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(Primera Parte)

Introducción General

Este trabajo ha sido preparado en el deseo de compartir con usted temas o asuntos que
nos conciernen, porque son decisivos para nuestra futura salvación, como creyentes en
las promesas de Jesús.

Existe en este tiempo una angustiosa decadencia en el mundo cristiano (y estamos


hablando del cristianismo sin distinción de iglesias) en lo que toca a las promesas hechas
por Cristo sobre su Segunda Venida y los bienes que recibiremos en ese momento
quienes tenemos la fe puesta en Él.

Nos parece que en gran medida se deba a que el cristianismo no ha sabido identificar y
explicar con claridad los planes y las promesas de Dios a la luz de las Sagradas
Escrituras. Nos hemos apoyado, confiado y predicado (en lo que toca a estos asuntos tan
decisivos) en las tradiciones heredadas del catolicismo de la Edad Media sobre un alma
espiritual, inmortal y eterna (para muchos transparente y etérea) con dos alas a la
espalda, cantando eternamente delante de un trono; y el desprecio por todo lo material,
humano y temporal, incluyendo en ello nuestro planeta y nuestro propio cuerpo físico.

Presionados y a veces angustiados por los problemas de muy diversas naturalezas que
nos echa encima el sistema de vida moderno, los cristianos hemos perdido, si no
totalmente, sí en un alto porcentaje, la esperanza, el fervor, y muy particularmente, la
expectativa de la salvación. Estamos más preocupados y le inquirimos más a Dios por
los asuntos de esta vida, que por los que son eternos. No obstante Pablo escribió: Si
solamente para esta vida esperamos en Cristo, somos los más dignos de lástima de
todos los hombres. (1 Co. 15.19 Versión Popular).

Hemos aceptado sin discusión ni análisis la vida eterna “en el cielo” para los salvados,
pero sin intentar explicarle a la gente, por medio de la Biblia, dónde y cómo se
desarrollará eso.

Tenemos el propósito de hacer nuestro modesto aporte mediante una serie de estudios
sobre las profecías, los cuales comienzan con este sobre Israel y continúan con otros
sobre temas diversos.
Esperamos que sean bien recibidos, pues llevan la sana intención de provocar la fe en las
promesas de Dios para la eternidad. El apóstol Pablo escribió: Así que la fe es por el oír,
y el oír, por la palabra de Dios. (Ro. 10.17).

Joaquín Abreu Rogert


seminario2006usa@yahoo.es
El llAMADo De CRISto

Además de todo lo dicho en la Introducción General, también está el llamado de Cristo


sobre la imperiosa necesidad de velar. En más de una ocasión el Señor indicó a los suyos
sobre el estar vigilantes ante los eventos de los tiempos.

No es propio que un cristiano viva a espaldas de las cosas que ocurren en el mundo,
porque ellas son el anuncio y el preludio de la Segunda Venida de Cristo.

El Señor ha hecho planes con Israel, con los imperios y con las naciones, los cuales
están profetizados en las Sagradas Escrituras. Deben ser estudiados y descubiertos. Eso
es velar, estar atento a las señales de los tiempos.

Mt. 24.32,33: De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna y


brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando
veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.
Abraham

PRefACIO

Es de especial interés para la gente conocer, por lo menos, el orden de los sucesos del fin
del mundo y el lugar que nos corresponderá a cada uno en los acontecimientos finales y
trascendentales de la humanidad. La esperanza bien definida sobre el destino final es un
asunto decisivo para muchas personas. Entonces es algo más que indolencia o
despreocupación la actitud de quien dice: “No te preocupes tanto por las cosas cómo van
a ser; pues aquí lo importante es ser fiel a Dios”.

Sin embargo, nos parece que se debe hablar, hasta donde sea posible, de cómo serán los
sucesos finales. Es imprescindible estudiar el fin del mundo y el destino final con los
mayores detalles posibles. Nuestra ignorancia sobre estos asuntos no puede ser la excusa
recurrente para eludir la responsabilidad de predicar un mensaje necesario y urgente,
claro y definido, como lo indican las Escrituras y lo demandan los creyentes.

Intentaremos entonces la exposición de uno de los temas más entusiastas que podemos
encontrar en las Sagradas Escrituras: El Milenio.

El Milenio es una etapa intermedia entre esta era y la vida eterna. Comienza con la
Segunda Venida de Cristo, cuando se establece el reino mesiánico hebreo profetizado en
las Sagradas Escrituras. El Milenio, entonces, no es más que el reinado universal del
Mesías en la nación escogida de Israel. Las profecías sobre este “Reinado de Jehová”,
son muy abundantes en el Antiguo Testamento.

