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AMBULANTES

Autor: Reniery Andino


Personajes:
1- Vendedor
2- Ciega (Falsa)

VENDEDOR: (Entrando por atrás del público, anuncia sus productos como
cantando) Confites ,chiclets, chocolates, churros. ¡También gomitas y mentas!
(Repite hasta llegar al escenario) También llevo un aguacate que está para hoy
(asustado ve hacia un lado) parece que por allí anda la policía de la alcaldía (Sale
rápido hacia un lado, regresa con cautela por el otro extremo) Vale más que ese
guachimán ya se fue, no me ha dejado vender nada, apenas he vendido un churro y
unos pocos confites. (ve entrar a la ciega). Hey, allí viene la cieguita.
CIEGA: (Con un palo de escoba como bastón y lentes oscuras) Ayuden a esta
pobre ciega. VENDEDOR: Vamos a ayudarle. (A la ciega) Cieguita.
CIEGA: Si joven (Dirigiéndose al lado contrario del vendedor) Dígame joven.
VENDEDOR: Al otro lado (la ciega gira y leda con el palo al vendedor) ¡Cuidado!
CIEGA: Es que no lo vi. Ayúdeme por favor joven.
VENDEDOR: Bueno, como soy muy bondadoso, (saca un billete de lempira) le voy
a dar este billete de dólar. (Se sonríe, pícaramente)
CIEGA: (Extiende la mano para tomar el billete) Ay, gracias joven por su ... (Fija su
mirada en el billete, pero se detiene antes de tomarlo, se levanta los lentes para ver
mejor) Un momento, este no es un dólar, es un lempira.
LOS DOS: ¡Ahhh! (se señalan, se saludan muy amigablemente con un saludo
especial de manos)
CIEGA: ¿Como has estado?
VENDEDOR: Pues a veces vendo algo, pero últimamente no he vendido mucho,
además de ese guachimán me pasa sacando carrera.
CIEGA: Si, ese guachimán si que molesta mucho, a mí me corre cuando me ve por
las esquinas.
VENDEDOR: Así, como va a trabajar uno.
CIEGA: Si, como vamos a trabajar.
VENDEDOR: Bueno, trabajar, yo. Porque... lo tuyo...
CIEGA: ¿Qué? ¿Acaso pensás... que no es trabajo lo que hago?
VENDEDOR: Bueno, andar engañando a la gente... no creo que...
CIEGA: Un momento, no es engaño, lo mío es algo especial, lo mío es actuación.
VENDEDOR: Actuación, por eso engaño.
CIEGA: No, dejame que te explique. No cualquiera tiene este talento, estás frente a
una gran actuadora.
VENDEDOR: Actuadora (ríe burlón). Actriz se dice, actriz.
CIEGA: Bueno, vos lo decís en francés yo en español. Lo que hago es una
representación. Una personificación de una ciega, como esta que yo hago, no
cualquiera puede hacerla. Algunos tratan, pero... les sale más o menos, la gente no
les cree mucho. En cambio, yo lo desarrollo per-fec-ta-mente.
VENDEDOR: (Burlón) Pues de seguro que te contratarán para ir a Hollywood, Ja,
ja,ja. Actuando a la par del Brad Pitt, y dirigida por Steven Spielberg, Ja, ja, ja.
CIEGA: (Muy orgullosa) Pues, si yo quisiera, actuaría en Hollywood. Lo que pasa es
que no me gusta el escándalo, la vida de los famosos es muy turbulenta.
VENDEDOR: A si como no, bueno, bueno, y decime: Últimamente, con esa
"Actuación" ¿Has conseguido algo de marmaón?
CIEGA: ¿Qué?
VENDEDOR: De marmaja, plata, pisto, billete.
CIEGA: ¿Ah! No me quejo, hago para comer. (Recordando alegre) Aunque la otra
vez unos chelitos me dieron unos dólares.
VENDEDOR: Gringos de seguro
CIEGA: No sé. Lo que sé es que me dieron cinco dólares, ¡Cinco dolarotes!
VENDEDOR: Que salvadota te diste, que suertuda.
CIEGA: Y a vos ¿Como te ha ido con tu venta?
VENDEDOR: Apenas he vendido unas mentas y unos confites
CIEGA: Pero es que vos también, sos muy carero, este churro, por ejemplo, allá en
la pulpería, Doña Juana lo tiene a dos lempiras y vos a cinco.
VENDEDOR: Si, pero la gente camina hacia doña Juana y yo camino hacia la gente
CIEGA: Este bombón, ¿A como lo tenés?
VENDEDOR: A tres lempiras
CIEGA: Es lo que te digo, allá Don Andrés los vende a dos lempiras
VENDEDOR: Pues es lo que yo te digo, don Andrés no anda de aquí para allá
vendiendo, lo mío es servicio personalizado, además de ser un trabajo hon-ra-do,
HONRADO, ¿Escuchaste?
CIEGA: ¿Qué? No vayas a hablar otra vez mal de mi profesión, por favor.
