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EMAIL #1

Por Óscar Garrido


Autor del libro La ciencia de la seducción.

http://www.cienciaseduccion.com
Cómo echar a patadas al blandengue que habita en tu interior.
...O...

CÓMO DEJAR DE COMETER ERRORES CON LAS MUJERES, Y


EMPEZAR A HACER COSAS ACERTADAS PARA ATRAERLAS
HACIA TI Y MANTENERLAS ATRAÍDAS.
Hace un par de noches, un amigo me contó una interesante
historia que ahora quisiera relatarte: Recientemente, mientras
caminaba de regreso a casa después del trabajo, se encontró
fortuitamente con una pareja que mantenía una acalorada discusión
emocional. Por lo que pudo escuchar, resultó ser que la mujer
estaba rompiendo con el hombre, mientras que él intentaba
comprender el porqué.
El diálogo fue algo como lo que sigue:
-Ella: "Ya no me siento ATRAÍDA por ti... Simplemente, he dejado
de SENTIR ESO ESPECIAL POR TI ¿No lo puedes entender?".
-Él: "Pero yo estoy dispuesto a hacer CUALQUIER cosa para
conseguir que lo nuestro funcione... Haré TODO cuanto me pidas,
cambiaré lo que haga falta, de verdad... Tú sólo dime qué quieres
que haga y yo lo haré"
-Ella: "Ése es precisamente el problema. ¿No te das cuenta?" ...
Y eso fue todo cuanto pudo oír.
¿Alguna vez has estado tú en esa misma situación? ¿Alguna
vez has intentado aferrarte a una novia que había roto contigo,
o que se había distanciado de ti, sólo para comprobar que cuanto
más intentabas conservarla, tanto más se apartaba y alejaba ella?
Bueno, no te sientas mal. No estás solo en esto. Yo también me
he encontrado en ese mismo lugar MÁS de una vez a lo largo de mi
vida. Y, déjame decirte algo, SIEMPRE acabó siendo demoledor y
desastroso. Lo peor de todo era: ¡QUE NUNCA ENTENDÍA QUÉ DEMONIOS
ESTABA SUCEDIENDO!
Sí, me acuerdo bien de cuando yo era el hombre de la historia
que te acabo de contar y preguntaba desesperado: "¿Por qué? ¿Por
qué te sientes confundida? ¿Qué puedo hacer para que esto
funcione?" Estaba dispuesto a cambiar, a comportarme de un modo
diferente, a hacer cualquier cosa por ella. Lo que hiciera falta.
Aunque en aquel momento ni siquiera lo sospechaba, ésa era
PRECISAMENTE la actitud que había provocado, desde el principio,
todos los problemas que ahora intentaba (sin éxito) superar.
Si llevas un cierto tiempo suscrito a esta lista, entonces
ya me habrás oído decir muchas otras veces antes que las mujeres
no sienten la emoción llamada ATRACCIÓN por los hombres que se
comportan y actúan ante ellas de un modo necesitado, débil e
inseguro.
Pero, a menos que entiendas esto mismo con absoluta nitidez antes
de empezar una relación, es MUY PROBABLE también que, al poco
tiempo, acabes convirtiéndote en un "buen" chico, predecible,
servicial, poco interesante y excesivamente complaciente.
Y aunque parezca lógico pensar que a una mujer debería
encantarle ser tratada como una reina todo el tiempo,
probablemente ya te hayas dado cuenta (como, en su momento, me
di cuenta yo) de que es una combinación desastrosa que en una mujer
provoca:
1) Que te deje ó
2) Que actúe de un modo crecientemente dominante y neurótico,
hasta hacer que la situación sea insoportable para los dos.
¿Por qué sucede esto? ¿Qué es lo que está pasando aquí? Y lo
que es aún más importante: ¿Qué podemos hacer para evitar acabar
en la irónica situación de perder la atención de una mujer por
intentar ser buenos y complacientes con ella?
Mi opinión al respecto, formada después de estudiar los
entresijos de la seducción y del comportamiento femenino durante
aproximadamente cinco años, es ésta:
1.- LA ATRACCIÓN NO ES UNA ELECCIÓN
En otras palabras, nosotros los humanos NO ESCOGEMOS hacia
quien nos sentimos atraídos... y lo que es IGUALMENTE IMPORTANTE,
NO ESCOGEMOS tampoco hacia quien NO nos sentimos atraídos. La
ATRACCIÓN simplemente sucede por sus propios motivos, los cuales
se han desarrollado durante varios millones de años. A pesar de
que la cultura, la presión del grupo y las tendencias de un momento
dado puedan modificar ligeramente nuestros impulsos naturales,
en lo FUNDAMENTAL éstos NO CAMBIAN NUNCA.
2.- LOS HOMBRES SE SIENTEN PRINCIPALEMENTE ATRAIDOS POR EL
ASPECTO FÍSICO. LAS MUJERES, SIN EMBARGO, CONCEDEN MÁS
IMPORTANCIA A LA PERSONALIDAD Y EL CARÁCTER.
A muchos hombres les cuesta trabajo de creer, pero es cierto.
Para una mujer, tu aspecto físico no es tan importante como puedas
suponer. No es definitorio. Por supuesto, si no te cuidas, no te
aseas y dejas que se te pudran los dientes, repelerás a las mujeres
como si fueras un brote de peste bubónica.
Pero si una mujer siente por ti esa emoción crucial llamada
ATRACCIÓN, entonces mirará más allá de cualquier otra
consideración o aspecto físico. Esa ATRACCIÓN procede de tu
PERSONALIDAD.
En las mujeres, la ATRACCIÓN es un resorte que se acciona
por cualidades masculinas tales como: Fortaleza de carácter,
Humor, Impredecibilidad, Aventura, Interés sexual,
Indiferencia, Etc.
3.- LAS MUJERES NO SE SIENTEN ATRAÍDAS POR LOS BLANDENGUES.
Queda todo dicho. ¿Hace falta decir más con respecto a esto?
4.- LAS MUJERES PRUEBAN A LOS HOMBRES PORQUE TIENEN QUE
HACERLO.
Verás, cuando una mujer empieza a sentir un interés
romántico hacia ti, se enfrenta con un dilema interesante...¿Cómo
puede estar segura de que tu verdadera personalidad es la que
hasta ahora has expresado? Porque, como todos sabemos, al inicio
de cualquier relación, tanto las mujeres como los hombres exhiben
orgullosamente sus mejores cualidades, al tiempo que minimizan
y ocultan sus defectos y atributos negativos.
Ahora, déjame preguntarte algo. Si fueras una mujer y tuvieras
que averiguar si un hombre está o no mostrando su "verdadero yo",
¿cómo lo harías? ¿Cómo lo harías si tuvieras que saberlo sin
ninguna sombra de duda?
A mi modo de ver, el único modo que ella tiene de lograrlo es
someterlo constantemente a pruebas y escalar gradualmente la
dificultad de esas pruebas para estar completamente segura de que
"Él es el hombre a quien había estado esperando"
¿Pero qué sucede si el hombre está sólo fingiendo? ¿Qué pasa si
es todo fachada y SÓLO PARECE que tiene confianza en sí mismo y
que es divertido y masculino, cuando en realidad interiormente
es un inseguro y blandengue que compensa su debilidad actuando
como un tipo duro?
O peor aún, ¿qué pasa si siempre fue un BLANDENGUE y ocurrió que
ella se conformó con él porque estaba disponible y era
persistente... y ella no tenía NADA MEJOR que hacer en ese
momento, pero ahora tiene otras opciones más deseables?
Bien, éstas son las cosas que conducen al tipo de historia con
la que comencé este mensaje: Siempre son muy parecidas. En ellas,
un hombre le suplica a una mujer que permanezca a su lado,
implorando que le explique qué debe hacer para conservarla.
Por supuesto, se trata de una conducta de BLANDENGUE consumado,
que solo sirve para poner el último clavo en el ataúd de la
relación, convenciendo al objeto de su deseo de que, SIN NINGUNA
DUDA, él es un BLANDO sin actitud.
Entonces ¿Cuál es el modo correcto de comportarse? ¿Cuál es la
respuesta?
La respuesta es ¡NUNCA MÁS PENSAR COMO UN BLANDENGUE!
Si quieres conseguir que tus relaciones con las mujeres sean mucho
más sencillas y placenteras, entonces detente ahora mismo a
pensar detenidamente sobre tu conducta actual y decide FIRMEMENTE
dejar de comportarte como un BLANDENGUE durante el resto de tu
vida.
Ser "bueno", "complaciente" y "comprensivo" puede que sea
adecuado con tus amigos, pero es HORRIBLE cuando se trata de crear
ATRACCIÓN. Por favor, métetelo en la cabeza y actúa desde ya sobre
esa convicción.
Una mujer atractiva e interesante no quiere un hombre al que pueda
controlar e intimidar. No quiere un hombre que haga siempre lo
que ella desea que haga. No quiere un bebé al que pueda criar y
enseñar.
Todo cuanto una mujer atractiva e interesante quiere es UN HOMBRE.
Soy consciente de que esto no tiene mucho sentido desde un punto
de vista meramente LÓGICO. Lo sé, pero es la realidad.
Esas cualidades sumisas que hemos descrito sólo sirven para
atraer a una mujer SI LE GUSTE VESTIRSE DE CUERO NEGRO, FLAGELAR
A LOS HOMBRES Y COBRAR 300 EUROS LA HORA.
Quiero suponer que no es el tipo de mujer que andas buscando.
Acabo de explicarte sucintamente algunas de las importantes
cualidades que necesitas cultivar en tu interior si quieres
atraer a las mujeres... y mantenerlas atraídas.
Para profundizar más en el tema, obtener una comprensión profunda
sobre la seducción y sus mecanismos, así como una detallada
descripción de técnicas y estrategias que puedes utilizar en tu
vida diaria, te recomiendo que adquieras mi libro "La ciencia de
la seducción". En él, comparto literalmente cientos de ideas,
técnicas y estrategias para conocer y atraer con éxito a las
mujeres, información que no está disponible en ningún otro lugar.
Por el momento, eso es todo. Volveremos a hablar en un par de días.
Hasta entonces...

Que tengas mucho éxito .


EMAIL #2

POR QUÉ LAS MUJERES PONEN A PRUEBA A LOS HOMBRES,


Y QUÉ HACER PARA SALIR AIROSO DE ESAS PRUEBAS,
REFORZANDO EN ELLAS TU PERSONALIDAD Y PODER DE
ATRACCIÓN

Te guste o no, las mujeres ponen a prueba a los hombres.