Por tal motivo, el cumplimiento de la profecía sobre El Milenio está estrechamente


vinculado al cumplimiento de otras profecías no menos importantes: Las concernientes
al pueblo de Israel. Por eso es del todo imprescindible estudiar primero éstas, para
después dedicarnos al estudio de El Milenio, según Apocalipsis capítulo veinte.
IntRODUCCIón

Federico el Grande, rey de Prusia (1740-1786). Durante su


reinado, fue considerado uno de los déspotas ilustrados más
notables de la Europa del siglo XVIII.

Hace más de dos siglos, Federico el Grande, rey de Prusia,


sostenía una discusión religiosa con su capellán. Después
de un tiempo, el rey exigió que el capellán le mostrara una
evidencia irrefutable de que la Biblia era literalmente cierta.

Sin vacilación, el capellán contestó: “Majestad, yo puedo


darle la respuesta que usted busca con una sola palabra”.
Sorprendido de la confianza del capellán, el rey replicó: “¿Cuál es esta palabra mágica
que lleva en sí tal peso de evidencia?” El capellán contestó: ISRAEL.

Listo para Reedificar

Opinión de Thomas Ice y Randall Price autores del libro


«Listo para Reedificar».

A lo largo de la historia los que han querido explicar la


prolongada existencia de los judíos a pesar del exilio, ataques
violentos y holocausto, han sido incapaces de hacerlo aparte de
Dios. Algún propósito divino evidentemente mantiene al pueblo
judío.

Los historiadores, los políticos y los periodistas se han visto


obligados a tomar en cuenta a Israel, porque éste ha llegado a
ocupar una posición prominente en los acontecimientos
mundiales.

... lo que Dios está haciendo en este mundo, y lo que El hará


aún, tiene que ver con el pueblo judío..........................vivimos en los últimos días de la
historia humana, y al acercarse el propósito de Dios a su culminación, Israel nuevamente está
siendo situado en el centro del escenario en el drama divino.
LA eleccIón

Porque ustedes son un pueblo consagrado al Señor su Dios; él los ha elegido


entre todos los pueblos de la tierra para que sean el pueblo de su propiedad. (Dt.
14.2 Versión Popular).

Porque ustedes son un pueblo apartado especialmente para el Señor su Dios; el Señor
los ha elegido de entre todos los pueblos de la tierra, para que ustedes le sean un
pueblo especial. (Dt. 7.6 VP).

También el Señor ha declarado hoy que tú, Israel, eres el pueblo de su propiedad, tal
como te lo había prometido, y que cumplirás todos sus mandamientos. Él va a hacer de
ti una nación superior en gloria, fama y honor a las demás naciones que hizo, y serás,
como él lo ha dicho, un pueblo consagrado al Señor tu Dios. (Dt. 26.18,19 VP).

CoMIenzo De lA HIStoRIA

La historia comienza con un hombre llamado Abraham, en una ciudad llamada UR. Las
ruinas de la ciudad de Ur de los caldeos están en Irak, a algunos kilómetros de la
desembocadura del río Éufrates en el Golfo Pérsico. Ellas son un vivo testimonio de la
veracidad de esta historia bíblica.
UR De los cALDeos, Año 1850 A.C.

Video de YouTube1

Los sucesos de esta narración están tomados de la Biblia, del libro del Génesis del capítulo 12 al 17.

Abrimos un atlas geográfico y buscamos la ciudad en la que nació Abraham: Ur de Caldea. Estamos
por tanto en Mesopotamia, a pocos kilómetros del Golfo Pérsico.

Ur, en Mesoptamia, era en aquel período la capital del reino sumerio. Fue fundada 1500 años antes del
nacimiento de Abram, sobre la cuenca del río Éufrates, donde atracaban los rudimentarios barcos de
vela procedentes de lejanos países.

Como podemos imaginar, era una ciudad rodeada de murallas y rodeada de campos de labranza y
cultivos. En el interior destacaba un gran templo-torre, cuya altura superaba los 20 metros, llamado “el
zigurat”, en el que se celebraban los sacrificios a las antiguas divinidades paganas.

Con el paso de los siglos la ciudad acabó arrasada, porque el río Éufrates, muy caudaloso, se desbordó
sobre la ciudad y acabó sepultada bajo sus aguas.

