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INSTITUTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR DE CHARATA

CARRERA: Profesorado para la Educación Secundaria en Lengua y


Literatura.

ESPACIO CURRICULAR: “Literatura Extranjera”.

CURSO: 4º

PROFESORA: González, Silvia.

ENSAYO: “LA LIBERTAD DE LA MUJER: significados, alcances y


debates”.

ALUMNAS: ALMEIDA, Malena - LÓPEZ, Noelia – QUARÍN, Gisela.

CICLO LECTIVO: 2014.


La mujer es el negro del mundo,

Piensa en ello,

Haz algo para cambiar esa situación.

La obligamos a pintarse la cara y bailar.

Si no quiere ser una esclava, decimos que no nos ama;

Si es verdadera, decimos que trata de ser un hombre;

Mientras la rebajamos, fingimos que está por encima de nosotras.

La obligamos a tener y criar a nuestros hijos

Y después la hacemos a un lado por ser una gallino vieja y

Gorda,

Le decimos que el hogar es el único sitio donde debe estar

Y después nos quejamos de que es poco mundana para ser

Nuestra amiga.

La insultamos todos los días en la televisión

Y nos preguntamos por qué no tiene agallas ni confianza;

Cuando es joven, matamos su voluntad de ser libre

Mientras le decimos que no sea tan lista,

la rebajamos por ser tonta.

La mujer es el negro del mundo,

Sí, lo es;

Si no me crees, echa una mirada a la que está contigo.

La mujer es el esclavo de la que está contigo.

Sí, lo es.

John Lennon.
INTRODUCCIÓN

Tal y como dice la canción “la mujer es el negro del mundo”, lo es, sí. Muchas
veces rotulada por el hombre, pero otras tantas por ella misma. He aquí el error
que hemos evidenciado y que ha avanzado por años: ser víctimas y culpables a la
misma vez; ¿Pero víctimas y culpables de qué o de quién? de algo que ella misma
eligió, tratando, bajo cualquier medio, de agradar y hacer feliz al hombre sin
importar si en tal viaje sacrificaba su propia felicidad… e incluso su propia libertad,
teniendo en mente que su deber era amar, servir al otro hasta las últimas
consecuencias, incluso hasta el sufrimiento y la culpabilización. En fin, siempre
buscando explicaciones en contra suya, justificando al resto sólo para ser o
sentirse aceptada por los demás.

Es a través del presente ensayo donde


pretendemos demostrar cómo la mujer ha
ido cambiando su rol y a partir de su propia
responsabilidad ha asumido su libertad.
Asimismo, intentaremos exponer que la
única manera de que ella alcance esa
libertad, es a través de la Reivindicación y
autosuperación personal y social.

A partir de lo antes dicho y haciendo un


análisis del género femenino como construcción social y cultural, pretendemos a
través del presente trabajo abordar la temática de “La libertad de la mujer”
teniendo en cuenta sus “significados, alcances y debates” en diferentes épocas
y culturas.
Este trabajo será fundamentado a partir del siguiente marco teórico referencial:

 Simone de Beuvoir, “El segundo sexo, los hechos y los mitos”. Segunda y
tercera parte.
 Rodriguez, P. “Dios nació mujer”. Edit. Punto de Lectura. 1999. España. II
Parte: “El predominio de lo femenino…”
 Foucault, M. “Historia de la sexualidad 2 – el uso de los placeres”.
Introducción y Cap. I

Por su parte, las obras literarias a trabajar serán:

 Shakespeare, William: “Hamlet”


 Steinbeck, John: “Las uvas de la ira”
 Hawthorne, Nathaniel: “La letra escarlata”
 Flaubert, Gustave: “Madame Bovary”
 Beauvoir, Simone: “La mujer rota”

Tal y como afirma la escritora francesa Simone de Beauvoir acerca de que “la
mujer no nace sino que se hace 1”, planteamos como cuestiones a analizar en el
presente trabajo, los siguientes interrogantes:

 ¿Qué alcances y significados tiene la libertad de la mujer?


 ¿Alcanzó íntegramente esa libertad? ¿En qué aspectos?