No hace falta que le des más vueltas al asunto. Cuanto antes


lo aceptes, tanto mejor, porque ésa y no otra es la realidad. Las
mujeres someten a los hombres a sus pruebas DESDE EL MISMO INICIO
de la relación, y continúan con ellas, incluso me atrevería a decir
que las intensifican, a medida que pasa el tiempo. INDEFINIDAMENTE.
Para siempre. Por eso, si no sabes cómo enfrentarte a los chequeos
intensivos y frecuentes que las mujeres te obligan a pasar, tienes
MUY POCAS oportunidades de incrementar tu éxito con ellas.

¿CÓMO PRUEBAN LAS MUJERES A LOS HOMBRES?

A muchos hombres, la idea de que las mujeres les pongan a


prueba, les parece extraña y ajena.
¿Por qué querría una mujer "probar" a un hombre? - se preguntan.
¿Qué podría ganar con ello? - musitan con cara dubitativa.

Mi respuesta. LA ÚNICA VÁLIDA: ¡MUCHO! Poniendo a prueba a


un hombre, una mujer puede averiguar todo lo verdaderamente
importante y sustancial sobre él... Más adelante, en este mismo
mensaje, me extenderé sobre este aspecto. Por el momento,
aboquémonos a una útil definición.

PRUEBA: UNA DEFINICIÓN

Mientras buscaba en mi cabeza ideas con las que construir


el mensaje de hoy, me di cuenta de que nunca había buscado en el
diccionario el significado de la palabra "prueba". Lo hice, y esto
es lo que encontré en el de la Real Academia de la lengua:

1.- Razón, argumento, instrumento u otro medio con que se pretende


mostrar y hacer patente la verdad o falsedad de algo.
2.- Ensayo o experimento que se hace de algo, para saber cómo
resultará en su forma definitiva.
3.- Examen que se hace para demostrar los conocimientos o
aptitudes de alguien.

Sin duda, son todas definiciones apropiadas, pero, en el contexto


que nos ocupa, me quedo con la segunda. Me parece brillante,
especialmente válida y relevante. Por favor. Tómate un instante
para releerla.
...
Es decir, que el propósito de una prueba es obtener información
fidedigna sobre algo. Es averiguar su naturaleza verdadera y
definitiva. ¡Exacto! ¡Eso es! ¡Amén! ¡Aleluya! Ése es el motivo
por el que las mujeres prueban a los hombres. Quieren averiguar
si la imagen que de ellos mismos proyectan forma parte de su verdadero
yo, o es sólo fachada. Quieren saber, sin sombra de duda, de qué
pasta estás hecho.

A mi se me antoja como una cuestión fundamental. ¿No te lo


parece a ti también? A la luz de esta nueva información, regresemos
ahora a mi pregunta inicial:

¿Por qué las mujeres prueban entonces a los hombres?

Respuesta: ¡PORQUE TIENEN QUE HACERLO!

No hay otra forma. ¿Es que no te das cuenta? Si te acercas


a un hombre y le dices "¡Oye!, ¿Cuánto dinero ganas?" Puede MENTIR...
y posiblemente mentirá. Si le preguntas "¿Eres bueno en la cama?"
puede MENTIR... y probablemente lo haga. Si le preguntas "¿Estás
lo suficientemente capacitado como para enfrentarte a los desafíos
de la vida, mantener a una familia y alcanzar tus metas?" puede
MENTIR y ¿sabes qué?... Probablemente lo haga. Me sigues en esto
¿verdad que sí?

Otro ejemplo: Cuando estabas en el instituto o en la


universidad, el profesor podría simplemente haberte preguntado
al finalizar el curso: ¿Has asimilado bien los conceptos que hemos
estudiado? ¿Has aprendido la materia con la que hemos estado
devanándonos los sesos durante el último año?

Pero no lo hizo. ¿A que no? En lugar de preguntártelo, te


puso un examen para averiguar si REALMENTE lo habías aprendido.
¿Por qué? Pues porque no se fiaba de ti. Al menos, no lo suficiente
como para confiar en tu criterio, respecto a la profusión de tus
conocimientos. Sabía perfectamente que no eras el más adecuado
para dar una respuesta a esa pregunta. Era un tío listo y sabía
que podías mentir. ¿Lo hubieras hecho? Me refiero a mentir, claro.
Sé honesto contigo mismo... ¿Sí? ¿Lo ves? Por eso, tuvo que
examinarte. No le juzgues con severidad. Del mismo modo en que
los profesores prueban a sus alumnos, así prueban las mujeres a
los hombres.

Pero hay una pequeñita y sutil, casi insignificante diferencia


entre las pruebas por las que las mujeres te hacen pasar y los
exámenes que tenías que superar en la universidad (note el lector
la ironía de estas palabras). La diferencia es que las mujeres
NO TE DICEN CUÁNDO VAN A EXAMINARTE. Nunca. Y tampoco te dan lecciones
antes del examen. Ni siquiera te enseñan el guión del temario para
que te lo prepares por tu cuenta. Simplemente, te examinan de
improviso sobre una materia desconcertante, en la que nunca antes
has tenido oportunidad de profundizar, y ya está. Apáñatelas como
puedas. ¡Qué flote el que sepa nadar! Y luego, encima esperan que
apruebes.

Ah, y no nos olvidemos tampoco de que esto sucede ya desde


el mismo instante en que te conocen. De hecho, muchas de ellas
empiezan a hacerlo a los pocos segundos de haberte conocido.
¡Qué precocidad! ¿Hay alguien que aún se atreva a negar que las
mujeres son criaturas fascinantes?
Bueno, ¿y por qué estas pruebas? Pues porque las mujeres atractivas
simplemente NO TIENEN TIEMPO para relacionarse con todos los hombres
que demuestran interés por ellas. Son legión. Un verdadero ejército.
Demasiados.

Por eso, ellas NO sienten inclinación alguna por salir con


un hombre que no "tiene las cosas claras" desde el principio.
Entiéndelo, no pueden perder el tiempo enseñándole. Déjame
decírtelo de otra forma: las mujeres sexy no buscan a un hombre
al que EDUCAR Y ADOCTRINAR. Lo quieren ya aleccionado en estas
batallas de la vida.

Por eso, han aprendido a utilizar, de un modo inconsciente


en muchos casos, un método para separar rápidamente el grano de
la paja. Ése método son las pruebas a las que te someten.
Tiene sentido ¿no es así? Y sus pruebas no cesan con el tiempo...
¡Ni mucho menos! Son para siempre. Una especie de ITV por la que
tienes que pasar periódicamente (y de por vida) para que, de tanto
en tanto, ellas se reafirmen en su convicción de que la elección
que realizaron al escogerte a ti fue la correcta. Quieren estar
seguras de que no se equivocaron. Por eso, si estás con una mujer
atractiva, interesante y emocionalmente saludable, puedes apostar
a que te seguirá sometiendo a sus pruebas hasta que:

1) La relación se acabe.
2) Uno de los dos (tú o ella) muera.
3) No, no hay tercera alternativa.

¿QUÉ QUIEREN AVERIGUAR LAS MUJERES CON SUS PRUEBAS?

TODO TIPO de cosas.

Algunas querrán probar si eres inteligente.

Otras probarán si eres leal.

Sí, también algunas querrán saber si tienes o no dinero...

Y averiguar si estás dispuesto a gastártelo en ellas.

Pero, según los dictados de mi experiencia, la mayoría de


las mujeres, antes que nada, te someterán a prueba para averiguar
si eres o no un blandengue carente de carácter. Así como lo oyes.
La PRIMERA COSA que una mujer quiere saber sobre ti es si eres
o no un chico sumiso, sin personalidad ni carácter. ¿Lo eres?
entonces ya puedes tirar la toalla. Si eres un desustanciado, que
suspende las pruebas de constatación de firmeza de tu carácter
a las que ella te somete, entonces tienes muy poquitas posibilidades
de tener éxito con quien te está haciendo pasar por esas pruebas.
Casi nulas, a decir verdad.

Sólo hay una excepción a esta regla: Si te comportas como


un blandengue, pero estás dispuesto a perseguir ciegamente a una
mujer durante AÑOS, y a convivir alegremente (sin que ello te agrie
el carácter) con la idea de que tienes una única posibilidad entre
cien de que la cosa finalmente funcione, entonces quizás, y fíjate
que sólo digo quizás, puedas convencerla de que se acabe casando
contigo. Yo no apostaría por ello, sin embargo. Las oportunidades
que tienes de que tal cosa suceda son muy reducidas. Eso, unido
al dantesco esfuerzo que es necesario invertir en el intento, hacen
de tamaña empresa algo prácticamente inviable y que no merece la
pena perseguir. Más aún, teniendo en cuenta que hay una manera
MUCHO mejor y más efectiva. Mi consejo: no seas masoquista ni te
compliques innecesariamente la existencia. Ves a lo fácil y eficaz.

LAS PRUEBAS SON SUTILES

Una de las cosas más interesantes en relación a estas pruebas


con las que las mujeres chequean a los hombres es que no son, ni
mucho menos, evidentes. Al menos, no lo son para la mayoría de
los hombres. Visten de camuflaje. De hecho, me atrevería a decir
que un 99% de estas pruebas, vuelan por debajo de la altitud mínima
necesaria para ser detectadas por el RADAR de los hombres. Por
eso, son invisibles e inexistentes para ellos. Sí, es cierto, son
obvias para otras mujeres (y para unos cuantos hombres también),
pero, durante la mayor parte del tiempo, pasan totalmente
inadvertidas.

Un ejemplo: supongamos que estás de pie en un bar hablando


con uno de tus amigos, cuando tu mirada se cruza con la de una
mujer extraordinariamente atractiva que está a menos de veinte
metros de ti.¿Qué es lo que hace la mayoría de los hombres? Apartan
la mirada. Y lo hacen rápidamente. Por supuesto, también la mayoría
de ellos VUELVE A MIRAR DE NUEVO en un par de segundos. Pero ya
es demasiado tarde. Examen suspendido. Prueba NO superada.

Ahí va otra...Digamos que estás en un bar, hablando con una


mujer, y ella te dice "Invítame a una copa". Tú respondes "Claro,
¿qué tomas?" Bien, ¿sabes qué?. Ella te ha dicho exactamente qué
tenías que hacer y tú la has obedecido sin pensártelo ni un solo
segundo. Sin oponer la más mínima resistencia. Sin aprovechar la
oportunidad para utilizar algo de humor. No, nada de eso. La has
obedecido ciegamente, como si fueras un manso corderito. Quizás
lo seas.

¡Meeeeeeec! Bocinazo. Respuesta incorrecta.

