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AUTORES
Claudia Marcela Arango Mejía
aramixa@gmail.com
ASESOR TEMÁTICO
Gonzalo Gómez Castillón
Universidad de Antioquia
2009
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CAMBIOS Y AVANCES EN LA CONSOLIDACIÓN Y PRESENTACIÓN DE LA
INFORMACIÓN CONTABLE DE LAS PARROQUIAS
Abstract: Throughout history the Church has been covered with large privileges by
agreements between the State and the Holy See. Although the entities that
comprise the parishes in particular have resources to manage their accounting
information has been invisible. But eventually the emergence of new legislation not
only at the level accountant, but also at the constitutional, tax and Canon, which
have impacted the presentation and consolidation of accounting information on
Parishes. The aim then is to show the way these changes have occurred in the
past 19 years, in order to salvage a controversial topic perhaps, but equally
rewarding for both the accounting profession as to the Catholic community in
general.
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CAMBIOS Y AVANCES EN LA CONSOLIDACIÓN Y PRESENTACIÓN DE LA
INFORMACIÓN CONTABLE DE LAS PARROQUIAS
I. Introducción
En los últimos 19 años, las normas emitidas por los diferentes órganos facultados
para ello y la vigencia de regulaciones promulgadas con anterioridad, han
propiciado cambios trascendentales en las prácticas contables. Por esto, es
pertinente dar a conocer de qué manera las exigencias de carácter normativo
(constitucional, canónico, fiscal y contable) han influido tanto en la consolidación
como en la presentación de la información contable de las Parroquias.
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Arquidiócesis de Medellín, se han visto impactadas con el surgimiento de normas
emitidas desde diferentes ámbitos, para los años comprendidos entre 1991 y el
2009. Todo esto con el fin de rescatar un tema quizás controversial, pero
igualmente enriquecedor tanto para la profesión como para la comunidad Católica.
Durante la época de la Colonia por ejemplo, existió un gravamen al agro sobre las
cosechas y cría de ganado con destino al servicio del culto religioso, llamado
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Diezmo, el cual a pesar de ser un impuesto eclesiástico era recaudado por el
poder público en virtud de un derecho otorgado por el Papa a los reyes españoles.
Después de la independencia en 1810, el diezmo fue abolido ya que el secretario
de hacienda de ese entonces lo consideraba perjudicial para el fomento de la
agricultura. Este funcionario también criticó la existencia de bienes en manos
muertas; es decir, bienes inmuebles pertenecientes al clero que no podían ser
trasmitidos en herencia quedando así por fuera del comercio.
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Artículo I: “La Iglesia Católica conservará su plena libertad e independencia de la
potestad civil y por consiguiente podrá ejercer libremente toda su autoridad
espiritual y su jurisdicción eclesiástica, conformándose en su gobierno y
administración de sus propias Leyes”.
Dicho concordato se suscribió por primera vez en el año 1887, durante el gobierno
de Rafael Núñez, quien devolvió a la Iglesia a través de él, las concesiones que en
la Constitución de 1883 le habían sido retiradas. La edición vigente se firmó en
1974 en Santa Fe de Bogotá, siendo presidente de Colombia Misael Pastrana
Borrero. En ella se incorporaron algunas modificaciones con relación al firmado en
1887, las cuales en realidad fueron muy pocas y no alteraron los beneficios y
prerrogativas dadas a la Iglesia. Además se mantuvo la facultad de no ser
fiscalizados sus ingresos por parte del gobierno y por el contrario, el control de sus
políticas y riquezas pasaron a estar reguladas por los preceptos de la legislación
canónica.
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En aras de ubicar al interior de un marco definido el problema planteado, es
pertinente definir la institución objeto de estudio, de tal manera que dicha precisión
permita entender y verter luces sobre lo que ha sido y son las Parroquias para
poder comprender e hilvanar los hilos que desde el punto de vista contable han
tejido el marco que ha servido de referencia para la administración de sus bienes y
que a través del tiempo ha experimentado grandes y profundas transformaciones.
En este orden de ideas, el Código de Derecho Canónico de 1983, Libro II, parte
2ª, Capítulo VI.-De las Parroquias, de los párrocos y de los vicarios Parroquiales,
en su canon 515, define la Parroquia como: “una comunidad de fieles constituida
de modo estable en la Iglesia particular, cuya pastoral, bajo la autoridad del
Obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio”. A este
funcionario también se le atribuyen funciones administrativas, por lo cual requiere
del apoyo de un personal capacitado para ejercer ciertas actividades tales como
las relacionadas principalmente con: aspectos contables, económicos y jurídicos y
asesoría en cuanto a las decisiones relacionadas con la infraestructura de los
templos y bienes de la Iglesia.