1
https://youtu.be/_-13OW3hN7A
De todos estos restos arqueológicos sólo sobrevive actualmente el gran vestigio de barro de la torre que
destaca altiva sobre el fondo del desierto.

Más tarde Teraj, el padre de Abram, con toda su tribu, con su hijo Abram y la esposa de éste (Sara) y su
sobrino Lot, sus siervos y sus animales, dejó Ur siguiendo el curso del río Éufrates en dirección
noroeste. Llegó así a la región de Padam-Aram, en los confines con Anatolia.

En el curso de casi mil kilómetros llegó al centro caravanero de Haram, zona de grandes pastos y
suficientemente frondoso. Mil kilómetros a pie con sus bestias de carga y sus siervos. Una empresa
excepcional.

Tras la muerte de Teraj, Abram retomó el viaje dirigiéndose hacia la tierra de Canaán. Desde Haram la
larga caravana de Abram se dirigió lentamente hacia el sur, durante 650 kilómetros. Cruzó el río Jordán
siguiendo el curso de su torrente Jaboc, a través de un valle situado a 240 metros bajo el nivel del mar.
¿A dónde iban? ¿Iban en una dirección precisa? ¿O se limitaban a seguir las huellas de la ruta que
seguían los pastores nómadas anualmente desde tiempos inmemoriales?

Por dicho torrente Abram anduvo 37 kilómetros hasta la cima de Moré, donde levantó el primer altar a
Dios, al Dios único, sin nombre, que lo había elegido como guía de una gran nación. Aquí la Biblia
dice que una gran necesidad impulsó a la tribu de Abram hacia el sur, a las tierras de Egipto. A su
retorno de Egipto Abram y su gente se establecieron en Betel, donde nacieron sus hijos Ismael e Isaac.
Fue un viaje largo, lleno de aventuras. Pero es imposible conocer más detalles. ¿Quién era
verdaderamente Abram? Comenzamos por el nombre: Abraham. Los autores bíblicos lo interpretan
como “padre sublime” y también como “padre de todos los pueblos”. Su tribu procedía de una estirpe
seminómada de un pueblo migratorio, el cual desde el desierto sirio arábigo se esparció por toda Siria
entre los años 2000 y 1500 a.C. Algunos estudiosos creen que se trata de un grupo semita llamado “los
habiru”, del que bien podría derivar el nombre de “hebreos”.

Gn. 12.1 Un día el Señor le dijo a Abram: Deja tu tierra, tus parientes y la casa de
tu padre, para ir a la tierra que yo te voy a mostrar.

Neh. 9.7: Tú, Señor, eres el Dios que escogiste a Abram; tú lo sacaste de Ur, ciudad
de los caldeos, y le pusiste por nombre Abraham.

Gn. 11.27-32: Éstos son los descendientes de Térah, que fue el padre de Abram, Nahor
y Harán. Harán, el padre de Lot, murió en Ur de Caldea, antes que su padre Térah.
Murió en el mismo lugar donde había nacido. Abram se casó con Sarai, y Nahor se casó
con Milcá, que era hija de Harán y hermana de Iscá. Sarai no podía tener hijos porque
era estéril. Térah salió de Ur de los caldeos para ir a la tierra de Canaán, y se llevó
con él a su hijo Abram, a su nieto Lot y a su nuera Sarai. Sin embargo, cuando llegaron
a la ciudad de Harán, se quedaron a vivir allí. Y Térah murió en Harán a la edad de
doscientos cinco años.

Hch. 7.1-4: El sumo sacerdote le preguntó a Esteban si lo que decían de él era cierto, y
él contestó: «Hermanos y padres, escúchenme: Nuestro glorioso Dios se mostró a
nuestro antepasado Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes que se fuera a
vivir a Harán, y le dijo: “Deja tu tierra y a tus parientes, y vete a la tierra que yo te
mostraré.” Entonces Abraham salió de Caldea y se fue a vivir a Harán. Después murió
su padre, y Dios trajo a Abraham a esta tierra, donde ustedes viven ahora.

Abraham tuvo un hijo al cual llamó Isaac. Isaac a su vez tuvo también un hijo (nieto de
Abraham) el cual se llamó Jacob. A todos ellos Dios se les apareció en diversas
ocasiones para hacerles promesas y alentarlos en su sacrificada misión.
La descendencia y la tierra

Hay dos elementos muy importantes en las promesas que Dios hizo a estos tres
patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob. Una descendencia numerosa y la posesión de la
tierra de Canaán (la actual Palestina).

