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La teología de la liberación es una corriente teológica cristiana integrada por

varias vertientes católicas y protestantes, nacida en América Latina tras la


aparición de las Comunidades Eclesiales de Base, el Concilio Vaticano II y la
Conferencia de Medellín (Colombia, 1968), que se caracteriza por considerar que el
Evangelio exige la opción preferencial por los pobres1 y por recurrir a las
ciencias humanas y sociales para definir las formas en que debe realizarse aquella
opción.23

Los primeros en definir esta corriente teológica fueron el sacerdote católico


colombiano Jorge Camilo Torres Restrepo, el educador y expastor presbiteriano
brasileño Rubem Alves y el sacerdote católico peruano Gustavo Gutiérrez Merino,
cuyos primeros trabajos sobre el tema datan respectivamente de 1968 y 1969.45678

Índice
1 Ideario
1.1 Principales ideas
1.2 La base teológica y conceptual
1.3 Planteamiento teológico
2 Antecedentes
2.1 Teología dialéctica
2.2 Francia
2.3 Concilio Vaticano II
2.4 Pacto de las Catacumbas
2.5 Brasil
2.6 Argentina
2.7 Movimientos sociales
2.8 Teoría de la dependencia y Pedagogía del oprimido
2.9 Colombia
3 Historia
3.1 De 1968 a 1971
3.2 De 1972 a 1979
3.3 De 1980 a 1991
3.4 De 1992 a 2004
3.5 2005 en adelante
4 Ramas y vertientes
4.1 Gustavo Gutiérrez
4.2 Rubem Alves y la rama protestante
4.3 Teología del pueblo
4.4 Leonardo Boff
4.5 Corrientes guerrilleras
4.6 Teología feminista de la liberación
4.7 Teología india
4.8 Otros exponentes
5 Posturas oficiales
5.1 Postura de la Iglesia católica
5.2 Decisiones sobre teólogos de la liberación católicos
5.3 Durante el papado de Francisco
6 Vínculos con la KGB
7 Representantes
8 Véase también
9 Notas
10 Referencias
11 Bibliografía
12 Enlaces externos
Ideario
Como dice el teólogo argentino Juan Carlos Scannone, «lo común a todas las
distintas ramas o corrientes de la teología de la liberación es que teologiza a
partir de la opción preferencial por los pobres y usa para pensar la realidad
social e histórica de los pobres, no solamente la mediación de la filosofía, como
siempre utilizó la teología, sino también las ciencias humanas y sociales».2

Principales ideas
Algunas de las ideas de la teología de la liberación son:

Opción preferencial por los pobres.


La salvación cristiana no puede darse sin la liberación económica, política, social
e ideológica, como signos visibles de la dignidad del hombre.
La espiritualidad de la liberación exige hombres nuevos y mujeres nuevas en el
Hombre Nuevo Jesús.9
La liberación como toma de conciencia ante la realidad socioeconómica
latinoamericana y de la necesidad de eliminar la explotación, la falta de
oportunidades e injusticias de este mundo.
La situación actual de la mayoría de los latinoamericanos contradice el designio
histórico de Dios y es consecuencia de un pecado social.
No solamente hay pecadores, sino que hay víctimas del pecado que necesitan justicia
y restauración.
El método del estudio teológico es la reflexión a partir de la práctica de la fe
viva, comunicada, confesada y celebrada dentro de una práctica de liberación.10
Sin embargo, es capital destacar la apreciación que hace Gustavo Gutiérrez: al
contrario que otros postulados teológicos o filosóficos, la teología de la
liberación es un «acto segundo», es decir, emana de una experiencia de compromiso y
trabajo con y por los pobres, de horror ante la pobreza y la injusticia, y de
apreciación de las posibilidades de las personas oprimidas como creadores de su
propia historia y superadores del sufrimiento. Para Gutiérrez esto no es sólo una
cuestión metodológica, sino un compromiso de vida, un estilo de vivir, una forma de
confesar la fe, es la espiritualidad.11

Así, para Pedro Casaldáliga la reflexión y la vivencia de la espiritualidad de la


liberación tiene como consideración y exigencia básica entender que ser cristiano,
en cualquier parte, es ser en Jesucristo «Hombre Nuevo» (Efesios 4:22-24), un
«hombre nuevo», cuyos rasgos principales son:9

La lucidez crítica frente a los medios de comunicación, estructuras, ideologías y


supuestos valores, que resulta de la pasión por la verdad.
La gratuidad de la fe y la vivencia de la gracia que conllevan a la humildad, la
ternura, el perdón y la capacidad de descubrir.
La libertad desinteresada que asume la austeridad y la pobreza para ser libres
frente a los poderes del mundo.
La libertad total de quienes están dispuestos a dar la vida por el Reino.
La creatividad alegre, sin esquematismos.
La denuncia profética como misión y servicio al lado de los más pobres.
La fraternidad sin privilegios.
El testimonio coherente, vivir lo que se proclama.
La esperanza creíble de los testigos y constructores de la resurrección y del
Reino.
La base teológica y conceptual
El quehacer teológico se concibe como «reflexión crítica de la praxis histórica a
la luz de la palabra», una teología de la transformación liberadora de la historia
humana, que no solo piensa el mundo, sino que lo abre al don del reino de Dios.
Para llegar a ello, se sirve de los análisis de las ciencias sociales y de la
teoría económica y social, con la visión espiritual profundamente trascendente del
cristianismo, a la luz de la Palabra de Dios.12 Esta teología encuentra una íntima
relación entre la salvación y el proceso histórico de liberación del hombre, busca
un análisis profundo del significado de la pobreza y de los procesos históricos de
empobrecimiento y su relación con las clases sociales y se compromete con la
participación en el proceso de liberación de los oprimidos como «lugar obligado y
privilegiado» en la vida cristiana.13
Como se ha observado con insistencia en los últimos años, el prójimo no es sólo el
hombre tomado individualmente. Es, más bien, el hombre considerado en la urdimbre
de las relaciones sociales. Es el hombre ubicado en sus coordenadas económicas,
sociales, culturales, raciales. Es, igualmente, la clase social explotada, el
pueblo dominado, la raza marginada. Las masas son también nuestro prójimo.
Gustavo Gutiérrez, Teología de la Liberación-Perspectivas
Los derechos del pobre son derechos de Dios (Éxodo, Proverbios 14:31,17:5) y él ha
elegido a los pobres14 (Santiago 2:5) y por tanto es él quien ha hecho la opción
preferencial por los pobres para salvar a todos.[cita requerida] Jesucristo se
identificó con los pobres (Mateo 5:3) y claramente dijo que quien se relaciona con
el pobre, con él mismo trata y a él mismo acepta o rechaza, a tal punto que esa
relación será el criterio principal del Juicio Final (Mateo 25:31-46).[cita
requerida]

Los pobres son víctimas del pecado que se convierte en un pecado social como
estructura de acciones y omisiones que mantienen la opresión, la injusticia y la
explotación.[cita requerida] Se trata de un pecado que va más allá de los pecados
individuales y se transforma en una situación de pecado,1516 un pecado colectivo
que se convierte en pecado estructural,17 de manera que la situación de injusticia
y corrupción se mantiene mediante un pecado institucional y una violencia
institucionalizada.18 En tal situación de pecado el Reino de Dios es rechazado y el
sistema de pecado lucha contra las comunidades y personas que anuncian la buena
noticia de la liberación del pecado, de cómo podemos salvarnos «de esta generación
perversa» (Hechos 2:40), estableciendo unas relaciones sociales nuevas de comunión,
de plena solidaridad, de espiritualidad comunitaria que permitan que todos aporten
para que cada cual pueda resolver sus necesidades (Hechos 2:42-47); unas relaciones
de amor y fe, no solamente de palabra, sino en los hechos(1Juan 3:16-19, Santiago
2:14-17).[cita requerida]

«La injusticia e inhumanidad crece en los países industrializados, la globalización


de la economía lleva claramente a la falta de solidaridad de nuestras sociedades.
[cita requerida] La teología de la liberación en Latinoamérica es la primera
alternativa contra el capitalismo. La mercantilización global de todas las cosas.
Ya no solo es una teología contextual latinoamericana, sino que, con el desarrollo
mencionado, se convierte en teología contextual universal».[cita requerida] Uno de
sus máximos exponentes, el jesuita y mártir Ignacio Ellacuría reclama una nueva
civilización, la civilización de la pobreza, contrapuesta a la de la riqueza,
puesto que esta se ha revelado como un nuevo Moloch que devora a las personas y el
planeta.[cita requerida] Ellacuría y Sobrino, comparan la muerte de personas en el
mundo pobre, en el sur, con el Siervo de Yaveh, y afirman que poseen una santidad
elemental, jesuánica.19

Refiriendo una nueva iglesia de los pobres, el teólogo protestante Jürgen Moltmann,
inauguró con las palabras arriba expuestas, una serie de conferencias sobre el tema
de la teología de la liberación corriendo el año de 1999 en la Iglesia católica
alemana.[cita requerida]

La relación del cristianismo y la pobreza, ha sido fundamental para la historia y


la difusión de la religión en todos los tiempos.[cita requerida] Apoyada a veces,
criticada en otras ocasiones,[cita requerida] la teología de la liberación se ha
dedicado a difundir el evangelio cristiano con un peculiar estilo al igual en
países en desarrollo que en aquellos menos favorecidos en lo económico,[cita
requerida] afirmando «la necesidad de conversión de toda la Iglesia para una opción
preferencial por los pobres, con miras a su liberación integral».20 «Esta opción,
exigida por la realidad escandalosa de los desequilibrios económicos en América
Latina, debe llevar a establecer una convivencia humana digna y fraterna y a
construir una sociedad justa y libre».21

Su filosofía es de condena a la situación de empobrecimiento que sostiene la


pobreza y de apego al pobre.[cita requerida] Se atribuye el comienzo de la teología
de la liberación a la publicación del libro Teología de la liberación (1971) de
Gustavo Gutiérrez Merino,5 sacerdote diocesano peruano más tarde dominico, quien
había sido uno de los consultores de la II Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano en Medellín (1968).Nota 1 Dado que en la Conferencia Episcopal del
CELAM en Medellín se había hecho énfasis en el compromiso de la Iglesia católica
con los pobres, el libro de Gutiérrez se interpretó como la respuesta y el
detonante. Ese mismo año, sacerdotes de villas populares ocuparon la Catedral de
Santiago de Chile y extendieron un lienzo en su frontis con la leyenda «junto con
el pueblo y su lucha», acogiendo los principios de la teología de la liberación, y
dando forma a la Iglesia Joven.22

Planteamiento teológico

El libro El dios crucificado (1972) del teólogo protestante alemán Jürgen Moltmann
empapado con la sangre del padre jesuita Juan Ramón Moreno, uno de los mártires de
la UCA asesinado en El Salvador el 16 de noviembre de 1989.
La novedad de la teología de la liberación no radica en la temática, sino en el
método: lo primero es la vida desde la que se cree, el compromiso, el seguimiento a
Jesús, lo segundo es la reflexión de la fe, la teología,2324 que reflexiona a
partir de la práctica de la fe, de una fe viva comunicada y celebrada dentro de una
práctica de liberación.25 Al respecto escribió Gustavo Gutiérrez:
En teología de la liberación consideramos que la senda para discurrir racionalmente
sobre Dios se halla dentro de una ruta más ancha y desafiante: la del seguimiento
de Jesús. Hablar de Dios supone vivir en profundidad nuestra condición de
discípulos de Aquel que dijo precisamente que era el camino.
Quehacer teológico y experiencia eclesial 242-243.
El eje de la teología de la liberación son los pobres, la realidad y el desafío más
impactante de la situación del pueblo. Según Gustavo Gutiérrez, si el pobre se
convierte en el sujeto y en el tema de fondo de la teología de la liberación no es
por razones políticas, sociales o económicas, sino fundamentalmente por razones
teológicas bíblicas. Dios, en la Biblia está del lado del pobre, lo ama y le ofrece
y anuncia en Jesucristo la buena noticia (Lucas 4:17-21), su reino. «Estar junto al
pobre, en este sentido, es estar del lado del que Dios está. Por consiguiente, la
Iglesia, si es verdadera Iglesia, es una Iglesia de los pobres».24

Muchos sacerdotes y agentes de pastoral practican y aceptan los supuestos de esta


teología en varios países de América Latina. Gutiérrez afirma:
hablar de una teología de la liberación es buscar una respuesta al interrogante:
¿qué relación hay entre salvación y el proceso histórico de liberación del hombre?
Teología de la Liberación - Perspectivas
Algunos sectores de la Iglesia católica han mantenido una postura cauta frente a la
teología de la liberación. Por un lado, Juan Pablo II, en una carta al episcopado
brasileño y de fecha 9 de abril de 1986, indicó: «La teología de la liberación es,
no sólo oportuna, sino útil y necesaria».26 Por otro lado, la Congregación para la
doctrina de la fe publicó dos documentos (Libertatis nuntius, Libertatis
conscientia) en los que avisaba del «peligro de un uso de elementos de tipo no
compatibles con el Evangelio».

