Está en la página 1de 16

Primer Taller:

Capitalismo y Colonialismo en el Lavkenmapu: La


construcción territorial de la Cuenca del Carbón. (1845-
1913)

Diplomado de Extensión
Cultura, política y sociedad en América Latina, siglo XX

Stephanie Alvear Jara


Sebastián Paredes Gajardo

Diciembre, 2018
Hacer levantar la Cuenca del Carbón:
La planificación productiva de los territorios carboníferos. 1
En 1925 Gabriela Mistral realizó una lectura crítica de la identidad chilena en su artículo
“Menos cóndor y más huemul”, enjuiciando la preponderancia que el ave rapaz ha tenido en
la construcción del ser chilena/o, enalteciendo los valores de fuerza, superioridad y dominio
que el plumífero encarna:
“El maestro de escuela explica a sus niños: ‘El cóndor significa el dominio de una raza
fuerte; enseña el orgullo justo de del fuerte. Su vuelo es una de las cosas más felices de
la tierra.’”2
Las reflexiones de la pedagoga ilustran a grandes rasgos la naturaleza política de la
construcción hegemónica de la identidad nacional, pero ¿En qué medida el ‘orden del cóndor’
se impone en la construcción de realidad nacional? Para abordar esta problemática nos
enfocaremos en caracterizar parte de la territorialidad productiva carbonífera de la elite
finisecular, en su vertiente de planificación, es decir, cómo la oligarquía proyecta la
instalación y expansión de zonas de explotación industrial del carbón – elemento energético
fundamental para el desarrollo del proyecto modernizador capitalista – a partir del análisis
de discursos científicos (geográficos, legislativos y periodísticos) considerados como
plataformas de diálogo y representación entre los distintos actores de la elite: el capital, el
estado, y los tecnócratas.
Los primeros dos documentos pertenecen a los Anales del Instituto de Ingenieros, un
grupo de intelectuales con las capacidades de señalar los caminos más idóneos para concretar
económicamente el proyecto nacional, y, en tanto producen conocimiento funcional a la
realización de la modernización capitalista, los denominaremos cómo tecnócratas
industriales.
En el primer escrito dialogan con el ejecutivo en perspectiva política del total del
territorio nacional, mientras en el segundo, focalizan su análisis en la particularidad de la
industria del carbón, además de elaborar un proyecto de ley que ponen al servicio de la
Sociedad Nacional de Minería (SONAMI), gremio que desde 1883 agrupa y representa a los
industriales/burgueses del sector.

1
Con ‘Hacer levantar’ nos referimos a la acción de ordenar la construcción de algo, aludiendo a la frase
utilizada por el Instituto de Ingenieros citada más abajo.
2
Mistral, Gabriela. Menos cóndor y más huemul. El Mercurio, 11 de julio de 1925. Santiago de Chile. En:
Escudero, Alfonso. Recados contando a Chile. Ediciones del Pacífico, 1957.
El resto de los documentos los seleccionamos del Boletín de la Sociedad Nacional de
Minería. Primero analizaremos el valor político que la elite le otorga a la actividad
carbonífera, luego, a partir de un seguimiento de las discusiones3 en torno al proyecto de ley
presentado por los tecnócratas, caracterizaremos las relaciones existentes entre los
tecnócratas industriales y la burguesía industrial.
Hemos seleccionado discursos enfocados en una actividad económica específica, la
minería del carbón, localizada en la zona de la Cuenca del Carbón4, además de un documento
de orden territorial-nacional, en función de interpretar cómo la oligarquía nacional ha
determinado las directrices económicas de un territorio a través de una ‘planificación
productiva’ elucubrada desde la metrópolis hacia las provincias.
De acuerdo con Sevilla (2010: 168): “[…] la planificación surge cuando los modos de
organización del poder alcanzan la madurez suficiente y comienzan a trazar un proyecto de
hegemonía social que solicita a las técnicas de ordenación del territorio y las empapa en su
lógica totalizante”. Este proceso tiene como finalidad imponer una ‘totalidad territorial’
funcional a la matriz productiva del proyecto modernizador: la instalación de un capitalismo
nacional capaz de proyectar productivamente el territorio nacional. Así, consideramos que la
expresión concreta de esta planificación productiva es la discusión y decisión sobre el tipo
de actividad que se realizará en un territorio determinado, en la medida que este espacio se
integre económicamente a la totalidad nacional.
Por otra parte, la naturaleza política de la planificación productiva la explicamos a partir
del ‘colonialismo interno’, el cual es comprendido por González Casanova (2003) como la
estructura de dominio al interior de una nación, construida posterior a los procesos de
independencia de los estados nacionales modernos, donde la gobernanza no depende de los
habitantes de un territorio, “[…] quienes se encuentran en situación de desigualdad frente a
las elites de las etnias dominantes y de las clases que la integran, [sino que la] administración
y responsabilidad jurídico-política conciernen a las etnias dominantes, a las burguesías y
oligarquías del gobierno central o a los altos aliados y subordinados del mismo […]”
(González Casanova, 2003:410).

