Está en la página 1de 13

Individual:

1. Cada estudiante debe realizar una adecuada revisión y


comprensión de las siguientes lecturas propuestas en unidad 2:

 Cubero, M. & Santamaría A. (2005) Psicología Cultural


una aproximación conceptual e histórica al encuentro
entre mente y cultura.

Cordial saludo tutor y compañeros, hago envío de aporte relacionado


con la lectura “Psicología Cultural una aproximación conceptual e
histórica al encuentro entre mente y cultura”.

LA PERSPECTIVA RACIONALISTA DE LA ILUSTRACIÓN

Una de estas líneas de pensamiento, la que encuentra sus raíces en la


perspectiva empirista y racionalista del pensamiento ilustrado, se
caracteriza por defender modelos basados en la observación,
argumentar a favor de la misma naturaleza interna y mental de todos
los hombres y, sobre todo, por explicar las diferencias humanas sobre la
base de la doctrina o el ideal del progreso. (Braudel, 1980, Jahoda,
1992/1995; Jahoda & Krewer, 1997). Según ésta, la humanidad avanza
de manera inevitable por una sucesión fija de estadios o etapas que
suponen una evolución ascendente en el nivel de progreso desde el
salvajismo y la “barbarie” hasta la civilización.

Los descendientes más directos de esta línea de pensamiento los


encontramos en los teóricos que, frente a un poligenismo en auge en el
siglo XIX, defendieron la unidad psíquica de la humanidad. Así, de
manera más clara que los autores anteriores, apostaron por la evolución
conjunta de cultura y mente y, como en el caso de T. Waitz, se llegó a
estrechar tanto dicha relación que se defendió también la influencia de
la mente en la cultura.

El concepto clave de la teoría de Bastian es precisamente la noción de


idea, y más concretamente los términos “ideas elementales”
(compartidas por todos los pueblos) e “ideas de los pueblos” (específicas
de cada contexto físico o temporal, producto de condicionantes
ambientales e históricos). Su objetivo último era construir de manera
inductiva los procesos de cambio y transformación de las ideas, así
como las leyes de desarrollo histórico que guiaban dichas
transformaciones (Koepping, 1983).

Esta perspectiva se refleja en la mayoría de definiciones que sobre la


Psicología Transcultural podemos encontrar en el último cuarto de este
siglo (una buena muestra de éstas pueden encontrarse en Lonner &
Adamopoulos, 1997). Una de las más claras y frecuentemente
referenciada es la de Berry, Poortinga, Segall y Dasen (1992), según los
cuales la Psicología Transcultural es: “el estudio de las similaridades y
diferencias en el funcionamiento psicológico individual en varias culturas
y grupos étnicos; de la relación entre variables psicológicas y variables
socioculturales, ecológicas y biológicas; y de los cambios en estas
variables.”

Por todo lo expresado, la Psicología Transcultural, a pesar de que se


preocupa por la relación entre mente y cultura difiere,
considerablemente, en sus presupuestos teóricos, métodos y objetivos,
de la Psicología Cultural, lo que no significa que sean modos de hacer
psicología totalmente irreconciliables

LA REBELIÓN ROMÁNTICA CONTRA LA ILUSTRACIÓN

Esta línea de pensamiento critica de la primera su empirismo y defiende


la necesidad de utilizar métodos evolutivos o históricos. También de
manera muy especial critica su defensa de la doctrina del progreso y la
perspectiva racionalista del hombre y de su evolución que ésta implica.

Siguiendo a Albano (1986) y a Berlin (1976) podríamos decir que entre


los autores más representativos de dicho movimiento, G. Vico y J.G.
Herder, hay diferencias importantes. Para empezar, Vico desarrolló su
teoría durante los mismos años en que se estuvo gestando el
pensamiento filosófico de la Ilustración y previamente a que éste
alcanzara su punto álgido.

Estos autores comparten tres pilares básicos de sus respectivas teorías,


las cuales han dejado profundas huellas en lo que hoy en día es
conocido como Psicología Cultural.

En primer lugar es importante considerar que ambos diferían


radicalmente en la noción de cultura de la Ilustración.
En segundo lugar, podemos aludir a la crítica explícita de ambos al ideal
de progreso de la humanidad.

El tercer pilar que comparten ambos autores es la potencialidad que


otorgaron al lenguaje, como principal agente de los cambios de valores
y modos de pensamiento (Burke, 1985; Cole, 1996/ 1999).

