Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El hombre de los pies-murciélago funciona tan bien como una piedra que alguien tira con buena puntería
a una ventana. Rompe el vidrio. Expone. Es brutal y contundente.
Y así, la novela despliega un abanico de experiencias propias de la juventud y del madurar que deja sin
aliento. La crueldad, el cumplimiento de expectativas, los conflictos con la imagen, las familias
complejas, el abandono, la superficialidad y, sobre todo, la confusión, todo está presente, señalando con
crudeza que atravesar la adolescencia no es pan comido.
No puedo dejar de repetir que la historia es muy contundente: despierta sensaciones viscerales y puede
llevar a tomar partido por algunos personajes. A mí, incluso, una noche me hizo soñar (REAL. Me quedé
leyendo hasta tarde, y aparentemente me quedé con la historia dando vueltas porque
después soñé con el libro; hacía tiempo que no me pasaba eso). La novela marca, abre surcos, porque
expresa con veracidad experiencias sobre las que muchas veces se habla sin decir nada.
Hoy visité con mis alumnos la feria del libro del colegio y, cuando encontré este, se los recomendé.
Porque El hombre de los pies-murciélago es un libro para leer y dejar que te atraviese. Es un libro para
sentir con crudeza. Y para pensar, y conversar.