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Sentencia C-222/13

INHIBICION DE LA CORTE CONSTITUCIONAL POR


INEPTITUD SUSTANTIVA DE LA DEMANDA-Improcedencia toda
vez que la demanda si plantea un cargo mínimo de inconstitucionalidad

Si bien la argumentación del demandante es breve y básica, para la Corte la


demanda sí plantea un cargo mínimo de inconstitucionalidad que resulta
pertinente y suficiente, relacionado con la incompatibilidad de lo establecido
en el artículo 27 de la Ley 640 de 2001 con el artículo 116 de la Constitución
Política, en la medida en que confiere competencias judiciales a particulares,
sin límite temporal y plantea una duda razonable sobre si el establecimiento
de la conciliación extrajudicial como una posibilidad que puede ejercerse en
cualquier tiempo resulta contraria al carácter transitorio que debe tener esa
asignación de funciones o atribuciones judiciales a particulares.

MECANISMOS ALTERNATIVOS DE RESOLUCION DE


CONFLICTOS-Importancia

La jurisprudencia constitucional ha destacado la importancia de los


mecanismos alternativos de resolución de conflictos, entre ellos la
conciliación, que puede resumirse así: (i) buscan hacer efectivo uno de los
fines constitucionales como el de la convivencia pacífica; (ii) permiten la
participación directa de los interesados en la resolución de sus conflictos;
(iii) son otra forma de hacer efectivo el derecho de acceso a la administración
de justicia, y (iv) son un buen mecanismo para lograr la descongestión
judicial.

CONCILIACION COMO MECANISMO DE RESOLUCION DE


CONFLICTOS-Definición/CONCILIACION COMO MECANISMO
DE ACCESO A LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA-
Características

La conciliación extrajudicial como mecanismo de resolución de conflictos se


ha definido como un procedimiento por el cual un número determinado de
individuos, trabados entre sí por causa de una controversia jurídica, se
reúnen para componerla con la intervención de un tercero neutral - el
conciliador - quién, además de proponer fórmulas de acuerdo, da fe de la
decisión de arreglo e imparte su aprobación. El convenio al que se llega como
resultado del acuerdo es obligatorio y definitivo para las partes que concilian.
Son caracteristicas propias de la conciliación: es un mecanismo de acceso a
la administración de justicia, sea cuando los particulares actúan como
conciliadores o cuando las partes en conflicto negocian sin la intervención de
un tercero y llegan a un acuerdo, a través de la autocomposición; constituye
una oportunidad para resolver de manera rápida un conflicto, a menores
costos que la justicia formal; promueve la participación de los particulares
2

en la solución de controversias, bien sea como conciliadores, o como gestores


de la resolución de sus propios conflictos; contribuye a la consecución de la
convivencia pacífica; favorece la realización del debido proceso, en la
medida que reduce el riesgo de dilaciones injustificadas en la resolución del
conflicto; y repercute de manera directa en la efectividad de la prestación del
servicio público de administración de justicia.

DERECHO DE ACCESO A LA ADMINISTRACION DE


JUSTICIA-Fundamental/DERECHO DE ACCESO A LA
ADMINISTRACION DE JUSTICIA-Significados

La jurisprudencia de esta Corte ha sostenido de manera reiterada que el


derecho a acceder a la justicia es un derecho fundamental que, además, forma
parte del núcleo esencial del derecho al debido proceso, y tiene un significado
múltiple que comprende contar con procedimientos idóneos y efectivos para
la determinación legal de derechos y obligaciones, que las controversias
planteadas sean resueltas dentro de un término prudencial y sin dilaciones
injustificadas, que las decisiones sean adoptadas con el pleno respeto del
debido proceso, que exista un conjunto amplio y suficiente de mecanismos
para el arreglo de controversias, que se prevean mecanismos para facilitar el
acceso a la justicia por parte de los pobres, que la oferta de justicia permita
el acceso a ella en todo el territorio nacional.

CONCILIACION EXTRAJUDICIAL-Concepto de
transitoriedad/CONCILIACION EXTRAJUDICIAL EN MATERIA
CIVIL-Responde a criterios de transitoriedad en el ejercicio de la
actividad jurisdiccional por particulares

Una cosa es el ejercicio permanente de la actividad jurisdiccional por los


particulares, prohibida por el artículo 116 de la Carta, y otra la posibilidad
de acudir, en cualquier tiempo, ante particulares que ejerzan como
conciliadores. La disponibilidad de conciliadores no tiene que ver con el
ejercicio permanente de la función jurisdiccional por particulares, sino que es
una respuesta operativa y de efectividad del sistema para asegurar que sea
posible acceder a la administración de justicia en todo tiempo, de donde se
concluye que la transitoriedad de la función de administrar justicia como
conciliador prevista en el artículo 27 de la ley 640 de 2001, se ajusta a las
prescripciones del artículo 116 de la Constitución.

CONCILIACION EXTRAJUDICIAL EN MATERIA CIVIL-


Naturaleza de los derechos en juego/CONCILIACION
EXTRAJUDICIAL EN MATERIA CIVIL-Carácter transitorio

La conciliación extrajudicial en materia civil plantea un debate entre partes


que están en igualdad de condiciones, siendo los derechos en juego, en su
mayoría, de naturaleza patrimonial, respecto de los cuales, los particulares
ejercen su autonomía para disponer de ellos y, en esa medida, pueden
3

también escoger el camino a través del cual pretenden alcanzar una solución,
ya sea acudiendo a la justicia formal o escogiendo un conciliador para
otorgarle competencia temporal para resolver el conflicto existente. La
autorización de intervención que otorgan las partes al conciliador es
transitoria, y se agota cuando éstas firman el acuerdo de conciliación, o
cuando convienen que no es posible llegar a él.

CONCILIACION EXTRAJUDICIAL EN MATERIA CIVIL-


Procedencia

Referencia: expediente D-9317

Actor: Carlos Mario Cardona Acevedo.

Demanda de inconstitucionalidad
contra el artículo 27 de la Ley 640 de
2001, “por la cual se modifican
normas relativas a la conciliación y
se dictan otras disposiciones”.

Magistrada sustanciadora:
MARÍA VICTORIA CALLE CORREA

Bogotá, D.C., diecisiete (17) de abril de dos mil trece (2013)

La Sala Plena de la Corte Constitucional, en cumplimiento de sus atribuciones


constitucionales y de los requisitos y trámite establecidos en el Decreto 2067
de 1991, ha proferido la siguiente

SENTENCIA

I. ANTECEDENTES

En ejercicio de la acción pública de inconstitucionalidad, el ciudadano Carlos


Mario Cardona Acevedo instauró demanda contra el artículo 27 de la Ley 640
de 2001, “por la cual se modifican normas relativas a la conciliación y se
dictan otras disposiciones”, por considerar que es contrario al artículo 116
Superior.

Por auto del 12 de octubre de 2012, se admitió la demanda de la referencia, y


se ordenó fijarla en lista. Así mismo, se dispuso dar traslado al señor
Procurador General de la Nación para que rindiera su concepto y comunicó la
iniciación del asunto a los señores Presidentes del Senado de la República y la
Cámara de Representantes.
4

Cumplidos los trámites constitucionales y legales propios de los procesos de


constitucionalidad, la Corte Constitucional procede a decidir acerca de la
demanda de la referencia.

II. LA NORMA ACUSADA

A continuación se transcribe el texto de la disposición demandada, conforme a


su publicación en el Diario Oficial No. 44.303 del 24 de enero de 2001:

LEY 640 DE 2001


Por la cual se modifican normas relativas a la conciliación y se
dictan otras disposiciones.

El Congreso de la República

DECRETA:
(…)

CAPITULO VI.
DE LA CONCILIACIÓN EXTRAJUDICIAL EN MATERIA
CIVIL

ARTICULO 27. CONCILIACIÓN EXTRAJUDICIAL EN


MATERIA CIVIL. La conciliación extrajudicial en derecho en
materias que sean de competencia de los jueces civiles podrá ser
adelantada ante los conciliadores de los centros de conciliación,
ante los delegados regionales y seccionales de la Defensoría del
Pueblo, los agentes del ministerio público en materia civil y ante
los notarios. A falta de todos los anteriores en el respectivo
municipio, esta conciliación podrá ser adelantada por los
personeros y por los jueces civiles o promiscuos municipales.

