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AN I V ER SA R I O
83 NUEVAS TECNOLOGÍAS
EL FUTURO DEL DERECHO EN LA ERA DIGITAL
2019
© Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2019
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C O N S U LT O R T E M ÁT I C O
Oscar Montezuma Panez
C O N S E J O C O N S U LT I V O
Manuel Atienza
Universidad de Alicante
Guido Calabresi
Universidad de Yale
Antônio Cançado Trindade
Universidad de Cambridge
Francisco Fernández Segado
Universidad Autónoma de Madrid
Owen Fiss
Universidad de Yale
Héctor Fix Zamudio
Universidad Nacional Autónoma de México
Juan Gorelli Hernández
Universidad de Huelva
Peter Häberle
Universidad de Friburgo
Mônia Clarissa Hennig Leal
Universidad de Santa Cruz do Sul
Antonio Ojeda Avilés
Universidad de Sevilla
Javier Pérez de Cuéllar
Pontificia Universidad Católica del Perú
Luis Prieto Sanchís
Universidad Castilla-La Mancha
Umberto Romagnoli
Universidad de Bolonia
Néstor Pedro Sagüés
Universidad Complutense de Madrid
Tomás Salvador Vives
Universidad Complutense de Madrid
César San Martín Castro
Pontificia Universidad Católica del Perú
Juan María Terradillos Basoco
Universidad de Cádiz
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Minerales espaciales: cosas de nadie en beneficio de todos
HELLEN MARINHO AMORIM / CARLOS HENRIQUE REIS
ROCHAEL
MISCELÁNEA
INTERDISCIPLINARIA
Abstract: It is undeniable that over the last decades the idea of alternative
dispute resolution (ADR) started to receive more attention. In this sense,
such aspect has been recurrently confronted with the guarantee of access to
justice, verifying their compatibility. The present study observes this element,
investigating, specifically, the inevitable role that the techniques of online
dispute resolution (ODR) might play in our reality. This, particularly, due to
the cultural nature of civil procedure.
Key words: civil litigation, culture, online dispute resolution, access to justice
I I . A C C E S O A L A J U S T I C I A , J U R I S D I C C I Ó N Y
O N L I N E D I S P U T E R E S O LU T I O N
II.1. El acceso a la justicia como protagonista del proceso
civil
Para iniciar esta investigación, hay un primer punto que debe ser
debidamente recordado y percibido: el hecho de que, a lo largo de las
últimas décadas, el proceso civil alrededor del mundo haya conferido
protagonismo y centralidad a la noción de «acceso a la justicia». Bajo
ese enfoque, se pasó a establecer de forma ordinaria que la disciplina
serviría, esencialmente, para la concreción de ese postulado —el cual
constituiría su norte esencial y debería condicionar sus herramientas y
su actuación—.
Esta ruptura ideológica, que lleva a ver al ámbito judicial únicamente
como un escenario aislado de la comunidad y que tiene como objetivo la
G U S TAV O O S N A
1 La cuestión ya fue expuesta por la doctrina en diferentes ocasiones, llevando a resultados tales como
la defensa de la necesidad de una relectura contemporánea de las garantías del proceso (Osna,
2017) y del papel prominente que debe ser desempeñado hoy por el proceso colectivo (Arenhart &
Osna, 2019).
2 Este acoplamiento trae consecuencias para cada uno de los institutos básicos del derecho procesal
civil, exigiendo nuevas relecturas de elementos centrales como la jurisdicción, la acción y el propio
G U S TAV O O S N A
proceso. La evolución histórica es explicada por Marinoni, Arenhart & Mitidiero (2019) de manera
detenida.
3 Es en ese sentido que los autores afirman lo siguiente: «the focus on access —the means by which
rights are made effective— now also increasingly characterizes modern civil procedural scholarship».
Así, concluyen que «procedure […] should not be placed in a vacuum. Scholars must now recognize
that procedural techniques serve social functions, that courts are not the only means of dispute
resolution that must be considered, and that every procedural regulation, including the creation
or encouragement of alternatives to the formal court system, has a pronounced effect on how the
substantive law operates —how often it is enforced, in whose benefit, and with what social impact»
(1978, p. 185).
4 El problema es analizado, entre otros, por Mancuso (2011) y por Arenhart (2013).
5 El problema es planteado por Macneil (1992, pp. 3-4), quien identifica, además, el riesgo de que la
idea de medios alternativos lleve a la creencia de que la resolución por medio del Poder Judicial sería
prioritaria —otorgando a los demás caminos una función coadyuvante en el mismo sistema general
de resolución de conflictos—. No obstante, por la propia amplitud dada a la alternativa, sería posible
afirmar que, históricamente, preponderó sobre la actividad estatal.
6 En el análisis del tema, Resnik (1995, p. 220) resalta la posibilidad, incluso, de que la solución
alcanzada (y considerada satisfactoria para las partes) no esté en plena armonía con el recorrido
jurídico (el cual tendería a ser previsible).
7 En ese sentido, Fouchard, Gaillard y Goldman (1999, pp. 331-332) demuestran que la efectividad del
arbitraje se encuentra directamente vinculada a su capacidad de producir resultados estables —y no
susceptibles, por lo tanto, de revisión en la esfera jurisdiccional—. Como contrapartida, se colocarían
los requisitos del arbitraje del debate, esenciales para conferir validez y legitimidad a la decisión
arbitral.
8 Aquí, Resnik (1995, pp. 253-254) identifica que, verdaderamente, hay dos grandes formas de
enfrentar y adecuar procedimentalmente el tema de los medios alternativos. Es así que, al mismo
tiempo que hay teóricos que visualizan esos elementos como complementarios a la actividad
jurisdiccional, otros vislumbran una verdadera competencia entre ambas vías.
9 Hay diferentes manifestaciones doctrinales que enfrentan de manera directa ese problema y las
consecuencias que posiblemente se derivarían de un intento de sustituir el recurso a la jurisdicción
por los medios alternativos, como si fuese posible imaginar una absoluta yuxtaposición entre los
campos ocupados por esos factores. Por ejemplo, Mancuso puntualiza que, a partir de ese sesgo,
se puede alcanzar como resultado incluso una declinación de la aplicabilidad de esas vías de
pacificación. Así, concluye que «es insostenible (y discriminatoria) la postura despectiva frente a los
medios alternativos [...] como también lo es la postura derrotista frente a la justicia estatal» (2014,
p. 274). En la misma línea, Galanter y Lande (1992, p. 412) destacan que la existencia de vías
diversas de la jurisdicción aptas para la pacificación de conflictos no puede llevar a una reducción
G U S TAV O O S N A
de la preocupación por la efectividad estatal. En ese sentido, subrayan que «attention to private
alternatives should not be an excuse to permit public courts to decay. We believe that public courts
will continue to play the preeminent role in the administration of justice and accordingly deserve
undiminished support». También Hensler investiga ese potencial papel sustitutivo de los medios
alternativos y su potencial punto débil. Para ello, destaca que «ADR practitioners —particularly
mediators— have long emphasized the qualitative benefits of substituting problem-solving processes
for adjudication. But it is indisputable that ADR has been “sold” within the court context as a set of
procedures for reducing judicial caseloads and cutting time to disposition. ADR proponents have
therefore been disappointed by research suggesting that cost and time savings may be illusory»
(1999, p. 15).
10 Sobre este último punto, vale mención al sistema VITOR, el cual se encuentra en desarrollo en Brasil
en el ámbito del Supremo Tribunal Federal. Ver http://www.stf.jus.br/portal/cms/verNoticiaDetalhe.
asp?idConteudo=380038
11 De acuerdo a Mania, «the first, which ran from 1990 to 1996, was an amateur stage in which electronic
solutions were in a test period. In the ensuing years (1997-1998), ODR developed dynamically and
the first commercial web portals that offered services in this area were established. The next phase
(business) ran from 1999 to 2000. Given the favourable period of economic development, especially
in IT services, many companies initiated projects based on electronic dispute resolution, but a large
number no longer operate in the market. The year 2001 marked the beginning of and institutional
phase, during which ODR techniques were introduced into institutions such as the courts and
administration authorities» (2015, p. 77). Adoptando igual división, Cortés indica que, «looking back
at the short history of ODR, it is possible to divide the emergence of ODR into four different phases:
(i) Hobbyist phase: it is understood that this phase was from the creation of the internet until 1995,
when ODR did not exist. During this time the first disputes arose from the internet and informal ODR
mechanisms were used. Ideas started appearing in the different methods as to how these disputes
could be solved in an effective manner. (ii) Experimental phase: from 1995 to 1998, when more
disputes started to appear and the first ODR initiatives were used by not-for-profit organisations, eg
VM. (iii) Entrepreneurial phase: from 1998 to 2002, when the ODR industry started to emerge and
commercial enterprises had successful initiatives, eg SquareTrade and CyberSettle. (iv) Institutional
phase: This phase was initiated in 2002 and continues to the present. It refers to the adoption of ODR
G U S TAV O O S N A
programmes by public bodies, eg Online Money Claim in England and Wales and the Online Small
Claims in Ireland» (2011, pp. 55-56).
12 En sentido parcialmente diverso, Colin Rule afirma que «the main difference between ODR and ADR
was the role of technology in mediating the communication between the parties. In a face-to-face
interaction there is a very familiar interface through which people can communicate, and the mediator
or arbitrator has very little control over it. The parties look into each other’s faces and read their
expressions» (2002, p. 35). En el sentido aquí atribuido a la idea de medios alternativos, sin embargo,
la diferencia citada no parece hacer que los medios de ODR escapen de su contenido. Por otro lado,
percibiendo que no hay una absoluta yuxtaposición entre los conceptos —ya que, como se señaló,
los medios online pueden servir al propio ámbito judicial—, Poblet afirma lo siguiente: «However,
there are at least two reasons to refrain from an exact correspondence between the two. On the one
hand, ODR procedures might not necessarily satisfy the “alternative” aspect of ADR, since they may
form part of the judicial process (i.e. online mediation to assist divorcing couples in drafting parenting
plans). On the other hand, the technical aspects of ODR pave the way to specific procedures that
vary from those applicable in ADR (i.e. automated, blind-bidding negotiation) and facilitate the setting
of hybrid forms of mediation and arbitration (Med-Arb). In this line, the emergence of a vast range of
both new terminologies and typologies to systematize current ODR practices proves that the domain
is becoming a branch of dispute resolution in its own right» (2011, p. 6).
13 En las palabras de Wang, «[f]or e-commerce entrepreneurs, ODR is attractive as it is something that
can be incorporated into their new ventures as part of an overall strategy to build trust among users.
I I I. O N L I N E D I S P U T E R E S O LU T I O N: E L P R O C E S O
C O M O R E A L I D A D C U LT U R A L
III.1. O nline dispute resolution y el diseño tradicional de la
jurisdicción
En la sección anterior se alcanzaron los siguientes resultados: (a) el
acceso a la justicia, especialmente a partir de los últimos movimientos
del derecho procesal civil, pasó a insertarse en el núcleo de la materia;
(b) en ese sentido, buscando mejorar su alcance, se pasó a afirmar que
la concreción de ese postulado podría darse fuera del «Poder Judicial»,
mediante el uso de «medios alternativos de resolución de disputas»;
y, (c) en tiempos recientes, han entrado en ese contexto mecanismos
derivados del avance tecnológico y de su incorporación por el derecho
—llevándolos a ser conocidos como vías de comunicación online dispute
resolution—. En este sentido, las estructuras de ODR podrían contribuir
a una mejora de la prestación jurisdiccional.
No obstante, resulta lógico determinar que, por su propio dinamismo,
las garantías relacionadas con la idea de resolución de conflictos no
asumen, en las plataformas resolutivas en línea, igual extensión o
contorno. En realidad, esa situación ni siquiera sería viable, lo cual exige
que se perciba que allí habrá nuevos ángulos para los valores clásicos del
proceso e incluso para su arreglo estructural.
Tratándose de sistemas online de pacificación de disputas, ¿es posible que
se considere de igual aplicabilidad para cuestiones como la «personalidad»
o el «derecho de ser oído»? ¿Es razonable que se preservan temas como
la hipotética garantía del doble grado de jurisdicción? ¿La posibilidad de
G U S TAV O O S N A
Reliable dispute resolution systems bolster their confidence in e-commerce and stimulate transaction
volume. Developing trust and confidence worldwide is highly culture related» (2009, p. 23).
17 Sobre el tema, se recomienda el importante análisis acerca de las garantías procesales realizado por
Bone (2003, pp. 190 y ss.), quien distingue las teorías basadas en el proceso de las teorías basadas
en el resultado.
A nuestro entender, hay una clave teórica que elucida estas cuestiones,
orienta el rompecabezas y, bien entendida, demuestra que es posible una
plena adecuación entre el acceso a la justicia y la online dispute resolution.
Se trata del reconocimiento de que la resolución de disputas posee una
21
naturaleza «cultural» —de modo tal que se adapta según su «contexto» ACCESO A LA
JUSTICIA, CULTURA
y sus «demandas» y «circunstancias convencionales»—.
Y ONLINE DISPUTE
De manera didáctica, la exposición de este aspecto puede ser iniciada RESOLUTION
con algunas provocaciones. ¿Por qué diferentes países presentan formas ACCESS TO
diferentes de pacificación de conflictos? ¿Qué hace que, en localidades JUSTICE,
aparentemente cercanas, se otorgue una relevancia tan discrepante a CULTURE AND
elementos como el tribunal del jurado o la audiencia de instrucción? ONLINE DISPUTE
¿Es este tipo de desemejanza normal? ¿Cómo afecta el problema el RESOLUTION
estudio del proceso?
Las cuestiones mencionadas corroboran la naturaleza «flexible» del
derecho procesal. Además, cada una de ellas ratifica que el proceso
civil es, también, una expresión «cultural»18. Su aplicación estará
condicionada por las ideas, los valores y las instituciones ampliamente
aceptados en el ambiente en que se inserta19. Como consecuencia, para
asegurar su legitimidad, deberá alterarse para reflejarlas.
Es ante esta premisa que Chase (2014, pp. 888-889) muestra, por ejemplo,
por qué el jurado civil ha asumido tradicionalmente protagonismo en la
realidad norteamericana (recordando que «los jurados se convirtieron
en una forma de resistir al control de la Corona sobre las materias de
la Colonia»), así como el papel histórico allí ejercido por el sistema de
discovery —orientado a dar mayor autonomía a los particulares20—.
Es también así que se constata el motivo por el cual sociedades más
propensas al «diálogo» y a la «solidaridad» tienden a atribuir mayor
importancia a modelos de pacificación orientados por la «mediación»
18 Véase las propuestas de Chase (2014) y de Taruffo (2009), las cuales, a partir de esta especie de
enfoque, buscan aproximar los diferentes aspectos, con el fin de permitir una mejor comprensión del
mecanismo de resolución de disputas adoptado en un ambiente determinado.
19 Se adopta aquí como parámetro el concepto de cultura defendido por Chase (2014). En las palabras
del autor, «la definición de cultura utilizada aquí incluye “ideas, valores y normas tradicionales” que
son ampliamente compartidas en un grupo social. La cultura incluye proposiciones sobre creencias
G U S TAV O O S N A
que son tanto normativas (“matar es incorrecto excepto cuando es autorizado por el Estado”)
como cognitivas (“la Tierra es redonda”). La cultura también incluye los símbolos que representan
ese espíritu de su pueblo (la figura de la justicia con su balanza, un globo terráqueo de mesa)
(2014, p. 26).
20 De acuerdo con Chase, «individualismo, igualitarismo, laissez-faire y antiestatismo también resultan
evidentes en otra práctica relacionada con la solución de litigios, particularmente fuerte en los
Estados Unidos y que no es repetida con igual impacto en ningún otro lugar: pretrial discovery.
Se trata de un poder dado a las partes para controlar la investigación sobre los hechos antes del
juicio. De nuevo, el contraste es aún más evidente cuando Estados Unidos se compara con los
sistemas continentales» (2014, p. 91).
21 De esa manera, como señala Auerbach, «entender las comunidades a través de sus formas de
resolución de disputas puede parecer idiosincrásico. Pero esta perspectiva nos da acceso a un
complejo y recurrente diálogo cultural: entre los individuos y la comunidad; entre la aspiración de
armonía y la concreción del conflicto; entre las instituciones jurídicas formales y sus alternativas. Toda
sociedad experimenta esa tensión. Es importante comprender que las preferencias por modos de
resolución de conflictos no son elecciones finales, sino compromisos en transformación. Incluso en
la sociedad más profundamente legalista, es probable que haya un movimiento constante a lo largo
del tiempo: entre las constricciones del sistema jurídico formal y el llamamiento de las alternativas
informales. En realidad, una vez en declive el antiguo orden consuetudinario (basado en la visión
moral común de un grupo), el cambio principal es hacia reglas jurídicas explícitas y procedimientos
“que aclaran lo que la desintegración de la comunidad ha vuelto obscuro e incierto”» (2007, p. 46).
22 El punto es percibido por Auerbach (2007, p. 47), corroborando la relación —identificada por él— entre
la sociedad, sus mecanismos esenciales de intercambio y de interacción y las técnicas y caminos
por ella adoptados para permitir la resolución de conflictos. En el mismo contexto, vale destacar que
hay autores que defienden que el mismo fenómeno actuaría en la vía inversa, sosteniendo que la
valorización de métodos de autocomposición también podría transformar a los agentes y reducir su
propensión al litigio. En general, esta premisa parece ser la línea central de la llamada mediación
«transformativa», expresada de manera original por Bush y Folger (2005), la cual tiende a sostener
que esa vía resolutiva puede traer efectos más profundos que la mera solución eficiente del caso.
De manera resumida, se sostiene que la recomposición geométrica del litigio y el empoderamiento
asegurado a las partes en su curso propiciaría nuevos prismas de debate y de reflexión, impactando
la propia vida de los sujetos y su percepción sobre el conflicto. En el contexto del análisis de este
elemento, los autores afirman lo siguiente: «the transformative theory starts from the premise that
interactional crisis is what conflict means to people. And help in overcoming that crisis is a major
part of what parties want from a mediator. According to this view, what would transformative theory
expect people like Jim and Susan to say about the family business conflict mentioned earlier in
this chapter, if they were asked questions such as these: “What affects you most about this conflict
you’re involved in? What’s the impact that seems to strike you hardest?”». Ante ello, en relación
específicamente a la mediación y al papel del mediador, sostienen: «as transformative theory sees
G U S TAV O O S N A
it, with solid support from research on conflict, parties who come to mediators are looking for —and
valuing— more than an efficient way to reach agreements on specific issues. They are looking for
a way to change and transform their destructive conflict interaction into a more positive one, to the
greatest degree possible, so that they can move on with their lives constructively, whether together or
apart» (2005, pp. 45-53).
23 La técnica de resolución en cuestión es estudiada y descrita por Evans Pritchard: «the poison oracle,
benge, is by far the most important of the Zande oracles. Zande rely completely on its decisions,
which have the force of law when obtained on the orders of a prince. A visitor to Zandeland hears as
much of the poison oracle as he hears of witchcraft, for whenever a question arises about the facts
of a case or about a man’s well-being they at once seek to know the opinion of the poison oracle on
the matter. In many situations where we seek to base a verdict upon evidence or try to regulate our
conduct by weighing of probabilities the Zande consults, without hesitation, the poison oracle and
follows its directions with implicit trusts. No important venture is undertaken without authorization of
G U S TAV O O S N A
the poison oracle. In important collective undertakings, in all crises of life, in all serious legal disputes,
in all matters strongly affecting individual welfare, in short, on all occasions regarded by Azande as
dangerous or socially important, the activity is preceded by consultation of the poison oracle» (1976,
pp. 121-122).
24 El papel de la legitimidad en la afirmación de las actividades estatales, condicionando las estructuras
públicas y obligando a dialogar también con los objetivos y con las finalidades de la Administración,
es estudiado por Gilley (2006, p. 499) —llevándolo a concluir que, ámbito del Estado, «nothing will
turn heads more than a cry of “legitimacy crisis”»—. Siendo así, y considerando la inserción del
Poder Judicial en ese contexto, no tenemos dudas de que también él deberá adoptar las medidas
necesarias para alcanzar ese postulado.
que sea debidamente elaborado, sea visto como tópico que «efectúa» y
«consolida» la garantía de acceso —y no como un elemento que le sea
antagónico—. Para este fin, se acordó la necesidad de que el proceso civil
y sus institutos sean comprendidos con el debido marco «contextual»
25
y «cultural». Eso es así porque ese enfoque desvela su naturaleza ACCESO A LA
JUSTICIA, CULTURA
«maleable» y «flexible». Es así que la garantía de acción y el derecho
Y ONLINE DISPUTE
de acceso, hoy, no pueden ser leídos con las mismas lentes que existían
RESOLUTION
en momentos sociológicos e historiográficos bastante diversos. Solo de
esta forma se evita el riesgo constante de que la disciplina procesal y sus ACCESS TO
discursos se muestren anacrónicos y exageradamente abstractos. JUSTICE,
CULTURE AND
ONLINE DISPUTE
REFERENCIAS RESOLUTION
Andrews, N. (2012). The Three Paths of Justice: Courts Proceedings,
Arbitration and Mediation in England. Cambridge: Springer.
doi: https://doi.org/10.1007/978-94-007-2294-1
Arenhart, S.C. (2013). A tutela coletiva de interesses individuais: para além da
proteção dos interesses individuais homogêneos. São Paulo: RT.
Arenhart, S.C. & Osna, G. (2019). Curso de processo civil coletivo. São Paulo: RT.
Auerbach, J.S. (2007). Justiça sem direito. En A.A. Gomma & I.M. Barbosa
(Eds.), Estudos em arbitragem, mediação e negociação. Brasilia: Universidad de
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Barret, J.T. & Barret, J.P. (2004). A History of Alternative Dispute Resolution. San
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Brett, J.M. et al. (2007). Sticks and Stones: Language, Face and Online Dispute
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Bush, R.A.B. & Folger, J. (2005). The Promise of Mediation: The Transformative
Approach to Conflict. San Francisco: John Wiley & Sons.
Cappelletti, M. & Garth, B. (1978). Access to Justice: The Newest Wave in the
Worldwide Movement to Make Rights Effective. Buffalo Law Review, 27, 181-
292.
Chase, O.G. (2014). Direito, cultura e ritual (Trads. S.C. Arenhart y G. Osna). São
Paulo: Marcial Pons.
G U S TAV O O S N A
Recibido: 02/04/2019
Aprobado: 17/05/2019
G U S TAV O O S N A
S A L E T E O R O B O F F **
IMED Paso Fundo (Brasil)
I. INTRODUCCIÓN
El modelo de negocios sustentado en nuestros datos personales
representa en la actualidad un reto para las ciencias jurídicas, en especial
en lo que se refiere a la protección de la información contenida en estos
y su uso por estas empresas, con el fin de evitar la violación de derechos
fundamentales. Entre los ámbitos menos tratados se encuentra el uso de
estos datos posterior al fallecimiento de su titular. Existe la posibilidad de
que la información relacionada con la persona permanezca de manera
perpetua en los servidores de Internet, creándose así una especie de
zombis digitales, cuya identidad digital sobrevive a la vida física de modo
indefinido (Oliva León, 2016, p. 68). Este limbo virtual es provocado
por la ausencia de disposiciones que regulen de manera coherente y
J O R G E LU I S O R D E L I N F O N T / S A L E T E O R O B O F F
Son innumerables los datos a los que estas empresas tienen acceso. Tras el
acceso aparentemente gratuito a las aplicaciones y servicios que ofrecen,
los usuarios proveemos una inmensa cantidad de información, entre la
que podemos encontrar lo siguiente: dirección IP, tipo de navegador,
31
sistema operativo, página web de procedencia, páginas web visitadas, LA DISPOSICIÓN
POST MORTEM
ubicación, proveedor de servicios de telefonía móvil, información del
DE LOS BIENES
dispositivo, lo que incluye ID del dispositivo y de la aplicación, términos
DIGITALES:
de búsqueda e información de cookies, información de pago con los
ESPECIAL
proveedores de servicios de pago e información no personal, entre
REFERENCIA A SU
otras. Esta información es compartida con terceros para facilitar la REGULACIÓN EN
oferta y prestación de servicios, así como la realización de actividades AMÉRICA LATINA
publicitarias. Es por ende incuestionable el valor que adquieren los datos
que contienen dicha información como moneda de cambio en el ámbito THE POST-MORTEM
digital, especialmente para poder acceder a determinados productos y DISPOSITION
servicios, así como su estrecha relación con aspectos de la personalidad, OF DIGITAL
como la privacidad. Sin embargo, no siempre se tiene en cuenta que, ASSETS: SPECIAL
bajo este modelo de negocios, las empresas adquieren facultades REFERENCE TO ITS
REGULATION IN
prácticamente omnímodas sobre estos datos.
LATIN AMERICA
La relación que existe entre los proveedores de servicios y el titular
de los bienes, incluyendo cuentas y datos resulta intransmisible por su
carácter contractual. Los primeros esgrimen que estos contratos tienen
el carácter de personalísimos sin indicar el fundamento de esta decisión
más allá de lo dispuesto en los términos y condiciones, donde además
nada se dice sobre el destino de estos bienes posterior al fallecimiento
de su titular. Debe tenerse en cuenta que los términos y condiciones
J O R G E LU I S O R D E L I N F O N T / S A L E T E O R O B O F F
no son negociados, constituyen ejemplos de condiciones generales de
contratación sobre las cuales no existe ningún mecanismo de control,
en particular en relación con el respeto por parte de los proveedores
de servicios del poder que estos ejercen sobre dichos bienes. Cuando
los herederos intentan acceder a estos datos, dichos proveedores
argumentan que en virtud del derecho a la privacidad del titular fallecido
no es posible conceder el acceso, aun cuando no queda tampoco claro
si estos continúan o no tratando los datos personales asociados a estas
cuentas y servicios.
En este contexto, es necesario que existan regulaciones jurídicas precisas
que limiten el poder de las grandes empresas y proveedores de servicios.
Pese a las adopciones de normas de protección de datos personales en
múltiples ordenamientos jurídicos, la regulación de los datos digitales,
sean de naturaleza personal o no, está aún lejos de corresponderse con los
adelantos de la tecnología en este ámbito. Como acertadamente señalan
Rodríguez Prieto y Martínez Cabezudo, la regulación de la sucesión digital
supone una necesidad desde la perspectiva de la seguridad jurídica. Para
estos autores la ausencia de un encaje entre los términos y condiciones
de uso de las grandes empresas con los derechos fundamentales es
Derecho PUCP, N° 83, 2019 / ISSN 0251-3420 / e-ISSN: 2305-2546
32 razón suficiente para que se adopten políticas regulatorias sobre la
herencia digital (2017, p. 103). La regulación de la sucesión digital no
es solo una cuestión de seguridad jurídica, sino también de garantizar la
propia eficacia de derechos a partir de la importancia que cada día van
adquiriendo los bienes digitales en la sociedad, dada las implicaciones
que tiene al momento de disponer de estos luego del fallecimiento de
su titular.
El presente trabajo tiene como objetivo fundamentar la necesidad
de la regulación jurídica de la disposición mortis causa de los bienes
digitales, a partir de resaltar la importancia de dicha regulación en las
relaciones de los usuarios y los proveedores de servicios en la sociedad
de la información. La temática de la sucesión digital es compleja. En ella
confluyen normas de derecho sucesorio, protección de datos personales,
defensa de la memoria pretérita y derechos de propiedad intelectual.
Aspectos como bienes, patrimonio, testamento y herencia serán
abordados desde las contradicciones epistémicas que existen en cada una
de estas figuras en el ámbito digital. A partir del anterior presupuesto, el
trabajo en un primer apartado aborda las cuestiones más generales sobre
la temática de los bienes y la herencia digitales; posteriormente hace un
análisis de la regulación de estas instituciones en diversos ordenamientos
jurídicos, con especial referencia a la facultad de disposición de los
bienes digitales. Para cumplir con el objetivo propuesto, también se
analizan las principales obligaciones de los proveedores de servicios de la
sociedad de la información en el objeto de estudio, así como los dilemas
fundamentales que existen en cuanto a la eficacia de estas disposiciones
J O R G E LU I S O R D E L I N F O N T / S A L E T E O R O B O F F
I I . B I E N E S , H E R E N C I A Y T E S TA M E N T O D I G I TA L :
ASPEC TOS POLÉMICOS
En la actualidad se habla de la existencia de un patrimonio digital
conformado por innumerables bienes digitales que son susceptibles o
no de transmisión posterior al fallecimiento de su titular. En este punto
debemos hacer una distinción entre el concepto de patrimonio digital y
el tradicional concepto de patrimonio como se entiende desde el derecho
civil. En esta última acepción se incluye el «conjunto de bienes de una
persona integrado por el activo y el pasivo, que forma una universalidad
jurídica y es cualidad esencial del sujeto, por tanto inseparable de el»
(Cifuentes, 1999, p. 137); el conjunto de derechos económicos de una
persona que, como precisa Rivera, funge como garantía común de todos
sus acreedores, sin tener en cuenta los bienes que lo componen (Rivera,
2004, p. 389).
Si tomamos como referencia los conceptos anteriormente referidos y que
parten de su concepción como conjunto de bienes, derechos, acciones,
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protección de la obra (integridad y paternidad) posterior al fallecimiento
del autor.
Entre los bienes de contenido patrimonial encontramos cuentas en
Paypal, servicios premium y monedas virtuales como los bitcoins, entre
otros. En el último de los casos referidos, por ejemplo, la Sala de lo Penal
del Tribunal Supremo español recientemente consideró que el bitcoin,
si bien es un activo patrimonial inmaterial de contraprestación o de
intercambio en cualquier transacción bilateral, no tiene la consideración
legal de dinero. Para el Alto Foro español, no se trata de un objeto material,
sino de una unidad definida mediante esta tecnología informática y
criptográfica, cuyo valor está determinado por cada unidad de cuenta
o la porción que alcanza por el concierto de la oferta y la demanda en
la venta que de estas unidades se realiza a través de las plataformas de
trading Bitcoin (Tribunal Supremo, sentencia 326/2019).
1 Hemos adoptado una concepción unitaria del concepto de patrimonio, la doctrina debate sobre si las
deudas y obligaciones —también denominadas pasivo— son parte del patrimonio, al considerar que
no son más que cargas del activo que gravan a este. Para autores como Albaladejo y Rivera, esta
distinción no es más que una cuestión de interpretación de la norma para poder determinar si esta se
refiere a uno u otro supuesto (Albaladejo, 2002, p. 506; Rivera, 2004, p. 388).
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aunque es válido tener en cuenta que esta última sirve de cauce para
poder solucionar los posibles conflictos que puedan tener lugar con
los bienes digitales de naturaleza personal, si bien esta no es la vía de
protección más eficaz. Los principales argumentos que pueden esgrimirse
al respecto residen específicamente en el hecho de que la protección post
mortem de bienes digitales está dirigida esencialmente al reconocimiento
de la disposición de estos bienes posterior al fallecimiento de su titular
y su protección ante los proveedores de servicios de la sociedad de la
información, al igual que el respeto a su privacidad una vez que ha tenido
lugar el deceso. Ello supone que la persona que haya sido designada por
el titular de los bienes pueda no solo acceder a ellos, sino también realizar
acciones positivas como solicitar la eliminación de los datos personales y
el cierre de cuentas, entre otras.
Sin embargo, no es esto lo que acontece con la protección de la memoria
pretérita. En este caso, las personas legitimadas tienen como función
principal la defensa de dicha memoria una vez que se ha corroborado la
existencia de una vulneración de las expresiones post mortem de lo que un
día fueron los derechos de la personalidad de una persona determinada.
La disposición de los bienes digitales personales está más enfocada al
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titular una persona y cuyos datos pueden variar considerablemente de
un día para otro. En este sentido, se analiza la posibilidad de que estas
disposiciones deban ser realizadas en el mismo testamento notarial o
en otro documento, sea de carácter público o privado. Autores como
Llopis Benlloch, citando a Javier Prenafeta, proponen la utilización de
la memoria testamentaria digital, como complemento del testamento,
similar a la figura admitida en el derecho foral catalán. Para estos
autores, este instrumento no tendría carácter público en sí mismo, así
como tampoco afectaría los elementos esenciales de la sucesión, empero
podría utilizarse para dejar constancia de un nuevo perfil social o de
un cambio en el sistema de almacenamiento en la nube (2016, pp. 47-
48). Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la posibilidad de que las
disposiciones existan en un documento distinto del testamento notarial
ha sido criticada por la doctrina. Para autores como García Herrera,
la utilización de instrumentos diferentes pudiera traer dudas sobre la
prevalencia temporal o funcional de una u otra designación, así como el
fraccionamiento de la sucesión de la persona (2018a, p. 7).
Sin dudas, la autorización de un testamento notarial con voluntades
digitales precisa no solo del conocimiento del notario sobre la voluntad
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P O S T M O R T E M D E B I E N E S D I G I TA L E S E N E L
D E R E C H O CO M PA R A D O
En los últimos años a nivel internacional se han adoptado regulaciones
sobre la protección de los bienes digitales en el ámbito sucesorio,
especialmente para garantizar el acceso a estos, sin que ello infrinja el
respeto por la intimidad de su titular, así como el reconocimiento de que
la persona, como parte del ejercicio de la autonomía de su voluntad,
puede disponer qué hacer con ellos posterior a su fallecimiento.
En España sobresale la Ley 10/2017, del 27 de junio, de las voluntades
digitales y de modificación de los libros segundo y cuarto del Código civil
de Cataluña, (en adelante Ley de voluntades digitales), actualmente
declarada inconstitucional en parte de su articulado. Asimismo, resultan
relevantes la recién aprobada Ley Orgánica 3/2018, del 5 de diciembre,
de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales
(en adelante LOPDPDD); y, en Francia, la Ley por un República Digital
(Ley 2016-1321).
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muerte de su titular es novedoso, al menos en los países latinoamericanos,
en especial porque «…se permite que las personas vinculadas al fallecido
por razones familiares o de hecho o sus herederos puedan solicitar el
acceso a los mismos, así como su rectificación o supresión, en su caso
con sujeción a las instrucciones del fallecido» (LOPDPDD).
En la LOPDPDD, los artículos 3 y 96 reconocen la posibilidad de que las
personas vinculadas al fallecido por razones familiares o, de hecho, así
como sus herederos puedan dirigirse a los prestadores de servicios de la
sociedad de la información con el objeto de acceder a dichos contenidos
e impartirles las instrucciones que estimen oportunas sobre su utilización,
destino o supresión. Si bien se habla de un testamento digital, no se hace
en el sentido objetivo del término como un instrumento en el cual se
legitime a las personas que tendrán acceso a esto datos personales, que a
su vez son bienes digitales de carácter personal.
No obstante, la norma tiene como antecedente, al menos en relación
con la disposición post mortem de los bienes digitales, la Ley de voluntades
digitales de la Comunidad Autónoma de Cataluña. Si bien entre ambas
disposiciones normativas existe coincidencia, es importante tener
en cuenta que el objeto de cada una no es el mismo: mientras que la
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40 normativa estatal tiene como objeto la protección del dato personal
—esté o no digitalizado—, la norma autonómica tiene como objeto la
regulación de la voluntad digital, que puede o no estar relacionada con
datos de carácter personal.
La norma catalana, en el artículo 6 —que añade un artículo (el 411-10.1)
al capítulo I del título I del libro cuarto del Código Civil de Cataluña—,
reconoce como voluntades digitales «en caso de muerte las disposiciones
establecidas por una persona para que, después de su muerte, el
heredero o el albacea universal, en su caso, o la persona designada para
ejecutarlas actúe ante los prestadores de servicios digitales con quienes
el causante tenga cuentas activas». Se configura así un instrumento
jurídico particular para manifestar esta voluntad distinto de otras figuras
del derecho sucesorio autonómico como son el testamento, el codicilo
y las memorias testamentarias. Dicho documento se puede modificar y
revocar en cualquier momento y no produce efectos jurídicos si existe el
testamento, el codicilo y las memorias testamentarias.
La persona encargada podrá:
a) Comunicar a los prestadores de servicios digitales su defunción.
b) Solicitar a los prestadores de servicios digitales que se cancelen sus
cuentas activas.
c) Solicitar a los prestadores de servicios digitales que ejecuten las
cláusulas contractuales o que se activen las políticas establecidas para
los casos de defunción de los titulares de cuentas activas y, si procede,
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que le entreguen una copia de los archivos digitales que estén en sus
servidores (Ley de voluntades digitales, artículo 6: 411-10.2).
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de facilitar el ejercicio de su derecho a decidir mediante la regulación del
documento de voluntades digitales y su registro» (2018, p. 431).
En Francia, el artículo 63 de la Ley 2016-1321 «para una República
digital» inserta el artículo 40-1 de la Ley 78-17. A partir de esta
modificación, cualquier persona puede ejercer los derechos de
conservación, eliminación y la comunicación de sus datos posterior
a su muerte en virtud de las denominadas instrucciones generales y
específicas, las que a su vez pueden ser revocadas en cualquier momento.
Las directrices generales están referidas a todos los datos personales
relacionados con el sujeto, mientras que las específicas son objeto del
consentimiento específico de la persona interesada y no pueden resultar
de la aprobación exclusiva por parte de este último de las condiciones
generales de uso de los servicios. Reciben estos nombres a partir de
la manera en que la persona puede determinar el ejercicio de estos
derechos para después de su muerte. Tanto en uno como en otro caso,
la persona puede designar a una persona responsable de su ejecución,
la cual tiene el derecho de tomar nota de las directivas y de solicitar su
implementación a los controladores de datos relevantes, solo cuando la
persona haya fallecido.
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42 El cumplimiento de dichas instrucciones debe ser realizado sin
menoscabo de las disposiciones aplicables a los registros públicos que
contienen datos personales. Por medio de estas directivas es posible la
designación de una persona responsable para que ejecute la voluntad del
titular del dato ante los prestadores de servicios. A falta de la designación
de una persona responsable de la ejecución de las voluntades digitales o
en caso de muerte de la persona designada, los herederos de la persona
fallecida tendrán derecho al ejercicio de los derechos mencionados en
la medida necesaria para la organización y liquidación de la sucesión.
El acceso al procesamiento de los datos personales solo es a los efectos
de poder identificar y obtener información útil para la liquidación
y el intercambio del patrimonio, así como para recibir comunicación
de bienes digitales o datos similares a memorias familiares, siempre y
cuando estos sean transmisibles a ellos conforme lo dispuesto en la
normativa del derecho civil.
Las personas vinculadas al fallecido por razones familiares o, de hecho,
así como sus herederos pueden dirigirse al responsable o encargado
del tratamiento al objeto de solicitar el acceso a los datos personales
de este, así como solicitar su rectificación o supresión, excepto en el
supuesto que el titular del dato lo hubiere prohibido expresamente o así
lo estableciera la ley (LOPDPDD, artículo 3.1). El acceso a los datos, su
rectificación y supresión debe ser realizado conforme a las instrucciones
emitida por el titular fallecido (artículo 3.2). En el caso de los menores,
el ejercicio de estas facultades podrá ser ejercido por sus representantes
legales o, en el marco de sus competencias, por el Ministerio Fiscal.
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para realizar la disposición de los activos digitales según el tipo de
instrumento utilizado para realizar la disposición. El régimen de prioridad
está dirigido a eliminar cualquier posible conflicto que pudiera existir
entre los diversos instrumentos señalados para realizar actos dispositivos
patrimoniales post mortem. Se diseña, así, un sistema de prioridad de tres
niveles para determinar la intención del usuario con respecto a cualquier
activo digital. Para que el usuario del servicio pueda expresar su voluntad
en relación con estos activos digitales, es necesario que se le proporcione
dicha herramienta en línea facilitada por el proveedor de servicios, a lo
que la RUFADAA conmina, donde puede revelar, divulgar o destinar
alguno o todos de los activos digitales posterior a su fallecimiento, lo
que incluye el contenido de las comunicaciones electrónicas. Solo en el
supuesto que esta disposición no haya tenido lugar, porque así lo haya
dispuesto el usuario o por no existir dicha herramienta en línea, es que
se tendrá en cuenta las disposiciones sobre dichos activos que conste en
2 RUFADAA § 2.10: «“Digital asset” means an electronic record in which an individual has a right or
interest. The term does not include an underlying asset or liability unless the asset or liability is itself
an electronic record».
3 RUFADAA § 2.27: «“Will” includes a codicil, testamentary instrument that only appoints an executor,
and instrument that revokes or revises a testamentary instrument».
4 RUFADAA § 4: «User direction for disclosure of digital assets. (a) A user may use an online tool to
direct the custodian to disclose to a designated recipient or not to disclose some or all of the user’s
digital assets, including the content of electronic communications. If the online tool allows the user to
modify or delete a direction at all times, a direction regarding disclosure using an online tool overrides
a contrary direction by the user in a will, trust, power of attorney, or other record. (b) If a user has not
used an online tool to give direction under subsection (a) or if the custodian has not provided an online
tool, the user may allow or prohibit in a will, trust, power of attorney, or other record, disclosure to a
fiduciary of some or all of the user’s digital assets, including the content of electronic communications
sent or received by the user. (c) A user’s direction under subsection (a) or (b) overrides a contrary
provision in a terms-of-service agreement that does not require the user to act affirmatively and
distinctly from the user’s assent to the terms of service».
5 RUFADAA § 2.14: «“Fiduciary” means an original, additional, or successor personal representative,
[conservator], agent, or trustee».
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la negativa de acceso es una excepción siempre y cuando la persona
fallecida lo hubiere prohibido expresamente o así lo estableciera la ley,
precisando además que esta prohibición no puede afectar el derecho de
los herederos a acceder a los datos de carácter patrimonial del causante.
En este aspecto hay que tener en cuenta que la voluntad del titular
para permitir el acceso de las personas legitimadas al contenido de sus
cuentas y bienes digitales personales nunca debe presumirse. Un tercero
puede estar legitimado para administrar y gestionar los bienes digitales
de una persona posterior a su fallecimiento y no por ello necesariamente
debe tener acceso al contenido de estos. En similar sentido, es posible
proteger el contenido de las cuentas y datos de la persona fallecida sin
afectar el derecho de los herederos a la transmisión de los bienes digitales
patrimoniales susceptibles de valoración económica. Santos Morón, por
ejemplo, propone en el ordenamiento jurídico español que se articulen
mecanismos para que los proveedores de servicios digitales, sin vulnerar
el secreto de las comunicaciones, proporcionen esta información a los
sucesores del fallecido (2018, p. 436).
En su momento, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD),
interpretando la antigua Ley Orgánica de Protección de Datos, estableció
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46 una diferencia entre el ejercicio de los derechos ARCO (Acceso,
Rectificación, Cancelación y Oposición) luego del fallecimiento de la
persona, y los derechos de los herederos para obtener la información
necesaria para iniciar los trámites oportunos de aceptación de la
herencia. En el primer caso, consideraba que no existía tal posibilidad
dada la extinción de la personalidad tras la muerte de la persona.
Sin embargo, en el segundo supuesto, consideraba que la condición de
heredero alcanzaba para recabar dicha información, incluso cuando se
trataba de una institución financiera como es el caso típico de los bancos
(AEPD, 2016).
El alcance del acceso constituye un punto de distinción con la
solución propuesta en la sección séptima por la RUFADAA. En este
caso en particular, se establece que el acceso a los contenidos de las
comunicaciones electrónicas del usuario solo podrá ser realizado si el
usuario fallecido así lo consintió o un tribunal lo autorizó6. La sección
8 de la RUFADAA conmina a que el proveedor de servicios solo está
obligado a dar a conocer a la persona autorizada por el fallecido el
catálogo de las comunicaciones electrónicas enviadas o recibidas por el
usuario y los activos digitales que son necesarios para la administración
del patrimonio, lo cual es distinto del contenido del régimen establecido
para las comunicaciones electrónicas que sí se encuentra regulado en
la Ley de Privacidad7. A los efectos de este modelo, lo importante es
poder determinar si el activo permite o no acceso al contenido de las
comunicaciones electrónicas.