Las hipótesis sobre las que iremos trabajando serán:

 La libertad de la mujer siempre estuvo condicionada por la dominación y el


poder del género masculino.
 La mujer logra la libertad a partir de la lucha constante por alcanzar su
independencia.
 La mujer es reivindicada socialmente en los aspectos personales,
profesionales, sexuales.

1
Analía Efrón – Luis Roca: “Simone Bauboir para principiantes” (pag. 88)
DESARROLLO

Desde la prehistoria, observamos por ejemplo cómo las mujeres eran las primeras
diosas creadoras y como tales eran consideradas diosas de la fertilidad, por tanto
todo giraba en torno a ellas. Más tarde y a medida que las antiguas sociedades se
fueron civilizando ésta fue relegada a segundo término imponiéndose la figura
patriarcal como dios universal. Es, en el sentido mítico – religioso de nuestros
antepasados, la dominación e imposición de un sistema matrilineal quien logra
preponderancia sobre cualquier otro y que luego termina relegado por un sistema
patrilineal con un cambio total de la situación de la mujer en relación al hombre.
Asimismo, el escritor Pepe Rodríguez se pregunta “¿Quién, sino una hembra, de
cualquier especie, está capacitada para crear, para dar vida, mediante la
fecundación y el parto? ¿Quién, sino la mujer, cuida de su prole, se encarga de
abastecer las necesidades básicas de su entorno inmediato?” 2. A partir de lo
expresado, es más que elocuente la importancia y significatividad que la mujer ha
poseído en épocas remotas, llegando a constituirse en basamento de la
organización familiar y cultural de su colectividad. Además de ser la engendradora
de vida, también fue su rol indispensable para constituirse en dirigente y guía de
los demás.
Es en la obra “HAMLET” del gran dramaturgo y poeta inglés Shakespeare donde
se evidencia cómo la figura de la mujer está relegada a último plano en relación al
género masculino; en primer lugar con el personaje de la reina Gertrudis.
Podemos ubicarnos en el momento socio – histórico en que la obra tiene lugar y
decir que la misma está atravesada por tiempos de agitación establecidos entre
posturas religiosas y protestantes, donde la mujer es vista desde una triple
perspectiva, como doncella, esposa o viuda, considerando a las rameras fuera del
estereotipo. Al respecto “El segundo sexo” establece: “la mujer se emancipa en
épocas de disgregación social, pero cuando deja de ser vasalla del hombre pierde
su feudo y sólo tiene una libertad negativa. O logra emplearse, pero está
sometida; o se libera, pero ya no tiene nada que hacer consigo misma. Es notable

2
Pepe Rodríguez: “Dios nació Mujer”. (pag. 24)
comprobar que la mujer casada ha tenido su lugar en la sociedad, pero no ha
gozado de ningún derecho, en tanto que la soltera, honesta o prostituta, tenía
todas las capacidades del hombre pero era excluida de la vida social.”
Es así como Gertrudis no goza de ningún derecho a nivel matrimonial y en cuanto
madre es considerada por su propio hijo como ramera, ya que no rinde la fidelidad
debida a su padre muerto, y así lo manifiesta en una charla que mantiene con
ésta:
“Hamlet: Vivir en el pútrido sudor de un lecho grasiento, guisado en corrupción
melosa, y haciendo el amor en la hedionda pocilga.
Reina: ¡Ah, no me hables más! Esas palabras me entran en los oídos como
puñales. ¡Basta, dulce Hamlet!”3.
Hamlet se dirige de manera ruda hacia el comportamiento que su madre tuvo y
ésta se siente humillada por tal consideración, no teniendo argumentos para
defender su postura y sintiéndose presionada por su esposo quien aparenta
aceptar a su hijo pero en realidad quiere alejarlo para que no sea un estorbo.
Consideramos que el papel de la Reina es obedecer a los designios de su nuevo
esposo Claudio, rey de Dinamarca, y que al final de la obra corre una mala suerte
su vida ya que termina siendo envenenada por equivocación por su propio esposo,
tomando un brebaje en un combate que arma el rey para envenenar a su hijo. Su
libertad de elección y decisión se ve condicionada a lo que el Rey Claudio
establece, no pudiendo así ni decidir sobre su propio hijo, traicionándolo en varias
oportunidades.
Además de Gertrudis, dentro de la obra encontramos a otra figura femenina,
Ofelia, que siendo una linda jovencita termina con la misma suerte que corre la
reina y su vida también culmina en una tragedia.
Ofelia acaba no teniendo poder para decidir ni elegir libremente, llevando una vida
limitada y condicionada por los designios de su padre y su hermano y además
sintiéndose rechazada por el príncipe Hamlet, cayendo en la locura y posterior
muerte.

