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LESIONES DISBÁRICAS:

SOBREPRESIÓN PULMONAR

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Fecha: 2009-08-10

Nombre Firma
Realizado José Luis Martín Sánchez
Aprobado
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Índice
1.- Objetivo............................................................................................................................3
2.- Sistema circulatorio........................................................................................................3
3.- Sistema respiratorio........................................................................................................5
4.- Lesiones producidas por la inmersión..........................................................................9
4.1.- Embolia gaseosa.....................................................................................................12
4.2.- Neumotórax............................................................................................................14
4.3.- Enfisema mediastino.............................................................................................15
4.4.- Enfisema subcutáneo............................................................................................15
4.5.- Tratamiento de estas enfermedades.................................................................16
5.- Conclusiones...................................................................................................................17
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1.- Objetivo
El objetivo de este trabajo es presentar los problemas que pueden aparecer en el
buceo debidos a sobre-presiones pulmonares. Para ello analizaremos
primeramente qué sistemas del cuerpo intervienen es estos procesos y cómo
funciona cada uno de ellos, para seguidamente tratar cuales son las lesiones
producidas por la inmersión y por qué se producen, finalizando el trabajo
describiendo cada una de ellas: síntomas y tratamiento.

2.- Sistema circulatorio


La sangre es el fluido que circula por todo el organismo a través del sistema
circulatorio, formado por el corazón y los vasos sanguíneos. De hecho, la sangre
describe dos circuitos complementarios. En la circulación pulmonar o circulación
menor, la sangre va del corazón a los pulmones, donde se oxigena o se carga de
oxígeno y descarga el dióxido de carbono.
En la circulación general o mayor, la sangre da la vuelta a todo el cuerpo antes de
retornar al corazón.

El corazón es un músculo hueco, rodeado por el pericardio y encerrado entre los


pulmones en el centro del pecho. Está dividido en cuatro cavidades, dos aurículas
y dos ventrículos. Entre la Aurícula y el Ventrículo derecho está la válvula llamada
tricúspide, entre Aurícula y Ventrículo izquierdos está la válvula mitral. Las
gruesas paredes del corazón forman el Miocardio.
El corazón tiene dos movimientos: de contracción llamado sístole y de dilatación
llamado diástole.
Cuando se distienden las aurículas, fluye sangre desde la vena cava a la aurícula
derecha y desde la vena pulmonar a la aurícula izquierda. Después se abren las
válvulas mitral y tricúspide pasando la sangre a los ventrículos en diástole.
Posteriormente se cierran las válvulas aurículo-ventriculares (mitral y tricúspide)
y se abren las válvulas pulmonar y aórtica produciéndose la sístole (contracción
ventricular), que envía la sangre por la arteria pulmonar a los pulmones en el caso
del ventrículo derecho y por la aorta al resto del cuerpo en el caso del ventrículo
izquierdo.
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Los vasos sanguíneos (arterias, capilares y venas) son conductos musculares


elásticos que distribuyen y recogen la sangre de todos los rincones del cuerpo.

Las Arterias son vasos gruesos y elásticos que nacen en los ventrículos, aportan
sangre a los órganos del cuerpo y por ellas circula la sangre a presión debido a la
elasticidad de las paredes.
Del corazón salen dos arterias:
Arteria Pulmonar: que sale del Ventrículo derecho y lleva la sangre a los
pulmones.
Arteria Aorta sale del Ventrículo izquierdo y se ramifica, de esta última arteria
salen otras principales entre las que se encuentran:
 Las coronarias: Aportan sangre oxigenada la corazón.
 Las carótidas: Aportan sangre oxigenada a la cabeza.
 Subclavias: Aportan sangre oxigenada a los brazos.
 Hepática: Aporta sangre oxigenada al hígado.
 Esplénica: Aporta sangre oxigenada al bazo.
 Mesentéricas: Aportan sangre oxigenada al intestino.
 Renales: Aportan sangre oxigenada a los riñones.
 Ilíacas: Aportan sangre oxigenada a las piernas.

Los Capilares son vasos sumamente delgados en que se dividen las arterias y que
penetran por todos los órganos del cuerpo, al unirse de nuevo forman las venas.