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Industria y Comercio, del 4 de diciembre de 2012, que modifica el título
V de la Ley de 1266 de 2008.
La Corte Constitucional colombiana ha considerado que la referencia a
los causahabientes como sujetos legitimados para activar los mecanismos
de acceso a la información y a su actualización o rectificación, «resulta
acorde con el contenido del derecho fundamental al hábeas data, en
razón a que la información crediticia o financiera que repose en bases
de datos respecto del causante, entraña un interés patrimonial o de
otra índole, que concierne de manera directa a sus herederos, y que
puede resultar relevante para el ejercicio de sus derechos sucesorales»
(Sentencia C-1011/08). A juicio de la Corte, este acceso constituye
parte de los límites que son necesarios establecer a las facultades de
fuentes, operadoras y usuarios.
La Corte Constitucional Colombiana, en el parágrafo 6.2 de la
Sentencia T-798/07 de la Sala Tercera de Revisión, ha dado respuesta a
una de las principales interrogantes que existe sobre el fundamento de
la protección de los datos personales posterior a la muerte del causante
en los siguientes términos:
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Además del cumplimiento del encargo realizado según el tipo de activo
digital, es preciso establecer obligaciones del proveedor de servicios,
dado que, sin su contribución, el acto dispositivo no será eficaz.
Solo la legislación puede establecer un equilibrio entre los términos de
servicio de los prestadores y los derechos de protección de los usuarios.
En este sentido, la doctrina sostiene que cualquier término contractual
que prohíba la transferencia después de la muerte o presuma la intención
de un usuario en este sentido debería ser inválido (Banta, 2016,
p. 969). De este modo se excluye la eficacia de este tipo de cláusulas,
que podría ser invocado por dichos prestadores de servicios. Algunos
proveedores de servicios han comenzado a reconocer dicha posibilidad
en caso de muerte o incapacidad de los titulares de la cuenta. Google,
por ejemplo, permite que los titulares de las cuentas puedan escoger
amigos o familiares para poder realizar la descarga de los datos asociados
a sus servicios ofertados. Por otra parte, si bien Facebook no permite
que el heredero realice la descarga de los datos del causante, sí permite
transformar la cuenta en conmemorativa o que esta sea excluida, como
anteriormente se ha mencionado.
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condiciones que los suscritos por el usuario con el proveedor de servicios,
por lo cual no se suscribe un nuevo acuerdo de términos y condiciones,
así como tampoco se puede entender que existan otros derechos o que
estos puedan ser ampliados9.
Sin embargo, la propuesta contentiva en la RUFADAA no deja de
ser polémica. Resulta particularmente problemática la decisión del
proveedor de servicios de determinar si brinda un acceso total al catálogo
de cuentas del usuario, lo que implica permitir este acceso de manera
parcial o solo proporcionar una copia del registro del activo al que el
usuario podría haber accedido de estar vivo al momento de la solicitud
realizada por el fiduciario10. El proveedor de servicios está facultado
8 RUFADAA, §4: «(c) A user’s direction under subsection (a) or (b) overrides a contrary provision in a
terms-of-service agreement that does not require the user to act affirmatively and distinctly from the
user’s assent to the terms of service».
9 RUFADAA, §5: «(a) This [act] does not change or impair a right of a custodian or a user under a
terms-of service agreement to access and use digital assets of the user. (b) This [act] does not give
a fiduciary or designated recipient any new or expanded rights other than those held by the user for
whom, or for whose estate, the fiduciary or designated recipient acts or represents».
10 RUFADAA, §6: «(a) When disclosing digital assets of a user under this [act], the custodian may at its
sole discretion: (1) grant a fiduciary or designated recipient full access to the user’s account; (2) grant
a fiduciary or designated recipient partial access to the user’s account sufficient to perform the tasks
with which the fiduciary or designated recipient is charged; or (3) provide a fiduciary or designated
recipient a copy in a record of any digital asset that, on the date the custodian received the request
for disclosure, the user could have accessed if the user were alive and had full capacity and access
to the account».
11 RUFADAA, §6: «(d) If a user directs or a fiduciary requests a custodian to disclose under this [act]
some, but not all, of the user’s digital assets, the custodian need not disclose the assets if segregation
of the assets would impose an undue burden on the custodian. If the custodian believes the direction
or request imposes an undue burden, the custodian or fiduciary may seek an order from the court to
disclose: (1) a subset limited by date of the user’s digital assets; (2) all of the user’s digital assets to
the fiduciary or designated recipient; (3) none of the user’s digital assets; or (4) all of the user’s digital
assets to the court for review in camera».
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la eficacia jurídica del registro que haga viable la ejecución de dicha
voluntad. En Francia, por ejemplo, las instrucciones generales deberán
ser registradas ante un tercero digital de confianza, certificado por la
Comisión Nacional de Informática y Libertades, mientras que las
directivas específicas son registradas ante los controladores de datos
relevantes (artículo 40-1.II de la Ley 78-17, según su modificación por
la Ley 2016-1321). Sin embargo, para explicar la trascendencia que la
actividad registral tiene, es necesario tomar en consideración la situación
que actualmente presenta la Ley de Voluntades Digitales de Cataluña.
La norma prevé, en su artículo 10, una disposición adicional, en
virtud de la cual se regula la existencia de un «Registro de voluntades
digitales», al propio tiempo que establece su régimen de acceso y
emisión de certificación. El acceso queda reservado al otorgante y,
una vez muerto este, a las personas que acreditaran interés legítimo,
siempre y cuando se demuestre que no se había otorgado otro tipo de
disposición de última voluntad. Ello aplica con respecto a la solicitud
de un certificado relativo a la existencia o no de documentos inscritos.
Según la normativa, si no se dispuso otra cosa por el causante, la
solicitud se puede extender a la identificación de las personas designadas
para la ejecución de las voluntades digitales, aunque ello no significa
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54 que estas personas tendrán acceso al contenido de dichas voluntades
inscritas. Esta facultad es exclusiva de aquellas personas que han sido
nombradas para cumplir con el respectivo encargo. El registro también
puede, de oficio —siempre y cuando tenga constancia de la muerte
del otorgante—, poner en conocimiento de quienes deben ejecutar su
última voluntad la existencia de estas disposiciones.
Sin embargo, este «Registro de voluntades digitales» fue declarado
inconstitucional por el Pleno del Tribunal Constitucional español el
17 de enero de 2019, en respuesta al recurso de inconstitucionalidad
4751-2017 promovido por el presidente del gobierno español contra
los artículos 6 (en cuanto introduce el artículo 411.10.3.b del libro
cuarto del Código Civil de Cataluña), 8 (en cuanto introduce el artículo
421.24.1 del libro cuarto del mismo Código), 10 y 11 y la disposición
final primera. La sentencia del alto foro español declaró inconstitucional
y nulo el artículo 10 de la Ley 10/2017 del Parlamento de Cataluña,
que introdujo la disposición adicional tercera del libro IV del Código
Civil de Cataluña anteriormente comentada. Ello, a su vez, determinó la
declaración de la inconstitucionalidad y nulidad del artículo 411.10.3.b)
del libro cuarto del Código Civil de Cataluña, redactado por el artículo 6
de la Ley 10/2017, específicamente en la expresión, «si la persona no ha
otorgado disposiciones de última voluntad, [mediante] un documento
que debe inscribirse en el Registro electrónico de voluntades digitales».
Asimismo, se declaró inconstitucional el artículo 421.24.1 del libro
cuarto del mismo Código en la redacción dada por el artículo 8 de la
Ley 10/2017, en la expresión «y, en defecto de estos instrumentos, en
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de transmisión mortis causa. Para Solé Resina, la inscripción de este
documento no afecta los derechos personales o patrimoniales de su autor,
así como tampoco sus relaciones con terceras personas (2018, p. 438).
Todavía resta definir en el ordenamiento jurídico español cómo las
disposiciones de la normativa autonómica podrán ser aplicadas en
relación con lo dispuesto en la recientemente aprobada LOPDPDD,
que reconoce la figura del testamento digital y prevé (en su artículo 3.2)
la adopción de un real decreto que establezca no solo los requisitos y
condiciones para acreditar la validez y vigencia de dichos mandatos e
instrucciones, sino también el registro de estos. Hasta este momento,
ambas normas jurídicas son inaplicables a falta de la existencia del
registro. Como ya hemos apuntado, el registro de los actos relacionados
con la disposición mortis causa de los bienes digitales solo debe ser un
instrumento para la efectiva materialización de la voluntad digital
del titular de estos bienes, conceder una relevancia mayor deviene
improcedente en un contexto que es cada vez más dinámico, además de
atribuirle una importancia superior a la que tiene para dejar constancia
de las voluntades digitales.
J O R G E LU I S O R D E L I N F O N T / S A L E T E O R O B O F F
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junio de 2019. Recurso de casación 998/2018. Roj: STS 2109/2019 - ECLI:
ES:TS:2019:2109.
Recibido: 15/05/2019
Aprobado: 05/08/2019
Abstract: The aim of this research is to bring the reader closer to several
concepts that are becoming more common day by day, and which find
themselves in unstoppable development, such as blockchain technology,
tokens, ICO (Initial Coin Offerings) or DAO (Decentralized Autonomous
Organizations). Thus, the process of «tokenization», based on abstractly
representing a value through the blockchain, is a transcendental innovation
in areas such as the financial or the corporate spheres, where ICO
—introducing a new business financing channel through the online sale of
cryptographic assets— or DAO —entities managed in a decentralized way
through smart contracts by tokens holders— come onto the scene. Likewise,
their undeniable utilities will be enhanced, but the practical problems faced
by these technological developments will also be analyzed, being the main one
the regulatory uncertainty.
* Profesora Doctora Acreditada, Titular en Derecho Civil, Universidad de Castilla-La Mancha (España).
Código ORCID: 0000-0002-9062-2342. Correo electrónico: marianieves.pacheco@uclm.es
62 CONTENIDO: I. INTRODUCCIÓN.– II. LA TECNOLOGÍA BLOCKCHAIN.–
III. LOS TOKENS.– III.1. CONTEXTUALIZACIÓN.– III.2. CONCEPTO DE TOKEN.–
III.3. LAS ICO O INITIAL COIN OFFERINGS.– III.3.1. CONCEPTO, UTILIDAD,
FUNCIONAMIENTO Y RIESGOS.– III.3.2. LA INCERTIDUMBRE REGULATORIA.–
III.4. LAS DAO O DECENTRALIZED AUTONOMOUS ORGANIZATIONS.–
IV. CONSIDERACIONES FINALES.
I. INTRODUCCIÓN
El término blockchain no será del todo desconocido para los lectores,
habida cuenta de su imparable avance en el entorno socio-económico
y de los variados estudios presentados en monografías y artículos
doctrinales al respecto. Si bien en un principio se antojaba como propio
de perfiles avezados en tecnología, lo cierto es que cada vez resulta más
habitual en el lenguaje cotidiano, alejándose de esa especie de limbo
tecnológico y acercándose a ámbitos más comunes (por ejemplo,
logística en empresas1, trazabilidad de alimentos2, mantenimiento de
registros médicos3, sistemas de pago4, etcétera).
Aunque este trabajo no se centra en el análisis pormenorizado de la
tecnología blockchain, sí es necesario partir de unas ideas básicas que
permitan desarrollar el elemento clave de esta investigación, esto es,
el token o «unidad de valor que una organización [o entidad privada]
crea para gobernar su modelo de negocio y dar más poder a sus usuarios
para interactuar con sus productos o servicios» (Mougayar, 2016, p. 24).
1 Lo cierto es que las principales características del blockchain pueden ser muy útiles en las cadenas
de suministro (Dickson, 2016). Hoy en día, el sistema de gestión de las cadenas de suministro
adolece de falta de eficiencia y transparencia, sobre todo al intentar integrar convenientemente a
todos los actores involucrados. Para solventar esas dificultades, la tecnología blockchain permitiría a
las compañías de logística «almacenar de forma segura y monitorizar toda la información relacionada
con un envío, creando un rastro permanente e inalterable de eventos», lo que redundaría en mayor
transparencia, rastreabilidad y eficiencia, así como en la prevención de falsificaciones y robos, y
en la reducción de costes y errores humanos (ver «Blockchain: la revolución llega a la cadena de
suministro», 2018).
M A R Í A N I E V E S PA C H E C O J I M É N E Z
I I. L A T E C N O LO G Í A B LO C KC H A I N
Blockchain puede definirse como un libro digital compartido que abarca
una lista de bloques conectados y almacenados en una red distribuida,
descentralizada y protegida mediante criptografía, sirviendo como un
depósito de información irreversible e incorruptible. Las transacciones
registradas, que pueden involucrar cualquier tipo de valor, dinero,
propiedad o votos (Beck & Müller-Bloch, 2017, p. 5390) no pueden
modificarse retroactivamente sin alterar todos los bloques subsiguientes;
de hecho, los nuevos bloques son validados por pares en la Red,
otorgando credibilidad y evitando actividades maliciosas (Wright &
De Filippi, 2015, pp. 8-9).
Si bien la primera cadena de bloques vino de la mano de la criptomoneda
bitcoin5, hoy en día esta tecnología se ha extendido, existiendo cadenas
públicas, cadenas privadas y cadenas híbridas. Las plataformas públicas,
que operan en un marco descentralizado, permiten a cualquiera
M A R Í A N I E V E S PA C H E C O J I M É N E Z
5 Bitcoin fue la primera criptodivisa que empezó a operar, concretamente en el año 2009, con el objetivo
de ser utilizada para hacer compras únicamente a través de Internet. Sus principales características
son las siguientes: su gestión no está controlada por ningún Estado, banco, institución financiera
o empresa, lo que conlleva que no sea posible generar inflación al crear más moneda, sino que la
propia Red, mediante la «minería» (proceso mediante el cual se generan nuevos bitcoins utilizando
la capacidad de computadoras conectadas a una red mundial distribuida de desarrolladores de
software voluntario), gestiona la emisión de bitcoin en función de la demanda real; además, no hay
intermediarios ya que las transacciones se realizan directamente de persona a persona (peer-to-
peer) de manera instantánea y con unos costes de procesamiento muy bajos. Esto redunda en la
privacidad de las operaciones, dado que no es necesario revelar la identidad al hacer negocios.
Junto a ello, el hecho de ofrecer un sofisticado sistema criptográfico que protege a los usuarios, a la
vez que simplifica las transacciones, crea la propia seguridad de la Red, pues los usuarios cuentan
con sus propios monederos, protegidos por ellos mismos. Por otro lado, las transacciones no son
reversibles, por lo que, una vez ejecutado el pago, no es posible su anulación; en todo caso, se
podría efectuar una transacción de vuelta al emisor una vez recibida la moneda («Bitcoin: definición
y características», 2015; véase, asimismo, Pacheco, 2015).
6 El término mecanismo de consenso se usa porque el desafío clave es alcanzar un consenso sobre la
exactitud de una transacción entre todos los participantes, lo cual es crucial en un sistema distribuido
(Crosby, Pattanayak, Verma & Kalyanaraman, 2016, pp. 8-10).
7 Secuencia alfanumérica hexadecimal única que es el resultado de aplicar un algoritmo a un archivo.
hash por cada bloque de datos». Después los hashes generados se vuelven
a agrupar en pares y configuran un nuevo hash, que a su vez se agrupa con
otro, y así sucesivamente hacia arriba del árbol para alcanzar un único
bloque y reducir el espacio ocupado por cada bloque. Además, esta
65
estructura «permite recorrer cualquier punto del árbol para verificar que DE LA
los datos no se han manipulado», y ello porque, si se manipulase algún TECNOLOGÍA
bloque de datos en la parte inferior del árbol, el apuntador hash del nivel BLOCKCHAIN A LA
superior no coincidirá. ECONOMÍA DEL
TOKEN
Por todo lo expuesto, se puede colegir que el uso de la tecnología
FROM THE
blockchain disminuye riesgos, elimina el error humano y promueve la BLOCKCHAIN
eficiencia, conllevando un aumento de transparencia y fiabilidad, TECHNOLOGY
y reduciendo la posibilidad de fraude8. Estas virtudes proceden TO THE TOKEN
de su carácter inmodificable, lo que lo convierte en una suerte de ECONOMY
registro inmutable. Sin embargo, esta tecnología no está exenta de
inconvenientes, principalmente: la posibilidad de que cadenas de
carácter público contengan datos sensibles, con el consiguiente problema
legal de protección de datos; el elevado consumo de energía necesario
para su desarrollo; y la desconfianza del ciudadano medio, que tiene sus
reservas con respecto a esta tecnología (Legerén-Molina, 2019, p. 192).
8 Según el informe del Foro Económico Mundial de 2015, en 2027, alrededor del 10% del PIB mundial
se concentrará en aplicaciones de tecnología blockchain. Concretamente, en el ámbito financiero los
expertos inciden en los siguientes impactos positivos: mayor inclusión financiera en los mercados
emergentes; desintermediación de las instituciones financieras; explosión de activos comerciales ya
que todos los tipos de intercambio de valores pueden ser alojados en la cadena de bloques; mejores
registros de propiedades en mercados emergentes; vinculación de contactos y servicios legales a la
cadena de bloques con el objetivo de ser utilizados como garantía irrompible o ser diseñados como
smart contracts; mayor transparencia (World Economic Forum, 2015, p. 24).
9 Para aquellos atraídos por esta novedosa fórmula, ICO interesantes son: Smith & Crown (compañía
que investiga en el espectro de las criptomonedas, tecnología blockchain y criptofinanzas);
Coinschedule (plataforma que enumera ICO presentes y futuras; clasifica ventas de tokens en oro
y plata).
10 «La mayoría de tokens existentes en la actualidad se basan en la tecnología blockchain de Ethereum.
El protocolo Ethereum fue concebido originalmente como una versión mejorada de la criptomoneda
bitcoin, para superar las limitaciones de su lenguaje de programación, proporcionando características
avanzadas tales como custodia sobre la blockchain, límites de retiro, contratos financieros, mercado
de juegos de azar y similares a través de un lenguaje de programación muy generalizado» («Qué es
Ethereum (ETH)», s.f.).
11 En la plataforma Ethereum, la mayoría de los tokens se rigen por contratos inteligentes siguiendo
el estándar común llamado ERC20, que especifica un conjunto de funciones y eventos que los
contratos deben implementar. Los ERC20 tokens han sido creado para representar una amplia
gama de activos digitalizados, permitiéndoles desempeñar un importante papel en el ecosistema
Ethereum; el valor de aquellos depende del valor de los activos subyacentes y servicios que estos
tokens representan (Chen, 2018, p. 569).
12 Los expertos suelen emplear el símil de las fichas de los casinos; estas, siendo sustitutas del dinero
real, son válidas únicamente dentro del entorno para el que fueron creadas, esto es, el casino. Por lo
tanto, el token, como representación de un activo o utilidad, tiene un efecto sustitutorio.
13 Los tokens pueden representar una amplia gama de activos escasos, tales como divisas, valores,
propiedades, puntos de fidelización y certificados de regalo, entre otros (Buterin, 2014, p. 19).
14 Para aquellos interesados en esta novedosa fórmula, se pueden encontrar ICO interesantes son:
Smith & Crown (compañía que investiga en el espectro de las criptomonedas, tecnología blockchain
y criptofinanzas); Coinschedule (plataforma que enumera ICO presentes como futuras; clasifican
ventas de tokens en oro y plata).
15 ICO y crowdfunding no deben confundirse: «cuando un producto intenta recaudar capital en
plataformas de crowdfunding, los inversores saben exactamente qué esperar cuando ese producto
esté completado»; mientras que en una ICO esto no es así puesto que «no se basa en un valor de
mercado del mundo real» («ICOs en Ethereum, s.f.).
16 Como fórmula para distinguir ICO y TGE puede pensarse en que la mayoría de los servicios que se
ejecutan a través de Bitcoin manejan criptomonedas, mientras que la mayoría de los dispositivos que
funcionan mediante Ethereum operan en tokens. En este último caso, los tokens son esencialmente
pequeñas porciones de un producto, por lo que sus creadores se refieren a la venta de aquellos como
TGE en lugar de ICO. Es más, y ahondando en las diferencias, una moneda solo hace una cosa y
un token, como hemos visto, puede hacer varias cosas. No obstante, en la práctica ambos términos
se utilizan muchas veces indistintamente, siendo más habitual el de ICO, ya que la evolución del
mercado ha motivado que las autoridades reguladoras se focalicen en gobernar las Initial Coin
Offerings como valores —mientras que los TGE no se considerarían valores al tratarse de una simple
creación de tokens por una empresa— (Hussey, 2019).
17 Por su parte, la FINMA (Autoridad Suiza Supervisora del Mercado Financiero) estableció en una guía
publicada en febrero de 2018 una clasificación de los tokens según sus funciones económicas. Así,
los security tokens representan un activo digital, como puede ser un título de propiedad de un bien
inmueble o un título representativo de participación en una entidad, por lo que derivan su valor de un
activo externo y negociable; y los utility tokens (también conocidos como app coins) serían una suerte
de cupón digital, como instrumento que provee acceso a servicios y funcionalidades digitales (2018).
18 Mientras que ciertas ventas de tokens han generado ganancias de unos 100 millones de dólares,
otras ventas se han estancado, produciendo pocos beneficios para las partes que buscan generar
fondos. Por ejemplo, Iconomi —una nueva compañía de servicios financieros operada desde
Eslovenia que permite a cualquiera crear su propio fondo de inversión compuesto por tokens basados
en blockchain— vendió un token llamado ICN, recibiendo ganancias de 10 000 000 dólares (Rohr
& Wright, 2019, p. 482). Por otro lado, Civil, una startup que aspira a utilizar blockchain y un token
basado en Ethereum para promocionar la industria de noticias en Internet y evitar la proliferación de
noticias falsas, tras la fallida venta de tokens en octubre de 2018, vuelve a intentar la operación con
un nuevo modelo (Cova, 2018).
19 Para evitar posibles estafas, l y que alertará al cibernauta si el sitio web de la ICO parece sospechoso,
a la vez que proporcionará consejos de seguridad, noticias y alertas de fraudes (Alexis, 2018).
20 El estudio llevado a cabo por el profesor Kaal revela que, de los 25 países analizados —los que
denomina top 25 ICO— (Estados Unidos, Reino Unido, Federación Rusa, Suiza, Singapur, Lituania,
Australia, Gibraltar, Alemania, Canadá, Israel, Ucrania, Francia, España, Polonia, Liechtenstein,
China, Luxemburgo, Costa Rica, Argentina, Serbia, Eslovaquia, Eslovenia, Myanmar y Suecia), la
mayoría se muestra permisiva de las ICO, aunque la regulación de la cuestión se halla aún en ciernes
en muchos de ellos (Kaal, 2018, pp. 7-8). Tras examinar la labor que los países referenciados están
haciendo para abordar los nuevos desarrollos tecnológicos, se señala que la mitad de ellos (Estados
Unidos, Reino Unido, Suiza, Singapur, Lituania, Australia, Gibraltar, Alemania, Canadá, Israel,
Ucrania, Francia, España, Liechtenstein, China y Suecia) están en el camino de la regulación de
las ICO; y alrededor de la mitad (Estados Unidos, Reino Unido, Suiza, Singapur, Lituania, Australia,
Gibraltar, Alemania, Canadá, España, Liechtenstein, China y Suecia) desarrollan regulación sobre
criptomonedas (p. 10).
21 De hecho, existe hasta un sitio web que funciona como un asistente de test de Howey para tokens y
proyectos criptográficos (https://howey.oracles.org/#/).
22 Ya sean security tokens o utility tokens, siempre que exista esa expectativa de revalorización
del valor.
23 Donde se muestra cautelosa ante el fenómeno de inversión en monedas virtuales «por los posibles
riesgos que esta inversión puede implicar para la protección del inversor, especialmente para los
minoristas, y la estabilidad e integridad de los mercados» (CNMV, 2019).
24 «a) Una oferta de valores dirigida exclusivamente a inversores cualificados. b) Una oferta de valores
dirigida a menos de 150 personas físicas o jurídicas por un Estado miembro, sin incluir los inversores
cualificados. c) Una oferta de valores dirigida a inversores que adquieran valores por un importe
mínimo de 100.000 euros por inversor, para cada oferta separada. d) Una oferta de valores cuyo valor
nominal unitario sea, al menos, 100.000 euros. e) Una oferta de valores por un importe total en la
Unión Europea inferior a 5.000.000 euros, lo que se calculará en un período de 12 meses» (TRLMV).
25 Como una suerte de «TripAdvisor de las ICOs»: «la plataforma explota la vertiente lúdica de la
gamificación y premia con valiosos incentivos económicos los análisis más acertados y reveladores»;
además, «aporta valor al cualificar las grandes oportunidades de inversión y señalar los casos de
posible estafa» (El Referente, 2019a).
26 Además de Crypto Birds, véase el caso de Next, plataforma de coches conectados, como emisión de
valores a través de blockchain en marzo de 2019 (El Referente, 2019b).
27 «Los promotores podrán desarrollar su actividad como proyecto piloto para lo que se establecerá un
protocolo individualizado por proyecto para testar sus tecnologías en un marco no regulado durante
un límite de tiempo y sujeto a un régimen de garantías adecuadas» (Egea Canales, 2018).
28 La primera DAO nació en el blockchain Ethereum y fue creada por un equipo en colaboración con la
startup alemana slock.it. The DAO nació en mayo de 2016, cuando se financió mediante una venta
de tokens a cambio de la moneda de Ethereum, el Ether (Navarro Lérida, 2018, p. 3).
Son evidentes las ventajas que proporciona una DAO bien estructurada,
puesto que otorga a cada inversor la oportunidad de participar
activamente en la organización, sin atenerse a una estructura jerárquica.
A ello hay que añadir la transparencia, en tanto en cuanto todas las
81
reglas (pre-escritas y en código abierto) y las transacciones se registran DE LA
TECNOLOGÍA
con tecnología blockchain. No obstante, los detractores de estos proyectos
BLOCKCHAIN A LA
realizan una serie de críticas, a saber: el problema de confiar a las masas
ECONOMÍA DEL
las inversiones, los ataques a la seguridad y la falta de regulación jurídica
TOKEN
adecuada (¿Qué es DAO?, s.f.).
FROM THE
BLOCKCHAIN
I V. C O N S I D E R A C I O N E S F I N A L E S TECHNOLOGY
Tras lo expuesto hasta ahora, es innegable la evolución que presenta TO THE TOKEN
ECONOMY
la tecnología blockchain, configurándose la «tokenización» como una
parte intrínseca de la misma. Así, a través de la cadena de bloques se
pueden operar tokens, entendidos como elementos clave en la economía
digital, ya que pueden remodelar el paisaje de la innovación y el
emprendimiento. Y ello porque sustentan un modelo económico más
descentralizado, menos burocrático y con más participación directa de
los usuarios.
En este punto cobran especial importancia las ICO, como nuevas
vías de financiación empresarial a través de la emisión de tokens, pero
que no están exentas de amenazas de ciberseguridad, evasión fiscal o
fraude. De ahí que sea fundamental seguir los consejos tradicionales
de cualquier startup que busque fondos (v. gr., plan de negocio realista
y viable, composición del equipo, aval de expertos externos)29.
No obstante, el aspecto más preocupante es la falta de regulación30
de este tipo de financiación, que queda fuera del sistema financiero
convencional (recuérdese que lo habitual es que la participación en
una ICO se base en la emisión de utility tokens, no configurados como
M A R Í A N I E V E S PA C H E C O J I M É N E Z
29 Un caso conflictivo ha sido el protagonizado por la ICO Tezos, un proyecto tecnológico que nació
para mejorar a Ethereum y Bitcoin, llegando a recaudar 232 millones de dólares. Pero con el
tiempo surgieron problemas entre los fundadores de la plataforma y la fundación que la gestionaba,
con sede en Suiza. El conflicto se hizo público, dimitiendo en marzo de 2018 el presidente de la
Fundación Tezos. A ello hay que sumarle los retrasos en la entrega de los tokens. Los problemas se
saldaron con cuatro demandas colectivas interpuestas por los inversores fundamentadas en ventas
de valores no registrados, falsedad o desinformación en relación con el modo en que los fondos
recaudados se utilizarían y con respecto a la fecha de activación de la plataforma, y por publicidad y
prácticas comerciales engañosas y competencia desleal (Saiz, 2018).
30 El país más favorable a nivel mundial para las ICO es Estados Unidos, en segundo lugar se encuentra
Suiza, y en tercer lugar, Singapur (Huillet, 2018). Particularmente en Suiza, este entorno se ve
favorecido por las continuas intervenciones y aclaraciones de la Autoridad Nacional de Supervisión
de los Mercados Financieros (FINMA) (La Quercia, 2018).
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M A R Í A N I E V E S PA C H E C O J I M É N E Z
C A R L O S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L **
Pontifícia Universidade Católica de Goiás, Goiânia (Brasil)
* Hellen Marinho Amorim, bachiller en Derecho por la Pontifícia Universidade Católica de Goiás.
Actualmente realiza posgrado de maestría en derecho por la universidade federal de minas gerais.
Belo horizonte, minas Gerais, Brasil.
Código ORCID: https://orcid.org/0000-0002-8525-9577. Correo electrónico: hellen.maramor@
hotmail.com
** Carlos Henrique Reis Rochael, bachiller en Ciencias de la Computación por la Universidade Federal
de Goiás, bachiller en Derecho por la Universidade Federal de Goiás y Maestría en Derecho,
Relaciones Internacionales y Desenvolvimiento por la Pontifícia Universidade Católica de Goiás.
Actualmente es docente de Derecho Administrativo y Derecho Constitucional en la Pontifícia
Universidade Católica de Goiás y asesor jurídico en el Tribunal de Justicia del Estado de Goiás.
Goiânia, Goiás, Brasil.
Código ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2131-2949. Correo electrónico: prof.carloshenriquepucgo@
gmail.com
90 Abstract: The exploitation of terrestrial mineral resources has been a
source of economic benefits, environmental damage and human costs. New
technologies, however, have been promoting space mining with the potential
of synchronizing the benefits of this economic activity and reducing social
and environmental damages. In this perspective, the present study examines
two legal implications of this technological innovation: the legal nature and
the ownership of natural space resources. With the objective of recognizing
the most plausible legal subject, according to legal, logical and ethical criteria,
in order to obtain title to the right of ownership of space ores and to propose
the most appropriate treatment for their profits, the approach adopted aims
to link land and space mining based on the perspective of renewed continuity.
In order to reach this theoretical proposition, were previously analyzed the
human and environmental impacts of terrestrial mining; the feasibility of using
and exploiting space ores, as well as the advantages and disadvantages of space
mining; and both the political and normative positions —international and
local— and the academic-doctrinal positions —negationists, expansionists
and analogists—about this property right. It is concluded that space ores are
best classified as res nullius, appropriable by any persons, physical or legal,
public or private, as long as they commit to certain requirements as to their
profits, which culminates in a reasonable proposal of regulation for mining,
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
Key words: space mining, space resources, res nullius, space law, new space,
new technologies
I. INTRODUCCIÓN
La fascinación por el espacio es tan antigua como la humanidad misma,
así como el uso del conocimiento astronómico para el mejoramiento
de la vida en la Tierra. La evidencia de la arqueoastronomía se
remonta a innovaciones culturales y tecnológicas, incluso en el período
prehistórico, que se basaban, por ejemplo, en las informaciones sobre el
posicionamiento del Sol y de la Luna como conocimiento aplicado a los
usos estacionales de la tierra (Robbins, 2000, p. 32).
Derecho PUCP, N° 83, 2019 / ISSN 0251-3420 / e-ISSN: 2305-2546
83
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
En este contexto de exploración in situ de objetos espaciales, algunos
países —como los Estados Unidos (EE.UU.), Luxemburgo, los Emiratos
Árabes Unidos (EAU) y Rusia— y grupos empresariales privados —como
Planetary Resources, SpaceX, Deep Space Industries, Moon Express e
iSpace1— recurrieron a una posibilidad nueva y prometedora: la minería
espacial. Con este término se alude a «un intento serio de recuperar
recursos naturales del espacio», lo que puede incluir el procesamiento y
la fabricación de materiales en el espacio (Jakhu, Pelton & Nyampong,
2017, p. 2). Esta emergente industria extractiva tiene intenciones
extremadamente ambiciosas y sus entusiastas defensores argumentan
que sus operaciones pueden provocar un cambio en la economía global
tan profundo como el de la Revolución Industrial (Lewis, 2015, p. 12).
Ante un cambio en la dinámica humana de tal magnitud, la ley emerge
como un regulador de los intereses. Las perspectivas legales más
inmediatas y significativas en este momento son el derecho a la propiedad
y la naturaleza legal de los minerales espaciales, temas que han sido
objeto de investigación académica desde el momento de la publicación
del Tratado Sobre los Principios que Deben Regir las Actividades de los
Estados en la Exploración y Utilización del Espacio Ultraterrestre (Tratado
del Espacio Exterior – Outer Space Treaty), de 1967 (véase Gabrynowicz,
1992; Reinstein, 1999; Goh, 2007; Meyer, 2010). La discusión se
hizo más intensa con las aprobaciones de la Ley (estadunidense) de
Competitividad de Lanzamiento Espacial Comercial (Spurring Private
Aerospace Competitiveness and Entrepreneurship Act – SPACE Act) en
1 Otras empresas que operan actualmente en el negocio son Blue Origin, Bigelow Aerospace, Orion
Span, Axiom Space, Virgin Galactic, Sierra Nevada Corporation, y Masten Space Systems.
2 La abreviatura de la ley de los Estados Unidos es oficial, mientras que la de la ley de Luxemburgo se
creó para este artículo y se basa en las iniciales en español.
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
características magnéticas o ópticas únicas. Se aplican principalmente
a los componentes tecnológicos utilizados en la producción de energía,
industrial y militar; en la fabricación de imanes permanentes, circuitos
electroelectrónicos, catalizadores de gases de escape, equipos láser,
teléfonos móviles, vidrios y tintes cerámicos, lentes de alta refracción y
aleaciones de metal. Resulta que, a pesar de su uso crucial, los minerales
que contienen tierras raras son difíciles de extraer y se concentran solo
en ciertas regiones del planeta —China, en este caso, posee más del 95%
del suministro mundial—. Ello dificulta su plena distribución (Rocio,
Silva, Carvalho & Cardoso, 2012, pp. 370-372; Gosen, Verplanck, Seal
II, Long & Gambogi, 2017, pp. 2-6).
Además de los problemas de disponibilidad restringida, la minería terrestre
sufre otros problemas: daños sociales y ambientales. Los beneficios de la
minería a menudo se obtienen a altos costos humanos y ambientales,
que pueden ser inmediatos o no inmediatos:
• Costos humanos inmediatos: relacionados con los mineros,
incluidos los niños y adolescentes3 —quienes ejercen la ocupación
más peligrosa del mundo (ILO, s.f.)— y personas que se ven
obligadas a abandonar sus hogares o trabajos para hacer espacio
para la construcción de estructuras extractivas4.
3 Práctica reportada en países como Tanzania (Human Rights Watch, 2013a), Filipinas (Rimando, 12
de junio de 2017) y Mongolia (Ilo, 2006, pp. 20-57).
4 Práctica reportada en países como Mozambique (Human Rights Watch, 2013b) y Brasil (Pereira,
Becker & Wildhagen, 2013).
5 Para ejemplos de costos ambientales en Sudáfrica y los EE.UU., véase Glaister y Mudd, 2010;
Bernhardt y Palmer, 2011.
6 Como es un hecho reciente, la determinación de las posibles consecuencias a largo plazo para los
ecosistemas en el caso de Brumadinho todavía requiere estudios más consistentes.
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
Para validar S1, utilizamos una de las hipótesis para la evolución
geoquímica de la Tierra: ciertos recursos minerales vinieron del espacio
a través de colisiones con objetos rocosos siderales y se asentaron en ella.
La idea es que muchos de los minerales actualmente extraíbles, como
el oro y el platino, son el resultado de una «capa tardía» de material
extraterrestre que se depositó en la corteza terrestre a través de una
lluvia de meteoritos cataclísmicos hace miles de millones de años
(Brenan & McDonough, 2009; Willbold, Elliott & Moorbath, 2011).
Volviendo al origen de estos metales pesados, tenemos la colisión de
dos estrellas de neutrones como la fuente principal de estos elementos
(Bloom & Sigurdsson, 2017). Paralelamente a estos hallazgos, se sabe
que los métodos tradicionales para evaluar los recursos minerales en
la Tierra se pueden aplicar, sin problemas, a los recursos minerales de
asteroides (Keszthelyi et al., 2017).
Las evidencias convergentes de estos hechos llevan a la conclusión de que
parte de los minerales sobre los cuales la humanidad basa su economía y
su tecnología se derivó del espacio. Por lo tanto, el origen común de los
minerales espaciales y de la Tierra revela que no hay incompatibilidades
de uso entre ellos —es decir, si los minerales encontrados en otros
objetos celestes son los mismos que los que se encuentran en la Tierra,
el uso de minerales espaciales para los intereses humanos es plenamente
posible—.
7 Los dos crímenes se resumieron juntos, pero vale la pena destacar que el de Brumadinho fue más
grande que el de Mariana.
8 Otros lugares viables son los planetas rocosos —Marte, Venus y Mercurio—, los asteroides de otras
categorías orbitales y los cometas de período corto. Para un análisis de posibles lugares para la
minería espacial, véase Lee, 2012, pp. 51-68.
9 Así, es posible distinguir: (a) asteroides de clase C (contienen altos niveles de moléculas orgánicas
complejas y hielo, particularmente hielo de agua); (b) de clase S (grupo característicamente diverso
con diferentes mezclas de los minerales olivino y piroxeno, así como metales); y (c) de clase
M (predominantemente de níquel-hierro, que puede contener altas concentraciones de metales
pesados) (Elkins-Tanton, 2010, p. 159; Elvis, 2013, p. 88).
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
extracción de asteroides requiere diferentes enfoques de ingeniería,
porque cada objeto tiene diferentes trayectorias orbitales, composiciones
químicas y geomorfologías, así como potenciales de tiempo de exploración
diferenciados10. Sin embargo, para asteroides más pequeños, existe la
posibilidad de transportarlos completamente a la Tierra (Jakhu et al.,
2017, p. 23). Además de enviar minerales o asteroides, es posible, como
en la Luna, utilizar recursos minerales in situ en misiones tripuladas o
robóticas.
Por lo tanto, S1 y S2 son totalmente factibles: la minería espacial es una
fuente viable de recursos naturales para la exploración económica en
la Tierra.
II.2.2. Ventajas y desventajas
Si la minería espacial es tecnológicamente viable, queda por ver si
es realmente una buena alternativa socioambiental. Por lo tanto, es
necesario evaluar sus ventajas y desventajas en términos económicos,
ambientales y morales.
Empezando por las ventajas, el beneficio más explícito de la exploración
espacial es su alta ganancia económica. Un modesto near-Earth asteroid,
por ejemplo, rico en platino, aproximadamente esférico y de 30 m de
diámetro daría como resultado un volumen de 4500 m³ y una masa de
probablemente 5000 t. Si este asteroide estuviera compuesto por un
50% de platino, entonces su valor en los precios actuales del mercado
mundial sería de alrededor de $ 90 mil millones. Incluso, si la misión
10 Para un análisis técnico detallado de los proyectos de extracción de asteroides minerales, véase
Badescu (2013, caps. 7-11) y Lee (2012, pp. 69-82).
11 Como ejemplos de derivación, podemos mencionar los spinoffs, productos y tecnologías comerciales
derivados de tecnologías desarrolladas en el programa espacial de la NASA. Para más informaciones,
véase NASA (s.f.).
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extraerlo, enriquecerlo y procesarlo económicamente para convertirlo
en productos útiles. Si el producto comercial parece viable, se debe
identificar las ubicaciones de la demanda y analizar los costos de envío
necesarios para entregar sus productos a esas ubicaciones. Con los
costos totales estimados, la determinación final es si los productos de
asteroides pueden venderse competitivamente frente a las fuentes
existentes (Lewis, 2015, p. 123). Todos estos procesos, especialmente los
de efectividad —pasos de extracción, enriquecimiento, procesamiento,
envío, etcétera— están meticulosamente subdivididos y cada subdivisión
es bastante costosa, ya que requiere muchos recursos tecnológicos y
profesionales calificados de numerosas especialidades.
Sin embargo, también es una desventaja que puede ser fácilmente
superada, ya que las empresas privadas ya están operando en el área y
ciertos gobiernos locales han mostrado un interés creciente en este tipo de
actividad. Por lo tanto, la necesidad de una alta inversión de capital,
pública o privada, no representa un obstáculo insuperable. Además,
algunos costos pueden remediarse con el uso in situ de los recursos
naturales, —de hecho, esta es otra ventaja—. Por ejemplo, el agua de
la Luna puede reducir drásticamente el costo de la presencia humana
a largo plazo como una fuente de agua potable, protección contra la
radiación, oxígeno para respirar y combustible para cohetes. Asimismo,
la aleación de asteroide hierro-níquel de los asteroides metálicos se puede
usar directamente en estructuras espaciales a partir de la impresión 3D
de piezas complejas (Keszthelyi et al., 2017, p. 2). «Las capacidades de
12 Sobre el prototipo de colonia en un asteroide, véase Grandl y Bazso (2013, pp. 433-436).
13 «Desde la década de 1970, la humanidad ha estado en superación ecológica, con una demanda
anual de recursos que supera lo que la Tierra puede regenerar cada año. Hoy en día, la humanidad
utiliza el equivalente a 1.7 Tierras para proporcionar los recursos que usamos y absorber nuestros
desechos» (Global Footprint Network, s.f.).
14 Esta reflexión puede apuntar en dos direcciones: (a) esta desventaja contradice la afirmación de que
la minería espacial puede configurarse como un alivio ambiental: producir más desperdicios a gran
escala no es, definitivamente, una forma de reducir los problemas ambientales; (b) sobre la base de
la gran disminución o la extinción total de la minería terrestre, no habría una desventaja ambiental
real, sino simplemente un contrapeso: por un lado, la producción en masa continuaría, por el otro,
una actividad depredadora ambiental y humanitaria sería parte del pasado. Indicar cuál de estas
direcciones prevalecerá solo será posible a partir de estudios futuros.
15 Para un análisis crítico de la moralidad capitalista en la minería espacial, véase Shammas y
Holen (2019).
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
• lanzamiento de Sputnik 2 por la URSS, en 1957, un satélite
artificial que llevó a bordo a la perra Laika, la primera criatura
viviente en orbitar la Tierra;
• lanzamiento del Explorer 1, por los EE.UU., en 1958, su primer
satélite artificial;
• lanzamiento de la nave espacial Vostok 1 de la URSS, en 1961,
que llevó a bordo a Yuri Alekseievitch Gagarin, el primer humano
en viajar a través de la órbita de la Tierra;
• lanzamiento de Venera 3, por la URSS, en 1965, la primera sonda
espacial que penetró la atmósfera de Venus;
• misión de Apolo 11, de los EE.UU., en 1969, que propició
el caminar del primer ser humano en la Luna, Neil Alden
Armstrong;
• lanzamiento de Mars 2, por la URSS, en 1971, la primera sonda
espacial que logró exitosamente aterrizar un objeto en la superficie
de Marte;
• lanzamiento de Pioneer 10 y Pioneer 11 por los EE.UU., en 1972
y 1973, primeras sondas espaciales que exploraron los planetas
gaseosos Júpiter y Saturno;
• misión Apollo-Soyuz, acoplamiento de las naves Apollo 18, de
los EE.UU., y Soyuz 19, de la URSS, en 1975, cuando astronautas
y cosmonautas se encontraron por primera vez en órbita,
16 Para un análisis más completo de estos eventos históricos, véase Winter y Prado (2007, caps. 1-3,
7-9).
