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Scotiabank, Claro, Rímac, Tetrapak, Adidas, Falabella e incluso Essalud son tan solo
algunas de las organizaciones que afirman haber iniciado procesos de “transformación
digital” con el objetivo de ser más eficientes y competitivas. Esto nos dirige a pensar a que
la economía del país pasará un proceso similar. Pero ¿entendemos realmente que
implicaría este? Y aún más importante ¿Estamos preparados para él?
DiGiX 2018, el índice de Digitalización del BBVA, ubica al Perú en el lugar 88° de 99
economías con una calificación de 0.36 sobre 1. El país destaca en asequibilidad (1), al
igual que otras economías en Latinoamérica, pero presenta resultados deficientes en
adopción de empresas (0.2), adopción de usuarios (0.2) y regulación (0.3). Sorpresivamente
la adopción del gobierno es la segunda dimensión en la que mejor se desempeña (0.6).
En el IDED 2015 (Índice de Desarrollo del Ecosistema Digital) del Banco de Desarrollo de
América Latina Perú obtuvo 38 sobre 100. La media de Latinoamérica y el Caribe (LAC) fue
45. Respecto a la región, tuvimos resultados similares en Nivel de competencia (71),
Institucional y regulatorio (60) e Infraestructura (34), mientras que presentamos falencias en
Industrias digitales (22), Factores de producción (19), Digitalización de los hogares (41) y
Digitalización de la producción (17), poco más de un tercio del promedio LAC (48).
Finalmente, tomando en cuenta que la CAF propuso como meta una calificación de 52 en
el 2020 para el Perú resta hacer un seguimiento detallado a las iniciativas gubernamentales
para asegurar su correcta implementación. Así mismo, es necesario que las empresas
saquen provecho de estas iniciativas y adopten un enfoque digital en sus procesos,
productos y servicios con el objetivo de mantenerse competitivas en el mercado nacional e
internacional.