Con una orientación diferente, otros sectores de la Iglesia Católica,


principalmente en Latinoamérica, han adoptado sus principos, como lo hizo el
Consejo Episcopal Latinoamericano, no sin tensiones internas, en las conferencias
de Medellín (1968), Puebla (1979) y Aparecida (2007).2728 En 2004 Gerhard Ludwig
Müller y el padre Gutiérrez publicaron en alemán su libro en coautoría Pobre y para
los pobres, que pasó relativamente desapercibido, aunque en 2012 Müller fue
designado prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

La actitud frente a la teología de la liberación en el Vaticano y en la Iglesia


occidental parece haber cambiado notablemente a partir de la asunción del papa
Francisco en 2013, quien ha mostrado un fuerte influjo en su pensamiento de la
teología de la liberación, sobre todo en su vertiente de la teología del pueblo,
como lo han hecho notar los teólogos Juan Carlos Scannone y Carlos María Galli.2930
31

Luego de un primer milenio de la Iglesia signado por las iglesias orientales y del
segundo dirigido por la iglesia occidental se puede avizorar un milenio marcado por
las iglesias del sur en la catolicidad, universalidad centrada en Roma y
enriquecida por todas las particularidades... En 2013 la revolucionaria renuncia de
Benedicto XVI y la revolucionaria elección de Francisco indicaron el soplo del
Viento de Dios que trajo al Papa del sur del Sur. Francisco es un icono pastoral de
la Iglesia encarnada en esta región, que ahora tiene la solicitud por todas las
iglesias. Jorge Mario Bergoglio expresó reiteradamente su pertenencia eclesial,
teológica, espiritual, afectiva, cultural y política a América Latina. En varios de
sus escritos hizo una hermenéutica de nuestra cultura, con aquellos que «se
animaron a pensar América desde América y como latinoamericanos».32
P. Carlos María Galli33
Una señal de este cambio de postura del Vaticano ante la teología de la liberación,
fue la reedición en 2014, del libro Pobre y para los pobres de Müller y Gutiérrez,
esta vez en italiano y con prólogo de Francisco, presentado además por el padre
Gutiérrez en uno de los auditorios del Vaticano.34

Antecedentes
La teología de la liberación encuentra sus raíces en movimientos, prácticas
pastorales y pensamientos teológicos provenientes tanto de vertientes protestantes
como de vertientes católicas, desarrolladas en la primera mitad del siglo XX.

Teología dialéctica
Artículo principal: Teología dialéctica

El teólogo protestante Karl Barth, la teología dialéctica y la Iglesia Confesante


son uno de los primeros antecedentes de la teología de la liberación.
Uno de los primeros antecedentes de la teología de la liberación son las
reflexiones y la prácticas teológicas de un grupo de pastores protestantes suizos
como Karl Barth (1886-1968) y alemanes como Emil Brunner (1889-1966), Dietrich
Bonhoeffer (1906-1944) -ejecutado por el nazismo- y Martin Niemöller (1892-1984).35

Entre las novedades teológicas desarrolladas por esos teólogos se encuentran la


teología dialéctica o teología de la crisis y la Iglesia Confesante creada con el
objetivo explícito de combatir el intento del nazismo de controlar las iglesias.36

El teólogo argentino protestante José Míguez Bonino destaca la ubicación en que se


coloca Barth citando una de sus frases: «Dios se coloca siempre incondicional y
apasionadamente de un lado y sólo de uno: contra los encumbrados y a favor de los
humillados». Esta visión de Barth, dice Míguez Bonino, repercutió en la formación
del quehacer teológico latinoamericano y en especial en las teologías de la
liberación.37

Francia

Abadía de la Saulchoir donde Marie-Dominique Chenu elaboró su método de teología


histórica dando inicio al movimiento francés de la Nouvelle Théologie (Nueva
Teología).

El papa Juan XXIII inició un cambio profundo de la Iglesia católica al convocar el


Concilio Vaticano II (1962-1965) en el que se sancionó la constitución pastoral
Gaudium et Spes (1965).
Desde la vertiente católica la teología de la liberación encontró inspiración en
prácticas pastorales y textos teológicos aparecidos en Francia desde la década de
1930 que constituyeron los movimientos conocidos como Nouvelle Théologie (Nueva
Teología) y de los sacerdotes o curas obreros.

En 1937 el teólogo francés dominico Marie-Dominique Chenu publicó un opúsculo


titulado Une école de théologie: le Saulchoir (Una escuela de teología: la
Saulchoir), sobre su enfoque histórico para la enseñanza de la teología, en
reemplazo del enfoque ahistórico tomista. Por entonces los Dominicos franceses, por
razones de persecución política, habían establecido su centro de estudios generales
en la antigua abadía de Saulchoir en Bélgica, donde Chenu llegó a ser rector y
donde se formaron entre otros teólogos relacionados con la nueva teología, como
Yves Congar y Edward Schillebeeckx. Chenu y Congar profundizarán las relaciones
entre la teología y la causa de los pobres, sobre todo este último con su
importante libro de 1963 Pour une Eglise servante e pauvre (Por una Iglesia
sirviente y pobre).38

En 1938 el sacerdote jesuita francés Henri de Lubac publicó su primer libro,


Catholicisme, les aspects sociaux du dogme (Catolicismo, los aspectos sociales del
dogma) y en 1946 su polémica obra Surnaturel (Sobrenatural). Actuando desde la
residencia jesuita de Fourvière en Lyon, De Lubac integró el movimiento guerrillero
de la Resistencia francesa durante la ocupación nazi de Francia, fue ordenado
cardenal y está considerado uno de los teólogos más destacados del siglo XX,
habiendo ejercido una gran influencia en el Concilio Vaticano II.39

En 1941, el célebre dominico Jacques Loew comenzó a trabajar como descargador de


barcos en los muelles del puerto de Marsella,40 al igual que el sacerdote Michel
Favreau, muerto en un accidente de trabajo. En el otoño de 1943, los sacerdotes
Yvan Daniel y Henri Godin publican un libro que tendrá una fuerte influencia en el
mundo católico, La France, pays de missión? (¿Francia, tierra de misión?), en el
que parten de la necesidad de reconocer el hecho de la profunda descristianización
de los trabajadores franceses y ante ello la necesidad de una nueva pastoral basada
en un fuerte compromiso con el mundo obrero.41

El 1 de julio de 1943 el cardenal Emmanuel Suhard, arzobispo de París, buscó


promover la actitud pastoral de Loew y Favreau y para ello fundó la Misión de
Francia, integrada por sacerdotes cuya tarea pastoral debía apoyarse en vivir y
trabajar como asalariados en las fábricas para acercarse al mundo obrero.42 Así se
inició el movimiento conocido como sacerdotes obreros o curas obreros, que luego se
extendería a la Argentina y España.43

El movimiento francés de la Nueva Teología incluyó la participación activa de


laicos y mujeres, como Madeleine Delbrêl que hacía su experiencia entre los obreros
de Ivry y escribía libros como Nosotros, gente de la calle y El Evangelio en los
barrios obreros de París. A fines de la década de 1950, el movimiento de Nouvelle
Theologie y de los sacerdores comenzó a ser sometido a censura y a ser acusados de
comunistas, siendo denunciados en el Vaticano por actividades subversivas. En 1954
Pío XII pidió a todos los sacerdotes obreros que regresaran a su trabajo pastoral
anterior en las diócesis o se incorporaran a sus comunidades religiosas. A partir
de 1963 varios sacerdotes volvieron a trabajar entre los obreros. Los sacerdotes
obreros fueron rehabilitados en 1965 después del Concilio y Loew trabajó en las
favelas de São Paulo hasta 1969.40

Concilio Vaticano II
Para Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe,
la Teología de la Liberación comenzó en el Concilio Vaticano II realizado entre
1962 y 1965, con la constitución pastoral Gaudium et Spes (1965), «que contiene una
nueva definición de las relaciones entre la Iglesia y el mundo. La Teología de la
Liberación era una gran aplicación de este documento de la Iglesia a la situación
de América Latina».34 Gustavo Gutiérrez repetidamente se ha referido a Gaudium et
Spes y a la encíclica Populorum Progressio como inspiradoras de sus ideas
teológicas. El teólogo de Le Souchoir, Marie-Dominique Chenu, ampliamente citado
por Gutiérrez, como perito del Concilio Vaticano II, participó en la redacción de
Gaudium et Spes.44

Pacto de las Catacumbas


Artículo principal: Pacto de las catacumbas
El 16 de noviembre de 1965 unos cuarenta sacerdotes de la Iglesia católica, entre
ellos varios obispos latinoamericanos, que se encontraban en Roma participando del
Concilio Vaticano II se reunieron en las Catacumbas de Domitila para firmar un
compromiso conocido como el Pacto de las catacumbas. El documento ha sido
considerado uno de los antecedentes de la teología de la liberación.45

Brasil

Hélder Cámara, arzobispo de Olinda y Recife, uno de los antecedentes de la Teología


de la liberación.
Desde la década de 1950 algunos cristianos brasileños empezaron a utilizar
categorías marxistas, como el materialismo histórico, para analizar la sociedad.
Richard Shaull, un misionero presbiteriano que se estableció en Brasil en 1952 y
trabajó con jóvenes de la Confederación de Juventudes Presbiterianas en procesos de
concientización sobre los problemas sociales más graves, relacionándose con la
gente de las favelas (los barrios más pobres: tugurios o villas miserias) y las
zonas rurales.46 Su ascendencia entre los jóvenes protestantes creció cuando fue
nombrado secretario general de Unión Cristiana de Estudiantes del Brasil UCEB en
1955.47 Shaull planteó la cuestión de si la revolución tendría un significado
teológico.48 Él y algunos jóvenes protestantes empezaron a discutir esos temas con
sacerdotes dominicos e intelectuales católicos, desarrollaron el Sector de
Responsabilidad Social de la Confederación Evangélica del Brasil (CEB) y
establecieron una misión en el barrio obrero Villa Anastacio, en São Paulo, y
trabajaron directamente como obreros de la industria siderúrgica, evangelizando y
participando en actividades por los derechos de los trabajadores.47