3
William, Shakespeare: “Hamlet” (pag. 85).
Desde la moral entendida como “conjunto de valores, de reglas de acción que se
proponen a los individuos y a los grupos por medio de aparatos prescriptos
diversos, como pueden ser la familia, las instituciones educativas, las iglesias,
etc.4” es tanto Gertrudis como Ofelia quienes se ven limitadas por las reglas
prescriptivas impuestas en la sociedad a la cual pertenecen, debiendo atenderlas
y respetarlas incondicionalmente según los designios de los hombres.

La obra “LA LETRA ESCARLATA”, tiene como protagonista a Hester Prynne,


una mujer acusada y juzgada por adulterio, quien recibe la condena perpetua de
llevar la marca de una letra “A” color escarlata sobre su pecho, símbolo del delito
que se le imputa, sometiéndola asimismo a los relegos sociales característicos de
la época consecuentes de fanatismos religiosos, los que atribuyen sentimientos de
culpa y vergüenza a los incriminados. Es así como a Hester se le dictamina:
“La pena que corresponde es la de la muerte, pero en su gran misericordia han
condenado a Hester Prynne a permanecer tres horas en la plataforma del cepo y
a usar desde hoy, y durante el resto de su vida, la marca de la vergüenza sobre el
pecho5”.
Es la humillación constante una carga para ella y su hija, quienes además deben
alejarse de la cuidad para relegarse en las afueras y padecer muchos dolores y
sufrimientos juntas. Así Perla, hija del pecado, también debe sobrellevar ese dolor
a cuestas, como connatural a su condición:
“Perla desde su nacimiento, estaba desterrada del mundo infantil. Un diablillo del
mal, símbolo y producto del pecado, no tenía el derecho de andar entre los niños
cristianos6”. Era la exclusión y el desprecio el que tanto Hester como su hija
sobrellevaban a cada paso, aferrándose ambas una a la otra para evitar ese dolor.
Al respecto, es el gobernador de Boston y el pastor, clérigo de la Iglesia, quienes
pretenden despojar a Perla de su madre a fin de que se forme en el mandamiento
cristiano y no siga su camino pecaminoso.

4
Michel, Foucault: “Historia de la sexualidad: El uso de los placeres” (pag. 26)
5
Nathaniel Hawthorne: “La letra escarlata” (pag. 64)
6
Nathaniel Hawthorne: “La letra escarlata” (pag. 90)
“El Gobernador – Hester Prynne – dijo, fijando su mirada intensamente dura en la
mujer -, últimamente hemos hablado mucho de ti. Se ha discutido si nosotros, que
tenemos autoridad e influencia, cumplimos con nuestro deber confiando un alma
inmortal, como la que hay en esta niña, a alguien que ha tropezado y caído en las
trampas de este mundo. Habla tú, ahora, ya que eres la madre ¿no crees que
sería mejor para el bien temporal y eterno de esta criatura, sacarla de tu lado,
vestirla con sobriedad, educarla con disciplina estricta e instruirla en las verdades
del cielo y de la tierra?7”.
Tanto el Gobernador como el clérigo se creen con el poder absoluto y divino de
apropiarse de la niña, sin tener consentimiento por su madre y sin respetar su
derecho como tal. Es Pepe Rodríguez quien se refiere a la influencia y dominación
que desde siempre ha intentado mantener e imponer la clase sacerdotal, creando
principios divinos conforme a sus necesidades, y siendo el género femenino
relegado y explotado según sus ideales. “La clase sacerdotal ejerció su poder
para controlar a la sociedad a través de las creencias religiosas y del dominio de
la economía. Si nos fijamos en el contenido de los dogmas religiosos del III
milenio a. C., veremos con qué habilidad supieron elaborar contextos divinos a la
altura de sus necesidades mundanas como principales gobernantes y
empresarios que eran8”. Fue la jerarquía religiosa mediante sus sistemas de
creencias específicos quienes alentaban o prohibían lo que más les convenían y
desde ese tiempo hasta la actualidad la figura del Dios masculino se imponía con
preeminencia sobre todos los actos sociales. Así como Hester fue humillada y
condenada por éstos por corromper los preceptos sociales y religiosos que
primaban en la época también se encuentra a punto de perder a su hija por
considerársela diablilla debido a su pecado contraído. Igualmente Hester, se aferra
a Perla y defiende su derecho como madre: “- Dios me dio la niña – exclamó -; él
me la dio a cambio de todas las cosas que vosotros me habéis quitado. Ella es mi
felicidad y mi tortura. Ella me da la vida y me castiga. ¿No veis que ella es
también la letra escarlata, lo único en la vida digno de ser amado y que

