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TEMA 1
PROTECCIÓN DE CULTIVOS FRENTE A
ACCIDENTES METOROLÓGICOS
En la asignatura Principios de la Producción Vegetal explicamos que la productividad
de los cultivos está determinada por la potencialidad genotípica de éstos y por las
condiciones ambientales (climáticas, edáficas y biológicas) a las que están sometidos. La
gran diferencia que existe entre las productividades máximas y reales indica que muy raras
veces logra expresarse la potencialidad productiva de forma plena.
Una de las causas que impiden esta expresión es la existencia de unas condiciones
climáticas desfavorables que actúan como factores limitantes de la producción, cuyos
efectos sobre los cultivos ya fueron estudiados. En este tema explicaremos los principales
métodos, tanto directos como indirectos, utilizados para la defensa de los cultivos frente a
algunos de los principales accidentes meteorológicos: altas temperaturas, frío, heladas,
granizo y viento.
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Tema 1 Protección de cultivos frente a accidentes meteorológicos
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Tema 1 Protección de cultivos frente a accidentes meteorológicos
b) Utilización de técnicas adecuadas de cultivo. Hay que intentar evitar aquello que
favorece el enfriamiento del suelo, para no incrementar los riesgos normales de
helada. La situación menos peligrosa se produce cuando el suelo está compactado y
la vegetación herbácea no existe o, si la hay, está completamente rapada. En
terrenos recién labrados, mullidos o con vegetación se originan heladas más
intensas (se han medido hasta 4º C de diferencia entre terrenos compactos y sin
vegetación respecto a terrenos recién labrados o cubiertos). Ello es consecuencia de
la mayor porosidad de los suelos labrados, lo que implica una menor conductividad
térmica y capacidad calorífica en los mismos. En consecuencia, en zonas donde
exista riesgo de heladas, si el terreno se mantiene con labores, lo mejor será dar un
gradeo o pase de cultivador durante el invierno para eliminar la vegetación
adventicia, y no volver a cultivar hasta pasado el riesgo de heladas, pasando un rulo
si el terreno se mantuviese mullido. En el caso de plantaciones frutales con cubierta
vegetal, lo mejor es rapar al máximo ésta con una o dos siegas en el desborre.
La cantidad de agua en el suelo es también importante. Los suelos húmedos se
enfrían más lentamente debido al mayor calor específico del agua, por lo que en la
época de las heladas un riego puede ser aconsejable si el suelo está muy seco. Por
ejemplo, una técnica utilizada en el Altiplano boliviano para luchar contra las heladas
de irradiación en el cultivo de la papa consistía en rodear las eras de cultivo con
zanjas con agua que amortiguaban los cambios térmicos en varios grados.
El buen estado general de una plantación con adecuadas técnicas de riego,
fertilización, poda y defensa sanitaria, al mantener la planta con buen vigor
vegetativo y estado nutricional, no mejoran su resistencia intrínseca al frío, pero sí su
capacidad de recuperación, caso de producirse daños por heladas, así como su
intensidad de floración y su porcentaje de cuajado. Sin embargo, un exceso de N
produce plantas más sensibles a las heladas al favorecer el crecimiento exuberante
de hojas y tallos, con células mayores y con menos acumulación de solutos.
En la vid si se retrasa la poda se retrasa el desborre, ya que las yemas más apicales
inhiben la brotación de las yemas basales.
c) Cultivar bajo cubierta de plantas. Las plantas más altas captan la radiación de onda
larga que se emite desde la superficie y emiten de nuevo esta energía hacia el suelo
reduciendo el enfriamiento de las plantas de debajo. Así, en algunas zonas, se han
plantado cítricos bajo palmeras datileras, para evitar el daño de heladas, o se han
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Tema 1 Protección de cultivos frente a accidentes meteorológicos
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Fig. 2.
Figura 2. Distribución de las temperaturas con la altura. Inversión de temperaturas.
