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CURSO DE MITOS DE LA

SUPLEMENTACIÓN
Clase 2 (Parte 1/2) – La Creatina

María Casas Gómez

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ÍNDICE
Introducción

1. Mito número 1: la creatina engorda.


2. Mito número 2: la creatina tiene que ciclarse sí o sí.
3. Mito número 3: la creatina produce daño renal.
4. Mito número 4: la creatina aumenta la testosterona.

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INTRODUCCIÓN:

¡Muy buenas a todos y una vez más bienvenidos a mitos de la suplementación! En este
módulo os traigo 4 mitos sobre el suplemento estrella… ¡la creatina! Hoy en día la
creatina monohidrato es el suplemento que más evidencia científica trae a sus
espaldas. La creatina no es solamente muy buena de cara a mejorar el rendimiento
deportivo, sino que también ayudará a prevenir muchas patologías y a mejorar la
composición corporal. ¿Se puede pedir más?

Antes de empezar, os voy a explicar brevemente qué es la creatina. La creatina es una


molécula que se sintetiza en el organismo, específicamente en el hígado, páncreas y
riñones a partir de arginina, glicina y metionina. Sus reservas se encuentran en forma
de fosfocreatina de tal forma que al romper el enlace de fosfocreatina (PCr) se libera
gran cantidad de energía. Esto se da cuando el organismo recibe un estímulo de
demanda energética, como puede ser la práctica de ejercicio físico. La creatina puede
encontrarse en alimentos como la carne de ternera, de aves, huevos y pescados.

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1. MITO NÚMERO 1: LA CREATINA ENGORDA
Mucha gente piensa a día de hoy que la creatina engorda. Esto hace que
especialmente la población femenina sea reacia a probar la suplementación de
creatina, lo cual es una verdadera lástima. Pero la realidad es que la creatina NO
engorda, pero sí que puede hacer que ganemos peso corporal.

Antes de seguir me gustaría remarcar que ganar/perder peso no implica


necesariamente ganar/perder grasa, ya que el peso corporal está comprendido por la
suma de la masa magra, la masa ósea, la masa visceral y el componente acuoso. Este
último es súper variable ya que por muchos motivos puede verse modificado: desde
cambios en la dieta hasta por la inclusión de fármacos. Al final viene un poco
determinado por nuestro nivel de hidratación y de retención hídrica en los distintos
niveles de nuestro organismo.

Imagen 1: Fenómenos de ósmosis según diferentes medios celulares dados por las distintas
concentraciones salinas.

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Lo que sucede con la creatina es que aumenta el grado de hidratación cel ular gracias a
su capacidad de arrastre de agua. Esto genera un ambiente propicio a nivel muscular
ya que reduce la tasa de degradación de proteínas y una mayor síntesis de DNA.
Además, el propio arrastre de agua, también conocido como celular swelling, genera
señales celulares que conducen a una mayor síntesis de glucógeno que genera un
mayor arrastre de agua.

Esto no termina aquí ya que el cellular swelling activa vías de señalización implicadas
en la diferenciación de los miocitos (vías MAPK, células musculares, y por tanto,
aumento de la masa muscular.

Por tanto, aseguramos que la creatina no engorda, pero sí que puede incrementar el
peso debido a un aumento del agua intracelular. Esto genera una serie de beneficios a
nivel del músculo esquelético promoviendo la síntesis proteica y el incremento de la
masa muscular. Es por este motivo por el cual la creatina es el perfecto aliado para
aumentar o mantener la masa muscular, así como para la mejora del rendimiento
deportivo.

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2. MITO NÚMERO 2: LA CREATINA TIENE QUE CICLARSE SÍ O SÍ

Hoy en día existen muchas preguntas acerca de los protocolos de toma de la creatina:
si se tienen que hacer cargas, que si luego se tienen que hacer descansos…hay muchas
vertientes y teorías al respecto. Pero hoy en mitos de la suplementación vamos a
averiguar cuál es el protocolo más efectivo y si algo de lo que se planteaba
anteriormente tiene sentido.