7
Nathaniel Hawthorne: “La letra escarlata” (pag. 105)
8
Pepe Rodríguez “Dios nació mujer” (pag. 302)
compensa con creces mi pecado? No me la quitaréis. ¡Antes moriré! 9”. Como
dadora de vida de Perla no especulaba en el hecho de entregarla fácilmente a
otras manos y si antes no luchó nunca con la gente y se sometió sin quejarse a
sus peores tratos; ahora pensaba antes en morir que en perderla para siempre. Es
así como el gobernador y su gente deciden no quitársela y desistir de sus ideas
para evitar mayores revuelos. Hester, por su parte, continúa con la crianza y
educación de su hija tal y como estaba acostumbrada a hacerlo, refugiándose aún
más en su Perla querida.
El hecho de haber vivido en la vergüenza, la desposesión y la soledad habían
hecho de Hester una mujer fuerte y valiente ante todo. “Tal es, a menudo, el
destino y el cambio del carácter femenino cuando la mujer ha vivido una
existencia de gran severidad10”. Sus fuerzas y coraje para enfrentar las
adversidades de la vida hicieron de ella una mujer que a pesar de la tristeza que
su corazón albergaba, luchó por su hija a sol y sombra contra un sistema patriarcal
que imponía sus ideologías y dominaba a los más débiles. Fue así como tras los
enfrentamientos que ha tenido que sobrellevar, luego de haber sido todo
esclarecido y de haberse ausentado junto a su hija durante mucho tiempo de
Boston, decidió regresar y volver a tomar posesión del símbolo cuya oscura
historia la había marcado por tantos años. “Pero durante aquellos años de
abnegación, de trabajo y de meditación que constituyeron la vida de Hester, la
letra escarlata dejó de ser un estigma que atraía el desprecio y la hostilidad del
mundo y se transformó en el emblema de algo que inspiraba pena y terror, pero
que a pesar de ello era considerado con reverencia 11”. Tal como afirma Simone en
“Mito”, El segundo sexo, “porque, al margen de un mundo hipócritamente moral,
ella es una suerte de paria, y también puede considerarse que la “mujer perdida”
es la respuesta a todas las virtudes oficiales; su indignidad la emparenta con las
santas auténticas, porque lo que ha sido rebajado será exaltado; Cristo miró con
favor a María Magdalena: el pecado abre las puertas del Cielo con más facilidad
que una virtud hipócrita12”.
9
Nathaniel Hawthorne: “La letra escarlata” (pag. 107)
10
Nathaniel Hawthorne: “La letra escarlata” (pag. 154)
11
Nathaniel Hawthorne: “La letra escarlata” (pag. 245)
12
Simone Beuvoir: “El segundo sexo: Mito” (pag. 238)
La obra literaria “LAS UVAS DE LA IRA” que nos refleja la crisis en los Estados
Unidos de 1929, tiene para nosotras como protagonista a destacar a “Madre”, una
mujer luchadora frente una familia numerosa y decepcionada en lo laboral, a pesar
de que su marido hacía su mayor esfuerzo para salir adelante, no lo lograba. Por
ello, Steinbeck nos deja entrever a la gran mujer con la que nos vamos a
encontrar, dotada de cualidades humanísticas y la lucha implacable entre la
hambrienta crisis que azota a su país y principalmente a su familia. Asimismo,
llega a compararla con una Diosa, que desde nuestra óptica, sólo una mujer
puede poseer: “Y desde su posición importante y humilde en la familia había
obtenido dignidad y una belleza clara y serena. De su posición de sanadora sus
manos habían adquirido seguridad, firmeza y calma; desde su posición de árbitro,
había llegado a ser tan remota e infalible en sus decisiones como una diosa.” 13
Destacando estas cualidades, es la misma actitud de Madre, ante esa
desesperanza sufrida, la que le da más fuerzas para salir adelante día tras día de
esa existencia indigna que les tocó atravesar, y así mantener la unidad de la
familia y enfrentar las adversidades.
Además de la figura de Madre nos encontramos con la de su hija Rose, quien en
la última escena de la obra tiene un papel sumamente significativo, ya que realiza
uno de los mayores actos de amor y caridad, el de ofrecer su leche, fruto de su
maternidad, a un hombre que se encuentra a punto de morir de hambre:
“Las dos mujeres se miraron profundamente la una a la otra.
Rose of Sharon aflojó un lado de la manta y descubrió el pecho. —Tienes que
14
hacerlo —dijo. Se acercó más a él y atrajo la cabeza hacia sí—. Toma —dijo—”
Notable e impactante decisión de ayuda extrema hacia otro ser humano, “la madre
es la raíz hundida en las profundidades del cosmos y quien extrae sus jugos; es la
fuente de donde brota el agua viva que es también una leche nutricia, una fuente
cálida, un barro hecho de tierra y de agua, rico en fuerzas regeneradoras”. 15