Más...Puede que hayas entablado conversación con un grupo


de chicas en una cafetería, y una de ellas haya hecho el comentario
malicioso de que no le gustan tus zapatos, tu camisa o cualquier
otra cosa que forme parte de tu indumentaria habitual. Tú,
contrariado como un niño por su rechazo, respondes algo como "Bueno,
no esperaba encontrarme con nadie importante esta mañana... Me
puse lo primero que pillé, la verdad. Tampoco son mis mejores
zapatos". En otras palabras, te disculpas por ser tú mismo. Pides
perdón por tus gustos y preferencias personales. Como probablemente
ya supongas, se trata de una MALA IDEA. Muy mala. En ese instante,
has suspendido el examen al que ella te había sometido. Has caído
en su trampa. A TODOS NOS HA OCURRIDO... A TI TAMBIÉN

Si te detienes a pensar en las (probablemente) numerosas


ocasiones en las que, a lo largo de tu vida, una relación con una
mujer se ha estropeado e ido al garete, es altamente probable que
te des cuenta de que el fracaso sucedió porque fuiste PROBADO y
FALLASTE. De un modo u otro, no te diste cuenta de que estabas
siendo sometido a una prueba, y acabaste fracasando en ella.
Resultado: Ella tomó las de Villadiego. Se fue. Puso pies en
polvorosa.... y ¡ojo! no fue culpa suya. En realidad, no le dejaste
otra alternativa. Era eso, o tener que conformarse con alguien
a quien percibía como seriamente limitado e inferior (TÚ) a lo
que ella ofrecía o, al menos, creía ofrecer. Ella tuvo carácter
y se fue. ¡Chapó! No puedes culparla. Nada que reprochar aquí.
Hizo lo correcto.

Tranquilo, esto mismo nos ha pasado a todos. Si tan sólo me


hubieran dado 20 euros por cada vez que ha sucedido en mi vida,
ahora sería millonario. Honestamente, he pasado por eso tantas
y tantas veces, que me DUELE sólo de pensarlo. Si hubieran concedido
anualmente un premio al zoquete que más veces ha metido la pata
en las pruebas a las que las mujeres le han sometido, yo tendría
una vitrina repleta de trofeos y condecoraciones. Pero ahora me
enorgullezco de ello, porque aquellas pruebas fallidas me
permitieron convertirme en quien soy, y adquirir maestría en la
relación con las mujeres. Diría que se trata de una nada despreciable
habilidad.

QUÉ HACER PARA SUPERAR ESTAS PRUEBAS POR LAS QUE LAS MUJERES TE
HACEN PASAR

El primer requisito necesario para superar con éxito las


pruebas que te lanzan las mujeres, es que seas capaz de "reconocerlas
al vuelo" (A las pruebas, no a las mujeres, con eso último ya contaba)
Dicho de una forma ligeramente diferente, tienes que aprender a
IDENTIFICAR rápidamente esas pruebas y saber cuándo te están
haciendo pasar por ellas. ¿Cuál es el mejor modo de lograrlo? Bueno,
a mí particularmente me lo dicen las tripas. Llámalo instinto si
te parece más apropiado. Pero...Las tripas no mienten. De hecho,
si nosotros los hombres aprendiéramos a usar este sorprendente
detector de pruebas que llevamos incorporado de serie, y que
responde al nada sugerente nombre de tripas, entonces nuestras
vidas serían mucho más felices. Así es como funciona la cosa...

La próxima vez que estés relacionándote con una mujer y haga


o diga algo que te haga sentir tenso, probablemente estés siendo
sometido a una prueba. No puedo ahora profundizar excesivamente,
ni entrar en todos los detalles de cómo actuar ante las pruebas
de las mujeres, porque ya lo he tratado en profundidad en mi libro
"La ciencia de la seducción", y me llevaría horas volver a hacerlo
aquí.

Si diré, sin embargo, que lo más IMPORTANTE es mantenerse


alerta, esperarlas y estar pendientes de su aparición y concurso.
Cuando se manifiesten, debemos prestar una estrecha atención a
cómo respondemos ante ellas. Ten en cuenta que la mayoría de las
cosas que hacemos mal cuando estamos con una mujer atractiva, son
fruto de un comportamiento NO CONSCIENTE y AUTOMÁTICO.
Cuando una mujer te mira y tú le apartas la mirada, no lo hiciste
tomando una "decisión consciente". No fue un acto reflexivo.
Simplemente ocurrió, consecuencia de tu desconocimiento de la
situación e ignorancia sobre el modo correcto en que deberías haber
respondido. De repente, sientes mariposas en el estómago y miras
hacia otro lado. Ya está. Todo sucede en un instante. Ni siquiera
sabes bien qué ha pasado. Por eso, lo primero que debes conseguir
es aprender a reconocer cuando estás en el punto de mira. Detectar
cuándo estás siendo objeto de prueba.

Algunas pistas: Cuando una mujer te dice lo que debes hacer,


te está probando. Cuando una mujer intenta cambiar de planes o
cancelar una cita en el último momento, te está probando. Cuando
una mujer te pide que le compres algo, te está probando. Cuando
una mujer refunfuña, lloriquea o se queja, te está probando.

Aprende a RECONOCERLO en el mismo instante en que sucede.


Aprende a oír esa vocecita en el interior de tu cabeza que te dice
"¡Eh! Que te está probando". El siguiente paso es date cuenta de
cómo respondes a ello. Ya has fallado un millón de veces antes
en pruebas que te han hecho las mujeres. No te preocupes por errar
en diez o doce más. Por el momento, preocúpate sólo de observar
como respondes. Te servirá. Si eres como la mayoría de hombres,
reaccionarás intentando conseguir la aprobación de las mujeres:

Ella intenta cancelar los planes en el último momento y tú


le dices "Vale, no te preocupes. No pasa nada. Ya será otro día"

Ella se queja injustificadamente de algo que has hecho y tú


dices. "Lo siento, no volverá a pasar". Ya sabes a lo que me refiero.

Te recuerdo que, en este punto, lo importante es simplemente


que aprendas a observar cómo respondes. Aprende a observarte
reaccionar con la objetividad con la que lo haría alguien desde
fuera de ti.

Finalmente, como estadio final de tu aprendizaje, aprende


a hacer una PAUSA antes de responder, pausa que utilizarás para
articular una respuesta con la que responder correctamente a cada
prueba. En este mismo sentido, te será útil comprender que la mayoría
de las pruebas pretenden determinar si te dejas CONTROLAR por ella.

Y, déjame decirte algo, si permites que una mujer te CONTROLE,


pierdes siempre. Puedes hacer de la anterior afirmación una regla
de oro. De un modo u otro, pierdes, puedo garantizártelo.
Fundamentalmente, porque las mujeres no quieren hombres a los que
puedan controlar fácilmente. No se puede querer a lo que no respetas.
Métetelo en la cabeza. Por tanto, asegúrate de que apruebas, si
puede ser con sobresaliente, esas primeras pruebas iniciales.
Cuanta más atención prestes, más fácil te resultará detectar las
pruebas que las mujeres están utilizando contigo... y superarlas.
Y cuantas más pruebas superes, más éxito tendrás.

YENDO MÁS ALLÁ DE LAS PRUEBAS

Ahora, voy a compartir contigo un secreto que es incluso MÁS


IMPORTANTE que entender que estamos constantemente siendo
sometidos a prueba por las mujeres... Si realmente quieres tener
éxito con ellas, tienes que aprender a enfrentarte y vencer sus
pruebas incluso ANTES DE QUE SUCEDAN. Piensa en ello del siguiente
modo:

En algunas universidades europeas y norteamericanas, si


demuestras un elevado nivel de competencia en ciertas materias,
puedes SALTARTE UNO, INCLUSO VARIOS CURSOS. En otras palabras,
obtienes créditos por clases a las que ni siquiera has asistido.
Bien, sucede exactamente lo mismo con las mujeres. Hay ciertas
cosas que puedes hacer que INSTANTANEAMENTE le transmiten a una
mujer la idea de que "ya lo has pillado" y eso te deja exento de
las PRUEBAS INICIALES.

¿Un alivio? Créeme lo es. Sin embargo, no me mal interpretes


aquí. Las mujeres siempre te van a someter a ciertas pruebas, no
importa cuanto hagas.

Pero puedes saltarte los diez primeros exámenes y acelerar


DRAMATICAMENTE el proceso de conseguir que una mujer se vuelva
loca por ti si sabes cuáles son las cosas correctas que debes hacer
desde el principio... y las haces. Y, de lejos, la más importante
de estas cosas es conseguir que una mujer sienta ATRACCIÓN por
ti. Si realmente quieres saltarte los diez primeros niveles de
pruebas, entonces tienes que tirar con fuerza de la palanca que
en su interior lleva la etiqueta de "ATRACCIÓN". Porque, como
probablemente sepas ya a estas alturas, la atracción no es una
elección. Las mujeres no pasan por un proceso lógico para decidir
si van o no a sentir ATRACCIÓN por ti o por cualquiera. Simplemente
SUCEDE. Pero NO pasa con demasiada frecuencia.
Si eres uno de esos raros especimenes que sabe cómo utilizar
su lenguaje corporal, tono de voz y otras formas de comunicación
para que las mujeres sientan ATRACCIÓN, entonces, tendrás un éxito
con las mujeres con el que la mayoría de los hombres sólo sueña.
Y tendrás que lidiar con menos pruebas de su parte. Muchas menos.

Durante estos últimos años en los he me he dedicado con ahínco


y devoción al estudio de esta faceta de la vida masculina llamada
"éxito con las mujeres", siempre me he concentrado en la idea de
conseguir que las mujeres sientan ATRACCIÓN. Es algo de lo que
nadie habla. Es algo que nadie parece entender. Pero aprender esa
destreza particular ha supuesto UNA DIFERENCIA ENORME en mi vida.
Ha sido como pasar de la noche a la mañana. Ahora que entiendo
cómo hacer que las mujeres sientan esa intensa vibración física
y emocional a la que se conoce como ATRACCIÓN, tengo la capacidad
de elegir, y el tipo de éxito con las mujeres con el que la mayoría
de los hombres sólo se atreven a soñar.

