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ESTETICA DEL LIBRO HOMBRE DE LOS PIES MURCIELAGOS DE FERNANDO

MAURICIO JIMENEZ MOTTA


Desde chico Esper había aprendido a no hacerse notar. Muchas veces le había confesado al Hombre de
los pies-murciélagos que él era un camaleón. Que podía ser banco, pared, pasto, ventana. Sobre todo en
la escuela. Era invisible en la escuela. Era un artista en el oficio de pasar desapercibido. Nunca una
opinión. Jamás una risa. Nada de movimientos bruscos. Nada. Sin embargo, lo veían. Muchas veces lo
veían. Porque querían verlo. Lo buscaban. Había también buscadores de camaleones, era cierto. Tenía
que estar alerta nada más.
Me prestaron este libro días antes de que anunciaran que Tatuajes, otra novela de Sandra Siemens, había
recibido el premio de Destacado de ALIJA. Ahora muero por conseguir ese libro, porque este fue
impactante.

El hombre de los pies-murciélago funciona tan bien como una piedra que alguien tira con buena puntería
a una ventana. Rompe el vidrio. Expone. Es brutal y contundente.

Combinando diferentes perspectivas y personajes, la novela se centra en la organización de una broma


pesada que tiene como blanco a Esper, un chico que justamente lo que quiere es que nadie se dé cuenta
de que existe. Es esta estructura múltiple la que enriquece la historia: se pueden experimentar en primera
persona las sensaciones, ideas, inseguridades y deseos de cada uno de los adolescentes involucrados.

Y así, la novela despliega un abanico de experiencias propias de la juventud y del madurar que deja sin
aliento. La crueldad, el cumplimiento de expectativas, los conflictos con la imagen, las familias
complejas, el abandono, la superficialidad y, sobre todo, la confusión, todo está presente, señalando con
crudeza que atravesar la adolescencia no es pan comido.

No puedo dejar de repetir que la historia es muy contundente: despierta sensaciones viscerales y puede
llevar a tomar partido por algunos personajes. A mí, incluso, una noche me hizo soñar (REAL. Me quedé
leyendo hasta tarde, y aparentemente me quedé con la historia dando vueltas porque
después soñé con el libro; hacía tiempo que no me pasaba eso). La novela marca, abre surcos, porque
expresa con veracidad experiencias sobre las que muchas veces se habla sin decir nada.

Hoy visité con mis alumnos la feria del libro del colegio y, cuando encontré este, se los recomendé.
Porque El hombre de los pies-murciélago es un libro para leer y dejar que te atraviese. Es un libro para
sentir con crudeza. Y para pensar, y conversar.

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