral, debemos ir a
improvisar ese es el peor error de un litigante, aunque muchas veces es
lo que ocurre en la práctica.

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La versión adoptada tiene que ser factible de oponerse a la de la otra
parte. Tiene que tener firmeza y consistencia. Si afirmamos algo
debemos estar seguros que podemos sustentarlo y probarlo. Así por
ejemplo: No tendrá consistencia la versión del abogado que, sin contar
con medio probatorio alguno, sustenta que su patrocinado no estuvo en
el lugar de los hechos; frente a la versión del Fiscal que afirma lo
contrario y, además, tiene a 50 testigos que sostienen haber visto al
acusado en el lugar de los hechos. Esto podría ser lamentable. De ahí
que debamos ser cuidadosos.

6. LA TEORÍA DEL CASO DEBE SER SENCILLA: No hay que redundar en


versiones densas. Los argumentos debe girar en torno a las pruebas
existentes. No hay que entrar en sofisticados razonamientos fácticos o
dogmáticos.

Si el mensaje es claro el resultado será positivo. Generalmente caemos


en la tentación de exponer técnica y sofisticadamente como si
estuviéramos en un examen de grado. No, este no es el momento. Si lo
que queremos es convencer al Juez que nuestra versión de los hechos
es la real, entonces debemos exponerla sencilla y lógicamente.

7. LA TEORÍA DEL CASO DEBE SER COHERENTE: Debe ser armónica,


sin contraposiciones. Su exposición debe guardar una coherencia tal, que
permita inferir las consecuencias jurídicas de los hechos que la soportan.
Ya lo hemos dicho, nuestras pruebas deben ser afines, expuestas bajo
una misma línea argumental, lo cual no quiere decir que vayan a exponer
exactamente lo mismo, pues eso equivaldría y evidenciaría estar
“sospechosamente preparados”. No, de lo que se trata es que nuestras
pruebas, de ser el caso nuestros testigos deben sustentar nuestra
narración de los hechos.

8. LA TEORÍA DEL CASO DEBE SER VERAZ: Debe basarse en elementos


creíbles y reales que persuadan al juzgador. La lógica juega un papel
importante en nuestro diseño. Al Juez no se le puede vender una historia
poco creíble, carente de veracidad y coherencia.

Nuestros argumentos deben ser expuestos lógicamente, no debemos ir


a pescar ni a esperar que nos crean. Hay que ir a convencer. Y se
convence con argumentos basados en hechos reales, debidamente
sustentados.

9. LA TEORÍA DEL CASO DEBE SER SUFICIENTEMENTE JURÍDICA:


Debe tener una base jurídica que logre demostrar la concurrencia o no de
los elementos del tipo penal o el cumplimiento de los requisitos de la
obtención de la prueba. En este sentido, hay que respetar del principio de
legalidad penal.

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IV. IMPORTANCIA

La teoría del caso es la herramienta más importante para afrontar el


proceso penal eficaz y eficientemente. Ello nos permitirá:

a. Definir nuestra versión de los hechos.


b. Realizar un análisis estratégico del caso.
c. Ordenar y clasificar la información del caso.
d. Adecuar los hechos al tipo penal, lo cual servirá para defender la
tesis asumida.
e. Determinar qué es lo que esperamos de la investigación.
f. Seleccionar la evidencia relevante.
g. Detectar debilidades propias.
h. Identificar las debilidades de la parte contraria.
i. Disponer de los elementos básicos para tomar decisiones importantes.

V. UTILIDAD DE LA TEORÍA DEL CASO EN EL JUICIO ORAL

a. Evita inconsistencias e incongruencias.


b. Permite diseñar el alegato de apertura y de cierre.
c. Permite tener las pruebas necesarias para exponerlas en el momento
oportuno.
d. Organiza la presentación de pruebas.
e. Permite saber a donde dirigir el examen o contraexamen.
f. Permite saber qué preguntas deben objetarse y cuando debe hacerse.

VI. COMPONENTES DE LA TEORÍA DEL CASO

La teoría del caso tiene tres componentes:

a. FÁCTICO. Es la identificación de los hechos penalmente relevantes


que forman parte de nuestro relato y que tienen por objetivo
comprobar la responsabilidad o no del procesado. Estos hechos
deben ser construidos desde el inicio del proceso y expuestos
durante todo el proceso.

b. JURÍDICO. Consiste en el encuadramiento jurídico de los hechos


dentro de las disposiciones legales tanto sustantivas como
procesales. Es la subsunción de los hechos a la norma penal. Así
como también a las normas procesales, pues de ser el caso se podrá
emplear un mecanismo de simplificación procesal o un proceso
especial. Ej. si estamos ante un delito flagrante podemos incidir en el
proceso inmediato, o la confesión sincera.

c. PROBATORIO. Es el sustento que valida mi versión de los hechos;


los elementos que corroboran mi relato. Permite establecer cuáles
son las pruebas pertinentes para establecer con certeza la condena o
la absolución.

