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REPUBLICA DE PANAMA

UNIVERSIDAD DEL ISTMO


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS
FILOSOFIA DEL DERECHO

ACTIVIDAD 2
ENSAYO
¿ES LA FORMA DE PENSAR O EL SISTEMA DE CREENCIA LO QUE HACE
POSIBLE LA EXPERIENCIA DE TENER UNA VIDA CON SENTIDO?

CHRIS MARIE MALDONADO HERRERA


C.I.P. 8-722-2253

Panamá, Mayo 2.020


INDICE

• INTRODUCCION Pag. 3

• CONTENIDO Pag. 4

• CONCLUSION Pag. 9

• BIBLIOGRAFIA Pag. 10
INTRODUCCION

En este trabajo hablamos un poco sobre la creencia y la forma de pensar del ser humano en
cuanto a su estilo de vida diario, donde nos conoceremos un poco mas sobre la forma en la cual se
maneja el dia a dia del ser humano, basandose en sus creencias y en sus estilos de vida diarios.
Uno de los planteamientos más característicos de José Ortega y Gasset es el de la distición que
establece entre ideas y creencias. Para poder orientarse en el mundo y hacerse cargo de la situación, el
ser humano necesita saber a qué atenerse, pero la representación que se hace de la realidad parte de dos
tipos de pensamiento diferentes: las ideas y las creencias.
¿Es la forma de pensar o el sistema de creencia lo que hace posible la experiencia de tener una vida
con sentido?
La religión o la espiritualidad contribuyen a dar sentido a la vida, pero también, en nombre de
las creencias se cometen grandes desatinos que producen dolor a uno mismo y a los demás. Hay
momentos de la vida en los que la religiosidad se resiente, como en la adolescencia o en la juventud. A
su vez, aumenta en la madurez, donde buscamos la serenidad que produce saber que no estamos solos
ante los desafíos de la vida, así como, ante la muerte cuando se acerca la vejez. La capacidad de
disfrutar de las pequeñas cosas que la vida nos ofrece y desarrollar la compasión nos ayuda a conectar
con el prójimo como compañeros de camino. Al final, sea cual sea el camino que elijas para tu
felicidad, éste te llevará siempre hacia otra persona. Tener fe significa disponer de un sistema de
creencias que explica el mundo y proporciona seguridad. Los creyentes, por esto, tienen menos
probabilidades de abusar de las drogas, cometer crímenes, divorciarse o suicidarse, mejoran su salud
física y viven más años. La religión predispone también a generar apoyo social. Ésta se localiza en los
lóbulos temporales, las zonas del cerebro asociadas a la memoria, las emociones y los juicios
racionales. Emociones y razón se aúnan en la religión, lo que explica las respuestas tan intensas que
ésta produce. El cerebro dispone de la estructura necesaria para que podemos creer en algo que nos
trasciende. Los lóbulos parietales o el córtex prefrontal son las zonas que los científicos identifican con
la espiritualidad. Ser espiritual significa hacer referencia a un ejercicio de reflexión que fomenta la
búsqueda de la verdad, el conocimiento de uno mismo, los actos justos y el desarrollo del propio
potencial. Va unido a un mayor bienestar, menos enfermedades mentales, menos abuso de sustancias y
más matrimonios estables, según el psicólogo G.E. Vaillant. De cierto modo, la creencia es tan antigua
y primitiva como lo es el ser humano. Desde cierta perspectiva, puede decirse que hemos nacido con
ese deseo de querer saber cosas, nombrarlas, poder hacer referencia a ellas y entenderlas. Razón por la
cuál crecimos gran parte de nuestra humanidad con cientos de explicaciones en virtud de lo que
nuestros sentidos podían ver, sentir y tocar. El hombre dotó de poderes sobrenaturales a las cosas y lo