La creatina es un suplemento que como bien decíamos antes actuaba aumentando los
niveles de fosfocreatina en el músculo con la finalidad de tener mayor reserva
energética durante los primeros instantes del ejercicio, gracias a la energía aportada
mediante la vía de los fosfatógenos. Hay teorías que afirman que, para llegar a llenar
las reservas de fosfocreatina rápidamente es necesario realizar una carga. Esto es
totalmente cierto, pero no quiere decir que sea un procedimiento necesario en todos
los casos. La carga consistirá en tomar una dosis superior a la toma normal (0,25-0,35
gr/kg/día) durante 5-7 días consecutivos. Posteriormente, se procedería a la toma de
la dosis de mantenimiento que sería de 0,07-0,1 gr/kg/día.

Existen hipótesis planteadas que afirman que la creatina sólo debe consumirse de
seguido durante un mes aproximadamente ya que a partir de determinado tiempo se
crea tolerancia y existe una menor tasa de absorción. Por eso se dice que la creatina se
tiene que ciclar, es decir, alternar periodos de toma con periodos de descanso con la
finalidad de asegurar esa sensibilidad a la creatina. Defensores de esta teoría afirman
que de esta forma se vuelve a notar ese incremento de fuerza inicial característico del
inicio de toma de creatina.

¿Pero es esto cierto? Lo cierto es que no. La absorción intestinal de la creatina se lleva
a cabo por un receptor conocido con el magnífico nombre de receptor SLC6A8 (es un
co transportador dependiente de sodio) que permite la correcta absorción de la
creatina. Es cierto que cantidades superiores de 10 gramos de creatina pueden saturar
el receptor y conducir a la excreción de la creatina excedente. De este modo

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podríamos pensar que la carga de creatina no tendría mucho sentido, pero en realidad
lo que sucede es que durante la carga hay una mayor captación muscular de creatina
porque las reservas son relativamente bajas. Por tanto, la absorción de la creatina
inicialmente es mayor, pero esto irá disminuyendo durante la misma fase de carga de
creatina ya que las reservas de creatina muscular habrán aumentado.

Una vez alcanzado los niveles de creatina musculares, no es necesario más que realizar
una dosis de mantenimiento para poder asegurar la sostenibilidad de los mismos a lo
largo del tiempo. Con esto quiero decir que no se disminuyen nuevamente las tasas de
absorción de la creatina por aparición de tolerancia. Entonces, quiero remarcar que
NO es necesario realizar ciclos de toma y descanso de creatina.

Imagen 2: Protocolos de consumo de creatina. 1. Fase de carga + mantenimiento y 2. Fase de


mantenimiento.

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3. MITO NÚMERO 3: LA CREATINA PRODUCE DAÑO RENAL.

De los creadores de que la proteína es mala para el riñón llega… ¡la creatina produce
daño renal! Y es que es fácil pensar en que si la creatina se eliminar por la vía urinaria,
los riñones también se verán afectados. La línea de pensamiento continua con algo
que es cierto y es que cuanta más creatina tengamos, se estimulará más el crecimiento
de la masa muscular y más creatinina producirá, siendo este un importante marcador
del daño renal.

No obstante, antes de empezar os voy a enunciar un par de marcadores de daño renal


para que no vayáis a ciegas en este mito y podáis entender todo mejor. No obstante,
esto es a modo de curiosidad y no tenéis por qué conocerlos ni estudiarlos en
detenimiento.

Sólo me gustaría remarcar que los altos niveles de creatinina sanguíneos pueden
señalar anomalías en el sistema renal. Si juntamos esto con que el consumo de
creatina aumenta los niveles de creatinina sanguínea se puede pensar que la creatina
es mala para la función renal. Pero ahora os pregunto… ¿creéis que incrementará los
niveles de forma alarmante como para producir enfermedad renal? Por supuesto que
no. ¿Realmente creéis que se comercializaría un suplemento así?

Imagen 3: Tabla con rangos normales en los niveles de creatinina sanguínea y urinaria. Es el
principal y clásico marcador de alteración renal, sobre todo a nivel sanguíneo. Cuando estos
niveles de creatinina sanguínea son altos, se está reflejando una alteración en la función renal.

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Imagen 4: Nuevos biomarcadores de daño renal agudo. Veremos distintos marcadores que se
presentan durante este proceso fisiopatológico atendiendo a la zona afectada.

Imagen 5: Algoritmo de actuación. Aquí también os adjunto las posibilidades que podemos
observar en individuos que tienen problemas renales, viendo que se evalúan tanto cambios en
la función renal como daños a nivel tisular.