III. LA DEMANDA

El ciudadano estima que la disposición demandada viola el artículo 116 de la


Constitución Política en tanto confiere competencias judiciales a particulares,
sin límite temporal.

Según el accionante, el constituyente estableció en el artículo 116 Superior,


que la administración de justicia corresponde a la Corte Constitucional, la
Corte Suprema de Justicia, el Consejo Superior de la Judicatura, la Fiscalía
General de la Nación, los tribunales y los jueces de la República; y señaló que
excepcionalmente pueden atribuirse a particulares funciones asociadas a la
administración de justicia, en condición de jurados, conciliadores o árbitros,
pero el ejercicio de esa facultad excepcional debe estar sometida a límites
temporales.
5

La Ley 640 de 2001, al regular la conciliación extrajudicial en materia


contencioso administrativa, civil y laboral estableció una competencia
“residual pero permanente”, atribuyendo funciones jurisdiccionales a
particulares.

El demandante recuerda que la Corte Constitucional, en sentencia C-893 de


2001 declaró inexequibles las expresiones “ante los conciliadores de los
centros de conciliación” y “ante los notarios”, contenidas en los artículos 23 y
28 de la Ley 640 se 2001, en los que se establecía la misma facultad a
conciliadores y notarios, en materia de conciliación extrajudicial laboral y
contencioso administrativa.

Por lo tanto, las razones expuestas en la sentencia C-893 de 2001 para declarar
la inexequibilidad de los artículos 23 y 28 de la Ley 640 de 2001 deben ser
aplicadas en este caso, “pues con las expresiones declaradas
inconstitucionales en las normas acusadas se establecía una delegación
permanente de la función de administrar justicia en los particulares
desconociendo flagrantemente el texto del artículo 116 de la Carta, que
expresamente autoriza al legislador para atribuirles dicha función pero en
forma transitoria, y, ii) por que (sic) la función asignada a los conciliadores
de los centros de conciliación y a los notarios a pesar de tener vocación de
permanencia en el tiempo –hecho que de por sí sólo la hace inconstitucional-,
es onerosa en términos económicos para quienes deseen hacer uso de ella, y
en este sentido se estaría desconociendo la igualdad de oportunidades para
acceder libremente a la administración de justicia”.

IV. INTERVENCION DEL MINISTERIO DE JUSTICIA Y DEL


DERECHO

El Director de la Dirección de Desarrollo del Derecho y del Ordenamiento


Jurídico del Ministerio de Justicia y del Derecho, a través de apoderada
judicial, intervino en el presente proceso para solicitar a la Corte declarar la
exequibilidad del artículo 27 de la Ley 640 de 2001, por encontrarse acorde a
la Constitución.

La interviniente manifiesta que con respecto a la compatibilidad de la


conciliación prejudicial o extrajudicial obligatoria y la transitoriedad de la
función de administrar justicia a los particulares, la Corte Constitucional se
pronunció a través de la sentencia C-1195 de 2001, concluyendo que no se
desconoce el requisito de transitoriedad, por razones derivadas del
entendimiento del articulo 116 a la luz de los métodos gramatical, histórico,
sistemático, teleológico y jurisprudencial. En dicha sentencia la Corte señaló
lo siguiente:

“Según el método gramatical, la transitoriedad hace referencia a


un criterio temporal que señala la realización de una actividad
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específica por períodos predefinidos de tiempo. La transitoriedad


se refiere al encuentro de las partes en conflicto,
independientemente de que la actividad se realice de manera
periódica, esporádica o frecuente por distintos ciudadanos y en
distintas partes del territorio.

Según el método histórico, la expresión “transitoriamente” surge


en la Asamblea Constituyente para diferenciar el ejercicio de
funciones jurisdiccionales ejercidas de manera ininterrumpida y
con dedicación exclusiva por los órganos judiciales, de la función
de administrar justicia de carácter complementario y temporal que
podían ejercer los particulares, sin dedicarse únicamente a obrar
como árbitros o conciliadores.

Como quiera que el artículo 116 de la Carta emplea tanto la


expresión “excepcional”, como el vocablo “transitoriamente” para
referirse a dos formas específicas de acceso a la justicia que
complementan el ejercicio permanente y general de esta función
por los órganos jurisdiccionales, resulta necesario hacer una
interpretación sistemática de éste artículo, a fin de aclarar las
diferencias entre estos dos términos y desentrañar su alcance en el
contexto de toda la Constitución.

En primer lugar, el constituyente usó la expresión “excepcional”


en relación con la justicia impartida por autoridades
administrativas. La regla general es que la justicia sea
administrada a través de los órganos jurisdiccionales del Estado.
Esa regla general tiene como excepción el ejercicio de funciones
jurisdiccionales por autoridades administrativas, quienes al igual
que los órganos jurisdiccionales imparten justicia al resolver las
controversias que se les presenten, en aquellas materias que la ley
les asigne.

En segundo lugar, la Carta emplea la acepción “transitoriamente”


para describir el ejercicio de las funciones que en condición de
conciliadores pueden asumir los particulares. No se trata de un
traslado permanente de la función, como quiera que no desplaza a
la justicia formal. Por eso no es tampoco permanente. En cambio,
la excepción a la regla sí puede ser permanente en la medida en
que la administración de justicia por autoridades administrativas
representa una reasignación de competencias y una
desjudicialización de la resolución de ciertas disputas.

En consecuencia, según el método sistemático, el carácter


transitorio de la función de administrar justicia por los particulares
en la condición de conciliadores surge del hecho de no desplazar a
la justicia formal en la resolución de los conflictos.
7

De conformidad con el método teleológico, el carácter transitorio


de esta función cuando es ejercida por los particulares, recogió la
preocupación del constituyente por garantizar la participación
ciudadana en todos los ámbitos, incluso en aquellos
tradicionalmente reservados a los funcionarios del Estado, como el
de la administración de justicia, y llevó a que se tomaran las
previsiones necesarias para legitimar constitucionalmente esta
forma de participación ciudadana como complemento a la justicia
formal estatal y para la consolidación de los valores democráticos,
el logro de una convivencia pacífica. En consecuencia, el carácter
transitorio de la participación de los particulares en la función de
administrar justicia tiene como finalidad abrir un espacio de
participación democrática adicional, que complementa la justicia
formal del Estado.

Desde el punto de vista jurisprudencial, la razón de ser de la


transitoriedad ha sido explicada profusamente por la Corte: la
Constitución no tolera que una de las funciones esenciales del
Estado en el artículo 2º de la Carta, se transfiera de manera
permanente a los particulares. Sobre éste particular ha dicho la
Corporación:

“Según el artículo 116 de la CP., la ley puede


transitoriamente atribuir la función jurisdiccional a
particulares que obren como árbitros o conciliadores. (...) No
es concebible que el ejercicio de la jurisdicción, como función
estatal, se desplace de manera permanente y general a los
árbitros y conciliadores ( CP art 113). Tampoco resulta
admisible ampliar la materia arbitrable a asuntos que
trascienden la capacidad de disposición de las partes y
respecto de los cuales no sea posible habilitación alguna.” 1

Desde este punto de vista, la transitoriedad de la participación de


los particulares en la administración de justicia, depende de que no
haya un desplazamiento definitivo de los sistemas de
heterocomposición que ofrece la justicia formal.

En conclusión, todos los métodos de interpretación aplicados


conducen a una misma dirección, cual es que la transitoriedad de
la función de administrar justicia como conciliador prevista en el
artículo 116, según el método gramatical, hace referencia a una
actividad que se realiza dentro de un período corto de tiempo,
actividad que, según el método histórico, puede ser interrumpida en
el tiempo y no exige la dedicación exclusiva del conciliador, que
busca, según el método teleológico, permitir la participación de la
1
Corte Constitucional, Sentencia C-057 de 1995, MP: Eduardo Cifuentes Muñoz.
8

ciudadanía en la administración de justicia y complementar la


justicia estatal formal y, además, según el método sistemático, no
desplaza de manera permanente a la justicia formal del Estado, lo
cual ha sido reiterado por la jurisprudencia”.

Por otro lado, sostuvo el Ministerio que para el presente caso, no resultan
aplicables las consideraciones de inexequibilidad expuestas por la Corte
Constitucional en la sentencia C-893 de 2001, respecto a los articulos 23 y 28
de la Ley 640 de 2001, toda vez que el objeto de regulación en la disposición
acusada relacionada con la conciliación en materia civil, es diferente de la
conciliación en materia laboral y en lo contencioso administrativo, en los
términos de la decisión.