Este último aspecto (el material) toma gran importancia al considerar que la Iglesia
Católica y en especial la Parroquia, es una entidad que maneja una elevada
cantidad de recursos económicos, requiriendo para ello de una adecuada
elaboración y manejo de documentos que sirvan de soporte a los hechos y
actuaciones en los cuales éstos intervienen, por lo cual es posible asimilarla a un
ente económico con un objeto social definido, una unidad administrativa y unos
recursos que son gestionados para garantizar su funcionamiento. Al ser concebida
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de esta manera se derivan un sinnúmero de obligaciones en cuanto al aspecto
laboral, contable y/o fiscal, obligaciones que para estas entidades a través de la
historia no se habían evidenciado ni determinado con claridad en ningún marco
normativo de los que rigen los demás tipos de empresas en Colombia.
Dicha ausencia se puede evidenciar en primer lugar, en el hecho de que antes del
año 1992, la contabilidad de las Parroquias adscritas a la Arquidiócesis de
Medellín se llevaba manualmente, de tal forma que no respondía a las cualidades
de la información contable (comprensible, útil, confiable y comparable) definidas
en los principios de contabilidad generalmente aceptados en Colombia (Decreto
2649 de 1993).
Los artículos referidos se encuentran vigentes desde hace 23 años y es una de las
explicaciones por las cuales las Parroquias no llevan contabilidad, incluso en los
comentarios del Decreto 2649 de 1993 contenidos en el Plan Único de Cuentas
para comerciantes de Legis, reafirma la excepción en la siguiente forma:
“_ las entidades sin ánimo de lucro, por lo dispuesto en la Ley 190 de 1995,
artículo 45 y la Ley 50 de 1984 en su artículo 17, norma que esta compilada por el
artículo 364 del Estatuto Tributario y reglamentada por los Decretos 1900 y 2500
de 1986, deben llevar contabilidad y, por tanto se sujetan al Decreto
Reglamentario 2649 de 1993. Se excluyen algunas entidades como; las juntas de
defensa civil, Conferencias Episcopales y de Superiores Mayores, Iglesias,
Parroquias y Seminarios” (subrayado adrede por fuera del texto).
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Ya en el marco conceptual de tal Decreto dice que:
“Artículo 2. Ámbito de aplicación. El presente Decreto debe ser aplicado por todas
las personas que de acuerdo con la Ley estén obligadas a llevar contabilidad.
Artículo 13. “Todas las personas nacen libres e iguales ante la Ley,
recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los
mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por
razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión
política o filosófica.
Artículo 19. “Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho
a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o
colectiva.
Pero con el tiempo surgieron nuevas confesiones religiosas en el país, las cuales
no gozaban de los privilegios y prerrogativas con los que si contaba la Iglesia
Católica en virtud de lo establecido en el Concordato. Este hecho en particular,
desencadenó una serie de conflictos debido al interés de aquellas de participar de
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los mismos, a tal punto que las exigencias para ser consideradas de igual manera
pasaron por diferentes estadios, específicamente por el judicial, ámbito en el cual
las Iglesias emergentes libraron una batalla contra el Estado, exigiéndole igualdad
de condiciones y tratamiento.
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involucró el SIP en sus operaciones fue la Parroquia Nuestra Señora de la
Asunción en jurisdicción del municipio de Copacabana, en el año 1993. En la
actualidad son pocas las Parroquias que utilizan un sistema diferente al SIP o que
aún continúan llevando una contabilidad manual.
Como resultado de la observación del Plan Único de Cuentas para las Parroquias,
es posible afirmar que el rubro de activos maneja las mismas cuentas del PUC
comercial, a excepción de algunas propias del manejo y el uso que le dan estas
entidades a los recursos poseídos. Por ejemplo se maneja dentro de la cuenta
1120 (cuentas de ahorro), la 112501 que corresponde al Instituto Corporativo de
Acción Pastoral (ICAP), el cual se asemeja a un banco pero sólo es manejado por
la Diócesis.
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común sacerdotal, denario de San Pablo, diezmos, pro-seminario, misiones, entre
otros.
Para las cuentas de resultado, en vez de hablar de utilidad del ejercicio se maneja
el concepto de excedentes del ejercicio y en el caso de pérdida del ejercicio el de
déficit del ejercicio. Esta diferencia se debe a que las Parroquias son entidades sin
ánimo de lucro por lo que no sería correcto hablar de utilidad o pérdida contable
desde el punto de vista técnico.