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Dicho esto, vamos a ver que dice la evidencia. Parece ser que hay varios estudios que
se realizaron en roedores en donde se encontró que la creatina producía daño renal. Y
es que las ratas no presentan (entre otras muchas cosas en comparación con los
humanos) transportadores renales implicados en la recaptación de creatina. Se piensa
que esto podría tener una implicación negativa a largo plazo en las tasas de filtración
glomerular. Además, los resultados obtenidos fueron de estudios realizados en ratas
con enfermedad renal pre existente. Aquí la toma de creatina si que pareció
incrementar el daño renal.

La realidad es que en estudios de humanos consumidores de creatina no se vieron


marcadores de daño renal. No se encontraron alteraciones en la tasa de filtración
glomerular, proteínas en sangre o proteínas urinarias por lo que se determinó que la
creatina no era mala para el riñón. Se hicieron muchos estudios en humanos con daño
renal pre existente, como pacientes diabéticos tipo II hasta pacientes con hemodiálisis
y en ninguno de ellos se mostró empeoramiento de la función renal. De hecho, en
estudios realizados para evaluar la seguridad tanto a corto como a largo plazo de este
suplemento, no se reveló daño renal. Los rangos de dosis estudiados principalmente
eran de 5-10gr de creatina/día, viéndose que más de 10 gramos también eran seguros,
pero no hay tantos estudios realizados con cantidades superiores en los que se evalúe
el efecto a largo plazo.

De nuevo vemos como los resultados de los estudios realizados en mamíferos no


tienen por qué corresponderse con los resultados que se vayan a obtener en estudios
en humanos, es decir, no son resultados extrapolables. Podríamos concluir que la
creatina no produce daño renal en sujetos sanos y que en sujetos con función renal
dañada tampoco parece tener efectos negativos sobre la misma. Por ello se considera
que la creatina es completamente segura salvo a personas que tienen problemas
renales y se están tratando con diuréticos ya que en este caso se podría dar pérdida de
efectividad de dicho tratamiento ya que la creatina aumenta la retención hídrica.

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Imagen 6: Recomendaciones sobre la posología de creatina atendiendo a la evidencia científica
actual. Está ordenado y clasificado atendiendo a la salud renal pre existente.

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4. MITO NÚMERO 4: LA CREATINA AUMENTA LA TESTOSTERONA.
La creatina también es conocida como un potenciador de la testosterona. Esta teoría
viene de que como la creatina es un suplemento que al incrementar los niveles de
fosfocreatina, aumenta el aporte de energía en forma de ATP. Esto hace que el
rendimiento deportivo mejore, que se puedan levantar más cargas y finalmente
desencadena en un aumento de la masa muscular. Pero si os dais cuenta no va más
allá de un efecto indirecto. Sí, se incrementa la testosterona por levantar pesas y esto
dura un corto periodo de tiempo, pero no es por el consumo de creatina de por sí ya
que si no entrenamos y consumimos creatina este efecto no se daría.

¿Qué dice la evidencia? Hay tres estudios en los que se intentó cuantificar este efecto
y en todos ellos se vieron ligeros incrementos tanto en los niveles de DHT como en los
niveles de testosterona, pero ninguno de ellos estadísticamente significativo. Dentro
de estos tres estudios encontramos el famoso estudio de los jugadores de rugby y la
DHT, citando que la creatina podría producir calvicie cuando ya sabemos que este
estudio tenía muchos interrogantes sin responder. Si queréis saber más sobre este
último punto, hay un mito desarrollado en el temario de mitos de la nutrición. Luego,
encontramos otros 10 estudios en los que no se encontró efecto alguno de la creatina
sobre los niveles de testosterona. Aquí os dejo un cuadro esquemático sobre todos los
estudios realizados.

Podríamos concluir que no hay evidencia científica que apoye que la creatina tenga
un efecto directo sobre los niveles de testosterona.

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Imagen 7: Recopilación de estudios en los que se evaluó el efecto de la creatina sobre los
niveles de testosterona. Se describe el grupo estudiado, edad de individuos, duración del
estudio, dosis de creatina y protocolo utilizado y por último, resultados obtenidos al respecto.

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