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Conclusión

En la actualidad el derecho es la forma de ampliar el ámbito de


aplicación de la terminación unilateral del contrato, con la que, en primer
término, se le permite a una de las partes poner fin a un contrato desprovisto
de utilidad dado que ha sido objeto de un incumplimiento grave por parte del
otro contratante, lo que le permite a su vez poder celebrar un nuevo contrato
con un tercero de manera de lograr el objetivo económico esperado; y en
segundo lugar, tal solución contribuye a la descongestión de la administración
de justicia; a diferencia de lo que sucede en el ordenamiento jurídico
colombiano, donde la terminación unilateral del contrato tiene un restringido
ámbito de aplicación, debido fundamentalmente al hecho de que la
jurisprudencia y la doctrina erigieron como regla general la necesidad de
acudir al juez para que declare el incumplimiento contractual.

La regla general conforme a la cual el contrato puede y debe disolverse


por mutuo acuerdo de las partes, hipótesis que aparece como la más obvia
para dar por terminada una relación negociar, pues de la misma forma como
ellas resultan vinculadas por el acuerdo de sus v acuerdo tiene el valor de una
ley particular, principio recogido por el artículo 1602 del código civil contratos,
pacta sunt servanda, las partes pueden, por acuerdo mutuo, dejarlo sin efecto,
esto es suprimirle al contrato que previamente habían celebrado su efecto
vinculatorio o negociar. En derecho las cosas se deshacen de la misma en
forma no taxativa los modos de extinguirse una obligación, coloca en primer
lugar al mutuo disenso, o mejor contrarius consensus, al disponer que “toda
obligación puede extinguirse por una convención en que las partes interesadas,
siendo capaces de disponer libremente de lo suyo, consientan en dar la por
nula” voluntades y ese acuerdo tiene valor de una ley particular Así, por
ejemplo, la obligación de motivar la decisión de terminar, o la de comunicarla
con cierta antelación, o la de pagar una indemnización a la parte que la sufre.
Aunque doctrina y jurisprudencia han discutido sobre la validez de tales pac-
tos, fundamentalmente argumentando que el contrato quedaría sujeto a una
condición potestativa y, por lo tanto, dependería de la voluntad de la persona
que se obliga, lo que lo haría nulo generalmente se admite su eficacia con base
en dos razones: una, que se trataría de un mutuo disentimiento anticipado y
otra que como moralmente su ejercicio no es discrecional, la condición
potestiva desaparece.

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