A comienzos de la década de 1960 comienza a surgir el movimiento de Comunidades


Eclesiales de Base (CEBs), principalmente en la Iglesia católica pero también en
otras iglesias como la Metodista, la Luterana y la Presbiteriana. Para 1964 había
alcanzado la suficiente extensión como para ser incluido en el "Primer Plan
Pastoral Nacional 1965-1970". La transversalidad de las CEBs llevó a organizar
encuentros intereclesiales a partir de 1975.49 Relacionado con el movimiento de
comunidades de base se encuentra la acción orientada a los desposeídos de Hélder
Câmara, sobre todo desde que fue designado arzobispo de Olinda y Recife en marzo de
1964. Al asumir la titularidad de esa arquidiócesis proclamó:

Debo, siguiendo el ejemplo de Cristo, observar un amor especial por los pobres. La
miseria es escandalosa, envilecedora; daña la imagen de Dios que hay en cada
hombre. La escandalosa miseria debe, ciertamente, ser atendida de manera inmediata.
Pero para atacar las raíces del mal hay que romper el círculo vicioso de la falta
de desarrollo y de la miseria que se engendran una a otra. Hay banderas que no
podemos abandonar so pretexto de que las enarboló gente que se equivocaba.50
El profesor André Corten interpreta que, en dicha frase, Cámara se refiere a los
comunistas cuando menciona a la «gente que se equivocaba»,51 agregando que el
obispo brasileño «se distinguía de muchos otros en que tampoco era
anticomunista».52 Câmara participó en las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II,
y fue relator —y uno de sus inspiradores— del Pacto de las catacumbas de 1965.

Ya en la segunda mitad de la década Paulo Freire, desde una postura cristiana,


desarrolló un nuevo método para alfabetizar mediante un proceso de concientización
que se difundió desde la publicación en 1967 de su primer libro titulado La
educación como práctica de la libertad. Se fueron comprometiendo los movimientos de
estudiantes y de trabajadores de Acción Católica, así como importantes
intelectuales católicos.

Argentina

El padre Mugica máximo exponente de la corriente de los «curas villeros», fundador


del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y la Teología del pueblo. Fue
asesinado por la Triple A en 1974.
La Teología de la liberación encuentra sus raíces en Argentina en 1955, muy
relacionado con la reacción de los sacerdotes y creyentes católicos peronistas o
vinculados a los sectores más populares, ante el golpe de Estado que derrocó al
gobierno peronista ese año y la persecución dictatorial que se inició a partir de
ese momento.53 Ese mismo año de 1955 se crea la revista Notas de Pastoral Jocista
(cerrada por decisión del Arzobispo en 1958), en la que colaboraban teólogos como
Lucio Gera y Héctor Mandrioni, vinculados al peronismo y al movimiento obrero.54

En 1960 en Argentina se fundó la Cooperativa Fortín Olmos, por un grupo de


militantes católicos guiados por el sacerdote Arturo Paoli en la localidad de
Fortín Olmos, en el norte de la Provincia de Santa Fe. Paoli está considerado como
uno de los padres de la Teología de la liberación con libros como Diálogo de la
liberación (1969) y ha sido uno de los referentes teológicos del Papa Francisco.55

Ese mismo año de 1960 el padre Jerónimo Podestá, quien sería obispo de Avellaneda
desde 1963 y luego fundador de la Federación Latinoamericana de Sacerdotes Casados
junto a su esposa Clelia Luro, forma un grupo que será conocido como «los curas
obreros de Avellaneda», con sacerdotes obreros franceses de Misión de Francia
-donde la corriente había sido censurada y suprimida por el papa Juan XXIII en
1959- (Pierre Burgette y el padre Olhagaray) y argentinos (Fernando Portillo,
Eliseo Morales, Luciano Glabina) para trabajar como asalariados en fábricas de
Avellaneda en el cordón industrial del Gran Buenos Aires.5657 Poco después el cura
obrero francés Francisco Huidobro, del grupo Misión de Francia, sería elegido
delegado sindical en la fábrica en la que trabajaba en Valentín Alsina, siendo
despedido en 1965 por organizar una huelga. Para la primera mitad de la década de
1960 el compromiso de los sacerdotes de base con el movimiento obrero y el
peronismo se había generalizado.58

En julio de 1964 la Asamblea de Jóvenes de la Acción Católica (AJAC) impulsa la


realización de un encuentro entre sacerdotes que se concreta en Quilmes en julio de
1965, con la coordinación de tres teólogos que luego estarán ligados a la creación
de la Teología de la liberación: Lucio Gera, Miguel Mascialino y Carmelo Giaquinta.
Participaron ochenta sacerdotes entre los que se encontraban Miguel Ramondetti
(Movimiento Obrero Católico), Néstor García Morro, Manuel Artiles, Juan José Rossi,
Carlos Mugica, Alejandro Mayol, Pedro Geltman.59 Los encuentros sacerdotales se
reiterarían en 1966 (Chapadmalal) y 1967 (San Miguel).5460

En 1966 apareció el primer número de la revista Cristianismo y Revolución, editada


hasta 1971, dirigida por Juan García Elorrio hasta su muerte en circunstancias
misteriosas y luego por Casiana Ahumada. A partir de 1967 la revista se vinculó con
el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo y con las organizaciones guerrilleras
Montoneros, Fuerzas Armadas Peronistas (FAR) y Ejército Revolucionario del Pueblo
(ERP). La revista se inspiraba en el ejemplo del sacerdote guerrillero colombiano
Camilo Torres. Algunos de los colaboradores principales de la revista fueron
Eduardo Galeano, John William Cooke, Miguel Grinberg, Raimundo Ongaro, Pepe
Eliaschev, Rubén Dri, Emilio Jáuregui, Miguel Ramondetti y Nuncio Aversa.

El Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM) fue fundado en 1967, al


adherir al Manifiesto de los dieciocho Obispos del Tercer Mundo, liderado por el
obispo brasileño Hélder Cámara. Más de cuatrocientos sacerdotes integraron el MSTM,
entre ellos los padres Miguel Ramondetti, Rodolfo Ricciardelli, Héctor Botán,
Carlos Mugica -asesinado en 1974-, Elías Musse, Rubén Dri, Rolando Concatti, Rafael
Yacuzzi, Jorge Adur, Jerónimo Podestá, Domingo Antonio Bresci, Alberto Carbone,
Luis Farinello. Entre los obispos que avalaron tácito o explícitamente el
movimiento se encontraban Guillermo Bolatti, Enrique Angelelli -asesinado por la
dictadura en 1976-, Alberto Devoto, Jerónimo Podestá, Jaime de Nevares, Adolfo
Tortolo y Vicente Zaspe. En 1976 seis sacerdotes palotinos fueron asesinados por la
dictadura «acusados» de pertenecer al MSTM, en lo que se conoce como la Masacre de
San Patricio.

Del seno del MSTM surgió en 1968 el movimiento de curas villeros, formado
principalmente por sacerdotes activos en villas miseria y barrios obreros,61 en
muchos casos cercanos al peronismo y en ocasiones al marxismo.6263 En este
movimiento se destacó como referente el padre Carlos Mugica, asesinado en 1974 por
el grupo parapolicial Triple A, considerado como mártir por el movimiento.64

Movimientos sociales
Otra inspiración para la teología de la liberación latinoamericana fue la lucha por
los derechos civiles, que a su vez ganó derechos para los negros de Estados Unidos
liderada por Martin Luther King (1929-1968). A su vez una teología de la liberación
negra ha sido desarrollada por James H. Cone y otros. En Sudáfrica se desarrolló
una vigorosa teología de la liberación negra en la lucha contra el apartheid. En
Asia la teología «minjung» (coreano: «de la masa popular»), o la teología campesina
en Filipinas (expuesta por Charles R. Avila), han sido expresiones relacionadas con
la teología de la liberación latinoamericana.23 Según Gustavo Gutiérrez, en las
diferentes confesiones cristianas, surgieron en diferentes lugares, reflexiones que
a partir de sus respectivas tradiciones asumieron la óptica liberadora inspirada en
el mensaje del Reino de Dios, por el impulso que provocan las realidades de
opresión, frente a las cuales la conciencia cristiana propone la radicalidad del
Evangelio.65

La teología de la liberación tiene diversas ramas que focalizan de manera diferente


aspectos de las praxis sociales, como sucede con la adopción de la categoría de
«lucha de clases», o con la noción de «pueblo» que dio lugar a la rama conocida
como Teología del pueblo, la influencia de las experiencias democráticas
latinoamericanas, el feminismo y las cuestiones de género que dio lugar a la
teología feminista, el racismo, etc.66

Teoría de la dependencia y Pedagogía del oprimido


Diversos estudiosos destacan los vínculos de la teología de la liberación con la
Teoría de la dependencia y la Pedagogía del oprimido. Las tres corrientes surgieron
en América Latina más o menos al mismo tiempo y con relaciones mutuas.676869

La Teoría de la dependencia es una corriente de pensamiento económico-política,


surgida en el ámbito de la CEPAL, a partir de una crítica de la teoría económica
del desarrollo y el subdesarrollo, que sostiene que ambas situaciones no son
estadios sucesivos de un proceso continuo, sino que el subdesarrollo es una
situación estructural causada por una organización injusta y desigual del sistema
económico mundial, en beneficio de los países poderosos ubicados en el centro y en
perjuicio de las naciones dependientes ubicadas en la periferia.

La Pedagogía del oprimido es una corriente de pensamiento pedagógico-político


surgido a partir de los trabajos del educador brasileño Paulo Freire, que sostiene
que la educación, la enseñanza y la cultura están influidas por procesos,
mecanismos e instituciones opresivas en perjuicio de amplias capas populares y que
por lo tanto es necesario desarrollar políticas y acciones pedagógicas que
contribuyan a la liberación de los oprimidos.