Las Venas son vasos de paredes delgadas y poco elásticas que recogen la sangre y
la devuelven al corazón, desembocan en las aurículas.
En la aurícula derecha desembocan:
La cava superior formada por las yugulares que vienen de la cabeza y
las subclavias (venas) que proceden de los miembros superiores.
La cava inferior a la que van las Ilíacas que vienen de las piernas, las renales de
los riñones, y la supra-hepática del hígado.
La Coronaria que rodea el corazón.
En la aurícula izquierda desembocan las cuatro venas pulmonares que traen
sangre desde los pulmones y que curiosamente es sangre arterial.

La sangre es un tejido líquido, compuesto por agua, sustancias disueltas y células


sanguíneas. Los glóbulos rojos tienen un pigmento rojizo llamado hemoglobina
que les sirve para la distribución del oxígeno desde los pulmones a las células; los
glóbulos blancos efectúan los trabajos de limpieza (fagotitos) y defensa
(linfocitos), mientras que las plaquetas intervienen en la coagulación de la
sangre.

El aparato circulatorio sirve para llevar los alimentos y el oxígeno a las células, y
para recoger los desechos que se han de eliminar después por los riñones,
pulmones, etc. De toda esta labor se encarga la sangre que está circulando
constantemente.
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3.- Sistema respiratorio


Damos el nombre de aparato respiratorio al conjunto de estructuras que permiten
la captación de oxígeno y la eliminación del anhídrido carbónico producido en la
respiración interna. En el hombre el proceso respiratorio tiene como órgano
central a los pulmones, vísceras situadas en el tórax, a ambos lados del corazón.
Para llegar a los mismos, la sangre venosa y el aire atmosférico siguen caminos
distintos: aquella accede a través de las arterias pulmonares y éste por un largo
conducto que comprende las fosas nasales, la faringe, la laringe, la tráquea y los
bronquios.
Iniciaremos la descripción del aparato respiratorio en la laringe.

La laringe es una estructura Músculo cartilaginosa, situada en la parte posterior


del cuello, a la altura de las vértebras cervicales 5º, 6º y 7º. Está en comunicación
con la faringe y con la tráquea. Es el órgano de la fonación.
Está formada por tres cartílagos impares y medios, los cartílagos cricoides,
tiroides y epiglótico, y por cuatro pares laterales, todos ellos articulados,
revestidos de mucosa y movidos por músculos.
Internamente presenta una hendidura antero posterior, la glotis, limitada
lateralmente por unas cintillas membranosas, las cuerdas vocales, dos a cada
lado, superiores o falsas e inferiores o verdaderas.
Los músculos de la laringe movilizan los cartílagos en el acto de la deglución,
cerrando la abertura laríngea para evitar que penetre contenido alimenticio en las
vías respiratorias, y tensan las cuerdas vocales.   
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La tráquea es un conducto situado entre la laringe y el origen de los bronquios.
Tiene entre 12 y 15 cm de longitud y está constituida por unos 16-20 cartílagos en
forma de anillo unidos entre sí. Está revestida de epitelio con abundantes
glándulas mucosas.

Los Bronquios son los conductos resultantes de la bifurcación de la tráquea.


Se continúan con los bronquios lobares destinados a cada lóbulo pulmonar. En el
pulmón derecho hay tres bronquios un bronquio lobar superior, uno medio y otro
inferior, y en el pulmón izquierdo únicamente encontramos dos: un bronquio lobar
superior y un bronquio lobar inferior. Estos, a su vez, dan lugar a los bronquios
segmentarios, para los distintos segmentos de cada lóbulo pulmonar. Los
bronquios segmentarios van dividiéndose en forma de ramificaciones hasta
alcanzar tamaños diminutos, terminando cada uno de ellos en un alvéolo
pulmonar.
Su configuración anatómica es semejante a la de la tráquea.
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Los pulmones son dos, uno derecho y otro izquierdo, y están situados en el
interior de la cavidad torácica, separados por el corazón y por los órganos del
mediastino, espacio comprendido entre ambos pulmones. Son órganos blandos,
esponjosos y dilatables. Su forma es la de un cono truncado. Presentan una cara
externa en relación con la pared costal, una cara interna, en relación con el
mediastino, una base que descansa sobre el diafragma y un vértice, situado a la
altura de la primera costilla. Están divididos en lóbulos -tres en el derecho y dos
en el izquierdo- por las cisuras.
Tienen unos 26 cm de alto por 15 de diámetro antero posterior, y una capacidad
de unos 1.600 cm3, siendo el derecho mayor que el izquierdo.
La estructura básica del pulmón es el lobulillo pulmonar, que consta de un
bronquiolo que se ramifica y termina en unas pequeñas dilataciones o alvéolos
pulmonares, cada uno de los cuales está en contacto con una fina red de capilares
sanguíneos en los que tiene lugar la función esencial del pulmón, la oxigenación
de la sangre venosa.    
Después de circular por las vías respiratorias el aire inspirado penetra en los
alvéolos pulmonares. En ellos el oxígeno atraviesa las membranas alveolar y
capilar, pasando a los hematíes y fijándose en la hemoglobina de éstos. El dióxido
de carbono sigue el camino inverso, y se expulsa en la espiración.
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Transporte de oxígeno: cuestión de presión


