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Rodrigue, Salck y Blank, tratan el tema de los corredores de transporte, desde una
perspectiva global que abarca operaciones comerciales y transporte de pasajeros, visto
como una unidad que se encuentra en continuo desarrollo y dispuesto a afrontar los retos
que imponen las dinámicas comerciales y económicas, bajo unas exigencias en
estándares de calidad, competitividad y efectividad.
Existen tres categorías principales para clasificar los corredores, los formales, los
funcionales y los que combinan ambas formas, siendo estos últimos los que presentan
una mejor alternativa en términos de calidad del servicio. En estos casos, el diseño de la
infraestructura es vital a la hora de cumplir con lo exigido. La forma como están
dispuestos estos corredores incide directamente en las comunidades que atraviesan. Al
respecto, es decisivo el papel que cumplen los corredores viales en los procesos de
producción y desarrollos sociales.
En la actualidad, las concesiones de los corredores deben estar a la orden del día para
afrontar los retos que le impone una sociedad que le apunta a la globalización, deben
estar preparados para dar solución a problemas como la congestión en las transacciones,
las situaciones ambientales, las políticas particulares y los altos costos, minimizando la
incidencia en las operaciones comerciales para que no se vean afectadas de ninguna
forma.
Las diferencias políticas y sociales de América del Norte, hacen que los corredores
cambien de dinámica según el país por donde van las mercancías, de México a Estados
Unidos tiene unas particularidades que son totalmente diferentes al paso entre Estados
Unidos y Canadá. Los corredores americanos ofrecen características que les dan
operatividad en términos de infraestructura, integración y mercado.
En este orden de ideas, las TIC promueven cambios significativos en las formas como se
conciben aspectos como el trabajo o la movilidad; en el caso del “teletrabajo”, el
trabajador, al realizar sus labores desde su casa, elimina hasta dos recorridos diarios,
hecho que incide en la movilidad de las regiones, generando un impacto positivo en lo que
al medio ambiente se refiere, sin embargo, la falta de implementación eficaz de la figura
hace que los resultados no sean visibles.
Rodrigue sostiene que las TIC influyen de manera directa en todas las dinámicas
comerciales, observando cambios significativos en aspectos como los espacios que
ocupan las empresas, las grandes superficies, la movilidad de los empleados y las formas
como se comercializan bienes y servicios.
Para finalizar, el autor presenta algunos aspectos que cambian con la implementación de
las TIC en las relaciones comerciales de las empresas, como son la sustitución de viajes,
mejoras en la eficiencia de los traslados y navegación, transformación de las estructura
organizativa en formas de redes de colaboración, cambios en estructuras comerciales, y
flexibilidad en la localización de las sedes administrativas de las empresas.