VENDEDOR: Bueno pues, (trancisión)¿Y ya no vas por el comedor de barrio abajo?
Ya días no te miro por allá.
CIEGA: Lo que pasa es que he estado bien enferma, me dio una horrible gripe con
calentura.
VENDEDOR: ¿Y fuiste al hospital?
CIEGA. Pues... me compré unas pastillas en la pulpería y me puse a descansar.
VENDEDOR. No te digo, no te digo ¿Te creés doctora también? recetándote sola.
CIEGA: Lo que pasa es que: Te tenés que levantar en la madrugada, para siempre
hacer una filota, talvez alcanzar cupo para que te atiendan, y si te logra ver un
doctor, te receta lo mismo de siempre, pastillas para el dolor. Me sale más barato
comprarlas en la pulpería, y sin madrugar.
VENDEDOR: La verdad es que... es bien fregado eso de los hospitales, (Enojado)
parece que los pobres no tenemos derecho a enfermarnos, pues no podemos pagar
clínicas ni medicina buena.
CIEGA: Pero no te pongás tan enojado, te va a dar algo.
VENDEDOR. Es que es tan injusto, todos deberíamos de tener las mismas
oportunidades.
CIEGA: Bueno, pero esto puede cambiar.
VENDEDOR: ¿Como?
CIEGA: (Juguetona) Cuando yo... sea... (Toma pose de estar juramentándose)
¡PRESIDENTE DEL PAÍS!
VENDEDOR: (A carcajadas) Jajajaja. Presidente, vos presidente Jajaajaja.
CIEGA: Ves, ya te hice reír.
VENDEDOR: (En tono juguetón) Vos presidente, y yo tendré el ministerio de
producción nacional.
CIEGA: ¿Acaso existe eso en los gobiernos?
VENDEDOR: No sé, pero sino existe, lo inventamos. (Los dos ríen)
CIEGA: Bien, (con tono juguetón) ¡ministro de producción nacional!
VENDEDOR: (Igual) Como usted diga, señora presidenta.
CIEGA: Creo que ha llegado el momento de hacer nuevas leyes, señor ministro.
VENDEDOR: Me parece perfecto, señora presidenta.
CIEGA. Pues como primera nueva ley de nuestro gobierno será que, de ahora en
adelante, cada semana tendrá dos domingos, si dos domingos en vez de uno.
VENDEDOR: Me parece bastante bien, y que le parece señora presidenta que,
como otra ley, deberíamos tener cada día tres desayunos, tres almuerzos y tres
cenas.
CIEGA: Eso está bastante bien, buena ley señor ministro, y otra ley para ahorrar
electricidad en la noche, tendremos dos lunas, dos lunas para iluminar mejor las
calles.
VENDEDOR: ¡Perfecto! Y si pensamos en las caminadas bajo ese sol que parece
que derrite, que tal en el día, bajarle la temperatura al sol, para que no haya tanto
calor. (Se ven y ríen mucho)
CIEGA: Ya me imagino si se pudiera bajar la temperatura al sol, jajajaja.
VENDEDOR: Eso es loco, pero... tener dos lunas, jajajaja
CIEGA: Ahora, hablando en serio...
VENDEDOR. (Bajando el ritmo a la risa) ¿Qué cosa?
CIEGA: ¿Supiste lo que le pasó a Jaime?
VENDEDOR: No, ¿Que le pasó?
CIEGA: Que, entre varios policías de la alcaldía, y a la fuerza, le quitaron su carreta
de ventas.
VENDEDOR: Que salvajes
CIEGA: Por estar vendiendo cerca del parque, lo dejaron sin nada.
VENDEDOR: Esos guachimanes, como siempre, no lo dejan tranquilo a uno,
trabajando
CIEGA: Y más que tiene dos niños pequeños y la esposa ni trabaja porque está
enferma.
VENDEDOR: La verdad es que son tiempos difíciles para uno.
CIEGA: Es que esos policías. uno aguanta que te corran; pero... que te quiten las
cosas, eso es una injusticia.
VENDEDOR: Esos policías lo arruinan todo, te roban las cosas y después ¿Como
hacés? A mí, por lo menos no me han atrapado.
CIEGA: Porque podés correr, pero el pobre de Jaime con esa pierna mala no pudo
escapar.
VENDEDOR: (Muy triste) Pobre Jaime.
CIEGA: (Igual) Si pobrecito.
VENDEDOR: Bueno, pero hay que seguir, de nada sirve llorar, yo tengo que hacer
todavía para la comida de hoy.
CIEGA: Sabes que, a mí no me ha ido tan mal, y hoy te puedo invitar a unos tacos
allá donde don Tito
VENDEDOR: Uy si, de esos grandotes, que le enrollan dos tortillas, y tienen
bastante salsa.
CIEGA: Si de esos que vos le podés poner lo que querrás de encurtido.
VENDEDOR: ¡Uy si!, gracias,(tranción) a la próxima te invito yo.
CIEGA: No te preocupés, vámonos ya. (Salen)
TELÓN
Abril 2018

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