Cuando el aire penetra en los pulmones y llega a los alvéolos pulmonares, el
oxígeno atraviesa sus delgadas paredes y pasa a los capilares sanguíneos, que los
rodean como una fina red.
La hemoglobina, una proteína de los glóbulos rojos de la sangre, recoge el oxígeno
del aire inspirado y lo transporta al corazón, desde donde se distribuye, a través
de las arterias, a todas las células del organismo. Los glóbulos rojos recogen el
dióxido de carbono de las células y lo transportan por las venas hasta el corazón,
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que lo impulsa hacia los capilares sanguíneos de los alvéolos para su expulsión al
exterior.
El cambio de oxígeno por dióxido de carbono se realiza porque, como todos los
gases, ambos se trasladan desde las zonas de mayor presión a las zonas donde la
presión es menor. Entre los alvéolos y los capilares sanguíneos también se produce
esta diferencia de presión.
Al inspirar, la cantidad de oxígeno en los alvéolos es muy superior a la que existe
en los capilares, por lo que pasa hacia estos.
Con el dióxido de carbono sucede lo mismo: existe una mayor cantidad en los
capilares venosos que rodean los alvéolos, por lo que este gas pasa a los alvéolos
pulmonares y se elimina a través de la espiración.

Las pleuras son dos hojas serosas que recubren a los pulmones. Hay una pleura
visceral que recubre la superficie pulmonar y una pleura parietal que corresponde
a las paredes de la caja torácica. Ambas hojas están en íntimo contacto, pero
existe un espacio entre ellas, el espacio pleural. Facilitan el deslizamiento de los
pulmones sobre las paredes de la caja torácica.

Vascularización del pulmón


Existen dos circuitos con funciones distintas. Las arterias pulmonares conducen
desde el corazón la sangre venosa procedente del ventrículo derecho y
acompañan a los bronquios hasta la red capilar de los alvéolos. Las venas
pulmonares recogen la sangre oxigenada en los alvéolos y conducen la sangre a la
aurícula izquierda.
Las arterias bronquiales son los vasos nutricios, existiendo uno para cada pulmón.
La sangre venosa es recogida por las venas bronquiales que desembocan en la
vena ácigos.

 4.- Lesiones producidas por la inmersión


La inmersión en las profundidades marinas o la que se realiza con un aparato de
respiración subacuático autónomo puede causar problemas médicos tales como
barotraumas, embolias de aire (aeroembolia) y trastornos por descompresión,
algunos de los cuales pueden resultar mortales si no son tratados
inmediatamente. Estos problemas se producen debido a la alta presión que existe
bajo el agua y también pueden afectar a las personas que trabajan en túneles o
cajones neumáticos (cubículos cerrados para realizar trabajos de construcción
bajo el agua) en los que se usa aire comprimido.
La alta presión bajo el agua se debe al peso de ésta hasta la superficie, del mismo
modo que la presión barométrica (atmosférica) que afecta a la tierra es causada
por el peso del aire que se encuentra por encima. Bajo el agua, la presión suele
medirse en unidades de profundidad (pies o metros) o en atmósferas absolutas. La
presión en atmósferas absolutas incluye el peso del agua, que a 10 metros es de 1
atmósfera, más la presión atmosférica en la superficie, que es también de 1
atmósfera. Por eso un buzo que se encuentra a una profundidad de 10 metros está
expuesto a una presión total de 2 atmósferas absolutas o, lo que es lo mismo, dos
veces la presión atmosférica de la superficie. Con cada 10 metros adicionales de
profundidad, la presión aumenta 1 atmósfera.
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Compresión y expansión del aire