3
Revisamos todas las Actas del Directorio de la SONAMI en las que se discute dicho proyecto de ley (de la
Sesión 189 a la Sesión 194) presentes en el Boletín de la SONAMI, Núm. 28 a Núm. 30, 1890.
4
Ubicada en la costa sur de la Región del Bío Bío, donde los principales yacimientos se ubicaban en las
comunas de Coronel, Lota, Lebu y Curanilahue.
En primer 1ugar, el documento “Memoria acerca de la formación del Plano Topográfico
de Chile” presentado al Ministerio de Obras Públicas el año 1895, ya en sus primeras líneas
deja entrever la naturaleza colonial de la territorialidad de la elite metropolitana al momento
de pensar el territorio nacional:
“El hacendado progresista que quiere introducir mejoras en su heredad, trazar caminos,
abrir desagües y canales, tender alambrados, experimentar abonos, someter en fin, sus
tierras a un plan metódico de explotación i calcular sus rendimientos, principia por hacer
levantar el plano de su fundo.”5
No deja de ser elusiva la comparación que establecen entre la hacienda, un pilar
fundamental en la estructura de dominación colonial, y el estado nacional, a la hora de
argumentar sobre la necesidad de conocer el territorio, con toda la propiedad de la ciencia, y
donde la finalidad de aquello es “[…] que todas las mejoras que se emprendan puedan
incorporarse a un plan general […]”6. Es decir, los tecnócratas le insinúan al estado que tiene
potestad cual patrón para decidir sobre los espacios dentro del territorio nacional, al momento
que le facilitan una herramienta para integrarlos efectivamente al proyecto modernizador.
Cinco años antes, la misma institución presentó un documento al directorio de la
SONAMI sobre el fomento a la industria del carbón, donde se parte del análisis de la
existencia de un desperdicio de las potencialidades territoriales, en cuanto a la diversidad de
recursos naturales existentes en el territorio nacional, debido a la ausencia de incentivos que
puedan permitir un desarrollo industrial. En este punto la minería del carbón adquiere un rol
fundamental, ya que, al no constituirse como una verdadera industria, debido a la escaza
producción que ni siquiera alcanzaba a satisfacer la demanda interna, limita un desarrollo
industrial nacional que sea capaz de aprovechar los múltiples recursos disponibles, en tanto
el carbón era la principal fuerza motriz de la época capaz de precipitar el proyecto
modernizador capitalista.
De acuerdo con los tecnócratas la principal causa del problema es de naturaleza política:
“Esta escaza producción nacional, que no se encuentra en relación con las dilatadas zonas
carboníferas que existen en el país, ha tenido por única causa la falta de estímulo que han
encontrado los industriales en la ley, para llevar a cabo costosas investigaciones en los