justificó con explicaciones “mágicas” y con efecto del poder de dioses que se manifestaban en nuestra
realidad mediante la lluvia, el trueno y la noche. La curiosidad con la que nace el hombre fue entonces
potenciada gracias a los libros, las bibliotecas y el conocimiento que dejaban los antepasados para
seguir probando y experimentando sobre lo mucho (o poco) que se sabía. Este estudio sobre la
naturaleza comenzó a desarrollar en el hombre un nuevo nivel de conciencia o de intelecto, y gracias a
la invención y desarrollo de la filosofía (y por consiguiente de las otras materias del saber), el ser
humano comenzó a desarrollar una estructura de pensamiento lógico, crítico y racional. Ya no se trataba
de dar explicaciones deliberadas, sino de dar explicaciones que tuvieran una justificación más puntual.
Según la Real Academia Española de la Lengua (1992), parte de la definición de religión (del
latín religio, -onis) es: "conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de
veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas
rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto". Múltiples culturas a través del
mundo denominan como divinidad o "Dios/a" a algo más grande que lo individual y material, algo que
trasciende lo personal, algo que a veces nos elude y deseamos accesar y conocer. Algunas culturas y
espiritualidades no antropomorfizan su divinidad, sino que veneran nuestra conexión con lo que nos
transciende, con el universo. Para fines ilustrativos en nuestra consideración sobre la ciencia y la
religión, cambiemos la palabra divinidad por universo (o naturaleza). La religión es un conjunto de
creencias o dogmas acerca del universo. ¿No lo es también la ciencia? A través de la reflexión
epistemológica sobre la ciencia encontramos una serie de creencias y supuestos que no son
cuestionados (adquiriendo cierta calidad de dogmas) y que permean las actitudes y sentimientos que se
tienen hacia la ciencia (el respeto al conocimiento científico, su infalibilidad, su asepsia, la seguridad
que nos llevará al progreso, entre otras). Esta definición también habla de sentimientos de temor hacia
el universo (la divinidad). La noción de Francis Bacon sobre la ciencia y la naturaleza es un ejemplo
particularmente ilustrativo. Para él, la naturaleza debía ser doblegada y sometida a nuestro servicio,
convertida en nuestra esclava y restringida, ya que la meta del científico debía ser torturarla para
sacarle sus secretos (Capra, 1988). Capra (1988) comenta que muchos de los términos utilizados por
Bacon en esta alegoría violenta sobre la relación entre ciencia y naturaleza estaban inspirados en los
juicios a brujas que frecuentemente se llevaban a cabo en esa época. A través de la historia hay
múltiples ejemplos de abusos cometidos hacia "el otro" en nombre de alguna divinidad: recientemente
en los Estados Unidos podemos incluir los atentados del 11 de septiembre y los asesinatos a doctores
que practican abortos por parte de fundamentalistas cristianos. De la misma manera, a través de la
historia de la ciencia, han sido muchos los abusos y la explotación sufrida por comunidades
minoritarias en Puerto Rico, los Estados Unidos y a través del mundo: los experimentos en Tuskegee,
los experimentos con la píldora anticonceptiva aquí en Puerto Rico, las esterilizaciones forzadas a
mujeres indígenas, entre otros ejemplos (American Indian Law Center, 1999; Jones, 1993; Reverby,
2009; Trimble, Scharrón-del Río, & Bernal, en imprenta; Trimble, Scharrón-del Río, & Hill, sometido).