Colombia

Seminario Mayor de Medellín donde se realizó en 1968 la II Conferencia General del


Episcopado Latinoamericano.
Artículo principal: II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
La teología de la liberación adquirió su estatuto eclesial en los documentos de la
II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Medellín, en 1968,
especialmente los de Justicia y Paz y según Edward Schillebeeckx, es el espíritu de
Medellín plasmado en teología.44

Historia
De 1968 a 1971
Antes de que la teología de la liberación defina su identidad entre 1968 y 1971, se
habían publicado varias obras teológicas y sociológicas que comenzaron a darle
forma. Enrique Dussel señala que la primera fue el libro Función de la Iglesia en
la realidad rioplatense, del teólogo uruguayo Juan Luis Segundo, publicado en
1962.4Nota 2

En mayo de 1968 el pastor presbiteriano brasileño Rubem Alves defendió exitosamente


en el Seminario Teológico de Princeton (Estados Unidos), donde se hallaba exiliado,
su disertación doctoral titulada Hacia una teología de la liberación humana: una
exploración del encuentro entre los lenguajes del Humanismo Mesiánico y del
Mesianismo Humanista.70717273 En junio de 1969 el sacerdote católico peruano
Gustavo Gutiérrez publica un folleto con reflexiones teológicas que había formulado
en una conferencia dada en Chimbote en 1964 y lo titula Hacia una teología de la
liberación.744 Así se puso en marcha una corriente teológica bajo el signo de la
liberación, que tendría una amplia difusión en América Latina pero también
importantes manifestaciones en Estados Unidos y Canadá y el resto de los
continentes. Alves publicó su tesis en 1969 bajo el título -cambiado por la
editorial- de Una teología de la esperanza humana,75 mientras que Gutiérrez publicó
su concepción en 1971 con el título Teología de la liberación: perspectivas.76 El
libro de Gutiérrez fue traducido al inglés en 1973 y para 1975 ya había alcanzado
siete ediciones en varios países.7778 El libro de Alves fue censurado por la
dictadura en Brasil y recién fue publicado en portugués en 1985.71

En 1969 en Argentina los teólogos Lucio Gera, Rafael Tello y Justino O'Farrell
influyen en la Declaración de San Miguel del Episcopado argentino,79 dando
nacimiento a la Teología del pueblo, una de las vertientes más importantes de la
teología de la liberación, que influiría fuertemente en el padre Jorge Bergoglio.29
En noviembre de ese año Gera redacta el Documento del Movimiento de Sacerdotes para
el Tercer Mundo, frente al gobierno de Juan Carlos Onganía,80 por el cual el MSTM
enfrentó al dictador que gobernaba Argentina en ese momento llamando a «poner en
marcha un proyecto liberador» inspirado en el mensaje del evangelio.81 En Uruguay,
el teólogo protestante Julio de Santa Ana, referente del movimiento Iglesia y
Sociedad en América Latina (ISAL) fundado en 1961, publica su primer libro,
Cristianismo sin religión.82

En 1970 Rubem Alvez publica en Montevideo en español Religión: ¿opio o instrumento


de liberación?,8384prologado por uno de los grandes pensadores protestantes, el
argentino José Míguez Bonino, quien ya en 1967 había abierto la puerta de
ecumenismo con su libro Concilio abierto: una interpretación protestante del
Concilio Vaticano II.85 En julio de ese mismo año se realiza en Buenos Aires una
reunión de biblistas sobre el tema «Éxodo y liberación» y en agosto el obispo
argentino Eduardo Pironio -que liderará una de las corrientes del movimiento-
presentó su enfoque en un artículo titulado «Teología de la liberación».4 Ese año
en Argentina también aparece Montoneros, una organización guerrillera católica y
peronista a la que pertenecieron varios sacerdotes y que incluso tuvo un capellán
castrense, el sacerdote asuncionista Jorge Adur.86

En 1971 el mexicano Porfirio Miranda publica su libro Marx y La Biblia,84 en tanto


que en Chile un grupo de laicos y religiosos crean Cristianos por el Socialismo
(CpS), una agrupación política confesional enmarcada por la teología de la
liberación que buscaba comprometerse con el proceso democrático que llevó a
Salvador Allende a ser elegido presidente en 1970, cuyo documento de lanzamiento en
abril de ese año fue conocido como Declaración de los Ochenta, debido a los ochenta
sacerdotes que lo firman.87

De 1972 a 1979

Enrique Angelelli, obispo de la diócesis de La Rioja, uno de los fundadores de la


teología de la liberación, asesinado en 1976 por la dictadura militar.
En 1972 el Instituto Fe y Secularidad de la Compañía de Jesús, dirigido desde ese
año por José Gómez Caffarena, organizó entre los días 8 al 15 de julio el Encuentro
de El Escorial (España) en el que por primera vez los teólogos latinoamericanos que
estaban empezando a dar forma a la teología liberación se encuentran con sus pares
europeos para intercambiar experiencias y puntos de vista. Participaron entre otros
Gustavo Gutiérrez, Enrique Dussel, Hugo Assmann, Juan Carlos Scannone, José
Comblin, Renato Poblete, Segundo Galilea, Juan Luis Segundo, el teólogo español
Cecilio de Lora, entre otros. Como resultado del encuentro se publicó el libro Fe
cristiana y cambio social en América Latina: Encuentro de El Escorial.888990

También en 1972 Leonardo Boff asume la dirección de la Revista Eclesiástica


Brasileira (REB) conformándola como uno de los principales medios de difusión de la
teología de la liberación.9192

En 1973 se crea la Comisión de Estudios de Historia de la Iglesia en América Latina


y el Caribe (CEHILA), organización ecuménica presidida por Enrique Dussel, teólogo
argentino fundador de la Filosofía de la liberación, que debido a la persecución de
la dictadura se exilió en México, adoptando esa nacionalidad. Dussel había escrito
en 1967 un libro para repensar la historia de la iglesia desde una perspectiva
latinoamericana y luego, a partir de los estudios del la CEHILA, publicaría en 1983
la primera edición de Historia de la Iglesia en América latina, «primer intento de
reorientar la lectura de la historia eclesial desde la praxis de la liberación».89
Ese mismo año el brasileño Hugo Assmann publica su obra Teología desde la praxis de
la liberación, en la que acentúa la necesidad de la participación de los cristianos
para realizar una revolución «por ellos y con ellos», definiendo al cristianismo no
como una religión sino como «un movimiento religioso».93

En septiembre de 1973 se produjo un golpe de Estado en Chile instalándose una


dictadura liderada por Pinochet que torturó, fusiló, asesinó o hizo desaparecer a
varios sacerdotes, entre ellos el cura obrero Joan Alsina, Gerardo Poblete, André
Jarlan, Antonio Llidó, Miguel Woodward y Wilfredo Alarcón.949596

En mayo de 1974 fue asesinado en Argentina el cura villero Carlos Mugica, iniciando
una lista de más de cuarenta religiosos y religiosas torturados, secuestrados,
asesinados o desparecidos a partir del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976,
entre ellos el obispo de La Rioja Enrique Angelelli -uno de los fundadores de la
teología de la liberación-, Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville, las monjas
francesas Alice Domon y Leonie Duquet y la masacre de los curas Palotinos.97 Estos
últimos han sido designados mártires por su orden.98 En 2006 Jorge Bergoglio inició
los trámites de canonización de estos últimos y en 2011 del sacerdote Murias.99100

En 1975 se realizaron el I Encuentro de Teólogos de la Liberación en México y el


Encuentro de Detroit, con especialistas y religiosos de Estados Unidos y Canadá.4
En 1976 se realizó el Encuentro de Dar es Salaam de la que nació ASETT/EATWOT
(Asociación Ecuménica de Teólogas y Teólogos del Tercer Mundo), una agrupación de
estudiosas y estudiosos de diversas iglesias cristianas de Asia, África y América
Latina,89 que edita la revista Voices from the Thirld World.101

Entre los trabajos publicados en el período se destacan Jesucristo liberador (1975)


del sacerdote brasileño Leonardo Boff y Cristología desde América latina (1976) del
sacerdote vasco radicado en El Salvador Jon Sobrino, ambos sobre una cristología
elaborada desde la praxis histórica latinoamericana y la perspectiva de los
pobres.89 En 1977 el destacado teólogo alemán Karl Rahner publicó su libro
Befreiende Theologie en cuyo prólogo defiende la validez universal de la teología
de la liberación diciendo que «la teología de la liberación nos ha abierto los ojos
a la injusticia estructural. Cosa que no aparecía antes en nuestros libros de moral
y que es importantísima».102

Diploma otorgado al padre salvadoreño Rutilio Grande por el Grupo de Delegados de


la Palabra de Dios. Sala de Mártires de la Universidad Centroamericana.

El padre Ernesto Cardenal fue uno de los sacerdotes que integraron el primer
gobierno de la Revolución Sandinista en Nicaragua. y uno de los referentes de la
TL. Escribió El evangelio de Solentiname (1983) y protagonizó un fuerte
enfrentamiento con Juan Pablo II.
El 12 de marzo de 1977 fue asesinado en El Salvador el padre jesuita Rutilio
Grande, junto con Manuel Solórzano y el adolescente Nelson Lemus. El Padre Tilo,
como era conocido, había establecido las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) en
ese país y creado el movimiento campesino de Delegados de la Palabra de Dios, muy
cuestionado por los terratenientes y sectores conservadores de la Iglesia
católica.103 Un mes antes de su asesinato había denunciado públicamente la
persecución de religiosos en lo que luego se conoció como Sermón de Apopa:

Queridos hermanos y amigos, me doy perfecta cuenta que muy pronto la Biblia y el
Evangelio no podrán cruzar las fronteras. Sólo nos llegarán las cubiertas, ya que
todas las páginas son subversivas—contra el pecado, se entiende. De manera que si
Jesús cruza la frontera cerca de Chalatenango, no lo dejarán entrar. Le acusarían
al Hombre-Dios... de agitador, de forastero judío, que confunde al pueblo con ideas
exóticas y foráneas, ideas contra la democracia, esto es, contra las minoría. Ideas
contra Dios, porque es un clan de Caínes. Hermanos, no hay duda que lo volverían a
crucificar. Y lo han proclamado.
P. Rutilo Grande104
Ese mismo año, el 12 de mayo de 1977 fueron asesinados también en El Salvador el
padre Alfonso Navarro y el adolescente Luis Torres.104

En marzo de 1979 se realizó en Puebla la III Conferencia General del Episcopado


Latinoamericano, en un momento en que la mayoría de la población latinoamericana
vivía bajo cruentas dictaduras y con la presencia de Juan Pablo II, a menos de
cuatro meses de haber asumido su papado. El Documento de Puebla recoge los aportes
provenientes de la teología de la liberación e incluye por primera vez el principio
de la «opción preferencial por los pobres», principio central de esta corriente
teológica, al que le dedica una sección. En el documento se usa la palabra «pueblo»
trescientas sesenta y ocho veces y la palabra «liberación» setenta y seis veces,
además de dedicarle una sección también al tema «Evangelización, liberación y
promoción humana».105 Los principales teólogos de la liberación se manifestaron muy
conformes con Puebla. Para Comblin «que Puebla haya ratificado la línea de Medellín
es un hecho histórico de profundas consecuencias»; para Dussel «Puebla ha
significado un paso adelante de Medellín»; Clodovis Boff dijo que «si para la
Iglesia latinoamericana Medellín fue un bautismo, Puebla es una confirmación».105

Cuatro meses después de Puebla, el 19 de julio de 1979 triunfa la Revolución


Sandinista en Nicaragua con una importante compromiso de la Iglesia católica
nicaragüense comprometida con la teología de la liberación, al punto que entre los
combatientes caídos en combate se encontraba el sacerdote Gaspar García Laviana y
entre las máximas autoridades del gobierno revolucionario los sacerdotes Ernesto
Cardenal, Fernando Cardenal, Edgard Parrales y Miguel d'Escoto.106 Como resultado
de esa experiencia Ernesto Cardenal escribiría en 1983 su libro El evangelio de
Solentiname, que alcanzó una gran difusión y tuvo gran influencia en la teología
latinoamericana.106

Ese mismo año Gustavo Gutiérrez publica en español el libro La fuerza histórica de
los pobres donde destaca la irrupción de los pobres como «sujeto activo de su
proceso liberador»,107108 mientras que Leonardo Boff publica en portugués O rosto
materno de Deus: ensaio interdisciplinar sobre o femenino e suas formas religiosas
(El rostro materno de Dios: ensayo interdisciplinario sobre lo femenino y sus
formas religiosas), que será publicado en español al año siguiente.109

De 1980 a 1991

El arzobispo de San Salvador, Óscar Romero, y el papa Juan Pablo II (1979).

