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Estudiante:
Yan carlos forero pardo
ID: 000673612
Docente:
Nieves Pérez abril
El ente gubernamental en su afán por recuperar estos sitios de espacio público hace campañas
de desalojo a estos vendedores informales, donde en la mayoría de los casos los policías en su
abuso de autoridad dañan, botan, o quitan las “zorras” o “carrosas” que usan estas personas para
comercializar sus productos, lo que trae consigo que estos vendedores informales se queden sin el
único medio que tienen actualmente para su sustento diario. En muchos casos hay mujeres,
ancianos, niños o personas con alguna discapacidad física y la policía pareciera que no les
importara ni respetara la vulnerabilidad de estas personas, ya que hacen mal uso de la autoridad
que se les ha delegado y pasan por encima de los derechos de estos vendedores informales, que lo
único que quieren es conseguir su sustento diario de manera honrada.
Los derechos fundamentales que encontré vulnerados en este caso son: El derecho al trabajo
que se encuentra consagrado en la Constitución Política de 1991, en los artículos 25 y 53.
Artículo 25. El trabajo es un derecho y una obligación social y goza, en todas sus
modalidades, de la especial protección del Estado. Toda persona tiene derecho a un trabajo
en condiciones dignas y justas.
Artículo 53. El Congreso expedirá el estatuto del trabajo. La ley correspondiente tendrá en
cuenta por lo menos los siguientes principios mínimos fundamentales: Igualdad de
oportunidades para los trabajadores; remuneración mínima vital y móvil, proporcional a la
cantidad y calidad de trabajo; estabilidad en el empleo; irrenunciabilidad a los beneficios
mínimos establecidos en normas laborales; facultades para transigir y conciliar sobre derechos
inciertos y discutibles; situación más favorable al trabajador en caso de duda en la aplicación
e interpretación de las fuentes formales de derecho; primacía de la realidad sobre formalidades
Establecidas por los sujetos de las relaciones laborales; garantía a la seguridad social, la
capacitación, el adiestramiento y el descanso necesario; protección especial a la mujer, a la
maternidad y al trabajador menor de edad. El estado garantiza el derecho al pago oportuno y
al reajuste periódico de las pensiones legales. Los convenios internacionales del trabajo
debidamente ratificados, hacen parte de la legislación interna. La ley, los contratos, los
acuerdos y convenios de trabajo, no pueden menoscabar la libertad, la dignidad humana ni los
derechos de los trabajadores.
También hay un abuso de autoridad por parte de la policía nacional que no cumple con lo
consagrado en el artículo 218 y 13 de la Constitución Política de Colombia de 1991.
Artículo 13. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma
protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y
oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar,
lengua, religión, opinión política o filosófica. El Estado promoverá las condiciones para que la
igualdad sea real y efectiva y adoptará medidas en favor de grupos discriminados o
marginados. El Estado protegerá especialmente a aquellas personas que por su condición
económica, física o mental, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará
los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.
Debe haber protección especial a personas de la tercera edad, personas con discapacidad física
o cognitiva, mujeres, población desplazada, minorías étnicas, madres cabeza de familia y
menores de edad.
Las personas dedicadas a las ventas ambulantes hacen parte de un grupo marginado frente al
cual el Estado debe propender por mejorar sus condiciones de vida y minimizar los efectos
negativos que conlleva la ejecución de medidas de recuperación del espacio público. Sin
embargo, tal mandato es más contundente y debe ser desplegado con más diligencia, cuando
entre esa población se identifican algunos sujetos que merecen una protección y atención
preferente por parte de las autoridades, pues además de la precariedad económica, se encuentran
en otras circunstancias que los sitúan en una posición de mayor vulnerabilidad. Es el caso de las
personas que pertenecen a la tercera edad, que padecen discapacidad física o cognitiva, mujeres,
población desplazada, minorías étnicas y menores de edad. No requiere la misma protección una
vendedora o vendedor informal que tiene otras fuentes de ingreso para su subsistencia, o que
lleva pocos meses ocupando el espacio público, que la protección que ameritan aquellas personas
que han ejercido por años su actividad en un mismo lugar o son desplazados, hacen parte de la
tercera edad o son mujeres cabeza de familia.