EL INTENTO POR RECONCILIAR LAS CIENCIAS NATURALES Y


CULTURALES: LA PSICOLOGÍA DE LOS PUEBLOS

Para la ciencia natural, a) cualquier pregunta real tiene una única


respuesta verdadera, b) el método para responder a los problemas es
racional y aplicable universalmente, y c) las soluciones a los problemas
son verdaderas universalmente. Para las ciencias histórico-culturales, a)
las respuestas a las preguntas reales dependen de los supuestos y los
puntos de vista particulares proporcionados por
la cultura en cuestión, y b) tanto el método para llegar a una respuesta
como lo que constituye un problema o una respuesta son localmente
contingentes, no universales.

La psicología desarrollada por Lazarus y Steinthal se caracteriza,


fundamentalmente, por poner en el centro de interés los aspectos
sociales y culturales de la vida de los individuos, en cuanto que
responsables de la constitución psicológica de éstos. La clara orientación
social de la Psicología de Lazarus y Steinthal se refleja en su insistencia
en la necesidad de estudiar las conductas, actividades y productos del
grupo. Y esto es porque consideraban que los fenómenos mentales
colectivos tienen prioridad psicológica y temporal sobre los fenómenos
puramente individuales, sobre el desarrollo de los cuales influyen
decisivamente.

LAS DOS PSICOLOGÍAS DE WILHELM WUNDT

Quizá el autor que más contribuyó al desarrollo de esta visión fue


Wilhelm Wundt. Como recuerda Cole (1996/ 1999), Wundt concebía la
psicología como constituida necesariamente por dos partes, cada una de
las cuales se basaba en una capa distintiva de la consciencia humana.

Para Wundt, esta ciencia, de marcado carácter experimental y


explicativo, debía tener como objetivo el estudio de la experiencia
inmediata, de los procesos psicológicos simples (como las sensaciones),
a través de métodos experimentales, para, con ello, poder explicar las
leyes universales a través de las cuales los contenidos de la conciencia
individual humana se combinan
(Carpintero, 1987, 1993, 1996; Cole, 1990b, 1996/1999; Cole &
Engestrom, 1993; Sahakian, 1975/1982).

Wundt, siguiendo a Von Humboldt, llamó a esta segunda rama de la


psicología “Völkerpsychologie”. Esta psicología entronca directamente
con toda una tradición psicológica que ve a los fenómenos sociales y
culturales como motor de desarrollo y cambio de los fenómenos
psicológicos individuales. De hecho, Wundt considera que el objetivo de
la Psicología de los Pueblos no es otro que entender cómo la cultura
penetra tanto en los procesos psicológicos colectivos como individuales,
transformándolos (Wundt, 1900-1909/1916).

La influencia de la obra de Wundt ha sido muy importante pero desigual.


Su psicología experimental generó toda una revolución en psicología,
condicionando y guiando en una determinada dirección el avance de
ésta2. Como consecuencia de ello, otra parte de sus ideas, las que
corresponden con su Psicología de los Pueblos, fueron simplemente
abandonadas.

EN BUSCA DE UNA PSICOLOGÍA DE LA MENTE Y LA CULTURA


el desarrollo de la Psicología Cultural ha permitido recuperar la
Psicología de los Pueblos de Wundt, especialmente su defensa de la
estrecha relación existente entre mente y cultura, mediada ésta por el
desarrollo histórico, y con ello, reconocerle como antecedente de la
misma. Esta es la tradición de la que es heredero uno de los enfoques
actuales más importantes de Psicología Cultural. Nos referimos al
enfoque simbólico del antropólogo Richard Shweder y sus
colaboradores.

A pesar de la relevancia de esta segunda psicología wundtiana, a partir


de Wundt nuestra disciplina se caracteriza por una etapa en la que la
cultura es apartada de todo proyecto psicológico, tomando el rumbo de
su primera psicología. Esto tuvo como consecuencia más directa el
desarrollo de una psicología, la conductista, fundamentada en la defensa
del postulado empirista de que el conocimiento científico debe basarse
en la observación y en su acumulación progresiva.

Como es sabido, en los años sesenta surge la denominada revolución


cognitiva como reacción
ante el tipo de psicología dibujada por el conductismo radical. El
proyecto inicial abanderado por la revolución cognitiva, del que Bruner
fue uno de sus máximos impulsores, tenía, de cara a nuestros intereses,
dos objetivos fundamentales.
Por un lado, pretendía instaurar el significado como objeto de estudio de
la psicología.

