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La figura de abajo muestra los pasos para convertir un circuito resonante cerrado en
una antena. Aplicando lo aprendido en los capítulos anteriores, hay dos requisitos
que deben observarse para ello:
Dicha línea de alta frecuencia concentra, al igual que el circuito resonante anterior,
los campos E y H dentro de la misma. Según la teoría, una línea abierta no irradia
ningún tipo de energía, ya que en la terminación abierta de la misma se produce una
reflexión completa de la onda propagada de nuevo hacia la línea.
Si ahora separamos ambos conductores, la línea irradiará cada vez más energía
electromagnética hacia el espacio que la rodea. Los conocimientos que hemos
adquirido hasta ahora nos permiten explicar este fenómeno de la siguiente manera: a
medida que se va abriendo la línea se produce una adaptación cada vez mejor de la
resistencia de la línea –en nuestro caso la resistencia interna– a la resistencia del
espacio que rodea a la antena. La adaptación es óptima cuando la línea ha sido
completamente abierta irradiando toda la energía de la fuente al espacio.
Hemos creado una antena. Ésta es la antena más sencilla que hay, y se conoce con
el nombre de dipolo.