13
Steinbeck: “Las uvas de la ira” (pág.: 56)
14
Steinbeck: “Las uvas de la ira” (pág. :343)
15
Simone Beuvoir: “El segundo sexo: Mito” (pag.187)
A partir del acto de amor y grandeza de Rose observamos cómo la mujer exalta su
don natural de protección tras ofrecer su pecho al hombre que está a punto de
morir de hambre. “Reconocer que la mujer es un ser humano no es empobrecer la
experiencia del hombre. Rechazar los mitos no es destruir toda relación dramática
de los sexos, no es suprimir la poesía, el amor, la aventura, la dicha y el sueño. Es
pedir que las conductas, los sentimientos y las pasiones se basen en la verdad” 16.

En “MADAME BOVARY” del escritor francés Gustave Flaubert, nos encontramos


con Emma, una joven casada con Charles Bovary (prestigioso médico), quien tras
encontrarse inmiscuida en la constante monotonía burguesa, busca las
sensaciones y emociones que allí no sacia, fuera de su vínculo conyugal. Es así
como perseguirá la realización de sus sueños en otros amores, pasionales y
platónicos, pero no conseguirá saciarlos nunca.
Su rol como mujer es transgresor, de carácter dominante e impulsivo. El capital
cultural que tenía, le permitía tomar decisiones firmes y tajantes y por más que
no fueran las adecuadas, en ese momento se convertían en las más oportunas
por el repertorio que empleaba.
Es la relación que lleva adelante con sus amantes, la que la convierte en una
mujer independiente respecto a su entorno. “Por el simple efecto de sus
costumbres amorosas madame Bobary cambió de modales. Su mirar se tornó
más atrevida, más descarada su conversación e incluso llegó al extremo de
pasearse en compañía de Rodolphe, con un cigarrillo en la boca como para
desafiar al mundo.”17
En esta escena se refleja claramente, cómo Emma amén de estar viviendo su
libertad también manifiesta ese sentimiento de querer hacerla pública. Es su
actitud avasalladora la que insta a vivir su infidelidad. Sin embargo, esta misma
libertad es la que la condiciona a seguir viviendo sobre el ocultamiento de lo que
ella realmente desea. Tal y como lo afirma Michel Foucault.: “Esta libertad