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Tema 1 Protección de cultivos frente a accidentes meteorológicos
a) Escaso efecto horizontal, perdiéndose una parte muy importante del calor
desprendido en la combustión, ya que el aire caliente asciende rápidamente hasta
alcanzar el techo de la inversión. A este respecto se ha comprobado que
proporcionan mejores resultados muchos quemadores pequeños distribuidos
densamente que pocas estufas grandes colocadas a mayor marco, como muestra la
figura 5.
b) Dificultad de encendido motivado por el elevado número de estufas y la difícil
ignición del fuel a estas temperaturas.
c) Importantes gastos en mano de obra y combustible. Algunos datos técnico-
económicos del sistema de calefacción por estufas son:
- Colocación: son precisos 5 jornales de operario y 2 de tractor y remolque
para colocar 1.000 estufas.
- Encendido: se tarda entre 25-30 minutos en encender todas las estufas de
una hectárea. Se precisa una antorcha especial.
- Supervisión: durante el tiempo que permanecen encendidas las estufas
hace falta un hombre por hectárea para vigilar el funcionamiento.
- Consumo: el consumo varía de unas estufas a otras pero oscila entre 1-1,5
L/h por estufa en marcha lenta; 2 L/h por estufa en marcha normal y 4-7 L/h
por estufa en marcha rápida. La marcha dependerá de la intensidad de la
helada.
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Figura 5. Efecto del tamaño y número de calentadores. Izquierda: colocación de pocos calentadores a
gran temperatura. El aire se calienta mucho alrededor del calentador y se eleva a mucha altura.
Derecha: colocación de mayor número de calentadores a menor temperatura. El aire se calienta
menos que en el caso anterior y sube a menor altura, por lo que el volumen de aire a calentar será
mucho menor y habrá un mejor aprovechamiento del combustible gastado.
Figura 6. Evolución de la temperatura del aire y de las flores de un frutal bajo riego y sin riego.
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Tabla 1. Pluviometría de los aspersores (mm/h) que se necesita aportar por encima de los
cultivos para evitar las heladas en función de la temperatura mínima del aire y la
velocidad de giro del aspersor para velocidades del viento menores de 2 m/s.
Temperatura Cultivos altos Cultivos bajos
ºC Giro en 30 s Giro en 60 s Giro en 30 s Giro en 60 s
- 2,0 2,5 3,2 1,8 2,3
- 4,0 3,8 4,5 3,0 3,5
- 6,0 5,1 5,8 4,2 4,7
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Tema 1 Protección de cultivos frente a accidentes meteorológicos
depende de la temperatura, humedad y velocidad del viento, por lo que se debe disponer
de termómetro, psicrómetro y anemómetro en la parcela, sobre los que se harán lecturas
cada hora. De forma muy general, y suponiendo una humedad entre el 65 y 75% y un
viento superior a 1,5 m/s, la instalación se debe poner en marcha cuando la temperatura
alcance entre 1,5ºC y 0,5ºC. En la tabla 2 se dan valores de la temperatura del aire a la
que se debería poner en marcha el sistema de riego en función de la temperatura del
punto de rocío.
Es absolutamente necesario que la instalación funcione continuamente sin que se
produzcan interrupciones. Se ha comprobado que con temperaturas por debajo de –5 ºC
pueden producirse daños con un par de minutos de interrupción.
El momento de parada definitiva de la instalación dependerá, de nuevo, de las
condiciones de temperatura, humedad y viento. En los casos en que se observe que la
marcha ascendente de temperaturas es muy lenta y que el aire está muy seco o hay
viento, se recomienda continuar regando hasta que las temperaturas sean francamente
positivas o se funda el hielo (se evitarán posibles heladas de evaporación).
Tabla 2. Temperatura mínima del aire (ºC) para poner en marcha y parar el sistema de riego por
aspersión antiheladas para una temperatura crítica ligeramente inferior a la del bulbo húmedo,
en función de la temperatura del punto de rocío y altitud cercana al nivel del mar.