5
Bertrand, Alejandro. (1895) “Memoria acerca de la formación del Plano Topográfico de Chile”, Anales del
Instituto de Ingenieros, Santiago, tomo VIII, Núm. 54, 1p.
6
Íbid. 2p.
distintos yacimientos carboníferos que abarcan grandes extensiones de terreno y que no
han sido debidamente reconocidos.”7
Frente a esto, y acorde con las políticas mineras de la mayoría de las naciones extranjeras
modernas, el instituto de ingenieros propone, a través de un proyecto de ley, “[…] la libre
exploración, como asimismo la adjudicación de los depósitos carboníferos, dentro de terrenos
de propiedad privada, al primer solicitante ó al descubridor de ellos, previa indemnización
de daños y perjuicios.”8
En cierta medida, los tecnócratas consideran que las necesidades productivas del proyecto
nacional son de mayor importancia que la voluntad del propietario superficial de un
yacimiento carbonífero, quien ‘no quiso o no supo explotar’, aunque sin desconocer el
derecho de propiedad, en tanto el proyecto de ley obliga al descubridor-explotador a
remunerar al dueño del suelo con parte de la ganancia de la explotación.
Por otra parte, fuera del proyecto de ley, en el documento analizado los ingenieros hacen
dos llamados de atención a la SONAMI: (1) la necesidad de unir a través de líneas férreas
los depósitos carboníferos de las faldas occidentales de la cordillera Nahuelbuta con la línea
central de los ferrocarriles del Estado; (2) y la necesidad de desarrollar estudios geológicos
en las zonas carboníferas que puedan servir de guía para futuros exploradores.
Paralelamente la voz de los industriales se pronuncia en torno a las proyecciones y
expectativas que observan de la minería del carbón, a través del Boletín de la Sociedad
Nacional de Minería. En el veintésimo octavo número, segunda serie, de la revista, como
primer artículo se reproduce, de manera íntegra, el informe presentado por el Instituto de
Ingenieros. Más adelante en el artículo “El carbon de piedra en Chile” 9 las ideas de los
industriales armonizan con las enunciada por sus tecnócratas, en tanto consideran al oro
negro como “el ajente principal de la riqueza y el progreso de Chile”10, al mismo tiempo que
hacen un llamado a fomentar la industria nacional del carbón, incitando a los hombres de la
ciencia a investigar esta área económica “en todas sus condiciones de producción i de
consumo, en cuanto al presente i al porvenir” y a los “capitalistas del país a que se dediquen

7
Campaña, Juan; et al. (1890) “INFORME Presentado al Directorio de la Sociedad Nacional de Minería sobre
fomento de la industria del carbón.” Anales del Instituto de Ingenieros, Santiago, tomo I, Núm. 9, 372p.
8
Íbid. 375p.
9
R.S.R. (1890) “El carbon de piedra en Chile” Boletín de la Sociedad Nacional de Minería, Santiago, Serie 2°,
Núm. 28, 318-319pp.
10
Íbid. 318p.
al incremento de una industria tan importante como la carbonífera” 11 teniendo en cuenta la
incapacidad de autoabastecimiento, debido a la baja producción interna, y la existencia de
explotaciones y ferrocarriles en manos extranjeras, lo que “no es por cierto halagador” 12.
Las voces de los cóndores alcanzaron una sintonía en el ocaso de 1890 cuando la
SONAMI publica el proyecto de ley para el fomento de la industria del carbón - revisado y
corregido desde la propuesta de la Sociedad de Ingenieros - aprobado en la sesión 194 del
directorio, el 18 de diciembre de 1890. El cual, luego de diversas discusiones, mantuvo el
espíritu del proyecto original, con ligeras alteraciones de carácter técnico-jurídico. Posterior
al consenso, la sociedad se dispuso a poner el proyecto a disposición del Directorio de la
Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA), para que “se sirva de hacer aquellas observaciones
que considere pertinentes”13 y luego de llegar a acuerdo con el gremio, se enviará al Gobierno
para ser presentado en el Congreso.
En el análisis de las dinámicas discursivas en torno a la elaboración de un proyecto de
ley, que es considerado, por la elite, necesario para un real desarrollo de la industria
carbonífera, y así mismo, fundamental para el proyecto modernizador-capitalista nacional,
podemos distinguir la naturaleza colonial presente en el desarrollo geopolítico del estado
chileno.
En primer lugar, la planificación del espectro jurídico de un recurso natural específico,
dónde las decisiones acordadas son determinantes en la construcción de un territorio, en tanto
facilitan la instalación de industrias extractivas de carbón, y por ende la expansión de un
modo de producción capitalista, con todas las consecuencias – económicas, sociales,
ambientales y culturales – que esto implica, son generadas entre espacios exclusivamente de
la elite metropolitana. Las distintas esferas y plataformas en las que se desarrollan estos
diálogos se erigen por y para la elite, la ausencia absoluta del sujeto-habitante del territorio
en cuestión – ya sea un campesino, minero o mapuche la cuenca del carbón – salta a la vista,
primero porque no existe espacio para su opinión, inhabilitando su capacidad de decisión
jurídica sobre su territorio, y segundo porque la elite lo omite de su discusión, independiente
de las consecuencias que pueda traer sobre los habitantes, las decisiones se van a tomar igual,
“la planificación, acompañando al capitalismo en su proceso de gestación” (Sevilla, 2010:

11
Íbid. 319p.
12
Idem.
13
Zegers, Luis. (1890) “Actas del Directorio; SESION 194, EN 18 DICIEMBRE DE 1890” Boletín de la Sociedad
Nacional de Minería, Santiago, Serie 2°, Núm. 30, 448p.
168) nace como un instrumento de despojo, funcional a la instalación del modelo de
explotación.
Por otra parte, la estructura de legitimación del proceso de planificación nos da cuenta de
otra dimensión colonial, una que denominamos epistémica-orgánica. La burocracia
industrial-estatal en la que circula y se legitima el discurso, y la voluntad, de la elite, se
cimenta en estructuras de conocimiento europeas, el positivismo científico (Leyton y Huertas,
2012: 22) le da forma y contenido tanto al Instituto de Ingenieros como a la SONAMI, y al
orden republicano en general. Mientras que, en lo particular, la ciencia dura (ingeniería,
geografía, economía, geología, etc.) es la única capaz de indicar cómo transitar hacia la
modernidad, y a su vez, la ciencia al servicio de los capitalistas se perfila como la “credencial
de capacidad” (Albala, 2016: 13) de la voluntad industrial14 frente al estado.
La reconversión del horizonte colonial posterior a la consolidación del estado nacional
chileno, en el caso particular de la cuenca del carbón, se huele en una doble dirección, ‘hay
que reformular la ley que rige la minería del oro negro, así como lo han hecho los países
modernos en el mundo, para que, de una vez por todas, la producción carbonífera podrá estar
a la altura de las necesidades industrializadoras de nuestra nación.’ Se piensa mirando hacia
afuera, por foráneos metropolitanos que se autoproclaman únicos capaces de decidir el
destino de la cuenca del carbón, el cóndor nombra y mina el destino de un territorio donde
años atrás corrían libres peñi y lamgen: el colonialismo interno sienta las bases jurídicas para
le expansión capitalista en el Wallmapu.

14
Lo que hoy en día se conoce como ‘racionalidad de mercado’ pero que nunca ha sido más que la
subjetividad empresarial.
El horizonte colonial interno sobre el ocaso del Lavkenmapu:
de la Frontera Carbonífera a la Cuenca del Carbón, el caso de Curanilahue. (1845-
1913)
La construcción territorial de la Cuenca del Carbón se remonta desde un avance del
capitalismo en el territorio Araukano-Lavkenche15: la instalación de faenas mineras en Lota,
Coronel y Lebu a fines de la primera mitad del siglo XIX, que significó “la configuración de
un frente pionero en un doble sentido: geográfico y económico, el que tuvo una expresión social
también nueva en sus ciudades y pueblos.” (Ortega, 1991)
Ya desde la segunda mitad del siglo, la modernidad penetra a fuego y fusil con la
Ocupación militar del Wallmapu por el Estado chileno, la conocida ‘Pacificación de la
Araucanía’, que terminó por usurpar lo largo y ancho del Lavkenmapu (Ver Anexo 1.2),
concentrando la tierra en colonos y desterrando a las comunidades a reducciones.
La existencia de grandes mantos carboníferos, constituyó a la zona norte del territorio
Araukano en un polo de atracción de empresarios industriales mineros, tanto nacionales como
extranjeros, precipitando el temprano sofocamiento de la resistencia mapuche, y permitiendo
la libre penetración del capital. 16 (Rosenblitt y Nazer, 2005: 6) Los yacimientos de extracción
y campamentos mineros emergen en distintas zonas de lo que actualmente comprende las
comunas de Arauco y Curanilahue, donde la última fue capaz de consolidar y dinamizar su
matriz productiva en torno al carbón, mientras que Arauco, tempranamente, se reconvierte
hacia la ganadería, agricultura y pesca. 17
Dentro de este contexto, la formación del asentamiento minero, y posterior comuna
de Curanilahue, presenta contradicciones interesantes de analizar, tanto en lo rural como en
lo urbano, en torno a la construcción territorial socio-laboral de los sujetos populares frente
a la expansión del Estado Moderno en el Lavkenmapu. Donde la producción del habitar y el
trabajo se encuentran atravesados por un doble horizonte colonial interno: (1) la hacienda:
un sistema mercantil proto-esclavista que dominaba las praderas, vegas y montes