Por otro lado, la revolución cognitiva quiso en un principio, incluir a la


cultura en el esquema general de interpretación de la naturaleza
psicológica del individuo.

Por último, conviene reseñar no obstante que a pesar de la gran


cantidad de autores y trabajos que pueden estar relacionados con la
constitución de una Psicología Cultural, son concretamente una serie de
trabajos teóricos, coincidentes casualmente en su fecha de publicación,
los que de alguna manera se han terminado considerando como
marcadores de la emergencia de la Psicología Cultural como una
perspectiva teórica y metodológica con entidad propia. Se pueden
destacar tres.

Por un lado, el trabajo de Richard Shweder (1990) en el que defiende


que la Psicología Cultural representa una aproximación interdisciplinar
cuyas asunciones y agenda se derivan de campos estrechamente
relacionados como la psicología general, la psicología transcultural, la
etnopsicología, y la antropología psicológica tradicional. Por otro, el
trabajo de Michael Cole (1990a) en el que enfatiza las raíces de la
Psicología Cultural en la aproximación sociohistórica
asociada a figuras como Vygotski, Luria y Leontiev, y en cuya
aproximación es central una visión de que los procesos psicológicos
están culturalmente mediados, históricamente desarrollados,
especificados contextualmente, y derivados de la actividad práctica. Y
por último, el trabajo de Jerome Bruner (1991), centrado en la
consideración del individuo como participante en mundos
culturalmente constituidos, vitales en el desarrollo de sus capacidades.

Referencia bibliográfica

Cubero, M. & Santamaría A. (2005) Psicología Cultural una aproximación


conceptual e histórica al encuentro entre mente y cultura.

 Guerrero, P. (2002). Estrategias conceptuales para


entender la identidad, la diversidad y la diferencia.
(Capítulos 1, 2, 4, 5 8 y 9).

Cordial saludo tutor y compañeros

Hago envío de aporte relacionado con la lectura “Estrategias


conceptuales para entender la identidad, la diversidad y la
diferencia.”

Buscar entender al ser humano y la cultura de otros pueblos en su


diversidad, pluralidad y diferencia, actualmente, constituye no solo una
preocupación de quienes tienen intereses geopolíticos expansionistas,
sino que es interés para la humanidad en su conjunto, y mucho más en
realidades socio culturales como las nuestras en la que la diversidad, la
pluralidad y la diferencia son la razón misma de su existencia y la
expresión de su mayor riqueza.
La antropología nos permite entender la profunda unidad y diversa del
ser humano. Conocer tanto su pasado como su presente, lo tradicional,
asi como la modernidad, lo indio, lo negro, lo rural y lo urbano; en fin la
antropología es una ciencia que nos ayuda a comprender las distintas
dimensiones de sentido de la vida y la cultura humana.
Frente a todo este panorama y ante ña complejidad de los problemas de
las sociedades contemporáneas, se plantean innumerables dilemas
éticos y políticos a los antropólogos. Uno de ellos es si deben o no
comprometerse con los grupos con los que están trabajando.
Antropología y globalización
En la actual fase de globalización, los antiguos pueblos primitivos
desaparecen como objeto de estudio, pues el orden de esas sociedades
se halla profundamente alterado por el desarrollo por el proceso de
globalización del capitalismo y el mercado. Esto plantea una crisis de a
la vieja antropología de lo exótico, que creía que al integrarse a la
historia, los pueblos primitivos eran sus objetivos privilegiados de
estudio, la antropología ya no tendría sentido y por tanto tendría que
desaparecer.
La propuesta de un nuevo orden mundial, la globalización neo-imperial
que ha ido sistemáticamente constituyéndose en estos cinco siglos de
dominación es la que determina las reglas del juego y debilita a las
soberanías nacionales para dar más espacio al proyecto de las
corporaciones transnacionales que son las reales organizadoras, no solo
del nuevo orden económico y político mundial de este milenio, sino de
un nuevo orden representacional, cultural, que lo legitime.