UnA DescenDencIA nUMEROSA

Promesas dadas a Abraham

Gn. 12.2: Con tus descendientes voy a formar una gran nación; voy a bendecirte
y hacerte famoso, y serás una bendición para otros.

Gn. 13.16: Yo haré que ellos sean tantos como el polvo de la tierra. Así como no es
posible contar los granitos de polvo, tampoco será posible contar tus
descendientes.

Gn. 15.5: Entonces el Señor llevó a Abram afuera, y le dijo: —Mira bien el cielo, y
cuenta las estrellas, si es que puedes contarlas. Pues bien, así será el número de
tus descendientes.

Gn. 17.6: Haré que tus descendientes sean muy numerosos; de ti saldrán reyes
y naciones.

Gn. 22.17: Haré que tu descendencia sea tan numerosa como las estrellas del cielo
y como la arena que hay a la orilla del mar.

Promesas dadas Isaac

Gn. 26.4: Haré que tus descendientes sean tantos como las estrellas del cielo, […]
Además, todas las naciones de la tierra serán bendecidas por medio de tus
descendientes,

Gn. 26.24: Esa noche el Señor se le apareció y le dijo: «Yo soy el Dios de tu
padre Abraham. No tengas miedo; yo estoy contigo. Por causa de mi siervo
Abraham te bendeciré y aumentaré mucho tu descendencia.»
Promesas dadas a Jacob

Gn. 28.14: Ellos llegarán a ser tantos como el polvo de la tierra, y se extenderán al
norte y al sur, al este y al oeste, y todas las familias del mundo serán bendecidas
por medio de ti y de tus descendientes.

Gn. 35.10,11: Tú te llamas Jacob, pero ya no te llamarás así; desde hoy tu nombre será
Israel. Después que Dios le cambió el nombre, le dijo: Yo soy el Dios todopoderoso;
ten muchos hijos y descendientes. De ti saldrá una nación y muchos pueblos, y entre tus
descendientes habrá reyes.

Gn. 46.3: Entonces Dios dijo: —Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No tengas miedo de
ir a Egipto, porque allí haré de tus descendientes una gran nación.

LA POSESIón De La tIERRA De CAnAán (lA ACtUAl PALestInA) SIGlo XIX A.C.

Promesas dadas a Abraham

Gn. 12.7: Allí el Señor se le apareció y le dijo: «Esta tierra se la voy a dar a tu
descendencia.» Entonces Abram construyó un altar en honor del Señor, porque allí se
le había aparecido.

Gn. 13.14,15: Después que Lot se fue, el Señor le dijo a Abram: «Desde el lugar
donde estás, mira bien al norte y al sur, al este y al oeste; yo te daré toda la tierra que
ves, y para siempre será tuya y de tus descendientes.

Gn. 13.17: ¡Levántate, recorre esta tierra a lo largo y a lo ancho, porque yo te la voy
a dar!

Gn. 15.7: y le dijo: —Yo soy el Señor; yo te saqué de Ur de los caldeos para darte esta
tierra como herencia.

Gn. 15.18: Aquel mismo día el Señor hizo una alianza con Abram y le dijo: —Esta
tierra se la daré a tus descendientes, desde el río de Egipto hasta el río grande, el
Éufrates.
Promesas dadas a Isaac

Gn. 26.3: …y por ahora sigue viviendo en este país. Yo estaré contigo y te
bendeciré, porque a ti y a tus descendientes les voy a dar todas estas tierras. Así
cumpliré la promesa que le hice a tu padre Abraham.

Promesas dadas a Jacob

Gn. 28.4: Que te dé a ti, y también a tus descendientes, la bendición que le prometió a
Abraham, para que sean dueños de esta tierra donde ahora vivimos como extranjeros,
pues él se la prometió a Abraham.

Gn. 28.13: También veía que el Señor estaba de pie junto a él, y que le decía: «Yo soy el
Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tus descendientes les
daré la tierra en donde estás acostado.

Gn. 28.14: Ellos llegarán a ser tantos como el polvo de la tierra, y se extenderán al norte
y al sur, al este y al oeste, y todas las familias del mundo serán bendecidas por medio de
ti y de tus descendientes.

Gn. 35.12: La tierra que les di a Abraham y a Isaac, también te la doy a ti, y después de
ti se la daré a tus descendientes.

LA fe De José

Gn. 50.24: Un día José les dijo a sus hermanos: «Me falta poco para morir, pero Dios
vendrá a ayudarlos, y los sacará de este país para llevarlos a la tierra que les prometió a
Abraham, Isaac y Jacob.»