El 24 de marzo de 1980 fue asesinado Óscar Romero, arzobispo de San Salvador, quien
ponía en el centro de su prédica a los pobres de su tierra y la denuncia de las
violaciones de derechos humanos. Murió mientras celebraba misa por un francotirador
militar bajo las órdenes del mayor Roberto d'Aubuisson —fundador de la Alianza
Republicana Nacionalista y del coronel Arturo Armando Molina—.110111 Marino Samayor
Acosta habría recibido 114 dólares por realizar esa acción.112 Romero ha sido
honrado por varias religiones,113 incluyendo a la Comunión anglicana que lo incluyó
en su santoral;114115 es uno de los diez mártires del siglo XX representados en las
estatuas de la Abadía de Westminster, en Londres.116 Varios referentes de la
teología de la liberación reclamaron la canonización de monseñor Romero por la
Iglesia católica y señalaron los obstáculos a la misma; en este sentido Jon
Sobrino, director del Centro Monseñor Romero, destacó la «canonización popular» que
ha recibido Romero;117 por su parte Pedro Casaldáliga le dedicó un poema, San
Romero de América, pastor y mártir nuestro, donde escribe: «El Pueblo te hizo
santo».118119 En febrero de 2015 Radio Vaticano dio a conocer declaraciones del
obispo Vincenzo Paglia informando que el papa Francisco habría decidido la
beatificación de Romero,120 hecho que finalmente ocurrió el 23 de mayo de 2015 en
la plaza Salvador del Mundo cerca de las 10:30 A.M. Se trata del primer salvadoreño
en ser elevado a los altares y el primer arzobispo mártir de América.

En mayo de 1980 la campaña electoral del futuro presidente Ronald Reagan en Estados
Unidos, elaboró el llamado Documento de Santa Fe I en el que por primera vez se
incluyó a la teología de la liberación como objetivo a ser combatido dentro de la
Doctrina de la Seguridad Nacional.121 El documento dice:

La política exterior de Estados Unidos debe comenzar a enfrentar (y no simplemente


a reaccionar con posterioridad) la teología de la liberación tal como es utilizada
en América Latina por el clero de la teología de la liberación. El papel de la
Iglesia en América Latina es vital para el concepto de libertad política.
Lamentablemente las fuerzas marxistas-leninistas han utilizado a la Iglesia como
arma política contra la propiedad privada y el sistema capitalista de producción,
infiltrando la comunidad religiosa con ideas que son menos cristianas que
comunistas.121

Adolfo Pérez Esquivel del SERPAJ, activista protestante de la teología de la


liberación y de los derechos humanos. Secuestrado y torturado por la dictadura.
Premio Nobel de la Paz en 1980.
El 13 de octubre de 1980 se concedió el Premio Nobel de la Paz a Adolfo Pérez
Esquivel un religioso protestante argentino integrante del SERPAJ (Servicio Paz y
Justicia), activista de los derechos humanos y la teología de la liberación, que
había sido secuestrado y torturado por la dictadura militar argentina.122123

También en 1980 se conformó la Articulación Ecuménica Latinoamericana de Pastoral


Indígena (AELAPI) consolidando la identidad de la teología india que se venía
formando desde Medellín, como problemática autónoma de «los pobres» como categoría,
rechazando la pastoral paternalista y optando por una pastoral liberadora mediante
la «inculturación del evangelio», categoría novedosa que lleva a realizar «un
trasvasamiento del mensaje evangélico al lenguaje antropológico y a los símbolos de
la cultura en que se inserta» (DP 404).124125

En 1983 el papa Juan Pablo II viajó a Nicaragua y generó un incidente diplomático-


teológico cuando se negó a saludar al ministro sacerdote Ernesto Cardenal
procediendo a señalarlo con el dedo mientras Cardenal permanecía arrodillado ante
él. La escena fue captada por las cámaras de televisión y fotográficas y dio la
vuelta al mundo, dando lugar a críticas, debates y posturas de todo tipo.126127128

El 4 de febrero de 1984, el papa Juan Pablo II suspendió a divinis del ejercicio


del sacerdocio, a los sacerdotes Ernesto Cardenal, Fernando Cardenal (hermano del
anterior), Miguel d’Escoto y Edgard Parrales, debido a su adscripción a la teología
de la liberación.129Treinta años después, el 4 de agosto de 2014, el papa Francisco
desautorizó ese castigo y lo derogó.130

En 1984 la prensa española difundió un documento informando que se trataba del


texto preparatorio de la decisión sobre la teología de la liberación que se
preparaba para tomar la Congregación para la Doctrina de la Fe a pedido del Papa
Juan Pablo II. El texto calificaba a la teología de la liberación como «la gran
herejía de nuestro tiempo» y sostenía que «la teología de la liberación constituye
un peligro fundamental para la fe de la Iglesia, porque se trata de una nueva forma
de comprensión global y de realización del cristianismo en su totalidad, y que por
esto cambia todas las formas de la vida de la Iglesia, su constitución jerárquica y
sacerdotal, la liturgia, la catequesis, las opciones morales. Se trata de una nueva
interpretación del cristianismo, cuya gravedad no se valora suficientemente porque
no entra en ninguno de los esquemas tradicionales de herejía». El documento fue
atribuido al cardenal Joseph Ratzinger, futuro papa Benedicto XVI y por entonces
prefecto de la Congregación para la Doctrina y la Fe. La filtración produjo la
reacción de muchos teólogos de la liberación que criticaron el documento.
Finalmente, ese mismo año, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó su
primera instrucción sobre la teología de la liberación (Libertatis nuntius),
estableciendo la postura oficial de la Iglesia católica sobre el tema (ver sección
"Postura de la Iglesia católica"), con un contenido muy diferente del que tenía el
texto filtrado a la prensa.131

En marzo de 1985 la Congregación para la Doctrina de la Fe cuestionó partes de la


obra Iglesia: carisma y poder. Ensayo de eclesiología militante del teólogo
brasileño Leonardo Boff. La Congregación romana no actuaba de oficio, sino
respondiendo a una petición del propio Boff, que había solicitado su amparo frente
a la crítica recibida de la Conferencia episcopal brasileña.132 También se lo
expulsó de su cátedra, de sus cargos en las revistas Vozes y Eclesiástica
Brasileira y se le impuso la obligación de permanecer en «silencio obsequioso».
Boff respondió ambiguamente a la notificación diciendo «condenando acepto».133 Ese
mismo año el teólogo uruguayo Juan Luis Segundo publicó su libro Teología de la
liberación: respuesta al cardenal Ratzinger,134 refutando y criticando duramente la
postura oficial de la Santa Sede ante la teología de la liberación adoptada por la
Congregación para la Doctrina de la Fe liderada por Ratzinger, quien en 2005 sería
elegido Papa.

El 10 de mayo de 1986 fue asesinado por orden de un grupo de terratenientes del


actual estado de Tocantins (Brasil) el padre Josimo Morais Tavares, quien apoyaba
activamente la lucha de los trabajadores rurales de esa región desde la Comisión
Pastoral de la Tierra.135

El 9 de abril de 1986 Juan Pablo II envió una carta al episcopado brasileño


expresando que «la teología de la liberación es, no sólo oportuna, sino útil y
necesaria».26 Poco antes la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó su
segunda instrucción relacionada con la teología de la liberación (Libertatis
conscientia), precisando la postura oficial de la Iglesia católica al respecto.Nota
3

José de Jesús Legorreta Zepeda distingue entre las dos Instrucciones de la


Congregación para la Doctrina de la Fe diciendo que mientras la primera de 1984
(Libertatis nuntius) implicaba definir a la teología de la liberación como una
«cuasi-herejía», la segunda instrucción complementaria publicada en 1986
(Libertatis conscientia) fue una atenuación de la primera.27 Denys Turner en el
capítulo titulado Marxismo, teología de la liberación y la vía de la negación
analiza las dos instrucciones y señala que la caracterización que hace del marxismo
y de sus relaciones con la teología de la liberación, es una «caricatura» apoyada
en simplificaciones antitéticas.136

En 1987 Julio de Santa Ana publica Ecumenismo y liberación,73 donde trata el tema
de ecumenismo a partir de la visión más inclusiva y más amplia la categoría de
liberación y la unidad del «pueblo de Dios»; en el último capítulo sostiene que
«las Iglesias deben recordar que el primer país independiente de lo que es hoy a
América Latina fue Haití. En la lucha por la liberación del pueblo haitiano, el
Vudú tuvo una función preponderante. Cuando una religión tiene esta capacidad de
motivación para la libertad no puede ser dejada de lado por el Evangelio de Cristo,
que es poder de liberación».137

Con una orientación diferente, otros sectores de la Iglesia Católica,


principalmente en la Iglesia latinoamericana, han adherido y adoptado sus
principos, como lo hizo el Consejo Episcopal Latinoamericano, no sin tensiones
internas, en las conferencias de Medellín (1968), Puebla (1979) y Aparecida
(2007).2728

La investigadora holandesa Elina Vuola sostiene que Juan Pablo II fortaleció la


tendencia conservadora en la Iglesia católica latinoamericana removiendo, como en
Brasil, «a casi todos los obispos que apoyaban a las CEB (comunidades eclasiáticas
de base) y a la TL (teología de la liberación)».138

Placa memorial de los mártires de la UCA en el Jardín de las Rosas de la UCA (El
Salvador) donde el 16 de noviembre de 1989 fueron asesinados por un batallón
militar los sacerdotes Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín-Baró, Segundo Montes, Juan
Ramón Moreno, Amando López, y Joaquín López y López. Elba Ramos y su hija Celina
Ramos serían asesinadas en sus habitaciones.
El 16 de noviembre de 1989 un batallón militar de El Salvador entró a la
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) y asesinó a ocho personas hoy
conocidos como los mártires de la UCA, seis sacerdotes jesuitas y dos empleadas:
Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín-Baró, Segundo Montes, Juan Ramón Moreno, Amando
López, Joaquín López y López, Elba Ramos y Celina Ramos. Jon Sobrino, miembro de
esa comunidad se encontraba de viaje y por esa razón salvó su vida. La UCA dirigida
por Ellacuria era uno de los centros latinoamericanos más destacados de defensa de
los derechos humanos y de la teología de la liberación, a través del método que
Ellacuría denominó «teología histórica».139

En 1990 y 1991 fueron editados dos de los principales trabajos de Ellacuría:


Mysterium liberationis. Conceptos Fundamentales de Teología de la Liberación con
Jon Sobrino -uno de los libros más completos sobre la teología de la liberación que
recopila más de cincuenta trabajos escritos por los principales teólogos de la
corriente-140 y Filosofía de la realidad histórica, en el que expone de
detalladamente su método.

