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Desde pequeñitos tenemos que lavarle las manos a los niños con agua
templada y jabón, cuidando de hacerlo de manera correcta. Primero, con
los más chiquitines, lo haremos nosotros y pronto les iremos pidiendo
que colaboren, acercado una banqueta alta al lavavo y ayudándoles.
Con los niños más pequeños la higiene de sus partes íntimas, cuando
hagan pipí o caca, es algo que deberemos seguir haciendo durante unos
años y supervisándolo unos cuantos más. Es importante también que se
laven las manos antes y después de ir al baño.
El niño puede colaborar pero exigirle que lo haga bien cuando sus
bracitos no llegan es absurdo y más que independencia lo que vamos a
lograr es que pille una infección si les exigimos más de lo que están
preparados ha hacer.
Lavarse los dientes es otro de los hábitos de higiene que los niños deben
adquirir, y hacerlo, igual que con las manos, con ejemplo y ayuda de los
padres.
Es importante recordar que la limpieza dental debe comenzar al aparecer
los primeros dientes y que, aunque hacia los tres años ya pueden hacer
solitos uso del cepillo, no es conveniente dejar de ayudarles hasta los
seis, pues de otro modo corremos el riesgo de que no lo hagan bien.
Hay otros hábitos de higiene indispensables para los niños que también
son importantes, por supuesto: la ducha o el baño cuando estén sucios,
lavarse el pelo, peinarse (aunque yo, con eso, soy muy flexible), no
mancharse o tocar heces de animales o agua estancada y aprender a
toser tapándose la boca y estornudando en un pañuelito o, al menos,
lejos de la cara de otros. También son importantes, por supuesto, y será
necesario atender a ellos.