ConclUSIón

Dos elementos muy importantes en las promesas que Dios hizo a Abraham, Isaac y
Jacob hemos estudiado en esta sección: Una descendencia numerosa y la posesión de la
tierra de Canaán (la actual Palestina).
ISRAEL EN EGIPTO

PRIMERA PROFECÍA

Abraham escuchó estas palabras de Dios: Ten por cierto que tu descendencia habitará
en tierra ajena, será esclava allí y será oprimida cuatrocientos años. Pero también a la
nación a la cual servirán juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Tú,
en tanto, te reunirás en paz con tus padres y serás sepultado en buena vejez. Y tus
descendientes volverán acá en la cuarta generación, porque hasta entonces no habrá
llegado a su colmo la maldad del amorreo (Gn. 15.13-16).

BREVE RESEÑA HISTÓRICA

1) La familia se hizo numerosa.


2) Por causa de una hambruna se fueron a vivir a Egipto.
3) Allí, bajo la protección del faraón reinante en esa época (de los hicsos), se
convirtieron en una gran nación.

Este es el primer dato histórico importante con el cual nos encontramos al estudiar el
cumplimiento de las profecías concernientes a Israel. Los hicsos fueron tribus nómadas
que invadieron y dominaron el Bajo Egipto durante un siglo aproximadamente (1660-
1560 a.C.). Destronaron a los gobernantes naturales del país y se erigieron a sí mismos
en faraones de una nueva dinastía. Dos datos históricos de la Biblia se relacionan con
estos reyes. El primero es que durante la época de los faraones hicsos fue cuando José
llegó a ser primer ministro de Egipto. Cosa que no hubiera sido posible de estar en el
gobierno un faraón egipcio, pues estos despreciaban a los criadores de ovejas. No así los
hicsos, que eran nómadas y criaban ganado. Esta es la primera prueba que tenemos sobre
el dominio de Dios en los acontecimientos que Él desea se cumplan. El Señor arregló
anticipadamente el escenario para el desarrollo de su pueblo en la nación egipcia,
poniendo en el trono de este gran imperio a un rey, por cuya idiosincrasia y cultura,
favoreció a Jacob y a su familia.
Manetón, sacerdote e historiador egipcio del siglo III a.C. escribe
lo siguiente sobre los hicsos

Tutimeos. Durante su reinado, por razones que ignoro, cayó la cólera del Señor sobre nosotros. Unos
hombres de estirpe desconocida llegados de Oriente, repentinamente, se puso en marcha contra nuestro
país en la seguridad de la victoria. Con solo su superioridad en número y apenas sin lucha, se
apoderaron fácilmente de nuestras tierras. Y suponiendo la resistencia del país, arrasó despiadadamente
nuestras ciudades, destruyó los templos de los dioses y desplegó su crueldad contra los habitantes,
matando a unos, y reduciendo a la esclavitud a las mujeres y niños de otros. Finalmente eligieron rey a
uno de los suyos llamado Salitis. Éste estableció su capital en Menfis, exigiendo tributos al Alto y Bajo
Egipto, dejando por todas partes tras él guarniciones en los lugares más favorables.

Los hicsos en Egipto, video de Arte e Historia en YouTube1

Hacia el año 1750 a.C. comienza el segundo período intermedio. El país de Cus se convierte en estado
independiente y hacia 1640 los hicsos, procedentes de Páthina, invaden Egipto y fijan su capital en
Ávaris. El sur se mantendrá casi emancipado del dominio hicso, consiguiendo Tebas imponer su
hegemonía y convertirse en motor de la reunificación.

El reino de Tebas, dirigido por Amosis, conseguirá expulsar a los invasores de Egipto, alcanzar la
península del Sinaí y consolidarse como faraón. Poniendo hacia el año 1550 el punto final a este
período de crisis.

4) Los hicsos, protectores de los hebreos, fueron expulsados del gobierno.


5) Surgió otro gobierno con un faraón egipcio.
6) Este nuevo faraón (de los reyes naturales del país) tuvo miedo de la nación judía
por lo numerosa que era.
7) Los hizo esclavos.
8) Esta esclavitud duró 400 años

Este es el segundo dato histórico de importancia el cual tiene que ver con el
cumplimiento profético de la esclavitud de Israel en Egipto. Cuando en Ex. 1.8 dice que
“se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José”, lo que significa es que no

1
https://youtu.be/Nk-TAj5RR_4
quiso reconocerlo, pues para esa época los hicsos habían sido destronados y ocuparon el
gobierno nuevamente los faraones naturales del país. Este faraón no quiso saber nada, ni
reconocer siquiera a un primer ministro del que para ellos había sido, un odioso
gobierno invasor. Así también comenzó a oprimir a los hebreos. Nuevamente Dios
prepara el escenario histórico para la consecución de sus planes.