Los cambios de volumen del aire dentro del cuerpo pueden provocar problemas
médicos. A medida que aumenta la presión, el aire se comprime en un espacio
menor (es decir, disminuye su volumen), lo que se conoce como efecto implosivo.
Por el contrario, cuando la presión disminuye, el aire se expande (su volumen
aumenta), lo que constituye un efecto explosivo. Este comportamiento de cambio
de volúmenes en función de la presión, sigue la ley de Boyle-Mariotte que dice:
el volumen es inversamente proporcional a la presión (P*V=k). De esta forma,
cuando la presión se duplica (como cuando se bucea desde la superficie hasta una
profundidad de 10 m), el volumen de aire se reduce a la mitad, y cuando la
presión se reduce a la mitad (como al ascender desde una profundidad de 10 m),
el volumen de aire se duplica. Por ello, si un buceador llena sus pulmones con aire
a una profundidad de 10 m y asciende sin exhalar libremente, el volumen de aire
se duplica, los pulmones se expanden demasiado y puede producirse una lesión
por sobre-presión pulmonar. Debido a ello, los buceadores que cuenten con un
suministro de aire como, por ejemplo, una botella de aire, no deben contener la
respiración durante el ascenso. El aire inhalado a cierta profundidad (incluso a la
profundidad de una piscina) debe ser exhalado libremente durante el ascenso.
Debido a que el aire se comprime cuanto mayor es la presión, cada inhalación
realizada en las profundidades contiene muchas más moléculas que una hecha en
la superficie. A 20 metros (3 atmósferas absolutas), por ejemplo, cada inhalación
contiene tres veces la cantidad de moléculas que una inhalación hecha en la
superficie y, en consecuencia, una botella de aire se vacía tres veces más rápido.
Por consiguiente, cuanto más desciende el buceador, más rápidamente se termina
su reserva de aire.
Como el aire comprimido es más denso en las profundidades (contiene más
moléculas) que el aire de la superficie, se necesita un mayor esfuerzo para que se
desplace por las vías respiratorias del buceador y por los tubos del equipo de
buceo. Por ello resulta más difícil respirar en las profundidades. Algunas personas
por ejemplo, son incapaces de exhalar suficiente anhídrido carbónico y ello hace
que los niveles de éste aumenten en la sangre (lo que puede provocar pérdidas
transitorias de la visión y de la consciencia).

Efectos de la presión parcial


La ley de presiones parciales fue formulada por Dalton y establece que la presión
de una mezcla de gases, que no reaccionan químicamente, es igual a la suma de
las presiones parciales que ejercería cada uno de ellos si sólo uno ocupase todo el
volumen de la mezcla, sin cambiar la temperatura Ptotal= p1+p2+…+pn
El aire es una mezcla de gases, principalmente nitrógeno y oxígeno con muy
reducidas cantidades de otros gases. Cada gas contiene una presión parcial, que
depende de su concentración en el aire y de la presión atmosférica. Así por
ejemplo la concentración de oxígeno en el aire es del 21% aproximadamente, en
consecuencia, la presión parcial del oxígeno es de 0,21 atmósferas en la
superficie. A medida que aumenta la profundidad, la concentración de oxígeno
sigue siendo la misma, pero su presión parcial aumenta al subir la presión
atmosférica. La presión parcial de oxígeno a 2 atmósferas absolutas es el doble
que en superficie.
Los efectos que producen la mayoría de los gases sobre el cuerpo dependen de su
presión parcial. Por ejemplo, la alta presión parcial del oxígeno, puede tener
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efectos perjudiciales (toxicidad del oxígeno). Respirar oxígeno a una presión