Aunque todos los indicios científicos apuntan a que tener un propósito en la vida nos beneficia
y mucho, es evidente que no todo el mundo se apasiona por las mismas cosas, y que no todas
despiertan el mismo grado de pasión ni de bienestar. Según explica el psicólogo Jonathan García-Allen,
hay distintas maneras de clasificar las motivaciones. Una es diferenciarlas entre extrínsecas e
intrínsecas. “Las primeras son externas al individuo y a la actividad que realiza. Por ejemplo, alguien
puede trabajar o estudiar mucho porque lo que le mueve es ganar dinero o el reconocimiento social”,
explica. En cambio, la intrínseca procede del interior de la persona, la cual no espera ninguna
recompensa externa. “Esto se asocia a los deseos de autorrealización y de crecimiento personal. La
experimentan, entre otros, aquellos que trabajan para el bienestar de la comunidad o que forman parte
de un equipo deportivo”, observa. También hay motivaciones positivas, en las que la propia actividad
es la que genera un estado de bienestar, y negativas que, de forma opuesta, espolean a las personas a
emprender una acción para evitar una consecuencia negativa, como puede ser un despido, un fracaso,
un castigo o una frustración. Una tercera clasificación las ordena en base a aquello que las estimula:
así, se habla de motivación por logro (cuando el fin es el que mueve a la persona a vencer un desafío
concreto ante sí mismo), por competencia (si el detonante es ser considerado el mejor realizando un
determinado trabajo) y por afiliación (cuando la cooperación y el trabajo en equipo son el principal
estímulo).
"Hay dos tipos de bienestar psicológico: el de las personas poseedoras de una motivación que
da sentido a su vida; y el de los hedonistas, que obtienen satisfacción a través del placer físico
y material. Éstos podrían tener telómeros más cortos" (Steve Cole, de la Universidad de
California en Los Ángeles)

Según la Wikipedia: “Una creencia es el estado de la mente en el que un individuo supone


verdadero el conocimiento o la experiencia que tiene acerca de un suceso o cosa; cuando se objetiviza,
el contenido de la creencia presente una proposición lógica, y puede expresarse mediante un enunciado
lingüístico como afirmación”