Contemporáneamente, a partir de 1989, también se publicaron los tres tomos de otro


de los libros fundamentales de la teología de la liberación, Teología y liberación:
escritura y espiritualidad, ensayos en torno a la obra de Gustavo Gutiérrez, un
ambicioso enfoque ecuménico y global organizado alrededor de los textos de Gustavo
Guitérrez que incluye trabajos de Jon Sobrino, Paulo Evaristo Arns, Stephen Kim,
Desmond Tutu, José Dammert, Jorge Álvarez Calderón, Luis Alberto Gómez de Souza,
Roberto Oliveros, Leonardo Boff, Joao Libanio, María Clara Bingemer, Pablo Richard,
Johann Baptist Metz, Christian Duquoc, Jesús Espeja, Marc H. Ellis, entre otros.141

Por la cantidad de torturas y asesinatos de sacerdotes, monjas y activistas


cristianos en la década de 1980 el historiador especializado Howard Vos calificó en
1988 a este período de persecución de la iglesia latinoamericana como «la Iglesia
de los mártires», denunciando que «solo en Centroamérica se cuentan mil ochocientos
sacerdotes y monjas torturados y exiliados, y sesenta y nueve asesinados".142 El
tema y la naturaleza del martirio cristiano en el marco de las violaciones masivas
de derechos humanos y de terrorismo de Estado en América Latina será un tema de
gran importancia para varios teólogos de la liberación.143 «A la espiritualidad, al
modo de ser cristiano que surge en América Latina, le acompaña hoy la huella del
martirio», dice el padre Gustavo Gutiérrez.143

De 1992 a 2004
En octubre de 1992 se realizó en Santo Domingo la IV Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano. La fecha y el lugar se eligió para que coincidiera con
el cumplimiento de los quinientos años de la llegada de Cristóbal Colón a América.
El evento se realizó a poco de finalizada la Guerra Fría, de la disolución de la
Unión Soviética y de que en Estados Unidos se realizara el llamado Consenso de
Washington que estableció el programa político-económico a seguir por los países de
América Latina, con eje en las privatizaciones y la desregulación de los mercados,
incluyendo la desregulación del mercado laboral mediante una política que se
denominó de flexibilización laboral. Cultural y étnicamente la fecha y el evento
estuvo signada por grandes debates y confrontaciones acerca del significado
histórico de la llegada de los españoles a América, el término «descubrimiento» y
la llamada conquista y colonización de América por parte de varios reinos
europeos.144

Dice Elina Vuola que «la profunda división dentro de la Iglesia fue evidente
durante la propia Conferencia, y también se refleja en el documento final. En el
documento no se menciona a la TL para nada, ni tampoco se cita a los teólogos para
la liberación».144 Legorreta Zepeda en un artículo comparativo de las conferencias
generales del episcopado latinoamericano dice que no puede entenderse lo que
sucedió en la Conferencia de Santo Domingo «si se pasa por alto el hostigamiento de
que fue objeto la opción eclesial de la liberación por parte de la Santa Sede y
diversos episcopados latinoamericanos».27 Jon Sobrino publicó sus opiniones en el
capítulo «Los vientos que soplaron y la evangelización de la cultura» en el libro
publicado junto a Víctor Codina, Santo Domingo '92: crónica testimonial y análisis
contextual, criticando la «imposición romana» y el «retroceso en teología» que se
evidencia en el documento final.145

Ese mismo año el padre Leonardo Boff había sido nuevamente sancionado a permanecer
en silencio y dejar de enseñar. En esta oportunidad Boff consideró que la Iglesia
católica estaba violando su «derecho inalienable a la libertad de expresión» y
decidió asumir el estado laico para impedir que las sanciones disciplinarias se le
pudieran aplicar, pasando a desempeñarse como profesor de la Universidad del Estado
de Río de Janeiro (UERJ).133

En la década de 1990 comenzó a hablarse del «ocaso» o «crisis» de la teología de la


liberación,146 en un contexto discursivo en el que se hablaba también de otras
«crisis» vinculadas con los conceptos novedosos de neoliberalismo y globalización,
como la «crisis del Estado de bienestar» y la «crisis del derecho del trabajo», o
del «fin del trabajo» y el «fin de la historia».147 En ese contexto la teología de
la liberación desarrolló una tendencia a hacer más compleja la noción de «pobre»,
vinculándola a la diversidad étnica, de género, la espiritualidad, la ecología, la
situación de los pueblos indígenas y la sexualidad.148 Scannone ha sostenido que la
opción preferencial por los pobres, en el contexto de neoliberalismo y
globalización, debe ser redefinida como opción preferencial por los excluidos.149

Padre Juan José Gerardi, obispo de Santa Cruz del Quiché (Guatemala), asesinado el
26 de abril de 1998, dos días después de dar a conocer Guatemala Nunca Más,
denunciando en detalle más de cincuenta y cinco mil violaciones de derechos
humanos.
El 26 de abril de 1998 fue asesinado en Guatemala a golpes el obispo Juan José
Gerardi apenas dos días después de haber hecho público el informe interdiocesano
Recuperación de la Memoria Histórica (REHMI), Guatemala Nunca Más, que detalló más
de cincuenta y cinco mil violaciones de derechos humanos entre 1960 y 1996. El
teólogo Fernando Bermúdez López escribió el artículo «Guatemala, tierra de
mártires» en el que relata que «a lo largo y ancho del país, centenares de
catequistas, veinte sacerdotes, dos religiosas y un obispo fueron asesinados y
catorce templos convertidos en cuarteles del ejército. Juntamente con El Salvador,
Guatemala es el país de América Latina que más mártires ha tenido».150

Al finalizar el siglo XX se generó un debate sobre la desigual memoria y valoración


de los mártires cristianos. En mayo de 2000 el Papa Juan Pablo II dio a conocer el
listado de «Nuevos Mártires» católicos del siglo XX, sumando un total de 12 692
personas, de las cuales 9781 pertenecen a Europa y la ex Unión Soviética y 333 a
América Latina. El acto generó críticas en los ámbitos latinoamericanos
relacionados con la teología de la liberación, sosteniendo que «se le había dado
mucha importancia a los mártires de sistemas ateos como el comunismo y el nazismo
pero no de igual manera a los mártires de dictaduras y gobiernos autodenominados
cristianos como en América Latina».151 Sobre la misma cuestión Jon Sobrino publicó
ese año un artículo titulado «Los mártires jesuánicos y el pueblo crucificado» en
el que sostiene que «la muerte del pueblo crucificado es mucho más ignorada que la
de los mártires jesuánicos, a veces es totalmente silenciada y quiere ser enterrada
por los poderes de este mundo con más ahínco y vileza que otros mártires».152

En 2003 el teólogo español Juan José Tamayo recibió una nota de la Conferencia
Episcopal Española en la que le comunicaba que las autoridades eclesiásticas habían
decidido cuestionar su libro Dios y Jesús. En él, afirma la nota, se renueva el
antiguo error arriano de negar la divinidad de Jesucristo. Recordaban además que
Tamayo «carece de misión canónica para enseñar teología y no ejerce la docencia en
ningún Centro Superior de la Iglesia».153 Tamayo respondió con dureza a la
comunicación reclamando por el hecho de no haber sido citado previamente,
criticando el documento por no usar ni una sola vez «palabras como liberación,
libertad, justicia, fraternidad-sororidad, comunidad, justicia, misericordia-
compasión, pobres, opción por los pobres» y sosteniendo que «la Comisión Episcopal
falsea mis textos, los manipula y saca de contexto, hasta hacerles decir lo
contrario a lo que dicen, para demostrar que niego la divinidad y la resurrección,
afirmación que sólo se encuentra en la mente y en los textos de mis censores, no en
la mía, y menos aún en el libro Dios y Jesús».154155

2005 en adelante
Entre el 21 y el 25 de enero de 2005 se realizó en Porto Alegre el Primer Foro
Mundial de Teología y Liberación, en el marco del V Foro Social Mundial. Sus
conclusiones fueron publicadas en un libro titulado Otro mundo es posible
(Reclamando una teología de la liberación).156 En el Foro se expuso la situación de
las teologías de la liberación en cada continente, con enfoques especiales sobre
las teologías feministas, la teología india, la teología dalit, la teología negra,
la teología minjung, la teología ecológica, el diálogo interreligioso, etc. Sobre
la teología asiática expusieron el indio Felix Wilfred y la filipina Emelina
Villegas. La teología africana fue expuesta por la sudafricana Ramathete Dolamo y
el ghanés Emmanuel Martey. La situación en Europa fue explicada por el italiano
Rossino Gibellini y la alemana Sabine Plonz. Sobre las Américas expusieron el
estadounidense Dwight Hopkins, los canadienses Michel Beaudin y Lee Cormie, la
brasileña Tânia Mara y el colombiano Ignacio Madera.157158

Tumba de la hermana Dorothy Stang asesinada en 2005 por su compromiso con los
trabajadores rurales de la Amazonia brasileña.
El 12 de febrero de 2005 fue asesinada por orden de un terrateniente, la hermana
Dorothy Stang, misionera de las Hermanas de Nuestra Señora de Namur y comprometida
con las luchas de los trabajadores rurales de la Amazonia brasileña.159

En 2006 la Congregación para la Doctrina de la Fe cuestionó varias partes de dos


libros de Jon Sobrino: Jesucristo liberador: lectura histórico-teológica de Jesús
de Nazaret (1991) y La fe en Jesucristo: ensayo desde las víctimas (1999) de Jon
Sobrino. El sacerdote no acepó la decisión considerando que no sería honrado
hacerlo, explicando su posición en una carta dirigida al general de su orden, Peter
Hans Kolvenbach. En la carta Sobrino cuestionando «el modo de proceder del Vaticano
en los últimos veinte o treinta años» y «la campaña contra la teología de la
liberación».160161 Religiosos y personalidades de diversas partes del mundo se
solidarizaron con Sobrino y condenaron lo que denominaron como «censura».162 Al
solidarizarse con Sobrino, el teólogo Benjamín Forcano lamentó la persecución que
el Vaticano estaba realizando contra teólogos como De Lubac, Danielou, Congar y
Cheng, Ernesto y Fernando Cardenal, Leonardo Boff, Gustavo Gutiérrez, Hans Küng,
Bernard Häring, Karl Rahner, Edward Schillebeeckx, Johann Bapotist Metz, Charles
Curran o Giulio Girardi: «esa generación de teólogos fue brillante y maravillosa,
-dijo entonces Forcano- fueron los que hicieron el Concilio Vaticano II».162

En 2006 y 2007 se publican en Argentina los dos tomos del primer libro
recopilatorio de textos del teólogo Lucio Gera, fundador de la teología del pueblo:
Escritos teológicos pastorales de Lucio Gera. 1. Del Preconcilio a la Conferencia
de Puebla (1956-1981) y Escritos teológicos pastorales de Lucio Gera. 2. De la
conferencia de Puebla a nuestros días (1982-2007).