Las buenas noticias son que CUALQUIER hombre puede TAMBIÉN


aprender a conseguirlo. Verás, he invertido mucho tiempo
desgranando y destilando las cosas que hacen que las mujeres se
sientan atraídas por algunos hombres especiales... y probando si
mis asunciones y descubrimientos eran válidos, para estar
completamente seguro de que funcionan en el mundo real. He invertido
cientos y cientos de horas observando a seductores naturales
ENDIABLADAMENTE buenos con las mujeres... y asimilando las técnicas
específicas que utilizan. También he invertido una cantidad enorme
de tiempo diseñando métodos que cualquier hombre pudiera utilizar
para aumentar su éxito con las mujeres. Me hubiera gustado; déjame
expresarlo mejor: me hubiera vuelto loco de alegría que este
material hubiera estado disponible cuando yo empecé a interesarme
por las mujeres. Sin duda, me hubiera evitado años de frustración.
Por eso, te recomiendo que TÚ seas inteligente, tomes el atajo
y compres ahora mi libro "La ciencia de la seducción". Está repleto
de estrategias, conceptos e ideas sobre las mujeres que te
resultarán muy útiles y te otorgaran poder y capacidad de elección
sobre ellas. Cambiará tu vida.

Por el momento, eso es todo. Volveremos a hablar en un par de días.


Hasta entonces...
Que tengas mucho éxito
EMAIL #3

EL ERROR MÁS GRAVE QUE LOS HOMBRES (QUIZÁS INCLUSO


TÚ) COMETEN CON LAS MUJERES Y QUÉ HACER PARA
EVITARLO.
Error capital número 1: Ser demasiado buena persona
¿Cuántas mujeres conoces que se sientan atraídas por hombres
de carácter siempre complaciente y fácilmente maleable? No
muchas... ¿verdad? Y de entre las que conoces (si es que conoces
alguna) ¿A cuántas de ellas describirías como físicamente
atractivas o incluso muy atractivas? Ummm... menos aún... ¿me
equivoco?. No, no lo creo. Es más, me sé en lo cierto con respecto
a esto.
La evidencia señala que las mujeres escogen a los hombres
que escogen dominadas (puedes decir poseídas si eso te hace sentir
mejor) por un impulso visceral de naturaleza enteramente emocional.
Sí, es correcto. 100% emoción, 0% raciocinio. Su elección NO es
voluntaria ni razonada. NO es una elección que se sustente en
consideraciones tales como ¿Que es lo que más me conviene? En
absoluto.
¡Pero si ni siquiera es una elección que se tome a nivel
consciente! ¿Cómo podría entonces estar sometida al análisis y
juicio de la mente racional, sólo presente en el entonces eludido
plano de la consciencia? Simplemente, no puede estarlo... y no
lo está.
Repite conmigo: La atracción no es una elección. La atracción no
es una elección. La atracción no es una elección.¿Ya ha quedado
cristalinamente claro para ti? ¿O seguimos repitiéndolo juntos?
Verás, ellas no pueden decidir sentirse atraídas por un determinado
hombre. En realidad, no pueden forzarse a sentirse atraídas por
nadie. Aunque se lo propusieran con todas sus energías, no lo
lograrían y, por si tenías la menor duda, tampoco van a intentarlo.
La atracción es algo que simplemente sucede, o no.
Entonces ¿qué hacer?
¿Hay alguna estrategia que podamos poner en práctica para
conseguir que una mujer sienta hacia nosotros esa, tan deseable,
clase de atracción visceral que las domina y controla totalmente?
sdsds
Sí, de hecho sí la hay. Gracias por preguntar. En la guía
La ciencia de la seducción te describo detalladamente el conjunto
de actitudes, convicciones internas y comportamientos que debes
exteriorizar para provocar en las mujeres ese tipo de atracción
intensa que te convertirá en un potente imán para ellas. Conseguirás
así que las mujeres atractivas revoloteen a tu alrededor y tendrás
la magnífica oportunidad de decidir cuál o cuáles de ellas te
interesan. Créeme, es una sensación maravillosa.
Mientras tanto, y como sé que estás impaciente por saber más
sobre el tema, voy a presentarte el problema desde una perspectiva
en negativo, que arroja una intensa luz reveladora sobre él. Voy
a enseñarte qué NO debes hacer y cuáles de las cosas que haces
actualmente están dinamitando tu poder seductivo. ¿Preparado?
¿Listo? Ya:
Empecemos con el baño de realidad. ... ¡Deja de ser un
calzonazos!
¡Deja de amoldarte todo el tiempo a su voluntad y capricho!
¡Deja de ser un corderito manso!
¡Deja de decir que SÍ a todas sus propuestas!
¡Deja de ponerla en un altar en el centro de tu universo!
¡Deja de estar siempre disponible para ella!
¡Ten una vida al margen de su existencia, y se autosuficiente!
Tú lo agradecerás... Ella también... y más aún vuestra
relación. ¿Eres culpable de haber cometido, o peor aún, estar
cometiendo estos errores en tus relaciones con las mujeres? ¿Has
sido de esos que dicen que SÍ a todo y cuyas expresiones más repetidas
son: -no sé, a mi me da igual - o -lo que tú quieras, cariño? ¿Has
anulado totalmente tu capacidad de juicio y decisión y la has puesto
en manos de ella? ¡Uf! Duele admitirlo ¿eh? Es como una punzada
de culpabilidad que atraviesa el corazón. Lo sé, yo también sentí
lo mismo cuando descubrí los graves errores que había estado
cometiendo.
Pero tranquilo, no estás sólo. Para tu consuelo, debo decirte
que casi todos hemos pecado de estos mismos errores en algún momento
de nuestras vidas. En nuestro intento por complacer a las mujeres,
les prestamos una atención total, exclusiva y sin fisuras. Creemos,
equivocadamente, que así conseguiremos gustarles. Las convertimos
en el centro de nuestro universo, las llamamos por teléfono
insistentemente y cedemos a todas sus peticiones y caprichos. De
ese modo, concluimos erróneamente, no podrán escapar a nuestro
encanto y se enamorarán perdidamente de nosotros.
Déjame decirte algo: No va a suceder. Al menos, no de ese
modo. Más bien, ocurrirá lo contrario.¿Lo contrario? ¿Por qué?
Porque cuando un hombre se comporta de esta manera ante una mujer,
inadvertidamente está emitiendo unas señales que, no por
involuntarias, dejan de ser a la vez claras e intensas. ¿Y qué
dicen esas señales? Sencillo. Dicen: Soy débil y dependiente. Mi
vida no tiene un interés significativo. No tengo metas sólidas
y ando a la deriva, sin rumbo definido. No estoy acostumbrado a
que se interesen por mí. Siempre soy yo quien persigue, y no sé
siquiera qué es sentirse perseguido. No merezco la pena. Mi carácter
es frágil. Soy un pusilánime y, desde luego, no me siento ganador.
Por eso, necesito llenar mi vida al 100% contigo. Necesito depender
de ti. Necesito que me rescates.
...
Sí, así es. Tan duro como pueda resultar, eso es lo que esas
fuertes e invisibles señales transmiten. Fuiste tú quien quiso
saberlo ¿recuerdas? Quizás ahora te sientas dolido, incluso tentado
a pensar que no tengo razón, que estoy totalmente equivocado y
que no tengo ni idea de lo que hablo. Lo esperaba. Al fin y al
cabo, lo que acabo de decirte posiblemente colisiona frontalmente
con lo que tu madre, y el convencionalismo social aprendido durante
años, te ha enseñado sobre cómo tratar a las mujeres. Sin duda,
te han dicho o has oído cosas como: Sé dulce con las mujeres, ábreles
la puerta para que entren y salgan antes que tú, diles lo guapas
que están, se tú quien pague siempre la cuenta del restaurante,
cómprales regalos, se amable con ellas, desvívete por ellas...
Bla, bla, bla, bla. En definitiva, te han sugerido que establezcas
una clara jerarquía entre tu pareja y tú, en la que ella quede
en un nivel netamente superior al tuyo. Así se dará cuenta de lo
importante que es para ti y conseguirás atraerla y enamorarla.
¿Bonito? Puede, pero...¡Menudo disparate contraproducente!
Es hora de que dejes atrás todas esas falsas creencias que
te están perjudicando y no hacen sino anular tu magnetismo con
las mujeres. Ha llegado el momento de que los sustituyas por juicios
más sofisticados y una comprensión más acabada y próxima a la
realidad. Créeme. Es por tu bien. Cuanto antes lo hagas, mejor.
De verdad. Al fin y al cabo, ¿Cuándo fue la última vez que tu madre
tuvo una cita? Y... déjame adivinarlo: fue con una mujer ¿A que
sí? Ella (por ser mujer) puede creer saber lo que las mujeres desean.
Suena lógico y razonable ¿verdad? Y... sin embargo es sólo una
fantasía. En realidad, ni ella ni ninguna otra mujer puede expresar
con palabras la verdad de lo que desea. Y no es porque no quiera,
sino porque en realidad lo desconoce. Sólo los actos de una mujer
revelan sus verdaderos anhelos.
Estamos aquí una vez mas ante la típica disonancia entre lo
que creemos querer y lo que realmente queremos. Es una distinción
esencial. Ese mismo desconocimiento de los verdaderos deseos
femeninos, lleva a la mayoría de los hombres a fracasar en sus
intentos de atraer a las mujeres que desean y les fuerza a vivir
una vida de conformismo y mediocridad sexual.
Pero eso no te sucederá a ti. Ya has dado el primer paso.
Estos mensajes y la enorme cantidad de información que
encontrarás en La ciencia de la seducción van a convertirte en
el hombre que las mujeres, secretamente, desean que seas. ¡Ojo
aquí! tampoco estoy sugiriendo que te comportes como un arrogante
egoísta, sin escrúpulos y sin prestarle la más mínima atención
a ella. Más bien, propongo que empieces a equilibrar la balanza,
que restablezcas el equilibrio perdido largo tiempo atrás, que
niveles el campo de juego, que opongas cierta resistencia y
mantengas la tensión. Al fin y al cabo, la atracción no es otra
cosa que eso: una tensión emocional.
Poco a poco, a medida que explores la guía La ciencia de la
seducción todas las piezas del puzzle encajarán en su sitio.
Aprenderás cosas sobre ti mismo y sobre las mujeres que te eran
totalmente desconocidas y empezarás a tener un éxito notable con
las mujeres que hasta entonces no creías posible. Es una aventura
fascinante, de descubrir y auto descubrirse.
Volveremos a hablar en un par de días. Hasta entonces... Que
tengas mucho éxito
EMAIL #4
Cómo responder, de forma brillante, a las situaciones seductivas
más comunes con las que deberás enfrentarte.
...O...

EL VALOR DE LA ESPONTANEIDAD ENSAYADA.