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VII. CONSTRUCCIÓN DE LA TEORÍA DEL CASO

Para la elaboración de la teoría del caso constituye un presupuesto


básico e indispensable el conocimiento cabal y pormenorizado del caso.
A saber, el conocimiento de los hechos, de los elementos que lo
sustentan, del derecho a aplicar, entre otros. El que no conoce el caso
no tiene nada que hacer en el proceso.

A continuación pasaremos a desarrollar los pasos que debemos seguir


para construir nuestra teoría del caso.

8.1. RELATO DE LOS HECHOS

Luego de haberse producido los hechos considerados delictivos y


una vez iniciada la investigación o diligencias previas, las partes
deberán construir el relato o versión de los hechos. La
construcción del relato de hechos dependerá en gran medida de
los factores que subyacen al delito imputado. Hay que narrar el
hecho como si estuviéramos contando una historia o una película,
pero dándole sustento. Desde la perspectiva del Fiscal el relato
debe construirse a partir del documento policial, la declaración de
la víctima y de uno o varios testigos. Por su parte la defensa
partirá de la declaración del imputado al momento de su detención
o durante la investigación.

El relato de los hechos del Fiscal deberá responder a las


siguientes interrogantes ¿Quién lo hizo?, ¿Cuándo?, ¿Dónde?,
¿Contra quién o contra qué?, ¿Cómo?, ¿Por qué? y ¿Para qué?.
Por su parte el relato de la defensa deberá responder ¿Cuándo?,
¿Dónde?, ¿Quiénes son los actores?, ¿Tuvo participación en los
hechos?, ¿Qué hizo?, ¿Dónde se encontraba cuándo sucedieron
los hechos?, ¿Cómo se enteró?, ¿Por qué el imputado no es el
responsable? o ¿Cuál es el motivo que justifica su actuación?

Si bien estas preguntas no son las únicas, son las básicas al


momento de construir nuestro relato, es decir nuestra historia.

8.2. DETERMINACIÓN DE LA TEORÍA JURÍDICA

No basta decir es culpable o inocente. Es necesario que nuestro


relato además de ser coherente, tenga sustento normativo. Por
ello una vez definido nuestra versión o relato de los hechos
debemos seguir los siguientes pasos:

- Identificar el tipo penal, es decir a qué delito se adecua la


conducta.
- Identificar y desglosar cada uno de los elementos del tipo
penal.
- Analizar si en el caso se presentan circunstancias
modificatorias de responsabilidad penal.

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- Determinar supuestos de dogmática penal aplicable. Pero
sin entrar a debates extensos.

Este paso es muy importante porque nos permitirá, en caso del Fiscal,
conocer cuáles son los elementos que debe satisfacer nuestra teoría del caso
para poder obtener una condena, o en caso de la defensa, conocer cuáles
son los elementos que se deben destruir o refutar para conseguir una
absolución.

8.3. CONSTRUCCIÓN DE LAS PROPOSICIONES FÁCTICAS DEL


CASO

Una proposición fáctica es una afirmación de hecho, respecto del caso


concreto, que si el Juez la cree, tiende a satisfacer un elemento de la
teoría jurídica. Dicho de otro modo, una proposición fáctica es un
elemento legal reformulado en un lenguaje corriente, que se remite a
experiencias concretas del caso, sobre las que un testigo sí puede
declarar. Por consiguiente, los relatos de nuestros testigos determinan
finalmente el contenido de las proposiciones fácticas, a la vez que las
proposiciones fácticas deben estar contenidas en el relato de los
testigos.

Lo más adecuado es tener al menos una proposición fáctica por cada


elemento del tipo penal. En el caso del Fiscal para comprobar que los
hechos se subsumen al tipo. La defensa, por su parte, tiene dos
opciones: limitarse a desacreditar las proposiciones fácticas de la
Fiscalía, o construir sus propias proposiciones fácticas y verificar que la
conducta del imputado no encuadra en el tipo penal. Resulta importante
destacar la utilidad que prestan a los litigantes las proposiciones
fácticas, entre las que destacan las siguientes: 1) Las proposiciones
fácticas constituyen una forma de resolver la distancia entre una teoría
jurídica, por naturaleza abstracta, y un mero relato de hechos; 2) Las
proposiciones fácticas permiten dirigir una investigación, relevando o
evidenciando los aspectos faltantes para contar con una teoría del caso
determinada y afinada para ser acreditada en juicio; 3) Las
proposiciones fácticas contribuyen a esquematizar las presentaciones
que las partes realizaran en el juicio oral; 4) Las proposiciones fácticas
permiten ordenar la presentación de la evidencia, según un correlato
temático o cronológico de los hechos que deben ser probados para dar
por acreditado cada elemento del tipo, y 5) La utilización de
proposiciones fácticas es una ayuda para medir el posible resultado de
un juicio, toda vez que el litigante podrá levantar frente a cada
afirmación de hecho las posibles evidencias que permitirán probar cada
uno de los elementos del tipo de un ilícito.