Francisco visita en 2013 la ciudad de Aparecida donde cinco años antes se realizó
la V Conferencia General del Epicospado Latinoamericano y del Caribe en la que
desempeñó un papel relevante cuando aún era Arzobispo de Buenos Aires.
En mayo de 2007 se realizó en Aparecida (Brasil) la V Conferencia General del
Epicospado Latinoamericano y del Caribe. En los meses previos tanto en ámbitos
católicos como protestantes ligados a la teología de la liberación se evaluaba con
pesimismo el evento. El teólogo Gregorio Iriarte daba cuenta de este clima previo
difundido por los medios de comunicación diciendo que «algunos habían llegado a
"profetizar" que la Teología de la Liberación había muerto y que en la V
Conferencia de Aparecida se firmaría su "certificado de defunción"!!!».163

Pero, esa grave equivocación que partía quizás más de la ignorancia que de la mala
voluntad. No se habían dado cuenta de que la Teología de la Liberación ha vivido,
en carne propia, la parábola evangélica del grano de trigo. La enterraron, parecía
que había muerto…. pero, de pronto, comenzó a mostrar nuevos brotes, de tal modo
que algunas de sus más importantes propuestas teológicas las podemos ver presentes
en el Documento de Aparecida. Contrariamente a las invectivas de algunos
dignatarios, muy influyentes, de la Curia Romana y a la actitud «satanizadora» de
algunos medios de comunicación, la Teología de la Liberación la podemos ver
presente, en forma discreta pero muy real, en este tan importante Documento de
nuestros Obispos que está llamado a orientar la vida pastoral de nuestra Iglesia
Latinoamérica a lo largo de los próximos años.
P. Gregorio Iriarte o.m.i.163
En Aparecida desempeñó un papel muy importante el cardenal Jorge Bergoglio, que en
ese momento era arzobispo de Buenos Aires y que presidió la comisión redactora del
documento final. Bergoglio ya había sorprendido por el apoyo obtenido en el
Cónclave de 2005 que terminó eligiendo a Ratzinger como Papa.164 El teólogo de la
liberación Juan Carlos Scannone ha contado que para Bergoglio los ejes del
documento de Aparecida debían ser «Cristo y los pobres».165 Jon Sobrino, en su
carta anual a Ignacio Ellacuría, dice que Aparecida «resultó mejor de lo que se
esperaba, y no cerró puertas».166 El pastor bautista Harold Segura también elogió
los aspectos positivos del documento de Aparecida desde la revista de teología Lupa
Protestante, sobre todo la apertura a la cooperación ecuménica y destacó los
reconocimientos de Gustavo Gutiérrez y José Comblin.167 Leonardo Boff fue más
crítico del documento cuestionando el «esquematismo y el ahistoricismo de la
cristología y de la eclesiología», algo que también observan Sobrino en su carta
citada y Comblin.168

En 2008 el exobispo Fernando Lugo, identificado con la teología de la liberación,


fue elegido presidente del Paraguay.
En 2008 Fernando Lugo, identificado con la teología de la liberación y conocido
como «el Obispo de los Pobres», fue elegido democráticamente como Presidente del
Paraguay, siendo derrocado en 2012 por un juicio político que duró un día y en el
que se le dio un plazo de dos horas para defenderse, considerado como golpe de
Estado por el Mercosur.169170

En 2012 Gerhard Ludwig Müller fue designado al frente de la Congregación para la


Doctrina de la Fe. Ocho años antes, Müller y Gustavo Gutiérrez habían publicado
juntos en Alemania y en alemán, el libro Pobre y para los pobres, que pasó
relativamente desaparcibido. En 2014, ya elegido Francisco como Papa, Müller y
Gutiérrez volvieron a publicar el libro, pero en Roma, en italiano y con prólogo de
Francisco, despertando una considerable atención.171

Desde la elección de Francisco como Papa en 2013, algunos observadores han opinado
que la situación de la teología de la liberación en la Iglesia católica ha
cambiado, en vista de que él mismo fue formado en la Argentina en la teología de la
liberación, en su vertiente de teología del pueblo.172 Poco después de asumir,
Francisco recibió el 11 de septiembre de 2013 al padre Gustavo Gutiérrez en un
gesto considerado por los partidarios de esta teología como «un paso hacia la
rehabilitación total de la Teología de la Liberación».171

Otros observadores han considerado que la postura de Francisco no difiere de la de


sus predecesores, pues la teología de la liberación nunca fue condenada en bloque,
sino solo en los aspectos considerados erróneos por la Congregación de la Fe.173

También han cambiado las posturas ante el papado de varios de los exponentes de la
teología de la liberación a partir de la elección de Francisco. Leonardo Boff ha
elogiado reiteradamente a Francisco,174175 y en 2013 publicó el libro Francisco de
Asís y Francisco de Roma donde analiza las vinculaciones entre la teología de la
liberación y la teología del pueblo.176 Gustavo Gutiérrez consideró que se han
producido algunos cambios favorables y se mostró optimista frente a lo que «queda
por hacer».177 Jon Sobrino ha dicho que «todo ha cambiado con Francisco».178
Ernesto Cardenal ha dicho que «el mayor milagro es la aparición del papa Francisco,
quien está haciendo una revolución en el Vaticano».179 Clelia Luro se mostró
esperanzada de que Francisco establezca el celibato opcional en el marco de una
gran reforma.180 Ivone Gebara desde la teología feminista piensa que Francisco
«podría, con nuestra ayuda, reconocer los equívocos milenarios de la Iglesia y
ayudarnos mutua y colectivamente a avanzar».181 Pedro Casaldáliga valora el hecho
de que «la Teología de la Liberación se sintió respaldada por él (Francisco); ha
valorizado las Comunidades Eclesiales de Base, en el objetivo de impulsar una
Iglesia pobre para los pobres».182

En 2014 se publicó el libro La Civilización de la pobreza: el legado de Ignacio


Ellacuría para el mundo de hoy que reúne trabajos de Ernesto Cavassa, Martín Maier,
Rodolfo Cardenal, Gustavo Gutiérrez, Jon Sobrino, Francisco de Aquino Júnior,
Andrew Prevot, Thomas Fornet-Ponse, Sebastian Pittl, Michael Lee, Jonas Hagedorn,
David Ignatius Gandolfo, Robert Lassalle-Klein y J. Matthew Ashley.183

Ramas y vertientes
Scannone señala la existencia de cuatro grandes vertientes de la teología de la
liberación: a) la teología desde la praxis pastoral de la Iglesia, en la que cita
Eduardo Pironio; b) la teología desde la praxis de grupos revolucionaria, citando
como representante a Hugo Assmann y los Cristianos por el Socialismo; c) la
teología desde la praxis histórica que continúa y radicaliza las perspectivas
abiertas por Gustavo Gutiérrez; d) la teología desde la praxis de los pueblos
latinoamericano, en la que incluye la teología del pueblo.184

Gustavo Gutiérrez
Uno de sus representante más destacados es el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez
Merino,24 quien en el II Encuentro de Sacerdotes y Laicos realizado en Chimbote,
Perú, entre el 21 y el 25 de julio de 1968 divulgó el concepto en su conferencia
Hacia una Teología de la Liberación y escribió el libro Teología de liberación -
Perspectivas (1971).185

Rubem Alves y la rama protestante


Entre los teólogos protestantes debe mencionarse al pedagogo presbiteriano
brasileño Rubem Alves, quien en 1968 presentó su tesis de doctorado en la
Universidad de Princeton, originalmente titulada Towards a theology of human
liberation (Hacia una Teología de la Liberación Humana),72186 publicada
posteriormente como Una teología de la esperanza humana.186 Alves fue alumno, en
Princeton y antes en Campinas, de Richard Shaull, quien desde 1962 se dedicó a
exponer y escribir sobre la «teología de la revolución».187

Teología del pueblo

El Papa Francisco ha sido muy influido por la escuela argentina de la Teoría de la


liberación conocida como Teología del pueblo.
Artículo principal: Teología del pueblo
La Teología del pueblo es una rama de la teología de la liberación nacida en la
Argentina en 1969 que, según Scannone, ha influido fuertemente en el pensamiento
del Papa Francisco.188

La Teología del pueblo toma la crucial «opción preferencial por los pobres» de la
Teología de la liberación, pero no pone en el centro la categoría de la «lucha de
clases», sino la noción de «pueblo» y las particularidades que toman las luchas
populares y la cultura en América Latina. La Teología del pueblo sostiene que a
partir de la globalización y la profundización de los procesos de exclusión, la
«opción preferencial por los pobres» debe expresarse como «opción preferencial por
los excluidos».189

Entre los principales exponentes se encuentran el teólogo jesuita Juan Carlos


Scannone, Lucio Gera, el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, el padre
Mugica, Jerónimo Podestá, Clelia Luro, Arturo Paoli, Francisco Huidobro, Enrique
Angelelli, Jaime de Nevares, entre otros.

Leonardo Boff

El teólogo brasileño Leonardo Boff, uno de los fundadores de la teología de la


liberación.
Artículo principal: Leonardo Boff
El teólogo, filósofo y exsacerdote católico brasileño Leonardo Boff, está
considerado como uno de los fundadores de la Teología de la liberación, a partir de
su praxis con las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) existentes desde comienzos
de la década de 1960. Boff, que trabaja también con el Movimiento de los
Trabajadores Rurales Sin Tierra, sostiene una teología en la que la opción por los
pobres y el cuidado de la Tierra como Pachamama, están íntimamente imbricadas, del
mismo modo que lo masculino y lo femenino.190 Es autor de más de sesenta libros
entre los que se destacan Pasión de Cristo, pasión del mundo (1977), Las
comunidades de base reinventan la Iglesia (1979), La vida religiosa en el proceso
de liberación (1979), ¿Cómo hacer Teología de Liberación? (1986), Ética planetaria
desde el gran Sur (2000) y Globalización: desafíos socioeconómicos, éticos y
educativos (2001).

Fuertemente enfrentado al papa Juan Pablo II y al cardenal Joseph Ratzinger (futuro


papa Benedicto XVI, cuando este último dirigía la Congregación para la Doctrina de
la Fe, fue condenado al silencio en 1985 y se autoproclamó al estado laico en 1992,
cuando estaba siendo nuevamente juzgado por el Vaticano.190191 Ha manifestado su
apoyo al papa Francisco en la esperanza de que inaugure «una dinastía de papas del
Tercer Mundo».191

Corrientes guerrilleras

El sacerdote Camilo Torres Restrepo, cofundador, junto con Orlando Fals Borda, de
la primera facultad de Sociología de Colombia y miembro del movimiento guerrillero
ELN, muerto en combate en 1966.
Otras de las ideas bases para el inicio de la teología de la liberación surgen a
partir de la vida y teología del sacerdote colombiano Camilo Torres Restrepo (1929-
1966),192 quien fue cofundador, junto con Orlando Fals Borda, de la primera
facultad de Sociología de Colombia en la Universidad Nacional de Colombia y luego
ingresó como guerrillero al Ejército de Liberación Nacional de Colombia, resultando
muerto en su primer combate contra el ejército regular.

El ejemplo de Camilo Torres Restrepo fue tomado por otros sacerdotes y católicos
del común, que posteriormente tratarían de continuar su obra no solo en Colombia,
sino en toda América. Entre ellos pueden mencionarse el sacerdote asturiano Gaspar
García Laviana en Nicaragua, el sacerdote aragonés Manuel Pérez Martínez (el cura
Pérez) quien llegó a ser el comandante del Ejército de Liberación de Colombia y los
sacerdotes Rafael Yacuzzi y Jorge Adur, que integraron la organización Montoneros
en Argentina.

Teología feminista de la liberación


Diversas corrientes de teología feminista, en especial aquellas que se
autodenominan como teologías feministas de la liberación, mantienen una estrecha
relación, tanto de crítica como de identificación, con las demás corrientes
teología de la liberación. Este proceso se ha producido sobre todo en el marco de
la Asociación Ecuménica de Teólogos/as del Tercer Mundo en América Latina
(ASETT).66 La teología feminista de la liberación pone el acento en la necesidad de
redefinir «la opción por el pobre como opción por la mujer pobre».66193

La teología feminista de la liberación comienza a tomar entidad como vertiente con


identidad propia en 1979 con el Primer Congreso de Mujeres Teólogas realizado en
México a fines de 1979, consolidándose en el segundo y tercer congresos, realizados
en 1985 en Buenos Aires y 1993 en Río de Janeiro.194195

La teología feminista en general y la de la liberación en particular pone énfasis


en el carácter colectivo de las obras. Algunas de las mujeres que actúan en la
teología feminista de la liberación son Elsa Támez, María Pilar Aquino, Ivone
Gebara, María Clara Bingemer, Clelia Luro.