16
Efrón Analía – Roca Luis. “Beuvoir Simone para principiantes” (pág. :102)

17
Gustave Flaubert. “Madame Bobary”. (Pág. 276)
individual, no obstante, no debe entenderse como la independencia de un libre
albedrío. Su contrario, la polaridad a la que se opone, no es un determinismo
natural ni la voluntad de una omnipotencia: es una esclavitud, y la esclavitud de
uno por uno mismo. Ser libre en relación con los placeres no es estar a su
servicio, no es ser su esclavo.”18
Tal es así que Emma al querer ser libre y desatar sus placeres, termina cayendo
en una auto-esclavitud.
Así lo manifiesta Emma a Rodolphe, uno de sus amantes:
“-Sí, sí, paciencia cuatro años llevo teniendo paciencia y sufriendo… Un amor
como el nuestro debería confesarse lisa y llanamente a la faz del cielo. No dejan
de martirizarme. ¡No puedo soportarlo más! ¡Sólo tú puedes salvarme!”. 19
En este fragmente se advierte una contradicción, ya que, por un lado ella misma
es la que rechaza y aborrece a su marido, mientras que por otro es ella la
sometida por los designios de sus amantes.
En conclusión, Emma nunca llegó a concretar ese amor de “príncipe azul” que
buscaba en los libros que leía y como consecuencia de ello termina suicidándose
y dejando a su esposo e hija en la desesperación y a la deriva. Sus ideales y
deseos que quiso saciar a través de las relaciones con sus amantes la convierten
en una mujer dependiente y sin libertad para alcanzarlos.

En la obra “LA MUJER ROTA” de la escritora francesa Simone de Beauvoir nos


encontramos con tres relatos: “La edad de la discreción, Monólogo y La mujer
rota”; las vidas de estas mujeres se debaten entre la edad, la soledad y la agonía
del amor, como representación de los fracasos que el destino nos depara.  Estas
tres mujeres que nos relata la obra, son víctimas de una sociedad gobernada por
el patriarcado, donde el amor incondicional que dan, sólo desemboca en la
insatisfacción y el aislamiento.
El tercer relato, La mujer rota, es la historia de una mujer destrozada frente a la
infidelidad de su marido. Al perder su amor y verlo alejarse sin remedio, se da
cuenta del error cometido al construir su vida en base a la dependencia conyugal,
dejando de lado su propia vida, su identidad como persona.
18
Michel Foucault. “Historia de la sexualidad 2: EL uso de los placeres”. (Pág. 77)
19
Gustave Flaubert. “Madame Bobary”. (Pág. 278)
En esta tercera parte, podemos reflejar claramente cómo la protagonista se
descubre diferente en un estado que nunca había pensado alcanzar:
“…Tengo que aprender a controlarme, a observarme, ¡pero está tan poco en mi
naturaleza! Era espontánea, transparente; y también serena, mientras que ahora
tengo el corazón lleno de ansiedad y rencor”. 20
“… Me parece no tener más nada que hacer… el amor de Maurice daba
importancia a cada momento de mi vida. Es hueca. Todo es hueco: los objetos,
los instantes. Y yo”21.
En este fragmento vemos claramente hasta qué punto puede llegar la
dependencia por otra persona, y el daño que ello nos puede ocasionar, tanto así
de no tener vida propia sin la compañía, el amor de ese ser “imprescindible”; de no
querer ni siquiera vivir sin esa persona, de idealizarla a tal punto de no reconocer
lo bueno de lo malo, pasando a ser todo bueno directamente, ya que uno mismo
es el que justifica los malos accionares de ellos.
“… En la mañana tuve una iluminación: TODO ES CULPA MÍA. Mi error más
grave ha sido comprender que el tiempo pasa. Pasaba y yo estaba pasmada en la
actitud de la ideal esposa de un marido ideal.” 22
“Siguiendo a Aristóteles, éste no describe virtudes femeninas que sean
estrictamente femeninas; las que reconocen las mujeres se definen refiriéndolas a
una virtud esencial que encuentra su forma plena y acabada en el hombre. Y la
razón de ello descansa en el hecho de que, entre el hombre y la mujer, la relación
es “política”: es la relación de un gobierno y de un gobernado. Para el buen orden
de la relación, es necesario que ambos participen de las mismas virtudes; aunque
cada uno a su manera. La templanza y el valor son pues en el hombre, virtud
plena y completa de mando; en cuento a la templanza y al valor de la mujer, se
trata de virtudes y “de subordinación”, es decir que tienen en el hombre a la vez su
modelo cabal y acabado y el principio de su puesta en obra. 23”