Antropología y contemporaneidad
Hoy más que nunca, como anotara Auge, se plantea la cuestión de
saber si la antropología tiene algo que decir que sea específicamente
antropológico sobre las nuevas situaciones. Lo más importante es que
desaparezca la noción de objeto que la antropología construyo con
relación a los sujetos sociales, entender que no busca estudiar al ser
humano como tal, construirlo como objeto de estudio, sino que lo que
estudiamos son los procesos, los fenómenos, los hechos socio-
culturales, las nuevas realidades, los nuevos mundos que esos sujetos y
seres humanos concretos construyen y a los que se encuentran
articulados.
Antropología y contemporaneidad
Uno de los rasgos más perversos de la contemporaneidad y la
postmodernidad es la escenificación, la ficcionalización y l virtualización
del mundo presentado como espectáculo. La antropología encuentra
diversos nuevos escenarios o mundos para abordarlos; novedad
relativa, porque lo nuevo es la mirada que se hace de ellos, el mundo
del individuo, las subjetividades, las mentalidades, los imaginarios, las
representaciones y los universos simbólicos de la cotidianidad en que
sus praxis, hoy es un escenario privilegiado para la reflexión el quehacer
antropológico.
La antropología ha comenzado a ver la contemporaneidad de sus
antiguos objetos de estudio y a hablar con ellos. Es importante no
olvidar que este proceso de cambios no responde a la maduración de la
antropología o de los antropólogos en sí, sino que a las nuevas
condiciones históricas, al proceso de insurgencia simbólica de esos
objetos transformados por su propio praxis y lucha en sujetos políticos e
históricos que imponen su presencia y contemporaneidad. La
antropología no puede ignorar este hecho.

Referencias bibliográficas

Guerrero, P. (2002). Estrategias conceptuales para entender la


identidad, la diversidad y la diferencia. (Capítulos 1, 2, 4, 5 8 y 9).

 Bastidas, L. (2015) Potencialidades humanas y


capacidades territoriales: sendas para el postconflicto en
Colombia. Universidad de Nariño. DESBORDES - Revista
de Investigaciones de la Escuela Ciencias Sociales Arte y
Humanidades- UNAD.
“Potencialidades humanas y capacidades territoriales: sendas
para el postconflicto en Colombia.”

En Colombia, una situación extrema de guerra por más de 40 años, ha generado una mayor
creatividad y un mayor arrojo por parte de los actores sociales, tanto públicos como privados,
originando acciones y comportamientos de solidaridad y de necesidad de Paz, incluso se han
logrado conquistar algunos espacios institucionales como decretos, agendas, programas,
fundaciones, etc., donde ya se visibilizan escenarios que proyectan nuevas dinámicas sociales,
políticas y económicas afines a la paz.
La construcción de paz. (Peacebuilding “top-down”)

El concepto de Construcción de Paz incluye uno de los puntos clave o senda del postconflicto, pero
antes, es preciso identificarlo también como proceso institucional, que desde el método “top
down”, conserva algunas pautas interesantes al debate. Como lo afirman Charbonneau, B y
Parent, G. (2012) existe una amplia discusión acerca de los enfoques “top-down” y “bottom-
up” que se orientan en diferente dirección frente a la preocupación por implementar el
proceso de construcción de paz o “Peacebuilding”, pero se ignora que ambos enfoques
pueden aportar significativamente al proceso, y es lo que se pretende exponer antes de
abordar las sendas del postconflicto.

Es preciso aclarar que el modelo Top-down asume la implementación, de las decisiones del
Gobierno o políticas públicas, desde la administración pública,en la cual ésta se reconoce
como el principal actor y quien ejecuta las decisiones públicas, del centro a la periferia, no
permite delimitar cambios en la política o procesos de aprendizaje, utilizada en los países en
vía de desarrollo“donde no hay canales suficientes de participación y la sociedad civil está
poco organizada” (Ordoñez-Matamoros, 2013); por su parte, el modelo Botton-up, no valida
la jerarquización ni centralización de las decisiones, la ciudadanía junto a la administración
pública actúan coordinadamente desde la situación problemática, promociona la participación
ciudadana desde la construcción de consensos, pero, según Ordoñez, predomina en países
desarrollados donde la“sociedad civil aporta organizadamente”.

La reconciliación social y las potencialidades humanas


Un aspecto esencial en la Reconciliación Social es la reivindicación de las potencialidades
humanas, entendidas como los valores, habilidades sociales o las connotaciones positivas del
ser; partiendo del análisis sociológico que efectúa Fals Borda, el autor identifica en Colombia la
existencia de los “valores esenciales de la raza cósmica”. Fals Borda identifica como
integrantes de la raza cósmica a las negritudes, a los indígenas, a los campesinos
principalmente, en quienes se forjó la idiosincrasia y la mestiza identidad nacional.
El valor de estas potencialidades debe posibilitar un encuentro equitativo, como sostiene Orozco
(2003), la reconciliación debe afrontar dos procesos, uno horizontal y otro vertical. El vertical
representa un vínculo entre víctima y victimario donde se enfatiza en la iniciativa del perdón.