Para cualquier jugador de ajedrez que se tome en serio el tablero,
conceptos tales como gambito de dama rehusado, defensa Petrof,
apertura catalana o defensa Budapest, no sólo tienen plena
significación, sino también gran relevancia.
¿Por qué?
Fundamentalmente, porque un buen jugador de ajedrez tiene al menos
una jugada concienzudamente preparada con la que responder
adecuadamente a cada una de estas bien conocidas y tipificadas
formas de abrir el juego.
Eso le permite responder de forma casi automática ante cualquiera
de ellas, hilvanando una jugada que es rápida, pero también profunda
y elaborada, pues se nutre de un pausado ejercicio previo de sesudo
análisis, que por distante en el tiempo pasa inadvertido en ese
momento.
Digamos que durante la partida el jugador hábil no tiene mucho
que pensar con respecto a esa jugada en particular, porque toda
la reflexión que tenía que hacer sobre ella la llevó a cabo en
el pasado.
De manera análoga, un seductor competente tiene codificada al menos
una respuesta y modo de proceder adecuados para cada una de las
situaciones "tipo" con las que habitualmente debe lidiar.
Esto le sirve para responder automáticamente ante ellas, de un
modo que resulta excepcionalmente apropiado, y del que emanan
grandes dosis de confianza y naturalidad, que le otorgan una
admirable ventaja, magistralmente aprovechada para aumentar
notablemente su éxito en la relación con las mujeres.
La paradoja aquí es que esa supuesta "naturalidad" no es en realidad
tal, pues se debe en mucho mayor grado a la previa planificación
meticulosa de la situación que a una grácil, espontánea y más o
menos fortuita inspiración.
A mí me gusta referirme a ella empleando el oxímoron “espontaneidad
ensayada”. Aquí, al igual que sucede con la interpretación de un
actor, la verosimilitud y fuerza procede del tiempo dedicado al
ensayo.
Por tanto, lo que exteriormente se percibe como agudeza mental
e innata capacidad para responder y actuar de forma seductiva ante
casi cualquier situación es, en realidad, consecuencia de la
disciplina, el deleite por el análisis de la conducta humana y
la férrea voluntad por la mejora de las propias habilidades.
Es, en una palabra: ENTRENAMIENTO
También tú, que persigues catapultar tu éxito con las mujeres,
deberías tener una respuesta estándar codificada para las
situaciones más frecuentes a las que debes enfrentarte, que te
sirva para maniobrar con rapidez y pericia, eludiendo esa mortífera
parálisis que con tanta frecuencia (y desesperación) veo suceder
a mi alrededor.
Ahondando en esto mismo, hay una situación que observo producirse
en numerosas ocasiones y que me resulta particularmente
sorprendente y ¿por qué no decirlo? enervante:
Se trata del suceso que ocurre cuando es evidente que existe una
química electrificante entre un hombre y una mujer que se acaban
de conocer. Ya conoces los síntomas: hablan de forma apasionada,
clavan y sostienen las miradas el uno sobre el otro, ríen y están
en sintonía absoluta. Todo discurre siguiendo el mejor de los
guiones posibles, hasta que llega el momento en el que ÉL debe
dar un paso al frente y hacer que las cosas sucedan, o retraerse
y dejar pasar la oportunidad, posiblemente para siempre.
Ha llegado, por tanto, la hora de la verdad. El momento decisivo.
Podría decirse que todo lo realizado hasta ese justo instante ha
tenido como único objetivo llegar hasta aquí.
La emoción del momento exige contener la respiración hasta conocer
el desenlace final. Por favor, redoble de tambores a la altura
de la intensidad del acontecimiento.
¡Tantarantán, tantarantán, tantarantán!
¿Qué es lo que él hace entonces?
...
N-A-D-A.
Absolutamente N-A-D-A.
¿Puedes creértelo?
Pero por Dios.
Odio cuando esto sucede y me entran unas ganas terribles de gritarle
¡Borrico! a quien acaba de tener y, sin embargo, ha dejado pasar
ante sí una oportunidad tan evidente como ésa.
Porque tampoco te vayas a pensar que lo que ha sucedido es lo que
él deseaba que ocurriera. Ni mucho menos. Cuando ella se va, la
decepción puede leerse en su cara como si de un libro abierto se
tratara. Está entristecido. Sabe que algo, lo que sea, tendría
que haber hecho, pero no supo qué y ahora se lamenta amargamente
por ello.
Precisamente el otro día, asistí a una elocuente confirmación de
esta terrible y atenazadora incapacidad para la acción en momentos
decisivos de la que te hablo:
Estaba en el Phone House de la calle Orense comprándome otro teléfono
móvil, porque tuve la genial idea de meter en la lavadora mi anterior
teléfono, descuidado en el interior de un bolsillo de los vaqueros.
Sí, Sí, ya lo sé. No hace falta que me digas nada. Brillante ¿eh?
Eso sí, salió reluciente como una patena. Irreconocible de limpio,
pero hazme caso y no lo intentes en casa.
En fin, la cuestión es que fui testigo privilegiado de un triste
episodio más de manifestación de carácter blandengue, incapacitado
para la acción resolutiva en momentos trascendentes. Todo sucedió
ante mis propios ojos.
Allí estaba ella. Era una mujer extraordinariamente atractiva,
cualquiera que fuera la perspectiva desde la que se la quisiera
contemplar.
Me atrevería incluso a decir, con la certeza de no estar
equivocándome, que pertenecía al selecto grupo de las diez mujeres
más hermosas que he tenido la suerte de poder contemplar a lo largo
de toda mi vida (y, créeme, he visto unas cuantas)
Morenaza de ojos verdes como esmeraldas, metro setenta y cinco
aproximadamente, delgada, piernas interminables generosamente
ensalzadas por la bondad de una escueta minifalda (color rojo).
Labios prominentes, pómulos carnosos como los de un melocotón
maduro, ojos atrapantes, pestañas que aleteaban con mayor
gracilidad que las alas de una mariposa, sonrisa perfecta de dientes
color blanco fulminante, alineados con mayor disciplina que
soldados rusos en un desfile militar.
De ahí para abajo, el delirio. Cuerpo de geometrías perfectas.
Pechos generosos y turgentes, cintura esbelta y cadera
inequívocamente femenina. Edad: unos 27 años. Nombre: irrelevante,
pero llamémosla Silvia.
Silvia podría haber desfilado con orgullo en las pasarelas de moda
internacional, hablándole de tú a cualquiera de las modelos ya
consagradas, pero el destino, al menos por el momento, le había
reservado un devenir más prosaico
Era, en pocas palabras, una de esas mujeres a las que resulta difícil
ignorar... y nadie lo hace.
Necesitaba un cargador para su teléfono pues, según explicó, el
anterior había muerto de modo inesperado. El dependiente empezó
una conversación con ella preguntándole "¿Qué modelo de teléfono
tienes
La conversación era fluida y amigable. Los dos sonreían y reían
mientras hablaban de un tema tan espeluznantemente sensual (es
un decir) como el de los móviles ¿Hace falta alguna prueba más
de que la cosa estaba saliendo bien?
Finalmente, Silvia pagó su nuevo cargador y le dijo "Adiós" (con
la boquita pequeña) a nuestro dependiente, a quien no hubieran
aceptado en una donación sanguínea, pues por sus venas no circulaba
sangre, sino horchata.
La cosa estaba saliendo a pedir de boca para él. ¿Por qué simplemente
no le pidió entonces cualquier información de contacto? No sé,
su dirección e-mail, su número de teléfono, lo que fuera
¿Por qué no lo hizo?
Yo te lo diré, fue por falta de arrojo y valentía, además de por
miedo al fracaso.
Dicen que la cara es el espejo del alma, y yo estoy de acuerdo.
Cuando ella se fue, se le quedó una cara que revelaba muy a las
claras su diálogo interior: "Maldita sea, tendría que haberle pedido
su número de teléfono"
Apostaría fuerte a que pensó en esa chica durante el resto del
día e imaginó, al menos, 47 brillantes y maravillosas cosas que
DEBERÍA haberle dicho en aquel momento... Pero no lo hizo. Ahora
ya era demasiado tarde.
El motivo por el que estoy tan seguro de esto es porque yo solía
comportarme exactamente de ese mismo modo. Ahora, además, sé que
muchos otros hombres se encuentran con escenarios similares al
descrito todos los santos días, pero nunca obtienen de ellos ningún
resultado positivo, simplemente porque NO ESTÁN PREPARADOS PARA
ACTUAR EN ESE MOMENTO.
Por alguna razón que no alcanzo a comprender, un número
alarmantemente elevado de hombres se sienten obligados a idear
un modo único y original de manejar cada situación, cada vez.
¿Tienes idea de a qué conduce eso usualmente? Exacto, a una cita
ineludible con la zurda y sus cinco hermanas.
Bueno, ¿cuál es entonces la respuesta?
La respuesta es tener UNA ESTRATEGIA ESTÁNDAR PARA CADA SITUACIÓN
COMÚN a la que debas hacer frente convenientemente pulida y
engrasada, dispuesta para ser utilizada inmediatamente. A saber:
1 Una estrategia para iniciar una conversación con una mujer.
2 Una verbalización específica para pedirle su dirección de
correo electrónico y su número de teléfono.
3 Un modo de llevar las cosas al plano físico y carnal.
4 Un lugar acogedor e íntimo al que poder llevarte a una mujer.
5 ...etc., etc., etc....
Vale, ahora, puedo oírte gimotear:
"¿Pero Óscar, no es un poco trillado pedirle a todas las mujeres
su número de teléfono de la misma manera?"
Sí. Lo sé.
También yo solía sentirme del mismo modo.
Pero si te tomas el tiempo de aprender y preparar UNA ESTRATEGIA
estándar con la que responder a las situaciones más comunes, tendrás
cien veces más éxito que si intentas inventarte algo único y original
en ese mismo instante y a bote pronto.
Lo paradójico del asunto es que cuando hayas diseñado e
interiorizado una estrategia con la que responder adecuadamente
a las situaciones más comunes en tus devaneos con las mujeres,
adquirirás simultáneamente la destreza de inventar cosas
ocurrentes y apropiadas, ad hoc. A medida del momento en el que
sucedan.
Ahí radica el aparente contrasentido: Cuanto más practiques y más
sistematizadas y ensayadas tengas tus respuestas, tanto mayor tu
capacidad para salirte por la tangente y dar rienda suelta a tu
fértil (por que no habrá nada en ti estéril ¿verdad?) imaginación.
Plan de acción:
1 Escoge esa situación que te ocurre con mayor frecuencia y
para la cual te gustaría disponer de una secuencia EXACTA
de palabras y comportamientos con los que responder
magistralmente.
2 Cierra los ojos y revive mentalmente las últimas cinco o diez
experiencias similares a ésta que hayas tenido.
3 Bosqueja diez o quince modos con los que responder en el futuro
a esta situación. De todos ellos, escoge el que te parezca
más acertado y profundiza en él hasta que quede desglosado
en una secuencia de pasos exacta.... Ahora permítaseme la
licencia de hacer un guiño a quienes se ganan la vida
amaestrando ordenadores para que hagan lo que sus dueños
desean: Trata este asunto como si de un algoritmo para la
resolución de un problema complejo se tratara (lo es)
4 Cierra de nuevo los ojos y visualízate a ti mismo realizando
esta rutina una y otra vez.. y después otra y otra... y luego
otra. Juega con la idea. Interpreta. Es más, imagínate que
hay una mujer en la habitación contigo y que estás pidiéndole
su número de teléfono, besándola o cualquier otra cosa que
desees practicar.
¡Ah! y si tu madre o compañeros de piso entran en la habitación,
finge que estás interpretando una obra de Shakespeare.
En serio, es de importancia capital que sepas con detalle qué vas
a hacer la próxima vez que estés hablando con una mujer y quieras
pedirle su dirección e-mail o número de teléfono.
Es también de vital importancia que sepas qué hacer la próxima
vez que notes que todo va sobre ruedas y creas que ha llegado el
momento de besarla.
Importante es también qué sepas cómo llevar la relación al plano
físico y carnal. Si no sabes exactamente qué vas a hacer y cómo
lo vas a hacer, entonces lo más probable es que acabes como el
dependiente de la tienda de móviles: desolado (que etimológicamente
procede de solo)
¿Quieres saber cuál es la ironía de la situación? La ironía es
que ¡LAS MUJERES QUIEREN QUE DÉS EL PASO SIGUIENTE! Llegados a
este punto de mutuo entendimiento y química electrificante, quieren
realmente que lo hagas. De verdad, pero si no lo haces tú, tampoco
lo harán ellas. Una mujer piensa "Parece simpatico, divertido e
interesante. Me gustaría que me pidiera mi número de teléfono,
pero si está nervioso y no tiene el valor necesario para controlar
al niño miedica que lleva dentro, tampoco lo voy a hacer yo por
él. Qué lastima"
Por supuesto, si quieres tomar el atajo, lo mejor que puedes hacer
es adquirir mi libro La ciencia de la seducción, en el que se ofrecen
ejemplos concretos y verbalizaciones específicas con las que
enfrentarte (y triunfar) a las situaciones más usuales que te
surgirán en tus relaciones con las mujeres.
Por el momento, eso es todo. Volveremos a hablar en un par de días.
Hasta entonces...
Que tengas mucho éxito
EMAIL #5
"¿Por qué las mujeres (a veces) se parapetan tras jueguecitos
mentales cuando les pides su número de teléfono?"
...O...