15
Desde la vertiente occidental de la cordillera Nahuelbuta hasta el mar, lo que actualmente comprende la
Provincia de Arauco.
16
La zona norte de Arauko se constituye en un territorio de avanzada: en 1852 se crea la Provincia de Arauco,
cuyo intendente fue Cornelio Saavedra, quien, a fines de la misma década, erigirá el Fuerte Varas, permitiendo
la fundación del asentamiento minero de Lebu, y delimitando el avance de la frontera carbonífera.
17
Incluso Lebu, considerado como el asentamiento humano más importante de la Baja Frontera durante el
siglo XIX, tendió a estancar su desarrollo productivo, mientras que Curanilahue crecía. Lo cual se produjo,
según Delgado (2012), por la construcción del ramal del ferrocarril Concepción-Curanilahue, postergando la
economía lebunense al mantenerlo aislado de las redes de comercio.
nahuelbutenses; (2) y la mina: un sistema capitalista de explotación que permitió la
construcción del espacio urbano de mayor envergadura y dinamismo en la provincia, a lo
largo del siglo XX. Además de ser la única comuna de la provincia de Arauco donde, en la
actualidad, no existe ninguna comunidad rural-lavkenche.
En este sentido, en la zona de Curanilahue podemos distinguir un proceso de
colonización interna, efectuado tanto por la elite, como por los sujetos populares:
“En el caso de la agricultura, la colonización del territorio fue realizada por gente de
origen humilde y ‘hombres de negocios’, los cuales habían comenzado sus
actividades a partir de la tenencia de alguna propiedad obtenida de los mapuches por
medio de compras pactadas, hipotecas o ‘simples donaciones’.” (Rosenblitt y Nazer,
2005:10)
La propiedad privada18 aparece en las faldas noroestes de la cordillera Nahuelbuta,
levantando extensos fundos en manos de terratenientes criollos y extranjeros 19, y a su vez,
los industriales no tardan en aparecer, desde 1885 se da inicio a las primeras explotaciones
mineras por parte de la Sociedad Arauco Ltda., a las que prontamente se le suman los trabajos
de Ramon Rabal en el fundo ‘Los Ríos de Curanilahue’:
“[…] Curanilahue tenía entonces 7.530 personas. Los capitales de la Sociedad Arauco
eran más ingleses. Ramón Rabal era español, la mano de obra, chilena”. (Mella,
1999:38)
La construcción del sujeto popular mestizo de la zona Araukana es un componente
fundamental, y poco estudiado, para comprender el desarrollo territorial curanilahuino. De
acuerdo con Ibarra (2013: 123-124), los sujetos populares-migrantes que poblaron la frontera
carbonífera provenían de la zona centro-sur, principalmente, de la provincia de Ñuble,
además de destacar la presencia de extranjeros en los asentamientos mineros, principalmente
en Lota y Coronel.