17 La legislación en el antiguo espacio está marcada por cinco tratados internacionales acordados entre
1967 y 1979: el Tratado del Espacio Exterior de 1967, el Acuerdo sobre el Rescate de Astronautas,
el Retorno de los Astronautas y el Retorno de Objetos Lanzados al Espacio Exterior de 1968, la
Convención sobre Responsabilidad Internacional por Daños Provocados por Objetos Espaciales
de 1972, la Convención sobre el Registro de Objetos Lanzados al Espacio Exterior de 1975 y el
Acuerdo que Reglamenta las Actividades de los Estados en la Luna y en Otros Cuerpos Celestes
de 1979. Así que el tratado mencionado se eligió de acuerdo con el alcance de las ratificaciones (y
el consiguiente apego internacional por parte de los países activos en actividades espaciales) y la
pertinencia con respecto a la cuestión de los derechos de propiedad sobre los objetos espaciales,
como los que abrigan minerales. El tratado de 1979 también aborda este tema, pero para mantener
la discusión en términos factibles, no se trabajará, ya que es un documento con muy pocas
ratificaciones, y los países activos en actividades espaciales, como EE.UU. y Luxemburgo, no son
signatarios.
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
p. 46).
Frente a tales actores y actividades principalmente comerciales18, el
problema legal espacial ha sufrido modificaciones graduales, de modo
que las reglas universales acordadas en los primeros tratados son
cuestionadas por reglas locales nuevas y distintas. Como resultado de
este nuevo escenario, se han establecido varias regulaciones dirigidas a
intereses nacionales y económicos específicos, incluidas la SPACE Act y
la LEURE19.
Por lo tanto, antes de proponer una respuesta al estado legal de los
minerales espaciales, es necesario explorar las leyes del «espacio antiguo»
y del «espacio nuevo», para comprender su tratamiento del derecho a la
propiedad de los objetos y recursos espaciales.
20 El tratado tiene otros principios, como la prohibición de colocar armas nucleares en órbita, la
responsabilidad por los daños causados por un objeto espacial y el deber de prevenir la contaminación
nociva del espacio ultraterrestre y de los cuerpos celestes —temas que no son tratados en el
presente estudio—.
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
p. 22). Así, se les garantiza la res communis, es decir, son cosas que no
pertenecen a nadie y deben permanecer disponibles para que todos las
usen (Slomanson, 2011, p. 288). Además, se justifica también por la
intención de evitar contradecir los tres primeros principios: si algún país
pudiera apropiarse de los objetos celestes, la libertad de explotación
y uso por parte de todos los países y la protección del interés común
no tendrían sentido. Por lo tanto, uno puede hacer una interpretación
amplia y afirmar que las apropiaciones de entidades privadas también
están prohibidas, bajo pena de incurrir en la misma contradicción21.
Al analizar estos principios, se puede concluir que el Tratado de 1967
establece claramente que:
• el espacio exterior es un área internacional común;
• ninguna persona jurídica, pública o privada, puede apropiarse del
espacio exterior o de los cuerpos celestes;
• cualquier entidad legal, pública o privada, tiene acceso libre para
explorar y usar objetos espaciales con fines científicos;
• el espacio exterior y los cuerpos celestes tienen el status de res
communis.
21 Existen divergencias con respecto a esta interpretación extensa (Tronchetti, 2009, pp. 29-33), pero se
decidió adoptarla precisamente para no violar el principio lógico de no contradicción: si una entidad
privada pudiese apropiarse del espacio exterior o de un objeto celestial (si esta fuera una proposición
verdadera), entonces P1, P2 y P3 perderían su efecto (necesariamente deben ser falsos; no hay forma
de que todas las proposiciones contradictorias puedan ser verdaderas al mismo tiempo).
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
en comparación con lo establecido en los principios del Tratado de
1967. Ante esto, existe un conflicto de intereses: mientras los EE.UU.
buscan mantenerse fieles a las normas internacionales consuetudinarias,
que están sujetos debido a la ratificación del tratado, también tienen la
intención de privilegiar a los emprendimientos privados nacionales, así
como a su posición económica liberal. Para reducir esta disonancia, el
gobierno de los EE.UU. aprovechó las lagunas legales—las omisiones ya
señaladas— para formular sus reglas.
La SPACE Act evidencia el enfoque de la regulación —el uso del espacio
exterior para fines comerciales— al establecer el siguiente objetivo:
Permitir un entorno favorable al crecimiento para el desarrollo de la
industria espacial comercial, alentando la inversión del sector privado y
creando condiciones regulatorias más estables y predecibles.
23 Las cosas que no son propiedad pueden ser: res nullius, cosas que nunca fueron propiedad; o res
derelictae, cosas que fueron abandonadas por su propietario (Donizetti & Quintela, 2016, p. 739).
No vale la pena hablar de res derelictae en el caso de la minería espacial.
24 No se debe confundir res nullius con terra nullius. El primer término se refiere a «cosas» apropiables
porque no tienen dueños anteriores, mientras el segundo alude a «territorios» apropiables porque no
tendrían dueños anteriores (Slomanson, 2011, pp. 286-289).
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
ha convertido en el «paradigma» para otras naciones, sirviendo como el
primer precedente para una postura legal activa sobre la minería espacial
por parte de un país, así como un ejemplo normativo en sí mismo.
III.2.2. Luxemburgo
La LEURE es la segunda legislación local y la primera legislación europea
que se ocupa específicamente de la minería espacial y se anunció con la
promesa de que Luxemburgo sería el país pionero en la minería de oro,
platino y tungsteno en los asteroides (ABC, 4 de febrero de 2016).
Esta legislación confirma el carácter paradigmático de la SPACE Act, en
la medida en que indica, siguiendo al documento estadounidense:
• que los recursos espaciales son susceptibles de apropiación
(artículo 1)25;
• el status de res nullius de los minerales espaciales (inferencia del
artículo 1);
• el carácter de la actividad económica legal de la minería espacial
(artículo 3).
Sin embargo, a diferencia de la ley estadounidense, la LEURE coloca,
en el artículo 4, a las entidades jurídicas regidas por el derecho privado
—sociedades anónimas, sociedades en comandita por acciones o
sociedades de responsabilidad limitada— como propietarios de activos
espaciales, dejando abierta una posible fricción con P4 y P5 que los
EE.UU. se encargó de evitar textualmente. Por lo tanto, según esta ley,
I V . D E R E C H O D E P R O P I E D A D S O B R E M I N E R A L E S
E S PA C I A L E S
Dentro del marco general de las posiciones político-normativas sobre
el derecho a la propiedad de los minerales espaciales, existe —hasta
el momento en que se terminó de escribir este artículo—una ley
internacional silenciosa sobre los recursos espaciales y dos leyes locales
que difieren en cuanto a los titulares de este derecho. Por ello, es
necesario analizar las diversas propuestas académicas y doctrinales para
buscar la solución de este problema legal que permanece abierto.
Pese a la diversidad de propuestas, se pueden distinguir al menos tres
clases predominantes de teóricos sobre el derecho a la propiedad de los
minerales espaciales:
• Negacionistas: aquellos que niegan la necesidad de este derecho,
porque entienden, principalmente basados en P2 y P3, que ya
está explicado en el Outer Space Treaty, dada la posibilidad
de que entidades gubernamentales y no gubernamentales
—incluidos individuos, empresas y organizaciones— usen y
exploren libremente y en igualdad de condiciones los cuerpos
26 Aparentemente, la tendencia es que el modelo de Luxemburgo prevalezca, ya que los dos países
que han mostrado mayor interés en legislar la minería espacial a nivel local, EAU y Rusia —se han
asociado con Luxemburgo para comprender la estructura de su ley y para una cooperación estatal
eficaz— (Calderón, 2018; Soldatkin, 6 de marzo de 2019).
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
• Analogistas: aquellos que consideran la analogía con el
tratamiento legal internacional de la alta mar —entendido como
«parte del océano que no está sujeta a la soberanía territorial
completa de ningún estado» (Slomanson, 2011, p. 312)— y sus
recursos naturales como la forma más adecuada de proceder con
ese derecho. En este sistema legal, la alta mar es res communis y
sus recursos naturales son apropiables libremente27. Por lo tanto,
los analogistas reconocen la brecha dejada por el Tratado de 1967
sobre el espacio y buscan llenarla con lo que creen que es un
contexto legal similar (véase Koch, 2018).
La presente propuesta se posiciona entre un «extensionismo muy
débil»28 y una «inspiración analógica». Del primero, solo se toma
prestada su suposición central —la posibilidad de apropiación de objetos
celestes— para justificar una excepción inevitable para la realización de
una de las formas de realizar minería espacial: el envío de asteroides a la
Tierra. Relativo al segundo, se considera que existe una diferencia real
entre la parte y el todo, cabiendo, en un principio, la analogía «recursos
espaciales/objetos celestes y recursos marinos/alta mar». Sin embargo,
el problema del envío también emerge y justifica la mera inspiración: el
espacio extraatmosférico no es comparable a la alta mar en relación con
los niveles de complejidad de sus objetos —en efecto, mientras que de
la alta mar solo se extraen los recursos considerados aislados (como los
27 Para un análisis de los derechos de propiedad sobre los recursos marinos, véase Barnes (2009,
caps. 5, 7 y 8).
28 Las gradaciones de posiciones académico-doctrinales no son una preocupación para el presente
estudio, pero elegimos usar estos términos para diferenciarnos de la «visión fuerte» del extensionismo
presentada anteriormente.
29 Para aclarar este punto, es suficiente imaginar que la alta mar, en relación con el espacio exterior,
es más como un asteroide —un territorio con recursos aislados que se consideran extraíbles— que
como el universo mismo —un territorio con varios cuerpos celestes, como los asteroides, que
contienen varios recursos dentro de ellos—.
30 A pesar de que son términos legalmente relevantes, no hay acuerdo sobre las conceptualizaciones
de «bien» y «cosa». Para el presente estudio, un bien jurídico es «todo lo que es útil para las
personas», mientras que cosa jurídica es «todo bien económico, dotado de existencia autónoma y
capaz de estar subordinado al dominio de las personas» (Fiúza, 2003, p. 145). Dado que el bien no
siempre tiene expresión económica y la cosa siempre supone economismo y encarnación, la palabra
«cosa» se usará más para referirse a los minerales espaciales, aunque, según esta definición, ellos
sean, concomitantemente, bienes y cosas.
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
propietario que debe ejercer la propiedad tomando en cuenta el interés
colectivo» (Dimoulis, 2012, p. 545). Ello implica «alguna restricción
en el alcance de los derechos privados, ya sea para proteger ciertas
necesidades básicas o para asignar autoridad u ordenar la sociedad»
(Barnes, 2009, p. 112). Tales poderes y limitaciones «garantizan un
equilibrio dinámico en la relación de propiedad» (Donizetti & Quintela,
2016, p. 799).
Por lo tanto, si bien el uso, el disfrute, la disposición y la reivindicación
están asegurados para el propietario, sus intereses particulares compiten
con los intereses colectivos, de modo tal que no se vean perjudicados
desproporcionadamente unos por los otros.
A partir de esta estructura teórica, finalmente se pueden detallar las
posibilidades de incluir a los minerales espaciales como cosas apropiables.
IV.1.1. Minerales aisladamente considerados
Como recurso natural, el mineral espacial se puede ver desde dos
perspectivas:
• perspectiva del aislamiento: se basa en el concepto tradicional,
que considera el mineral un «agregado mineral sólido natural [...]
31 Existen desacuerdos acerca de esta limitación. Sin embargo, ya que está presente en varios
sistemas legales europeos y latinoamericanos y existen interpretaciones favorables a su existencia
legal incluso en países donde no está documentada explícitamente (Barnes, 2009, pp. 63-163;
Foster & Bonilla, 2011), se la ha incluido como un tema relevante. Además, debe considerarse que
es imposible participar en una actividad económica fuera del ámbito social. Por otra parte, debe
señalarse que el surgimiento de la función social supone una toma de distancia de la propuesta del
«puro extensionismo», porque en dicha propuesta la autonomía privada es un valor absoluto o, en
un sentido moderado, muy superior a los demás.
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
general, los «intereses nacionales». Como se observa en varios países,
los minerales se clasifican como activos de dominio público y, en tanto
recursos básicos para su desarrollo económico, pertenecen al Estado,
no al propietario del suelo, lo que elimina la posibilidad de que se les
imponga algún régimen de derecho privado.
Este precedente legal hace que la concepción de los minerales
espaciales como bienes públicos sea menos laboriosa en la práctica
que la concepción de la res communis. Después de todo, el Estado es
en sí mismo una agencia centralizadora bien establecida, eliminando la
necesidad de crear otra desde cero.
Sin embargo, para que sea efectivo, el enfoque de bienes públicos debe
partir de la suposición de que los minerales en el espacio ya serían,
previamente, propiedad de algún Estado «genérico» y que solo estarían
esperando que el representante de ese país aterrice en el objeto celeste
donde se encuentran para que se apropie de ellos. En este sentido, la
lógica de la conquista permanecería en el espacio: el primer país que
llega toma los recursos de la ubicación extraterrestre, que es de libre
acceso para todos.
Esta idea es problemática por una razón sustancial: incluso si trata a los
minerales espaciales como cosas aparte de los objetos celestes, la violación
32 Generalmente, esta información se encuentra en las Constituciones: por ejemplo, el artículo 19, §
24 de la Constitución chilena; el artículo 84, § 1, c, de la Constitución de Portugal; el artículo 176,
encabezado, de la Constitución de Brasil.
33 «Bienes jurídicos atribuidos a la propiedad estatal, sujeta al derecho público, necesaria para el
desempeño de funciones públicas o que merecen una protección especial» (Justen, 2010, p. 1044).
34 En la práctica, la posibilidad de que un individuo pueda tener la estructura necesaria para llevar a cabo
la minería espacial es remota, pero en teoría no hay impedimentos para que un solo multimillonario
invierta en tal emprendimiento.
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público-privado, de modo que los principios rectores del derecho
espacial permanezcan estables.
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IV.2. Propiedad sobre ingresos de la minería espacial
Al elevar el espacio a la dimensión de «provincia de la humanidad», P1
fomenta la idea de que «solo la humanidad que actúa colectivamente [...]
tiene derecho a disfrutar de los beneficios derivados de las actividades
espaciales y a establecer cómo compartirlos entre todas las naciones»
(Tronchetti, 2009, pp. 23-24). Esta interpretación lleva a muchos
autores a descartar la hipótesis de la res nullius y a considerar la hipótesis
de la res communis como la más apropiada. Sin embargo, como se ve, es
difícil, práctica y estratégicamente, apoyar al sujeto «humanidad» como
propietario de minerales espaciales, y es más viable tratar con los sujetos
de derecho ya existentes para esa finalidad.
Sin embargo, la dificultad de dar protagonismo a la humanidad en
la minería espacial disminuye cuando se consideran los lucros de esta
actividad —es decir, las ventajas económicas y financieras obtenidas a
través de ella—. Esta concepción se puede aplicar reduciendo uno de
los poderes del propietario, el disfrute, y aumentando su limitación, la
función social —en este caso, el uso, la disposición y la reivindicación
seguirían siendo exclusivamente suyos—. Dicha reducción y expansión
deben ser proporcionales, para que tanto el propietario como la
beneficiaria vean satisfechos sus intereses. Entonces, debemos entender
cómo operaría la dinámica de los lucros.
35 Cabe señalar que los cambios en el Tratado están previstos en el artículo XV: «Cualquier Estado
Parte en el Tratado puede proponer enmiendas a este Tratado».
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
La segunda parte de la pregunta planteada —delimitar el destino de los
ingresos de la minería espacial— fue respondida puntualmente —obras
o proyectos vinculados a cuestiones humanitarias o ambientales que
surgen de problemas no resueltos de la minería terrestre—. Sin embargo,
es necesario explicar los fundamentos de este enlace.
Del mismo modo que el sujeto «humanidad» es una abstracción con
una compleja correspondencia práctica, la beneficiaria «humanidad»
también es de delimitación material compleja, pero no por las mismas
razones: fijar miles de millones de humanos como dueños de algo que la
mayoría nunca puede tener es diferente a demarcar problemas sociales
y ambientales que podrían resolverse aplicando ingresos externos. En el
primer caso, la base resulta forzada, porque no se puede individualizar
a los propietarios; en el segundo, resulta viable, porque se pueden
demarcar las causas.
El problema con la beneficiaria es elegir qué problemas socioambientales
deben prevalecer en el orden de los beneficios40. Aquí es donde retorna
la perspectiva de la continuidad renovada. Dado que la minería terrestre,
a pesar de sus beneficios, es muy dañina en términos humanitarios/
38 Como el derecho penal es ultima ratio para defender bienes legales, esa elección se basa en el
supuesto de que la minería espacial no puede, directamente, causar delitos ambientales, con
resultados de «muerte» o «destrucción del ecosistema», como si lo puede hacer la minería terrestre.
Si esto ocurriera en el futuro, deberían agregarse sanciones penales.
39 «Especies tributarias, cuyo evento generador es independiente de cualquier actividad del Estado
relacionada con los contribuyentes, constituyéndose en un deber fundamental de contribuir a los
gastos generales de la comunidad» (Dimoulis, 2012, p. 321).
40 Una consideración previa a esto sería si realmente existe una jerarquía entre tales problemas —sin
embargo, dados los propósitos del artículo, se decidió no abordar este aspecto—.
las personas y los ecosistemas sufren durante años. Por ello, la ayuda
externa actuaría para mitigar estos problemas considerablemente.
También se debe considerar el momento en el que la minería espacial
123
y la minería terrestre coexistirán: ese es el momento oportuno para MINERALES
una cooperación internacional efectiva. Este momento, sin embargo, ESPACIALES: COSAS
presenta otra oportunidad: una posible transferencia de las actividades DE NADIE EN
de las empresas que ya han explotado en la Tierra hacia las actividades BENEFICIO DE TODOS
espaciales. Por lo tanto, en el escenario general de las empresas privadas, SPACE ORES:
habría dos tipos de empresas: NOBODY’S THINGS
• compañías mineras inicialmente terrestres (compañías de FOR THE BENEFIT OF
transición): aquellas que ya han causado daños socioambientales ALL
pero que cambiarían sus actividades por actividades en el espacio,
con el fin de reducir o extinguir sus actividades en la Tierra y
tener la posibilidad de obtener mayores ganancias;
• compañías mineras inicialmente espaciales (compañías
precursoras): aquellas que nunca causaron daños sociales y
ambientales antes de comenzar sus actividades.
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
Ambos tipos de empresas, para poder extraer minerales en el espacio,
incluyendo la eventual apropiación de asteroides, tendrían el deber
de aplicar parte de sus ganancias para reparar el daño socioambiental
causado por la minería terrestre, pero en diferentes proporciones:
• empresas de transición: el porcentaje de su contribución sería
mayor, ya que son directamente responsables de los daños;
• empresas precursoras: su porcentaje sería menor, porque no son
responsables de los daños.
Esta es una posibilidad triplemente ingeniosa: (1º) beneficia aún a los
inversores con base en la Tierra, mientras que (2º) proporciona un medio
para obligarlos a cumplir con sus obligaciones para con sus víctimas, y
(3º) no carga a los inversores del sector espacial, quienes pueden asignar
sus ganancias a otras causas.
Esto, sin embargo, es solo una hipótesis. Para todos los efectos, la prioridad
está puesta en la propuesta de la perspectiva de continuidad renovada
para transferir los ingresos de la minería espacial —es decir, esto debe
suceder, independientemente de si el escenario descrito tiene lugar en
la práctica—. De esta manera, los ideales igualitarios y humanitarios
dejarían de ser utópicos y se harían alcanzables.
Finalmente, cuando la minería terrestre sea reemplazada completamente
por la minería espacial, la asignación de ingresos puede cambiarse a
otros problemas socioeconómicos, los cuales podrían ser delimitados por
otra lógica.
Derecho PUCP, N° 83, 2019 / ISSN 0251-3420 / e-ISSN: 2305-2546
124 V. C O N C LU S I O N E S
El escenario base, en el que opera la minería espacial, se revela en
los siguientes hechos: (a) la extracción de minerales es una actividad
indispensable para la humanidad; (b) la minería terrestre es doblemente
dañina: para el medio ambiente y para muchos humanos; (c) la minería
espacial puede reemplazar o mitigar en parte los impactos de la minería
terrestre; (d) la minería espacial es económica y tecnológicamente
factible; (e) la minería espacial es doblemente funcional: para la
inserción de nuevos recursos minerales en la Tierra y para el uso de
dichos recursos in situ.
Dadas estas circunstancias, el creciente interés en la minería espacial
por parte de empresarios privados y estatales genera reflexiones legales,
morales y lógicas sobre los derechos de propiedad de los minerales
espaciales y la propiedad sobre sus ganancias.
El marco legal actual que aborda este tema muestra la existencia de los
siguientes documentos: (a) un tratado internacional —Outer Space
Treaty— que presenta los principios generales del derecho espacial,
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
H E L L E N MA R I N H O A M O R I M / C A R LO S H E N R I Q U E R E I S R O C H A E L
diseñar una forma efectiva de cumplir con los dictados de cooperación
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Recibido: 31/05/2019
Aprobado: 16/07/2019
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Abstract: This article seeks to analyze the legal bases of video surveillance, the
state of the current unsystematic regulation in the Peruvian legal system and
the first juridical-factual consequences that are emerging from its progressive
application. In this way, the article begins with the study of the protection of
the image of the person, with special attention to the phenomenon of video
surveillance, from the point of view of Civil, Constitutional, Administrative
and —even— Criminal law. Later, it studies the way in which the Legislator
and —in other cases— the Executive have established the specific and
* Profesor en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), Lima,
Perú. Socio fundador de APICOM, abogado por la PUCP, máster en Propiedad Intelectual, Industrial
y Nuevas Tecnologías por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y candidato a magíster en
Derecho de la Propiedad Intelectual y Competencia por la PUCP. Corresponsal en Perú de la
Asociación para el Estudio y la Enseñanza del Derecho de Autor (ASEDA). Exdirector de la Comisión
de Publicaciones de la Asociación Civil Foro Académico.
Código ORCID: 0000-0002-6062-6297. Correo electrónico: jmurillo@pucp.edu.pe
134 particular rules on video surveillance in Peru at the national level. Finally, it
continues with the description and analysis of some of the factual assumptions
that have been challenging Peruvian authorities; among which we have the
use of video surveillance as a method of monitoring by entities for security
purposes, as a tool for the use of employers to detect labor infractions, as an
obligation of the service providers to guarantee the security of the consumers,
and as evidence of the correct conduct at the start and ending of a family
visit’s regime when sons or daughters are taken out of regular home, this last
is an example of the use of recorded video material of the private form or
material of video surveillance as evidence in judicial and/or administrative
proceedings.
I. INTRODUCCIÓN
No son pocas las películas que nos han advertido sobre los peligros de los
excesos de la videovigilancia, ya sea porque el sistema interconectado
de videovigilancia es utilizado por criminales para los planes malignos
que tienen, como en Fast & Furious 6 (Moritz, Diesel, Townsend &
Derecho PUCP, N° 83, 2019 / ISSN 0251-3420 / e-ISSN: 2305-2546
83
1 No debemos confundir —como indica Ernesto Perla Velaochaga que sucedía en años pasados en
nuestra legislación— los derechos de autor o derechos afines de las creaciones plásticas, fotográficas
o audiovisuales con los derechos a la propia imagen de las personas que estén contenidas en dichas
creaciones (1944, p. 39).
supuestos.
2 Ya hemos hecho mención de esta discusión en un trabajo previo (Murillo, 2017), coincidiendo con
Igartua cuando señala lo siguiente: «ya sea que nos encontremos ante dos derechos distintos sobre
esos bienes (uno de índole patrimonial, otro como derecho de la personalidad) o que se esté ante
un derecho similar al derecho de autor (con sus aspectos morales y materiales), lo que está claro es
que existen dos situaciones jurídicas bien diferentes sobre aquellos bienes, una más volcada en su
protección, otra fundamentada en su explotación» (1991, p. 17).
3 También el Tribunal Constitucional peruano ha recogido esta distinción en clave de facetas: positiva
—por la cual uno decide cuando se usará su imagen— y negativa —por la cual uno puede prohibir el
uso de su imagen— (Sentencia del Tribunal Constitucional del 30 de mayo de 2011, fundamento 11).
4 Siendo este último distinto al derecho a la propia imagen, ya que «no protege cualquier tipo de
utilización de la imagen de los individuos, […], sino, específicamente, la explotación de naturaleza
comercial» (Cavero, 2012, p. 217).
5 Así, el segundo párrafo del citado artículo 15 indica que el asentimiento «…no es necesario cuando
la utilización de la imagen y la voz se justifique por la notoriedad de la persona, por el cargo que
desempeñe, por hechos de importancia o interés público o por motivos de índole científica, didáctica
o cultural y siempre que se relacione con hechos o ceremonias de interés general que se celebren
en público. No rigen estas excepciones cuando la utilización de la imagen o la voz atente contra el
honor, el decoro o la reputación de la persona a quien corresponden».
6 A pesar de que el Tribunal Constitucional peruano indique, refiriéndose a la faceta positiva y negativa
del derecho a la imagen, que «ambas dimensiones son expresiones del derecho a la imagen y,
por lo mismo, encuentran sustento normativo en el inciso 7 del artículo 2 de nuestra Constitución»
(Sentencia del 9 de octubre de 2018, fundamento 37). El sustento normativo siempre podrá ser
encontrado en la Constitución por el fenómeno de la constitucionalización del derecho, pero es muy
distinto que el funcionamiento pueda ser ejercido desde el sistema de protección constitucional.
7 Se sigue, así, que es requisito de procedencia de todos los procesos constitucionales que los hechos
y el petitorio estén referidos en forma directa al contenido constitucionalmente protegido del derecho
que se invoca (Código Procesal Constitucional, artículo 5, inciso 1). Esto va de la mano con uno de los
aspectos más importantes de la constitucionalización del derecho: la aplicación directa de las normas
establecidas en la suprema norma jerárquica del ordenamiento (Guastini, 2016, pp. 287-288).
8 Salvo el territorio nacional, que delimita la aplicación de las normas constitucionales a los ciudadanos
y extranjeros presentes en el espacio geográfico donde se irradia el ámbito de aplicación de la
Constitución específica. Es decir, el derecho a la propia imagen de la Constitución peruana no podrá
servir de protección si la afectación es realizada —por ejemplo— en territorio de Italia o Colombia.
supone una diferencia entre las dos vías indicadas hasta el momento
(civil y constitucional). Lo que sí está permitido es la presentación de
demandas constitucionales en defensa de derechos difusos y colectivos
(Abad, 2017, pp. 154-161). Al igual que los derechos fundamentales, los
mecanismos de tutela —en este caso, la acción de amparo— cuentan
con una doble dimensión (Salomé, 2011, p. 17). En primer lugar,
se configuran como el proceso idóneo para resguardar la tutela de
un derecho fundamental —como el derecho a la propia imagen—.
En segundo lugar, se trata de un proceso por el cual se interpreta y
defiende un precepto constitucional establecido en la norma jurídica
suprema del ordenamiento trascendiendo el caso concreto, dando
lineamientos sobre cómo debe interpretarse la disposición que protege
la propia imagen desde el punto de vista constitucional.
Derecho PUCP, N° 83, 2019 / ISSN 0251-3420 / e-ISSN: 2305-2546
144 Ahora bien, en lo que se refiere a la videovigilancia, «no cabe duda de
que la seguridad ciudadana es un fin digno de tutela y puede justificar
el límite de un derecho como el de la propia imagen» (Gómez, 2014,
p. 146). En este supuesto, no solamente encontraremos el derecho
a la propia imagen de un individuo amenazado, sino podremos estar
ante la amenaza de los derechos de un grupo difuso de personas.
No obstante, como ya hemos señalado, nuestro sistema no es uno de
jerarquía de derechos. Por lo tanto, en uso de la proporcionalidad, el
legislador —al emitir normas que permiten la videovigilancia— deja
establecido un equilibro entre los derechos (individuales o difusos) de
los particulares captados en imagen o video, y la obligación del Estado de
resguardar la seguridad ciudadana, perseguir el delito u otros de sus fines
legítimos. El mismo razonamiento deberá ser aplicado por los juzgados
y las cortes constitucionales, así como por el Tribunal Constitucional.
11 De igual manera, es importante mencionar que, cuando nos encontramos frente al estudio de la
imagen como dato personal, tenemos que tomar en consideración el inciso 7 del artículo 2 de la
Constitución que lo reconoce como derecho constitucional autónomo, el cual —como ya hemos
visto— se decanta por la acción de amparo en lugar del habeas data.
resarcitoria
Tutela de la penal
imagen
personal
tutela
directa
vía protección
administrativa de datos trilateral
personales
sancionador
12 Bel colocaba, originalmente, «1977», pero en realidad se trata de «1997», haciendo referencia a la
Ley Orgánica 4/1997.
13 Cabe indicar que los antecedentes normativos, identificados por la propia exposición de motivos
del DLCV, al margen de la LSCVPP, son solo algunas ordenanzas municipales (tomando como
ejemplo las de San Juan de Lurigancho, Santiago de Surco, San Borja, Jesús María, Surquillo,
Independencia, Rímac y Miraflores), así como la ley 27153 y su reglamento, aprobado por decreto
supremo 009-2002-MINCETUR, que regulan específicamente los establecimientos de salas de
juegos de casino y de máquinas tragamonedas (DLCV, Exposición de Motivos, pp. 14-19).
III.2.
La obligación de videovigilancia en supuestos
específicos
Por su parte, en 2015, el DLCV es emitido como una norma que regula
únicamente algunos supuestos en los cuales existe la obligación de
videovigilancia. Estos supuestos son establecidos en el artículo 1 del citado
decreto. Dicho artículo establece el objeto de la norma: la regulación
de la videovigilancia sobre (a) bienes de dominio público, (b) vehículos
J AV I E R A N D R É M U R I L L O C H ÁV E Z
15 Definidos en el DLCV como «aquellos bienes estatales destinados al uso público, cuya administración,
conservación y mantenimiento corresponde a una entidad; aquellos que sirven de soporte para la
prestación de cualquier servicio público o cuya concesión compete al Estado. Tienen el carácter de
inalienables e imprescriptibles. Sobre ellos, el Estado ejerce su potestad administrativa, reglamentaria
y de tutela conforme a ley» (artículo 2, inciso b).
16 Definido en el DLCV como «Servicio de transporte terrestre de personas que es prestado por un
transportista autorizado para dicho fin, a cambio de una contraprestación económica» (artículo 2,
inciso e).
17 Definido en el DLCV —concordado con la Única Disposición Complementaria Final de la ley
30200— como «Inmueble, parte del mismo o una instalación o construcción en el que un proveedor
debidamente identificado desarrolla sus actividades económicas de venta de bienes o prestación de
servicios a los consumidores» (artículo 2, inciso d).
18 Definida como «infraestructura física en la que se realiza actividad deportiva reconocida por el
Estado» (Ley 30037, Glosario de Términos).
19 Erróneamente, haciendo referencia al proyecto de reglamento, se indica que «es necesario contar
con una sola norma que regula los criterios, lineamientos y aspectos técnicos del uso de las
cámaras de videovigilancia que permitan uniformizarlos con el objetivo de lograr su accesibilidad y
compatibilidad con las plataformas que el Ministerio del Interior y la Policía Nacional del Perú que se
implementen para tal fin».
J AV I E R A N D R É M U R I L L O C H ÁV E Z
I V . L O S R E T O S D E L O S S U P U E S T O S J U R Í D I C O -
FÁ C T I C O S DE VIDEOVIGILANCIA EN EL
ORDENAMIENTO JURÍDICO PERUANO
Expuestas la protección de la imagen en diversas áreas del ordenamiento
jurídico peruano y la situación actual de la videovigilancia como
fattispecie regulada en normas especificadas por el citado ordenamiento,
corresponde ahora considerar algunos de los supuestos que han
significado un reto para las autoridades en la aplicación de las normas
aludidas. Es decir, nos detendremos sobre algunos supuestos en los
que entra a tallar la videovigilancia y se aplican las normas específicas,
así como normas especiales (derecho de consumo, derecho laboral y
derecho de familia).
IV.2.
La videovigilancia para detectar infracciones de
carácter laboral
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INDECOPI-PIU.
J AV I E R A N D R É M U R I L L O C H ÁV E Z
Recibido: 31/05/2019
Aprobado: 19/08/2019
* Máster en Derecho Privado por la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais (2019). Licenciado
en Derecho por el Centro Universitario de Lavras (2017). Profesor suplente de Derecho de Propiedad
Privada en la Universidade Federal de Lavras. Abogado.
Código ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9037-0405. Correo electrónico: sthefanodivino@ufla.br
180 The first topic concerns the conceptual and conceptual analysis of consent
in the LGPD and in the specialized doctrine. The second topic deals with the
limited rationality of the users of the network services in understanding the
dispositions in the policies of privacy and in the terms of electronic services.
At the end, it is concluded that despite the juridical and legal defense aimed
at solidifying consent as an indispensable tool for collecting and processing
data, the current electronic contractual model does not allow its effective
concretization, proposing, in this case, an alternative. The rationale is
anchored in the deductive, bibliographical and integrated research methods
and in the case study technique.
I. INTRODUCCIÓN
Las nuevas dimensiones de la recopilación y el procesamiento de datos
establecidas por la Ley Brasileña de Protección de Datos (LGPD)
permiten esbozar un proceso de protección dirigido principalmente al
derecho a la privacidad. Al identificar las raíces del poder establecido
en el primer dispositivo normativo de la norma antes mencionada, el
legislador optó por adoptar algunas posiciones cuestionables durante la
aplicación legal.
Inspirada por la literatura distópica —1984, de George Orwell (2004)
y Un mundo feliz, de Aldous Huxley (1978)—, la recopilación de
S T H É FA N O B R U N O S A N T O S D I V I N O
1 «El vigor designa inequívocamente algo singular, una entidad individual; es la propiedad inherente
de un objeto o persona y pertenece a su carácter y puede probarse a sí mismo en relación con otras
cosas o personas, pero es esencialmente diferente de ellos» (Arendt, 2001, p. 37).
2 Para M. Foucault (1989, pp. 183-184), el poder no puede entenderse como propiedad de nadie, ya
que está descentralizado. No existe un centro de poder desde el cual el poder fluya, se extienda,
se reproduzca y se difunda hasta alcanzar finalmente los niveles moleculares. El análisis del poder
debe realizarse por medio de lo que lo circula, como algo que funciona en cadena. No hay forma
de verificar si se encuentra aquí o allá; nunca está en manos de algunos; nunca es propiedad de
algunos, como riqueza o bien. Su significado relacional lo caracterizaría como una red de la que
nadie puede escapar. No hay límites externos o fronteras que puedan detenerlo. Y, dialécticamente,
por un lado, el individuo es utilizado por las relaciones de poder, mientras que por otro sirve como
vehículo para dichas relaciones. Un punto destacado importante es lo que Foucault llama la
descentralización del ejercicio del poder. En la época moderna y contemporánea, el poder asumió
nuevas características: la descentralización y la difusión. Así, el poder puede ser ejercido por todos
los individuos, manifestándose de diversas maneras en innumerables prácticas diarias. «El poder
es un conjunto de relaciones; en lugar de derivar de la superioridad, el poder produce asimetría; en
lugar de actuar de forma intermitente, actúa de forma permanente; en lugar de actuar de arriba hacia
abajo, sometiéndose, irradia de abajo hacia arriba, manteniendo las instancias de autoridad; en lugar
de aplastar y confiscar, alienta y produce productos» (Albuquerque, 1995, p. 109).
Lo que es notable hoy en día es, sobre todo, según Rodotà, «la posibilidad
de que individuos y grupos controlen el ejercicio de poderes basado en la
disponibilidad de información, contribuyendo así a establecer equilibrios
sociopolíticos más apropiados» (2008, p. 24). La privacidad «está en el
6 Para José Afonso da Silva (2008, p. 100), «el conjunto de información sobre el individuo que puede
decidir mantener bajo su exclusivo control, o comunicar, decidir a quién, cuándo, dónde y en qué
condiciones, sin poder estar legalmente sujeto sería el concepto ideal de privacidad».
7 Puede surgir una pregunta sobre la diferencia entre los derechos de privacidad y la protección de
datos. En principio, la divergencia entre ellos es aparentemente terminológica. Sin embargo, tratemos
de delimitar el alcance de ambos. Si bien el derecho a la privacidad es un instituto autónomo de la
personalidad del propietario que le permite controlar lo que entra y sale de su esfera privada a través
de su autodeterminación informativa, la protección de datos puede considerarse como un tipo de
privacidad. Se puede decir que son dos caras de la misma moneda. El ejercicio de la protección de
datos se basa no solo en la autodeterminación informativa, sino también en la privacidad, ya que está
incluido en ella. Aunque la protección de datos está restringida a un solo aspecto de la privacidad
—si se la considera como un todo—, es posible afirmar que es un elemento complementario. Desde
esta perspectiva, no parece lógico estipular una dicotomía y estratificar, por un lado, el derecho a la
privacidad y, por otro, la protección de datos. Ontológicamente están unificados. Sin embargo, para
delimitar y abordar aspectos didácticos, la protección de datos está consagrada como un tipo de
privacidad con respecto a la atención y delimitación de los actos informativos que se toman del
ámbito privado de su titular, mientras que el derecho a la privacidad aborda algo más amplio, no
restringiéndose solo a la información recopilada y procesada en el ámbito virtual.
I I . E L CO N S E N T I M I E N TO R E Q U E R I D O PA R A L A
R E CO P I L A C I Ó N Y P R O C E S A M I E N TO D E D ATO S
E N L A L E Y G E N E R A L D E P R OT E CC I Ó N D E D ATO S :
R E F L E X I Ó N A C E R C A D E LO S P R I N C I P I O S
La lógica de principios de LGPD reitera los preceptos fundamentales
de la libertad de expresión, información, comunicación y opinión.
S T H É FA N O B R U N O S A N T O S D I V I N O
forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección. 2. El ejercicio del derecho
previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades
ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar: a) el
respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o b) la protección de la seguridad nacional, el
orden público o la salud o la moral públicas».
10 «La censura es la restricción previa a la libertad de expresión, lo que hace que, cuando hay una
prohibición, se remita a la idea de un gobierno autoritario en el que se censura información que no
se considera necesaria o favorable desde el punto de vista de los gobernantes» (Canotilho, Mendes,
Sarlet & Streck, 2013, p. 275). Además, como «una característica inherente del derecho a la libertad
de expresión, existe la presunción de inconstitucionalidad de todos los medios utilizados para llevar a
cabo la censura, ya sea privada o pública» (Canotilho & Machado, 2014, p. 129).
11 «El contrato electrónico, a su vez, es la transacción legal bilateral que resulta de la reunión de dos
declaraciones de voluntad y se concluye a través de la transmisión electrónica de datos. Generalmente
consiste en la aceptación de una oferta pública disponible en Internet o una propuesta enviada al
destinatario correcto por correo electrónico, que contiene al menos la descripción del bien y/o el
producto ofrecido, el precio y las condiciones de pago» (Finkelstein, 2004, pp. 187-188).
Para Oliver Iteanu, el contrato electrónico «es la reunión de una oferta de bienes o servicios que
se expresan de forma audiovisual a través de una red internacional de telecomunicaciones y una
aceptación que se puede expresar a través de la interactividad» (Iteanu, 1996, p. 27).
En opinión de Semy Glanz, «un contrato electrónico es aquel que se suscribe mediante programas
de computadora o aparatos con dichos programas. No requieren firma o requieren firma codificada o
contraseña» (Glanz, 1998, p. 72).
(artículo 113 del Código Civil), la de control (artículo 187 del Código
Civil) y la integradora (artículo 422 del Código Civil) (Martins-
Costa, 1999).
En virtud de esta última función, la aplicabilidad y la incidencia de la
buena fe objetiva se asume en todas las fases contractuales. Así, tanto
el agente de recopilación y procesamiento de datos como el interesado
deben actuar en consecuencia para lograr el cumplimiento de esa
relación obligatoria.
15 «Artículo 8, § 4 El consentimiento debe ser para fines específicos, y las autorizaciones genéricas
para el procesamiento de datos personales serán nulas» (LGPD).
16 «Artículo 6, VIII – prevención: medidas tomadas para evitar daños por el procesamiento de datos
personales».
17 «Artículo 11. El procesamiento de datos personales sensibles solo puede llevarse a cabo bajo
las siguientes condiciones: I. – cuando el titular o su tutor legal consiente de manera específica y
destacada para fines específicos».
esta Ley»19.
18 «Artículo 11. El procesamiento de datos personales confidenciales solo puede tener lugar en los
siguientes casos: I. – cuando el titular o su tutor legal consiente de manera específica y destacada
para fines específicos; II. – sin dar el consentimiento del titular, en el caso de que sea indispensable
para: a) el cumplimiento de la obligación legal o reglamentaria por parte del controlador; b) el
procesamiento compartido de los datos necesarios para que la administración pública ejecute las
políticas públicas previstas en las leyes o reglamentos; c) realizar estudios por un organismo de
investigación, asegurando, siempre que sea posible, el anonimato de los datos personales sensibles;
d) ejercicio regular de derechos, incluso por contrato y en procedimientos judiciales, administrativos
y arbitrales, este último de conformidad con la Ley No 9.307, de 23 de setiembre de 1996 (Ley de
Arbitraje); e) protección de la vida o seguridad física del titular o de un tercero; f) protección de
la salud, exclusivamente, en un procedimiento realizado por profesionales de la salud, servicios
de salud o autoridades de salud; o (redacción dada por la Ley N° 13853 de 2019) g) garantía de
prevención de fraude y seguridad del titular, en los procesos de identificación y autenticación de
registro en sistemas electrónicos, salvaguardando los derechos mencionados en el art. 9 de esta
Ley y salvo que prevalezcan los derechos y libertades fundamentales del titular que requieren la
protección de datos personales».
19 «Artículo 23. El tratamiento de datos personales por personas jurídicas reguladas por el derecho
público al que se refiere el único párrafo del art. 1 de la Ley N° 12.527, de 18 de noviembre de 2011
(Ley de Acceso a la Información), se llevará a cabo para el cumplimiento de su propósito público,
en la búsqueda del interés público, con el fin de ejecutar las competencias legales o cumplir con
las atribuciones legales. I. – serán informados los casos en los que, en el ejercicio de sus poderes,
procesan datos personales, proporcionando información clara y actualizada sobre la disposición
legal, el propósito, los procedimientos y las prácticas utilizadas para realizar estas actividades en
vehículos de fácil acceso, preferiblemente en sus sitios web”.
20 «§ 3º La comunicación o el uso compartido de datos personales confidenciales entre los
controladores con el fin de obtener una ventaja económica puede estar prohibida o regulada por la
autoridad nacional, previa consulta con las agencias sectoriales del gobierno, dentro del alcance de
sus competencias» LGPD (2018).