COMO CONSEGUIR QUE ELLA TE DÉ SU NÚMERO DE TELÉFONO,


INCLUSO CUANDO INICIALMENTE TE HA DICHO ¡NO!
En el mensaje de esta semana, voy a hacer algo ligeramente diferente
a lo habitual y voy a inaugurar una nueva sección, a la que he
bautizado como "Pregunta de un seductor en apuros".
En esta nueva sección, que queda hoy oficialmente estrenada y que
asomará en estos mensajes con cierta frecuencia, seleccionaré
algunas de las interesantes preguntas que recibo frecuentemente
en mi buzón de correo, procedentes de otros "compañeros de armas"
que (como tú) son miembros de esta lista de correo, y les daré
una extensa y reveladora respuesta.
Espero que la iniciativa resulte de tu interés y que te animes
a mandarme tus propias dudas e inquietudes a
oscar@cienciaseduccion.com
Dicho esto, voy ya sin más preámbulos a diseccionar la pregunta
de esta semana:
>>> Pregunta de un seductor en apuros <<<
Hola. Sólo quería comentarte que mi confianza y éxito
con las mujeres ha aumentado muchísimo después de leer
tu libro... Ahora, por fin, siento que entiendo a las
mujeres bastante bien y que, durante la mayor parte del
tiempo, les ofrezco lo que ellas realmente quieren (que,
como tú bien dices, casi nunca coincide con lo que piden
verbalmente).
Por tu libro y la sensatez de los mensajes que envías
frecuentemente a la lista, me doy cuenta de que conoces
francamente bien el tema de la seducción y sabes
perfectamente de lo que hablas. Por eso, respeto
profundamente tu opinión y aguardo expectante la llegada
de tus nuevos mensajes.
Supongo que, para todos nosotros, tendría que haber sido
bastante evidente desde el principio que el modo de llegar
al corazón de una mujer atractiva es mostrarse divertido,
confiado y ligeramente arrogante con ella, porque, a
poco que uno se fije, puede observar decenas de casos
a su alrededor que así lo confirman.
Sin embargo, a mi aletargado cerebro le costó bastante
tiempo darse cuenta de esto mismo y, por eso, durante
la mayor parte de mi vida, he abordado la seducción desde
una falsa creencia que me llevaba a pensar
(equivocadamente) que siendo el chico más agradable y
sensible que ella hubiera conocido jamás, conseguiría
que se enamorara locamente de mí y cayera rendida en
mis brazos.
No creo que haga falta que te diga, precisamente a ti,
que eso nunca sucedió.
Ahora me doy cuenta de lo MUY equivocado que estaba.
Afortunadamente, tú me has hecho abrir los ojos y
comprender que lo realmente importante para tener ese
tan anhelado éxito con las mujeres es tu propia actitud,
es decir, la imagen que tienes de ti mismo y la eficacia
con la que la proyectas hacia el exterior. Te doy las
gracias por las enseñanzas recibidas y por cómo me han
permitido mejorar en mis relaciones con las mujeres.
De todas formas, tengo una pregunta: verás, cuando estoy
conociendo a una nueva mujer, bromeo con ella todo el
tiempo y mantengo una permanente actitud divertida y
ligeramente arrogante con ella, a la que (como es
previsible) responde bastante bien.
Sin embargo, cuando le pido su número de teléfono, muchas
mujeres (no necesariamente la mayoría, pero, sin duda,
un gran número de ellas) contestan inicialmente diciendo
cosas tales como "De verdad, me gustaría dártelo, pero
me acabo de comprar otro móvil y estoy esperando a que
me den el nuevo número" o cualquier otra excusa de
naturaleza similar.
Lo interesante de todo esto es que cuando respondo a
ello de un modo arrogante como "Ya, y encima esperarás
que me lo crea ¿no?" ceden INMEDIATAMENTE y me dan su
número de teléfono verdadero.
Mi duda, por tanto, es: ¿Por qué se inventan esas mentiras
tontas si después, a poco que se las presione, te dan
su número correcto casi instantáneamente?
Oscar, no le daría a esto la mayor importancia si sólo
me hubiera sucedido una o dos veces, pero parece ser
una tendencia clara y bien definida, que ha empezado
a inquietarme.
¿Qué explicación tiene desde tu punto de vista? Gracias
por anticipado.
Toni
>>> Mi respuesta <<<

Toni, me alegra extraordinariamente que hayas hecho esa


pregunta, porque a muchos chicos les resulta difícil de creer que
este tipo de comportamiento sea real o, al menos, que suceda con
tanta frecuencia. Pero lo cierto es que, cuando mueves tu culo
fuera del sofá y DE VERDAD sales por ahí a conocer mujeres, empiezas
a percibir ciertos patrones, algunos de los cuales resultan bastante
extraños e inesperados.

Mi traducción de lo que tú preguntas es: "¿Por qué las mujeres


se parapetan tras jueguecitos mentales cuando les pides su número
de teléfono?"

Voy a contestar a tu pregunta con una respuesta que se sustenta


sobre dos pilares:

1) La psicología de lo que sucede


2) Cómo afronto personalmente esta situación y otras similares

Pero primero, déjame contarte una pequeña historia que engarza


a la perfección con lo que aquí estamos tratando: Hace un par de
años, trabajé para un tipo que tenía una particular e interesante
técnica para seleccionar y contratar a los mejores candidatos para
un determinado puesto de trabajo. Esto es lo que él hacía: Después
de haber entrevistado a todos los aspirantes al puesto que ofrecía,
llamaba personalmente al que le había parecido MÁS ADECUADO y,
por tanto, a quien realmente quería contratar y le decía: "Hola,
te llamo para darte las gracias por haberte presentado como
candidato a este trabajo, pero, simplemente, no creo que seas la
persona adecuada para el puesto" Si al otro lado del teléfono
respondían con un "Vale, gracias de todos modos", simplemente
colgaba y llamaba a la segunda de sus elecciones, para repetir
el proceso. Por otro lado, si respondían con un "Espera un minuto.
¿Puedo saber cuáles son los motivos por los que no he sido
seleccionado para el puesto? Estoy seguro de poder hacer un
excelente trabajo en ese cargo" Entonces, él respondía con un "¿Por
qué lo crees así?" y dejaba que el candidato se explayara
abiertamente.
Una tarde, pude asistir personalmente al desarrollo de su
estrategia cuando, con mis propios ojos y oídos, le vi y oí ponerla
en práctica "en directo", a través del manos libres del teléfono.
Al otro lado de la línea, se encontraba una mujer con "agallas"
a la que había entrevistado esa misma mañana. Tan pronto como él
dijo "Simplemente creo que no eres la persona adecuada para el
puesto" ella saltó como un resorte y contestó inmediatamente "¿Por
qué no? Estoy convencida de poder realizar un trabajo del que usted
y yo nos sintamos orgullosos ¿Qué le ha llevado a sacar esa
conclusión?" Por supuesto, consiguió el trabajo... y, según pude
saber luego, resultó ser la persona más competente y capaz que
había trabajado bajo la supervisión de quien la contrató.

La importante enseñanza que se desprende de esta historia,


y que es digna de ser recordada, es que a cualquier proceso de
selección, sobre todo a aquellos que dan acceso a puestos de trabajo
que merecen verdaderamente la pena, se presenta un abultadísimo
número de candidatos. Por eso, el entrevistador necesita un modo
rápido y efectivo de rechazar a los candidatos que no resulten
apropiados y, si es inteligente, también habrá ideado un modo de
encontrar fácilmente a los candidatos EXCEPCIONALES. El que te
he descrito era justamente eso: un modo fabuloso de conseguir
separar la paja del trigo. Exactamente lo mismo ocurre con las
mujeres, sólo que esta vez son ellas las que entrevistan y tú el
que tiene que demostrar ser el candidato apropiado. ¿Cómo? Mostrando
valor durante el proceso de selección.