Los rubros de ingresos son los que más presentan diferencias al realizar la
comparación del PUC comercial con el PUC para las Parroquias y demás
entidades regidas por la legislación Canónica. En los ingresos operacionales la
cuenta 4170 (actividades de servicio) se encuentran los servicios prestados por las
Parroquias como: la celebración de misas, matrimonios, exequias, fiestas y
celebraciones, también están la expedición de partidas y documentos, diezmos y
velaciones. En los ingresos no operacionales se encuentra la venta de artículos
religiosos y el arriendo de diversos bienes como locales y terrenos.
Se puede decir entonces que la Iglesia Católica cuenta con una estructura de
codificación contable definida, que hasta ahora le ha permitido unificar la
información en las diferentes entidades que la conforman y así poder ejercer un
mejor control sobre las mismas.
Por otro lado, en el año 2000 se presentó un cambio que estuvo representado por
la creación de un Manual para la Administración Parroquial el cual se convirtió en
una herramienta para orientar a los sacerdotes en la administración de las
Parroquias, de tal modo que esta fuera ágil, clara y práctica. Este manual llamado
el VENIMECUM establece una recopilación de normas relacionadas con el
aspecto administrativo, tanto del código de derecho canónico como de la
conferencia episcopal, del Sínodo Diocesano o de la autoridad civil. Su
importancia para la Iglesia radica en que por el aspecto administrativo que en él se
plantea, la labor administrativa no se lleva a cabo con el fin de acumular riquezas
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sino, para optimizar los recursos que deben estar al servicio de la evangelización,
tarea fundamental de la Iglesia Católica.
Este plazo fue establecido por el Decreto 3101 (28 de diciembre de 1990) el cual
mencionaba entre otras cuestiones tributarias: lugares, personas obligadas,
formulario a utilizar y renglones a diligenciar en lo concerniente a la presentación
de las declaraciones tributarias y el pago de los impuestos. Lo anterior se sustenta
en lo expresado en el artículo 23 del Estatuto Tributario, el cual establece que “los
movimientos, asociaciones y congregaciones religiosas, que sean entidades sin
ánimo de lucro”, no son contribuyentes del impuesto sobre la renta sin embargo
estas entidades se encuentran obligadas a presentar declaración de ingresos y
patrimonio, según el artículo 598 del mismo estatuto que dispone:
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4. La liquidación de las sanciones cuando fuere del caso.
5. La firma de quien cumpla el deber formal de declarar.
6. La firma del Revisor Fiscal, cuando se trate de entidades obligadas a
llevar libros de contabilidad y que de conformidad con el código de
comercio y demás normas vigentes sobre la materia, estén obligadas a
tener Revisor Fiscal.
Para el año 1991 la aplicación del Decreto 3101 se encontraba en estudio con
respecto a la Ley 20 de 1974. Esta Ley en su artículo XXIV exceptúa de
gravámenes a los edificios destinados al culto, las curias diocesanas, las casas
episcopales y curales y los seminarios. Dicho estudio careció de sentido, pues si
bien la presentación de declaración de ingresos y patrimonio es meramente
informativa, en ningún momento implica el pago de tributos.
Por su parte, la expedición del Decreto 1175 de 1991 durante el gobierno del
Presidente César Gaviria Trujillo, motivó la instauración de una acción de tutela
por parte de la comunidad religiosa Casa Sobre la Roca, en virtud de que dicho
Decreto eximía a la Iglesia Católica de la obligación tributaria de presentar la
declaración de ingresos y patrimonio. Obligación de que sí eran objeto las demás
confesiones religiosas.
La citada comunidad religiosa instauró en julio de 1997 una tutela (T- 352), en la
cual exigía al Estado Colombiano, en virtud de lo normado en los artículos 13 y 19
de la Carta Magna, los cuales se encuentran respaldados por la Ley estatutaria
133 de 1994 con sus Artículos 2°, 3° y 4°, recibir el mismo trato y gozar de los
mismos derechos en materia fiscal de que goza la Iglesia Católica. En el fondo, la
acción de tutela no se interpuso contra el Decreto citado sino contra la omisión de
la Dirección de Impuestos de Aduanas Nacionales (DIAN), de no aplicar las
normas en condiciones de igualdad para las confesiones religiosas, hecho que
discrimina y desfavorece la libertad religiosa. El fallo a dicha tutela se produjo
mediante la sentencia 13320 del 4 de septiembre de 2003, proferida por el
Consejo de Estado en la cual se determinó entre otras cosas lo siguiente:
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los plazos de entrega de la declaración de ingresos y patrimonio contenidos
en el Decreto reglamentario, siempre que mantenga formal y materialmente
su condición de asociación religiosa sin ánimo de lucro legalmente
reconocida”
a. Pasa de ser manual a sistematizada y debe estar soportada con todos los
documentos que constituyan prueba válida y suficiente de los hechos
económicos generados.
b. Los ingresos y egresos empiezan a identificarse y clasificarse a través de
códigos de cuentas contables, utilizando como herramienta el PUC para las
entidades eclesiásticas de Medellín y municipios cercanos, regidas por la
legislación canónica.