21 Una disposición elemental y problemática está contenida en el artículo 7, IX y en el artículo 10 de
la LGPD: «Cuando sea necesario para satisfacer los intereses legítimos del controlador o de un
S T H É FA N O B R U N O S A N T O S D I V I N O
tercero, excepto cuando prevalezcan los derechos y libertades fundamentales del titular que requiere
la protección de datos personales», el procesamiento de datos puede realizarse en principio sin el
consentimiento de su titular. Según lo prescrito por el artículo 10 de la LGPD, este interés solo puede
basarse en expectativas legítimas y legales, que se observarán concretamente cuando se aplique la
actividad. Entre ellos, la legislación estipulaba una lista ejemplar de qué tipo de actividades podrían
considerarse de «interés del controlador»: «I. – apoyo y promoción de actividades de controlador;
y II. – protección, en relación con el titular, del ejercicio regular de sus derechos o la prestación
de servicios que lo benefician, respetando sus expectativas legítimas y los derechos y libertades
fundamentales, de conformidad con los términos de esta Ley». Esta disposición crea una situación
problemática sin expectativa de fines. En principio, si existe una justificación legal para la recopilación
y el procesamiento de datos que se ajuste al interés subjetivo del controlador de datos, el sujeto
de datos estará sujeto a dicha actividad sin muchas opciones, a menos que haya una violación
patente de los preceptos y libertades fundamentales. Sin embargo, el legislador brasileño, al crear
esta brecha, visualizó que esta hipótesis no podía ser tan abstracta y genérica. Así, indicó —en el
artículo 10, §§ 1, 2 y 3 de la LGPD— que solo se pueden procesar los datos personales estrictamente
necesarios para el propósito previsto. Además, el controlador tomará medidas para garantizar la
transparencia del procesamiento de datos en función de su interés legítimo. Y, finalmente, según el
artículo 10, § 3, de la LGPD, la autoridad nacional puede solicitar al controlador que informe sobre
el impacto de la protección de datos personales cuando el procesamiento se base en su interés
legítimo, sujeto a secretos comerciales e industriales. Sin embargo, todavía son situaciones en gran
medida subjetivas, las cuales permiten la aplicación discrecional por parte del controlador de datos.
El vínculo entre legalidad e ilegalidad será la única alternativa, en este caso, para que el interesado
los proteja de acuerdo con los preceptos legalmente establecidos.
22 Los turkers son personas que tienen la tarea de hacer un trabajo repetitivo (como identificar
imágenes pornográficas) y reciben una pequeña cantidad de dinero, alrededor de 1 a 15 centavos,
como recompensa por su trabajo (Schwarts, 2018).
23 «Article 5. Legal recognition of data messages information shall not be denied legal effect, validity or
enforceability solely on the grounds that it is in the form of a data message.
[…] Article 11. Formation and validity of contracts. (1) In the context of contract formation, unless
otherwise agreed by the parties, an offer and the acceptance of an offer may be expressed by means
of data messages. Where a data message is used in the formation of a contract, that contract shall
pedidos superó los 750 mil (+ 4%) y el gasto fue de alrededor de R$ 494
(+ 15%). El total de 6,9 millones de pedidos consolidados entre este
período (Black Friday + Cyber Monday) generó ingresos de R$ 3,92 mil
millones, un aumento del 24%, a un costo promedio de R$ 568 (+ 9%)
(Ebit|Nielsen, 2018a).
Considerando las experiencias y experimentos concretos del comercio
electrónico, identificamos la influencia de una pluralidad de instrumentos
utilizados para la satisfacción efectiva del consumidor. La organización
de estructuras privadas en la formación de redes contractuales permite
not be denied validity or enforceability on the sole ground that a data message was used for that
purpose».
24 Generalmente celebrado en noviembre, en esta fecha los proveedores de productos reducen el
precio de sus productos y servicios para que se incremente su circulación y compra.
25 Destinado principalmente a la venta de productos electrónicos.
I V . P R O P U E S T A PA R A L A I M P L E M E N T A C I Ó N D E L A
AU TO N O M Í A P R I VA D A Y D E L A P R OT E CC I Ó N
D E L T I T U L A R D E D AT O S E N R E D
La autosuficiencia de las directrices de poder del gobierno para las
relaciones digitales en la era tecnológica debe ser considera como parte
de una estrategia más amplia. Si se usa en sus aspectos negativos, el
sistema de vigilancia Big Brother de Orwell estará activo. La unidad
de protección sistémica debe ofrecer una respuesta convincente desde
S T H É FA N O B R U N O S A N T O S D I V I N O
V. C O N C LU S I Ó N
La tecnología está llena de promesas (Rodotà, 2008, p. 165). Todo lo
discutido en este escrito apunta a situaciones aparentemente opuestas
en el entorno contemporáneo. Si bien la reflexión basada en principios
dirigida al desarrollo de los procesos de identidad individual y personal del
usuario titular de datos de la red se centra en la expansión y protección
del derecho a la privacidad, las reflexiones escépticas y económicas
demuestran lo contrario.
Así, se adoptan instrumentos analíticos cada vez más precisos para
actuar en la sociedad de la información. Las relaciones contractuales
S T H É FA N O B R U N O S A N T O S D I V I N O
REFERENCIAS
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after-facebook-row-reports-say
Recibido: 28/05/2019
Aprobado: 02/10/2019
I. INTRODUCCIÓN
El nivel adecuado de protección de datos para las transferencias
internacionales de datos es un concepto relevante, pero en cierta
M I G U E L R E C I O G AY O
I I I . S I G N I F I C A D O Y A LC A N C E D E L N I V E L A D E C UA D O
PA R A T R A N S F E R E N C I A S I N T E R N A C I O N A L E S
D E D AT O S
Atendiendo específicamente al caso de la Unión Europea, por ser
donde se desarrolló en primer lugar la aproximación a las transferencias
internacionales de datos basadas en el modelo de adecuación, cabe
señalar que ni la directiva 95/46/CE ni el RGPD definen el concepto de
nivel adecuado.
Sin perjuicio de la ausencia de una definición normativa sobre qué se
entiende por nivel adecuado, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea
(TJUE) tuvo oportunidad de pronunciarse al respecto en la sentencia de
6 de octubre de 2015, en el asunto C-362/14 (Maximillian Schrems c.
Data Protection Commissioner), en la que anuló el Acuerdo de Puerto
Seguro (en inglés, Safe Harbor Agreement) entre la Unión Europea y los
Estados Unidos de América. En concreto, el TJUE indicó al respecto que
el término «adecuado» que figura en el artículo 25, apartado 6, de la
Directiva 95/46 significa que no cabe exigir que un tercer país garantice
un nivel de protección idéntico al garantizado en el ordenamiento
jurídico de la Unión. (apartado 73).
I V. ¿ Q U É E S E L « M O D E LO D E A D E C UA C I Ó N » ?
El denominado «modelo de adecuación» (en inglés, adequacy model)
es un mecanismo, desarrollado fundamentalmente en la Unión
Europea, que tiene por finalidad asegurar la protección de las personas
físicas cuando se llevan a cabo transferencias internacionales de datos
personales. En concreto, consiste en realizar una evaluación específica
del país al que se va a realizar la transferencia internacional de datos.
Cabe señalar que existen también otros mecanismos alternativos que no
están basados en la evaluación específica del país, sino en las garantías
adoptadas por los responsables del tratamiento —como, por ejemplo, las
cláusulas contractuales modelo (en inglés, standard contractual clauses,
SCC); las normas corporativas vinculantes (Binding Corporate Rules,
BCRs); las reglas transfronterizas de privacidad (Cross-Border Privacy
Rules, CBPRs); o excepciones para situaciones específicas, tales como
el consentimiento del interesado—. Este mecanismo de adecuación
consiste, como lo definió el Grupo de Trabajo del Artículo 292, en que
la Comisión Europea confirme «formalmente, con efectos vinculantes
para los Estados miembros, que el nivel de protección de datos en un
tercer país u organización internacional es sustancialmente equivalente
al nivel de protección de datos en la Unión Europea» (Grupo de Trabajo
del Artículo 29, 2018, p. 2).
M I G U E L R E C I O G AY O
V. E N F O Q U E E U R O P E O : D E L A D I R E C T I VA 9 5 / 4 6 /
CE AL RGPD
V.1. Aproximación general al nivel adecuado para las
transferencias internacionales de datos
El término nivel adecuado fue incluido, por primera vez en la Unión
Europea, en el párrafo primero del artículo 25 de la directiva 95/46/CE,
derogada el 24 de mayo de 2016 por la entrada en vigor del Reglamento
General de Protección de Datos (en adelante, RGPD)3.
Esta directiva, ni en sus considerandos ni en el artículo 2, relativo a las
definiciones, definió qué se entendía por nivel adecuado. No obstante,
en el considerando 56 explicaba que la Unión Europea «no se opone
a la transferencia de datos personales a terceros países que garanticen
un nivel de protección adecuado». Asimismo, sostenía que el nivel
M I G U E L R E C I O G AY O
3 A partir del 25 de mayo de 2018, ya que entró en vigor el 24 de mayo de 2016, a los veinte días de
su publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea (artículo 99 del RGPD).
4 Actualmente, existen tres modelos de cláusulas tipo aprobados por la Comisión. Dos de estos modelos
se refieren a la transferencia entre un responsable del tratamiento en el EEE y otro responsable del
tratamiento establecido en un tercer país. Estos son la Decisión 2001/497/CE de la Comisión y la
Decisión 2004/915/CE de la Comisión. Y el tercer modelo es el relativo a la transferencia de datos por
un responsable del tratamiento establecido en el EEE a un encargado del tratamiento en un tercer
país. Se trata de la Decisión 2010/87/CE de la Comisión.
5 Adoptado como propio, ya que inicialmente fue publicado por el Grupo de Trabajo del artículo
29 (2018).
V I I I . E N F O Q U E E N A M É R I C A L AT I N A
VIII.1. Legislación nacional
Por lo que se refiere al enfoque de América Latina en cuanto al nivel
de protección adecuado proporcionado por terceros países para la
transferencia internacional de datos, podemos considerar, por una
M I G U E L R E C I O G AY O
VIII.1.1. Brasil
Tras varios años y propuestas, Brasil publicó la Ley 13.709 de protección
de datos personales. Entre las definiciones incluidas en el artículo
5, se encuentra, en la fracción XV, la de «transferencia internacional
227
de datos». Esta noción es definida como la transferencia de los datos NIVEL
personales a un país extranjero u organismo internacional del que el ADECUADO PARA
país sea miembro. La ley dedica su capítulo V, artículos 33 a 36, a la TRANSFERENCIAS
INTERNACIONALES
transferencia internacional de datos.
DE DATOS
Al respecto, el artículo 33 requiere que, para poder llevar a cabo una ADEQUATE
transferencia internacional de datos, esta tenga lugar cuando se dé LEVEL FOR
alguno de los supuestos previstos, entre los que se encuentran los INTERNATIONAL
siguientes: que los países u organismos internacionales proporcionen DATA TRANSFERS
un nivel adecuado conforme al previsto en la ley; o que el responsable
del tratamiento proporcione y compruebe que existen garantías de
cumplimiento de los principios, de los derechos de los interesados y del
régimen de protección de datos previsto en la Ley Brasileña —en la
forma, por ejemplo, de normas corporativas globales—. Es decir, Brasil
incluye en su ley sobre protección de datos tanto el enfoque del nivel
adecuado, tratándose en este caso de un estándar nacional, como las
garantías adecuadas proporcionadas por el responsable del tratamiento.
VIII.1.2. Colombia
En el caso de Colombia, la Ley 1581 por la cual se dictan disposiciones
generales para la protección de datos personales regula las transferencias
internacionales de datos en su título VIII, artículo 26. En concreto,
en el citado artículo, la ley establece la regla general, que consiste en
de prohibir la transferencia internacional de datos «a países que no
proporcionen un nivel adecuado de protección de datos». Y define el
nivel adecuado de protección de datos del siguiente modo:
un país ofrece un nivel adecuado de protección de datos cuando
cumpla con los estándares fijados por la Superintendencia de Industria
y Comercio sobre la materia, los cuales en ningún caso podrán ser
inferiores a los que la presente ley exige a sus destinatarios. (artículo 26).
I X . O T R O S PA Í S E S
Una cuestión que puede plantearse es que existen países que no tienen
nivel adecuado de protección de datos otorgado por la Comisión
Europea ni por otros países, pero que, sin embargo, sí son parte del
Consejo de Europa y han por tanto firmado y ratificado el Convenio
108 —actualmente debe tenerse en cuenta que tendrá que tratarse de
su versión actualizada—. Asimismo, también existen países que, aún
no siendo parte del Consejo, accedieron al Convenio. Por ejemplo,
además de Uruguay, son terceros países miembros del Consejo de
Derecho PUCP, N° 83, 2019 / ISSN 0251-3420 / e-ISSN: 2305-2546
83
XI. CONCLUSIONES
M I G U E L R E C I O G AY O
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Recibido: 30/05/2019
Aprobado: 10/09/2019
M I G U E L R E C I O G AY O
Abstract: This work explores some of the most relevant legal considerations
on the relationship between encryption of private communications and some
constitutional rights, with a focus on Chilean law. We maintain that there is
an unresolved tension in the role of the use of communications encryption
tools with respect to the exercise of these fundamental rights and public
security. To do this, after briefly introducing the concept of encryption, we
review the bases of the regulatory debate in the United States, essentially
contained in its rules on intelligence and export control of encryption tools,
and synthetically review the American constitutional debate. Regarding the
European Union, we identify the main legal and political elements that are
influencing the community’s pre-regulatory debate. Next, the main legal
aspects involved in the use of encryption tools are characterized.
I. INTRODUCCIÓN
El desarrollo y masificación de las tecnologías digitales ha transformado
de manera radical la forma en que las personas vivimos en sociedad.
Nuestras relaciones personales y profesionales, nuestra actividad
económica, comercial e incluso política están en buena medida
intermediadas por sistemas informáticos, redes de telecomunicaciones y
dispositivos digitales de las más diversas características. La denominada
sociedad de la información —que se caracteriza por la disponibilidad,
en tiempo real, de ingentes cantidades de información al alcance de
cualquier persona con acceso a una red— ha significado un cambio de
paradigma social, cultural y económico, mayor incluso que la revolución
industrial (Castells, 1999).
En este contexto, el surgimiento de Internet —a principios de la década
de los ochenta y su masificación a partir del año 1994, con la invención
de la world wide web— revolucionó no solo el mundo de las tecnologías,
sino que se constituyó en un nuevo espacio de relaciones sociales. Según
Castells, la red no es solo una tecnología, es mucho más, «[e]s un medio
de comunicación, de interacción y de organización social» (s.f.).
En el ámbito de las relaciones personales, en no más de dos décadas
pasamos de utilizar medios de comunicación esencialmente analógicos
—como la correspondencia postal o el teléfono— a emplear una amplia
gama de medios basados en Internet —como el correo electrónico,
la mensajería instantánea, las redes sociales— y aplicaciones como
D A N I E L Á LVA R E Z VA L E N Z U E L A
1 Si bien en el lenguaje técnico existen sutiles diferencias entre los términos «cifrado» y «encriptación»,
en el lenguaje común se utilizan indistintamente como sinónimos y así serán consideradas en
este trabajo.
I I . L A R E G U L AC I Ó N D E L C I F R A D O E N E S TA D O S U N I D O S
D A N I E L Á LVA R E Z VA L E N Z U E L A
7 Es el caso, por ejemplo, del debate judicial y comunicacional que se generó a partir de la solicitud del
FBI a Apple de desencriptar el iPhone de uno de los responsables de la masacre de San Bernardino,
cuyo contenido estaba protegido por el sistema de encriptación de discos de OSX. Ante la negativa
de Apple, el FBI contrató los servicios de una empresa israelita de seguridad, quienes lograron
acceder a la información a través de mecanismos que no han sido develados públicamente (Israeli
Firms, 23 de marzo de 2016).
8 El cifrado punto a punto consiste en una herramienta de encriptación que funciona en el dispositivo
de cada usuario final que cifra todos los mensajes salientes con una llave única que solo el receptor
legítimo de la comunicación puede descifrar. Esta modalidad impide que el prestador de servicios de
comunicaciones tenga acceso al contenido de la comunicación, porque no tiene las llaves necesarias
para descifrar el tráfico que se genera.
9 A octubre de 2017, según el director del FBI, Christopher Wray, más de siete mil dispositivos móviles
han quedado fuera de la acción de esta agencia gubernamental como consecuencia de los sistemas
de cifrado automatizado que ofrecen a sus clientes empresas como Apple y Google, entre otras
(Abel, 24 de octubre de 2017).
10 «El derecho del pueblo a la seguridad de sus personas, hogares, documentos y pertenencias
frente a allanamientos y registros arbitrarios será inviolable, y no se expedirá ningún mandamiento,
sino en virtud de causa probable, apoyado en juramento o promesa, que describa el lugar que ha
de ser registrado y las personas o cosas que han de ser detenidas o incautadas» (IV Enmienda,
Constitución de Estados Unidos de Norteamérica de 1791).
11 Las denominadas «puertas traseras» son mecanismos de acceso a contenidos o dispositivos que
utilizan algún tipo de encriptación, mediante los cuales el fabricante del dispositivo o aplicación
puede, sin notificar al dueño de este, burlar las medidas de seguridad utilizadas.
I V. A S P E C T O S J U R Í D I C O S D E L C I F R A D O
En razón de los posibles usos duales de las herramientas de cifrado,
esto es, para proteger información digital o ciertas comunicaciones
sensibles o como herramienta para encubrir ilícitos, su utilización resulta
interesante y relevante para el derecho. El cifrado de comunicaciones
privadas puede ser analizado —desde una perspectiva jurídicamente
relevante— desde dos ámbitos aparentemente opuestos o que pudieran
comprenderse, en una primera mirada, como contradictorios. Por una
parte, el cifrado eleva el estándar de protección de la privacidad y de
la inviolabilidad de las comunicaciones privadas a través del uso de
herramientas técnicas que tornan inaccesibles los contenidos de estas.
Esto redunda en la mejor protección de todo tipo de comunicaciones y
especialmente de aquellas que dan cuenta de algún tipo de contenidos
o relaciones sensibles como en los casos donde existe alguna obligación
D A N I E L Á LVA R E Z VA L E N Z U E L A
V. L A ( N O ) R E G U L A C I Ó N D E L C I F R A D O E N C H I L E
En Chile, el cifrado no está regulado12. Para el derecho chileno, el cifrado
simplemente no existe. No hay jurisprudencia judicial ni administrativa
que se refiera a estas herramientas y no existen estudios doctrinarios
251
acerca de los efectos jurídicos de su utilización. A nivel de planificación ALGUNOS ASPECTOS
JURÍDICOS DEL
política, la Política Nacional de Ciberseguridad del gobierno de Chile CIFRADO DE
sostiene expresamente lo siguiente: COMUNICACIONES
esta política reconoce el valor de las tecnologías de cifrado, que SOME LEGAL
permiten dotar de niveles de confidencialidad e integridad de la ASPECTS OF
información sin precedentes en nuestra historia. Las medidas basadas ENCRYPTION OF
en esta política deberán promover la adopción de cifrado punto a COMMUNICATIONS
punto para los usuarios, en línea con los estándares internacionales; y
en ningún caso se promoverá el uso intencional de tecnologías poco
seguras, ni la obligación a ninguna persona u organización que provea
servicios digitales, de implementar mecanismos de «puerta trasera»
que comprometan o eleven los riesgos asociados a las tecnologías de
seguridad empleadas. (p. 13).
12 De manera indirecta, la Ley 19.799 sobre Documentos Electrónicos, Firma Electrónica y Servicios
de certificación de dicha firma regula, sin decirlo expresamente, algunos de los efectos del cifrado
en la medida en que las firmas electrónicas requieren de algún tipo de tecnología de cifrado para ser
seguras, confiables e integras.
13 En la doctrina usualmente se incorpora en esta categoría al derecho sobre la imagen propia, el cual
no será analizado en el presente trabajo.
14 Sobre este punto, recomiendo revisar una de las obras más completas en castellano sobre el
concepto de derecho a la vida privada, escrita por el profesor y jurista Eduardo Novoa Monreal
durante su exilio en Venezuela (Novoa Monreal, 1979; también véanse Vial, 2000; Anguita, 2007;
Corral, 2000a, 2000b; y, más recientemente, Figueroa, 2014; Álvarez, 2018).
V I . ¿ C Ó M O S E R E S U E LV E E S TA T E N S I Ó N ?
Para resolver adecuadamente la tensión identificada entre la seguridad
pública y el derecho a la vida privada y el derecho a la inviolabilidad de
las comunicaciones privadas por la utilización de herramientas de cifrado
—cuestión que no abordaremos a fondo en este artículo ya que forma
parte de una investigación más extensa—, resulta necesario recurrir a los
D A N I E L Á LVA R E Z VA L E N Z U E L A
16 Tal como sostiene Gregorio Peces-Barba, la discusión doctrinaria sobre los límites a los derechos
fundamentales no ha tenido un desarrollo suficiente, ya sea porque se confunde con otros debates
interesantes, como el relativo al contenido esencial del derecho o porque derechamente ha sido
ignorado (1999, pp. 587 y ss.).
17 Sobre la discusión acerca de los límites internos y externos a los derechos fundamentales, véase
Aguiar de Luque (1993) y Prieto (2000). En el derecho constitucional chileno destaca la obra de
Aldunate (2008).
VII. CONCLUSIONES
En este trabajo hemos explorado, sintéticamente, la evolución que
han experimentado las herramientas de cifrado de comunicaciones
en las últimas décadas, en especial a partir del término de la II Guerra
Mundial y del desarrollo de las tecnologías computacionales y digitales,
constatando el importante rol que hoy desempeñan para garantizar
18 Para una buena síntesis del debate nacional y comparado sobre la utilización del principio de
proporcionalidad en materia de derechos fundamentales, véase Contesse (2017, pp. 285 y ss.) y
Bordalí (2003, pp. 64 y ss.).
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Derecho PUCP, N° 83, 2019 / ISSN 0251-3420 / e-ISSN: 2305-2546
83
Recibido: 03/06/2019
Aprobado: 14/10/2019
Abstract: The Civil Code of Andrés Bello, influenced by the French Civil
Code, and unlike other European and Latin American codes, included the
category of quasi-delict as a source of obligations. However, this notion has
been difficult to understand, and has been often branded as merely formal,
difficult to define and devoid of any practical utility. For this reason, this paper
proposes an analysis of the category of «quasi-delicts» on the basis of the so-
called obligations quasi ex delicto in classical Roman law. Such obligations were
very useful for the formulation of a perfect and comprehensive division of
the sources of obligations. After studying the reception of the quasi-delict
in Andres Bello’s Code, both in Chile and in Colombia, this paper proposes
some ideas that could contribute to a new understanding of the category and,
I . E L O R I G E N D E L A S O B L I G AT I O N E S Q U A S I E X D E L I C T O
LU I S C A R LO S S Á N C H E Z H E R N Á N D E Z
si paret eum dare oportere, del mismo modo que si se hubiese hecho un
1 Las versiones en español de este y todos los fragmentos de las Instituciones de Gayo que se citan
en este escrito fueron tomadas de la traducción de J. Iglesias y otros (Gayo, 1985).
2 Afirma Cardilli (2016, pp. 288 y ss.) que a Quinto Mucio se debe una primera construcción, la cual
será de importancia crucial, de los genera de las obligationes contractae. En efecto, no se tenía
aún en esta época una perspectiva de obligationes quae ex contractu nascuntur, la cual habría sido
propuesta luego por Gayo, sino que, al contrario, la reflexión de la jurisprudencia giraba en torno
a hipótesis típicas de obligationes re/verbis contractae. Por esta razón, la esencia de la novedosa
elaboración muciana se mantuvo aún en las Instituciones de Gayo, quien ubicó dicha construcción
dentro de la más amplia bipartición de las obligationes quae ex contractu vel ex delicto nascuntur.
3 Sobre el uso de la definitio per divisionem y, en general, de la retórica en las Instituciones de
Gayo, véase Martini (1964, pp. 462 y ss.), Talamanca (1977, pp. 2 y ss.) y Wołodkiewicz (1970,
pp. 130 y ss.).
4 Wołodkiewicz (1970, pp. 131 y ss.) no considera que la summa divisio de Gayo sea exhaustiva;
sostiene, más bien, que se trata de la división más importante y general, creada por una necesidad
didáctica, que admite en todo caso la existencia de otras categorías. Gallo ha planteado críticas a
esta posición (1973; pp. 174 y ss.). De lo que no hay duda es de que la summa divisio era la teoría
más difundida para la época de Gayo; así lo afirman, entre otros, Betti (1962, pp. 88 y ss.); Grosso
(1963, pp. 63 y ss.); Casavola (1966, p. 14); esta posición es defendida también por Tondo (1995,
pp. 371 y ss.).
5 Consideran interpolado este fragmento Perozzi (1927, p. 29) y Albertario (1936a, pp. 79 y ss.).
Mientras, consideran genuino el fragmento, entre otros: Betti (1925, pp. 274 y ss.); Segrè (1952,
pp. 436 y ss.); Grosso (1963, pp. 17 y ss.); Wołodkiewicz (1970, pp. 155 y ss.); Talamanca (1979,
pp. 43 y ss.); Schipani (2015, p. 237).
6 La contraposición entre los crimina y los delicta fue el resultado de una larga evolución que comenzó
en la edad monárquica. En época antigua la diferenciación no era tan nítida, pero la conciencia social
sí distinguía entre los ilícitos que lesionaban al sujeto individualmente —cuya persecución estaba
a cargo de él o de su pater familias— y otros que menoscababan el orden social o sacro y por ello
eran perseguidos públicamente. Para la época de las XII Tablas, se comenzaron a delinear más
claramente las diferencias entre las dos categorías de ilícitos, especialmente respecto del carácter
privado y pecuniario de las penas de los delicta y del carácter aflictivo de la punición de los ilícitos
LU I S C A R LO S S Á N C H E Z H E R N Á N D E Z
públicos y del principio inquisitorio en el procedimiento para su persecución. Así, ya para el derecho
clásico la diferencia era clara, tanto en la forma de perseguirlos como en la naturaleza de la sanción.
A pesar de ello, en el lenguaje jurisprudencial no existió nunca un uso estrictamente técnico de los
términos crimina, maleficium, delictum, noxae, etcétera. Véase Talamanca (1990, pp. 615 y ss.);
Brasiello (1964, pp. 3 y ss.); Albanese (1970, pp. 51 y ss.); Longo (1976, pp. 7 y ss.).
7 En la época arcaica los ilícitos privados no eran reprimidos mediante penas pecuniarias, sino a través
de penas aflictivas en forma de vindicta del ofendido o de su paterfamilias. No obstante, ya desde
la época monárquica, la magnitud de la vindicta no dependía del arbitrio del ofendido, pues existían
ciertos límites —como la addictio en el caso del furtum y el talión en el caso del membrum ruptum—.
A partir de las XII Tablas, comenzó a prevalecer la pena pecuniaria, que inicialmente equivalía al
precio que el ofensor ofrecía a la víctima para evitar la venganza, en forma de composición voluntaria
mediante una pactio. Con todo, la legislación decenviral —Tab. 8.2—, estableció en algunos casos el
carácter obligatorio de dicha composición. Ulteriormente, la composición se convirtió en legal y, por lo
tanto, el ofendido estaba obligado a recibir una pena pecuniaria cuyo monto estaba ya preestablecido
y a renunciar a la vindicta. De esta manera se comenzó a modelar la categoría de las obligationes
ex delicto. Santalucia (2009, pp. 7 y ss.). Al respecto, afirma Betti (1925, pp. 268 y ss.), refutando la
doctrina que sostiene la prioridad temporal de la obligatio ex delicto respecto de aquella ex contractu,
que —a pesar de que el delito sea, sin duda, un instituto más antiguo que el negotium— solo a
partir de las composiciones legales se puede hablar de una verdadera obligatio originada en el acto
ilícito; mientras que, en el régimen anterior de las composiciones voluntarias, el vínculo obligatorio no
provenía del ilícito, sino de la composición en la cual el ofensor se obligaba al pago de una pena —es
decir, de un acto de voluntad dirigido a contraer una obligación—. Por lo tanto, aún en este periodo
el delito no era la fuente obligacional, sino simplemente el motivo que originaba la composición.
8 El delictum, que deriva del verbo delinquere, en el lenguaje más antiguo, significaba deficere (acto de
no hacer aquello que es debido). De este significado general y de uso corriente, el sustantivo delictum
adoptó un significado jurídico y una ubicación técnica concreta: el acto ilícito castigado con una pena
privada. Por ello, en muchos casos el verbo derelinquere no coincidía con el sustantivo delictum,
pues aquel en ocasiones asumía el sentido general de acto ilícito (Arnese, 2011, pp. 33 y ss.).
9 Sobre este delito, véase Sánchez, 2018, pp. 165 y ss.
10 Las versiones en español de este y todos los fragmentos del Corpus Iuris Civilis que se citan en este
escrito fueron tomadas de la traducción de García del Corral (1889).
11 De la comparación de los textos de ambos fragmentos surge también la sustitución del término
delictum por maleficium. Tradicionalmente, la doctrina afirma que esta diferencia terminológica no
tiene gran trascendencia, pues el término maleficium era conocido por Gayo y era usado por él en un
sentido equivalente a delictum, pues ambos aparecen en las Instituciones como sinónimos. Véase
Albertario (1936b, p. 144); Wołodkiewicz (1970, p. 116); Paricio (1987, p. 33). Una opinión distinta ha
sido recientemente propuesta por Arnese (2011, pp. 54 y ss.)
12 I. proem., 6. «Cuyas Instituciones, compuestas de todas las de los antiguos y principalmente de los
comentarios de nuestro Gayo, tanto sobre las instituciones como sobre las causas cuotidianas, y de
otros muchos, luego que nos las presentaron los tres mencionados varones jurisconsultos, las leímos
y revisamos, y les prestamos la plenísima fuerza de constituciones nuestras».
13 Sostiene Albertario (1396a, p. 79) que solo cuando en el periodo posclásico desapareció la diferencia
entre el ius civile y el ius honorarium, y el contractus fue identificado con el acuerdo y el delictum con
el ilícito cometido con dolo, fue necesario ampliar la clasificación de las fuentes de las obligaciones
para dar cabida a supuestos que ahora sí tenían la virtualidad de originar una obligación —es decir,
aquellas relaciones reguladas por el derecho pretorio y que integraban la posclásica categoría de
obligaciones ex variis causarum figuris, categoría a la cual, posteriormente, Justiniano dio un sentido
más técnico mediante las categorías de quasi contractus y quasi delictum—. Esta posición ha sido
compartida, entre otros, por Longo (1983, pp. 402 y ss.); Paricio (1987, pp. 30 y ss.); y Coma Fort
(1996, pp. 210 y ss.).
(1970, pp. 118 y ss.) y Gallo (1973, pp. 173 y ss.). Sostienen estos autores
que las Res Cott. es una obra que fue escrita por Gayo en un momento
posterior a las Instituciones, y que el fragmento donde se enuncia la
tripartición de las causae obligationum es genuino, así como son genuinos
los sucesivos fragmentos donde Gayo enunció los supuestos que estaban
recogidos en las variae causarum figurae —como se verá, unos eran
actos lícitos, de los cuales nacía una obligatio quasi ex contractu (Gai. III
Aur. D.44,7,5 pr.-3), mientras que otros eran actos ilícitos, los cuales
originaban una obligatio quasi ex delicto (Gai. III Aur. D.44,7,5,4-6)15—.
14 Este fragmento, según Arangio-Ruiz (1974, p. 149), luego habría influenciado a Ulpiano, tal como se
lee en Ulp. sing. Reg. D.44,7,25,1, en donde el jurista tardoclásico catalogó las acciones in personam
en aquellas ex contractu, ex facto e in factum.
15 Son partidarios de esta teoría, entre otros, Segrè (1930, pp. 503 y ss.); Stein (1958, pp. 367 y ss.);
Riccobono (1964, pp. 98 y ss.); Arnese (2011, pp. 89 y ss.); Tondo (1995, pp. 380 y ss.); Schipani
(2015, p. 238).
Los defensores de esta teoría niegan que la obra sea una reelaboración
posclásica, pues las diferencias entre las Instituciones y las Res Cott. se
justifican tanto por la diversa sistematización de cada obra, como por su
finalidad. En efecto, las Instituciones era un manual escolástico y teórico,
273
y las Res Cott. era una obra más práctica, que trataba de manera analítica APROXIMACIÓN A
LA CATEGORÍA DEL
particulares cuestiones jurídicas, principalmente relacionadas con el ius «CUASIDELITO» DEL
gentium (Wołodkiewicz, 1970, p. 119). CÓDIGO DE ANDRÉS
Luego, se refuta que el fragmento en Gai., II Aur. D.44,7,1 pr. esté BELLO A PARTIR DE
LAS OBLIGATIONES
interpolado o contenga una glosa de origen posclásico. En efecto, por un
QUASI EX DELICTO
lado, si lo que originalmente Gayo pretendía era clasificar las acciones DEL DERECHO
personales, mas no las obligaciones, la ubicación del fragmento no ROMANO CLÁSICO
habría sido en el libro II de las Res Cott., sino en los últimos libros que
trataban los argumentos procesales. De otro lado, la última parte del AN APPROACH TO
THE ANDRÉS BELLO
fragmento que se refiere a las variae causarum figurae no es una glosa CODE’S CATEGORY
postclásica, pues, si los compiladores hubieran querido introducir una OF «QUASI-
nueva categoría a la summa divisio, habría sido una cuatripartición, DELICT», FROM THE
incorporando el quasi contractus y el quasi delictum, de forma coherente PERSPECTIVE OF
con la clasificación de las causas de las obligaciones contenida en las ROMAN CLASSICAL
Instituciones de Justiniano. LAW’S OBLIGATIONES
QUASI EX DELICTO
Por lo tanto, Gayo, en las Instituciones, partió de la sistematización más
difundida en su época y la reportó fielmente, a pesar de considerarla
insuficiente. Luego, en un texto más maduro, él mismo propuso una nueva
clasificación de las causae obligationis. La tripartición de las obligaciones,
considera Gallo (1973, pp. 174 y ss.), es una definitio per divisionem,
en donde el género obligatio fue dividido en tres species. Mientras que
las dos primeras species —el contractus y el delictum— gozaban de un
proprium ius, la tercera categoría —las variae causarum figurae— tenían
un proprium quodam ius, es decir, un «cierto derecho propio» o, más bien,
un derecho propio solo hasta cierto punto.
LU I S C A R LO S S Á N C H E Z H E R N Á N D E Z
16 Sobre el mismo punto, Riccobono (1964, p. 101) asevera que, mientras el significado de contractus
y delictum estaba bastante bien delimitado en la jurisprudencia clásica, esta tercera categoría de
origen gayano comprendía todos aquellos hechos jurídicos que no constituían ni un contrato ni un
delito, pero que sin embargo producían obligaciones. Así, constituían un grupo ecléctico de figuras
particulares, carentes de caracteres generales comunes entre ellas, lo cual se expresaba en su
misma denominación: variae causarum figurae. A su vez, con la expresión «proprio quodam iure»,
Gayo quiso significar que su derecho provenía de institutos o de principios propios a cada uno, pero
también de aquellos que son propios de los contratos o los delitos según el caso. Asimismo, Schipani
(2015, p. 238) afirma lo siguiente «Es por ello que el mismo Gayo superó la bipartición en su obra
Res cottidianae introduciendo un tercer género abierto a la consideración de “varias causas típicas”
(las famosas variae causarum figurae) (D. 44,7,1 pr.), de las cuales propuso también un elenco.
Este elenco, por un lado, afirma la individualidad de cada una de ellas, mientras que, por el otro, las
figuras que lo integran son confrontadas con el contrato y con el delito con el objetivo de excluir su
asimilación, manifestando —sin embargo— al mismo tiempo la capacidad de aquellos para actuar
como referencias».
17 «Si el juez hubiere hecho suyo el litigio, no es considerado obligado propiamente por delito; pero
como no se obligó tampoco por contrato, y se entiende que ciertamente pecó en algo, aunque por
imprudencia, se considera por esto que está obligado por un casi delito» (Gai. III Aur. D.44,7,5,4).
Considerar la responsabilidad del iudex de naturaleza «objetiva» implica tener por interpolada
la expresión «y se entiende que ciertamente pecó en algo, aunque por imprudencia», la cual
corresponde a la comprensión del ilícito en época posclásica, como lo ha afirmado la doctrina
romanista más reciente, citada en el texto.
18 «Se entiende que el juez hace suyo el pleito, cuando con dolo malo hubiere pronunciado sentencia
en fraude a la ley. (Pero se considera que hace esto con dolo malo, si se probare o su evidente favor,
o enemistad, o también soborno), para que se le obligue a responder de la verdadera estimación del
pleito» (Ulp. XXI ad ed. D. 5,1,15,1).
Este fragmento no es considerado genuino por la mayoría de la doctrina y, a pesar de las diversas
reconstrucciones del mismo, los autores coinciden en que la parte que se encuentra entre paréntesis
no es original del texto ulpianeo, pues la referencia al dolo malo no puede considerarse clásica.
Sin embargo, lo que sí resulta claro es que, a partir de Ulpiano, especialmente en el periodo
posclásico, el ilícito había adoptado un carácter subjetivo, el cual implicaba la valoración de la
injusticia de la decisión y del dolo o la imprudencia en el comportamiento del funcionario judicial
(D’Ors, 1982, p. 381; Coma Fort, 1996, pp. 172 y ss.).
19 «También se considera que está obligado por un casi delito aquel de cuyo cenáculo, o propio del
mismo, o arrendado, o en aquel que habitaba gratuitamente, se arrojó o se vertió alguna cosa de
modo que le cause daño a alguien; mas no se entiende que esté propiamente obligado por un delito,
porque las más de las veces está obligado por la culpa de otro, ya de un esclavo ya de un hijo» (Gai.
III Aur. D. 44,7,5,5).
20 «En una ciudad tan grande y con tal multitud de ciudadanos fue preciso ofrecer innumerables
viviendas, y como el suelo urbano es incapaz de coger una muchedumbre tan numerosa, que pueda
vivir en la ciudad, tal circunstancia obliga a dar una solución mediante edificios que se levanten
en varios pisos. Así, con pilares de piedra y con estructura de mampostería se levantan varios
pisos con numerosos entramados, que logran como resultado unas viviendas altas, de enorme
utilidad. Por tanto, el pueblo romano adquiere viviendas magníficas sin ningún obstáculo, a partir
de superponer unos pisos sobre otros» (Vitruvio, De Arch. II,8,17; traducción de J. Domingo, 1997,
pp. 70-71). Sobre la generalización del modelo de las insulae en Roma, véase Cicerón (De leg.
Agr. II.96), quien describió Roma del siguiente modo: «puesta como está, entre colinas y valles,
suspendida en el aire por sus habitaciones, desafortunada en lo que tiene que ver con sus calles y
angostísimas callejuelas». En el mismo sentido, Elio Arístides, en su Discurso a Roma (8-9) escribió:
«De manera que, si alguien hubiese tenido la intención de desdoblarla limpiamente y de colocar,
unas junto a otras, las ciudades que ahora están en el cielo, apoyándolas sobre la tierra, me parece
que se llenaría todo el territorio de Italia que ahora está vacío, y se formaría una única ciudad que se
extendería hasta el canal de Otranto».
21 «Considera ahora otros peligros de la noche: la altura que alcanzan las elevadas casas, de donde
un recipiente te hiere en la cabeza cuantas veces caen de las ventanas jarrones desconchados y
partidos, y el enorme peso con que marcan y hacen mella en el pavimento. Se te podría tener por
negligente y poco previsor de accidentes repentinos, si asistes a una cena sin hacer testamento: los
riesgos son tantos exactamente como las ventanas abiertas y en vela esa noche, cuando tú pasas
bajo ellas. Así que debes anhelar y llevar contigo el deseo miserable de que se contenten con verter
palanganas bien anchas» (Iuv. Sat. III, 268-277; traducción de B. Segura, 1996, p. 36).
22 «Dice el Pretor respecto de los que hubieren arrojado o derramado alguna cosa en el sitio por donde
vulgarmente se transita, o donde la gente se detiene, daré, contra el que allí habitare, acción en el
duplo por cuanto daño con ello se hubiere causado o hecho. Si se dijera que del golpe de lo arrojado
había perecido un hombre libre, daré acción de cincuenta áureos; si viviera, y se dijese que se le
causó daño, daré acción para que aquel contra quien se reclama sea condenado en tanto cuanto por
tal cosa pareciere justo al juez. Si se dijera que un esclavo lo hizo ignorándolo su dueño, añadiré en
el juicio: o que lo de por noxa» (Ulp. XXIII ad ed. D. 9,3,1 pr.).
23 Acerca de la destinación que el cenaculum debía tener para que procediera la acción, la jurisprudencia
interpretó de manera bastante amplia el edicto, afirmando que no solo era válida si se habitaba
el lugar, sino también cuando en él se realizaran otras actividades, como de almacenamiento o
de depósito, así como cuando funcionasen tiendas y escuelas. En estos casos, respondía el
almacenista, el arrendatario de la tienda o el enseñante (Ulp. XXIII ad ed. D.9,3,5,3). Igualmente, se
amplió el supuesto a las cosas que se arrojaban o derramaban de las naves encalladas en el puerto
y lesionaban un transeúnte, en cuyo caso la responsabilidad recaía sobre el magister navis (Paul.
XIX ad ed. D. 9,3,6,3). Véase Giménez-Candela (1990, pp. 79 y ss.); Serrao (2002, pp. 128 y ss.).
24 «Mas decimos que habita uno en casa o propia, o arrendada, o gratuita. Evidentemente, el huésped
no quedará obligado, porque no habitaba allí, sino que tan solo se hospedaba; pero es responsable
el que le hubiere dado hospedaje. Mas hay mucha diferencia entre un habitante y un huésped,
cuanta hay entre el que tiene domicilio y el pasajero» (Ulp. XXIII ad ed. D. 9,3,1,9).
25 «… a este es semejante el que en aquella parte por la que ordinariamente se suele pasar tiene
puesto o suspendido algo que, si cayere, puede causar daño a alguien» (Gai. III Aur. D. 44,7,5,5).
26 «Dice el pretor “en el cobertizo o alero del tejado, que dan sobre aquel lugar por el que vulgarmente
se transita, o donde la gente se detiene, nadie tenga puesta cosa alguna, cuya caída pueda causar
daño a alguien. Contra el que hiciere lo contrario daré acción por el hecho por diez sueldos, si se
dijera que lo hizo un esclavo ignorándolo su dueño, mandaré que a sea dado por noxa» (Ulp. XXIII
ad ed. D. 9,3,5,6).
27 «Asimismo, se considera que el capitán de una nave, o el hostelero, o el posadero está obligado por
un casi delito por razón del daño o el hurto que se hizo en la nave, o en el hostal, o en la posada,
si es que no hay delito alguno de él mismo, sino de alguien de aquellos con cuyo servicio explota
la nave, el hostal o la posada; porque no hallándose establecida contra él esta acción por virtud de
un contrato, y siendo en cierto modo reo de culpa, porque utiliza servicios de hombres malos, se
considera por lo mismo que está obligado por un casi delito» (Gai. III Aur. D. 44,7,5,6).
La mención a la llamada culpa in eligendo en el fragmento debe tenerse como una interpolación de
los compiladores, pues la responsabilidad del empresario era de carácter objetivo —bastaba que la
conducta la realizara una persona que estaba a su cargo—, pues solo de esta manera tendría una
razón de ser la concesión de esta acción por el pretor vista la multiplicidad de recursos procesales
de naturaleza contractual que tenía el huésped o viajero. Véase Coma Fort (1996, pp. 172 y ss.);
Giménez-Candela (1990, pp. 129 y ss.); Mattioli (2010, pp. 188 y ss.).