Sería multimillonario si, cuando empecé a "entrarle" a las


mujeres con el propósito de conseguir sus números de teléfono,
me hubieran dado un euro cada vez que les oía decir "¿Por qué no
me das tú a mí el tuyo y yo te llamo?"

o...

"Nunca doy mi número de teléfono a alguien a quien acabo de


conocer"

o...

"Me robaron el teléfono y dieron de baja mi número, y a mi


madre le explotó una olla de garbanzos en la cocina y tuve que
ayudarla a limpiar los azulejos. Por eso, no he hecho los deberes"

Ah, bueno, en realidad este último e hilarante escenario de


ollas repletas de garbanzos despanzurrándose en la cocina, que
resultaría propio del más imaginativo Dalí, fue una respuesta 100%
verídica (la respuesta, no la excusa) que un primo mío le dio a
una profesora de lengua española, de pulgas iracundas y muy mal
alimentadas, cuando le preguntó el motivo por el que no había
completado las asignaciones del día anterior. ¡Ah! Aquellos
gloriosos años, pero me estoy desviando.

En fin, hablábamos de excusas con las que las mujeres (a veces)


responden cuando les pides su número de teléfono. Y con la retahíla
de excusas aquí presentadas, creo que ya te has hecho una idea
más que apropiada al respecto. Bueno, resulta que un glorioso día,
probablemente fruto de la frustración, cuando una mujer empezó
a darme una excusa, la miré a los ojos fijamente, le señalé un
trozo de papel que tenía a mano y le dije: "Simplemente escríbelo.
No tienes nada de qué preocuparte" Y ¡mira tú por dónde!, ella
fue y lo escribió. Me dije: "¡Bah! Esto es sólo el azaroso capricho
de la casualidad asomando momentáneamente la cabeza a mi vida".
Así que lo intenté de nuevo la siguiente vez que me topé con la
resistencia de una mujer a darme su número de teléfono. ¿Y sabes
qué? Volvió a funcionar. De hecho, tuve éxito tantas veces que
ahora es la frase estándar que utilizo siempre que debo vencer
la resistencia de una mujer a darme su número de móvil.

El resumen de todo esto es como sigue: A LAS MUJERES ATRACTIVAS,


LOS TÍOS SE LES ACERCAN TODO EL TIEMPO. Por eso, han desarrollado
determinadas estrategias para averiguar si eres lo que pareces,
o sólo un blandengue que abandona al primer signo de resistencia.

Pista: Los hombres educados que dicen "Ah, de acuerdo, perdona


por haberte molestado..." o "De acuerdo, te doy mi número y me
llamas cuando tu quieras" no son SEXY ni ATRACTIVOS.

Por otro lado, los hombres que responden con cosas tales como:
"Ah ¿no tienes teléfono? No te preocupes, no es nada de lo que
avergonzarse. Siempre te quedarán las señales de humo ¿no?" o "¿Y
esperas de verdad que me lo crea?" de un modo calmado, divertido
y ligeramente arrogante telegrafían instantáneamente el mensaje:
"No soy una niña blandengue que se dé por vencida fácilmente, veo
más allá de tus jueguecitos y no caigo en ellos" son muy ATRACTIVOS.

Sus respuestas contienen todos los ingredientes necesarios


para crear esa mágica e irresistible aureola de deseabilidad que
a las mujeres les resulta atrapante y difícil de eludir.

Estas son las cosas más importantes que debes recordar:

1 A las mujeres atractivas, los hombres se les acercan


constantemente para pedirles sus números de teléfono.
Constantemente.
2 Si fueras una mujer a la que le piden el número de teléfono
47 veces al día, probablemente tú también inventarías excusas.
3 Las excusas del tipo "¿Y por qué no me das tú el tuyo?" le
sirven a ella para eliminar de la lista de candidatos
potencialmente adecuados a aproximadamente el 95% de los
pretendientes: son los perdedores que no tienen carácter ni
persistencia alguna.
4 Si anticipas este tipo de respuesta evasiva, estás preparado
para ella y SABES exactamente qué le vas a decir y qué vas
a hacer cuando aparezca, evitando contestar con una respuesta
enclenque, que evidencie necesidad y ausencia de carácter,
entonces incrementarás DRAMÁTICAMENTE las posibilidades de
conseguir su número.
5 Las respuestas que demuestran seguridad en uno mismo y que,
al mismo tiempo, son graciosas e incluso ligeramente
arrogantes, constituyen un modo especialmente adecuado de
atravesar y superar con enorme éxito estas situaciones
conflictivas.

Por supuesto, si utilizas las técnicas para conseguir su número


de teléfono que te detallo, palabra por palabra, en mi libro La
ciencia de la seducción, en primer lugar reducirás
considerablemente este tipo de resistencia y sabrás también
exactamente qué hacer cuándo te encuentres con excusas de este
tipo.
Asumámoslo: Las mujeres atractivas consiguen toneladas de
atención por parte de los hombres. Por eso, no buscan tipos que
se lance a sus pies inmediatamente y después se retraigan
rápidamente ante la menor dificultad. Por el contrario, buscan
a un hombre con capacidad de autogobierno y gran confianza en sí
mismo, capaz de ver más allá de sus juegos, hasta el punto de
desarmarla y salir triunfante de la batalla, con su número de
teléfono en las manos. Piensa en ello.
Y si quieres aprender más acerca de cómo funciona la mente
femenina y profundizar en decenas de técnicas específicas para
atraer a las mujeres, conseguir sus números de teléfono y
direcciones de correo electrónico, obtener más citas y muchos otros
detalles sobre cómo progresar por la relación hasta llevarla a
un plano físico e íntimo, entonces necesitas descargar ahora una
copia de mi libro La ciencia de la seducción.
Puedes descargarlo inmediatamente y estar leyéndolo en tan
solo un par de minutos a partir de este mismo instante
Por el momento, eso es todo. Volveremos a hablar en un par
de días.

Hasta entonces...
EMAIL #6
Cómo conseguir que una mujer se detenga allí donde se encuentre,
para que puedas empezar a hablar con ella y conocerla.
...Ó...

UNA ESTRATEGIA DIVERTIDA Y EFICAZ PARA CONSEGUIR


SU DIRECCIÓN DE CORREO ELECTRÓNICO (AUNQUE ACABES
DE CONOCERLA HACE APENAS UNOS SEGUNDOS) Y DE QUÉ
MODO UTILIZAR ESA DIRECCIÓN COMO PUERTA DE ENTRADA
A SU CORAZÓN.
Como objetivo acentuadamente definido para el mensaje de hoy,
me he propuesto hacerte adoptar una nueva perspectiva y empujarte
a considerar ciertas cosas (en las que usualmente no te detienes
a reflexionar) desde una nueva óptica, diferente a aquella a la
que estás habituado.
Para ello, quiero pedirte, en primer lugar, que recuerdes la
última vez que viste a una mujer realmente atractiva a la que
estuviste tentado de acercarte y empezarle a hablar, pero que,
por cualquier motivo, finalmente no lo hiciste.
Estoy hablando de una mujer REALMENTE atractiva. Es decir,
de 8.5 para arriba en la escala. No te hagas el ingenuo de mirada
distraída conmigo, sabes que sé que sabes perfectamente a qué me
refiero.
Tómate tu tiempo si lo necesitas. No hay prisa. No me voy a
ningún lado.
...
¿Ya? Bien. Ahora, déjame preguntarte algo: ¿Te paraste a pensar
cómo fue el resto de su día, después de que te encontraras con
ella?
¿Te paraste a pensar, un día o dos después del encuentro
fortuito, dónde estaría en ese momento aquella mujer en particular
y qué estaría haciendo?
¿Pensaste en los quince o veinte hombres que, como tú, la vieron
también ese día y tampoco tuvieron las agallas de dirigirle la
palabra? ¿Y en los dos o tres que sí lo hicieron? ¿Pensaste en
ellos también?
¿Pensaste en el trabajo probablemente ABURRIDO al que tuvo
que acudir más tarde, y en la misma frase de siempre - repetida
hasta la náusea: "¡Qué ojos más bonitos tienes!" (O cualquier otra
variante similar) - que oyó pronunciar a los hombres que tuvieron
el valor de hablar con ella?
¿Intentaste ponerte en su situación y considerar durante unos
breves minutos cómo te sentirías si también tú fueras una mujer
atractiva, con la nada despreciable habilidad de iluminar la cara
de prácticamente todos los hombres con los que te cruzas?
Uhmmm...
¿Qué crees que seríamos capaces de averiguar si dedicáramos
tan sólo un par de minutos a imaginar cómo podría ser la vida PRIVADA
de esa mujer atractiva?
Éstas son un par de cosas que yo he deducido:
1 A muchas mujeres atractivas, la mayoría de los hombres les
ABURREN TERRIBLEMENTE. El principal motivo por el que esto
sucede es que los hombres no tienen NI IDEA de qué hacer cuando
se encuentran con una mujer extraordinariamente sexy, así
que todos hacen la misma cosa estándar: Mirada de pasmo, piropo
fácil, etcétera.

2 Como he dicho muchas veces antes, y estoy seguro de que volveré


a repetir muchas otras veces más: No puedes conseguir que
una mujer se sienta atraída por ti ABURRIÉNDOLA. Si haces
lo mismo que el resto de 499 hombres con los que se va a cruzar
a lo largo de este mes, entonces, lo más normal, es que no
consigas despertar ningún interés especial por su parte. Obvio
¿no?

3 Por todo lo dicho, con que mantengas en tu cabeza la idea


clara de NO HACER LO MISMO QUE HACEN LOS OTROS, llegaras
MUUUUUUUUCHO más lejos que la mayoría.
Esta reflexión está siendo divertida ¿No te parece? Apuesto
a que nunca pensaste que ibas a dedicar tiempo a pensar como una
mujer. Bien, te equivocaste. Hoy ha sido ese día.
¿Qué puedes hacer entonces para escapar de esta "espiral de
la muerte" y ...
1 No ser como los otros 499 hombres aburridos, predecibles y
"buenazos" con los que ella se encontrará a lo largo de este
mes?