Teología india
Artículo principal: Teología india
La teología india es una corriente teológica que tiene expresiones interreligiosas
y ecuménicas e instancias organizativas en varias iglesias, que se caracteriza por
recuperar el pensamiento y las creencias religiosas milenarias de los pueblos
originarios de América o Abya Yala, perseguidas y reprimidas, para relacionarlas
con las teologías y creencias religiosas actuales. Como corriente teológica con
identidad propia aparece a comienzos de la década de 1990 muy vinculada con los
movimientos de crítica y protesta contra los eventos de celebración del 500º
aniversario de la llegada de los europeos a América.

La teología india se relaciona con las pastorales indígenas que tienen varias
iglesias y movimientos religiosos. Varios de sus integrantes consideran a la
teología india como vertiente más o menos autónoma de la teología de la liberación.
Algunos de los principales pensadores y teólogos indios son el sacerdote católico
zapoteca Eleazar López Hernández, el boliviano Xavier Albó, el chileno Diego
Irarrázaval, el sacerdote católico quechua Domingo Llanque Chana, entre otros.

Otros exponentes
Otros exponentes destacados de esta corriente han sido los teólogos Leonardo Boff
(brasileño),196197 Jon Sobrino (español),198 Juan Luis Segundo (uruguayo),199200
Pablo Richard (chileno),201 Elsa Támez (mexicana),202203 José Porfirio Miranda
(mexicano),204 Hugo Assmann (brasileño),20544 Pere Casaldáliga (español), Pedro
Trigo SJ (español-venezolano)206. Otro sector, estuvo representado por los
sacerdotes revolucionarios Camilo Torres Restrepo (colombiano), Manuel Pérez
Martínez (español), y Gaspar García Laviana, (español).

Posturas oficiales
Postura de la Iglesia católica
En la década de 1980 el papa Juan Pablo II solicitó a la Congregación para la
Doctrina de la Fe que se pronunciara sobre la Teología de la Liberación. Como
respuesta a esta petición, este organismo ha establecido el marco doctrinal sobre
la Teología de la Liberación del magisterio de la Iglesia, definiendo así la
postura oficial de la Iglesia católica. La Congregación para la Doctrina de la Fe
emitió dos instrucciones sobre el tema: Libertatis nuntius en 1984 y Libertatis
conscientia en 1986. La primera de ellas está dedicada expresamente a analizar la
teología de la liberación como tal, y la segunda a analizar más profundamente el
tema de la libertad cristiana y la liberación. La segunda instrucción comenta que
ambas guardan una «relación orgánica» (Libertatis conscientia" n. 2).

La «Instrucción sobre algunos aspectos de la "teología de la liberación"»


(Libertatis nuntius)" de la Congregación para la Doctrina de la Fe fue emitida el 6
de agosto de 1984. Consta de una introducción, nueve capítulos y una conclusión.207
La Instrucción fue firmada por Joseph Card. Ratzinger en su carácter de prefecto y
Alberto Bovone, en su condición de secretario; y fue aprobada para su publicación
por el papa Juan Pablo II. En la introducción del documento, la Congregación para
la Doctrina de la Fe advierte:

La presente Instrucción tiene un fin más preciso y limitado: atraer la atención de


los pastores, de los teólogos y de todos los fieles, sobre las desviaciones y los
riesgos de desviación, ruinosos para la fe y para la vida cristiana, que implican
ciertas formas de teología de la liberación que recurren, de modo insuficientemente
crítico, a conceptos tomados de diversas corrientes del pensamiento marxista. Esta
llamada de atención de ninguna manera debe interpretarse como una desautorización
de todos aquellos que quieren responder generosamente y con auténtico espíritu
evangélico a «la opción preferencial por los pobres». De ninguna manera podrá
servir de pretexto para quienes se atrincheran en una actitud de neutralidad y de
indiferencia ante los trágicos y urgentes problemas de la miseria y de la
injusticia. Al contrario, obedece a la certeza de que las graves desviaciones
ideológicas que señala conducen inevitablemente a traicionar la causa de los
pobres.
Libertatis nuntius
Además, las advertencias más importantes que el magisterio de la Iglesia, a través
de la Congregación para la Doctrina de la Fe, realiza a ciertas ramas de la
teología de la liberación, y que constituyen el núcleo duro de la crítica a dichas
ramas teológicas, son las siguientes:

No se puede tampoco localizar el mal principal y únicamente en las «estructuras»


económicas, sociales o políticas malas, como si todos los otros males se derivasen,
como de su causa, de estas estructuras, de suerte que la creación de un «hombre
nuevo» dependiera de la instauración de estructuras económicas y sociopolíticas
diferentes. Ciertamente hay estructuras inicuas y generadoras de iniquidades, que
es preciso tener la valentía de cambiar. Frutos de la acción del hombre, las
estructuras, buenas o malas, son consecuencias antes de ser causas. La raíz del mal
reside, pues, en las personas libres y responsables, que deben ser convertidas por
la gracia de Jesucristo, para vivir y actuar como criaturas nuevas, en el amor al
prójimo, la búsqueda eficaz de la justicia, del dominio de sí y del ejercicio de
las virtudes.

Lo que estas «teologías de la liberación» han acogido como un principio, no es el


hecho de las estratificaciones sociales con las desigualdades e injusticias que se
les agregan, sino la teoría de la lucha de clases como ley estructural fundamental
de la historia. [...] En esta concepción, la lucha de clases es el motor de la
historia. La historia llega a ser así una noción central. Se afirmará que Dios se
hace historia. [...] Por esto se tiende a identificar el Reino de Dios y su devenir
con el movimiento de la liberación humana, y a hacer de la historia misma el sujeto
de su propio desarrollo como proceso de la autorredención del hombre a través de la
lucha de clases. Esta identificación está en oposición con la fe de la Iglesia, tal
como la ha recordado el Concilio Vaticano II. [...] Privilegiando de esta manera la
dimensión política, se ha llegado a negar la radical novedad del Nuevo Testamento
y, ante todo, a desconocer la persona de Nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y
verdadero hombre, al igual que el carácter específico de la liberación que nos
aporta, y que es ante todo liberación del pecado, el cual es la fuente de todos los
males. [...] Así se da una interpretación exclusivamente política de la muerte de
Cristo. Por ello se niega su valor salvífico y toda la economía de la redención.
Libertatis nuntius
Sin embargo, también se reconoce la importancia de no olvidar los deberes
cristianos de caridad para con los pobres, expresando que estas advertencias no
pueden «servir de pretexto para quienes se atrincheran en una actitud de
neutralidad y de indiferencia ante los trágicos y urgentes problemas de la miseria
y de la injusticia»:

Por tanto, se hace a la Iglesia un profundo llamamiento. Con audacia y valentía,


con clarividencia y prudencia, con celo y fuerza de ánimo, con amor a los pobres
hasta el sacrificio, los pastores –como muchos ya lo hacen–, considerarán tarea
prioritaria el responder a esta llamada.
Libertatis nuntius
La instrucción sobre libertad cristiana y liberación (Libertatis conscientia) de la
Congregación para la Doctrina de la Fe fue emitida el 22 de marzo de 1986. Consta
de cien puntos, distribuidos en una introducción, cinco capítulos y una
conclusión.208 Esta instrucción profundiza más en los aspectos teológicos de la
liberación cristiana.

Decisiones sobre teólogos de la liberación católicos


La Congregación para la Doctrina de la Fe se ha pronunciado también sobre algunas
de las obras de los teólogos de la liberación católicos:

En 1985 emitió una notificación cuestionando partes de la obra Iglesia: carisma y


poder. Ensayo de eclesiología militante de Leonardo Boff,209 estableciendo también
que debería permanecer en «silencio voluntario», período durante el cual «no podrá
desempeñar sus actividades de conferenciante y escritor».210 La notificación fue
firmada por el cardenal Joseph Ratzinger, con aprobación del papa Juan Pablo II.209
Leonardo Boff ha sido muy crítico de esta decisión y en 1991 se autodeclaró en
estado laico.
En 2006 emitió una notificación cuestionando varias partes de las obras Jesucristo
liberador: lectura histórico-teológica de Jesús de Nazaret (1991) y La fe en
Jesucristo: ensayo desde las víctimas (1999) de Jon Sobrino. La notificación fue
firmada por el cardenal William Levada, con aprobación del papa Benedicto XVI.211
En nota explicativa, la misma Congregación hace un resumen de los puntos centrales
de la doctrina católica con los que no son conformes algunas conclusiones del padre
Sobrino: la divinidad de Jesucristo, la encarnación del Hijo de Dios, la relación
de Jesús con el Reino de Dios, su autoconciencia, el valor salvífico de su
muerte.212 El padre Sobrino no adhirió a la notificación en contra de su obra
criticando la decisión de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre su obra
explicando que «un buen número de teólogos han leído mis dos libros antes de que
fuese publicado el texto de la Congregación de la Fe de 2004 [...] Su juicio
unánime es que en mis dos libros no hay nada que no sea compatible con la fe de la
Iglesia. [...] Por ello no me parece honrado suscribirla».213
Durante el papado de Francisco
El 11 de septiembre de 2013, el Papa Francisco se reunió con Gustavo Gutiérrez en
Roma, llevando a algunos a sostener que esto se trata de un signo de mejora en las
relaciones entre la jerarquía y los teólogos de la liberación. El mismo mes,
L'Osservatore Romano publicó un artículo del prefecto de la Congregación para la
Doctrina de la Fe, el cardenal Gerhard Müller, en el que se elogia a Gustavo
Gutiérrez.214

El 18 de enero de 2014, el Papa Francisco se reunió con Arturo Paoli, sacerdote


italiano que el Papa conoció en Argentina. Paoli es conocido como uno de los
exponentes de la Teología de la Liberación y la reunión fue vista como un signo de
«reconciliación» entre el Vaticano y los liberacionistas.215

Miguel d'Escoto, sacerdote en Nicaragua, había sido sancionado con una suspensión a
divinis de sus funciones públicas por el Papa Juan Pablo II en 1984, debido a su
actividad política izquierdista en el gobierno sandinista de Nicaragua. El Papa
Francisco levantó la suspensión en agosto de 2014, en respuesta a la petición
formulada por d'Escoto.216

En 2015, durante una conferencia de prensa en el Vaticano, albergada por Caritas


International, Gutiérrez señaló que mientras que ha habido algunos momentos de
dificultad en el pasado en cuanto al diálogo con la Congregación para la Doctrina
de la Fe, la Teología de la Liberación nunca fue condenada. Aunque reconoció por
parte de la Iglesia un énfasis cada vez más claro en la opción por los pobres,
Gutiérrez no consideró que la Teología de la Liberación estuviese atravesando una
rehabilitación, puesto que esta nunca habría sido «deshabilitada».217

Vínculos con la KGB


En 2015, en una entrevista para la agencia de noticias católica ACI Prensa, el
exgeneral de la policía secreta rumana y desertor de la KGB Ion Mihai Pacepa
declaró haber participado en la operación secreta que dio origen a la Teología de
la Liberación como parte del programa de medidas activas de la Unión Soviética para
la desestabilización de América Latina.218 El exagente dio detalles de la creación
del movimiento y su financiación, mencionando a otros organismos también creados y
apoyados por la KGB con fines de subversión:
El movimiento nació en la KGB y tuvo un nombre inventado por la KGB: Teología de la
Liberación. [...] El nacimiento de la Teología de la Liberación fue el intento en
1960 de un súper secreto “Programa de desinformación” (Party-State Dezinformatsiya
Program), aprobado por Aleksandr Shelepin, el presidente de la KGB, y por el
miembro del Politburó, Aleksey Kirichenko [...].
Mihail Pacepa. Detalle de la transcripción de ACI Prensa

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