Está en la página 1de 4

Por ello, en esta ocasión, me gustaría expresarle a cada uno de ustedes

mi inmensa gratitud por su sacrificio, su esfuerzo y su buena voluntad


para con nuestra empresa, porque gracias a vuestro empeño, hoy la
empresa goza de un gran reconocimiento y preferencia en el sector.
Ahora que falta tan poco para terminar este año de arduo trabajo, me
siento feliz de poder anunciarles que hemos logrado cumplir nuestras
metas empresariales y que hemos tenido grandes resultados, que nos
permitirán hacer algunos importantes cambios para la mejora de nuestra
empresa en el año que se avecina. 

Pero no se preocupen esos futuros cambios no significan que los voy a


cambiar a ustedes (risas). No podría hacerlo, porque todos me han
demostrado que somos un gran equipo de trabajo. Gracias a sus aportes,
este año hemos crecido mucho y nos ha ido mejor que el año anterior.  
Tengo mucha confianza en ustedes y sé que seguiremos cosechando
éxitos. 

Sigamos por este mismo camino, no nos detengamos. Feliz Navidad a


todos ustedes espero que lo celebren en buena compañía con la familia y
los buenos amigos. ¡Qué sigan los éxitos en nuestra empresa y en cado
uno de nosotros!” 

Esta época del año se torna propicia para la reflexión en lo que hemos hecho y en
proponernos renovadas acciones para mejorar de forma personal y fortalecer los
lazos de nuestra comunidad educativa. Por eso, es importante que dediquemos el
tiempo necesario para renovar fuerzas, para iniciar un nuevo año con mucho
entusiasmo y nuevas ideas. La Navidad es por un lado una celebración religiosa,
pero también es la época del año, en que dejamos un poco de lado las
preocupaciones cotidianas, para reavivar el espíritu de solidaridad, de renacer en
las buenas acciones, y hacer llegar a nuestros amigos, familiares y conocidos,
nuestros mejores deseos.

La celebración de la Navidad constituye una ocasión para reflexionar


acerca del sentido de nuestras vidas, y sobre la necesidad de producir
un mayor acercamiento hacia los demás para compartir la vida
generosamente. Se trata de una celebración que enaltece al
humanismo como un fondo esencial del desenvolvimiento de la
sociedad, que permite colocar a la persona como el fin último y no
como un medio para lograr las metas del conjunto social. El mensaje
de Navidad refleja un contenido que es profundamente concordante
con la esencia de la vida universitaria: la necesidad de la paz y de la
solidaridad como esencia social que permita construir un futuro que
pueda compartirse efectivamente por todos. Ese fue el mensaje de las
diversas tradiciones que confluyen en la Navidad, y que se ha
proyectado cada vez con más vigencia a lo largo de los siglos. La
institución universitaria surgió en torno a ese llamado humanista, y en
virtud de la necesidad de poner la inteligencia al servicio de la
sociedad, en un sentido amplio y profundamente constructivo. Por eso,
la Navidad es una celebración que también nos corresponde como
universitarios, en la fortaleza profunda y duradera de su significado.

La Universidad de Chile, su personal, académicos, estudiantes y


egresados -ese gran mundo que llamamos Comunidad Universitaria-
celebra estas fiestas con el profundo convencimiento de que es
posible construir la paz y el amor en el género humano, y de que el
conocimiento solamente debe concebirse como un colaborador
amplio, poderoso y generoso hacia ese laudable propósito. Esta fecha
es una oportunidad para reflexionar sobre nosotros y sobre la forma
en que la Universidad debe colaborar para edificar una sociedad
mejor, en que la solidaridad y la comprensión sean el signo imbatible
de la libertad y equidad esencial a las que aspiramos. A todos
nuestros profesores, funcionarios, estudiantes y egresados, junto a
sus familias, deseo que tengan unas Felices Fiestas Navideñas. Que
el motivo de la celebración también ponga de relieve los valores
universitarios que diariamente prodigamos, y que el azul institucional
marque una visión, una esperanza, un futuro mejor para todo Chile.

¡¡MUCHAS FELICIDADES !!
25 de diciembre

«EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD»

El 25 de diciembre se recuerda en todo el mundo el nacimiento de Jesús. En esta fecha, el


espíritu de la Navidad se instala en el corazón de todos y nos recuerda que si seguimos siendo
niños seremos capaces de ver la vida con otros ojos para enfrentar los malos ratos con una
sonrisa y mucho optimismo.

¿Cuál es el espíritu de la Navidad? Algunos encuentran en ella un buen motivo para limpiar la
casa. O quizás para colocar decenas, cientos, millares de luces rojas, verdes y amarillas que no
se cansan nunca y se encienden y apagan al son de melodías que con el correr de las horas se
desafinan.

Y no olvidemos los incontables regalos y presentes que se compran en todo el mundo,


envueltos en brillantes papeles, con lazos gigantescos y tarjetas de buenos deseos. O el
champán y el panetón, el chocolate y los manteles nuevos.

Sin embargo, Navidad es más que todo lo anterior. Significa compartir entre nosotros y con los
demás. Y aunque el precedente más remoto del intercambio de regalos sean los obsequios que
tres Reyes Magos ofrecieron a un pequeño bautizado con el nombre de Jesús en un pesebre de
la ciudad de Belén, el regalo más hermoso que se recuerda en esta fecha es el que compartió
con nosotros el hombre grande, allá arriba, en medio de los cielos: un niño que se convirtió en
el salvador de la humanidad y en inspiración y ejemplo para millones de personas.

Será por eso que la celebración del nacimiento de Jesús es más que una fecha religiosa
celebrada por los católicos. Se convierte, sobre todo, en recuerdo de que la inocencia, la
pureza de corazón, la candidez y la mirada transparente pueden convertirse en armas
poderosas para luchar contra todos los males de este mundo.

Pero Navidad también es sinónimo de valentía. Es el espíritu de entereza de una adolescente


llamada María, que aceptó con gracia y pureza llevar en su vientre al elegido, al hijo de Dios. Y
también es el coraje y la actitud decidida de un joven carpintero llamado José, que se entregó
en cuerpo y alma al cuidado de su esposa y le ofreció su apoyo y amor sin condiciones.

Así, descubrimos una nueva dimensión en la Navidad, ya que esta fecha se convierte también
en celebración de la familia. Los primeros años de nuestra vida nuestros padres nos miran con
ojos maravillados porque somos la versión palpable del milagro de la vida. Cuando los años
pasan inexorables y nos volvemos adultos por obra y gracias de esos juegos que tiene el
destino, miramos a nuestros padres como si los roles se hubieran invertido, percibiendo en
ellos la mirada del niño que jamás dejaremos de ser, pero que muchas veces encerramos con
llave muy al fondo de nuestros corazones.

Y es que de eso se trata la felicidad: de seguir viendo el mundo como si fuéramos niños. Una
vez que lo logramos podemos descansar un poco del terrible peso ocasionado por las
preocupaciones del día a día.

Pero claro, si todo fuera tan fácil viviríamos en otro mundo. Es duro ver que algunos niños
recibirán el último juguete de moda y otros apenas tendrán un pan para llevarse a la boca.
Pero a pesar de estas realidades diferentes, si uno se fija bien, verá una sonrisa dibujada en los
rostros de cada criatura, lo que se convierte en una carga de esperanza que nos recuerda que,
a pesar de las dificultades, siempre será posible pensar en un mejor mañana.

También podría gustarte