La reconciliación debe afianzar la creencia en las capacidades de las personas. Según Max-Neef
(1986), las capacidades o habilidades de las personas se fomentan cuando se destinan a la defensa
de sus necesidades (axiológicas y existenciales) y a la realización de sus libertades; para el autor es
imprescindible que las personas vivan sus necesidades: de ser, tener, hacer y estar, y axiológicas:
de subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y
libertad. Por lo tanto las necesidades no representan carencias sino potencialidades humanas
individuales y colectivas; éstas se viven por medio de satisfactores, entre los cuales se entiende la
reconciliación social, que en sí cubre varias necesidades.

En complemento, la Reconciliación puede contemplar la idea de una justicia restaurativa. Así,


como lo plantea Beristain (2005) la justicia restaurativa es un mecanismo que le da paso al factor
de reparación y de cumplimiento de la justicia en el marco de los derechos humanos pero sin
tanto peso como la justicia retributiva, es decir, no enfatiza en el castigo, sino más bien, en el
diálogo y en la proyección del arrepentimiento y la responsabilidad, entre los directamente
involucrados en el conflicto, permitiendo la formulación de compromisos.

Senda de diseño institucional

Esta senda prioriza la necesidad de una estabilidad política que se estructure a partir del proceso
de transición hacia el postconflicto y de acuerdo a ello a partir de un diseño institucional que
abarca la construcción de “la redacción constitucional, la ingeniería de sistemas electorales, la
implementación de mecanismos de representación y participación, la cesión de autonomías y la
composición de los poderes del Estado” (Ugarriza, 2013, p 147), según el autor, se debe incluir
también, las nuevas propuestas en torno a la promoción de la democracia deliberativa en los
escenarios de postconflicto y que requieren, en primera instancia, de la legitimación e
implementación de mecanismos que brinden las condiciones para ello.

La descentralización como aumento de capacidades políticas para afrontar el postconflicto


desde y en las “entidades subnacionales excluidas”

Entender la descentralización como aumento de capacidades permitiría focalizar positivamente las


nuevas potencialidades, como por ejemplo, de excombatientes que se integran a la vida civil y
diseñaran su proyecto personal y familiar en un territorio determinado (departamento, municipio
o vereda). La Reconciliación Social, por lo tanto, requiere que las entidades subnacionales así
como el sistema de partidos, figuren en dicho proceso como “buenos componedores” o garantes
de su reinserción, con nuevas oportunidades para no caer en la pobreza y exclusión generadas,
entre otras causas, por la desintegración regional, y que podrían arrojar al individuo,
posiblemente, a vincularse nuevamente a grupos armados, como única opción de sustento e
incluso de “arraigo”.

Contexto: la descentralización y el sistema político


Los autores definen tres partes de la descentralización: la Política que es la capacidad y
posibilidad de que los niveles de gobierno sean conformados o elegidos por voto popular
directo, lo que propiciaría una apertura de nuevos espacios para la competencia nacional y
sub-nacional, entendido esto en que, los espacios de poder se multiplican. La Económica-
fiscal, asignándole recursos propios a los entes sub-nacionales para el cubrimiento de sus
propios gastos y la Administrativa, por lo que se optimizarían los servicios.

Sin embargo, en cuanto al sistema político en Colombia, se asume que la descentralización


afecta negativamente la estructura de los sistemas de partidos ya que ha fragmentado el
marco institucional de la competencia política. Es decir, en la medida en que la
descentralización hace más dispersos los recursos, intereses y responsabilidades de las
entidades sub-nacionales, crea incentivos para el surgimiento de partidos políticos de carácter
sub-nacional. Esto, desde luego, va en detrimento de un sistema de partidos bien
estructurado.