Temperatura (º) del punto de rocío Temperatura del bulbo húmedo (ºC)
°C -3,0 -2,5 -2,0 -1,5 -1,0 -0,5 0,0
0,0 0,0
-0,5 -0,5 0,3
-1,0 -1,0 -0,2 0,6
-1,5 -1,5 -0,7 0,1 1,0
-2,0 -2,0 -1,2 -0,4 0,4 1,2
-2,5 -2,5 -1,7 -0,9 -0,1 0,7 1,5
-3,0 -3,0 -2,2 -1,4 -0,6 0,2 1,0 1,8
-3,5 -2,7 -2,0 -1,2 -0,4 0,4 1,3 2,1
-4,0 -2,5 -1,7 -0,9 -0,1 0,7 1,5 2,3
-4,5 -2,2 -1,4 -0,7 0,1 1,0 1,8 2,6
-5,0 -2,0 -1,2 -0,4 0,4 1,2 2,0 2,8
-5,5 -1,7 -1,0 -0,2 0,6 1,4 2,2 3,1
-6,0 -1,5 -0,7 0,1 0,9 1,7 2,5 3,3
-6,5 -1,3 -0,5 0,3 1,1 1,9 2,7 3,5
-7,0 -1,1 -0,3 0,5 1,3 2,1 2,9 3,7
-7,5 -0,9 -0,1 0,7 1,5 2,3 3,1 3,9
-8,0 -0,7 0,1 0,9 1,7 2,5 3,3 4,1
-8,5 -0,5 0,3 1,1 1,9 2,7 3,5 4,3
-9,0 -0,3 0,5 1,3 2,1 2,9 3,7 4,5
-9,5 -0,1 0,7 1,5 2,2 3,1 3,9 4,7
-10,0 0,1 0,8 1,6 2,4 3,2 4,0 4,9
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Tema 1 Protección de cultivos frente a accidentes meteorológicos
Figura 7. Evolución de la temperatura del borde de la hoja con tres frecuencias de rotación de los
aspersores.
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Otros sistemas de lucha preventiva tienen como objetivo intentar formar granizos de
menor tamaño para que caigan a menor velocidad. El fundamento de esta forma de lucha
consiste en modificar la evolución natural de la nube de tormenta, mediante la siembra
artificial en su seno de una gran cantidad de núcleos de congelación. Estos núcleos
provocan que el agua de la nube forme un número de cristales de hielo superior al natural
(Figura 8) por lo que:
1.- Se libera más calor antes de llegar al flujo ascendente principal, debilitándose éste
al recibir menos energía.
2.- La mayor cantidad de cristales de hielo en las nubes alimentadoras de la tormenta
favorecen su crecimiento, por lo que las partículas son mayores y más pesadas
pudiendo caer en forma de lluvia antes de alcanzar la corriente ascendente
principal o ascender menos en ésta y a velocidades menores.
3.- En la zona de crecimiento del granizo competirán por las gotas sobre enfriadas un
mayor número de embriones de granizo por lo que su crecimiento será menor.
4.- Al ser los granizos más pequeños, en su caída se funden, o si no lo hacen del todo
llegan al suelo con un tamaño menor y a menor velocidad, disminuyendo los
efectos nocivos. Los compuestos utilizados para la formación de núcleos de
congelación son el yoduro de plata, que es el más usado y más antiguo, el yoduro
de plomo, más barato, pero más contaminante y menos degradable, y el ácido
clorosulfónico, más moderno y de buenas características. En general con un
miligramo de sustancia se obtienen varias decenas de millares de núcleos de
congelación que provocan la aparición de cristales de hielo en toda la zona de la
nube donde la temperatura sea inferior a los cinco grados bajo cero.
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Figura 8. Esquema de comparación entre una nube de tormenta natural y otra inseminada
con yoduro de plata
Cuando una plantación frutal resulta afectada por una granizada, la primera precaución
consiste en evitar las infecciones posteriores a través de las heridas causadas por el
granizo. A tal fin se aplicará un tratamiento con algún producto anticriptogámico mojando
abundantemente los árboles; en casos graves se repetirá a los 10 ó 15 días. Un abonado
nitrogenado no demasiado intenso que reactive la vegetación es también aconsejable.