Seguidamente manifestó que los elementos de la conciliación en materia civil


son diferentes a los contemplados en la materia laboral y en lo contencioso
administrativo, por cuanto en el elemento objetivo son suceptibles de
conciliación en el derecho civil los conflictos que surgen entre particulares y
que cumplan con los siguientes requisitos:

 Debe tratarse de relaciones o situaciones juridicas de contenido


patrimonial o económico.

 Estar referidas a derechos y obligaciones originados en la autonomía


privada de la voluntad, como los negocios y los contratos o de manera
inmediata en la ley, como la responsabilidad por daños.

 Que esas relaciones y situaciones no sean de carácter mercantil, de


familia, ni de derecho sucesoral.

En cuanto al elemento subjetivo señaló que las personas que intervienen en la


conciliación deben ser personas fisicas o naturales que acudan al mecanismo
de conciliación por si mismas, si son capaces o por medio de su representante
legal, si no lo conocen o tratandose de sociedades, asociaciones y fundaciones
que no tengan el carácter de mercantiles.

Finalmente manifestó que dicho medio alternativo de resolución de conflictos


es autónomo, se rige por un sistema legal propio y persigue, entre otros fines,
un mayor acceso a la administración de justicia por parte de los ciudadanos,
una gestión ágil, eficiente, eficaz y la descongestión de los despachos
judiciales; como mecanismo auto compositivo la autonomía de la voluntad de
las partes impera en la resolución del conflicto; los protagonistas del proceso
son las partes, a quienes se faculta para dirimir de forma concertada sus
diferencias.

La norma acusada no consagra una delegación permanente de la función de


administrar justicia a cargo de los particulares, porque la conciliación no es
una institución permanente sino que respecto de cada caso es transitoria
9

porque la función del conciliador y la actuación de las partes en conflicto es


relativa al caso específico, en cada caso existen diferentes partes y
conciliadores.

V. INTERVENCIÓN CIUDADANA

La interviniente2 solicita a la Corte que desestime la acción interpuesta contra


el artículo 27 de la Ley 640 de 2001, al considerar que la misma no cumple
con los requisitos exigidos por la jurisprudencia constitucional, toda vez que el
cargo presentado por el demandante no es claro, cierto, especifico, pertinente
ni suficiente.

Según la ciudadana interviniente la demanda es inepta porque los argumentos


presentados tienen sustento en suposiciones vagas, remitiéndose de manera
imprecisa a lo expuesto por la Corte en la sentencia C-893 de 2001, sin
realizar de manera concreta y especifica una acusación del texto normativo
que permita deducir que este es contrario a una disposición constitucional.

Seguidamente se remitió al salvamento de voto de la Magistrada Clara Inés


Vargas Hernández a la sentencia C-893 de 2001, transcribiendo los siguientes
apartes:

“A nuestro juicio, la función de administrar justicia a cargo de los


particulares se entiende circunscrita, además y por obvias razones,
al deber que le asiste a los particulares de colaborar con el buen
funcionamiento de la administración de justicia (95-7 C.P.), y
constituye no sólo una forma de favorecer el descongestionamiento
del aparato de justicia sino una vía para la realización del principio
de participación de la sociedad civil en los asuntos que la afectan.

(…)

El requisito de procedibilidad de la conciliación para acudir a un


proceso judicial no es “justicia comunitaria de tipo sancionador”
sino es un procedimiento de fácil acceso a la administración de
justicia dado que los conciliadores administran justicia por mandato
de la Constitución. No se entiende tampoco cómo pueda estar
involucrado el elemento sancionador en los proceso de conciliación
cuando la esencia de los mismos es la resolución de conflictos
surgidos en torno a derechos disponibles, materia ajena a la de la
potestad punitiva.

No se presenta la “trivialización de las demandas ciudadanas de


cambio social” porque de lo que se trata es de modificar la cultura
litigiosa del país, introduciendo un procedimiento ágil, breve, eficaz
y que permite la solución del conflicto en forma pronta lo que
2
Intervención de la ciudadana Mónica Consuelo Delgado Ortiz.
10

cumple una función social. En efecto, a los trabajadores se les


permite solucionar los conflictos que tienen con sus empleadores en
forma oportuna y con el abono del pago de honorarios a los
abogados por la atención de los procesos judiciales respectivos.

Las demandas ciudadanas de cambio social no se ejercitan ante los


conciliadores ni ante los jueces, sino que tienen previstos otros
procedimientos constitucionales.

Tampoco la conciliación extrajudicial tiene como objetivo “la


desactivación de los movimientos de organización comunitaria
mediante la judicialización de la participación social y de la
legitimación de una descarga de trabajo para la administración de
justicia”. En efecto, la conciliación extraprocesal obligatoria tiene
como un fin legítimo la descongestión del sistema judicial al borde
del colapso por el gran número de procesos que impide su pronta
resolución a pesar de la actividad de los jueces. Los conflictos que
se deciden por conciliación y ante la justicia son conflictos jurídicos
y no políticos y por ende las mencionadas afirmaciones son ajenas al
control constitucional y a la validez de la conciliación extrajudicial
obligatoria.

Los métodos alternativos de solución de conflictos y entre ellos la


conciliación extraprocesal no son sustitutivos de la administración
de justicia, sino que constituyen alternativas previstas en la
Constitución para lograr la paz y la convivencia sociales a fin de
lograr pronta y cumplida justicia. No se puede asimilar la solución
del conflicto con el proceso judicial porque la Constitución le otorgó
a los particulares la función de administrar justicia en su condición
de conciliadores.

(…)

La jurisprudencia de la Corte Constitucional ha reconocido que el


acceso a la administración de justicia debe realizarse mediante un
procedimiento pero no hay obligación de que el procedimiento sea
único o judicial, y por ende bien puede ser la conciliación
extrajudicial. Al respecto, la Corporación ha dicho que “[e]l
derecho de acceso a la justicia no se vulnera por existir distintos
procedimientos, sino- más bien- por exigir a personas cuyo
patrimonio es mínimo que para hacer efectivo su derecho tengan que
acudir a procesos complejos y dilatados, lo que atentaría,
precisamente, contra el propio derecho cuya efectividad se
pretende”.

La conciliación extrajudicial obligatoria no impide el acceso a la


administración de justicia previsto en el artículo 229 precisamente
11

porque las personas cuando acuden a intentar resolver sus


controversias ante los conciliadores están accediendo a la
administración de justicia. Cosa distinta es que en la conciliación no
se configure la llamada relación jurídica procesal, que es la que se
deriva propiamente del litigio formalmente entablado a través de
una demanda.

La conciliación no vulnera el acceso a la administración de justicia


porque los particulares acceden a la misma ante el conciliador
cuando intentan la conciliación extrajudicial. El agotamiento de la
vía gubernativa se ha considerado requisito de procedibilidad y no
se ha considerado ni inconstitucional ni que limite el acceso a la
administración de justicia.

El acceso a la administración de justicia, conlleva el que la decisión


debe ser pronta y oportuna y esto se cumple con la conciliación
extrajudicial obligatoria cuando se logra el acuerdo de las partes
que así evitan acudir a un proceso que usualmente tiene una
duración excesiva.

El derecho fundamental de acceso a la justicia, siendo derecho


fundamental, admite ser regulado por la ley para su eficaz
ejercicio. Ahora bien, siendo la conciliación extrajudicial
obligatoria una institución procesal que permite el acceso a la
justicia, podía ser regulada por la Ley 640 de 2001.

El acceso a la administración de justicia exige estos presupuestos: a)


Que exista la persona particular en su calidad de conciliador o
árbitro, o entidad pública cuando ejerza funciones jurisdiccionales,
o ante una de las autoridades judiciales previstas en la Constitución,
ante quien se pueda impetrar la solución del conflicto; b) Una
normatividad que regule el derecho sustancial invocado; c) Un
procedimiento que no requiere ser necesariamente judicial; y, d)
Una autoridad que haga cumplir la decisión.