parcial de más de 0,5 atmósferas (como cuando se inhala aire formado por más
del 50% de oxígeno a 1 atmósfera absoluta) durante un día o más, puede lesionar
los pulmones. Respirar oxígeno a una presión parcial más alta, resulta tóxico para
el cerebro. Si la presión parcial de oxígeno se acerca a las 2 atmósferas, en
especial durante la actividad física, el buceador puede sufrir convulsiones
similares a las de un ataque de epilepsia.
Respirar nitrógeno a una alta presión parcial, produce narcosis por nitrógeno
(trastorno que se asemeja a la intoxicación etílica). Este efecto resulta evidente a
40 metros de profundidad o menos en la mayoría de los que practican inmersión
respirando aire comprimido y puede provocar incapacidad a más de 90 metros.
Como el helio no produce este efecto, se utiliza (en lugar del nitrógeno) para
diluir el oxígeno en botellas en inmersiones profundas en las cuales el porcentaje
de oxígeno debe reducirse para mantener su presión parcial por debajo de valores
tóxicos.
Los que practican inmersión a pulmón libre, en lugar de usar un dispositivo de
respiración, suelen respirar enérgicamente (híper-ventilar) antes de sumergirse,
espirando una gran cantidad de anhídrido carbónico al tiempo que aportan poco
oxígeno a la sangre. Esta maniobra les permite contener la respiración y nadar
más tiempo bajo el agua, porque sus concentraciones de anhídrido carbónico son
bajas. Sin embargo, esta técnica también es peligrosa porque las personas pueden
quedar sin oxígeno y perder la consciencia antes de que el anhídrido carbónico
llegue a un nivel lo suficientemente alto como para indicar la necesidad de volver
a la superficie a respirar. Los riesgos de contener durante mucho tiempo la
respiración son mayores para quien se sumergen a grandes profundidades, porque
consumen la totalidad del oxígeno de sus pulmones. Al emerger tras una
inmersión a gran profundidad, la presión parcial del oxígeno que queda en sangre
disminuye notablemente por lo que se puede perder la consciencia antes de
inhalar suficiente oxígeno. Esta secuencia de hechos es probablemente la
responsable de muchos ahogamientos inexplicables entre los que practican la
pesca submarina y otras personas que practican la inmersión a pulmón libre.
Los valores anormalmente altos de anhídrido carbónico (intoxicación por
anhídrido carbónico) pueden causar pérdidas transitorias de la visión y de la
consciencia. Algunas personas presentan una acumulación de anhídrido carbónico
porque no aumentan su frecuencia respiratoria adecuadamente durante el
esfuerzo físico. Las altas concentraciones de anhídrido carbónico aumentan la
posibilidad de que se produzcan convulsiones secundarias a la toxicidad del
oxígeno e incrementan la gravedad de la narcosis del nitrógeno. Los buceadores
que con frecuencia padecen dolores de cabeza después de una inmersión o que se
enorgullecen de utilizar poco aire pueden estar reteniendo anhídrido carbónico.
La intoxicación por anhídrido carbónico debido al aire contaminado puede causar
incapacidad e incluso la muerte. Los síntomas de dicha intoxicación son náuseas,
dolor de cabeza, debilidad, torpeza y alucinaciones.
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4.1.- Embolia gaseosa


La embolia de gas (aeroembolia) es la obstrucción de los vasos sanguíneos causada
por la presencia de burbujas en el flujo sanguíneo, generalmente producidas por
la expansión del aire retenido en los pulmones del buceador mientras disminuye
la presión durante un ascenso.

En la aeroembolia, el aire retenido en los pulmones se expande y los hincha en


exceso, produciéndose un paso de aire hacia el flujo sanguíneo en forma de
burbujas. Estas burbujas, se dirigen con preferencia a la circulación arterial,
partiendo de pequeños vasos que pronto confluyen en los grandes troncos
arteriales. Desde allí y obedeciendo a imperativos anatómicos y ortostáticos, las
burbujas difunden a través de los troncos supraórticos y finalizan su trayecto en la
circulación cerebral, donde pueden provocar fenómenos oclusivos hemisféricos. El
émbolo gaseoso arterial obstruye la circulación aferente al ocluir por completo
varios vasos. Al estrecharse la circulación terminal, la burbuja opta por
fragmentarse en otras de menor diámetro, o bien, por permanecer enclavada en
el interior de un vaso, donde se adapta a sus paredes y se convierte en un cilindro
de mayor capacidad oclusiva. Se desencadenan entonces efectos inmediatos de
isquemia distal y lesión endotelial local, que dan lugar a un aumento de
permeabilidad que se mantienen varias horas después del accidente. El cuerpo
extraño intracraneal desencadena un estado de vasospasmo con vaso-dilatación
extrema intraparenquimatosa que producen, en conjunto, un aumento importante
de la presión del líquido cefalorraquídeo, que se puede mantener varias horas
después del inicio de la embolización.
Si el accidentado se encontraba en el momento de la embolización en posición
invertida, es probable que la circulación coronaria sea también embolizada. La
circulación cerebral es más fácil que sea embolicada con preferencia. No hay que
olvidar, que frente a una situación de embolismo gaseoso, el torrente sanguíneo
pierde su característica de flujo laminar y se convierte en turbulento, con lo cual
los cambios posicionales pierden gran parte de su influencia y de su capacidad
para determinar la orientación de las burbujas embolizantes. La aeroembolia es
una emergencia grave y una causa de muerte muy habitual entre los buceadores.
La causa más frecuente de aeroembolia se produce al contener la respiración
durante un ascenso con botellas, lo cual casi siempre es consecuencia de que se
ha agotado el aire en las profundidades. A causa del pánico, el buzo puede
olvidarse de exhalar libremente a medida que se expande el aire de sus pulmones
mientras asciende. La aeroembolia puede producirse incluso en una piscina si la
persona cuenta con una fuente externa de aire, inhala bajo el agua y no exhala al
subir a la superficie.