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Según esta norma el servicio de arrendamiento de inmuebles estuvo sujeto al
impuesto sobre las ventas con una tarifa del 7% excepto, para el caso de
viviendas, muestras artesanales o exposiciones, tarifa que fue posteriormente
incrementada a un 10% en el año 2007, en virtud de lo proferido por la Ley 1111
del año 2006.Como consecuencia de dicha exigencia tanto las Parroquias como
sus sacerdotes debieron inscribirse en el Registro Único Tributario (RUT) en
donde debe aparecer como actividad principal la 9191 de organizaciones
religiosas y si tiene locales comerciales arrendados la actividad secundaria 7010
(actividades realizadas con bienes propios o arrendados). Así mismo, deben
figurar como responsabilidades la 06 (ingresos y patrimonio), la 07 (retención en
la fuente a título de renta), la 14 (informante de exógena) y la 11 ventas régimen
común, esta última siempre y cuando tenga locales comerciales arrendados,
siendo así le correspondería presentar ante la DIAN una solicitud sobre
numeración de facturación para poder cobrar y soportar debidamente el IVA que
habrá de declarar bimestralmente.
Es posible afirmar que para algunas Parroquias ha sido difícil identificarse con
esta nueva modalidad de tributo lo cual en algunos casos no sólo ha retardado su
asimilación sino también su cumplimiento. La obligación de presentar declaración
de IVA requiere llevar registros contables, expedir y exigir factura o documento
equivalente que cumpla con los requisitos legales, depurar el impuesto y presentar
y pagar la declaración bimestralmente.
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Debido a lo anterior, la jerarquía eclesiástica a través de informes emitidos por la
Conferencia Episcopal, hizo saber a las Parroquias el 15 de diciembre de 2004,
que los requerimientos estatales no implicaban un impedimento para su
funcionamiento pastoral y administrativo, por lo cual debían entenderse en este
orden de ideas:
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El registro debe contener entre otras cuestiones el nombre de la zona pastoral, el
nombre de la Parroquia que registra los libros, y las hojas deben estar numeradas
en orden consecutivo. Este procedimiento es llevado a cabo con el fin de que
estos libros se constituyan en un medio de prueba de todas las transacciones
económicas originadas.
Ahora bien, por emolumentos eclesiásticos el Decreto 3595 los define como tales
a: “todos los pagos o abonos en cuenta en dinero o en especie realizados en
forma directa o indirecta, tales como compensaciones, retribuciones, ofrendas,
donaciones o cualquier otra forma que utilicen las congregaciones o asociaciones
religiosas o los demás agentes de retención, cuya finalidad sea compensar o
retribuir al pastor, líder, predicador, consejero espiritual o misionero por razón de
su ejercicio o actividad ministerial o pastoral”.
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Del mismo modo el Decreto referido, establece las pautas para saber en qué
momento una persona natural pasa de ser no declarante a declarante del
impuesto de renta, lo cual sucede cuando la Iglesia le llega a realizar pagos a los
sacerdotes por concepto de emolumentos eclesiásticos en un mismo año fiscal
que superen los $26.525.000 (año grabable 2005).
Por su parte la expedición del Decreto 886 del 27 de marzo del año 2006 modificó
la tarifa de retención por concepto de emolumentos eclesiásticos para los
contribuyentes obligados a presentar la declaración del impuesto sobre la renta y
complementarios la cual pasó del 6% al 4% sobre el valor bruto del pago o abono
en cuenta, en consideración de la actividad que desarrollan los ministros del culto
y atendiendo a una base mínima de retención tanto para los obligados como los
no obligados a presentar declaración. Como lo decreta el artículo 1 del Decreto
886 de 2006: “base mínima no sometida a retención en la fuente por concepto de
emolumentos eclesiásticos. No estarán sometidos a retención en la fuente los
pagos o abonos en cuenta, en dinero o en especie que tengan una cuantía
individual inferior a $ 545.000 (valor año base 2006), que efectúen los agentes de
retención por concepto de emolumentos eclesiásticos a contribuyentes obligados o
no obligados a presentar la declaración del impuesto de renta y complementarios”.