En la conciliación extrajudicial obligatoria la ley establece los


conciliadores, los centros de conciliación, la normatividad es la Ley
640 de 2001, el procedimiento está previsto en dicha Ley, el acta de
conciliación tiene valor de cosa juzgada y presta mérito ejecutivo
para la ejecución de lo acordado. Por tanto, se cumplen los
presupuestos para el reconocimiento del derecho fundamental del
acceso a la administración de justicia que no es exclusivamente
judicial.

(…)
12

La conciliación no es una institución permanente sino que respecto


de cada caso es transitoria porque la función de los conciliadores y
la actuación de las partes en conflicto es relativa a cada conflicto.
La función de los conciliadores es esencialmente transitoria para el
caso que tramitan y cada conflicto es especial y en el mismo
intervienen partes determinadas para la solución de un conflicto
específico.

Quienes concilian son las partes ante un tercero neutral e imparcial


que es el conciliador. Los Centros de Conciliación constituyen la
parte operativa para que se desarrolle la conciliación. Estos centros
no administran en forma permanente justicia sino quienes
administran justicia son los conciliadores que dejan constancia en
un acta del acuerdo a que llegaron las partes si concilian todo o
parte de la controversia.

Tan cierto es que los conciliadores administran transitoriamente


justicia que el acta de conciliación hace tránsito a cosa juzgada y
presta mérito ejecutivo al tenor del artículo 91 del Decreto 1818 de
1998 que compila el artículo 109 de la Ley 446 de 1998 que
modifica el artículo 87 de la Ley 23 de 1991”.

En seguida expresó la interviniente que el legislador cuenta con un amplio


margen de configuración para diseñar y establecer la estructura jurídica de las
normas procesales, respetando siempre los lineamientos constitucionales
tendientes a garantizar el derecho sustancial.

En el caso de la conciliación, ésta constituye un mecanismo alternativo para la


solución de conflictos que además se lleva a cabo mediante la intervención de
un conciliador que a la luz del artículo 116 constitucional, administra justicia
en el caso particular. Haciendo de la conciliación una verdadera forma de
acceso a la administración de justicia, que como tal, puede ser regulada
ampliamente por el legislador, siempre y cuando se respeten los límites
constitucionales pertinentes.

VI. CONCEPTO DEL PROCURADOR GENERAL DE LA NACIÓN

Mediante concepto No. 5481 del 5 de diciembre de 2012, el Procurador


General de la Nación solicitó a la Corte Constitucional declarar exequible el
artículo 27 de la Ley 640 de 2001.

En primer lugar, la Vista Fiscal resalta que mediante la sentencia C-1195 de


2001, al estudiar la exequibilidad de los artículos 35, 38 y 40 de la Ley 640 de
2001, relativos a la conciliación como requisito de procedibilidad para acudir
a la jurisdicción civil, contenciosa y de familia, la Corte decidió:
13

“Segundo.- Declarar EXEQUIBLES los artículos 35, 36, 37 y 38


de la Ley 640 de 2001, que regulan la conciliación prejudicial
como requisito de procedibilidad para acudir a las jurisdicciones
civil y contencioso administrativa, en relación con los cargos de la
demanda, relativos al derecho a acceder a la justicia.

Tercero.- Declarar EXEQUIBLE los artículos 35, 36 y 40 de la


Ley 640 de 2001, que regulan la conciliación prejudicial como
requisito de procedibilidad para acudir a la jurisdicción de familia,
en relación con los cargos de la demanda, relativos al derecho a
acceder a la justicia, bajo el entendido que cuando hubiere
violencia intrafamiliar la víctima no estará obligada a asistir a la
audiencia de conciliación y podrá manifestarlo así al juez
competente, si opta por acudir directamente a la jurisdicción del
Estado”.

Señala que la Corte para llegar a dicha decisión, realizó un prolijo estudio de
la conciliación extrajudicial como requisito de procedibilidad, en dicho
estudio hizo importantes precisiones en torno a la función de administrar
justicia y al acceso a la misma, en los siguientes términos:

“No obstante, ha advertido la Corte que un razonable diseño


normativo que promueva la intervención de los particulares en la
resolución pacífica y negociada de los conflictos jurídicos, no
puede desplazar de manera definitiva a la justicia estatal formal ni
puede constituirse en un obstáculo que impida el acceso a ella. La
armonización de los principios constitucionales contenidos en los
artículos 116 y 229 de la Carta, exige que tales mecanismos
complementen al aparato judicial”.

Manifiesta que a juicio de la Corporación no hay un conflicto insuperable


entre la justicia estatal y el medio alternativo de solución de conflictos de la
conciliación, -el artículo 116 Superior y el artículo 229-, sino que es necesario
armonizar los principios reconocidos en cada uno de ellos, de manera tal que
estos se complementen.

A continuación cita la sentencia C-1195 del 2001, en la cual la Corte


Constitucional señala que “la conciliación prejudicial obligatoria es
compatible con la transitoriedad de la atribución de la función de administrar
justicia a los particulares,” para concluir que la conciliación en ningún modo
desplaza, reemplaza o anula a la administración de justicia estatal, como lo
pretende señalar el actor, ni corresponde a la delegación permanente de una
función judicial, debido que se trata de una función que se ejerce bajo ciertos
presupuestos por un breve período de tiempo, que no exige la dedicación
exclusiva del conciliador y que permite participar a la ciudadanía en la
administración de justicia.
14

Precisó que la conciliación extrajudicial y también la judicial, no resulta de la


voluntad del conciliador, sea quien fuere éste, sino de la voluntad de las partes
que disponen de sus derechos, de cuyo acuerdo libre y expreso el conciliador
procede a dejar constancia en un documento llamado acta. Las partes tienen la
libertad de llegar a un acuerdo o no, y si este es el caso, someter su
controversia a la decisión de la administración de justicia del Estado.

VII. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS.

1. Competencia.

En virtud de lo dispuesto por el artículo 241-4 Superior, la Corte


Constitucional es competente para conocer de las demandas de
inconstitucionalidad contra normas de rango legal, como la que se acusa en la
demanda que se estudia.

2. Cuestión Preliminar: Aptitud del cargo para producir un


pronunciamiento de fondo

Como quiera que en la intervención presentada por una ciudadana, se


considera que la demanda no presenta argumentos pertinentes, ni suficientes
para que se produzca un pronunciamiento de fondo por parte de la Corte
Constitucional, pasa la Sala a examinar ese punto.

De conformidad con reiterada jurisprudencia, quien ejerce la acción pública de


inconstitucionalidad contra una norma determinada, debe referir con precisión
el objeto demandado, el concepto de la violación y la razón por la cual la
Corte es competente para conocer del asunto, de acuerdo con el artículo 2 del
Decreto 2067 de 1991.3 En cuanto a las razones por las cuales los textos
normativos demandados violan la Constitución la jurisprudencia ha señalado
que las mismas han de ser (i) claras, (ii) ciertas, (iii) específicas, (iv)
pertinentes y (v) suficientes. Esto es así, pues de lo contrario, como lo ha
sostenido esta Corte previamente, se terminaría en un fallo inhibitorio,
circunstancia que frustra la expectativa legítima de los demandantes de recibir
un pronunciamiento de fondo por parte de la Corte Constitucional.

Si bien es cierto que la argumentación del demandante es breve y básica, en


aplicación del principio pro actione, considera la Corte que la demanda sí
plantea un cargo mínimo de inconstitucionalidad, porque establece que el
artículo 27 de la Ley 640 de 2001 es incompatible con el artículo 116 de la
Constitución Política, confiere competencias judiciales a particulares, sin
límite temporal. El cargo también es pertinente y suficiente, en la medida en
que a pesar de la brevedad de los argumentos expresados por el demandante,
plantea una duda razonable sobre si el establecimiento de la conciliación

3
Al respecto ver sentencias C-447 de 1997 (MP. Alejandro Martínez Caballero), C-1544 de 2000 (MP. José
Gregorio Hernández Galindo), C-803 de 2006 (MP. Jaime Córdoba Triviño) y C-428 de 2008 (MP. Rodrigo
Escobar Gil).
15

extrajudicial como una posibilidad que puede ejercerse en cualquier tiempo,


tal característica es contraria al carácter transitorio que debe tener esa
asignación de funciones o atribuciones judiciales a particulares.

En esa medida, es claro que puede iniciarse el estudio de la norma demandada


en torno al cargo planteado.