28 «Dice el pretor “si no restituyesen, daré acción contra ellos” dimana de este Edicto acción por el
hecho. Pero ha de verse si es acaso necesaria, porque por esta causa podrá reclamarse por acción
LU I S C A R LO S S Á N C H E Z H E R N Á N D E Z
civil. Si ciertamente hubiese mediado precio, también por la de locación o la de conducción; pero si
toda la nave hubiere sido dada en arriendo, el que la tomó alquilada puede demandar por la acción
de conducción también por las cosas que faltan; más si el marinero arrendó el transporte de las
cosas será demandado también por la acción de locación; pero si las cosas se hubieren recibido
gratuitamente, dice Pomponio que se pudo ejercitar la acción de depósito. Extraña, pues, por qué
se haya introducido la acción honoraria, cuando hay las civiles; a no ser, añade, que sea que el
pretor quisiera que esta clase de hombres procurase reprimir su improbidad, y porque en la locación
y conducción se presta la culpa, y en el depósito tan solo el dolo. Mas por este Edicto se obliga de
todos modos el que recibió, aunque sin culpa suya haya perecido la cosa, o se haya causado el daño,
a no ser que algo haya acontecido por desgracia inevitable. Por esto escribe Labeón, que, si alguna
cosa hubiere perecido por naufragio, o por fuerza de piratas, no era justo que se diera la excepción.
Lo mismo habrá de decirse también si en el mesón o en la venta hubiere ocurrido un caso de fuerza
mayor» (Ulp. XIV ad ed. D. 4,9,3,1).
En el mismo sentido, en materia de acción recepticia, afirmó Ulpiano: «Debe el capitán de la nave
responder del hecho de todos los marineros, ya sean libres, ya esclavos. Y no sin razón responde del
hecho de ellos, puesto que él los empleó a su riesgo; pero no responde de otro modo, que si el daño
hubiere sido causado en la misma nave…» (Ulp. XVIII ad ed. D. 4,9,7 pr.).
29 Ello se deduce, por un lado, de las interpolaciones halladas en los fragmentos del Digesto donde se
describían los supuestos edictales y, por otro lado, de la sistematización de estos supuestos en las
Instituciones de Justiniano (I.4,5,1-3), en donde se estructura la categoría de los cuasidelitos como
fuente autónoma de obligaciones, cuyo elemento diferenciador estaba en la ausencia del dolo y la
presencia de la culpa. Véase Cannata (1979, pp. 33 y ss.); Mattioli (2010, p. 272); Schipani (2009,
pp. 111 y ss.)
proviene, por regla general, de una conducta activa u omisiva del mismo
juez. Decimos por regla general puesto que, cuando el iudex era un filius
familias, la responsabilidad recaía en cabeza del pater solo hasta el límite
de su peculio (Ulp. XXI ad ed. D. 5,1,15 pr.); este caso, sin embargo,
no era el más frecuente31. Por lo tanto, no podía ser este el criterio que
distinguía estos ilícitos de los delitos.
30 Serrao (1963, pp. 26 y ss.) sostiene que tanto la responsabilidad de los nautas, caupones y
stabularios como la del habitator no derivaba de un criterio subjetivo de imputación, como el dolo o
la culpa, ni tampoco de una mera casualidad, sino de un criterio que el autor denomina el «riesgo de
actividad». El empresario o el habitator responden porque el hecho ilícito se verificaba en el ámbito de
la esfera económica de gestión o de disfrute del cual eran titulares, y porque el daño era ocasionado
por una persona con la cual normalmente existía una determinada relación jurídica. Por lo tanto, la
responsabilidad derivaba de la especial posición que ocupaba, sea en calidad de habitador y, por lo
tanto, detentador material de la habitación, o sea en calidad de titular de la actividad empresarial en
medio de la cual sucedió el ilícito.
31 Esta dificultad se ha tratado de superar, sin mayor éxito, mediante diversas teorías. Stojcevic (1957,
pp. 73 y ss.), por ejemplo, ha afirmado que el ilícito del juez tenía por efecto que él sustituyera
al sujeto originalmente obligado en la relación jurídica controvertida que se había sometido a su
decisión. Por lo tanto, el juez respondía por un hecho ajeno, es decir, por el hecho del sujeto que
habría resultado obligado si el juez hubiera dictado sentencia. Esta teoría, casi «fantasiosa», además
de carecer de todo sustento textual, tiene la siguiente dificultad: no puede sostenerse que haya una
efectiva sustitución de la parte obligacional, pues al juez se le reprocha una conducta procesal propia
—el incumplimiento de su deber de dictar sentencia—. Como consecuencia de ella, debe responder
frente a la parte lesionada mediante el pago de una pena pecuniaria. Sobre estas críticas, véase
Stein (1958, p. 369); Longo (1983, pp. 405 y ss.); Paricio (1987, p. 47).
33 Igualmente, algunos escolios de las Basílicas reflejan la continuidad que tuvo el pensamiento
postclásico en la comprensión bizantina de los cuasidelitos. Encontramos un escolio de Agioteodorita
(Bas. 60,11,1. Sch. 1.) en el cual, comentando el primer fragmento del título «De privatis delictis»,
el escoliasta, al catalogar cuáles eran los delitos privados, excluyó el damnum iniuria datum del
elenco y, en cambio, incluyó el dolum. Este hecho refleja que los bizantinos eran conscientes de
la incoherencia intrínseca en la nueva comprensión del cuasidelito y pretendieron consolidar la
sistematización de los delitos y cuasidelitos sobre la base de la contraposición entre el dolo y la
culpa-negligencia.
34 «Obligatio ex quasi delicto oriri dicitur quando non ex dolo malo, sed magis imperitia quodam et minus
provide delinquitur…» (Gl. ad I.4,5: Accursius, 1969).
35 Bartoli a Saxoferrato (1602), «De obligationibus quae ex quasi delicto nascontur», 6-7. Sobre este
particular, véase Stein (1958, p. 373).
36 La misma tendencia la encontramos en otro de los grandes exponentes del iusnaturalismo: Samuel
Pufendorf, en su obra De iure naturae et gentium. Véase Pufendorf (1757, pp. 3 y ss.).
37 Sin embargo, el jurista no desconocía la existencia de estas categorías, pues en sus Comentarios
al Digesto de Justiniano (Pandectes de Justinien Mises dans un nouvel orde de 1818) analizó cada
una de estas figuras romanas, tratándolas en el ámbito de «las obligaciones que nacen de varias
LU I S C A R LO S S Á N C H E Z H E R N Á N D E Z
especies de causas, p. e. del cuasicontrato y del cuasidelito» (lib. XLIV, tit. 6, §3). Sobre un análisis
conjunto de ambos textos, véase Schipani (2009, p. 118).
38 «Ciertas obligaciones se forman sin que intervenga ningún convenio, ni por parte de aquel que se
obliga, ni por parte de aquel hacia el cual está obligado.
[…] Las obligaciones que nacen de un hecho personal de quien se encuentra obligado, resultan de
los cuasicontratos, o de los delitos o cuasidelitos; constituyen la materia del presente título» (artículo
1370 del Código civil francés).
39 Treilhard (1936, p. 467), en la exposición de motivos del Code civil, explicó esta disposición
del siguiente modo: «aquel que con un propio acto causó un daño, está obligado a repararlo, y
esta obligación subsiste aun cuando no haya habido malicia alguna de su parte, sino solamente
negligencia o imprudencia; esta es una consecuencia necesaria de su délit o de su quasi-délit.
Y ofrecería él mismo reparar el daño, si fuese justo, como lo exigiría de otros si él hubiera sido quien
sufrió un daño».
40 «Si de una casa habitada por varias personas se arrojara agua o alguna otra cosa a un transeúnte
que le causara un daño. Todos los que viven en el apartamento son solidariamente responsables,
a menos que se conozca aquel que arrojó, en cuyo caso solo él estará obligado a reparar el daño»
(artículo 16).
«Los huéspedes que no habiten, sino que estén de paso en la casa de la cual se lanzó la cosa, no
están obligados por los daños, a menos que se pruebe que fue alguno de ellos quien la arrojó; sin
embargo, aquel que los hospedó será responsable» (artículo 17; Fenet, 1936, p. 455).
41 «Actas de la sesión del 2 de frimario del año XII – 24 de noviembre de 1803 […]. Los artículos 16 y
17 fueron discutidos. M. Moit afirmó que la enunciación del principio era suficiente; que los ejemplos
debían ser suprimidos. Los dos artículos fueron suprimidos» (Fenet, 1936, p. 456).
44 «Las obligaciones que se contraen sin convención, nacen o de la ley, o del hecho voluntario de
una de las partes. Las que nacen de la ley se expresan en ella. Si el hecho de que nacen es lícito,
constituye un cuasicontrato. Si el hecho es ilícito, y cometido con intención de dañar, constituye
un delito. Si el hecho es culpable, pero cometido sin intención de dañar, constituye un cuasidelito.
En este título se trata solamente de los cuasicontratos» (Código civil chileno, artículo 2284).
p. 396)45. Por lo tanto, sostiene esta doctrina que, mientras el Code civil
estableció una regla general de responsabilidad por el hecho de las cosas,
el Código chileno estableció tres casos específicos —a saber, el daño
causado por animales, el daño causado por la ruina de un edificio y el
293
daño causado por cosas que caen o se arrojan desde un edificio—. APROXIMACIÓN A
LA CATEGORÍA DEL
Sobre la naturaleza de la responsabilidad por «el hecho de una cosa que «CUASIDELITO» DEL
cae o se arroja de la parte superior de un edificio», sostiene Alessandri CÓDIGO DE ANDRÉS
(1983, p. 442) que el fundamento es el dolo o la culpa, en el cual «se BELLO A PARTIR DE
LAS OBLIGATIONES
presume han incurrido los habitantes de la parte del edificio de donde
QUASI EX DELICTO
cayó o se arrojó la cosa». Sin embargo, el autor diferencia, de un lado, si DEL DERECHO
la cosa cayó, caso en el cual se trata de un auténtico «hecho de la cosa», ROMANO CLÁSICO
y, de otro lado, si la cosa la arrojó alguien, caso en el cual se trata de la
responsabilidad por «el hecho del hombre». En ambos casos, sostiene el AN APPROACH TO
THE ANDRÉS BELLO
autor, la responsabilidad es «compleja», pues no recae sobre aquel que la CODE’S CATEGORY
arrojó, sino sobre aquel que habita el lugar. Otros autores, como Barros, OF «QUASI-
afirman que se trata de un supuesto de «responsabilidad estricta por el DELICT», FROM THE
hecho de las cosas» y, en consecuencia, «se advierte que en el primer PERSPECTIVE OF
caso se trata de una responsabilidad sin culpa o estricta, que se distribuye ROMAN CLASSICAL
entre todos quienes pudieron provocar el daño» (2007, p. 467)46. LAW’S OBLIGATIONES
QUASI EX DELICTO
II.2.2. El cuasidelito en el Código civil de Colombia
En Colombia fue adoptado el Código civil de Andrés Bello, por primera
vez, bajo el sistema federal, por el estado de Santander en 1858 y para
toda la Unión en 1873. Con la Constitución de 1886 y la abolición del
sistema federal, se adoptó por la ley 57 de 1887 como el Código civil de
la Nación el Código aprobado en 1873.
En materia de responsabilidad civil extracontractual, las normas del
Código civil colombiano son, en sustancia, las mismas del chileno.
La única modificación normativa se produjo durante el proceso de LU I S C A R LO S S Á N C H E Z H E R N Á N D E Z
adopción del Código chileno, y consistió en abandonar la expresión
«cuasidelito» y sustituirla por el vocablo «culpa». Así, en el artículo
1494 del Código colombiano —donde se establecen las fuentes de las
obligaciones—, se eliminó la referencia a los cuasidelitos, estableciendo
que «las obligaciones nacen, […] ya a consecuencia de un hecho que
45 En el mismo sentido, véase Barros (2007, pp. 212 y ss.) De hecho, encontramos que algunos
autores sostienen, de manera desafortunada, que este supuesto en el derecho romano era un
caso de responsabilidad por el hecho de las cosas. Así lo afirma, por ejemplo, Abeliuk: «El Derecho
Romano concibió únicamente la responsabilidad por el hecho de las cosas que actúan por si solas,
con total independencia, sin intervención del hombre, respondiendo el guardián de la cosa por su
falta al deber de vigilarla o tenerla en condiciones de buena conservación. Con semejante posición
reglamentó únicamente tres casos de responsabilidad presunta por acción de las cosas, los mismos
que contemplan nuestro Código […] fueron ellos […] c. los producidos por objetos que caen de los
edificios (actio de affusis et dejectis) [sic]» (2014 p. 335).
46 Otros autores, como Abeliuk, consideran que se trata de un supuesto de responsabilidad subjetiva,
afirmando lo siguiente: «Esta responsabilidad se funda en la manifiesta negligencia del que arroja un
objeto por la calle, o coloca cosas, como maceteros, que pueden caerse lesionando a un peatón»
(2014 p. 347). Empero, una interpretación de este tipo no tiene asidero ni en la tradición del instituto
ni en el detalle normativo.
Artículo 2284 Código ci- Artículo 2302 del Código Artículo 2302 del Código
vil chileno civil colombiano original civil colombiano subrogado
por el artículo 34 de la ley
57 de 1887
47 Velásquez realiza un ejercicio de comparación entre el Código civil chileno y el Código civil
colombiano con respecto a todas las normas que componen la materia de la responsabilidad
extracontractual, notando sus principales diferencias. Acerca del tema que nos ocupa, afirma el
autor lo siguiente: «Las diferencias más significativas entre los textos son las siguientes: el título del
Capítulo difiere. El texto colombiano usa la expresión “responsabilidad común por los delitos y las
culpas”, mientras que el chileno se limita a titularlo “de los delitos y los cuasidelitos”, omitiendo la
expresión “responsabilidad”. El empleo consistente de las expresiones delito y cuasidelito del Código
chileno, con la excepción única del art. 2332, que al hablar de la prescripción de las acciones empleó
las expresiones daño o dolo para referirse al delito y cuasidelito. Por su parte el texto colombiano
emplea la expresión culpa como sinónima de cuasidelito y en el articulado la usa consistentemente»
(2009, pp. 185 y ss.).
Una lectura del texto nos permite notar que Andrés Bello, en el Código
civil chileno, definió el delito como el ilícito cometido intencionalmente
y el cuasidelito como el hecho culpable no intencional. Luego, en
la versión original del Código adoptada por la ley 57 de 1887, que
295
correspondía al Código que regía en la Unión desde 1873, esta norma APROXIMACIÓN A
LA CATEGORÍA DEL
aparece modificada —probablemente con la finalidad de completar la «CUASIDELITO» DEL
tarea de sustitución de la expresión «cuasidelito» por la de «culpa»—. CÓDIGO DE ANDRÉS
No obstante, el resultado fue desafortunado, pues el cuasidelito quedo BELLO A PARTIR DE
definido como el ilícito que intencionalmente causa un daño, lo LAS OBLIGATIONES
cual era a todas luces inexacto. Por esta razón, el legislador de 1886 QUASI EX DELICTO
reformó el artículo 2302 con el fin de subsanar el yerro que contenía DEL DERECHO
esta disposición48. Para corregir la disposición, se adoptó nuevamente el ROMANO CLÁSICO
modelo original redactado por Andrés Bello, pero aclarando que —para AN APPROACH TO
efectos del Código colombiano— la expresión «cuasidelito» equivale a, THE ANDRÉS BELLO
y había sido sustituida por, la expresión «culpa». Así, la norma actual CODE’S CATEGORY
dispone que el daño causado por un hecho culpable no intencional es OF «QUASI-
un «cuasidelito o culpa». DELICT», FROM THE
PERSPECTIVE OF
Con todo, consideramos que la sustitución casi total de la expresión ROMAN CLASSICAL
«cuasidelito» por «culpa» no implica la desaparición del cuasidelito, LAW’S OBLIGATIONES
pues, a decir verdad, como lo hemos explicado a lo largo de este escrito, QUASI EX DELICTO
los cuasidelitos —como institutos jurídicos autónomos, surgidos en la
codificación justinianea—, siempre han estado vinculados a los actos
ilícitos que causan un daño con culpa. Por lo tanto, es factible que el
legislador colombiano pretendiera precisar, sin dejar lugar a dudas, que,
para efectos de nuestro derecho civil, el cuasidelito es cualquier hecho
culposo que causa un daño con independencia de que esté o no punido
por la ley49. Esto resulta particularmente evidente porque la doctrina
civilista colombiana acude recurrentemente a la expresión cuasidelito
en materia de responsabilidad extracontractual para referirse al daño
ocasionado mediante un hecho culposo. En este sentido, sostiene
LU I S C A R LO S S Á N C H E Z H E R N Á N D E Z
48 Sobre este particular, afirma González lo siguiente: «Pasando al Libro Cuarto de los Códigos chileno
y colombiano nos preguntamos cuál puede ser el origen de la distribución sistemática de las fuentes
de las obligaciones (art. 1437 C.c.ch.: art. 1494 C.c.c.). el primero considera que las obligaciones
nacen de los contratos o convenciones, de los cuasicontratos, de los delitos, de los cuasidelitos y
de la ley; el colombiano enumera como fuentes los contratos o convenciones, los cuasicontratos, los
delitos y la ley, ya que la noción de cuasidelito fue introducida por el artículo 34 de la ley 57 de 1887,
que adoptó el Código» (1986, pp. 155-156).
49 Consideramos que la razón por la cual en Colombia se sustituyó la expresión «cuasidelito» por
«culpa» —teniendo en cuenta el estudio histórico sobre las nociones de «delito» y «cuasidelito» del
chileno Barrientos (2009, pp. 30 y ss.)— podría radicar en el hecho de que, como lo demuestra el
autor, en la época de la promulgación del Código civil chileno estos dos conceptos estaban referidos
a los actos ilícitos que implicaban tanto la imposición de la obligación resarcitoria como de una pena
establecida en la ley —es decir, actos perseguibles criminalmente—. Sería en este sentido que el
codificador chileno los habría utilizado. En consecuencia, el legislador colombiano, consciente de
dicha realidad y probablemente porque en el argot jurídico colombiano de la época estos conceptos
tenían el mismo valor que en el derecho chileno, decidió sustituir la expresión «cuasidelito» por
aquella más general de «culpa», con la finalidad de dar claridad acerca del hecho de que la obligación
resarcitoria no solo nace del acto ilícito punido por la ley, sino de cualquier hecho intencional o
culposo que causa un daño a otro.
50 Así lo sostiene Tamayo Jaramillo: «la filosofía del codificador civil en lo relativo a la responsabilidad
extracontractual fue la de clasificar varias instituciones de acuerdo con el origen físico del daño.
En ese sentido, el artículo 2341 del Código Civil estableció la responsabilidad por los daños que en
forma personal e inmediata una persona le causa a otra; de su lado, en los artículos 2347 a 2349 del
Código Civil se establecieron las normas que regulan la responsabilidad por los daños causados por
las personas que tenemos bajo nuestro cuidado; finalmente, en los artículos 2350 a 2356 del Código
LU I S C A R LO S S Á N C H E Z H E R N Á N D E Z
Civil se consagraron las disposiciones que regulan la responsabilidad por los daños causados por
el hecho de las cosas o por las actividades peligrosas» (2007, p. 579). Véase también Montoya,
1977, p. 281.
51 Afirma Martínez Rave que en «la legislación francesa las cosas que caen de un edificio y que
ocasionan daños quedan incluidas en el tratamiento general que se da a la responsabilidad por el
hecho de las cosas (C.C. francés, art. 2384) [sic]. En Colombia se estableció una norma concreta
y específica para regular estas situaciones. El artículo 2355 del Código Civil dispone…» (Martínez
Rave & Martínez, 2003, p. 124). Montoya, luego de explicar el régimen francés, afirma que «entre
nosotros, la responsabilidad por el hecho de las cosas se la tiene como consecuencia de la teoría
del riesgo; no se admite descargo alguno y la presunción es de derecho. Así el art. 2355 de nuestro
Código Civil preceptúa…» (1977 p. 304).
52 Así se afirma en la sentencia del 12 de mayo de 1939: «El título XXXI V del libro cuarto del Código
Civil, consagrado a dar normas sobre la responsabilidad común por los delitos y culpas, divídase
por materias en tres partes: la primera, que son los artículos 2341 y 2345, contiene los principios
directores de la responsabilidad delictual y cuasidelictual del hecho personal; la segunda, constituida
por los artículos 2346, 2347, 2348, 2349 y 2352, regula todo lo relativo a la misma responsabilidad
por el hecho de personas, que están bajo el cuidado o dependencia de otro; y la tercera, agrupada
bajo los artículos 2350, 2351, 2353, 2354, 2355 y 2356, se refiere a la responsabilidad por el hecho
de las cosas animadas e inanimadas». En el mismo sentido, pueden consultarse las siguientes
sentencias: 18 de noviembre de 1940; 17 de noviembre de 1943; 17 de diciembre de 1943; 17 de
mayo de 2011.
53 Gallo (1973, pp. 202 y ss.) afirma que posiblemente esta transformación fue favorecida por una
incomprensión de los compiladores de la doctrina de Gayo: en efecto, para el jurista clásico, en los
supuestos incluidos en las variae causarum figurae, los sujetos resultaban non proprie ex contractu
o ex delictum obligati; sin embargo, resultaban obligados quasi ex contractu o ex delicto, queriendo
decir que tales supuestos no presentaban el proprium de los contratos o de los delitos, pero eran
tratados como si lo fuesen. En cambio, los justinianeos comprendieron «non proprie» y «quasi» como
dos expresiones sinónimas, en el sentido de «no propiamente», «no exactamente», «no del todo» o
«casi». Así lo usaron en la Compilación. Por lo tanto, mientras en la construcción de Gayo el jurista
pretendió determinar el tratamiento jurídico para las obligaciones surgidas de estos supuestos, en
la Compilación de Justiniano la diferenciación se trasladó al plano de las causae que las producían,
erigiéndose como fuentes en sí mismas.
REFERENCIAS
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Erasmiana.
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Codice civile. En Studi di diritto romano III (pp. 71-94). Milán: Giuffrè.
Albertario, E. (1936b). Delictum e crimen. En Studi di diritto romano III (pp. 141-
195). Milán: Giuffrè.
54 Una importante potencialidad de estos supuestos del derecho romano para la estructuración de un
régimen de responsabilidad objetivo en el derecho moderno la sostiene también Giménez-Candela:
«La responsabilidad objetiva aparece, pues, en los actuales sistemas jurídicos como un conjunto
heterogéneo de manifestaciones de protección a las víctimas de eventos dañosos, ocurridos fuera
de los cauces tradicionales de atribución de la responsabilidad; la ausencia de una sistematización
impide trazar por ahora una regulación unitaria, solo podría pretenderse formular ahora algunas
líneas de base que permitan en el futuro orientar una eventual unificación. Entre los cauces por
donde podría discurrir dicha unificación, debería situarse […] [p]or último la creación de un repertorio
comparado de sentencias de tribunales de distintos países en materia de responsabilidad objetiva
[…] la organización de dicho repertorio podría tener como base las figuras históricas que han
impulsado la creación del nuevo concepto de responsabilidad objetiva, y que encuentran acogida
en la mayoría de los países, es decir los supuestos referibles a los edictos de effusis vel deiectis y
de suggundis, así como el receptum nautarum, de donde nace la regulación de la responsabilidad
por dependientes o subordinados de los empresarios y la responsabilidad objetiva del propio Estado.
Deberían incluirse, así mismo, los daños causados por animales y los que derivan de la creación de
una situación especial de peligro» (1999, p. 129).
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Recibido: 15/01/2019
Aprobado: 17/05/2019
LU I S C A R LO S S Á N C H E Z H E R N Á N D E Z
Palabras clave: teoría de las normas, teoría de los principios, Ronald Dworkin,
Robert Alexy, Manuel Atienza y Juan Ruiz Manero, Jan Sieckmann
Abstract: This work aims to reconstruct the state of the art in the field of
the theory of principles, understanding by this an analytical theory oriented
to explain the logical structure of this kind of norms. We aim to corroborate
two hypotheses. The first one states that the classificatory difference’s
thesis between principles and rules has not been refuted by any argument
or counterexample so far. The second one claims that, notwithstanding the
foregoing, the question about how the concept and structure of principles
should be represented remains unanswered.
1 Esta teoría es sostenida por Dworkin en el marco de un «ataque general al positivismo jurídico»
(Dworkin, 1997, pp. 38 y ss.). Sin embargo, es posible dudar de su plausibilidad. En primer
F E D E R I C O D E FA Z I O
lugar, porque nada impide que los principios puedan ser identificados por medio de los criterios
proporcionados por una regla de reconocimiento (Carrió, 1996, p. 228; Hart, 1997, pp. 125 y ss.;
MacCormick, 1974; Raz, 1972, p. 828). En segundo lugar, porque la verificación empírica de que los
jueces y abogados utilizan proposiciones referidas a principios en el marco de sus razonamientos
no permite corroborar, sin más, que estos formen parte del sistema jurídico (Nino, 1985, p. 156; Raz,
1972, p. 844). Por lo demás, se trata de un debate que aún despierta intensas polémicas. Así, es
posible hallar autores que brindan réplicas interesantes en torno a estas dos objeciones (Alexy, 1992,
pp. 117 y ss.; Cianciardo, 2008, pp. 33 y ss.).
2 Esta teoría se encuentra representada, principalmente, por las investigaciones de Robert Alexy
(1986, pp. 71 y ss. y 1995), Manuel Atienza y Juan Ruiz Manero (1996, pp. 23 y ss.), y Jan Sieckmann
(1990, pp. 52-85, 2006, pp. 13-114 y 2008, pp. 19-64).
3 A este respecto pueden consultarse las siguientes investigaciones: Barak (2012), Bernal Pulido
(2003) y Borowski (1997).
la regla estatutaria que prescribe que todo testamento firmado por tres
4 Algunos antecedentes de autores que han hecho uso de esta terminología pueden ser consultados
en Esser (1956), Heller (2014) y Larenz (1994).
5 Ejemplos de tesis débiles en razón del grado de generalidad semántica de las normas pueden
encontrarse en Hart (1997, p. 199) y Raz (1972, p. 838).
6 Ejemplos al respecto se encuentran en Alexy (1986, p. 77), Atienza y Ruiz Manero (1996, p. 29),
Dworkin (1997, p. 40) y Sieckmann (1990, p. 53).
7 Este artículo se encuentra compilado en Dworkin (1997, pp. 29-64). Posteriormente, Dworkin ha
modificado parcialmente esta terminología (1986).
8 El término «lógica» debe ser entendido en este contexto en un sentido amplio, es decir, no
necesariamente vinculado al estudio de la forma de los razonamientos deductivos.
otro principio en los casos de usucapión (p. 42). Empero, estos ejemplos
en contrario no pueden ser vistos como excepciones que deberían
integrar enunciados proposicionales más extensos, ya que no pueden ser
enumerados o previstos de antemano ni siquiera en teoría (p. 42).
309
TEORÍA DE LOS
II.1.2. Objeciones PRINCIPIOS:
El establecimiento de una distinción «de clase» entre principios y reglas FORTALEZAS Y
sobre la base del criterio de individualización —el cual indica que DEBILIDADES
solamente estas últimas son aplicables a la manera todo-o-nada— ha THEORY OF THE
sido blanco de dos objeciones principales. PRINCIPLES:
STRENGTHS AND
La primera objeción es de índole metodológica y señala que, si se WEAKNESSES
acepta que todas las reglas, incluso las más específicas, poseen «textura
abierta» (Hart, 2007, p. 159), entonces parece empíricamente imposible
conocer y enumerar todas sus excepciones de antemano (Carrió, 1996,
p. 226). La segunda objeción es aún más lapidaria que la anterior y está
relacionada con la estructura de los sistemas jurídicos. Si se asume,
como Dworkin lo hace, que los sistemas jurídicos están compuestos
no solo por un primer nivel conformado por reglas, sino también por
un segundo nivel integrado por principios, entonces las excepciones
a las reglas no pueden ser tampoco enumeradas ni siquiera en teoría
(Alexy, 1995, p. 190; Hart, 1997, p. 122). En efecto, nada impediría
que resulte añadida una nueva cláusula de excepción a una regla como
resultado de ponderación entre el principio que le subyace y un principio
contrapuesto que exhiba mayor importancia en relación con el caso
concreto que se presenta (Alexy, 1995, p. 190). Precisamente, esto es lo
que sucedió en el caso Riggs vs. Palmer.
Como puede notarse, las dos objeciones presentadas refutan la tesis que
indica que las reglas siempre resultan aplicables a la manera todo-o-
nada. En efecto, el hecho de que las reglas posean textura abierta y que,
además, puedan acoger cláusulas de excepción imprevistas en razón de
los principios, excluye la posibilidad de que estas siempre determinen
concluyentemente la solución de los casos que caen dentro de su
supuesto de hecho. Siendo así, debe admitirse que este primer criterio de
individualización sugerido por Dworkin no logra justificar la existencia
de una diferencia clasificatoria entre principios y reglas. Por lo tanto,
debe ser descartado.
F E D E R I C O D E FA Z I O
9 En este sentido, Afonso da Silva comenta que el agregado de una cláusula de excepción es una
declaración parcial de invalidez (2002, p. 46).
10 Jan Sieckmann sostiene, con razón, que la objeción de Raz conduce a la paradójica situación de que,
mientras los teóricos del principialismo terminan defendiendo la existencia de reglas, sus objetores
se resignan a concebir el derecho como un modelo puro de principios y ponderación (2011, p. 46).
11 En este sentido, señala Hart que «la vida del derecho consiste en muy gran medida en la orientación
o guía, tanto de los funcionarios como de los particulares, mediante reglas determinadas que, a
diferencia de la aplicación de standards variables, no exigen de aquellos una nueva valoración caso
a caso» (2007, p. 168).
12 La norma que ordena cerrar la puerta es categórica, porque sus condiciones de aplicación (que
haya una puerta, que esté abierta, etcétera) se infieren directamente del contenido de la norma.
En cambio, la norma que ordena cerrar la puerta, si es que llueve, es hipotética, ya que prevé una
condición adicional que no se infiere de su contenido (que llueva) (Nino, 1980, p. 76).
13 Este primer ejemplo es tomado de Lopera Mesa (2004, p. 232).
14 Esto, finalmente, es reconocido por el propio Alexy en un escrito posterior (Alexy, 2010, pp. 40-68).
(1) O VALDEF N
Y así sucesivamente.
De un modo más resumido, la reiteración infinita de mandatos de
validez puede ser simbolizada así:
321
TEORÍA DE LOS
(4) … O VALDEF N PRINCIPIOS:
FORTALEZAS Y
Ahora bien, tampoco la teoría de los argumentos normativos se encuentra DEBILIDADES
exenta de críticas. Una primera objeción ha sido planteada por Robert THEORY OF THE
Alexy. Alexy coincide con Sieckmann en que la representación PRINCIPLES:
estructural de los argumentos normativos no puede comenzar con el STRENGTHS AND
operador deóntico del mandato «O» ni con el predicado de su validez WEAKNESSES
definitiva «VALdef». Así, por un lado, si comenzara con el operador
«O», entonces no se trataría de nada diferente a una norma en su
puro sentido semántico, es decir, sin ninguna referencia con respecto
a su validez (Alexy, 2003, p. 114). Esto no permitiría dar cuenta de
su normatividad (2003, p. 116). Pero, por otro lado, tampoco podría
comenzar con el predicado de su validez definitiva «VALdef», porque
en ese caso se convertiría en una norma definitiva o regla. La salida
propuesta por Sieckmann es una oscilación entre «O» y «VALdef» que
se reitera infinitamente. Sin embargo, sostiene Alexy, esto no representa
una aclaración positiva acerca de qué son los principios. Solamente
nos dice algo que ya se sabía: que los principios no son normas en
sentido puramente semántico ni normas con validez definitiva (p. 117).
Sieckmann, a su vez, ha dado una respuesta a esta objeción. Aduce que
Alexy se vale de un argumento del hombre de paja (Sieckmann, 2014,
p. 194), ya que reemplaza una concepción que entiende a los argumentos
normativos como requerimientos que poseen una estructura infinita
de mandatos de validez por otra concepción que los concibe como
una «oscilación» entre dos estructuras finitas (2014, p. 194). Pero esto
constituye una interpretación falaz, ya que a partir de dos estructuras
finitas no puede deducirse una estructura infinita (p. 194).
Una segunda objeción que puede hacerse en contra de la teoría de los
argumentos normativos es que su estructura como mandatos de validez
reiterados conduce a un interminable regreso al infinito. Esto es, sin
dudas, cierto. Sin embargo, de acuerdo con Sieckmann, no representa
un problema, puesto que la función argumentativa de los argumentos
F E D E R I C O D E FA Z I O
I V. C O N C LU S I O N E S
Este trabajo tuvo el propósito de reconstruir un estado de la cuestión
acerca de la teoría de los principios, entendida como una teoría analítica
destinada a explicar las propiedades estructurales de esta clase de las
F E D E R I C O D E FA Z I O
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F E D E R I C O D E FA Z I O
F E D E R I C O D E FA Z I O
* Una versión preliminar del presente documento fue expuesta en las Jornadas Nacionales de Filosofía
del Derecho del año 2017, organizadas por la Sociedad Chilena de Filosofía Jurídica y Social. Quedo
muy agradecido con Álvaro Núñez Vaquero, María Cristina Redondo y Alí Lozada Prado por sus
comentarios a versiones previas de este trabajo. También deseo agradecer a los asistentes de las
indicadas Jornadas por sus observaciones y críticas.
** Doctorando y becario de la Universidad Austral de Chile.
Código ORCID: 0000-0002-4662-2919 Correo: garciayzaguirre@gmail.com
330 I. INTRODUCCIÓN
La determinación del contenido de los derechos, la pregunta de qué
se debe hacer cuando estos entran en conflicto y el problema de cuál
es el rol de las decisiones pasadas que solucionan dichas controversias
constituyen temas abiertos de continuo debate. Se trata de materias
relevantes tanto para cada uno de nosotros —pues aluden a qué
podemos hacer— como para la justicia constitucional —en cuanto se
refieren a la forma en que los jueces deben decidir—. Este ámbito de
intereses, sumamente complejo por interrelacionar diversos conceptos,
requiere precisión respecto de qué es lo que hacemos cuando decidimos
sobre un conflicto entre derechos. Asimismo, es necesario aclarar si es
posible diseñar soluciones universales y atemporales o si siempre serán
ad hoc con respecto a cada caso concreto.
Al respecto, mediante el presente trabajo pretendo reconstruir y
criticar la propuesta de José Juan Moreso en torno al especificacionismo
universalista contextualista como método de solución de conflictos entre
principios, con el objetivo de mostrar sus problemas metodológicos y
límites. Principalmente, me concentraré en identificar si esta propuesta
consigue o no producir normas inderrotables; asimismo, buscaré
determinar si aporta un mecanismo adecuado para la selección de
propiedades relevantes para la construcción de antecedentes de normas
y si sus resultados son capaces o no de generar normas que permitan
justificar decisiones jurisdiccionales.
La propuesta de Moreso, contenida en diversos artículos (2009, 2015,
2017, 2016)1, tiene por objeto formular un método de solución de
conflictos entre principios que evite las críticas (o la mayoría de estas)
que se suele formular a las concepciones particularistas de la aplicación
del derecho. Para los fines de este documento, diferenciaré —siguiendo la
propuesta de David Martínez Zorrilla (2009, pp. 119-120)— los aspectos
conceptuales (qué se entiende por especificación), metodológicos (cómo
JOSÉ VÍC TOR GARCÍA YZAGUIRRE
1 Cabe resaltar que esta propuesta es correlativa a las propuestas especificacionistas de Richardson
(1990) y Shafer-Landau (1995).
2 La manera en que debemos entender la racionalidad es un asunto controvertido. Una primera forma
de entender la racionalidad práctica consiste en suponer que esta implica justificar una determinada
acción indicando el principio subyacente que, en el caso concreto, requiere realizar una determinada
acción. En caso de que existiesen acciones posibles contradictorias —lo que se traduce en dos
principios en conflicto (cada uno de los cuales justificaría acciones incompatibles)—, aludir a
cada uno de estos principios sería insuficiente para dar una conclusión racionalmente sustentada
respecto a qué hacer. En segundo lugar, podemos entender que la racionalidad práctica consiste
en determinar la norma individual que establece una conducta normativa específica para un caso
individual. Para ello, se debe mostrar como dicho caso individual es una instancia del caso genérico
previsto por dicha norma. En otros términos, es posible entender la racionalidad práctica como
subsunción (Moreso, 2009, pp. 51-2). Sobre esto volveré en el texto.
3 En un sentido similar, Silvina Álvarez explica este tipo de conflictos en los siguientes términos:
«los derechos interfieren entre sí cuando no es posible para A ejercer su derecho sin afectar
negativamente, restringir o perjudicar de algún modo el derecho de B. Pero los conflictos
también pueden surgir cuando una misma persona no puede realizar plenamente dos derechos
fundamentales distintos». Así, los conflictos de derechos «se pueden clasificar —de manera similar
a las clasificaciones de los conflictos morales— según que pongan de relieve pretensiones distintas
respecto de un mismo derecho (conflictos intra-derechos: el derecho a la vida de A y el derecho a la
vida de B) o pretensiones concretas de derechos distintos (conflictos inter-derechos: el derecho a la
libertad de expresión de A y el derecho al honor de B)» (Álvarez, 2011, p. 100).
4 Más adelante, Moreso señala que los principios son todas aquellas normas con condiciones de
aplicación abiertas; a diferencia de estas, las reglas poseen condiciones de aplicación clausuradas
(Moreso, 2009, p. 315). Esta segunda definición puede ser entendida, reconstruyendo a Moreso en
su mejor versión, como coincidente con la primera versión ofrecida.
5 Así, la subsunción equivale a «establecer que un caso determinado es una instancia de un caso más
general» (Moreso, 2002, p. 230).
6 En relación con a), los razonamientos monotónicos son aquellos en los que, si se le agrega a un
argumento una o más premisas distintas que no generan contradicción lógica, la conclusión sigue
siendo la misma. En cambio, un razonamiento no monotónico opera con condiciones derrotables
—esto es, normas cuyo antecedente es únicamente una condición contribuyente para el consecuente;
es decir, una condición necesaria de una condición suficiente— (Moreso, 2016, p. 4).
Los razonamientos monotónicos son los que caracterizan a la concepción subsuntiva, la cual
considera que la aplicación del derecho está regida por la aplicación de la ley del refuerzo del
antecedente (cumplida una propiedad suficiente del antecedente, todas las propiedades que se le
agreguen serán irrelevantes para la consecuencia, siempre que no contradigan dicha propiedad)
y de la regla de inferencia modus ponens (en el escenario en el que exista la afirmación de un
antecedente, se deduce lógicamente su consecuente). En el caso de los condicionales derrotables,
ninguna de estas reglas se aplica (Moreso, 2009, p. 274): en estos, una propiedad nueva que aporte
el caso, dependiendo del intérprete, puede derrotar el deber de aplicar una consecuencia normativa.
7 La propuesta surge de Shafer-Landau, quien sostuvo que, cuando los derechos entren en conflicto
con otros, podemos resolver esta tensión reduciendo su alcance o su fuerza. Para dicho autor, la
mejor resolución de este tipo de casos es retener la máxima fuerza posible, a la par que se reduce
el alcance de los derechos mediante la introducción de cláusulas de excepción (Shafer-Landau,
1995, p. 225).
I I I . M E T O D O L O G Í A D E L E S P E C I F I C A C I O N I S M O
III.1. Propuesta inicial de Moreso
La propuesta inicial de Moreso para generar una metodología subsuntiva
de resolución de conflictos entre principios constitucionales parte de
considerar las siguientes distinciones entre normas (Moreso, 2009,
pp. 274 y ss.):
1. Normas condicionales e incondicionales (NC y NIC)
2. Normas derrotables y no derrotables (ND y NND)
10 Sin ir muy lejos, los criterios de solución de antinomias entre reglas (lex posterior, lex superior y
lex specialis) han sido formulados a partir de razones diferentes entre sí, no reducibles a un único
principio (tampoco lo sería el criterio de solución que tendríamos que utilizar para resolver un conflicto
entre estos criterios). Asimismo, tampoco parece plausible pensar que todas las jerarquías creadas
entre normas se basan en un solo principio.
11 Moreso precisa que entiende la diferencia entre normas condicionales e incondicionales de la forma
en que von Wright diferenció entre normas categóricas y normas hipotéticas. Por norma incondicional
se entiende una norma categórica —es decir, una norma cuya condición de acción es la oportunidad
para hacer aquello que está prescrito por la norma (la norma debe aplicarse cada vez que sea posible
hacerlo)—. En este sentido, conociendo el contenido de la norma sabemos, a la vez, la condición
de aplicación. Como bien ejemplifica von Wright, una norma de este tipo es «cierra la ventana»: el
ámbito de aplicación será cada vez que una ventana esté abierta. En cambio, por norma condicional
se entiende una norma hipotética —esto es, aquella cuya condición de aplicación no se deriva,
únicamente, de su contenido, pues posee alguna condición adicional—. Siguiendo con el ejemplo,
una norma condicional sería «si empieza a llover, entonces cierra la ventana». Véase von Wright
(1970, p. 91).
12 Conforme anotábamos líneas arriba, para resolver este caso mediante el mecanismo de la
especificación debemos partir por tratar estas normas como derrotables.
13 En el ejemplo que propone Moreso, él considera que publicar la noticia verdadera de que un
ministro del gobierno ha recibido un soborno por parte de una empresa para obtener un derecho
administrativo es, siempre, un caso en el que la libertad de información desplaza al derecho al honor.
Como bien lo expone, «la admisibilidad de la reconstrucción depende, entonces, de su capacidad
de dar cuenta de los casos paradigmáticos. Las dudas sobre cómo ordenar los principios en casos
de conflicto ocurren en un trasfondo, a menudo inarticulado, en el cual intuitivamente acordamos
en la solución de tales conflictos para determinados casos que, de alguna manera, son obvios para
nosotros» (Moreso, 2009, p. 272).
14 Los casos paradigmáticos pueden ser hipotéticos (imaginarios) o reales. Si son hipotéticos, ello
quiere decir que son casos individuales de un mundo posible distinto al mundo real (pero dicho
mundo posible posee los mismos objetos espacio-temporales que el mundo real). La diferencia entre
lo real y lo imaginario radica en que lo imaginario es la descripción de propiedades o de objetos que
son referencias de las descripciones —es decir, casos inventados o falsos—. Si son reales, estos son
casos ya ocurridos (Moreso, 2009, p. 289).
15 Esta es la forma en que Moreso comprende el contenido esencial de los derechos, como supuestos
paradigmáticos que delimitan como debe ser entendido un derecho (Moreso, 2009, p. 329).
+ + Caso 1: p ^ q ¬Ox -
+ - Caso 2: p ^ ¬q - Ox
- + Caso 3: ¬p ^ q - Ox
JOSÉ VÍC TOR GARCÍA YZAGUIRRE
- - Caso 4: ¬p ^ ¬q - Ox
16 Se trata de conjuntos de propiedades que son lógicamente disyuntivas (todo elemento del universo
del discurso tiene necesariamente alguna de las propiedades del conjunto de propiedades),
lógicamente excluyentes (cada conjunto se excluye de otro por razón de incompatibilidad) y no
lógicamente imposibles (Alchourrón & Bulygin, 2012, p. 41).
17 En este punto sigo la distinción formulada por Alchourrón y Bulygin: por tesis de relevancia se da
cuenta del conjunto de todas las propiedades relevantes. En cambio, por hipótesis de relevancia se
da cuenta del conjunto de propiedades que, según un determinado operador jurídico, deberían ser
relevantes (Alchourrón & Bulygin, 2012, p. 152).