Síntomas.

Sintomatología neurológica
Suele iniciarse con un cuadro de irritación cortical que puede manifestarse con un
violento brote convulsivo de apariencia comicial y que cede en pocos minutos. A
partir de entonces se instaura un estado de hemiplejía o hemiparesia que puede
acompañarse muchas veces de SHOCK medular. El periodo de latencia es
inmediato. Los primeros síntomas aparecen cuando el buceador se encuentra
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todavía en el agua. La lesión puede ser de por sí grave, pero esta circunstancia
añade un riesgo máximo de ahogamiento a un individuo que se encuentra ya en
situación crítica.
Si la agresión es extremadamente importante, la embolización gaseosa puede
afectar a todo el encéfalo y sumir al paciente en un cuadro de tetraplejia.

Sintomatología sistémica
La agresión sistémica de la embolia gaseosa, suele ser de mayor envergadura que
la descompresiva estricta y adopta, en los casos de afección hemodinámica,
criterios de gravedad extrema de la que no es excepcional una evolución fatal.
El compromiso hemodinámico puede ser muy importante en estos enfermos que
adoptan con facilidad cuadros extremos de hemoconcentración, insaturada con
gran rapidez, como es raro de observar en ningún otro campo de la patología
humana. Sin embargo, no se ha observado ningún caso de coagulación
intravascular diseminada, que es teóricamente posible en este estado.

Diagnóstico diferencial
A continuación representaremos en forma de tabla los elementos de diagnóstico
diferencial, clínicos y etiopatogénicos, de los principales trastornos disbáricos
embolígenos: enfermedad descompresiva y síndrome de sobre-presión pulmonar:

Enfermedad descompresiva Síndrome de sobre-presión


pulmonar
Factor casual Sobre-saturación de gas Sobre-expansión pulmonar
inerte
Ubicación del trastorno Tejidos ricos en grasa Alveolo pulmonar
Constitución inicial de burbujas Nitrógeno Aire
Situación de las burbujas extra- Infiltrantes en toda la Enfisema subcutáneo
vasculares anatomía: músculo, grasa, Espacios pleurales
hueso, etc.
Trayecto preferente de burbujas Circulación venosa Circulación arterial supraórtica
Destino preferente de burbujas * Medula espinal lumbar Cerebro
Embolismo graso Sí No
Requisitos técnicos Inmersión larga y profunda 2-3 m de profundidad y haber
respirado una vez
Intervalo de tiempo libre 0-24 horas Inmediato
Lesión cutánea Sí No
Neumotórax o neumomediastino No Sí
o neumopericardio
Enfisema subcutáneo No Sí
Patología abdominal asociada Raro Posible
Cuadro clínico predominante Paraplejia Tetraplejia
Gravedad hemodinámica + +++
* Pueden entremezclarse ambos fenómenos, aunque lo más frecuente es la disociación que se
menciona en la tabla.
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4.2.- Neumotórax
Los pulmones, como comentamos cuando se explicó el aparato respiratorio, están
recubiertos por dos membranas, la pleura visceral pegada a los pulmones y una
membrana externa, la pleura parietal, que recubre la cara interna de la pared
torácica. Entre ambas está el líquido pleural que sirve de lubricante para que los
movimientos respiratorios se realicen sin dificultad. En el neumotórax la
sobrepresión pulmonar hace que se rompa la pleura visceral y entre aire entre las
dos membranas pleurales (visceral y parietal). Esto puede ocurrir en un solo
pulmón o en los dos. Se podría decir que el pulmón se ha roto o perforado.