3. Problema jurídico.

En esta oportunidad le corresponde a la Corte Constitucional resolver el


siguiente problema:

¿Resulta contrario a la autorización constitucional que hace el artículo


116 para que los particulares administren justicia de manera transitoria,
que el legislador haya instituido con carácter permanente en el artículo
27 de la Ley 640 de 2001, que la conciliación extrajudicial en materia
civil podrá ser adelantada ante particulares?

Para resolver el problema jurídico se analizará primeramente la jurisprudencia


sobre (i) el derecho a la administración de justicia y la conciliación como
mecanismo alterno para impartirla y acceder a ésta y (ii) la “transitoriedad” de
la atribución de la función de administrar justicia a los particulares es
compatible con la conciliación.

4. El derecho al acceso a la administración de justicia y la conciliación


como mecanismo alternativo para impartirla y acceder a ésta.

4.1. La jurisprudencia de esta Corte ha sostenido de manera reiterada4 que el


derecho a acceder a la justicia es un derecho fundamental que, además, forma
parte del núcleo esencial del derecho al debido proceso.5

Según la jurisprudencia de esta Corporación, el derecho a acceder a la justicia


tiene un significado múltiple. Entre otros, comprende contar con
procedimientos idóneos y efectivos para la determinación legal de derechos y
obligaciones6, que las controversias planteadas sean resueltas dentro de un
4
Ver entre otras las sentencias C-059 de 1993, MP: Alejandro Martínez Caballero; C-544 de 1993, MP:
Antonio Barrera Carbonell; T-538 de 1994, MP: Eduardo Cifuentes Muñoz; C-037 de 1996 (MP. Vladimiro
Naranjo Mesa, SPV. José Gregorio Hernández Galindo, Vladimiro Naranjo Mesa, Alejandro Martínez
Caballero, Hernando Herrera Vergara. SV. José Gregorio Hernández Galindo. AV. Eduardo Cifuentes
Muñoz, José Gregorio Hernández Galindo, Hernando Herrera Vergara y Vladimiro Naranjo Mesa), T-268 de
1996, MP: Antonio Barrera Carbonell; C-215 de 1999, MP(E): Martha Victoria Sáchica Méndez; C-163 de
1999, MP: Alejandro Martínez Caballero; SU-091 de 2000 (MP Álvaro Tafur Galvis. SV. Eduardo Cifuentes
Muñoz) y C-330 de 2000, MP: Carlos Gaviria Díaz.
5
Corte Constitucional, Sentencia T-268 de 1996, MP: Antonio Barrera Carbonell. En este fallo, la Corte
sostuvo que el “acceso a la justicia se integra al núcleo esencial del debido proceso, por la circunstancia de
que su garantía supone necesariamente la vigencia de aquél, si se tiene en cuenta que no es posible asegurar el
cumplimiento de las garantías sustanciales y de las formas procesales establecidas por el legislador sin que se
garantice adecuadamente dicho acceso”.
6
Ver entre otras las sentencias de la Corte Constitucional, T-597 de 1992, MP: Ciro Angarita Barón, SU-067
de 1993, (MP. Ciro Angarita Barón y Fabio Morón Díaz. SPV. Ciro Angarita Barón), T-451 de 1993, MP:
Jorge Arango Mejía; T-268 de 1996, MP: Antonio Barrera Carbonell.
16

término prudencial y sin dilaciones injustificadas7, que las decisiones sean


adoptadas con el pleno respeto del debido proceso8, que exista un conjunto
amplio y suficiente de mecanismos para el arreglo de controversias,9 que se
prevean mecanismos para facilitar el acceso a la justicia por parte de los
pobres,10 que la oferta de justicia permita el acceso a ella en todo el territorio
nacional.11

El artículo 229 de la Carta garantiza, al lado de la función pública de


administrar justicia se garantiza, el derecho fundamental de toda persona de
acceder a la misma en forma permanente. En la sentencia antes citada, la
Corte destacó las características propias de este derecho, en los siguientes
términos:

“... el derecho de todas las personas de acceder a la administración


de justicia se relaciona directamente con el deber estatal de
comprometerse con los fines propios del Estado social de derecho y,
en especial, con la prevalencia de la convivencia pacífica, la
vigencia de un orden justo, el respeto a la dignidad humana y la
protección a los asociados en su vida, honra, bienes, creencias,
derechos y libertades (Art. 1o y 2o C.P).

El acceso a la administración de justicia implica, entonces, la


posibilidad de que cualquier persona solicite a los jueces
competentes la protección o el restablecimiento de los derechos que
consagran la Constitución y la ley. Sin embargo, la función en
7
Ver entre otras las sentencias de la Corte Constitucional, T-399 de 1993, MP: José Gregorio Hernández
Galindo; C-544 de 1993, MP: Antonio Barrera Carbonell; T-416 de 1994, MP: Antonio Barrera Carbonell; T-
502 de 1997, MP: Hernando Herrera Vergara.
8
Ver entre otras las sentencias de la Corte Constitucional, T-046 de 1993, MP: Eduardo Cifuentes Muñoz, C-
093 de 1993 (MP Fabio Morón Díaz y Alejandro Martínez Caballero. SV. Ciro Angarita Barón y Alejandro
Martínez Caballero y AV. Eduardo Cifuentes Muñoz), C-301 de 1993 (MP: Eduardo Cifuentes Muñoz. SV.
Jorge Arango Mejía, Carlos Gaviria Díaz y Alejandro Martínez Caballero. SPV. Fabio Morón Díaz, Hernando
Herrera Vergara y Vladimiro Naranjo Mesa) y C-544 de 1993, MP: Antonio Barrera Carbonell, T-268 de
1996, MP: Antonio Barrera Carbonell., C-742 de 1999, MP: José Gregorio Hernández.
9
Ver entre otras las sentencias de la Corte Constitucional, SU-067 de 1993, MP: Ciro Angarita Barón y Fabio
Morón Díaz, T-275 de 1994, MP: Alejandro Martínez Caballero, T-416 de 1994, MP: Antonio Barrera
Carbonell, T-502 de 1997, MP: Hernando Herrera Vergara, C-652 de 1997, MP: Vladimiro Naranjo Mesa, C-
742 de 1999, MP: José Gregorio Hernández.
10
Ver entre otras las sentencias de la Corte Constitucional T-522 de 1994, MP: Antonio Barrera Carbonell; C-
037 de 1996 (MP. Vladimiro Naranjo Mesa, SPV. José Gregorio Hernández Galindo, Vladimiro Naranjo
Mesa, Alejandro Martínez Caballero, Hernando Herrera Vergara. SV. José Gregorio Hernández Galindo. AV.
Eduardo Cifuentes Muñoz, José Gregorio Hernández Galindo, Hernando Herrera Vergara y Vladimiro
Naranjo Mesa) y T-071 de 1999, MP: Carlos Gaviria Díaz.
11
Ver por ejemplo la sentencia C-157 de 1998 (MP: Antonio Barrera Carbonell y Hernando Herrera Vergara,
SV. Vladimiro Naranjo Mesa, José Gregorio Hernández Galindo, Carlos Gaviria Díaz, Alejandro Martínez
Caballero, Hernando Herrera Vergara, Eduardo Cifuentes Muñoz y Antonio Barrera Carbonell. SPV.
Carmenza Isaza de Gómez), en la cual la Corte encontró que no se vulneraba el derecho a acceder a la justicia
al exigir que la interposición de la acción de cumplimiento se hiciera ante los Tribunales Administrativos,
pues la ley establecía un mecanismo para facilitar el acceso en aquellos sitios donde no hubiera Tribunales.
Dijo entonces la Corte: “No se vulnera el derecho de acceso a la justicia con la asignación de la competencia
en los Tribunales Contencioso Administrativos, porque aquél se garantiza en la medida en que las personas
no tienen que acudir directa y personalmente ante los respectivos tribunales a ejercer su derecho a incoar la
acción de cumplimiento, porque pueden remitir, previa autenticación ante juez o notario del lugar de su
residencia, la respectiva demanda, según las reglas previstas para la presentación de la demanda en el
Código Contencioso Administrativo, cuando el demandante no resida en la sede del Tribunal.”
17

comento no se entiende concluida con la simple solicitud o el


planteamiento de las pretensiones procesales ante las respectivas
instancias judiciales; por el contrario, el acceso a la administración
de justicia debe ser efectivo, lo cual se logra cuando, dentro de
determinadas circunstancias y con arreglo a la ley, el juez garantiza
una igualdad a las partes, analiza las pruebas, llega a un libre
convencimiento, aplica la Constitución y la ley y, si es el caso,
proclama la vigencia y la realización de los derechos amenazados o
vulnerados12. Es dentro de este marco que la Corte Constitucional
no ha vacilado en calificar al derecho a que hace alusión la norma
que se revisa -que está contenido en los artículos 29 y 229 de la
Carta Política- como uno de los derechos fundamentales13,
susceptible de protección jurídica inmediata a través de mecanismos
como la acción de tutela prevista en el artículo 86 superior.”