18
De acuerdo con Pu Lov y Comunidades Lavkenche en Resistencia (2017), la construcción de la propiedad
privada en la provincia de Arauco es un ‘invento wingka’ que aparece incluso antes de la consolidación de la
‘Pacificación’, donde colonos chilenos y extranjeros usurparon las tierras del Lavkenmapu a sus comunidades
a través de engaños, expoliaciones y mentiras, en las que los funcionarios del Estado – quienes muchas veces
eran los mismos colonos – tenían plena conciencia del robo sistemático de tierras mapuche.
19
José Cardenio Avello poseía extensos fundos, como el Fundo Descabezado, el Fundo Caramávida o el Fundo
Trongol. Así mismo Juan Mackay era propietario del Fundo Los Ríos, el cual vende a Luis Cousiño el año 1864.
(Mella, 1999)
Sin embargo, debido a la aparición tardía de Curanilahue, como asentamiento minero
respecto a Lota, Coronel y Lebu, es necesario comprender la conformación del sujeto popular
mestizo en torno a las características sociales de la Frontera Carbonífera que observa Ortega
(1992):
“un tejido social débil, empleo ocasional, ociosidad, población flotante, y otros rasgos
de sociedad fronteriza. Entre estos, el desarraigo fue de gran importancia en los
primeros años de estas poblaciones […]”
Tanto el autor como Vivallos y Brito (2010), evidencian que para fines de siglo la
población trabajadora se comenzaba a estabilizar en los principales centros mineros – Lota y
Coronel – donde el ‘paternalismo industrial’ 20, planteado por Venegas (2015) y profundizado
por Godoy (2016), permitió “asegurar una mano de obra cautiva y dispuesta a la
proletarización.” (Vivallos y Brito, 2010: 92)
De esta forma nuestra propuesta adquiere sentido al momento de tensionar la
construcción del habitar de los sujetos y sujetas urbanos de Curanilahue, frente a la
penetración y apropiación del territorio por parte de la elite mercantil-capitalista (hacienda-
mina) en nombre de la productividad, la civilización y la modernidad. Donde la construcción
de lo urbano como patrón de habitar hegemónico de naturaleza colonial, se dibuja como “[…]
un artefacto ideológico de la modernidad. […] la ciudad burguesa europea, limpia, ordenada
y segregada […] una ciudad orgánica, sometida a flujos de todo tipo, de personas, pero
también de mercancías y capitales.” (Leyton y Huertas, 2012: 24), dentro de una compleja
realidad territorial, donde la frontera carbonífera va dando paso a la cuenca del carbón, un
foco del desarrollo industrial capitalista – pilar del proyecto modernizador chileno – y,
paralelamente, un nicho del movimiento obrero.
El habitar urbano popular en Curanilahue se origina en la transición campesino-
minera, donde, en sus inicios, las relaciones sociales de producción pre-modernas y
capitalistas se funden en sujetos híbridos, caracterizados por Mella (1999), como un
empresariado hacendado-minero y un incipiente proletariado inquilino-minero, donde el
primero ofrece al segundo formas de satisfacer de sus necesidades básicas (trabajo, vivienda,
etc…), para así contar con una mano de obra estable. Sin embargo, en la misma transición a
la modernidad, el ofrecimiento de servicios por parte del patrón, se caracteriza por la

20
Políticas de bienestar y control social que ofrecían acceso a servicios urbanos, como construcción viviendas
proletarias (pabellones), pavimentación de calles, alumbrado público, entre otras.
precariedad de los mismos, incluso en contraste con los grados de bienestar social-urbano de
Lota, la ciudadela industrial modelo (Godoy, 2016: 119):
“De acuerdo con las primeras descripciones de Curanilahue, más que una ciudad más
o menos estructurada, se trataba en realidad de un caserío o villorio, donde cada
poblador ubicaba el lugar que mejor le parecía y allí levantaba su vivienda, sin una
planificación urbanística mínima.” (Mella, 1999: 41)
La instalación de la ciudad orgánica es parcial y tardía, supeditada al desarrollo de la
estructura económica regional y nacional, donde la llegada del ferrocarril Concepción-
Curanilahue en 1890 implica un punto de inflexión de la modernidad en la construcción
urbana: en torno a la estación se crea una escuela 21, una oficina de correos y viviendas para
obreros calificados. (Pérez y Sanhueza, 2015: 14) Sin embargo, el habitar popular se
mantendrá en la precariedad hasta bien entrado el siglo XX. Mientras en Lota y Coronel la
empresa construía casas y habitaciones para los obreros, el poblamiento de Curanilahue
seguirá su curso fundacional: en la medida que las faenas extractivas mineras aumentan y se
dinamizan con la llegada del ferrocarril (Delgado, 2012), aumenta la necesidad de mano de
obra:
“[…] lo que trae un aumento en la edificación de viviendas cercanas a la mina y
camino a Plegarias, aumentando las construcciones en el centro, pero siempre en
forma espontánea, siguiendo la morfología del cerro y la explanada en torno a la línea
férrea.” (Pérez y Sanhueza, 2015: 17)
Ya en 1913, el Estado va a comenzar a hacerse presente en Curanilahue producto de
la inquietud colectiva de la elite local, a partir de la creación oficial de la comuna, el 23 de
mayo de aquel año, bajo la presidencia de Ramón Barros Luco. Sin embargo, el destino de
los sujetos populares no sentirá mayores alteraciones, sus condiciones de explotación y
precariedad se mantendrán hasta 1920, cuando el movimiento sindical de la cuenca del
carbón alcanzó un grado de maduración y articulación que les permitió sostener una de las
mayores huelgas, hasta la fecha, ‘La Huelga Grande del 20’, conquistando derechos sociales
y laborales, antes que la mayoría de los obreros chilenos, a través de una capacidad
negociadora que torció el accionar represivo que el Estado había tenido en los conflictos
obreros anteriores – matanzas de Valparaíso (1903), Santiago (1905) e Iquique (1907) –