Tal y como afirma la autora, “la mujer rota es la víctima estupefacta de la vida que
ella misma se eligió: una dependencia conyugal que la deja despojada de todo y
de su ser mismo cuando el amor le es rehusado”.

20
Simone de Beauvoir “La mujer rota” (pag. 147)
21
Simone de Beauvoir “La mujer rota” (pag. 170)
22
Simone de Beauvoir “La mujer rota” (pag. 170)
23
Michel Foucault: “Historia de la sexualidad. 2 Uso de los placeres”. (Pág. 82)
CONCLUSIÓN

A partir del ensayo realizado y atendiendo a la temática trabajada respecto de la


libertad de la mujer y sus significados, pretendimos demostrar que esa libertad, en
las obras analizadas, se manifestó de manera diferente en cada una de las
mujeres abordadas. Tal es así como en la obra “La letra escarlata”, Hester
demuestra ser una mujer que a pesar de haber sido acusada y condenada a llevar
una letra símbolo del adulterio, al final nos expresa su valentía y coraje que la
reivindica como tal. No sucede lo mismo en las demás obras trabajadas, como es
en el caso de Madame Bovary, donde es ella quien a pesar de vivir su libertad en
el matrimonio, termina siendo sometida a los designios de sus amantes y
suicidándose en consecuencia. Tampoco dicha libertad se logra plenamente en
“La mujer rota”, pues todas las mujeres que protagonizan las historias narradas
son víctimas de la dominación del hombre como jefe del hogar. Es “Hamlet” otra
muestra donde el género femenino no tiene participación activa en el orden social
y la mujer vive enajenada a los mandatos del hombre.  Algo similar sucede con la
obra “Las uvas de la ira” donde si bien las mujeres que intervienen en ella no son
sometidas íntegramente, de todas maneras es el género masculino quien lleva la
gran delantera en las decisiones fundamentales.

Al respecto, consideramos que la lectura de las obras elegidas y el soporte teórico


utilizado, nos resultó sumamente significativo ya que intentamos posicionarnos en
el contexto histórico, social, económico y personal de las mujeres, comprendiendo
de este modo la magnitud de cada una de las situaciones por las que han
atravesado en cada obra.

De este modo creemos necesario afirmar que no existe nadie más que la propia
mujer para romper las cadenas que en algunos aspectos todavía la mantienen
atada a modelos patriarcales, debiendo ser ella misma la que logre reivindicarse
en el día a día tanto en lo personal, emocional y social.

“Que nada nos limite.


Que nada nos defina.
Que nada nos sujete.
Que la libertad sea nuestra propia sustancia”.
Simone de Beuvoir

BIBLIOGRAFÍA

 Simone de Beuvoir, “El segundo sexo, los hechos y los mitos”. Segunda y
tercera parte.
 Rodriguez, P. “Dios nació mujer”. Edit. Punto de Lectura. 1999. España. II
Parte: “El predominio de lo femenino…”
 Foucault, M. “Historia de la sexualidad 2 – el uso de los placeres”.
Introducción y Cap. I
 Shakespeare, William: “Hamlet”. La Nación.
 Steinbeck, John: “Las uvas de la ira”
 Hawthorne, Nathaniel: “La letra escarlata” (PDF).
 Flaubert, Gustave: “Madame Bovary”, Editorial Espasa Calpe S.A. Edición
2007.
 Beauvoir, Simone: “La mujer rota”, Editorial De Bolsillo. 5° Edición. Febrero
2011.

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