Esta definición pone de manifiesto, entre otras cosas, la subjetividad que va implícita en el
concepto de creencia. Es decir, que una persona admita, afirme, asienta, dé crédito o muestre su
conformidad respecto a algo no significa, ni mucho menos, que ese algo o esa idea sea verdadera y,
aunque lo será para esa persona o un grupo de personas, no tiene por qué ser una verdad universal. De
la misma manera, nos podemos encontrar a menudo con personas que expresan pareceres contrarios y
difieren en algo, o sustancialmente, sobre una misma idea o cuestión. Esta diversidad de pareceres
sobre una misma cosa o pensamiento nos permite afirmar que toda creencia es susceptible de ser
revisada o cambiada y sustituida por otra, incluso, aunque sea contraria a la primera.
A través de este trabajo he articulado una serie de reflexiones con respecto a la importancia de
incluir la dimensión espiritual en nuestro quehacer clínico y de investigación. He dilucidado sobre los
supuestos que mantiene la resistencia a la inclusión de lo espiritual en la psicología, en particular
aquellos que tienen que ver con la dicotomía ciencia/religión. También he abordado el tema de la
explicación en la psicología, así como algunas preguntas que surgen a partir de dichas reflexiones. La
idea fundamental es que el ejercicio de postular y aceptar explicaciones se encuentra inmerso en un
sistema de creencias particular, regido y limitado por supuestos particulares. A través de la historia
estos sistemas de creencias han sido mantenidos por intereses económicos y políticos particulares.
También he propuesto que aunque gran parte de estos sistemas de supuestos son compartidos, también
partimos de supuestos personales, derivados e influidos por nuestras historias particulares y de nuestro
contexto. En resumen: a la hora de examinar por qué continuamos excluyendo la dimensión espiritual
de la clínica y la investigación psicológica debemos reflexionar tanto sobre los contextos históricos,
políticos y económicos en que se han desarrollado la ciencia y la psicología (pasados y presentes) como
sobre nuestra historia y contexto personal (colectivo e individual) .
El conocimiento no puede comprenderse sino desde su arraigo en la vida humana. El filósofo
pretende distanciarse de las dos interpretaciones opuestas que la modernidad nos ofrece de la relación
existente entre la cultura y la vida. Por un lado el relativismo, ligado al vitalismo, que supone la
negación de la razón y el conocimiento objetivo; por otro lado el culturalismo, enraizado en el
racionalismo, que se resuelve en el olvido de la vida y la interpretación de la verdad como una realidad
absoluta y separada del individuo.
Yo pudiera pensar, como particular, que como dice Wikipedia, el sentido de la vida constituye
una cuestión filosófica sobre el objetivo y el significado de la vida, o de la existencia más en general,
esto lo que me quiere dar entender, es que, realmente el sentido de la vida no tiene ningún significado
en específico, sino que cada quien le da el significado que quiere, donde nosotros nos damos cuenta
Cuál es el propósito que queremos asumir, con la responsabilidad que queremos tener y creer cada
quien lo que quiera creer porque cada creencia particular es personal, eso nos hace entender lo que es
un porqué y un como, en nuestra vida eso nos hará sentir según la creencia que tengamos libres y
seguros, Y como dice Víctor Frankl "Sólo sintiéndonos libres y seguros del objetivo que nos motiva
seremos capaces de generar cambios para crear una realidad mucho más noble"
Si a mí me preguntaran a quien hay que ir atribuirle el sentido de la vida, yo pudiera atribuirselo
realmente a la persona, sólo en función de la persona, es que resultara el cambio en los diferentes
patrones de nuestra vida social, cada persona moldea su sentido de la vida de acuerdo a cómo lo quieres
vivir, a la manera cómo se sienta cómoda y sobretodo a la manera en la que su creencia, con la que fue
inculcado, está predispuesto.
Hay algunos pensadores o filósofos que creen que la perspectiva de cada persona viene desde la
etapa fetal y no tienen sentido biológico, pero el pensar particular, es que la perspectiva se va creando
de acuerdo a las experiencias vividas por el individuo, es así pues, que podemos ver como cada
experiencia moldea la vida de cada persona debido a su creencia, al sentido por el cual esa persona está
dando un molde a su vida, pienso también, que la persona como tal no tiene sentido espiritual,
simplemente lo va tomando de acuerdo a la trayectoria biológica de la persona.
Siempre parto del principio qué ningún ser humano está configurado para creer, sino que va
creyendo de acuerdo a las experiencias que vive y por eso pienso que en muchos casos la creencia en
cuánto a religiones, hacen que el individuo sienta que tiene un sentido para la vida, muchas de esas
creencias pueden otorgarnos un sentido para orientarnos, Para direccionar nuestras vidas y tomar el
rumbo que realmente creemos que es más conveniente para nosotros como personas, que de acuerdo a
esa creencia que el ser humano piensa está en el momento correcto y en el lugar correcto para tomar
esa decisión.
CONCLUSION
Como consecuencia de lo anterior, se puede encontrar una gran variedad de personas cuya labor
depende de los intereses y contextos personales y sociales, los cuales a su vez, se encuentran sujetos a
condiciones económicas, políticas e institucionales; pero al final, sus creencias responden a la mejor
manera de crear un conocimiento que logre cada día una mejor explicación a diferentes fenómenos del
Universo, del mundo, de la realidad y del propio origen y naturaleza del ser humano. En términos
generales, las creencias sobre el origen de la vida y naturaleza humana que plantean tanto los principios
científicos como los religiosos a menudo difieren.
Las diferentes explicaciones que se han creado en torno al origen del universo, la naturaleza
humana y el propio papel del ser en el mundo, han sido explicaciones que se fundamentan
principalmente en respuestas religiosas, filosóficas y científicas; respuestas que tienen como base el
sistema de creencias que el ser humano posee.
BIBLIOGRAFIA

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https://deproconsultores.com/productividad/nuestras-creencias-determinan-nuestra-actitud-
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charlatanería. Recuperado de
https://elpais.com/elpais/2017/05/11/buenavida/1494509669_387977.html
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