Parece ser que durante las fases iniciales de la sobre-expansión pulmonar, el aire
presurizado drena a través del mediastino posterior y de allí posiblemente a
amabas cúpulas pleurales. En teoría el neumotórax podría ser importante si se
produjera antes de terminar por completo el ascenso, con lo cual aumentaría
todavía más de volumen en los metros finales.

Síntomas
Los síntomas aparecen inmediatamente y lo normal es que el buceador afectado
presente un dolor en el pecho como una puñalada que aumenta si inspira
profundamente, por tanto la respiración es rápida y superficial. La dificultad de
respirar irá en consonancia al grado de la lesión. También suele tener tos y los
esputos pueden ir mezclados con sangre.
Aunque hay casos donde las lesiones producidas son tan leves que el afectado no
siente apenas ninguna molestia, por el contrario en casos muy graves el buceador
puede morir.
Si conforme vamos respirando, la bolsa de aire que se forma entre la pleura
visceral y la parietal va aumentando, ésta irá comprimiendo y reduciendo cada
vez el pulmón hasta su total colapso. A esto se le denomina neumotórax valvular y
el afectado al dejarlo sencillamente sin respiración muere por asfixia.
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4.3.- Enfisema mediastino


Es la presencia de aire en el espacio entre los pulmones en medio del tórax
(mediastino).
El neumomediastino ocurre cuando el aire se filtra desde cualquier parte del
pulmón o vías respiratorias hacia el mediastino. Con mucha frecuencia, uno de los
pequeños sacos aéreos (alvéolos) se rompe y deja escapar aire.
La afección se produce por un aumento de presión dentro de los pulmones o las
vías respiratorias, lo que produce que se rompan los alvéolos o las mismas vías
respiratorias, permitiendo que se escape aire hacia las estructuras circundantes.
El neumomediastino puede ocurrir en asociación con las otras enfermedades
descritas en este documento.

Síntomas
Puede que no haya síntomas. Generalmente, esta afección causa un fuerte dolor
torácico por debajo del esternón, el cual se puede irradiar hacia el cuello o los
brazos. El dolor puede se peor cuando uno inspira para tomar aire o traga algo,
así como producir falta de aliento.
Otros síntomas añadidos son desmayo, shock y cianosis.
Durante un examen físico, se pueden sentir pequeñas burbujas de aire bajo la piel
del tórax, los brazos o el cuello (enfisema subcutáneo).
En muy pocas ocasiones, el aire puede entrar en el área del corazón y el saco
delgado que rodea este órgano. Esto se denomina neumopericardio.
En otros casos poco comunes, se acumula tanto aire en la mitad del pecho que
comprime venas en el área. Esto puede interferir con la capacidad del corazón de
bombear y lleva a una hipotensión arterial.

4.4.- Enfisema subcutáneo


Se presenta cuando el aire penetra dentro de los tejidos bajo la piel que cubre la
pared torácica, el cuello y la clavícula.
El enfisema subcutáneo puede verse a menudo como una protuberancia lisa en la
piel. Cuando se palpa la piel, se produce una sensación de crepitación a medida
que el gas es empujado a través del tejido. Pueden producirse cambios de voz y
dificultad para tragar. El aire también se puede encontrar entre las capas de la
piel en los brazos o en el tronco dependiendo de cómo se haya producido la
lesión.
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4.5.- Tratamiento de estas enfermedades

Tratamiento de primeros auxilios


El buzo que pierde la consciencia durante un ascenso o muy poco después del
mismo probablemente padece aeroembolia y debe recibir tratamiento inmediato.

 Realizar una evaluación primaria del paciente.