Mardones (2006), define la descentralización como “una transferencia de poder político,


dineros fiscales y/o atribuciones administrativas a gobiernos sub-nacionales, se trata en
esencia de una redistribución de recursos de unos actores hacia otros. El problema,
nuevamente, se identifica en el arraigo histórico hacia el centralismo y por otra parte, en la
débil capacidad de los gobiernos locales para abarcar el territorio, tanto por el
desconocimiento de las necesidades territoriales como por la desintegración territorial.
La descentralización y las privaciones políticas subnacionales
Según O’Neil (2008) la descentralización es una reforma o serie de reformas que incrementan
el poder político por medio de la elección de funcionarios sub-nacionales que antes eran
designados, pero también, la descentralización otorga cierto nivel de capacidad autónoma a
esos niveles sub-nacionales que, de no estar preparados para fortalecer dicha autonomía, ésta
estará alejada de las realidades en los territorios.

Es importante formular el análisis desde el planteamiento de Sen (2000) en cuanto a las


privaciones, que nos puede ilustrar algunas respuestas. Para Sen, las privaciones como la falta
de salud, la falta de convivencia pacífica, la falta de educación, de participación, la exclusión
social y la desnutrición, que son representaciones de pobreza y desigualdad, se deben
priorizar e incluir dentro de las políticas económicas y sociales con mayor fuerza que solo la
renta.

Sen, analiza que es necesario comparar las situaciones de pobreza y desigualdad teniendo en
cuenta las particularidades de cada región y país para definir las privaciones más
representativas que deben superarse; y el sistema político y sus partidos deben contemplar
como esencial en su agenda este ejercicio práctico con el fin de proveer eficacia, eficiencia y
efectividad en sus acciones políticas, más aún en los espacios sub-nacionales donde la
descentralización les aporta herramientas que optimizarán sus capacidades, capacidades por
ejemplo, en la toma de decisiones frente a políticas públicas en torno al postconflicto.
Las entidades sub-nacionales excluidas: aumento de capacidades políticas
La autonomía se erige como principal determinante de la descentralización, en Colombia es
un derecho amparado en la constitución, así mismo en ésta, se conciben las unidades
territoriales que pueden acceder a dicha autonomía, no solo fiscal sino también política. Las
unidades territoriales en vigencia son el municipio, el distrito y el departamento, pero hay
otras tres entidades que figuran como el principal reto de la descentralización, y que defino
como “entidades sub-nacionales excluidas” las cuales son: las Entidades Territoriales
Indígenas (ETIS), la Provincia y la Región.

Según el sociólogo Orlando Fals Borda (2013), “la descentralización, para que tenga éxito,
necesita de un ordenamiento simultáneo” (…) “Ordenamiento y descentralización deben ser
tratados como hermanos siameses”. Para Borda, es de vital importancia fortalecer las
entidades territoriales constitucionales olvidadas en el papel, son estas las ETIS, las provincias
y las regiones; la descentralización fiscal, administrativa y política debe basarse en estas tres
entidades, afianzarlas, y con mayor posibilidad, el sistema político se fortalecerá en el torno a
estas entidades.
Partidos y entidades sub-nacionales
Las debilidades del sistema político para representar algunos sectores sociales, y su
incapacidad para atender a sus demandas, son a su vez causas próximas/institucionales y
sistémicas/estructurales. Además de la evidente conexión entre la disponibilidad de recursos
ilegales y persistencia de grupos armados en el país, se identifica también sugerida, una
conexión entre debilidad de la democracia y violencia: la histórica desconexión del sistema
político por parte de importantes sectores de la población colombiana o su relacionamiento
por vías ilegales y redes clientelistas y de cooptación–, y la incapacidad institucional para
promover bienestar y seguridad material contribuyen a la continuación del conflicto.
(Gonzales, 2003).

El afianzamiento de las “entidades sub-nacionales excluidas”, permite comprender en la


dinámica política, la incidencia de los partidos, sus prácticas y su sistema de creencias. El
sistema de partidos en Colombia ha generado cambios significativos según los Actos
Legislativos 001 de 2003 y 001 de 2009 y la Ley 1475 de 2011 superando la tradición
bipartidista y el centralismo característico de principios de siglo XIX en Colombia, sin embargo,
cambios que con el tiempo provocó la disminución del campo de acción de los partidos y la
intervención de organizaciones ilegales.

Referencias bibliográficas

Bastidas, L. (2015) Potencialidades humanas y capacidades territoriales:


sendas para el postconflicto en Colombia. Universidad de Nariño.
DESBORDES - Revista de Investigaciones de la Escuela Ciencias Sociales
Arte y Humanidades- UNAD.

También podría gustarte