5 Andrés BAYTELMAN y Maurico DUCE. Litigación penal, Juicio Oral y Prueba. Editorial Alternativas –
INCIPP. Lima, 2005. p. 97.

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A decir de BAYTELMAN y DUCE, las proposiciones fácticas son más
fuertes en la medida que más satisfacen el elemento legal para el que
fueron ofrecidas; la fortaleza o debilidad de una proposición fáctica no
tiene que ver con que tengamos prueba para acreditarla; la prueba es
crucial pero es otro problema. Para evaluar la calidad de una
proposición fáctica se debe acudir al “test de la superposición”: mientras
más esté mi contraparte en condiciones de superponer a esa misma
proposición fáctica otra interpretación al menos igualmente razonable y
creíble de esos hechos, más débil ella es. Además, la fortaleza o
debilidad de una proposición fáctica no puede evaluarse respecto de
cada una de ellas individualmente consideradas, sino de todas ellas
sopesadas unas con otras, tanto en lo relacionado con las propias como
con las de la contraparte7.

Por tanto, la importancia de las proposiciones fácticas es indiscutible,


son el elemento central en la construcción de la teoría del caso.

8.4. EL SUSTENTO PROBATORIO

Las proposiciones fácticas que fundamentan nuestra versión deben ser


debidamente probadas, deben estar acreditadas con elementos o
evidencias que luego – en el juicio oral – serán pruebas declaradas
admisibles y pertinentes. Ejemplo: testigos, peritos, documentos,
objetos, etc.

Por tanto, cada una de nuestras afirmaciones debe tener sustento


probatorio. Solo así nuestra versión será creíble, pues no basta nuestra
simple exposición sino que debe estar debidamente probada.

De otro lado, la litigación oral nos demuestra que no basta con tener
abundante información y elementos que la sustenten, sino que hay que
saber cómo presentarla. Ello se parece a un juego de cartas, donde no
basta tener las mejores cartas, sino saber jugarlas en el momento
oportuno. Hay que seleccionar a los testigos más idóneos. No importa el
número, sino la calidad de su información.

En este sentido, BAYTELMAN y DUCE exponen como herramienta para


determinar la fortaleza o debilidad de la prueba, el “test de la
credibilidad”.

Por tanto, debemos conocer qué evidencia vamos a emplear, en qué


orden y cómo la vamos a formular. De ahí la importancia de la teoría del
caso, pues este mapa que construimos antes de ingresar al juicio oral
nos permitirá diferenciar las evidencias que tenemos y el momento
adecuado para emplearlas.

6Rafael BLANCO, Mauricio DECAP, Leonardo MORENO y Hugo ROJAS. Litigación estratégica… p. 25.
7Andrés BAYTELMAN y Maurico DUCE. Litigación penal…p. 99.

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8.5. IDENTIFICACIÓN DE LAS DEBILIDADES DEL CASO


En la teoría del caso también debemos incorporar las debilidades
del caso que podrían ser utilizados por la otra parte. Esto nos
servirá para cubrirnos oportunamente.

Es por ello que, no sólo es importante conocer nuestras


debilidades, sino también debemos tener una solución o
respuesta para ellas, por eso es que se recomienda adelantar
nuestras debilidades con una respuesta lógica y coherente para
que luego no sea presentada por la otra parte.

8.6. SE DEBE GENERAR UN TEMA A DEFENDER EN EL JUICIO


ORAL

Como en todo escenario, en el proceso penal, existe un aspecto


comunicacional. Debemos procurar que el Juez crea nuestra
versión. En el juicio oral no hay que ser meramente técnicos,
porque lo que se discute es un relato de hechos, pero con
sustento. No olvidemos que en el juicio oral nos enfrentamos a
una parte contraria, que también tiene su propia versión. Por
tanto, debemos aprender a comunicarnos, a transmitir claramente
nuestro mensaje. No basta tener un buen mensaje, se requiere
ser un excelente mensajero.

Es por ello que debemos buscar y expresar una frase, a manera


de titular de diario. Una frase que resuma nuestra versión de los
hechos, que sea fuerte y clara. Por ejemplo “lo mató por celos”.

Esta frase la vamos a defender durante todo el proceso y nos


servirá para hacer nuestro alegato de apertura y repetirla al
momento de hacer el alegato de cierre.

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VIII. CONCLUSIÓN
 El proceso se gana con una teoría del caso responsablemente diseñada,
con previo conocimiento del caso. Al juicio no podemos ir a improvisar, ni a
esperar que algún testigo responda lo que queremos escuchar. Se
requiere de un diseño previo, que los hechos expuestos sean consistentes,
que nuestra versión esté suficientemente probada, sin dejar de lado, el
análisis penal de adecuación típica.

 Las técnicas de litigación y preparación del caso no requieren la entrada en


vigencia del Nuevo Código Procesal Penal. A diario enfrentamos procesos
penales, en tal sentido, como Fiscales y abogados debemos ser
responsables y actuar diligentemente, preparando nuestro caso, solo así
lograremos una solución eficaz.

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