21
La cual, en 1909, entregaba educación sólo al 23,5% de los niños. (Mella, 1999: 57)
sentado las bases del rol negociador del Estado en los conflictos capital-trabajo. (Valenzuela,
2013)
Al analizar la construcción territorial de la Cuenca del Carbón en el caso de
Curanilahue, queda al descubierto, en primer lugar, el origen colonial de la formación del
territorio, en tanto las comunidades lavkenche y sus prácticas socioproductivas (agricultura,
ganadería y, principalmente, recolección) que antaño realizaban en los extensos valles
nahuelbutenses que conforman el territorio curanilahuino, fueron despojadas a la merced de
la hacienda y el capital. Tras los cuales marchó un segundo colonizador: el sujeto popular
mestizo, que de peón itinerante progresivamente terminó por asentarse, primero bajo el yugo
de la hacienda, para luego bajar al pueblo y adentrarse en las profundidades de la tierra a
explotar(se) el otro negro.
El desarrollo capitalista que adquirió la explotación hullera fue un factor determinante
en la especialización productiva de la frontera carbonífera, generando, en su diálogo con el
estado, una progresiva, aunque localizada, penetración de la modernidad. Lo cual generó que
una gran parte de los valles y selvas de Nahuelbuta – que hace un par de décadas brindaban
vida a cientos de comunidades lavkenche – se transformaran en los depósitos del combustible
del proyecto modernizador nacional.
Hacia fines del siglo XIX, la modernidad a vapor se fue abriendo paso sobre la
frontera carbonífera, consolidando el dominio colonial del Estado chileno sobre le
Lavkenmapu, constituyendo la columna vertebral de la Cuenca del Carbón. Sin embargo, el
avance modernizador no significó un mejoramiento de las condiciones de habitar y trabajar
de los mineros, y en particular, en Curanilahue, ni ferrocarril, ni producción, ni escuela,
implicó reducir las condiciones de explotación, pobreza y miseria. La organización sindical
fue la única capaz de comenzar a revertir su precaria situación, levantando al proletariado
hullero a lo largo y ancho de la Cuenca del Carbón, donde las victorias alcanzadas por La
Gran Huelga de 1920, los perfila como vanguardia dentro del movimiento obrero finisecular.
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES
Bibliografía:
ALBALA, Adrián (2016) “Élites políticas de América Latina: una agenda de
investigación abierta”, Colombia Internacional, N° 87. 13-18pp.
DELGADO, Felipe (2012) “‘Tan lejos, tan cerca…’ Auge y decadencia en la Frontera
Carbonífera. El caso de Curanilahue y Lebu, 1880-1930.”, Revista de Historia Social y de
las Mentalidades, Santiago, Vol.16, N°1. 139-169pp.
GODOY, Milton (2016) “Paternalismo industrial y construcción del espacio urbano en
Lota. 1900-1950” en Enzo Videla, Hernán Venegas y Milton Godoy (eds.), El orden fabril.
Paternalismo industrial en la minería chilena, 1900-1950, América en Movimiento,
Valparaiso, 111-134pp.
GONZALEZ Casanova, Pablo (2006) “Colonialismo Interno [Una Redefinición]” en
Atilio A. Boron, Javier Amadeo y Sabrina González (eds.) La Teoría Marxista Hoy,
CLACSO, Buenos Aires, 409-434pp.