 Soporte vital básico.
 Soporte vital avanzado si hay un equipo de asistencia y transporte primario
de emergencias en la zona del accidente
 Es muy importante definir de forma precisa el cuadro clínico inicial, cuya
evolución en las primeras horas será de capital importancia para valorar la
agresividad del disbarismo.
 Administración de oxígeno normobárico al 100%. Su objetivo es eliminar el
exceso de gas inerte, frenar la formación de burbujas y disminuir el tamaño
de los émbolos gaseosos. Es preciso alcanzar concentraciones lo más altas
posibles. Debe utilizarse con preferencia un regulador a demanda
respiratoria, o un equipo de bajo flujo en circuito abierto o en circuito
cerrado; en ausencia de éstos dispositivos diseñados específicamente para
los primeros auxilios de buceadores, es posible utilizar un sistema de bajo
flujo con bolsa reservorio, aunque la concentración alcanzada no superará
el 60%. El suministro de oxígeno debe mantenerse de forma continua hasta
la llegada al centro de medicina hiperbárica. Si no se dispone de volumen
de oxígeno suficiente para mantener una concentración cercana al 100%
durante todo el tiempo de traslado, es preferible administrarlo durante un
período corto de tiempo a alta concentración, que disminuir la dosis para
prolongar su duración.
 Re-hidratación, si el estado de conciencia del paciente lo permite, iniciar
una re-hidratación oral forzada y muy intensa sin sobrepasar la capacidad
máxima de absorción del estómago que se estima alrededor de 1 litro por
hora. El fluido debe administrarse de forma progresiva en sorbos de 150 a
200 ml cada 5 minutos.
 Posición: Colocar al accidentado en posición lateral de seguridad.
 Protección térmica: Mantener la protección térmica adecuada para el
paciente. Si se utiliza un dispositivo de administración de oxígeno
normobárico en circuito cerrado, éste proporciona al mismo tiempo un
excelente sistema de recalentamiento respiratorio (actualmente se emplea
en alta montaña).
 Preparar la evacuación. La persona debe ser transportada hasta un centro
médico especializado lo más rápido posible mientras se le suministra
oxígeno a través de una mascarilla facial bien ajustada. Volar, aunque sea
a baja altura, reduce la presión atmosférica por lo tanto en el caso de
embolia gaseosa, permite que las burbujas se expandan, pero el transporte
aéreo sólo se justifica si con él se gana suficiente tiempo en el traslado de
la víctima a una cámara adecuada.
Revisión: 0 Fecha: 2009-08-10
LESIONES DISBÁRICAS: SOBRE-PRESIÓN PULMONAR Página: 17 de 17

Tratamiento de urgencia y pronóstico


Los cuadros de sobrepresión pulmonar medianamente aparatosos que cursen sin
embolismo gaseoso suelen evolucionar de modo favorable, sin que sea frecuente
el desarrollo de complicaciones ni secuelas.
En caso de embolismo gaseoso, la evolución depende, por un lado, de la
importancia de la lesión y con ello, de la extensión de la superficie afectada, y en
segundo lugar, de la presteza y acierto con que se instaure el tratamiento
específico.
Una víctima de aeroembolia debe regresar rápidamente a un ambiente con alta
presión, para que las burbujas se compriman y se disuelvan en la sangre. Algunos
centros médicos cuentan con cámaras de alta presión (cámaras de recompresión o
hiperbáricas) para este propósito. La importancia del embolismo encefálico
masivo, su vía de acceso principalmente arterial y el contexto catastrófico que
suele acompañar a estos accidentes, justifica que no sea excepcional un
desenlace fatal. A pesar de la recompresión inmediata, del 7 al 20% de los
accidentes de sobrepresión pulmonar producen la muerte del accidentado.
Posiblemente en estos casos, no sea solamente el embolismo cerebral, sino
también el embolismo coronario.
La sobrepresión pulmonar, por consiguiente, es la mayor emergencia que se
puede desarrollar en el curso de una actividad subacuática. Su extrema gravedad
justifica la adopción de todo tipo de medidas de cautela y prevención, cuya única
alternativa se cifra en su, afortunadamente, baja prevalencia.

5.- Conclusiones
Los accidentes debidos a sobre-presión pulmonar por buceo, constituyen en su
gran mayoría una auténtica emergencia médica. Si bien su gravedad es variable,
un accidente de este tipo siempre requiere atención preferente y especializada.
El protocolo inicial de asistencia, en la mayoría de los casos, solamente requiere
líquidos y oxígeno. En otro casos, es preciso aplicar soporte vital básico y si
estuviese disponible, soporte vital avanzado.
Casi siempre será preciso abordar un traslado médico y urgente e incluso a veces,
a distancias respetables o considerables. La consulta o reclamo de un centro
médico es casi siempre necesaria y la recompresión en cámara hiperbárica será
precisa en alguno de los casos.

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