No obstante el derecho a acceder a la justicia también guarda estrecha relación


con el derecho al recurso judicial efectivo como garantía necesaria para
asegurar la efectividad de los derechos, como quiera que “no es posible el
cumplimiento de las garantías sustanciales y de las formas procesales
establecidas por el Legislador sin que se garantice adecuadamente dicho
acceso”.14

4.2. Dado que la justicia estatal formal no siempre es suficiente para la


resolución pacífica de los conflictos, la Constitución también ha previsto que
se garantice este derecho a través del uso de mecanismos alternativos de
resolución de conflictos.15
12
Corte Constitucional. Sala de Revisión No. 5. Sentencia No. T-173 del 4 de mayo de 1993. Magistrado
Ponente: José Gregorio Hernández Galindo.
13
Corte Constitucional. Sentencias Nos. T-006 de 1992, T-597 de 1992, T-348 de 1993, T-236 de 1993, T-
275 de 1993 y T-004 de 1995, entre otras.
14
Corte Constitucional Sentencia T-268 de 1996. M.P. Antonio Barrera Carbonell. Ver también las sentencias
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (Arts. 27.2,
25 y 8, Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de
1987, Serie A No. 9, párr. 24. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha sostenido que “(...) la
inexistencia de un recurso efectivo contra las violaciones a los derechos reconocidos por la Convención
constituye una transgresión de la misma por el Estado Parte en el cual semejante situación tenga lugar. En
ese sentido debe subrayarse que, para que tal recurso exista, no basta con que esté previsto por la
Constitución o la ley o con que sea formalmente admisible, sino que se requiere que sea realmente idóneo
para establecer si se ha incurrido en una violación a los derechos humanos y proveer lo necesario para
remediarla.” En este mismo sentido se ha pronunciado la Corte Interamericana de Derechos Humanos al
interpretar el artículo 25.1 de la Convención Americana de Derechos Civiles y Políticos al señalar que “... no
pueden considerarse efectivos aquellos recursos que, por las condiciones generales del país o incluso por las
circunstancias particulares de un caso dado, resulten ilusorios. Ello puede ocurrir, por ejemplo, cuando su
inutilidad haya quedado demostrada por la práctica, porque el Poder Judicial carezca de la independencia
necesaria para decidir con imparcialidad o porque falten los medios para ejecutar sus decisiones; por
cualquier otra situación que configure un cuadro de denegación de justicia, como sucede cuando se incurre
en retardo injustificado en la decisión; o, por cualquier causa, no se permita al presunto lesionado el acceso
al recurso judicial.” Corte Interamericana de Derechos Humanos, Garantías judiciales en estados de
emergencia (Arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-
9/87 del 6 de octubre de 1987, Serie A No. 9, párr. 24.). Esta opinión ha sido reiterada por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en los Casos Velásquez Rodríguez, Fairén Garbi y Solís Corrales y
Godínez Cruz.
15
Ver entre otras las sentencias de la Corte Constitucional T-268 de 1996, MP: Antonio Barrera Carbonell,
C-037 de 1996 (MP. Vladimiro Naranjo Mesa, SPV. José Gregorio Hernández Galindo, Vladimiro Naranjo
Mesa, Alejandro Martínez Caballero, Hernando Herrera Vergara. SV. José Gregorio Hernández Galindo. AV.
18

En efecto, en forma excepcional, el constituyente de 1991 decidió ampliar el


ámbito orgánico y funcional de administración de justicia del Estado hacia
otros órdenes, autorizando a los particulares solucionar las controversias a
través de personas que revestidas transitoriamente de la función de administrar
justicia, actúen en la condición de conciliadores o en la de árbitros habilitados
por las partes para que profieran fallos en derecho o en equidad, en los
términos que la misma ley señale. (C.P., art. 116).

Como parte de la preocupación por corregir las condiciones de tiempo, modo


o lugar que han limitado el derecho a acceder a la justicia, o generado lentitud
de los procesos, o les han imprimido un excesivo formalismo, o un carácter
desmesuradamente adversarial, el legislador ha desarrollado mecanismos
alternativos de resolución dirigidos a darles una solución pacífica. La
constitucionalidad de tales mecanismos, tal como lo ha señalado esta
Corporación, depende de que las limitaciones que se impongan a ese derecho
por esta vía de los mecanismos alternativos, en todo caso, no sean irrazonables
ni desproporcionadas.

Tanto para la protección de los derechos, como para la solución de conflictos,


el derecho a acceder a la justicia exige en todas y cada una de las etapas del
proceso que la actividad de justicia esté orientada a facilitar la solución
pacífica de los conflictos y asegurar de manera efectiva el goce de los
derechos. Y esta regla se aplica tanto a la justicia formal, como a los
mecanismos alternativos de solución pacífica de conflictos.

La conciliación extrajudicial como mecanismo de resolución de conflictos se


ha definido como “un procedimiento por el cual un número determinado de
individuos, trabados entre sí por causa de una controversia jurídica, se
reúnen para componerla con la intervención de un tercero neutral –
conciliador - quién, además de proponer fórmulas de acuerdo, da fe de la
decisión de arreglo e imparte su aprobación. El convenio al que se llega como
resultado del acuerdo es obligatorio y definitivo para las partes que
concilian”.16

Esta Corporación a traves de la sentencia C-1195 del 2001, señaló una serie de
caracteristicas propias de la conciliación, para determinar su efectividad como
mecanismo para acceder a la justicia y resolver de forma pacífica los
conflictos, cumplindo con los fines buscados por el legislador; entre las cuales
se resaltan para el presente estudio de constitucionalidad las siguientes:

Eduardo Cifuentes Muñoz, José Gregorio Hernández Galindo, Hernando Herrera Vergara y Vladimiro
Naranjo Mesa), C-215 de 1999, MP Martha Victoria Sáchica Méndez, C-163 de 1999, MP: Alejandro
Martínez Caballero, SU-091 de 2000 (MP: Álvaro Tafur Galvis, SV. Eduardo Cifuentes Muñoz), C-330 de
2000, MP: Carlos Gaviria Díaz.
16
Cfr. Sentencia C-893 de 2001 (MP. Clara Inés Vargas Hernández, AV. Manuel José Cepeda Espinosa. SV.
Rodrigo Escobar Gil, Eduardo Montealegre Lynett, Jaime Córdoba Triviño y Marco Gerardo Monroy Cabra).
19

En primer lugar, la conciliación es un mecanismo de acceso a la


administración de justicia, al propio tenor de lo dispuesto en el
artículo 116 de la Constitución Política, según el cual, los
particulares pueden ser investidos transitoriamente de la función de
administrar justicia. Esto se cumple no sólo cuando los particulares
actúan como conciliadores, sino también cuando las partes en
conflicto negocian sin la intervención de un tercero y llegan a un
acuerdo, como quiera que en ese evento también se administra
justicia a través de la autocomposición.

Como mecanismo de acceso a la justicia, la conciliación constituye


una oportunidad para resolver de manera rápida un conflicto, a
menores costos que la justicia formal. Esto resulta obvio si las
partes llegan a un acuerdo, pues el conflicto se soluciona en el
mínimo tiempo posible. Pero aún en el evento en que no se llegue a
un acuerdo, la conciliación permite reducir los asuntos objeto de
controversia a aquellos que realmente resultan relevantes y
desestimula que el litigio se extienda a temas secundarios o a
puntos en los que las partes coinciden, con lo cual el eventual
proceso judicial resultará menos oneroso en términos de tiempo y
recursos al poderse concentrar en los principales aspectos del
conflicto.