Posteriormente a estas medidas, la poda y eliminación de la madera dañada es la única
alternativa aplicable.
Los daños que en la agricultura española ocasiona el granizo, unidos a otros factores
climáticos seriamente condicionantes, tales como las heladas primaverales, lluvias intensas
y vientos motivaron la creación del seguro agrario combinado de riesgos múltiples. Estos
seguros están coordinados en España por un organismo autónomo, dependiente del
Ministerio de Agricultura, denominado Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA); la
actividad aseguradora la realizan múltiples entidades privadas, unidas en una agrupación
denominada Agroseguro.
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Tema 1 Protección de cultivos frente a accidentes meteorológicos
Un cortavientos impermeable presenta, por tanto, una acción de frenado, casi total, del
viento, pero tiene como desventajas la formación de torbellinos tras el cortavientos y una
extensión protegida relativamente pequeña (E = 11·H), situación que muestra la figura 10
Figura 10. Arriba: Variación de las velocidades del viento, medidas a diferentes alturas del suelo,
según la distancia a un cortavientos impermeable de 2 m de altura. Abajo: lo mismo para un
cortavientos impermeable.
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Figura 11. Influencia de la estabilidad térmica del aire sobre la reducción del viento por un
cortavientos.
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Taray o tamariz (Tamarix gallica): Especie muy rústica y resistente al frío, al calor y,
sobre todo, a la salinidad. Vegeta en cualquier tipo de suelos y llega a formar
masas compactas, pero poco altas. Muy usada en zonas marítimas para proteger
de la sales arrastradas por el aire.
Otros árboles y arbustos de menor altura, pero cuyo empleo es frecuente, son:
aligustre, olmo, laurel, tuya, Chamaeciperus, adelfa, cañaverales, etc.
En la actualidad se recomienda que, al formar un seto, se combinen no más de dos
especies de diferente altura que cubran la parte baja y alta, pero sin que ocupen demasiada
anchura: chopos y tuyas o ciprés; chopos y alisos; chopos y adelfas; olmos y tuyas, etc.
En zonas hortícolas se pueden sembrar líneas de maíz o sorgo cada 20 ó 30 metros, a
modo de setos vivos, para proteger cultivos de tomate, pimiento, judía, etc. al aire libre.
Los setos muertos o artificiales, suelen emplearse más en horticultura, son de poca
altura (2 ó 3 m como máximo) y bastante caros. La ventaja es que entran en servicio de
inmediato y no compiten con el cultivo. Los materiales empleados son:
Materiales de construcción: bloques de hormigón, ladrillos, bloques de piedra
(protección de la vid en Lanzarote).
Mallas de material plástico: fabricadas con un 50% de poros se colocan verticalmente
sobre postes metálicos.
Cañas, madera, etc.
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Figura 12. Efecto de un cortavientos aislado y una red de cortavientos sobre la velocidad del viento.
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Figura 14. Efecto de un cortavientos sobre la temperatura de la zona protegida, de noche (izquierda) y
de día (derecha)
2.- Efectos sobre la humedad: Un cortavientos limita la difusión del vapor de agua
evaporado por suelo y plantas. El aire, por lo tanto, es generalmente más húmedo en la
zona protegida que en la zona abierta. Esto, como ya hemos visto, tiene efectos sobre la
transpiración produciendo un aumento en la eficiencia en el uso del agua por la planta.
3.- Efectos sobre la evapotranspiración: Los cortavientos reducen la cantidad de energía
aportada por advección sobre una parcela, reducen la velocidad con que se transporta el
vapor de agua desde las plantas o el suelo hacia la atmósfera, etc., por tanto, reducen la
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Para luchar contra la erosión eólica se debe procurar mantener el suelo cubierto de
vegetación o si no puede ser, realizar cultivos en fajas con plantas densas que realicen una
captación de las partículas que transporta el aire; estas medidas se explicarán con más
detalle en el tema 6.
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