18 Para efectos del ejemplo empleado, podría plantearse que no es necesario que exista una
declaración de la condición abortiva por una autoridad del sector salud. Para los fines en cuestión,
solo es necesario que la posibilidad de dicha consecuencia sea suficiente a partir de una creencia
generalizada (generalización demostrada a partir de encuestas que demuestren que una mayoría
simple así lo cree).
19 Para Moreso, los modelos particularistas «no permiten ni prever lo que los órganos de aplicación
del derecho decidirán en los casos de conflictos entre principios constitucionales que establecen
derechos fundamentales, ni menos aún someter a crítica racional y articulada sus decisiones» (2009,
pp. 58-59).
20 Se deja a las normas expuestas a la posibilidad de experiencias recalcitrantes, las cuales pueden
generarse en dos supuestos: a) supuesto supraincluyente, casos en los cuales las razones
subyacentes no tienen aplicación a la premisa fáctica del caso; o b) supuesto infraincluyente, casos
en los que la justificación no ha comprendido propiedades que podrían contribuir a la solución de
casos individuales —en otros términos, cuando no se incorporan supuestos en los que esta sí
debiera ser aplicable—.
21 En palabras de Celano, «lo que nos importa es, ante todo, la composición y articulación de los
valores expresados por los principios constitucionales en un marco coherente, razonablemente
pormenorizado, que no contradiga nuestras intuiciones morales, y que esté en condiciones de
proporcionar directivas precisas de conducta que permitan garantizar la optimización de todos y
cada uno de los valores en cuestión respecto de los demás» (2009, p. 239).
Ello, en síntesis, por las siguientes tres razones. (a) En primer lugar,
según Moreso, los deberes revisados (aquellos obtenidos por la revisión,
es decir, por la especificación del antecedente de un deber revisable o
derrotable) operan como condicionales estrictos, esto es, inderrotables.
343
Si esto fuese así, aquellos casos en los que dichos deberes revisados CONFLICTOS
ENTRE PRINCIPIOS:
entren en contradicción con otros principios llevarían a conflictos sin DESCRIPCIÓN
solución —y, de ser el caso, a resultados éticamente inaceptables—. Y CRÍTICA DE
Por ello, para evitarlo, tendríamos que entender los deberes revisados LA TEORÍA
como derrotables. (b) La fuente de la revisión (derrotabilidad) surge de ESPECIFICACIONISTA
haberle atribuido relevancia a los razonamientos morales y del hecho
CONFLICTS
de que las razones morales nos sirven como sustento para precisar el BETWEEN
antecedente. Si esto es así, ello nos induce siempre a entender y tratar a PRINCIPLES:
los deberes como revisables22. Por lo tanto, no sería coherente asumir un DESCRIPTION AND
deber inderrotable. (c) Finalmente, no existe razón que impida que las CRITICISM OF THE
mismas u otras razones por las cuales consideramos a un deber revisable SPECIFICATION
sean aplicables a los resultados de la revisión. En breve, la propuesta de THEORY
Moreso no consigue demostrar que los resultados de la revisión de la
norma sea normas inderrotables (ya que siempre podrán ser revisadas
nuevamente).
Celano, además, plantea con precisión un problema de consistencia en la
teoría. Pensemos en el escenario en el que el aplicador del derecho tenga
una hipótesis de relevancia que pretenda variar la tesis de relevancia del
sistema normativo —es decir, cuando quiera modificar por lo menos una
propiedad del caso genérico (ello porque considera que el conjunto de
propiedades elegidas era incompleto)—. En dicho escenario, la propuesta
de metodología que venimos abordando indica que el aplicador del
derecho puede realizar un distinguish. Es decir, para resolver este tipo de
casos, no se empleará el sistema de normas previamente creado, sino
que se empleará uno nuevo, con más propiedades relevantes.
Al haber introducido la posibilidad del distinguishing, se habilita que
JOSÉ VÍC TOR GARCÍA YZAGUIRRE
quien resuelva pueda tener una nueva tesis de relevancia —es decir,
no se constituye una revisión estable—. En efecto, al quedar abierta
la posibilidad de que aparezcan circunstancias en las que de la
condición prevista no se siga la consecuencia normativa, estas operarán,
precisamente, como defeaters del deber revisado. En otros términos,
no será efectiva la ley del refuerzo del antecedente (será una revisión
inestable)23.
22 «Lo que nos importa es, ante todo, la composición y articulación de los valores expresados por
los principios constitucionales en un marco coherente, razonablemente pormenorizado, que no
contradiga nuestras intuiciones morales, y que esté en condiciones de proporcionar directivas
precisas de conducta, que permitan garantizar la optimización de todos y cada uno de los valores en
cuestión respecto de los demás» (Celano, 2009, p. 239).
23 En palabras de Celano, «la afirmación de Moreso implica, por tanto, que, dado un (presunto) DR, sea
el que sea, fruto de la revisión de un DD queda abierta la posibilidad de que aparezcan circunstancias
en las que dada la condición prevista no se sigue la consecuencia normativa» (2009, pp. 243-244).
24 Cabe resaltar que, inicialmente, Moreso esgrimió una defensa sosteniendo que usar el distinguish
—como mecanismo por el que se incorporaba o eliminaba una propiedad relevante— solo implicaba
que el aplicador del derecho había asumido, valorativamente, que la tesis de relevancia del universo
de casos era inadecuada y, por ello, era necesario ser más fino. Sin embargo, esto puede implicar
que entre la tesis de relevancia y la hipótesis de relevancia igual existan casos resueltos de la misma
manera —autorizando, en nuestro ejemplo, la no venta de los indicados productos—. De esta manera,
en algunos casos resultará posible decir que se decidió bien. A la vez, se puede ir afinando el universo
de casos (generando universos de casos más finos), hasta alcanzar el universo de casos definitivo,
producto de la tesis de relevancia última —es decir, dicha tesis sí existe, pero hay indeterminación
en torno a si incluye o no una propiedad— (Moreso, 2009, p. 288). Esta defensa fue posteriormente
abandonada. Como bien indicaría posteriormente Moreso, «podríamos tratar de generar un conjunto
coherente de reglas condicionales no-derrotables tratando de especificar todas las circunstancias
posibles. No obstante, incluso si esta es una posibilidad conceptual —que no lo creo—, llevarla a
cabo sería una tarea enormemente compleja, para no mencionar el hecho de que dicho conjunto se
convertiría en una serie de reglas inmanejable e incapaz de guiar el comportamiento, y la aplicación
judicial del derecho requiere la justificación de las decisiones individuales mediante reglas, principios
o pautas aptas para guiar el comportamiento de los jueces» (2016, p. 4).
27 Las reglas obtenidas por la metodología indicada serían solo aplicables en los casos que poseen
dichas propiedades. Cuando en un caso existe una circunstancia diferente, es sensato diseñar una
nueva codificación con una nueva propiedad. En términos de Moreso: «debemos admitir que no
hay una forma estable de llevar a cabo la revisión de todas nuestras generalizaciones derrotables
y transformarlas en generalizaciones concluyentes. La idea de que somos capaces de fijar todas
las propiedades naturales relevantes en una forma exhaustiva es nada más que una ilusión: las
combinaciones posibles de las propiedades potencialmente relevantes no pueden ser agotada»
(2016, p. 12), Por lo tanto, el especificacionismo universal no es alcanzable, aunque sí lo es un
especificacionismo universal contextual.
admisible considerar una noción de regla «fuerte» —es decir, una norma
compuesta por un antecedente irrevisable que se aplique en todo o en
nada—. En este sentido, en efecto, no es una distinción estructural.
347
El punto esclarecedor de la noción de derrotabilidad de las reglas y de CONFLICTOS
los principios es, más bien, operativo. En efecto, esta noción aclara, ENTRE PRINCIPIOS:
desde una concepción subsuntivista del derecho, el modo en que se DESCRIPCIÓN
puede reducir el ámbito de aplicación de normas y las razones por las Y CRÍTICA DE
cuales podemos hacerlo. Pero, además de eso, hay un punto de fondo LA TEORÍA
ESPECIFICACIONISTA
relevante: ¿con qué tipo de normas podemos hacer juicios deductivos?
CONFLICTS
Si asumimos una concepción particularista, como hemos visto, se BETWEEN
asumiría que todas las normas están estructuradas con condicionales PRINCIPLES:
derrotables —es decir, que su antecedente está compuesto por DESCRIPTION AND
condiciones que no son suficientes—. Ello impediría la aplicación del CRITICISM OF THE
refuerzo del antecedente y, por ende, del modus ponens. Esto despojaría, SPECIFICATION
bajo una concepción subsuntivista, de cualquier poder inferencial a este THEORY
tipo de normas, por lo que no podríamos utilizarlas en un silogismo.
En cambio, la tesis de Moreso sostiene que el resultado de las revisiones
son normas que deben ser tratadas como normas compuestas con
condicionales inderrotables —es decir, con un antecedente compuesto
por condiciones suficientes (lo cual permite aplicar el refuerzo del
antecedente y del modus ponens)—. Esto permitiría hacer inferencias
normativas con estas normas: es decir, pueden operar como premisa
normativa en un silogismo. Sin embargo, lo dicho no equivale a
negar que puede que tengamos que volver a revisar el contenido del
antecedente de esta norma en el futuro.
28 Estos casos «constituyen el trasfondo inarticulado en el cual el razonamiento práctico tiene lugar»
(Moreso, 2017, p. 211). Al afirmar eso, Moreso remite a Juan Carlos Bayón y su discusión sobre
JOSÉ VÍC TOR GARCÍA YZAGUIRRE
En efecto, para este autor, las virtudes conducen al saber práctico32 —en
nuestro caso, a que el sujeto pueda comprender cuándo la elección de
una propiedad es adecuada o inadecuada para construir, con pretensión
de exhaustividad, un caso genérico—. De esta forma, la fiabilidad de
351
los medios para obtener creencias justificadas está entrelazada con la CONFLICTOS
ENTRE PRINCIPIOS:
responsabilidad del agente que toma decisiones. DESCRIPCIÓN
En el derecho, esta fiabilidad de los medios para obtener creencias Y CRÍTICA DE
justificadas, bajo la perspectiva de una racionalidad práctica basada en LA TEORÍA
ESPECIFICACIONISTA
la subsunción, está relacionada con la idea de una pauta universal y
aplicable que correlaciona el caso individual a una solución normativa CONFLICTS
prevista en un caso genérico. Ello se vincula al agente que aplica el BETWEEN
derecho, de manera precisa, en cuanto a sus cualidades. En efecto, se PRINCIPLES:
postula que es necesario que los jueces sean personas sensibles —en DESCRIPTION AND
CRITICISM OF THE
el sentido de que puedan identificar adecuadamente el universo del SPECIFICATION
discurso— y que posean la sabiduría necesaria para determinar las THEORY
propiedades relevantes en las particulares circunstancias del caso. Dado
que se trata de una justificación práctica, esta persona debe ser virtuosa.
En efecto, ha de poseer virtudes intelectuales o dianoéticas, así como
virtudes éticas —con especial énfasis en la phronesis o sensibilidad para
captar la experiencia humana y sus particularidades— (Moreso, 2015,
p. 196). En breve, se postula que el juez debe tener la capacidad de
reconocer lo moralmente sobresaliente.
Este requisito se sustenta en que la especificación, al expresar supuestos
de revocación de la obligación, contendrá siempre causales de revocación
o defeaters33 que operan como conceptos evaluativos. En efecto, al
aplicador, ante un caso puntual, la norma le confiere solo una razón
prima facie para calificar una conducta.
Por las circunstancias del caso, se pueden sustentar justificaciones y
excusas que liberen al sujeto de la aplicación de la consecuencia jurídica,
lo cual es conseguido incorporando conceptos evaluativos (Moreso,
JOSÉ VÍC TOR GARCÍA YZAGUIRRE
32 Moreso parte de la premisa de que lo más valioso, al principio, es la creencia verdadera (en su
descripción de la misma: que sea digna de crédito). Una vez obtenida, debemos averiguar y emplear
los medios que sean lo suficientemente fiables para sostener que la creencia se encuentra justificada,
aunque ello no es suficiente. En efecto, «el valor epistémico del razonamiento de aplicación del
derecho no dependería solamente de la fiabilidad del mecanismo procedimental, el proceso de las
cinco etapas, de la toma de decisiones morales o jurídicas, sino también de las virtudes de aquellos
que toman las decisiones» (Moreso, 2015, p. 193).
33 Pueden ser a) causas de suspensión (prever qué debería ocurrir para que el incumplimiento de la
obligación no genere consecuencias negativas); b) causas de inversión (determinar la razón por la
que quien impuso la obligación exonera al obligado de cumplir con ella); c) excusas (razones que
ofrezco para exonerarme de cumplir con la obligación); y d) causas de anulación (ceder la obligación
para cumplir con un deber más importante incompatible con la obligación) (Moreso, 2009, p. 63).
34 Hart ya nos advertía de ello: «no podríamos considerar deseable, ni aun como un ideal, la concepción
de una regla tan detallada que la cuestión sobre si ella se aplica o no a un caso particular estuviera
siempre resuelta de antemano y nunca exigiera, en el momento de aplicación efectiva, una nueva
elección entre alternativas abiertas. Dicho brevemente, la razón está en que la necesidad de tal
elección nos es impuesta porque somos hombre y no dioses» (Hart, 2009, p. 160).
verdad o no. No nos hace falta entrar en ello para señalar un punto
relevante: decidir en torno a una determinada teoría normativa ética es
una decisión valorativa y, por lo tanto, dependiente de las preferencias
de cada individuo. En este sentido, las razones por las cuales un aplicador
353
del derecho construye una determinada hipótesis de relevancia CONFLICTOS
ENTRE PRINCIPIOS:
dependen, en última instancia, de una decisión basada en preferencias y DESCRIPCIÓN
no en juicios deductivos. Y CRÍTICA DE
LA TEORÍA
ESPECIFICACIONISTA
I V . CRITERIOS NORMATIVOS DEL ESPECIFICACIONISMO CONFLICTS
Si la propuesta del especificacionismo pretende sistematizar normas BETWEEN
condicionales (revisadas o no), entonces el criterio de corrección recae PRINCIPLES:
sobre la determinación de si se está ante un sistema bien construido. DESCRIPTION AND
De esta forma, el criterio para determinar si la aplicación de la CRITICISM OF THE
metodología consigue resultados correctos es si en la sistematización de SPECIFICATION
los casos posibles hay o no completitud y coherencia. Es decir, se trata THEORY
de determinar que todos los casos posibles estén resueltos (es decir, que
no existan lagunas normativas) y que lo estén de manera coherente (es
decir, que no exista ningún caso con dos o más soluciones incompatibles
entre sí).
El especificacionismo posee una fuerte carga axiológica en dos sentidos:
a) justifica la revisión de antecedentes de normas; y b) postula una forma
de reconocer una adecuada selección de propiedades para construir un
antecedente de una norma condicional. La estrategia especificacionista
no pretende ofrecer, en sí misma, razones sustantivas para decir que
una respuesta es correcta y otra no. Solo pretende dar una metodología
para identificar el problema y proporcionar un tipo de solución que
posea control racional (Moreso, 2009, p. 306). En todo caso, como
toda estrategia, podemos evaluar su aplicación correcta o incorrecta.
Entenderemos que es correctamente aplicada siempre que a) resuelva
todos los casos individuales de un determinado universo del discurso; y
JOSÉ VÍC TOR GARCÍA YZAGUIRRE
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355
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JOSÉ VÍC TOR GARCÍA YZAGUIRRE
Recibido: 05/05/2019
JOSÉ VÍC TOR GARCÍA YZAGUIRRE
Aprobado: 14/08/2019
* Una primera versión de este artículo se presentó en la conferencia magistral «Violencia contra las
mujeres y multiculturalidad», impartida en Ciudad de México el 16 de mayo de 2016, en el ámbito del
Seminario Internacional de Género y Violencia Política, organizado por el Instituto de la Judicatura
Federal–Escuela Judicial y la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales de
México. La traducción de esta primera versión (incluida la de las citas textuales de otros ensayos
originalmente en italiano o en inglés) fue de Juan Carlos Barrios Lira. La versión ampliada que aquí
se publica es el resultado de una reformulación y actualización de la versión original. Agradezco
mucho a Betzabé Marciani Burgos por su valiosa ayuda en la revisión lingüística de esta nueva
versión, y a los árbitros por sus útiles sugerencias.
** Doctora en Derechos Humanos (Università degli Studi di Palermo, Italia). Investigadora (RTD A) en
Filosofía del Derecho (Università degli Studi di Brescia, Italia).
Código ORCID: 0000-0002-4277-1415. Correo electrónico: paola.parolari@unibs.it
358 CONTENIDO: I. INTRODUCCIÓN.– II. EL CONCEPTO DE GÉNERO Y
LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES COMO CUESTIÓN SOCIAL
ESTRUCTURAL.– III. VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES Y MIGRACIONES.–
IV. VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES Y SOCIEDAD MULTICULTURAL.–
V. DERECHOS DE LAS MUJERES Y RESPETO POR LAS DIFERENCIAS
CULTURALES: PROBLEMAS Y CUESTIONES ABIERTAS.– VI. ABORDAR LA
PARADOJA DE LA VULNERABILIDAD MULTICULTURAL: DOS PROPUESTAS
POR EVALUAR.– VII. CONSIDERACIONES CONCLUSIVAS.
I. INTRODUCCIÓN
La exigencia de garantizar a las mujeres una tutela efectiva de sus
derechos fundamentales es, desde hace tiempo, objeto de atención
por parte del derecho internacional. En particular, la aprobación
de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer (CEDAW), en 1979, representó una
primera respuesta específica al problema de la discriminación contra las
mujeres ——que seguía siendo difuso, no obstante que el principio de
igualdad entre hombres y mujeres había sido explícitamente establecido
en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, así
como en numerosos pactos internacionales sucesivos en torno a los
derechos fundamentales1—. De igual forma, la reafirmación de los
derechos fundamentales con especial referencia a la condición de la
mujer ha tenido importantes formulaciones también a nivel regional,
como testimonian, por ejemplo, la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer de 1994; el
Protocolo a la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos
sobre los Derechos de la Mujer en África, conocido como Protocolo de
Maputo, de 2003; y, más recientemente, el Convenio del Consejo de
Europa sobre Prevención y Lucha contra la Violencia contra las Mujeres
y la Violencia Doméstica de 2011, conocido más sintéticamente como
Convenio de Estambul2.
No obstante esto, la discriminación contra las mujeres constituye un
problema más actual que nunca, tanto más difícil de combatir cuanto
más profundas son sus raíces culturales, sin importar las formas que la
misma puede asumir en culturas diferentes. En particular, muchísimas
mujeres son aún hoy víctimas de violencia, cotidianamente, en todo el
mundo. Sin embrago, en las sociedades que se dicen más progresistas
PA O L A PA R O L A R I
3 Es así, por ejemplo, en Italia, como pone claramente en evidencia el libro editado por Fondazione
PA O L A PA R O L A R I
Nilde Jotti, en 2013, en el cual se reúnen y comentan «las leyes sobre las mujeres que han cambiado
Italia» en los últimos 50 años. Véase, también, Franco (2011).
4 En su propia critica del multiculturalismo y de sus repercusiones negativas sobre las mujeres, Okin
(1997) afirma que «si todas las culturas del mundo tienen un pasado marcadamente patriarcal,
algunas —especialmente las culturas liberales occidentales, pero no solo estas— se han alejado de
este más que otras». Como se verá en el apartado V, esta afirmación de Okin ha dado origen a un
amplio debate en el ámbito del cual ha emergido un desacuerdo, a veces profundo, también en la
literatura feminista. Independientemente de la posición que se asuma en este debate, es importante
de cualquier forma evitar que consideraciones como la de Okin sean instrumentalizadas y usadas
como coartada para silenciar el problema de la discriminación y de la violencia contra las mujeres en
el denominado mundo occidental.
I I . E L C O N C E P T O D E G É N E R O Y L A V I O L E N C I A
CONTRA LAS MUJERES COMO CUESTIÓN
SOCIAL ESTRUCTURAL
A partir de los años setenta del siglo XX, un número creciente de
estudiosas de inspiración feminista han empezado a emplear el
concepto de género5 como instrumento analítico para «poner en
discusión el fundamento “natural” de muchas construcciones sociales
e institucionales» (Spinelli, 2008, p. 23) y refutar la idea de que las
5 Es necesario, sin embargo, tener presente que, no obstante su importante función de poner en
evidencia los procesos sociales de construcción de las desigualdades entre hombres y mujeres,
el concepto de género continúa siendo controvertido desde ciertos aspectos. En particular, como
evidencia Nicholson (1994), su significado no es definido en modo unívoco en la literatura feminista,
PA O L A PA R O L A R I
ya que, por ejemplo, existen diversos modos de entender las relaciones entre sexo y género. Además,
como subrayan Piccone Stella y Saraceno, «la adopción [del concepto] de “género” no ha sido
suscrita por todos los grupos y los centros de elaboración del pensamiento feminista, en gran medida
por reservas […] en torno a su capacidad de definir el sujeto mujer» (1996, p. 13). Aún más, bajo el
perfil de su influencia sobre la formación y la representación de la identidad individual, el concepto
de género ha sido objeto también de críticas radicales, sobre todo por su tendencia a encasillar en
estereotipos: a «normalizar», diría Butler (2004). En particular, sobre este último aspecto, piénsese
en los términos en los que la teoría queer ha cuestionado las tradicionales categorías sexuales y de
género, problematizando no solo la relación entre sexo y género, sino también, en términos aún más
radicales, la misma construcción binaria o dicotómica de los sexos (el ser biológicamente masculino
o femenino) y de los géneros (comportarse como hombre o como mujer o sentirse como tales).
6 Una idea que el feminismo de la diferencia y las corrientes «esencialistas» o «culturalistas» del
feminismo no permiten superar, como evidencian, por ejemplo, Nicholson (1994) y Piccone Stella y
Saraceno (1996). De hecho, ya sea que insistan sobre el papel de las características biológicas o
de la función materna de la mujer en la definición de su calidad de sujeto, o ya sea que enfaticen la
especificidad de una pretendida cultura femenina, estas expresiones del feminismo pueden producir
nuevas variantes de aquellas clasificaciones diferencialistas que se encuentran en la base de las
desigualdades de género. Esta es una de las principales críticas dirigidas, por ejemplo, a la teoría de
Gilligan (1982) sobre el diverso modo en el que hombres y mujeres enfrentan las cuestiones éticas, y
sobre la contraposición entre ética (masculina) de la justicia y ética (femenina) del cuidado. Algunos
PA O L A PA R O L A R I
9 Las cursivas son mías. Es evidente la analogía con la noción de femicidio o feminicidio (femicide)
propuesta por Russell: «the killing of women because they are women» (1982, p. 286, cursivas
mías). Véase también Russell, 2011. Las ideas de Russell han sido introducidas en la literatura
y en el debate político feminista de Sudamérica por la antropóloga Marcela Lagarde, que las ha
transformado en un eficaz instrumento teórico para la lucha política contra la violencia sistemática
contra las mujeres en Ciudad Juárez, México. En sus trabajos, Lagarde usa, sin embargo, el término
«feminicidio», con el cual se refiere no solo a los homicidios, sino también a las otras formas de
violencia que afectan a las mujeres en cuanto mujeres. Véase, por ejemplo, Lagarde (12 de enero
de 2006). Para un intento de reconstruir el origen y los usos de la noción de feminicidio y su relación
con nociones afines como femicidio/feminicidio, véase Spinelli (2008) y Paoli (2013).
10 La versión en español del Convenio de Estambul que se utiliza en este ensayo es tomada del sitio
web del Consejo de Europa. Nótese, sin embargo, que dicha traducción no constituye una versión
oficial, ya que, como se sabe, las lenguas oficiales del Consejo de Europa son exclusivamente el
francés y el inglés.
11 Las cursivas son mías. Nótese que en la CEDAW, aprobada en 1979, no aparece aún la palabra
«género», aunque una incipiente atención en torno a la construcción social de los roles de hombres y
mujeres puede vislumbrarse, por ejemplo, en el artículo 5, inciso a, que obliga a los Estados a tomar
medidas apropiadas para «modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres,
con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier
otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos
o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres» El término «género» comienza a aparecer, en
cambio, en la ya citada Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de 1993 [al
menos en la versión en inglés —e italiano— del texto, mientras que en la versión en español continúa
utilizándose la expresión «sexo femenino» (nota del traductor)].
PA O L A PA R O L A R I
12 El capítulo IV del Convenio está dedicado por completo a las medidas de protección y apoyo a
las víctimas (y a los testigos, sobre todo cuando son niños), a través de la institución de servicios
de asesoramiento jurídico y psicológico, asistencia financiera, alojamiento, educación, formación
y asistencia en materia de búsqueda de empleo (artículo 20), apoyo en materia de denuncias
individuales/colectivas (artículo 21), servicios de apoyo especializado (artículo 22), refugios (artículo
23) y guardias telefónicas gratuitas accesibles la 24 horas del día, siete días por semana (artículo
24). El acceso a estos servicios no debe ser condicionado a la intención de la víctima de promover un
procedimiento penal o de dar testimonio en contra del autor de la violencia (artículo 18.4). Además,
se hizo obligatorio que los Estados otorgasen a las víctimas «una información adecuada y en el
momento oportuno sobre los servicios de apoyo y las medidas legales disponibles en una lengua que
comprendan» (artículo 19).
13 Para tal propósito, son previstas diversas medidas. Una primera medida es la promoción de
campañas de información dirigidas al público en general, al igual que de recolección y difusión de
datos relativos a la violencia doméstica y de género (artículos 11 y 13). Una segunda medida es la
introducción en las escuelas, en todos los órdenes y niveles de estudio, de programas escolares
y materiales didácticos que permitan tratar el tema de la violencia de género y de la igualdad
entre mujeres y hombres (artículo 14). Una tercera medida es la activación de cursos dirigidos a
garantizar la formación adecuada de aquellos profesionales que, con diversas competencias y en
diversos sectores, se ocupen de las víctimas y de los autores de los actos de violencia (artículo 15).
Una cuarta medida consiste en realizar esfuerzos para solicitar al sector privado de la comunicación
y a los mass media que adopten códigos de autorregulación para reforzar el respeto de la dignidad
de las mujeres (artículo 17). Es significativo, además, el rol atribuido por el Convenio a la cooperación
PA O L A PA R O L A R I
entre instituciones públicas y sociedad civil, al igual que el de la coordinación con las actividades de
las ONG dedicadas a este sector. El principio es enunciado en términos generales en el artículo 9,
pero el rol de las ONG es específicamente valorado en diversas partes del Convenio.
14 Antes del Convenio de Estambul, solamente el Protocolo de Maputo de 2003 había incluido el
aspecto económico en la noción de violencia contra las mujeres (artículo 1). Nótese, en particular,
que en la definición de violencia contra las mujeres formulada por la Declaración sobre la Eliminación
de la Violencia contra la Mujer de 1993 —definición similar en muchos aspectos a la del Convenio
de Estambul— se hace mención solo de la violencia física, sexual y psicológica, pero no de la
económica. Este carácter novedoso del Convenio es subrayado también por su Reporte Explicativo
(p. 8). La autonomía y los derechos económicos de las mujeres son tradicionalmente objeto de
atención, en cambio, en relación con otros aspectos de la discriminación de género como son, sobre
17 Esta interpretación es avalada también por el Reporte Explicativo del Convenio, en el cual se
afirma claramente que el artículo 42 «refuerza, a través de la específica área del derecho penal, la
obligación contenida en el artículo 12.5 del Convenio» (p. 33).
18 Esta duda se justifica a la luz de las notas contenidas en el Reporte Explicativo con respecto al
párrafo 12.5, donde se dice que el principio enunciado en tal artículo «es importante para la sociedad
en la cual viven juntas comunidades étnicas y religiosas diversas y en las cuales la actitud asumida
respecto a la aceptación de la violencia basada en el género cambia según el bagaje cultural o
religioso» (p. 16).
19 Sobre este problema se remite, por ejemplo, a Calavita (2005), Fanlo Cortés (2012, cap. 3), La Spina
(2013 y 2016).
20 Para una perspectiva interseccional sobre la vulnerabilidad de las mujeres migrantes, se remite a
Parolari (2019a).
21 Sin embargo, lamentablemente el Convenio no dice nada acerca de las condiciones en las cuales una
situación pueda ser considerada «particularmente difícil», dejando así una amplia discrecionalidad a
los Estados para evaluar si el permiso de residencia debe ser concedido.
22 Sin embargo, en torno a la jurisdicción de los delitos cometidos en el extranjero por personas que no
PA O L A PA R O L A R I
son nacionales del Estado parte del Convenio, sino que simplemente residen en el mismo, el artículo
78.2 reconoce la posibilidad de presentar reservas al momento de la firma o de la ratificación, a fin
de excluir tal jurisdicción o de limitarla a circunstancias especiales.
23 El Reporte Explicativo del Convenio aclara que estas disposiciones son pensadas en relación con
los casos, cada vez más numerosos en diversos Estados europeos, en los cuales la víctima es
inducida a regresar temporalmente al país de origen para ser posteriormente obligada, una vez
ahí, a sufrir uno de los actos de violencia que el Convenio califica como delito (p. 34). Sin embargo,
sorprendentemente, esta norma se aplica exclusivamente a los delitos de matrimonio, aborto y
esterilización forzados, mutilaciones genitales femeninas y violencia sexual, y no, en cambio, de
manera más general, a cualquier forma de violencia. Además, también en estos casos el artículo 78.2
prevé la posibilidad de reservas por parte de los Estados partes.
24 En la versión en inglés: «Inciting, coercing or procuring a woman to undergo any of the acts listed in
point a».
25 Solo en el caso del acoso sexual, el artículo 40 deja al Estado la posibilidad de elegir si introducir
sanciones penales o de otro tipo. Para el resto, el artículo 78.3 permite a los Estados imponer
sanciones no penales solo en relación con la violencia psicológica y el stalking [acoso, nota del
traductor], y solo previa formal reserva al momento de la firma o de la ratificación.
en particular, el forum dedicado al tema, coordinado por Brunella Casalini (2004). Consideraciones
sobre el derecho penal como vía inadecuada son también expresadas, por ejemplo, por Mancini
(2015). Entre quienes no desechan a priori la hipótesis de practicar formas simbólicas de alteración,
véase, además, Ferrajoli (2007, tomo II, pp. 317-318). Más en general, para un análisis crítico sobre
inmigración, integración y diversidad a partir del tratamiento de la mutilación genital femenina,
véase Ropero Carrasco (2017). En este ensayo, entre otras cosas, son dignas de mención las
consideraciones sobre las inconsistencias entre la criminalización de las mutilaciones genitales
femeninas y la reticencia a considerarlas como una base para otorgar asilo (pp. 155-158).
29 Así lo define, en particular, la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre
la Intensificación de los Esfuerzos Mundiales para la Eliminación de la Mutilación Genital
Femenina, de 2012.
V. D E R E C H O S D E L A S M U J E R E S Y R E S P E T O P O R
L A S D I F E R E N C I A S C U LT U R A L E S : P R O B L E M A S
Y C U E S T I O N E S A B I E R TA S
Las posibles tensiones entre el respeto de las diferencias culturales y la
tutela de los derechos de las mujeres son, desde hace tiempo, objeto
de discusión, tanto en el ámbito del debate sobre el multiculturalismo,
como en el debate entre diversas filosofías feministas. En particular, una
de las cuestiones más controvertidas es la cuestión de cómo se pude
abordar y resolver «la paradoja de la vulnerabilidad multicultural»
(Shachar, 2001, p. 3), según la cual el reconocimiento de las diversidades
culturales de los grupos puede ser contraproducente para sus miembros
más discriminados y, por eso, más vulnerables31, incluidas las mujeres.
Son ejemplares, al respecto, algunos de los trabajos de la feminista liberal
Susan Okin32, en los cuales son denunciadas las posibles repercusiones
negativas del multiculturalismo sobre las condiciones de las mujeres
pertenecientes a minorías culturales. En particular, su trabajo con
efectos más disruptivos ha sido, sin duda, el pamphlet publicado en
1997 en la Boston Review con el título «¿El multiculturalismo es un mal
30 Film de 2004, Moolaadé narra cómo el coraje de una mujer africana, al dar protección a cuatro
niñas que querían escapar de las mutilaciones genitales femeninas, termina por contagiar a las
PA O L A PA R O L A R I
otras mujeres de la villa, desencadenando una protesta colectiva que lleva, si bien con dificultad y
resistencia por parte de los hombres, a eliminar la práctica de la comunidad. En la edición española,
la película es distribuida por Golem Distribución.
31 Sobre la relación entre discriminación y vulnerabilidad, con especial referencia a las mujeres, se
remite a Parolari (2019b).
32 Brillante exponente del feminismo liberal anglosajón, Okin ha representado siempre una voz
fuertemente crítica respecto a la concepción del rol de la mujer en la teoría liberal clásica y ha
denunciado con fuerza la insuficiencia de las principales teorías liberales de la justicia en cuanto,
concentrándose solo en la esfera pública, no han sido capaces de considerar la centralidad de la
familia como espacio en el cual se arraigan y se perpetúan las más graves formas de discriminación
contra las mujeres. Entre sus trabajos más importantes sobre estos temas, véase Okin, 1979, 1989.
para las mujeres?» (Okin, 1997)33. En gran parte debido a sus tonos
deliberadamente provocadores, este breve ensayo ha suscitado, de hecho,
un amplio debate, recibiendo, además de numerosos apoyos, también
críticas radicales, y no solo por parte de los defensores de las corrientes
371
más conservadoras del multiculturalismo. Algunas de las críticas VIOLENCIA CON-
TRA LAS MUJERES,
más severas, por ejemplo, objetan a Okin —no sin fundamento— el MIGRACIÓN Y MULTI-
dar por descontada una concepción esencialista de la cultura y de la CULTURALIDAD EN
identidad cultural34. A poner en discusión sus tesis contribuyen en modo EUROPA
determinante también los análisis que, en el ámbito de los llamados
VIOLENCE
«nuevos feminismos» (Giolo & Pastore, 2011)35, critican radicalmente
AGAINST WOMEN,
el esencialismo de género, entendido como la tendencia a considerar MIGRATION AND
homogéneo y cohesionado el universo femenino. MULTICULTURALITY
Estos análisis neofeministas son plurales y heterogéneos, pero pueden IN EUROPE
ser divididos, a grandes rasgos, en dos categorías principales.
La primera categoría se caracteriza por la atención puesta en las diferencias
existentes entre las mujeres de diversas culturas36, religiones37, clases
sociales, identidades de género y orientaciones sexuales38. Desde esta
perspectiva, se rechaza la tendencia a asumir la condición de las mujeres
blancas, occidentales, heterosexuales, de clase media como modelo
de la condición femenina. En particular, se denuncia que no se tiene
en cuenta que mujeres diversas pueden tener valores y convicciones,
necesidades y deseos diferentes y, sobre todo, que estas mujeres pueden
elegir modos diversos de reivindicar aquello que ellas mismas —y no
otros por ellas— afirman como sus derechos. Además, los análisis más
sensibles a la cuestión de las diferencias culturales y religiosas han
reivindicado a menudo que las mujeres de otras culturas y religiones no
tienen necesidad de ser salvadas de prácticas que, desde la perspectiva
de observadores externos, son consideradas opresivas (Abu-Lughod,
2002, 2013).
33 Las mismas tesis son más ampliamente argumentadas desde el punto de vista filosófico en Okin
(1998). Véase también la respuesta de Okin a algunos de sus principales críticos (2005).
34 Para una crítica de Okin (1997) sobre este punto, se remite a Parolari (2008).
35 Se habla a menudo, en este sentido, de una «tercera ola» del feminismo. A ella son reconducidas
una pluralidad de corrientes de pensamiento también muy heterogéneas y, a veces, en conflicto
entre ellas. Véase, en este sentido, Gillis, Howie y Munford (2007); Hammer y Kellner (2009). Sobre
la primera ola del feminismo (entendido como feminismo de la igualdad) y sobre la segunda ola
PA O L A PA R O L A R I
39 Los artículos que han introducido la noción de «interseccionalidad» en el mundo académico son los
de Crenshaw (1989, 1991), quien ha criticado tanto al feminismo como a las políticas antirracistas
por su miopía en torno a la especificidad de las condiciones de las mujeres de color: el feminismo,
afirma Crenshaw, asume de hecho, como modelo, la condición de la mujer blanca de clase media,
mientras el antirracismo se concentra en las discriminaciones sufridas por los hombres de color. A su
parecer, sin embargo, los derechos de las mujeres de color no pueden ser tutelados simplemente
sumando las reivindicaciones de los dos movimientos, porque la intersección de los diversos trazos
de su identidad —el ser mujer y el ser de color— confiere a su condición peculiaridades que escapan
tanto a las políticas antidiscriminatorias contra las mujeres como a las políticas antirracistas. Sobre
el tema de la interseccionalidad, con enfoques no siempre coincidentes, véase, además, entre otros:
McCall (2005), Hancock (2007), Barrère Unzueta y Morondo Taramundi (2011), Morondo Taramundi
(2011), Cho, Crenshaw y McCall (2013), Mackinnon (2013), Parolari (2014), Bello (2015), Mancini y
Bello (2016).
40 A este propósito, hablando de su propia experiencia de panameña-americana con doble nacionalidad
y orígenes étnicos mestizos, Alcoff escribe: «El criterio de identidad de grupo deja muchas preguntas
PA O L A PA R O L A R I
abiertas para personas como yo, ya que tengo afiliación a diversos grupos en conflicto, pero mi
pertenencia en todos ellos es problemática. ¿Sobre qué bases podemos nosotros justificar
una decisión dirigida a delimitar grupos y definir pertenencias en un sentido en lugar de otro?»
(1991-1992, p. 8). Más en general, sobre la problemática de la distinción «nosotros/otros», véase
Mazzarese (2013b).
41 Paradigmáticas, desde esta perspectiva, son las críticas formuladas en el ámbito de la Queer Theory
al concepto de género y a la concepción tradicional de la relación entre sexo y género, de las cuales
ya se ha dado cuenta en el apartado II, nota 5.
42 En realidad, es siempre difícil establecer cuándo una persona se conforma voluntaria y libremente
a determinadas tradiciones y prácticas culturales. Es un dato fáctico, sin embargo, que muchas
mujeres de diversos países no occidentales se baten (individualmente o al interior de movimientos,
44 Para un análisis crítico de la sentencia sobre el caso S.A.S. c. Francia, se remite a Parolari, 2015.
La cuestión de la prohibición penal de portar la burka no concierne, sin embargo, solo a Francia.
También Bélgica, por ejemplo, ha introducido una prohibición análoga y, otra vez, en 2017, la Corte
Europea de los Derechos Humanos se ha pronunciado como en el caso francés, en Dakir c. Bélgica
y en Belcacemi y Oussar c. Bélgica. Más en general, en los últimos años parece haberse difundido
en Europa aquello que ha sido definido por Grillo y Shah (2012) como «movimiento anti-burka». Para
una detallada reconstrucción sobre el debate en torno a la burka en Francia, Bélgica, Reino Unido,
España, Noruega, Dinamarca, Austria e Italia, véase Ferrari y Pastorelli (2013).
45 En particular, Narayan (1998) pone en guardia al feminismo poscolonial contra el riesgo de que su
crítica al esencialismo de género pueda recaer en una forma de esencialismo cultural, que reformule
una clara contraposición entre Occidente y el denominado «tercer mundo».
46 Sobre el tema de la subjetividad política de las mujeres trabaja desde hace años un
grupo interuniversitario muy activo de estudiosas italianas (véase su manifiesto en Gruppo di Lavoro
Interuniversitario sulla Soggettività Politica delle Donne, 2011). De los seminarios organizados por
este grupo de trabajo surgen los trabajos recopilados en Giolo y Re (2014).
47 En este respecto, por ejemplo, Alcoff (1991-1992, p. 8) evidencia que también la crítica
incondicionada de cada discurso hecho «en nombre de otros» puede ser problemática. Alcoff se
pregunta, en particular, lo siguiente: «Si yo no hablo por aquellos menos privilegiados que yo, ¿estoy
abandonando mi responsabilidad política de hablar contra la opresión…?». Sobre los riesgos ínsitos
en la deconstrucción del sujeto femenino, véase también Alcoff (1988); Morondo Taramundi (2011);
Pozzolo (2015).
48 Para un ejemplo de dos visiones muy diferentes sobre el derecho de salida, véase, entre otros,
Phillips (2007, cap. 5), Kukathas (2012).
Por lo tanto, aunque sean sin duda unas de las tentativas más meritorias
para resolver la paradoja de la vulnerabilidad multicultural, tanto la
propuesta de las transformative accommodations como las concepciones
52 Otras consideraciones críticas sobre la propuesta de Shachar han sido formuladas por Benhabib
(2005, pp. 170-173).
53 Sobre este tema, se remite a Parolari (2016, pp. 200-203).
V I I . CO N S I D E R A C I O N E S CO N C LU S I VA S
Como se ha dicho desde el principio, el Convenio de Estambul marca un
momento importante de toma de conciencia, política y jurídica, tanto
de las profundas raíces culturales de la violencia contra las mujeres,
como del carácter transcultural de un fenómeno que se encuentra
difundido transversalmente casi en todas las culturas. Indudablemente,
el Convenio tiene el gran mérito de haber contribuido a denunciar
como la violencia contra las mujeres constituye un fenómeno social
estructural, llamando a los Estados a asumir su propia responsabilidad
política de combatir este fenómeno, incluso, y, sobre todo, a través de
la erradicación de sus causas culturales. Ciertamente meritoria, además,
como se ha dicho, es la particular atención en torno a las condiciones
de las mujeres migrantes. Sin embargo, el Convenio parece estar sujeto
a posibles críticas por la forma como afronta la cuestión de la relación
entre violencia contra las mujeres y multiculturalidad, dejando abierta,
en particular, la cuestión de cuáles serían los medios más idóneos para
garantizar la tutela de los derechos de las mujeres pertenecientes a
minorías culturales.
La violencia contra las mujeres, como expresión extrema de las diversas
PA O L A PA R O L A R I
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PA O L A PA R O L A R I
Recibido: 19/05/2019
Aprobado: 02/09/2019
PA O L A PA R O L A R I
J A I M E T I J M E S - I H L ***
Universidad de la Frontera (Chile)
R O D O L F O S A L A S S A B O I X ****
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas
y Universidad Nacional de Córdoba (Argentina)
C H R I S T I A N G . S O M M E R *****
Universidad Católica de Córdoba (Argentina)
Resumen: El punto de partida de este trabajo se basa en la interrelación
que existe entre los diferentes elementos políticos y jurídicos que sustentan
la gobernanza comercial global, entendiendo que está vinculada al derecho
* Se presentó una versión anterior de este artículo en el evento «MC11 THINK TRACK: Pensando en
una gobernanza global del comercio internacional para el Siglo XXI: desafíos y oportunidades en
vísperas de la 11ª Conferencia Ministerial de la OMC» (Buenos Aires, Argentina, 12 de diciembre
de 2017).
** Abogada y especialista en Derecho Público de la Universidad Nacional de Córdoba. LL.M. en
Derecho Internacional por las Universidades de Heidelberg y Chile. Doctora en Derecho y Ciencias
Sociales por la Universidad Nacional de Córdoba. Directora del Instituto de Investigación en
Derecho de la Universidad Autónoma de Chile. La autora agradece el financiamiento de CONICYT
Chile, proyectos FONDECYT Iniciación 11150382 y FONDECYT Regular 1171085.