En segundo lugar, la conciliación promueve la participación de los


particulares en la solución de controversias, bien sea como
conciliadores, o como gestores de la resolución de sus propios
conflictos. Por ello se ha calificado la conciliación como un
mecanismo de autocomposición. Esta finalidad resulta compatible
con lo establecido por el artículo 2º de la Constitución Política que
señala como uno de los fines esenciales del Estado facilitar la
participación de todos en las decisiones que los afectan. Como
quiera que el papel del conciliador no es el de imponer una
solución ni sustituir a las partes en la resolución del conflicto, la
conciliación constituye precisamente una importante vía para
propiciar la búsqueda de soluciones consensuales y para promover
la participación de los individuos en el manejo de sus propios
problemas.

En tercer lugar, la conciliación contribuye a la consecución de la


convivencia pacífica, uno de los fines esenciales del Estado
(artículo 2). El hecho de que a través de la conciliación sean las
partes, con el apoyo de un conciliador, las que busquen fórmulas
de acuerdo para la solución de un conflicto, constituye una clara
revelación de su virtud moderadora de las relaciones sociales. La
conciliación extrae, así sea transitoriamente, del ámbito litigioso la
resolución de los conflictos, allanando un camino para que las
disputas entre individuos se resuelvan por la vía del acuerdo.
20

Además, la conciliación estimula el diálogo, reduce la cultura


adversarial y elimina la agudización del conflicto como
consecuencia del litigio.

En cuarto lugar, la conciliación favorece la realización del debido


proceso (artículo 29), en la medida que reduce el riesgo de
dilaciones injustificadas en la resolución del conflicto. Tal como lo
ha reconocido la abundante jurisprudencia de esta Corporación, el
debido proceso involucra, amén de otras prerrogativas
ampliamente analizadas, el derecho a recibir una pronta y
cumplida justicia17 y como quiera que la conciliación prejudicial
ofrece, precisamente, una oportunidad para resolver el conflicto de
manera expedita, rápida y sin dilaciones, desarrolla el mandato
establecido por la Carta en su artículo 29.

En quinto lugar, la conciliación repercute de manera directa en la


efectividad de la prestación del servicio público de administración
de justicia, al contribuir a la descongestión de los despachos
judiciales. En efecto, visto que los particulares se ven compelidos
por la ley no a conciliar, pero si a intentar una fórmula de arreglo
al conflicto por fuera de los estrados judiciales, la audiencia de
conciliación ofrece un espacio de diálogo que puede transformar la
relación entre las partes y su propia visión del conflicto, lo que
contribuye a reducir la cultura litigiosa aún en el evento en que
éstas decidan no conciliar”.

Entendida así, la conciliación debe ser asumida como un mecanismo que


también hace efectivo el derecho a la administración de justicia, aunque sea
ésta menos formal y con rasgos diferentes a la que administran los órganos del
Estado, sin que su agotamiento indique desconfianza hacia la justicia formal ni
un dispositivo que tenga como fin principal la descongestión judicial18, pues si
bien ésta se convierte en una alternativa para evitarla, no se le puede tener ni
tratar como si ésta fuera su única razón de ser. Sobre el particular la Corte
manifestó en la sentencia precitada:

“Los mecanismos alternativos de resolución de conflictos no


representan una desconfianza hacia la justicia estatal formal,
sino un reconocimiento de que procedimientos menos formales
y alternativas de justicia autocompositiva complementan las
opciones a las cuales pueden acudir las personas para resolver
sus disputas. Por ello, mecanismos como la mediación y la
conciliación, más que medios para la descongestión judicial,

17
Ver entre otras la sentencia de la Corte Constitucional, T-006 de 1992, MP: Eduardo Cifuentes Muñoz.
18
Esta afirmación se hace para señalar que la regulación de los mecanismos alternos de solución de conflictos
son una manifestación más del derecho que tienen las personas a la administración de justicia, en los términos
del artículo 116 y 229 constitucional.
21

son instrumentos para garantizar el acceso efectivo a la justicia


y promover la resolución pacífica de los conflictos.”19

La importancia de los mecanismos alternos de resolución de conflictos entre


ellos la conciliación, se puede resumir en los términos de la jurisprudencia
constitucional, así:

1) buscan hacer efectivo uno de los fines constitucionales como es el de


la convivencia pacífica;

2) permiten la participación directa de los interesados en la resolución


de sus conflictos, como una manifestación del principio de
participación democrática que es axial a nuestra organización estatal,

3) son otra forma de hacer efectivo el derecho de acceso a la


administración de justicia; y

4) son un buen mecanismo para lograr la descongestión judicial, pero


no se debe tener como su fin único o esencial20.

Hasta aquí se puede concluir que, contrario a lo que afirma el accionante, el


derecho al acceso a la justicia no implica que todos los conflictos deban ser
resueltos a traves de los medios de justicia formal, ni que éstos sean los únicos
idóneos y eficaces, pues como bien se expresó, al instituirse el articulo 116 de
la Constitución Politica, se reconoció que el acceso a la justicia también puede
alcanzarse por mecanismos alternativos de solución de conflictos, entre estos
la conciliación, los cuales pueden ser ampliados por el legislador dentro del
margen de su configuración legislativa.

El actor señala en su demanda que los mismos argumentos que sirvieron para
declarar la inexequibilidad parcial de los artículos 23 y 28 de la Ley 640 de
2001, en la sentencia C-893 de 2001, deberían servir para declarar la
inexequibilidad de la norma acusada.

Aun cuando dicha sentencia se refiere a un asunto relevante para el caso en


estudio, considera la Corte que los elementos que llevaron a la Corporación a
declarar inexequible la conciliación extrajudicial en materia laboral como

19
Sentencia C-1195 de 2001 MP. Manuel José Cepeda Espinosa y Marco Gerardo Monroy Cabra. AV.
Rodrigo Uprimny Yepes y Manuel José Cepeda Espinosa. SV. Rodrigo Uprimny Yepes, Jaime Córdoba
Triviño, Jaime Araujo Rentería, Alfredo Beltrán Sierra, Álvaro Tafur Galvis y Clara Inés Vargas Hernández.
20
Cfr. Sentencias C-594 de 1992; C-160 de 1999, C-037 de 1996, (MP. Vladimiro Naranjo Mesa, SPV. José
Gregorio Hernández Galindo, Vladimiro Naranjo Mesa, Alejandro Martínez Caballero, Hernando Herrera
Vergara. SV. José Gregorio Hernández Galindo. AV. Eduardo Cifuentes Muñoz, José Gregorio Hernández
Galindo, Hernando Herrera Vergara y Vladimiro Naranjo Mesa), C-893 de 2001, (MP. Clara Inés Vargas
Hernández, AV. Manuel José Cepeda Espinosa. SV. Rodrigo Escobar Gil, Eduardo Montealegre Lynett,
Jaime Córdoba Triviño y Marco Gerardo Monroy Cabra. C-1195 de 2001 MP. Manuel José Cepeda Espinosa
y Marco Gerardo Monroy Cabra. AV. Rodrigo Uprimny Yepes y Manuel José Cepeda Espinosa. SV. Rodrigo
Uprimny Yepes, Jaime Córdoba Triviño, Jaime Araujo Rentería, Alfredo Beltrán Sierra, Álvaro Tafur Galvis
y Clara Inés Vargas Hernández y C-204 de 2003 (MP. Álvaro Tafur Galvis. SPV. Jaime Araujo Rentería),
entre otras.
22

requisito de procedibilidad, no están presentes en este caso y por lo mismo no


le son aplicables las mismas razones de derecho.

En esa oportunidad, tomando como punto de partida la sentencia C-160 de


1999,21 la ratio de la Corte se centró en el riesgo de abuso que generaba la
obligatoriedad de la conciliación extrajudicial en materia laboral, dada la
naturaleza de los intereses en juego, relacionados con la protección
constitucional reforzada del derecho al trabajo, la condición de debilidad y
subordinación de los trabajadores y la onerosidad del trámite de conciliación
en los centros de conciliación.

En efecto, la Corte dijo en dicha providencia que debido que, por principio, las
condiciones en que se desarrollaban las relaciones laborales eran de
subordinación e inferioridad, el elenco de normas superiores destinado a
proteger tales intereses “podría quedar enervado, o al menos, seriamente
amenazado, si el titular de los derechos que le han sido vulnerados, tuviese
limitantes o cortapisas impuestas por el legislador como condición para
poderlos ejercer de modo expedito”. Sostuvo entonces la Corte lo siguiente:

“Desde otro ángulo de análisis puede afirmarse que la


inconstitucionalidad del requisito de procedibilidad en asuntos
laborales es contrario al conjunto de disposiciones superiores que le
atribuyen al trabajo la condición de derecho fundamental y le
imponen al Estado el deber de brindarle especial protección.