2 Ser interesante y atractivo, de un modo que a ella le haga


creer que tú puedes ser quien ponga interés y un poco de salsa
picante en su vida?
Creí que nunca me lo preguntarías y, como posiblemente ya hayas
supuesto, tengo mis propias ideas al respecto (pero, por favor,
no dejes que eso te detenga e impida pensar a ti también en este
importante tema, tan pronto como tengas la oportunidad)
Para empezar, es una buena idea que te desembaraces, de una
vez por todas y para siempre, del bobalicón mantra "Eres una mujer
muy atractiva y yo sólo un tipo convencional adorándote". Todo
lo que vas a conseguir con esa clase de actitud es echarte un puñado
más de tierra encima. En segundo lugar, sería bueno que te detuvieras
un momento a pensar cómo se comportaría un chico hacia el que ella
sintiera ATRACCIÓN y después emularas ese estilo.
Mi experiencia personal me ha demostrado que, si adoptas una
actitud de "El destino ha tenido el parabién de ponernos juntos
en el mismo lugar y momento temporal. Ahora, comprobemos si tienes
una personalidad a la altura de tu apariencia física", mezclada
con una generosa cantidad de ligera arrogancia y humor, entonces
es probable que llegues muy lejos.
Ésta es una variación de algo que he utilizado personalmente
en un par de ocasiones.
-TÚ: "Hola, ¿puedo hacerte una pregunta rápida?" [Mostrándote
calmado, al tiempo que empleas un tono de voz profundo y relajado]
-ELLA: Sí, claro ¿Por qué no ibas a poder?
[Pausa, pausa, pausa, para añadir suspense y tensión]
-TÚ: Verás, conozco a alguien a quien podrías gustarle
bastante... Siempre y cuando seas algo más que una cara bonita,
claro está.... Es divertido, tiene buen gusto y creo que te
gustará... Me encantaría sentarme para averiguar todos los detalles
de la historia de tu vida, pero voy de camino a un sitio y ya llego
tarde ¿Tienes e-mail? [Tono de voz muy calmado]
-ELLA: Sí
-TÚ: Genial... [Sacas un bolígrafo] Apúntamelo, por favor,
y conseguiré que, mmm [toses para aclararte la garganta de modo
cómplice] ÉL te mande un mensaje.
[Consigue el e-mail y deséale que le vaya bien y tenga suerte]
Analicemos ahora lo que acaba de suceder aquí.
Primero y principal ¿me has visto piropearla? ¿Me has visto
comportarme como los restantes 499 tipos con los que ella va a
cruzarse a lo largo de este mes? ¿Acaso le he comunicado
inmediatamente "No valgo la pena"?
DEMONIOS, NO
Por el contrario, le he dicho "¿Puedo hacerte una pregunta
rápida?" en un tono de voz relajado, casi excesivamente calmado
y misterioso. Casi cualquiera respondería a semejante propuesta
con un "Sí".
Después, continué con un ligeramente arrogante, divertido y
confuso "Conozco a alguien" a quien podrías parecerle muy
interesante. En ese momento, ella puede intuir que ese alguien
soy yo, pero no lo sabrá SEGURO hasta que reciba el e-mail....
De ese modo, mantengo la intriga.
Incluso puedes utilizar ese correo inicial para jugar con ella
un poco... "¿Qué te parece mi amigo? Cuida tanto de mí y es tan
amable como para darme el correo de una mujer en la que, según
él, podría fácilmente estar muy interesado.
Me atrevería a poner la mano en el fuego a que esta secuencia
particular de acontecimientos no es algo que a ella le ocurra
frecuentemente. Es original, única y diferente. Piénsalo. Ella
todavía está intentando superar las pesadillas que sufre al recordar
el número de chicos que, uno detrás de otro, le han preguntado
"Tu cara me resulta familiar ¿Nos conocemos"? Por eso, este tipo
de "acercamiento" divertido supondrá un soplo de aire fresco en
su vida.
Ahora, quiero que hagas algo... por mí, pero sobre todo por
ti. Retrocede en este mensaje y vuelve a leer esta técnica para
conseguir su dirección e-mail que te acabo de describir. Cuando
lo hagas, PRESTA MUCHA ATENCIÓN.
Intenta visualizarte en una situación semejante a la descrita,
en diferentes escenarios. Hazlo una y otra vez, hasta que,
mentalmente, puedas verlo nítidamente. Visualízalo una y otra vez,
y otra, hasta que te parezca que lo has vivido múltiples veces
antes. Cuando lo hayas hecho, dominarás una nueva técnica para
acercarte a una nueva mujer.
Todavía me acuerdo de cuando empecé a acercarme a las mujeres
con el propósito de seducirlas. Pensaba que si podía empezar una
conversación de un modo sencillo, el resto sería pan comido. Bueno,
después de conocer a muchas mujeres, pero no conseguir tantas citas
como hubiera deseado y, sobre todo, después de NO conseguir que
las pocas citas que tuve llegaran a buen puerto, me di cuenta de
que aún me quedaba mucho trabajo por hacer.
La realidad es que tener éxito con las mujeres se reduce a entender
a la perfección la psicología femenina y comprender de cabo a rabo,
de principio a fin el (permítaseme la licencia) "rito de
apareamiento humano" y después interiorizar todos los pasos y
técnicas específicas que debes seguir en cada momento.
Y, que yo sepa, sólo hay un lugar en el mundo en el que puedas
aprender esta información de un modo rápido, fácil y en profundidad.
Ese lugar, como correctamente has anticipado, es mi libro La ciencia
de la Seducción.
En él, te guío de la mano por todo lo que necesitas conocer para
tener éxito con las mujeres. De la teoría a la práctica, de la
A a la Z.
Todo.
Y lo mejor es que puedes descargarlo y empezar a leerlo en,
literalmente, un par de minutos desde este mismo instante.
Por el momento, eso es todo. Volveremos a hablar en un par de días.
Hasta entonces...
EMAIL #7

Una historia que encierra una importante lección acerca de cómo


comportarse con las mujeres ¿Puedes descubrirla?
Hoy quiero contarte una historia.
Es una historia que, muy posiblemente, te resultará
sorprendente e inesperadamente familiar. No te asustes. Ahí va:
Érase una vez que se era, un hombre que se sentía muy atraído
por una mujer. Al principio, simplemente era para él otra mujer
atractiva más... pero cuanto más la conocía, más atraído se sentía
por ella. Cada minuto que pasaba a su lado, notaba como esa atracción
crecía y crecía, hasta que llegó a convertirse en un profundo
sentimiento de amor por ella.
Pero había un problema. A medida que su amor aumentaba, también
se sentía cada vez más y más inseguro. ¿Por qué? Pues porque, en
realidad, no tenía ni idea de si ella sentía o no lo mismo por
él. Algunas veces, ella le decía cosas como "¿Sabes? Eres muy
importante en mi vida" o "Soy afortunada de tenerte como amigo"...
pero nunca conseguía progresar más allá de esa fase de "amistad".
De vez en cuando, recibía de ella un abrazo o un beso en la mejilla.
Incluso una vez, recuerda complacido, ella le cogió la mano durante
largo tiempo, mientras él le contaba un problema familiar que le
angustiaba.

Pero había algo fundamentalmente erróneo en este orden de las


cosas... y él lo sabía. Se daba cuenta de que ella no actuaba como
una mujer que se estuviera enamorando. Más bien, actuaba como si
fuera una amiga. Una buena amiga, eso sí, pero nada más.

La inseguridad que sentía se convirtió pronto en una espiral


devastadora que se auto alimentaba. Cuanto más inseguro se sentía,
más miedo tenía de "echarlo todo a perder" al intentar besarla
o pedirle que saliera con él. Por si esto fuera poco, a medida
que su inseguridad aumentaba, menos tiempo parecía ella querer
pasar a su lado.

Después de varios días (y noches) obsesionado con esta chica,


llegó a la conclusión de que si ella supiera lo que él sentía,
entonces, también sentiría lo mismo por él. Estaba seguro de ello.
Así que hizo una apuesta arriesgada. Le contó, con profusión de
detalles, todo lo que sentía por ella. Le confesó que estaba
enamorado, que ella hacía latir su corazón como nadie antes lo
había conseguido, y que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa
con tal de poder estar a su lado. Ella le miró con los ojos bañados
en compasión y le dijo: "Gracias. De verdad te lo agradezco...
pero no quiero estropear nuestra amistad. Eres demasiado importante
para mí. Lo comprendes ¿verdad?". Y él dijo que sí...

Mintió.

Lo cierto es que no entendía nada de nada. Con esa respuesta,


ella sólo había conseguido confundirlo aún más. No sabía de qué
modo tomárselo.
¿Quería decir que ella también le quería, pero que tenía miedo
de que se estropeara la bonita relación que ahora mantenían, si
la cosa finalmente NO salía bien?
¿Quería decir acaso que no estaba preparada aún para una
relación larga?
¿Quería decir que no le quería, y sólo estaba intentando
hacérselo ver de una forma sutil?
O...
¿Quería decir que tenía que poner toda la carne en el asador
y demostrarle DE VERDAD cómo se sentía?
Al final, resolvió que no podía más, y que no iba a permitir
que la duda siguiera corroyéndolo por dentro como el gusano que,
desde el interior, se come una manzana poco a poco. Tenía que
conseguirla. Tenía que asegurarse de que ella entendía DE VERDAD
cuánto la deseaba. Decidió dar un gran paso. Le compró un regalo
y le escribió una larga, larguísima carta de amor, confesándole
de nuevo sus encendidos sentimientos.

Y entonces lo impensable, lo que nunca (ni siquiera en cien


años) hubiera podido imaginar, sucedió. Ella no le contestó. Ni
ese día. Ni al siguiente. Ni tampoco al siguiente. Ni al que va
después de ése. La llamó tres veces al día durante casi una semana
antes de poder finalmente hablar con ella. Y cuando lo consiguió,
ella se inventó una excusa. Muy mala, por cierto. Le dijo que había
estado muy, muy ocupada y que lo estaba también en ese mismo
instante... "Te llamaré pronto. Ahora tengo que irme..." y colgó...
Pero nunca más lo llamó. Se cambió de número.

Durante los siguientes meses, él intento desesperadamente


entender qué había fallado, comprender qué había ido mal. Intentó
ordenar su cabeza, sacar una lección positiva de la experiencia
y averiguar qué demonios había sucedido... ¿Sabes qué? Aún hoy
está dándole vueltas al asunto.
FIN
¿Qué te ha parecido? ¿Te ha gustado la historia? Resulta
inquietante, ¿no?. Mañana analizaremos en profundidad su
significado y extraeremos de ella una importante enseñanza que
te ayudará a hacer de modo correcto ciertas cosas que resultan
esenciales para tener éxito en tus relaciones con las mujeres.

Mientras tanto, te recomiendo que vuelvas a releer la historia


un par de veces a lo largo del día de hoy, para mantenerla fresca
en tu cabeza.

Hasta mañana.

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