9) Moisés los sacó de la esclavitud aproximadamente en el año 1250 a.C.


10) Desde el año 1850 a.C. cuando Dios llamó a Abraham, hasta esta fecha, habían
pasado 600 años.
11) El propósito de Moisés era llevarlos a la tierra de Canaán (hoy Palestina), tierra
prometida por Dios a los patriarcas.
12) Sin embargo, estuvieron muchos años vagando por el desierto del Sinaí.

CUMPLIMIENTO DE LA PROMESA SOBRE UNA DESCENDENCIA NUMEROSA

Durante todo este tiempo se estuvo cumpliendo la primera promesa hecha por Dios a los
patriarcas Abraham, Isaac y Jacob.

Cuando fueron a vivir a Egipto

Gn. 47.27: Los israelitas se quedaron a vivir en Egipto. Tomaron posesión de la


región de Gosen, y allí llegaron a ser muy numerosos.

Durante el gobierno de los hicsos

Éx. 1.7: …pero como los israelitas tenían muchos hijos, se multiplicaron de tal
manera que llegaron a ser muy poderosos. El país estaba lleno de ellos.

Después que fueron expulsados los hicsos

Éx. 1.8,9: Más tarde hubo un nuevo rey en Egipto, que no había conocido a José, y que
le dijo a su pueblo: «Miren, el pueblo israelita es más numeroso y más poderoso que
nosotros;
Cuando salieron de Egipto

Éx. 12.37: Los israelitas salieron de Ramsés a Sucot. Sin contar mujeres y niños,
eran como seiscientos mil hombres de a pie, en edad militar.

LA POSESIÓN DE LA TIERRA

Con la extraordinaria multiplicación de los israelitas se cumple la promesa hecha por


Dios a Abraham, Isaac y Jacob de que habrían de tener una descendencia numerosa. El
pacto sobre la posesión de la tierra recibe nuevas confirmaciones en la era mosaica y en
la etapa del gobierno de Josué. Veamos según leemos en la Versión Popular:

Dt. 1.7: Recojan sus cosas y vayan a las montañas de los amorreos y a todas sus
regiones vecinas: el Arabá, la región montañosa, la llanura, el Négueb, la costa, el
país de los cananeos y el Líbano, hasta el gran río Éufrates.

Dt. 11.24: Donde ustedes planten el pie, allí se quedarán. Sus fronteras se
extenderán desde el desierto hasta el Líbano, y desde el río Éufrates hasta el Mar
Mediterráneo.

Jos. 1.1-6: Después que murió Moisés, el siervo del Señor, habló el Señor con Josué,
hijo de Nun y ayudante de Moisés, y le dijo: “Como mi siervo Moisés ha muerto, ahora
eres tú quien debe cruzar el río Jordán con todo el pueblo de Israel, para ir a la tierra
que voy a darles a ustedes. Tal como se lo prometí a Moisés, yo les daré toda la tierra
en donde ustedes pongan el pie. Les daré el territorio que va desde el desierto y la
sierra del Líbano hasta el gran río Éufrates, con todo el territorio de los hititas, y
hasta el Mar Mediterráneo. Nadie te podrá derrotar en toda tu vida, y yo estaré
contigo así como estuve con Moisés, sin dejarte ni abandonarte jamás. Ten valor y
firmeza, que tú vas a repartir la tierra a este pueblo, pues es la herencia que yo
prometí a sus antepasados.

Es conocido por todos los estudiantes de la Biblia que el pueblo hebreo entró en Canaán
bajo la conducción de Josué. Tomó posesión de estas tierras y se estableció como
nación independiente alrededor del año 1230 a.C.

Aproximadamente 620 años después de la promesa hecha a Abraham sobre el dominio


de la tierra por su numerosa descendencia, la misma quedó parcialmente cumplida.
Lamentablemente Josué no pudo dar cumplimiento completo al plan de Dios, y la tierra
no fue conquistada en su totalidad durante la etapa de su gobierno. Quienes vinieron
después fallaron en ser fieles a Dios y fue entonces que comenzaron nuevos y más
graves problemas para el pueblo de Israel.

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