“Efectivamente, la Constitución Política de 1991, además de


enmarcar a Colombia como Estado Social de Derecho (art. 2°),
prodiga al trabajo una especial protección de parte del Estado. De
ahí que cuando se desconocen los derechos consagrados a favor de
un trabajador, éste debe gozar de los mecanismos expeditos de
acción para defenderlos ante las autoridades competentes, sin
condicionamientos que enerven la efectividad de los mismos.

“Corolario de lo anterior es el precepto 53 de la Carta


Fundamental, que le señala al Estatuto del Trabajo la obligación de
instituir unos principios mínimos fundamentales, entre otros, los de
igualdad de oportunidades para los trabajadores; remuneración
mínima, vital y móvil; estabilidad en el empleo; irrenunciabilidad a
los beneficios mínimos contenidos en normas laborales; situación
más favorable al trabajador en caso de duda en la aplicación e
interpretación de las fuentes formales del derecho; garantía a la
seguridad social; y facultades para transigir y conciliar sobre
derechos inciertos y discutibles”. (Sentencia C-893 de 2001).

21
MP. Antonio Barrera Carbonell.
23

A pesar de que en esa sentencia, se cuestionaba la existencia permanente de


conciliadores,22 la discusión sobre en qué consiste la asignación transitoria de
funciones judiciales a los particulares que ejercen labores de conciliación fue
superada más tarde, en la sentencia C-1195 de 2001, que es el precedente
aplicable en este caso.

Puesto que el cuestionamiento principal del actor se dirige precisamente al


carácter permanente de los mecanismos de conciliación extrajudicial en
materia civil, que considera contrarios al artículo 116, pasa la Corte a
examinar este punto, recordando brevemente la doctrina fijada en la sentencia
C-1195 de 2001.

5. La conciliación extrajudicial en materia civil y la “transitoriedad” de


la atribución de la función de administrar justicia a los particulares es
compatible con el artículo 116 de la Carta.

En relación con la norma bajo examen, cabe precisar que una cosa es el
ejercicio permanente de la actividad jurisdiccional por los particulares,
prohibida por el artículo 116 CP, y otra la posibilidad de acudir, en cualquier
tiempo, ante particulares que ejerzan como conciliadores. La disponibilidad de
conciliadores no tiene que ver con el ejercicio permanente de la función
jurisdiccional por particulares, sino que es una respuesta operativa y de
efectividad del sistema para asegurar que sea posible acceder a la
administración de justicia en todo tiempo, como se verá a continuación.

En la sentencia C-1195 de 2001 esta Corporación se pronunció sobre la


exequibilidad de varios articulos de la Ley 640 de 2001,23 que regulan la
conciliación prejudicial como requisito de procedibilidad para acudir a las
jurisdicciones civil y contencioso administrativa. En esa sentencia la Corte
determinó que para estudiar el requisito de “transitoriedad”, consagrado en el
artículo 116 de la Constitución Política era necesario realizar un análisis de
dicho concepto a luz de los métodos gramatical, histórico, sistemático,
teleológico y jurisprudencial.

De ese precedente jurisprudencial, es posible concluir que todos los métodos


de interpretación aplicados conducen a una misma dirección, cual es que la
transitoriedad de la función de administrar justicia como conciliador prevista,
en el artículo 27 de la Ley 640 de 2001, se ajusta en todo a las prescripciones
del artículo 116:

22
En la sentencia C-893 de 2001, (MP. Clara Inés Vargas Hernández, AV. Manuel José Cepeda Espinosa.
SV. Rodrigo Escobar Gil, Eduardo Montealegre Lynett, Jaime Córdoba Triviño y Marco Gerardo Monroy
Cabra). Cuatro magistrados salvaron el voto, por considerar que la ponencia confundía el ejercicio
permanente de la actividad jurisdiccional con la circunstancia de que los particulares se encontraren
constantemente dispuestos a servir como conciliadores, en los casos para los cuales fuesen seleccionados, sin
tener en cuenta que la función ejercida por los conciliadores no es permanente sino transitoria.
23
En esa oportunidad la Corte examinó la constitucionalidad de los artículos 35, 36, 37, 38, 39 y 40 de la Ley
640 de 2001 “Por la cual se modifican normas relativas a la conciliación y se dictan otras disposiciones”.
24

(i) La conciliación hace referencia a una actividad que se realiza dentro de


un período corto de tiempo (según el método gramatical) no a la
existencia permanente de conciliadores;

(ii) La actividad de conciliación puede ser interrumpida en el tiempo y no


exige la dedicación exclusiva del conciliador (según el método
histórico);

(iii) La actividad de conciliación permite la participación de la ciudadanía en


la administración de justicia y complementar la justicia estatal formal
(según el método teleológico) y,

(iv) La actividad de conciliación no desplaza de manera permanente a la


justicia formal del Estado, lo cual ha sido reiterado por la jurisprudencia
(según el método sistemático).

Por lo tanto, la disponibilidad continua de conciliadores no transforma la labor


de conciliación en ejercicio permanente de funciones judiciales por
particulares. La transitoriedad de la función de administrar justicia surge de la
autorización temporal que le confieren las partes a un particular para que actúe
como conciliador y las apoye en la búsqueda de soluciones a los conflictos o
certifique que fue imposible llegar a un acuerdo. En el asunto bajo estudio,
esas condiciones de transitoriedad están presentes.

Aunque es posible que en un determinado asunto, una de las partes en


conflicto se encuentre en situaciones de extrema pobreza o desigualdad
manifiesta, la presente demanda no plantea cargo alguno al respecto, que
pueda dar margen para que la Corte avoque esta problemática, y en principio
cabría afirmar que la conciliación extrajudicial en materia civil, plantea un
debate entre partes que están en igualdad de condiciones.

Los derechos en juego son, en su mayoría, de naturaleza patrimonial, respecto


de los cuales, los particulares ejercen su autonomía para disponer de ellos y,
en esa medida, pueden también escoger el camino a través del cual pretenden
alcanzar una solución, ya sea acudiendo a la justicia formal o escogiendo un
conciliador para otorgarle competencia temporal para resolver el conflicto
existente. La autorización de intervención que otorgan las partes al conciliador
es transitoria, y se agota cuando éstas firman el acuerdo de conciliación, o
cuando convienen que no es posible llegar a él.

Los fines que se pretenden alcanzar con la conciliación prejudicial obligatoria,


tienen que ver con garantizar el acceso a la justicia, promover la participación
de los individuos en la solución de sus controversias; facilitar la solución de
conflictos sin dilaciones y descongestionar los despachos judiciales como
mecanismo de acceso a la justicia, la conciliación constituye una oportunidad
para resolver un conflicto, con menores costos y de manera más rápida, sin
que la opción permanente de acudir a este mecanismo, implique vulnerar el
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artículo 116 de la Constitución, ya que la medida no pretende otorgar a los


particulares competencias judiciales sin límite temporal.

Por lo anteriormente expuesto, se tiene entonces que el artículo 27 de la Ley


640 de 2001, no contraviene la facultad transitoria delegada a los particulares
para administrar justicia, a la cual se refiere el artículo 116 de la Constitución
Política de Colombia, por lo cual la norma será declarada exequible.

VIII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Constitucional de la República de


Colombia, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la
Constitución,

RESUELVE

Declarar EXEQUIBLE, por los cargos analizados en esta sentencia, el


artículo 27 de la Ley 640 de 2001.

Notifíquese, comuníquese, publíquese, insértese en la Gaceta de la Corte


Constitucional y archívese el expediente.

JORGE IVÁN PALACIO PALACIO


Presidente

MARÍA VICTORIA CALLE CORREA


Magistrada

MAURICIO GONZÁLEZ CUERVO


Magistrado
Ausente con excusa

LUIS GUILLERMO GUERRERO PÉREZ


Magistrado
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GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO


Magistrado

NILSON PINILLA PINILLA


Magistrado

JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB


Magistrado

ALEXEI JULIO ESTRADA


Magistrado (E)

LUIS ERNESTO VARGAS SILVA


Magistrado

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ


Secretaria General

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