Código ORCID: http://orcid.org/0000-0003-4371-7418. Correo electrónico: Email: andrea.lucas@
uautonomal.cl
*** Abogado de la Universidad de Chile. Dr. iur. de la Universidad de Tubinga, Alemania. Profesor
Asociado, Director del Departamento de Ciencias Jurídicas, Facultad de Ciencias Jurídicas y
Empresariales, Universidad de La Frontera, Chile. Miembro del Centro de Investigación Desafíos
Internacionales de la Universidad de La Frontera. El autor agradece el financiamiento de CONICYT
Chile, proyecto FONDECYT Regular 1171085.
Código ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1317-2015. Correo electrónico: jaime.tijmes@
ufrontera.cl
**** Abogado por la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina (UNC). Magíster en Derecho de la
Empresa y la Contratación y Doctor en Derecho por la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona,
España (URV). Profesor de Derecho tributario del Departamento de Derecho Público de la UNC.
Director Ejecutivo de la Editorial Ciencia, Derecho y Sociedad de la UNC. Director del proyecto
de investigación titulado «La tributación ambiental como mecanismo jurídico para promover la
generación y el uso de las energías renovables en el ámbito nacional y provincial», aprobado y
financiado por la UNC (SECYT).
Código ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9371-339X. Correo electrónico: rsalassaboix@
derecho.unc.edu.ar
***** Abogado y doctor en Derecho por la Universidad Nacional de Córdoba. Profesor e Investigador
de Derecho Internacional (Universidad Católica de Córdoba y Universidad Nacional de Córdoba).
Miembro del Instituto de Derecho Internacional Público y del Derecho de Integración de la
Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba y del Instituto de Derecho
Internacional Público de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires.
Miembro de la Asociación Argentina de Derecho Internacional y de la Sociedad Latinoamericana
de Derecho Internacional.
Código ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9973-7840. Correo electrónico: csommer@ucc.edu.ar
388 ambiental y al derecho tributario. Estas áreas están ligadas cada una con el
comercio internacional y, a la misma vez, están interconectadas a través del
comercio internacional. Nuestro objetivo consiste en determinar los diálogos
que emergen de dichas relaciones.
Abstract: The starting point of this paper is based on the interrelation between
the political and legal elements that make up and sustain the global trade
ANDREA LUCAS GARÍN / JAIME TIJMES-IHL / RODOLFO SALASSA BOIX / CHRISTIAN G. SOMMER
I . L A I N F L U E N C I A D E L A P O L Í T I C A E N L A
GOBERNANZA DEL COMERCIO INTERNACIONAL
Hasta hace no mucho tiempo, una de las preguntas fundamentales sobre
el derecho internacional público era si efectivamente era un derecho y si
podía ser objeto de investigación científica. Por ejemplo, y por nombrar
solo dos obras clásicas de la filosofía del derecho, Kelsen (2017 [1960],
pp. 554-558) abre precisamente con esa pregunta su capítulo VII sobre
Estado y derecho internacional de la Teoría pura del derecho (segunda
edición) y así también comienza Hart (1994, pp. 212-216) el capítulo
X sobre el derecho internacional en El concepto del derecho. Se podía
Derecho PUCP, N° 83, 2019 / ISSN 0251-3420 / e-ISSN: 2305-2546
83
observar antes una actitud tal vez un tanto defensiva que se esforzaba
por justificar la existencia del derecho internacional.
Actualmente, en cambio, la pregunta por la existencia del derecho
389
internacional ha perdido gran parte de su urgencia. Para algunos, la UN DIÁLOGO ENTRE
pregunta misma parece haber dejado de ser relevante y es así como LA GOBERNANZA
muchos textos básicos sobre el derecho internacional ni siquiera la COMERCIAL GLOBAL
plantean (Shaw, 2017). Para otros, el tema parece despertar más Y LAS POLÍTICAS
curiosidad histórica y teórica que interés práctico (Mégret, 2012, AMBIENTALES
Y TRIBUTARIAS
pp. 72-81), si bien también hay excepciones (Goldsmith & Posner, 2005,
INTERNACIONALES
pp. 3, 200-203). En el trasfondo de esta evolución está la constatación
de que las normas del derecho internacional tienen aplicación diaria, no A DIALOGUE
solo en la interacción entre los sujetos de derecho internacional, sino BETWEEN GLOBAL
también porque regulan aspectos concretos y cotidianos en la vida de TRADE GOVERNAN-
CE AND INTERNA-
las personas (Nußberger, 2009, pp. 7-9). Es así como se aplica día a día TIONAL ENVIRON-
para el otorgamiento de una visa de trabajo para un inmigrante, para MENTAL AND TAX
desarrollar negocios internacionales, etcétera. En todas esas ocasiones, POLICIES
los involucrados aplican normas de derecho internacional sin poner
1 Bodansky explica, «…it abandons the static, annex-based approach to differentiation in the United
Nations Framework Convention on Climate Change (UNFCCC) and the Kyoto Protocol, in favor of a
more flexible, calibrated approach, which takes into account changes in a country’s circumstances
and capacities and is operationalized differently for different elements of the regime» (2016, p. 290).
2 Como menciona Stern, «Climate Change is an externality that is global in both causes and
consequences […]. The impacts are likely to have a significant effect on the global economy if action
is not taken to prevent climate change…» (2007, p. 28). El aumento de GEI se presenta como una
externalidad negativa que debe internalizarse en los costos del comercio de bienes y servicios.
III.
PERSPECTIVA TRIBUTARIA: DIÁLOGO ENTRE EL
COMERCIO INTERNACIONAL Y LA POLÍTICA TRIBUTARIA
INTERNACIONAL/NACIONAL. CONCLUSIONES GENERALES
BASADAS EN EL CASO ARGENTINO
III.1. I ntroducción
El diálogo que proponemos en este momento nos lleva a analizar
la coordinación entre los objetivos de los tratados de la OMC para
facilitar el comercio internacional y los objetivos de los tratados de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)
para combatir la competencia fiscal perjudicial. Aunque no es un tema
estrictamente ambiental, tiene una estrecha relación con el comercio
3 Cordonier Segger escribe lo siguiente: «Trade, investment, and financial instruments can support
action on climate change, including action on mitigation, adaptation, and clean technology. Parties
are seeking ways to harness international economic law to foster more efficient responses to climate
change, and sustainable low carbon development pathways through negotiations in the World Trade
Organization under its international treaties (the WTO Agreements)» (2016, p. 233).
4 En términos del Instituto de La Haya para la Gobernanza Global, esta gobernanza climática debe ser
multinivel y de múltiples partes interesadas y, para ser efectiva, la gobernanza climática debe incluir
el nivel macro (intergubernamental e internacional), el nivel meso (regional, nacional, y subnacional)
y el micronivel (municipal, local y comunitario) (Huntjens & Zhang, 2016, p. 18).
no cooperantes».
5. Imposibilidad de utilizar la exención por los resultados
provenientes de valores
El artículo 90quinquies de la Ley del Impuesto a las Ganancias (20628),
incorporado por la Ley de Reforma Tributaria (27.430), determina que
los beneficiarios del exterior que residan en jurisdicciones no cooperantes
y los fondos que provengan de aquellas tendrán un tratamiento fiscal
III.3.
Coordinación entre medidas tributarias con el
principio de no discriminación del Acuerdo General
sobre el Comercio de Servicios
En esta sección analizaremos si:
• los servicios y sus proveedores prestados a/o desde una jurisdicción
no cooperante son similares a los prestados a/o desde una
jurisdicción cooperante (Acuerdo General sobre el Comercio de
Servicios [AGCS], artículos I y XVII);
• la aplicación de las medidas tributarias analizadas implica un
trato menos favorable para los proveedores de jurisdicciones no
cooperantes en comparación con el tratamiento a proveedores de
las cooperantes o de Argentina (artículos I y XVII);
CHRISTIAN G. SOMMER
revisar el nivel de cooperación de los países durante todo el año, sin esperar
la revisión anual, sus medidas tributarias para combatir la competencia
fiscal desleal podrían ser totalmente compatibles y complementarias
con las disposiciones de la OMC para evitar la discriminación injusta y
405
garantizar una competencia comercial libre y justa. UN DIÁLOGO ENTRE
LA GOBERNANZA
Las disposiciones argentinas fueron analizadas para comprender el COMERCIAL GLOBAL
alcance del asunto «Argentina – Medidas relativas al comercio de bienes Y LAS POLÍTICAS
y servicios» (WT/DS453), donde se planteó por primera vez ante la AMBIENTALES
Y TRIBUTARIAS
OMC el posible conflicto entre los objetivos de la OCDE para combatir
INTERNACIONALES
la competencia fiscal perjudicial y el objetivo de la OMC de combatir la
discriminación. El análisis de las disposiciones nacionales argentinas con A DIALOGUE
respecto a la solicitud de consulta de Panamá nos permitió determinar BETWEEN GLOBAL
cuándo existe tal conflicto de objetivos y cuándo no. Como veremos TRADE GOVERNAN-
CE AND INTERNA-
en la siguiente sección, tener esto en cuenta es indispensable a la TIONAL ENVIRON-
hora de implementar derechos aduaneros ambientales, ya que, con el MENTAL AND TAX
propósito de proteger el medio ambiente al desalentar la importación POLICIES
de ciertos productos contaminantes, un país puede violar el principio de
I V.
P E R S P E C T I VA M I X TA : D I Á L O G O E N T R E E L
C O M E R C I O I N T E R N A C I O N A L Y L A T R I B U TA C I Ó N
A M B I E N TA L
IV.1. Introducción
La perspectiva ambiental y tributaria previamente analizada nos obliga a
enfocarnos en el diálogo y las eventuales vinculaciones entre el comercio
internacional y la protección ambiental. El derecho internacional
es el ámbito más apropiado para resolver problemas globales como la
protección ambiental, cuyas consecuencias afectan a todo el planeta.
Esto generalmente se lleva adelante a través de diferentes tratados en
los cuales los países se comprometen a adoptar medidas ambientales
específicas, algunas de las cuales tienen directa relación con el derecho
tributario.
Dentro del amplio espectro de alternativas que los Estados tienen para
CHRISTIAN G. SOMMER
5 La opción más sensata sería la adopción de políticas ambientales en el marco de la Unión Europea
que afectan los regímenes fiscales, pero «la normativa de la Unión Europea requiere que sus
decisiones sean aceptadas de manera unánime, de manera que cualquier decisión sobre tributación
ambiental puede ser bloqueada incluso por un solo país miembro de la Unión» (Padilla Rosa & Roca
Jusmet, 2003, p. 7).
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Recibido: 25/05/2019
ANDREA LUCAS GARÍN / JAIME TIJMES-IHL / RODOLFO SALASSA BOIX / CHRISTIAN G. SOMMER
Aprobado: 15/10/2019
I S R A E L B I E L P O R T E R O **
Universidad Cooperativa de Colombia (Colombia)
* Abogada (UEC), magíster y doctora en Derecho con énfasis en Derechos Humanos y Derecho
Internacional Humanitario (Universidad Ruprecht-Karls de Heidelberg). Profesora e investigadora
de la Universidad Cooperativa de Colombia. Agradezco especialmente la beca Leibniz otorgada por
el Max Planck Institute for Comparative Public Law and International Law, mediante la cual se pudo
avanzar este trabajo.
Código ORCID: http://orcid.org/0000-0003-3044-0309. Correo electrónico: tania.bolanos@ucc.edu.
co; taniagicela@hotmail.com
** Licenciado en Derecho y doctor en Derecho Internacional de los Derechos Humanos (Universitat
Jaume I de Castellón). Profesor e investigador de la Universidad Cooperativa de Colombia.
Código ORCID: http://orcid.org/0000-0002-9726-1092. Correo electrónico: israel.bielp@
campusucc.edu.co
416 of new social gaps. Therefore, the classic approach of reparation measures,
based on pure corrective justice, must give way to the need to change the
structural causes of the conflict and open the way for a transformative
reparation founded on a concept of social and distributive justice.
I. INTRODUCCIÓN
Durante los conflictos armados internos, las instituciones ordinarias del
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el entendimiento que ninguno de ellos es absoluto y que en contextos
de justicia transicional el derecho a la justicia puede ser modulado para
armonizarlo con la efectividad de otros derechos y el cumplimiento de
deberes del Estado, como la paz, la reparación a las víctimas o el logro de
la verdad. (Sentencia C-180 de la Corte Constitucional de Colombia).
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en la sociedad, a reconocer a las víctimas del conflicto armado o de la
represión como ciudadanos con derechos y a reducir las causas de la
marginalización y de la discriminación estructural (Seils, 2017, pp. 6-7).
En el marco de la justicia transicional hoy en día, la reconciliación
requiere de manera inevitable verdad y justicia. La experiencia de cómo
se articuló el posconflicto en Sudáfrica —solo con una comisión de
verdad y reconciliación— y en Ruanda y Yugoslavia —con tribunales
penales especiales internacionales— permitió identificar los límites de
cada sistema y su complementariedad (Hazan, 2009, p. 261; Olásolo &
Galain, 2015, pp. 1265, 1286).
Para lograr una paz estable y duradera, se requiere de un armonioso
equilibrio entre verdad, justicia y responsabilidad (Hughes, Schabas &
Thakur, 2007). No existe, sin embargo, una única forma de llevar a cabo
los procesos de justicia transicional. Los mecanismos empleados deberán
estar directamente relacionados con el contexto específico del país y su
sociedad, de manera que se pueda identificar el camino más apropiado
para consolidar la paz, lograr justicia y responsabilidad, reconciliación y
sanación, combinando un mayor o menor grado de castigo y de perdón
según el contexto jurídico, político y social del país (Guthrey, 2015, p. 2;
Seils, 2017, pp. 2, 5; Uprimny, 2006, pp. 22, 23).
Tradicionalmente se distinguen los siguientes mecanismos: el perdón
amnésico, la transición punitiva, los perdones compensadores y los
perdones responsabilizantes que se sirven de amnistías generales o
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420 parciales, las penas alternativas, el castigo a los responsables, las medidas
de reparación y las comisiones de la verdad para cumplir sus fines. Todos
estos mecanismos deben satisfacer el deber del Estado de investigar,
identificar, juzgar y eventualmente sancionar al responsable, y a la vez
facilitar la consecución de la paz (Sentencias C-579/13 de la Corte
Constitucional de Colombia).
Tres pilares fundamentales soportan los procesos de justicia transicional
que se basan en los principales instrumentos de derechos humanos: la
verdad, la justicia y la reparación. Estos pilares, junto con las garantías de
no repetición, conforman un mecanismo único e indivisible que permite
fortalecer el proceso de democratización y reconciliación nacional,
conceder mayor valor a las instituciones y procurar la materialización de
los deberes del Estado mediante la protección, la promoción y el respeto
de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario,
restaurando así la confianza entre el Estado y sus ciudadanos
(Chiabrera, 2012, p. 202; La Rosa & Philippe, 2009, p. 370; Mani, 2007,
p. 38; Manrique, 2014, pp. 190-191; Sentencia C-1199 de la Corte
Constitucional de Colombia).
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Los conflictos, sin importar su índole, —sean sociales, políticos,
armados, o económicos, etcétera— se deben a contradicciones en
la estructura social. Para solucionarlos, los integrantes de la sociedad
deben trascender tales contradicciones, generando acuerdos que
permitan transformar las relaciones asimétricas y que lleven a un mejor
balance en las relaciones sociales. Esto prevendrá el resurgimiento de la
confrontación. Así pues, los conflictos representan, en sí mismos, una
oportunidad para el cambio, bajo el reconocimiento de que no hay nada
inamovible en las estructuras y relaciones sociales, y de que el statu quo
imperante puede ser modificado (Goetschel, 2009, pp. 92-94).
Ahora bien, siguiendo la jurisprudencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, para que tal oportunidad se materialice, se requiere,
primero, identificar las causas estructurales de la confrontación, para
después proceder a su modificación. De esa manera, las medidas
adoptadas pueden producir «un efecto no solo restitutivo sino también
correctivo hacia cambios estructurales que desarticulen aquellos
estereotipos y prácticas que perpetúan la discriminación contra la
población» (Atala Riffo y niñas vs. Chile, párrafo 267).
Según Goetschel, las causas de los conflictos se pueden catalogar en dos
dimensiones (2009, p. 94):
1. La dimensión sustantiva, que se refiere a la situación política,
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Esta se perpetúa con la impunidad, la ausencia de un sistema de
justicia efectivo y el mantenimiento de estereotipos incentivados por
las matrices de opresión. Por lo tanto, si se quiere garantizar la no
repetición del conflicto en el marco de la justicia transicional y generar
condiciones para una paz estable y duradera, es preciso que los pilares
de la justicia transicional se involucren más seriamente con el pasado y
su continua influencia en el presente, así como en la configuración del
futuro, teniendo en cuenta la contraposición entre statu quo y cambio en
las sociedades en una etapa de posconflicto. Para hacerlo, es necesario
enfocarse en una política de justicia transicional que no se base en una
concepción de justicia meramente transitoria sino transformativa; una
política «que busque cambiar las estructuras anteriores al conflicto de
manera que sean más inclusivas, menos desiguales y más justas» (Gready,
Boesten, Crawford & Wilding, 2010, p. 1).
La transformación hacia la paz busca, entonces, combatir las casusas
de la violencia del día a día —de aquella violencia estructural, es decir,
sistemática—. Se trata de la violencia que «oprime ciertos grupos
sociales condenándolos a la pobreza extrema y la marginalización
que acompaña la desigualdad severa» (Gready, Boesten, Crawford &
Wilding, 2010, pp. 1-2) y que suele quedar oculta en las políticas de
justicia transicional, pero que constituye el caldo de cultivo para el
resurgimiento del conflicto. En suma, se trata de disminuir y —en lo
posible— eliminar los espacios de carencia y necesidad, de desigualdad
y discriminación que generan repetidas victimizaciones, aunque el
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422 conflicto armado o el régimen dictatorial hayan desaparecido (Saffon &
Uprimny, 2010, p. 389).
Un enfoque holístico de justicia transicional permite combinar la
justicia para la transición, utilizando los mecanismos típicos de este
sistema, con el cambio en sí mismo, requerido para consolidar la paz y la
reconciliación en sociedades en posconflicto. Las comisiones de verdad,
los tribunales de justicia y las reparaciones deben tener en cuenta el
papel que jugará el conflicto social en la reconciliación. Asimismo, deben
considerar los diferentes crímenes y la violencia que surgirán en dicha
etapa, elementos que por lo general se enriquecen con la experiencia
propia de marginalización, exclusión política y explotación económica
de las personas (Gready, Boesten, Crawford & Wilding, 2010, pp. 3 y 7).
Analizadas desde esta perspectiva, si las reparaciones se dirigen a
atacar la violencia estructural —es decir, la pobreza, la desigualdad y
la discriminación— «pueden facilitar la reconciliación y ayudar a las
víctimas a recuperarse de la victimización y, por lo tanto, mejorar su
calidad de vida» (Manirabona & Wemmers, 2014, p. 72). Es por ello
que la reparación mira hacia el pasado, pero también hacia el futuro.
Por lo tanto, cumple múltiples funciones: de un lado, tiende a remediar
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Reparar por el incumplimiento de una obligación constituye un principio
del derecho internacional, reconocido así desde la época de la extinta
Corte Permanente de Justicia Internacional. En efecto, dicha Corte
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internacionales en el marco de un tratado de derechos humanos1 o
del mandato de una norma interna2 se presenta como una forma de
compensar el daño sufrido por ellas, restaurando así su dignidad (García-
Godos, 2017, pp. 178, 182; véase también Greiff, 2008; Liebenberg,
2009, p. 169).
El derecho de las víctimas de violaciones de derechos humanos
a obtener reparación por el daño sufrido ha sido regulado en el
derecho internacional de los derechos humanos y desarrollado por
la jurisprudencia de los tribunales internacionales correspondientes.
En efecto, los Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas
de Delitos y del Abuso de Poder de 1985, en su artículo cuarto, estipula
el derecho que tienen las víctimas «a una pronta reparación del daño
que hayan sufrido». En el mismo sentido se destacan los Principios y
Directrices Básicos sobre el Derecho de las Víctimas de Violaciones
Manifiestas de las Normas Internacionales de Derechos Humanos
y de Violaciones Graves del Derecho Internacional Humanitario
a Interponer Recursos y Obtener Reparaciones de 2005, los cuales
recogieron la que era hasta el momento la práctica de los tribunales
internacionales sobre el tema. En general, a través de la garantía de
un recurso efectivo pero también con normas específicas, múltiples
tratados reconocen el derecho a una reparación justa y adecuada por
el daño que se haya ocasionado. Las normas del derecho internacional
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materiales y simbólicas (que pueden ser distribuidas de manera individual
o colectiva). Todas las medidas que caben en la categoría utilizada por
los tribunales pueden, empero, ser incluidas o bien en las materiales3 o
bien en las simbólicas4 (Principios y Directrices Básicos, párrafos 18-23;
García-Godos, 2017, p. 179).
La restitución, la compensación y la rehabilitación son medidas típicas
de reparación individual y, aunque pueden ser organizadas para grupos
de víctimas, el beneficiario directo, por regla general5, es un individuo.
Sin embargo, en los casos de graves violaciones masivas a los derechos
humanos, como los que se presentan en los conflictos armados o en
regímenes dictatoriales, los fondos del Estado e incluso los del Fondo
Fiduciario en Beneficio de las Víctimas de la Corte Penal Internacional
para las reparaciones ordenadas por esta, estas medidas probablemente
son insuficientes para satisfacer individualmente las necesidades del
elevado número de víctimas. En estos casos, las reparaciones colectivas
se constituyen en un herramienta que otorga una solución efectiva de
reparación, aunque esta resulte, en ocasiones, más simbólica y abstracta
(ver Mégret, 2014, pp. 175-178).
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2010, p. 388; García-Godos, 2017, p. 182; Reiter, 2017, p. 270; Bolaños
& Biel, 2018, p. 57 y ss.)8. En este sentido, es preciso plantear la
reparación desde una óptica de políticas públicas de servicios sociales, lo
que permitiría asumir violaciones masivas y sistemáticas a los derechos
humanos y no limitarse exclusivamente a casos aislados, individuales,
atendidos por la vía judicial (González y otras [«Campo Algodonero»]
vs. México9; Furlán y familiares vs. Argentina; Greiff, 2007, pp. 452 y ss.).
De esta forma, se reducen, además, las acciones meramente reactivas y
se generan conductas que tiendan efectivamente al goce de los derechos
humanos, que es una condición sine qua non para prevenir el surgimiento
6 «La víctima es la persona humana que ha sufrido una lesión o perjuicio, individualmente o en
compañía de otros seres humanos, en consecuencia de un acto —u omisión— internacionalmente
ilícito» (La Cantuta vs. Perú, voto razonado de Antonio Augusto Cancado Trindade, párrafo 36).
7 Véase, por ejemplo, los casos de afroamericanos e indígenas australianos que requieren
compensación por la esclavitud de la que fueron víctimas (García-Godos, 2017, p. 182).
8 Véase, por ejemplo, la Declaración de Nairobi sobre los Derechos de las Mujeres y Niñas a la
Reparación y a un Recurso Efectivo de 2007: «las reparaciones deben ir más allá de las razones
y consecuencias inmediatas de los crímenes y las violaciones; deben buscar enfrentar las
desigualdades estructurales que afectan negativamente la vida de las mujeres y niñas». Asimismo, la
Nota Orientativa del Secretario General de la Organización de Naciones Unidas sobre Reparaciones
por la Violencia Sexual Relacionada con Conflicto de 2014 afirma lo siguiente : «las reparaciones
deben hacer todo lo posible por ser transformadoras, lo que incluye el diseño, la implementación y el
impacto».
9 La Corte Interamericana ordenó, entre otros aspectos, que las reparaciones «restablezcan en la
mayor medida de lo posible a las víctimas a la situación anterior a la violación en aquello en que no
se interfiera con el deber de no discriminar; se orienten a identificar y eliminar los factores causales
de discriminación; se adopten desde una perspectiva de género, tomando en cuenta los impactos
diferenciados que la violencia causa en hombres y en mujeres […]» (párrafo 451).
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económicos, sociales y culturales. De hecho, históricamente, en los
procesos de justicia transicional, sus pilares de verdad, justicia, reparación
y garantías de no repetición se han centrado en las violaciones a los
derechos civiles y políticos —como la tortura, la desaparición forzada,
las ejecuciones arbitrarias—. Así, se ha dejado con frecuencia de lado
las violaciones a los derechos económicos, sociales y culturales, que son
fundamentales en el proceso de consolidación de la paz11 (Bradley, 2015,
p. 447; Mani, 2007, p. 25; van der Merwe, 2014, p. 205).
Atendiendo a la obligación de los Estados de garantizar y proteger
los derechos humanos, la reparación de las graves violaciones que se
presenten debe ser pensada tanto desde una dimensión individual como
colectiva, teniendo presente que
10 «ARTÍCULO 3°. VÍCTIMAS. Se consideran víctimas, para los efectos de esta ley, aquellas personas
que individual o colectivamente hayan sufrido un daño por hechos ocurridos a partir del 1º de enero
de 1985, como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional Humanitario o de violaciones
graves y manifiestas a las normas internacionales de Derechos Humanos, ocurridas con ocasión del
conflicto armado interno. Parágrafo 4º. Las personas que hayan sido víctimas por hechos ocurridos
antes del 1° de enero de 1985 tienen derecho a la verdad, medidas de reparación simbólica y a
las garantías de no repetición previstas en la presente ley, como parte del conglomerado social
y sin necesidad de que sean individualizadas. ARTÍCULO 75. TITULARES DEL DERECHO A LA
RESTITUCIÓN. Las personas que fueran propietarias o poseedoras de predios, o explotadoras de
baldíos cuya propiedad se pretenda adquirir por adjudicación, que hayan sido despojadas de estas
o que se hayan visto obligadas a abandonarlas como consecuencia directa e indirecta de los hechos
que configuren las violaciones de que trata el artículo 3º de la presente Ley, entre el 1º de enero de
1991 y el término de vigencia de la Ley, pueden solicitar la restitución jurídica y material de las tierras
despojadas o abandonadas forzadamente, en los términos establecidos en este capítulo».
11 Véase, por ejemplo, los casos de Timor Oriental y Sierra Leona.
12 Para una crítica a la postura de Kalmanovitz, véase Saffon y Uprimny (2010, p. 419).
Prioritarios para la
justicia social
No prioritarios para
la justicia social
431
LA JUSTICIA
Titulares de justicia correctiva Víctimas pobres o Víctimas no vulnera-
TRANSICIONAL
(personas víctimas de violacio- vulnerables bles o ricas
COMO PROCESO DE
nes graves a los DD. HH.; por (I) (II)
TRANSFORMACIÓN
lo tanto, con derecho a repara-
HACIA LA PAZ
ción)
TRANSITIONAL
No titulares de justicia correc- Personas pobres o Personas no vulnera- JUSTICE AS A
tiva (personas que no fueron vulnerables bles o ricas TRANSFORMATION
víctimas de violaciones graves a (III) (IV) PROCESS TOWARDS
los DD. HH.; por lo tanto, sin PEACE
derecho a reparación)
En este punto debe recordarse que, por lo general, existen tres maneras
como el Estado atiende las necesidades de la población vulnerable,
entre la que se encuentra la población víctima del conflicto armado,
estas son: (a) servicios sociales; (b) ayuda o asistencia humanitaria; y,
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(c) reparación.
De un lado, las políticas sociales o servicios sociales, son «actividades
de carácter permanente y habitual, desarrolladas por el Estado o bajo
su coordinación o supervisión, destinadas a satisfacer necesidades de
carácter general de la población, en particular aquellas relacionadas con
los derechos a los que la Constitución les atribuye un carácter social,
o cuya prestación origina gasto público social» (Sentencia C-1199/08).
Implican la provisión de servicios sociales a todas las personas, tienen su
fundamento normativo tanto en la Constitución Política de Colombia,
en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, artículos 2 y 13, y en otras normas y tratados internacionales
tendientes a garantizar la igualdad real o material de todas las personas.
Estas políticas benefician a toda la población —y, en especial, a grupos
discriminados o marginados, entre los que pueden encontrarse las
víctimas del conflicto armado—. A diferencia de la reparación, los
servicios sociales no presuponen la existencia de un daño, se inspiran
en criterios de justicia distributiva y se prestan de forma ordinaria para
garantizar derechos sociales, prestacionales o implementar políticas
públicas13.
Por el contrario, la ayuda o asistencia humanitaria son el conjunto de
actividades a cargo del Estado dirigidas a proporcionar socorro a las
personas afectadas por emergencias o crisis humanitarias ocasionadas
13 Ejemplo de ellas son los programas de acceso a vivienda, educación y salud gratuita o subsidiada.
V I . C O M E N TA R I O S F I N A L E S
Los países que acuden a procesos de justicia transicional para superar su
pasado violento se enfrentan al reto de reparar un alto número de víctimas
de graves violaciones a los derechos humanos. Dicha reparación, según
se ha mostrado a lo largo de este escrito, contribuirá a consolidar los
fines de la transición: paz estable y duradera y reconciliación nacional.
No obstante, tal reparación debe tomar en consideración que la
población afectada por el conflicto armado es asimétrica —pues aquel no
distinguía por edad, sexo, religión, clase social u otras categorías— y que
la población vulnerable no está constituida exclusivamente por aquella
que también sufrió victimizaciones.
Es por ello que el concepto de paz con justicia social puede servir de
base para diseñar reparaciones que atiendan las causas estructurales del
conflicto armado. Para ello, la reparación deberá estar estrechamente
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población no desplazada no recibió apoyo para adaptarse al cambio
socioeconómico que trajo consigo el retorno, lo que afectó las
posibilidades de reconciliación (Vieira, 2015, pp. 271-272).
En esa medida, la inclusión en los programas de reparación de la
población vulnerable que tuvo la fortuna de no ser víctima del conflicto
armado, así como el desarrollo de otro tipo de acciones y servicios que
vinculen a la totalidad de la población, eventualmente podrán contribuir
a facilitar los fines de la transición. Así, la reparación por la violación
grave a los derechos humanos, que es una obligación del Estado, y las
políticas públicas sociales del Estado, se complementan. Mientras que
la reparación se dirige a los grupos (I) y (II)14 —pues tradicionalmente
tiene un enfoque más restaurativo (mira hacia el pasado y se centra
en el daño causado por el hecho victimizante)—, las políticas sociales
se concentran en el presente con una perspectiva hacia el futuro para
asegurar el ejercicio de los derechos económicos, sociales y culturales de
todas las personas, con especial atención en los grupos (I) y (III).
Las víctimas más desfavorecidas y las no víctimas más desaventajadas,
grupos que en el cuadro se identifican como pobres o vulnerables (I) y
(III), deberían tener acceso prioritario a los programas sociales. Dicho
15 «With a merely restorative reparations policy, state resources devoted to a reparations policy with
a transformative dimension should be employed not only to restore victims to the situation prior to
the harm suffered, but also to transform their situation of subordination or social marginalization.
Consequently, a state policy of transformative reparations could coincide partially or completely with
the purpose or potential of a social policy, but it would always be distinct in terms of its source or
entitlement. Therefore, it could not be concluded that one type of policy fulfils the purpose of the
other» (Saffon & Uprimny, 2010, p. 406).
16 Los autores se refieren al potencial transformador de las reparaciones exclusivamente para las
víctimas: «As a prima facie mandate, the duty to repair is a principle with normative force, and
consequently, attempts should be made to achieve full compliance. But also, its application can be
restricted in certain cases, not only due to factual restrictions, but also because it may conflict with
other equally important principles, like distributive justice and economic efficiency […] if one assumes
that the mandate of integral reparations is a principle rather than a rule, then it possible to formulate
the following thesis: the duty to integrally repair subsists whenever it does not profoundly violate
the imperatives derived from principles of distributive justice. […] Under this conditions, why think
that reparations of massive human rights violations cannot articulate different principles of justice?»
(Saffon & Uprimny, 2010, pp. 409- 410).
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justicia correctiva con los que compite; la reparación se debe a aquellos
que están por encima del umbral de justicia social solo si nadie está por
debajo de dicho umbral. (Kalmanovitz, 2010, p. 85).
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Recibido: 18/04/2019
Aprobado: 21/10/2019
Derecho PUCP, N° 83, 2019 / ISSN 0251-3420 / e-ISSN: 2305-2546
INTERDISCIPLINARIA
N° 83, 2019
diciembre-mayo
https://doi.org/10.18800/derechopucp.201901.015 pp. 445-488
*
Trabajo de investigación realizado en el marco del Proyecto financiado por la Conselleria de
Educación, Investigación, Cultura y Deporte Género y Raza: Las subjetividades omitidas en el
constitucionalismo (GV/2017/168), siendo su investigadora principal la doctora Nilda Margot Garay
Montañez, a quien agradezco sus comentarios e indicaciones bibliográficas sobre algunas de
las cuestiones abordadas desde el punto de vista histórico jurídico, pero con proyección en otras
disciplinas de interés y actualidad; y también del Proyecto I+D+i: El Estado secular y las políticas de
coexistencia (2016-). DER2016-79293-P, liderado por la investigadora principal doctora Rosa María
Martínez de Codes.
**
Universidad de Alicante, Alicante-España, Profesora e Investigadora, Catedrática de Historia
del Derecho.
Código ORCID https://orcid.org/0000-0003-2721-8029, mm.martinez@ua.es
446 The importance of the assignment of certain adjectives and names constantly
in the genesis of the Indian citizen’s imaginary is evidenced in the process
of building an American policy and, especially, in the Spanish constitutional
process in the early nineteenth century.
I. INTRODUCCIÓN
El presente trabajo tiene tres objetivos específicos que se concretan
en uno general, centrado en la defensa de la identidad del indio
americano en el marco de los debates parlamentarios entre 1810 y
1812. No es en modo alguno un estudio exhaustivo, pues EELO exigiría
MARÍA MAGDALENA MARTÍNEZ ALMIRA
1 En cursiva están aquellos términos y conceptos que aparecen en la documentación, pero que,
desde el punto de vista etimológico, no significaban en aquel tiempo lo mismo que en la actualidad.
Entrecomillados, pero sin cursiva, están los términos que, considero, merecen, ser abordados o
tratados de manera específica, y que no tienen por qué figurar en documentos consultados, pero sí
en diccionarios de aquel tiempo.
I I . I N D I O S L I B R E S Y C O N U N PA S A D O I M P E R I A L :
G E N T E S D E O R D E N S O M E T I D O S A U N A N U E VA
AUTORIDAD
El establecimiento de los españoles entre los «indios» se puede explicar
MARÍA MAGDALENA MARTÍNEZ ALMIRA
de las bulas recibían los reyes como instrumentos al servicio de tan alta
causa espiritual, sin que ello supusiera sometimiento o vasallaje entre los
príncipes y la autoridad papal (Castañeda, 1993, pp. 51-54). Si bien la
jurisdicción correspondía a los Reyes Católicos, conforme a lo dispuesto
453
en las Bulas, en realidad se refería, exclusivamente, a la propagación de SOBRE LAS
CALIDADES Y
la fe (Diego, 1966, p. 182). QUALIDADES
Corolario de lo anteriormente expuesto interesa el efectivo conocimiento DE LOS INDIOS
y traslado de noticias a Roma, a la sede pontificia, de lo que sucedía AMERICANOS.
CLAVES PARA
en Indias. Y ello tomando en consideración que el nivel de relación
COMPRENDER
diplomática primó sobre cualquier otro en relación con los títulos de LA LIMITACIÓN
soberanía y evangelización concedidos por el papa a los reyes españoles DEL DERECHO DE
(Córdova, 2004, pp. 471-473). Este dato importa puesto que admitiendo REPRESENTACIÓN
los juristas y tratadistas de la época que el papa tenía la suprema EN LAS CORTES
jurisdicción temporal quedaba plenamente justificada la concesión de CONSTITUYENTES
dominio verdadero sobre los territorios a los príncipes cristianos (Apud. DE CÁDIZ
Castañeda, 1993, p. 56). Así, una vez concedida la autoridad temporal ON THE PERSONAL
a los reyes cristianos con la obligación de evangelizar y cristianizar, el ATTRIBUTES AND
papel de la Santa Sede quedaba seriamente limitado. Por lo tanto, si no QUALITIES OF NATIVE
obraban en consecuencia solo cabía exigir su responsabilidad a través AMERICANS. KEYS
de la demanda no por quienes se sentían desatendidos sino de quienes TO UNDERSTANDING
en última instancia habían otorgado aquel derecho, concessio, con la THE LIMITATION
seguridad de dejar en manos de quienes mejor competía tal «misión». OF PERFORMING
RIGHTS IN THE
Pero no por ello se ha de negar la relación entre estos dos poderes; de
CONSTITUTIVE
una parte, a través de las informaciones que los propios evangelizadores PARLIAMENT OF
hacían llegar hasta Roma, citando por caso las enviadas a la curia y al CADIZ (1812)
pontífice por el jesuita Diego de Rosales (Sánchez Pérez, 2017, p. 365); y
de otra parte a través del cumplimiento del patronato regio, que suponía
una actividad periódica de información, canalizada a través del Consejo
de Indias (García Pérez, 2008). MARÍA MAGDALENA MARTÍNEZ ALMIRA
El segundo nivel de interacción entre españoles e indígenas se concretaba
en el ejercicio de una autoridad inmediata y próxima a los indígenas,
pero corrupta y ambiciosa a pesar de las disposiciones legales contrarias
a ciertas prácticas esclavistas, y que fue denunciada por trato inhumano
hacia los «indios». Este segundo nivel era el que más problemas causaba
para la pacificación de los pueblos y ante ese desafecto hubo acciones
concretas. Ha de tenerse presente que, para algunos sectores de la
historiografía, sostienen que este nivel de actuación permitió la mejora
en las condiciones de vida de los indígenas en materia penal, pues los
Incas aplicaban la pena de muerte como común para la mayoría de
los delitos cometidos, además de la destrucción de familias y tribus
infractoras (Cutter, 2010, pp. 199-215).
El rey obtuvo la condición de señor legítimo sobre los Incas, quienes
perdieron el señorío que tenían «al reino» y sus tierras y bienes, que
ante la presión de los españoles. Entre las muchas cartas llegadas desde
el Perú cabe mencionar la enviada el 10 de mayo de 1543 por Diego de
Urbina al Emperador:
los indios de la isla de la Puna que es de V.M. salieron a ellos, los mataron
e robaron (.) Al mismo tiempo los caciques e Indios desta comarca
vinieron sobre mi, i nos tuvieron cercados en esta Ciudad 6 meses.
En los pueblos de indios —a los que Solórzano alude junto a los «Pueblos
de Españoles» para referirse a los Curas Doctrineros y sobre el modo de
elegirlos, examinarlos, removerlos y procurar interinos (1648, III, XV,
Derecho PUCP, N° 83, 2019 / ISSN 0251-3420 / e-ISSN: 2305-2546
83
I I I . C A L I D A D E S Y Q U A L I D A D E S D E LO S I N D Í G E N A S .
C A U S A S D E L A F A LT A D E C O N S I D E R A C I Ó N
HACIA LA IDENTIDAD DEL INDÍGENA
El sometimiento de los indios a una esclavitud de facto fue constante
MARÍA MAGDALENA MARTÍNEZ ALMIRA
algunos autores, como William Robertson cuya obra fue incluida entre
otras en la relación de obras prohibidas en la Novísima Recopilación
de las Leyes de Indias; la obra Historia imparcial de los jesuitas, Memoria
católica primera y segunda, Puntos de disciplina eclesiástica, Carta del
471
Caballero Villegas, la Verdad desnuda y de la obra, también francesa SOBRE LAS
CALIDADES Y
aunque impresa en Londres, Año dos mil cuatrocientos cuarenta junto con QUALIDADES
otros libros de carácter teológico o de origen sinodal, como las obras que DE LOS INDIOS
contenían la doctrina de Pistoya (Novísima Recopilación de las leyes de AMERICANOS.
España, VIII, 18. 8 y 10). Estos textos contienen la clave para contrastar CLAVES PARA
imaginarios resultantes de las vivencias de sus autores entre los indios y COMPRENDER
oficiales españoles en periodos y momentos decisivos de su historia. LA LIMITACIÓN
DEL DERECHO DE
REPRESENTACIÓN
EN LAS CORTES
I V.
EL RACIONALISMO ILUSTRADO ANTE EL CONSTITUYENTES
FRACASO DEL HUMANISMO MODERNO EN LA DE CÁDIZ
DEFENSA DEL INDIO
Llegado el fin del siglo XVIII, tuvieron lugar nuevos hechos que llevaron, ON THE PERSONAL
ATTRIBUTES AND
una vez más, al juicio crítico y a la denuncia de actitudes poco respetuosas
QUALITIES OF NATIVE
con los indios. Poco más tarde, los representantes y diputados a Cortes AMERICANS. KEYS
constitucionales, cuyas calidades de origen (Garriga, 2003, 1106) no TO UNDERSTANDING
debían condicionar su representatividad en el marco constitucional, THE LIMITATION
fueron calificados como «los hombres más foragidos e indecentes a dar la OF PERFORMING
ley a los virtuosos y honrados [...] muchos que antes vivían enteramente RIGHTS IN THE
ignorados». Personajes como el virrey Abascal, claramente antiliberal CONSTITUTIVE
y detractor de las Cortes de Cádiz, propugnaban la intervención de los PARLIAMENT OF
«vasallos» —entiéndase con ello a la misma población indígena— en CADIZ (1812)
los designios de la política gubernamental con especial atención a las
Indias, porque aquel pueblo «se debía al trabajo y al amor a la autoridad»
(Peralta, 2018, p. 201). Y este era el argumento en su favor:
MARÍA MAGDALENA MARTÍNEZ ALMIRA
Se ha visto que V.M. solo concede la igualdad de derechos á ciertas clases,
quedando escluidas otras. Por desgracia V.M. no tiene en este momento
bastantes conocimientos locales de aquella parte de sus dominios para
arreglar este asunto con el tino y prudencia que corresponde. (Diario de
las discusiones y actas de las Cortes de 1811, p. 66).
indio)
La igualdad de derechos entre «indios» y «españoles» se centró tanto
en la administración de justicia como en la lengua como formas de
expresión. Tau Anzoátegui resalta la importancia que Solórzano dio a
la lengua como elemento para caracterizar a las diversas comunidades
indígenas, y sin cuya comprensión en uno u otro sentido difícil se torna
la comunicación, más aún la amistad e intercambio de conocimiento y fe
(Tau Anzoátegui, 2016, p. 213). En materia de lengua, y según Aguirre,
entre los indios de Ecuador el uso de la lengua quichua se olvidó por
completo al igualar los españoles aquéllos con los mestizos, mulatos y
también con los blancos.
Esta situación fue consecuencia de las decisiones tomadas a partir
de consultas elevadas al Consejo de Indias sobre la conveniencia de
que «indios hablasen la lengua castellana y en ella se les enseñase la
doctrina». Pero incluso esta medida no parecía del todo aconsejable,
puesto que mediante Real Cédula enviada al virrey de Nueva España en
Derecho PUCP, N° 83, 2019 / ISSN 0251-3420 / e-ISSN: 2305-2546
83
V. A M O D O D E R E F L E X I Ó N F I N A L
Nos encontramos como historiadores del Derecho ante una temática
que evidencia una realidad condicionada por un complejo entramado
de intereses, desencuentros, ignorancias y presiones, y cuyo origen
481
sostenemos radica en el momento fundacional de la conquista. SOBRE LAS
CALIDADES Y
El derecho de aquel momento, sujeto a la falta de conciencia sobre QUALIDADES
la realidad poblacional de las Indias, condicionó a los españoles- DE LOS INDIOS
conquistadores y a los oficiales reales en su forma de actuar y responder a AMERICANOS.