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(expedidas en los últimos 19 años) en razón principalmente de los
pronunciamientos y reclamos de las diferentes comunidades religiosas ante los
organismos gubernamentales por un posible tratamiento discriminado frente a la
que una vez fue llamada la Iglesia del Estado.
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de los pronósticos de aquellas personas que han dedicado gran parte de su
ejercicio contable a servir a las Parroquias en este proceso.
V. Consideraciones finales
En los últimos 19 años no son pocos los cambios que se han producido en cuanto
al tratamiento de la información contable por parte de las Parroquias. Todo ello
debido a la incidencia y a las exigencias que los cambios normativos de carácter
constitucional, canónico, fiscal y contable han introducido en el manejo de la
información que dicha institución produce.
Las asesorías más solicitadas por parte de las Parroquias a esta empresa son las
que tienen que ver con la legislación laboral, pues por este concepto se han
presentado gran cantidad de demandas, dado que los sacerdotes obrando de
buena fe o por desconocimiento de las normas no actúan bajo el principio del
debido proceso cuando deciden contratar a alguien para la realización de un
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trabajo. La no cotización a un fondo de pensiones ha sido uno de los errores mas
comúnmente presentados. Esta empresa también presta el servicio de llevar la
contabilidad a determinadas Parroquias que por falta de recursos no pueden
hacerlo ellas mismas.
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Iglesia no es vasto y en el sentido propiamente económico y financiero escaso, por
ello conocer la manera como las Parroquias han venido realizando la práctica
contable en el transcurso de la historia, ha hecho que se constituya en un potente
faro que posiblemente permita iluminar la percepción que se tiene sobre ella como
el resultado de una normatividad exigida.
COLOMBIA. CONGRESO DE COLOMBIA. LEY 20. (18, diciembre, 1974). Por la cual se
aprueba el "Concordato y el Protocolo Final entre la República de Colombia y la Santa
Sede" suscrito en Bogotá el 12 de julio de 1973. Diario oficial. Año CXI. n. 34234. 14,
enero, 1975. Pág. 1.
Ley 50 de 1984
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REGLAMENTO GENERAL DE LA CONTABILIDAD (Decreto 2649 de 1993).PLAN UNICO
DE CUENTA PARA COMERCIANTES. (Decreto 2650 de 1993).
COLOMBIA. CONGRESO DE LA REPUBLICA. Ley 133. (23, mayo, 1994). Por la cual se
desarrolla el derecho de la libertad religiosa y de cultos, reconocido en el artículo 19 de la
constitución Política. Bogotá, D.C. 1994. 8 p.
COLOMBIA. CONGRESO DE LA REPÚBLICA. Decreto 427. (5, marzo, 1996). Por el cual
se reglamenta el Capítulo II del Título I y el Capítulo XV del Título II del Decreto 2150 de
1995. Diario Oficial n° 42.736. Bogotá, D.C. 1996.
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COLOMBIA. MINISTERIO DE HACIENDA Y CREDITO PÚBLICO. Decreto 3595. (10,
octubre, 2005). Por el cual se establece la tarifa de retención en la fuente a titulo del
Impuesto sobre la renta aplicable a los pagos o abonos en cuenta Por concepto de
emolumentos eclesiásticos. Diario oficial nº 46.059. Bogotá D.C.; 2005.
____; La DIAN prepara auditoria tributaria a las iglesias en Colombia. Bogotá DC.
Octubre 11 de 2008. Tomado de: (http://www.asunombregloria.com/noticias-
cristianas/articulo-dian-prepara-auditoria-tributaria-iglesias-colombia.html?page.) Fecha de
consulta: Septiembre 30 de 2008.
____; Mercado de las almas. Revista Cambio. Bogotá D.C; noviembre 2 de 2008.
_____; Plan Único de Cuentas para comerciantes; Legis editores, decimosexta edición
2008
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LIBROS REGISTRADOS EN LA ARQUIDIOCESIS LOS CUALES SE LLEVABAN DE
FORMA MANUAL
Estos informes eran presentados en la Curia cada mes en ellos podemos observar que se
manejaban unas cuentas básicas con su respectiva codificación, en muchos de los casos
este formato no se llenaba a cabalidad al considerar su finalidad la cual era informar a la
arquidiócesis del movimiento de los ingresos y egresos mensualmente como se puede
evidenciar en las siguientes imágenes. (Imágenes tomadas del archivo Arquidiocesano de
Medellín)
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