CLAVES PARA
las necesidades planteadas por los indígenas, a través de sus autoridades
COMPRENDER
y representantes. Es evidente que circunstancias de carácter económico LA LIMITACIÓN
y socio-político motivaron decisiones controvertidas, y fruto de ello un DEL DERECHO DE
periodo en el que desmanes, aspiraciones y frustraciones de la población REPRESENTACIÓN
incorporada a las Indias alteró el orden jurídico de lo que se denominó EN LAS CORTES
«naciones de indios». CONSTITUYENTES
DE CÁDIZ
El devenir del derecho castellano implementado en las Indias tuvo
su corolario en la propia evolución del derecho soterrado de las ON THE PERSONAL
ATTRIBUTES AND
comunidades indígenas, y sin duda el periodo constituyente actuó
QUALITIES OF NATIVE
de acicate para aquellas personas que durante siglos manifestaron el AMERICANS. KEYS
deseo de un reconocimiento en igualdad de trato, representación y TO UNDERSTANDING
capacitación. Es este el tema que merece seguir siendo objeto de análisis THE LIMITATION
comparativo2, para comprender las claves de una representatividad OF PERFORMING
imperfecta en el marco del proceso de Cortes constituyentes. RIGHTS IN THE
CONSTITUTIVE
PARLIAMENT OF
CADIZ (1812)
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144. MARÍA MAGDALENA MARTÍNEZ ALMIRA
2 La extensión del trabajo que aquí presentamos no permite incluir en el mismo esta nueva propuesta;
la cual está incluida en la comunicación al XX Congreso Internacional del Instituto Internacional de
Historia del Derecho Indiano (La Rábida, 16-20 de setiembre de 2019), «Razas gentes y hombres
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Recopilación de Leyes de los Reynos de las Indias, mandadas imprimir y publicar por la
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Recibido: 17/06/2019
Aprobado: 17/09/2019
R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E * *
Pontificia Universidad Católica del Perú (Perú)
*
Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima. Psicólogo, magíster en Estudios Teóricos en
Psicoanálisis, licenciado en Psicología con Mención en Psicología Clínica.
Código ORCID: 0000-0003-3147-4746. Correo electrónico: lfodale@pucp.pe
**
Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima. Psicólogo, magíster en Estudios Teóricos en
Psicoanálisis, licenciado en Psicología con Mención en Psicología Clínica.
Código ORCID: 0000-0002-7504-0643. Correo electrónico: raul.valdez@pucp.pe
490 Palabras clave: investigación cualitativa, análisis temático, CNM Audios,
psicoanálisis, instituciones, corrupción, mecanismos inconscientes
The research presents a route of the psychoanalytic ideas related to group and
institution phenomena, from Sigmund Freud to contemporary authors like
Kaës and Ulloa. Freud’s work allows to analyze unconscious mechanisms like
projection, idealization and identification. Kaës proposes group mechanisms
like denied pact and narcissistic contract, and Ulloa highlights the tragic
entrapment, an institutional and social device that perpetuates cruelty where
there’s no other that intercede.
I. INTRODUCCIÓN
A mediados de 2018 salieron a la luz, a través del portal de IDL
Reporteros, conversaciones telefónicas entre miembros de las altas
esferas de la justicia peruana, que luego fueron denominadas CNM
Audios1, en referencia al Consejo Nacional de la Magistratura. En dichos
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
destacar la manera en que afecta directamente al desarrollo social del
país. De esta forma, la corrupción es a la vez «causa del deterioro de las
instituciones» y «un subproducto de instituciones debilitadas» (p. 34).
El portal de IDL Reporteros ha publicado 101 audios, cuyo contenido
fue analizado en su totalidad utilizando metodología cualitativa, a través
del análisis temático. Como resultado emergieron ocho categorías.
Asimismo, se utilizó el marco teórico psicoanalítico, el cual permite
explorar mecanismos inconscientes inscritos en los vínculos instituidos
de los protagonistas de los audios. Para ello, se plantea un recorrido
por las ideas psicoanalíticas relacionadas con fenómenos de grupos e
instituciones —desde Freud hasta autores contemporáneos como Kaës
y Ulloa—, con el fin de discutir los resultados obtenidos del análisis del
material.
2 Para efectos de un conocimiento general de las instituciones involucradas en los CNM Audios, aquí
presentamos brevemente información de cada una.
Poder Judicial del Perú: uno de los tres poderes del Estado Peruano, junto con los poderes legislativo
y ejecutivo. Ejerce la administración de justicia, está estructurado jerárquicamente y su presidente
es elegido por la Corte Suprema entre los vocales supremos. En un segundo nivel se encuentran las
Cortes Superiores de Justicia de cada distrito judicial. El tercer nivel es el de los Juzgados de Primera
Instancia de cada provincia. Finalmente se encuentran los Juzgados de Paz Letrados (distritales) y
los Juzgados de Paz no Letrados.
Consejo Nacional de la Magistratura (CNM): es un organismo autónomo del Estado Peruano. Elige,
nombra, ratifica y destituye a jueces y fiscales del Perú [En los audios aparecen los consejeros Guido
Aguila, Julio Gutiérrez e Iván Noguera]. Actualmente se encuentra bajo reforma.
Corte Superior de Justicia del Callao: es una de las 35 Cortes Superiores de Justicia del Perú.
Se encuentra en el segundo nivel jerárquico del Poder Judicial y está bajo la autoridad de la
Corte Suprema.
Corte Suprema de Justicia: es el máximo órgano jurisdiccional del Perú. Es un tribunal de última
instancia y sus fallos no pueden ser apelados. Se compone de 9 Salas Supremas, una de ellas es la
Segunda Sala Penal Transitoria Suprema.
3 Este reportaje del programa Cuarto Poder muestra indicios de la corrupción institucionalizada en la
corte del Callao: https://www.youtube.com/watch?v=1TtfVqp9zA8
4 En psicoanálisis, la noción de objeto se refiere al medio por el cual y en el cual se satisfacen las
pulsiones humanas (eróticas, agresivas, de dominio, de conocimiento…). Puede referirse a personas
reales o del mundo de fantasía; así como también a ideales (Laplanche & Pontalis, 2004, p. 258).
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
arroja hacia fuera del espacio psíquico aquello que le produce displacer,
contraponiendo un yo-placer, por una parte, y la amenazante realidad
externa, por otra. Este mecanismo opera en el marco de la renuncia a la
omnipotencia infantil frente a los demás, así como frente a la naturaleza.
Además de la descripción de estos 3 mecanismos psíquicos, la noción de
malestar en la cultura tiene gran importancia para establecer un marco de
comprensión de grupos e instituciones. Freud ([1930] 2012, pp. 85-87)
se propuso explorar los motivos detrás de la inevitable desdicha humana
ante una civilización frágil, expuesta al riesgo de irrupción de violencia
y desorden. Siguiendo a Le Rider, Plon, Raulet y Rey-Flaud (2004,
p. 107), la potencia de la naturaleza, la fragilidad del cuerpo y (sobre
todo) la ineficacia de las normas para regular los vínculos entre sujetos
constituyen fuentes de malestar.
La relación con la norma o ley conlleva a experimentar culpa y desdicha;
y, aunque evita que la agresión se actúe, el costo para el sujeto es alto.
En efecto, la agresión se vuelca contra sí bajo la forma de sentimientos
de malestar originados por llevar a cabo renuncias ante la imposibilidad
de realizar un deseo. Habría entonces componentes de nuestra cultura
que nos alejan de nuestras aspiraciones más primitivas. Actualmente,
con los grandes cambios provocados por las nuevas tecnologías, el sujeto
no ha quedado libre del malestar en la cultura, sino que cambian los
modos en que este es provocado y experimentado.
5 Con este término Freud describe un referente que cada sujeto posee en su aparato psíquico al que
trata permanentemente de ajustarse. La formación de esta instancia psíquica es producto de las
identificaciones con los padres y los valores sociales (Laplanche & Pontalis, 2004, p. 180).
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
y de captación de la realidad. En un grupo donde predominen estos
últimos, encontraríamos un conjunto de individuos más orientados a
actuar guiados por emociones e impulsos no procesados; por lo tanto,
se trataría de individuos menos reflexivos. De esta forma, podríamos
plantear que un grupo de supuesto básico muestra predominantemente
un funcionamiento beta. Este es un punto importante por indagar en el
análisis de contenidos psíquicos a través de dispositivos grupales.
En un nivel más específico, René Kaës (1995, p. 101) ha construido
modelos para comprender el funcionamiento de grupos empíricos y su
relación con la realidad psíquica particular de cada sujeto en relación
con el conjunto. Kaës (2004, pp. 655-656), define la institución como
un colectivo conformado para realizar una tarea que resulta útil para la
sociedad, la que se apoya en representaciones compartidas. Asimismo,
en una institución interfieren distintos órdenes de realidad, como
culturales, políticos, económicos, jurídicos y psíquicos. La tarea primaria
(educar, tratar la enfermedad mental, entre otras) amplía y hace más
compleja la mirada a la realidad psíquica, especialmente en el plano
intersubjetivo.
En las instituciones, los sujetos devienen parciales, en tanto su relación
con la institución se produce a partir de la tarea primaria establecida
y su participación específica respecto de la misma. De igual manera,
la grupalidad institucional establece lazos e identidades en los sujetos
según la relación de cada uno con la tarea primaria. Al mismo tiempo,
contenidos psíquicos circulan entre los distintos niveles de realidades.
Por su parte, en los vínculos intersubjetivos destacan procesos psíquicos
comunes y compartidos que pueden generar sufrimiento, pero también
Derecho PUCP, N° 83, 2019 / ISSN 0251-3420 / e-ISSN: 2305-2546
496 pueden evacuarlo. Resaltamos los conceptos de contrato narcisista
y pacto denegativo. Kaës (2006, p. 169) define el contrato narcisista
como aquel que porta los deseos a través de un mandato proveniente
de un orden superior, el cual asegura la continuidad de las generaciones
y el conjunto social. En otras palabras, el contrato narcisista otorga un
lugar en la cultura a cambio de exigencias, por lo que provocará tensión
con los deseos particulares del individuo. Sostenemos que, en el caso
particular al que nos referimos, predomina la idea del sujeto como su
propio fin, más que como heredero y tributario de la cadena. Se trata
de un contrato débil en el que predomina el narcisismo individual.
De la misma forma, la idea del sujeto como su propio fin se expresa
en la justificación de todo deseo propio como válido y provisto de
pleno derecho. Complementariamente, toda exigencia o mandato que
provenga de la cadena es visto como peligroso.
Por otro lado, Kaës (1991, pp. 156-158) se refiere al pacto denegativo
como una formación bifásica (es decir, intrapsíquica e intersubjetiva)
que asegura funciones en el espacio intrapsíquico para sostener los
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
procesos del vínculo intersubjetivo. Esto quiere decir que los sujetos
desconocerán inconscientemente contenidos psíquicos propios con el
propósito de sostener un vínculo intersubjetivo. Un ejemplo de pacto
denegativo entre dos o más sujetos es aquel que crea la ilusión de que
en dicho vínculo uno burla aquello no pensable, no existente o no
representable —como, por ejemplo, el vacío, la muerte o la negación
de ciertas diferencias—. Según el caso, puede producir efectos muy
variados, como por ejemplo ayudar o limitar el pensamiento; o afectar
los vínculos y las representaciones de los demás. Así, tal como el contrato
narcisista, es una formación simultáneamente organizadora del vínculo
como de naturaleza defensiva. Esto último quiere decir que siempre
existen en el aparato psíquico elementos inaceptables que deben ser
excluidos de la conciencia para que esta pueda operar satisfactoriamente.
Y, como hemos visto, los vínculos intersubjetivos permiten también
conseguir dicho rechazo. Posteriormente se precisará de qué angustias y
contenidos psíquicos se defienden los sujetos miembros de dichos pactos
inconscientes.
Dirigiendo la atención hacia los efectos de la destructividad en la
civilización, Ulloa (2005) detecta la paradoja de que la crueldad ha
estado presente desde el inicio de las civilizaciones, pero siempre
acompañada de intentos de ser regulada, asegurando derechos para los
pueblos y sus individuos. Para el autor, la crueldad supone ensañamiento
con un otro que es incapaz de resistir. Por ello, es preciso distinguirla
de la agresión, que supone una fuerza instintiva que puede llegar a ser
feroz. La crueldad sería el convencimiento del sujeto de la impunidad: él
mismo sería ley-canalla (o saber canalla), que excluye un saber distinto,
tratando de destruirlo y negando toda complejidad. Puget (2006, p. 33)
Derecho PUCP, N° 83, 2019 / ISSN 0251-3420 / e-ISSN: 2305-2546
83
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
en las sociedades heterónomas, conformadas por la mayor parte de la
población mundial, predomina la apropiación desmedida, el consumo y
un estilo de gobierno tiránico. La clausura de la significación (ausencia
de lugar para todo tipo de crítica) hace que no solo la cuestión política
esté cerrada de antemano, sino también las cuestiones éticas (1997,
p. 241). De sus ideas se desprende que la autonomía de los individuos
es inconcebible e imposible sin la autonomía de la colectividad; es
decir, que los individuos deben tener la posibilidad de participar en la
formación y posicionamiento de la ley (p. 274).
Dentro de este tipo de dispositivos de dominación se hace también
presente la violencia de género, que reproduce relaciones jerárquicas
y agresivas. Rita Segato (2003, p. 13) sostiene que detrás de esta
forma de violencia existe un mandato de asegurar la reproducción
del género como estructura de relaciones entre posiciones jerárquicas
que conllevan distintos estatus. Entre iguales, sujetos masculinos, se
producen relaciones de competición y alianza sobre aquellos que ocupan
una posición más débil —posición que, desde esta perspectiva, ocupan
las mujeres o lo femenino—. Por lo tanto, este mandato pesa sobre lo
masculino y justifica la relación desigual a la que se ha hecho referencia.
Habiendo planteado el presente recorrido teórico, nos proponemos
discutir su pertinencia y utilidad para proveer esclarecimientos sobre el
actuar de los sujetos transgresores a partir del análisis de los audios ya
mencionados. Buscamos una mayor comprensión que oriente futuros
estudios psicoanalíticos sobre el tema y así contribuir a dilucidar
estrategias de intervención en el ámbito de justicia.
I V . R E S U LT A D O S
A continuación, se presentan las categorías emergentes de la revisión
del contenido de los audios. Estas categorías serán descritas en función
del material utilizado, para posteriormente ser discutidas a la luz de la
teoría planteada en el marco.
La Tabla 1 permite aproximarnos a las categorías más recurrentes, así
como a las asociaciones entre categorías. Destacan como más frecuentes
las categorías «acuerdo ilegal entre pares» (24), «hablar en código» (21),
«disfrute» (19) y «fantasía del padrino» (23). Asimismo, las categorías
que más comparten códigos son «disfrute/acuerdo ilegal entre pares» (4)
y «disfrute/fantasía del padrino» (3).
Categoría Total
citas
Tabla 1. Tabla matriz
Disfrute 19 4 / 3 2
Hablar en 21 2 1 / 2 1
código
Fantasía del 23 2 3 2 /
padrino
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
Violencia de 7 1 1 2 /
género
Ansiedad 12 1 /
Centaveo 4 1 /
AIP = Acuerdo ilegal entre pares
RCS = Relación con subordinados
D = Disfrute
COD = Hablar en código
FP = Fantasía del Padrino
VG = Violencia de Género
ANS = Ansiedad
CENT = Centaveo
Contenido Personajes
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otro código
Ríos le dice a su esposa que Cavassa Walter Ríos y Maritza Sán-
Roncalla (operador político) es ami- chez (esposa)
go de Guido Aguila y Julio Gutiérrez
Pebe. Quieren «tender puentes con
Orlando Velásquez». «Necesitamos
un voto por el amigo, ¿ya? Y eso va
a significar que el amigo se va a ra-
jar por mí para la próxima elección».
Audio 1
«Entonces me tengo que mover como
loco para apoyarlo para que él sea,
no solamente mi voto de confianza,
sino tú ya sabes a lo que me refiero,
desde el comienzo». «Ese es el pata
que cuando yo necesitaba el voto de
Emperatriz Pérez Castillo me llevó a
la casa de Guido».
Quispe llama a Hinostroza para ofre- César Hinostroza y Aurelio Habla en có-
cer «cosas» que puedan interesar a Quispe de Lima Norte digo
él o su hijo, remarcando que «no se
Audio
puede hablar por celular». Señala que
11
es una muy buena noticia para trabajo
y poder para el futuro. Hinostroza le
dice que lo vaya a ver.
«Ahorita César habló con Julio Gu- Walter Ríos y Mario Men- Disfrute
tiérrez, lo ha interceptado a Guido». doza
«No te olvides de hablar con Guido el
Audio viernes». «Lo ha llamado a Iván pero
16 dice que está haciendo compras».
Mencionan a todos los miembros del
CNM para reunirse en una cena.
Noguera le dice que salió todo bien. Iván Noguera y Mario Centaveo
Luego le pide que le compre entradas Mendoza
para su presentación como músico.
Audio
Mendoza ofrece comprarle 40 y No-
18
guera negocia a 50. Le cobra por un
favor exigiéndole la compra de 50
entradas.
Contenido
Audio Ríos le dice que quiere colocar a un Walter Ríos y Mario Men-
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
25 laboralista como juez. doza
Audio tema, hay que esperar nada más». Velásquez (juez titular de
Disfrute
83 Hinostroza le ofrece ir a comer algo quinto juzgado constitu-
después de hacer deporte. cional)
Jorge Jáuregui le pide como favor in- Walter Ríos y Jorge Jáu- Fantasía de pa-
terceder por un «amigo» (Percy Velás- regui drino/disfrute
Audio quez Zabaleta) a través de «Hugo» y
85 «Aldo». Hay una jefa de personal que
no está de acuerdo. Comentan de una
reunión «tranquila» con buen trago.
Hablan de que todo está bien con el Walter Ríos y Javier Prieto
Audio
favor al «amigo». Se muestran entu-
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
92
siasmados, quedan para almorzar.
Ríos ofrece ayudar a través de Gian- Walter Ríos y José Urquizo Fantasía de pa-
Audio franco Paredes. Están coordinando drino
98 para hablar sobre temas de Urquizo
en el Callao (jurisdicción de Ríos).
Están viendo un tema con Luis Mar- John Misha y Luis Marsano Disfrute
Audio
sano. El acuerdo se da en el restau-
100
rante San Ceferino.
Audio
Tabla 3. Categoría «relación con subordinados»
Contenido Personajes
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otro código
503
Audio Ríos le pide elaborar las preguntas para el Walter Ríos y Nelson
CNM AUDIOS:
6 examen del CNM: «No le enseñes ni a tu Aparicio UNA MIRADA
mamá huevón. Tú sabes que es el ser que PSICOANALÍTICA
tú más quieres».
CNM AUDIOS: A
Audio Ríos le dice que además de las publica- Walter Ríos y Nelson PSYCHOANALYTICAL
7 ciones de los diarios, le tiene que prepa- Aparicio APPROACH
rar dos discursos: uno para la ceremonia
de implementación de tramo del Código
Procesal Penal («bajo el mismo estilo de
la vez pasada, tú tienes el modelo de la
vez pasada»), «me lo tienes que dar un
par de días antes»; el otro discurso es por
la juramentación del prefecto del Callao.
Audio 9 Ríos presiona para «cumplir» con Julio Walter Ríos y Gian-
(parte 1) Gutiérrez Pebe. franco Paredes
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
Audio Inmediatamente después de agradecer a Walter Ríos y Gian-
9 Julio Gutiérrez por «ayudar a un hombre franco Paredes
(parte 1) humilde», llama a Gianfranco Paredes
a decirle como deben tratar al funcio-
nario al que han colocado: «solamente
explícale a ese chico que un montón de
gente lo ha apoyado, ¿no?, con nombres
y apellidos, ¿ya?». Explica que no tenía
opción de ganar: «solo no tenía ninguna
opción», «tiene que reconocer».
Contenido Personajes
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código
Ella le dice: «oye, no estés toman- Walter Ríos y Maritza Violencia de género
Audio
do». Él responde: «lamentablemente Sánchez
1
es así, un traguito…».
Audio Se habla de una reunión que se reali- Walter Ríos y Mario Acuerdo ilegal entre
16 zará en el restaurante Chifa Titi. Mendoza pares
Hablan sobre Duberlí (Rodríguez) Walter Ríos y asesor Fantasía del padrino
e ir al restaurante El Hawaiano. Le de comunicaciones
Audio
dice para ir con el ministro. de Duberlí Rodríguez,
20
presidente del Poder
Judicial
Mendoza quiere pasar por su oficina, Mario Mendoza y Raúl Violencia de género
Raúl Rodríguez le dice que está en Rodríguez (fiscal su-
Oxapampa. Mendoza le dice: «cui- premo)
Audio
dado con los ojos verdes». Rodríguez
30
le dice que todavía no llega y que va
a ver si es cierto (en referencia a las
mujeres) y ambos se ríen.
Audio Contenido
César Hinostroza y
Comparte otro
código 505
promiso el viernes en la noche con Antonio Camayo CNM AUDIOS:
«los 3 nuevos». Hinostroza lo pasa
para la siguiente semana. También
UNA MIRADA
Audio hablan de un evento que será antes PSICOANALÍTICA
52 del viernes: almuerzo con el minis-
tro del interior, Duberlí Rodríguez CNM AUDIOS: A
y cumpleaños de Oviedo. «Ya papá, PSYCHOANALYTICAL
te espero», le dice Camayo a Hinos- APPROACH
troza.
Gómez Barrios lo llama para con- César Hinostroza y Fantasía del padrino
cederle una reunión con Gonzales Wilson Gómez Barrios
Posada, Rolando Sousa y Oswaldo (presidente de Securi-
Hundskopf. Lo invitan a una parri- tas Perú)
llada: «inaugurar una parrillita para
Audio
hablar un poco de la coyuntura, y
74
yo les dije pues que era amigo tuyo».
Hinostroza no puede en la fecha que
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
le proponen, pero Gómez Barrios in-
siste en que se pueden acomodar a la
agenda de Hinostroza.
Hugo Velásquez le dice a Hinostroza Hinostroza y Hugo Ve- Acuerdo ilegal entre
que ya se resolvió el tema (liquida- lasquez (juez titular del pares
Audio
ción de Hinostroza), hay que esperar Quinto Juzgado Cons-
83
nada más. Le ofrece ir a comer algo titucional)
después del partido de fulbito.
Jorge Jáuregui le pide como favor Walter Ríos y Jorge Acuerdo ilegal entre
interceder por un «amigo» (Per- Jáuregui pares/fantasía del pa-
cy Velásquez Zabaleta) a través de drino
Audio «Hugo» y «Aldo». Parece que hay
85 una jefa de personal que no está de
acuerdo. Especifican que está de
vacaciones. Comentan una reunión
«tranquila» con buen trago.
Están viendo un tema con Luis Mar- John Misha y Luis Acuerdo ilegal entre
Audio
sano. El acuerdo se da en el restau- Marsano pares
100
rante San Ceferino.
Comparte otro
Audio Contenido Personajes
código
Hinostroza pregunta sobre el CNM, César Hinostroza e
si «hay humo blanco o no». Noguera Iván Noguera
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
Ríos le indica que las preguntas del Walter Ríos y Nelson Relación con subor-
examen del CNM tienen que ser Aparicio dinados
fáciles. Da a entender que hay algo
oscuro ahí. «Pero no seas malo pes».
Audio
«Unas preguntas normales, ¿ya?».
6
Aparicio pregunta: «¿normales?».
«Normales pues huevón, hay que
apoyar a los amigos, ¿ya?». «Ya no
podemos hablar más por teléfono».
No se puede hablar por celular. Muy César Hinostroza y Acuerdo ilegal entre
Audio
buena noticia para trabajo y poder Aurelio Quispe de pares
11
para el futuro. Lima Norte
Audio Contenido
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
Aclaran cosas de la conversación del César Hinostroza y
Audio día anterior (audio #59). Le hacen Kike
60 saber que Mariátegui tiene interés en
conversar.
Me llamó el sobrino a decir que César Hinostroza y Ju- Fantasía del padrino
fue bien atendido. Además, «de mi lio Gutiérrez Pebe
Audio
hermano, no voy a decir el nombre,
65
¿cuándo se va a ver?». Quedan para
conversar personalmente.
Audio
Tabla 6. Categoría «fantasía del padrino»
Contenido Personajes
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código
509
Ríos llama y le hace una broma sobre los Walter Ríos y NN (fu-
CNM AUDIOS:
milagros. Como si el hecho de que ella tura vocal) UNA MIRADA
reciba la llamada de él es un milagro. PSICOANALÍTICA
La va a colocar a través de un acuerdo
ilegal. «Necesitamos gente». Le pide: CNM AUDIOS: A
Audio
«necesito vocales, ya pero absoluta, ab- PSYCHOANALYTICAL
soluta, que yo le pueda decir vota por APPROACH
8
tal vota por cual». «Claro, porque ne-
cesitamos mantener la hegemonía». Se
completa el ofrecimiento de Ríos: «Para
todo, yo te voy a apoyar en todo, en
todo, cuento contigo no me vas a cam-
biar, no te vas a desanimar».
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
9 bendecir, un abrazo». Luego se escu-
(parte cha que lo vuelve a llamar a dejarle el
1) mismo mensaje de agradecimiento por
ayudar a un hombre humilde. Aquí le
dice además: «Para lo que tú quieras, a
tus órdenes».
Ríos dice que está tomando «whiskici- Walter Ríos y César Hablar en código
Audio
to» en el club Miraflores. Le quiere pa- Hinostroza
33
sar con Mario Mendoza.
Hinostroza hace dos pedidos: «Me lla- César Hinostroza y Ju- Hablar en código
mó el sobrino a decir que lo atendió bien lio Gutiérrez Pebe
Audio el… (no se oye bien)… eso quería avi-
66 sar. Segundo, de mi hermano, no voy a
decir el nombre, ¿cuándo se va a ver?».
Quedan para conversar personalmente.
Audio Contenido
César Hinostroza y
Comparte otro
código
Disfrute
511
una reunión con Gonzales Posada, Ro- Wilson Gómez Barrios CNM AUDIOS:
lando Sousa y Oswaldo Hundskopf. Lo (presidente de Securi-
invitan a una parrillada: «inaugurar una tas Perú)
UNA MIRADA
Audio parrillita para hablar un poco de la co- PSICOANALÍTICA
74 yuntura, y yo les dije pues que era amigo
tuyo». Hinostroza no puede en la fecha CNM AUDIOS: A
que le proponen, pero Gómez Barrios PSYCHOANALYTICAL
insiste en que se pueden acomodar a la APPROACH
agenda de Hinostroza.
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
bol. Hinostroza quiere contactar alguien Wilson Gómez Barrios
Audio
del Banco Interamericano de Desarrollo (presidente de Securi-
80
o del Banco Mundial con la empresa Se- tas Perú)
curitas para que le den seguridad.
Jorge Jáuregui le pide como favor inter- Walter Ríos y Jorge Acuerdo ilegal en-
ceder por un «amigo» (Percy Velásquez Jáuregui tre pares/disfrute
Audio Zavaleta) a través de «Hugo» y «Aldo».
85 Hay una jefa de personal que no está
de acuerdo. Comentan de una reunión
«tranquila» con buen trago.
Ríos ofrece ayudar a través de Gianfran- Walter Ríos y José Ur- Acuerdo ilegal
Audio co. Están coordinando para hablar sobre quizo entre pares
98 temas de Urquizo en el Callao que son
jurisdicción de Ríos.
Nelson llama enfermo, dice que se sien- Walter Ríos y Nelson Relación con subor-
te mal. Ríos lo humilla, lo trata de ho- Aparicio dinados
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
Audio
mosexual pasivo, o de víctima de abuso
7
sexual: «O de repente te han clavado y
estás irritado en tus órganos genitales».
Tema con su esposa. «Mi mujer, pues Walter Ríos y asesor Acuerdo ilegal en-
huevón, para que la mejoren». de comunicaciones tre pares
Audio
de Duberlí Rodríguez,
20
presidente del Poder
Judicial
Quiere pasar por su oficina, Raúl Ro- Mario Mendoza y Raúl Disfrute
dríguez le dice que está en Oxapampa. Rodríguez (fiscal su-
«Qué bien». Mendoza le dice: «cuidado premo)
Audio
con los ojos verdes». Rodríguez le dice
30
que todavía no llega y que vamos a ver si
es cierto (en referencia a las mujeres)…
ríen en referencia a algún disfrute.
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
Judicial)
El amigo ya está ejerciendo la función. Ríos Walter Ríos y Javier Hablar en có-
se precipita en interrumpir, parece que teme Prieto digo
que en la respuesta se dé información ex-
Audio cesiva. Dice que el «amigo de Paseo de la
95 República» lo había llamado varias veces.
Interrumpe también cuando se habla de la
estrategia. Ríos está preocupado porque el
amigo crea que no está dispuesto a servir.
Audio
Tabla 9. Categoría «centaveo»
Contenido Personajes
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código
515
Hinostroza llama para pedido de cuestión César Hinostroza y
CNM AUDIOS:
doméstica. No quiere pagar el taller del Antonio Camayo UNA MIRADA
auto y quiere el servicio gratis. Asimismo, PSICOANALÍTICA
Audio
quiere un auto para su esposa mientras su
12 CNM AUDIOS: A
carro está en mantenimiento. Camayo le
ofrece 10% de descuento o que lo haga con PSYCHOANALYTICAL
su seguro. APPROACH
Noguera le dice que salió todo bien. Luego Iván Noguera y Mario Acuerdo ilegal
le pide que le compre entradas. Mendoza Mendoza entre pares
Audio
ofrece comprarle 40 y Noguera negocia a
18
50. Le cobra un favor obligándole a com-
prarle 50 entradas.
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
Audio
salud de su papá. Ella se muestra servicial
65
con él. Hinostroza le dice: «sí, por favor, es
urgente porque ya tú sabes que yo te voy
a apoyar siempre, como siempre estamos
juntos».
V. D I S C U S I Ó N
A continuación, se discuten los resultados obtenidos realizando un
análisis del contenido de los audios publicados por IDL Reporteros a
partir de la teoría presentada. El análisis prioriza tanto los mecanismos
descritos por Freud en situaciones de grupo o masa, como los
correspondientes a grupos e instituciones, desde el marco psicoanalítico.
Sobre la base del análisis temático y las categorías que aparecen
más frecuentemente en el discurso de los involucrados, partiremos
de la descripción del funcionamiento de la estructura de poder de
grupo de los implicados en los audios de IDL Reporteros. A la luz de
la teoría presentada y el foco del análisis del artículo, las categorías que
presentamos nos permiten referirnos al funcionamiento de grupo de los
implicados en los audios: su tarea primaria, las relaciones de poder entre
sus miembros, las características de la comunicación, así como ciertas
fantasías recurrentes que hallan su expresión en el discurso.
6 El actuar transgresor tiene repercusiones psíquicas que acentúan las fantasías de no estar sujetos
a las restricciones culturales mencionadas previamente. De la misma forma, estar por fuera
de la amenaza de castración hace referencia al convencimiento del sujeto de la inexistencia de
consecuencias negativas para su propia persona como producto de la satisfacción de todos
sus deseos.
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
padres. Nadie los llama padres, pero, como veremos a continuación, las
fantasías del padrino los colocan en una posición de quien otorga una
gracia o don, por lo que se puede afirmar que se ubican en altas esferas
de poder. Asimismo, no parecen hacer referencia en su discurso a un
poder superior al suyo. No se habla de órdenes superiores, ni mandatos
que acatar. Los hermanitos se ayudan entre sí, se recomiendan con
amigos, con personas que sirven. Entre ellos, queda claro que se ayudan
para sostener una red de la alta corrupción: «estamos para apoyar», le
dice Walter Ríos a Iván Noguera en el audio #2.
Siguiendo a Puget (2006, pp. 34-36) y Kaës (1991, pp. 156-158), el
pacto denegativo asegura ciertas funciones en el espacio intersubjetivo.
A través de este se hace posible lo imposible y se niegan los límites.
Es decir, el pacto denegativo evita a los sujetos entrar en contacto con
el límite que impone la castración. En los vínculos institucionales, las
agrupaciones entre sujetos pueden asegurar, a través de este mecanismo,
ciertas ilusiones de que se puede lograr lo imposible: vencer a la muerte,
negar las diferencias o ser aquello que no se puede ser. En otras palabras,
estos acuerdos ilegales entre pares guardan relación con las fantasías
de omnipotencia en sujetos adultos, capaces de ejercer poder sobre la
libertad o el patrimonio de otros. Esto aseguraría a los sujetos, garantes
de la ley, burlar la imparcialidad y ubicarse por encima de la ley y del
malestar, con un alto costo para la sociedad.
Como complemento a al análisis de esta categoría, siguiendo a Kaës
(2004, p. 662), la angustia de indiferenciación puede ser una amenaza
para los sujetos en el ámbito de las instituciones. El autor propone como
ejemplo de esta angustia la sensación de un cuidador de ser igual a un
paciente psiquiátrico en una institución de salud mental. Ello puede
Derecho PUCP, N° 83, 2019 / ISSN 0251-3420 / e-ISSN: 2305-2546
518 tener efectos para el equipo y, por lo tanto, también en los pacientes.
En el caso del grupo de los hermanitos, la angustia de indiferenciación
guarda relación con la jerarquía y el estatus que se configuran a través
de relaciones verticales que permiten esta diferenciación y, por lo tanto,
el ejercicio del poder de manera abusiva. Por ello, la activación de esta
angustia puede producirse al ser descubiertos en situaciones que los
comprometan con la ley, bajo riesgo de convertirse en inculpados. De esta
forma, el miedo está puesto en la posibilidad de colocarse en la posición
contraria, es decir, en pasar de ejercer poder como jueces omnipotentes
a ser acusados y condenados. Se puede interpretar de estos saltos
posicionales que, en lugar de que se produzca una identificación con los
aspectos de organización y límite de la ley, existe más bien un odio por la
ley y por un funcionamiento que tramite la renuncia a la satisfacción, en
beneficio de la organización social. Esta sería la expresión particular del
contrato narcisista en este grupo: ser más para sí mismos su propio fin
que herederos y tributarios de la cadena que los antecede.
En esa misma línea, es posible pensar en la huida a la castración
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
ocasiones, en restaurantes de lujo. En este caso particular, el alcohol
no cumple la función de quitapenas, pues los sujetos, a través del pacto
denegativo o pacto con lo imposible, disfrutan de ubicarse por encima
del malestar en la cultura.
Es decir que, en lugar de procurarse quitapenas ante las amenazas
al sujeto por parte del contacto con la civilización, aquí el disfrute
asociado a esta estructura de poder pasa más bien por los ideales de éxito
reforzados socialmente. Los hermanitos lo tienen todo gratis y tienen
las puertas abiertas a cualquier lugar. En este sentido, hay un claro
disfrute omnipotente al acceder a espacios de lujo, o al obtener entradas
a eventos exclusivos y viajes de recreación. La exclusividad parece un
fin en sí mismo, como forma de ejercicio del poder. La corrupción que
evidencian los audios está fuertemente vinculada a disfrutes cotidianos
que celebran el uso del poder público para beneficios privados.
La cuarta categoría, «hablar en código», se refiere a un lenguaje común
al grupo, así como a un código que asegure la reserva necesaria para
ocultar cierta información en las comunicaciones. Se hace un uso de
eufemismos comunes, de palabras clave o de referencias a terceros
encriptadas en un apelativo. Hay un lenguaje común que pone al
descubierto que existe algo irregular. Aquí nos encontramos con lo
que se pretende ocultar y que al mismo tiempo perpetúa la corrupción.
Se trata de un lenguaje que da cuenta de la estructura del grupo y de sus
vínculos. Habría aquí también un reconocimiento de la ilegalidad de sus
acuerdos, a la vez que un temor a ser escuchados y descubiertos.
Como se dijo, la preocupación por quedar al descubierto refuerza fantasías
paranoides, los cuales dan cuenta de un funcionamiento escindido que
Derecho PUCP, N° 83, 2019 / ISSN 0251-3420 / e-ISSN: 2305-2546
520 provoca una alerta constante frente a las amenazas que podrían destruir
al grupo. Algunos pasajes del audio #50, entre César Hinostroza y Walter
Ríos —personajes principales en los audios— permite ejemplificar este
funcionamiento: «ahí tienes que manejarla porque es mujer traidora»;
«vamos a perder todo, ah»; «imagínate compadre cuando entre el
enemigo»; «estos son negociantes, hermano, negociantes nomás,
amigos no son, nunca». «Me van a destrozar a mí, van a escarbar las
otras gestiones. Imagínate hermano todo lo que van a hacer». «Él tiene
el libreto de su hermano mafioso, cree que todos son iguales».
Podríamos decir, además, que existen funcionarios más propensos a
develar información prohibida o realizar acuerdos ilegales con menor
cuidado. Tal es el caso de Walter Ríos, quien comparte por teléfono
con su esposa detalles de la corrupción en la conformación del Consejo
Nacional de la Magistratura (CNM). Asimismo, Ríos da detalles a su
asesor de la corrupción en la evaluación a los magistrados, y también
negocia con vocales un ascenso a cambio de obediencia absoluta.
De la misma manera, existen funcionarios que no son captados
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
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contra la mujer presupone dominación, soberanía y poder sobre ellas.
Es pertinente pensar en la explotación del otro en este escenario
particular y cómo la violencia de género es un elemento importante,
entre otros, para entender dichas relaciones de dominio. Mientras se
escribía el presente trabajo, se debatía en el Congreso de la República
la nueva ley sobre el CNM y uno de los puntos de discusión era el de
una cuota de género en la conformación del nuevo CNM, que pasará a
llamarse Junta Nacional de Justicia.
Así, para Segato, la violencia de género es expresión de un sistema de
explotación, de una cultura de la violencia en la que el cuerpo del otro
puede convertirse en propiedad. Se feminiza al subalterno, sea hombre o
mujer, y se reserva el ejercicio de poder a los hombres. Ello nos permite
acercarnos a la encerrona trágica propuesta por Ulloa (2005), en la que
el otro queda instrumentalizado a través de estas relaciones. Aquí no
habría un tercero (persona, grupo, instancia) mediador en el vínculo.
El poder es ejercido de un modo jerárquico y despótico hacia quienes
lo sufren.
Nos referimos a una violencia que se ejerce muchas veces de modo sutil,
o de maneras más explícitas, pero siempre desde una posición abusiva.
Por una parte, somos testigos de la instrumentalización de la pareja, a
quien sin consultarle se la incluye en planes como reuniones sociales o
de protocolo. Asimismo, somos testigos de cómo los implicados en los
audios se refieren vejatoriamente a las mujeres. Finalmente, en el trato
entre varones, a los subalternos se los puede feminizar con la intención
de humillarlos, como en el audio #7, en el que Walter Ríos se burla de
su asesor, quien se encuentra mal de salud.
invitados.
La última categoría, «centaveo», nos confronta con una situación
paradójica para sujetos como los implicados. Se trata de personas que no
necesitarían rebajas o descuentos por el salario que reciben. Sin embargo,
exigen a sus interlocutores, a veces a cambio de favores, eximirlos de
hacer cualquier tipo de gasto, así sea mínimo. Podemos interpretar que
el centaveo da cuenta de dos elementos fuertemente relacionados y
que se manifiestan en estos comportamientos. Por una parte, se trata
de la expresión de la pulsión de apoderamiento, desmedida e intensa,
que desea obtener siempre algo más: un almuerzo, un concierto, una
fiesta, una botella de whisky, un partido de fútbol, la reparación del auto
o cualquier cortesía. Por otro lado, puede verse como expresión de la
necesidad de explotar al otro, más por un tema vinculado a la agresión
y al ejercicio del poder que a la necesidad de realmente obtener algo
en concreto. Es decir, prima la necesidad de tomar algo de otros sobre
la obtención de algo que posea en sí mismo un valor. En los audios,
somos testigos de cómo un magistrado del CNM vende entradas para un
espectáculo a quien le solicita un favor (audio #18), o al presidente de
una sala de la Corte Suprema solicitando un descuento en la revisión de
su automóvil (audio #12), o que le resuelvan un problema con el celular
de su hija (audio #65).
Con todos estos elementos, podemos concluir que nos encontramos en
una situación de encerrona trágica, en la que el poder canalla se ejerce de
manera institucional, y ello acarrea peligros tanto para los funcionarios
en el sector justicia como para el resto de ciudadanos. Como se dijo, Ulloa
(1995, pp. 247-249) introduce la encerrona trágica como un dispositivo
instaurado socioculturalmente, en el cual la crueldad está perpetuada en
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de la Corte Suprema y la Corte Superior de Justicia, no se respeta esta
independencia. Y, por otra, es necesario fomentar la posibilidad de
pensar las tareas primarias en el sector justicia a través de espacios que
promuevan la reflexión sobre las mismas, a la vez que ayuden a elaborar
ansiedades inherentes a dichas tareas. Sabemos que existen experiencias
positivas de psicoanálisis institucional en instituciones educativas o de
salud, pero poco se conoce por el momento de experiencias similares
en el sector justicia. Resulta importante, en ese sentido, poner a prueba
este tipo de dispositivos para obtener material que permita corroborar o
afinar las ideas planteadas en el presente artículo.
VI. CONCLUSIONES
1. El marco conceptual psicoanalítico ha permitido realizar un
análisis del material de los audios considerando elementos
culturales que resultan determinantes para la constitución del
sujeto y del grupo. Este enfoque puede enriquecer estudios de
disciplinas de ciencias sociales y jurídicas, desde una perspectiva
interdisciplinaria que no agota su enfoque en lo psíquico, sino
que incluye lo social, lo cultural y lo político.
2. En esta línea, aspectos inconscientes que irrumpen en el discurso
se ponen de manifiesto y, por lo tanto, abren la posibilidad de
realizar análisis de las dinámicas particulares del grupo: sus
miembros cometen deslices al hablar, presentan confusión y
desorientación, presentan olvidos, actúan impulsivamente,
etcétera.
L U I S E R N E S T O F O D A L E VA R G A S / R A Ú L A L F R E D O VA L D E Z O YA G U E
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Recibido: 10/05/2019
Aprobado: 02/10/2019
F A C U LT A D D E D E R E C H O D E L A P O N T I F I C I A
U N I V E R S I D A D C AT Ó L I C A D E L P E R Ú 527
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DE LA
Eméritos FACULTAD DE
De Althaus Guarderas, Miguel DERECHO
Llerena Quevedo, José Rogelio
Montoya Anguerry, Carlos Luis
Principales
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Abugattas Giadalah, Gattas Elías
Albán Peralta, Walter Jorge
Alvites Alvites, Elena Cecilia
Arce Ortiz, Elmer Guillermo
Avendaño Arana, Francisco Javier
Avendaño Valdez, Juan Luis
Blancas Bustamante, Carlos Moisés
Boza Dibós, Ana Beatriz
Boza Pró, Guillermo Martín
Bramont-Arias Torres, Luis Alberto
Bullard González, Alfredo José
Cabello Matamala, Carmen Julia
Castillo Freyre, Mario Eduardo Juan Martín
Danós Ordoñez, Jorge Elías
De Belaunde López de Romaña, Javier Mario
Delgado Barreto, César Augusto
De Trazegnies Granda, Fernando
Eguiguren Praeli, Francisco José
Espinoza Espinoza, Juan Alejandro
Fernández Arce, César Ernesto
Fernández Cruz, Mario Gastón Humberto
Ferro Delgado, Víctor
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Auxiliares
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Barletta Villarán, María Consuelo
Benavides Torres, Eduardo Armando
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Blanco Vizarreta, Cristina María del Carmen
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