IBARRA, Carlos (2014) “Criminalidad en la Baja Frontera: el caso del antiguo
Departamento de Lautaro, 1849-1869” Revista de Historia y Geografía, N°31. 117-138pp.
LEYTON, César y Huertas, Rafael (2012) “Reforma urbana e higiene social en Santiago
de Chile. La tecno-utopía liberal de Benjamín Vicuña Mackenna (1872-1875)”, Dinamys,
N°32. 21-44pp.
MELLA, Omar (1999) Breve Historia de Curanilahue, Cuadernos del Bio-Bio, Chillán.
MISTRAL, Gabriela. Menos cóndor y más huemul. El Mercurio, 11 de julio de 1925.
Santiago de Chile. En: Escudero, Alfonso. Recados contando a Chile. Ediciones del Pacífico,
1957.
ORTEGA, Luis. (1991) “El mundo del carbón en el siglo XIX.” En Orellana, Marcela y
Muñoz, Juan (eds.). Mundo minero. Chile, siglo XIX y XX. Universidad de Santiago de Chile.
Santiago.; 101-124pp.
ORTEGA, Luis. (1992) “La frontera carbonífera, 1840-1900.” En Revista Mapocho. N°
31, primer semestre. Santiago. 131-148pp.
PÉREZ, Leonel y Sanhueza, Felipe (2015) “Curanilahue: Huellas del habitar desplegado
por la minería del carbón.” En María Isabel López y Leonel Pérez (eds.) Parques mineros,
ecomuseos y geoparques: estrategias de puesta en valor. STOQ editorial, Concepción.12-
27pp.
PU LOV Y COMUNIDADES LAVKENCHE EN RESISTENCIA (2017) ¡Xipamün Pu
Ülka! La usurpación forestal del Lavkenmapu y el proceso actual de recuperación. Libros del
Perro Negro, Santiago de Chile.
ROSENBLITT, Jaime y Nazer, Ricardo (2005) “Entre el mar y Nahuelbuta: Historia del
asentamiento humano en Arauco”, CEME. 1-30pp. [http://www.archivochile.com
/Historia_de_Chile/otros_artic/HCHotrosart0010.pdf]
SEVILLA, Álvaro. (2010) “Hacia el origen de la planificación: territorio, enclosure acts
y cambio social en la transición del feudalismo al capitalismo.” Revista Ciudades, N°13.
165-181pp.
VALENZUELA, Marcelo (2013) “La huelga ‘grande’ del carbón en Lota, Coronel y
Curanilahue de 1920” Historia Actual Online, N°32. 73-89pp.
VENEGAS, Hernán (2015) “Políticas de bienestar y control social en la minería del
carbón. Las experiencias de Lota y Coronel en el siglo XX.”, Atenea, Concepción, N°511.
221-245pp.
VIVALLOS, Carlos; Brito, Alejandra (2010) “Inmigración en sectores populares en las
minas de Carbón de Lota y Coronel (Chile 1850-1900)”, Atenea, Concepción, N°501. 73-
94pp.
Fuentes:
BERTRAND, Alejandro. (1895) “Memoria acerca de la formación del Plano
Topográfico de Chile”, Anales del Instituto de Ingenieros, Santiago, tomo VIII, Núm. 54,
1p.
CAMPAÑA, Juan; et al. (1890) “INFORME Presentado al Directorio de la Sociedad
Nacional de Minería sobre fomento de la industria del carbón.” Anales del Instituto de
Ingenieros, Santiago, tomo I, Núm. 9, 372p.
R.S.R. (1890) “El carbon de piedra en Chile” Boletín de la Sociedad Nacional de
Minería, Santiago, Serie 2°, Núm. 28, 318-319pp.
ZEGERS, Luis. (1890) “Actas del Directorio” Boletín de la Sociedad Nacional de
Minería, Santiago, Serie 2°, N°28-30.
ANEXOS
1. Mapa Cuenca del Carbón

Mapa de las propiedades de la Cía. Minera e industrial de Lota. Fuente: Lota. Antecedentes históricos, Octavio
Astorquiza, 1929.
2. Mapa Wallmapu

En: https://iberoamericasocial.com/despojo-territorial-conflicto-entre-el-estado-de-chile-y-el-pueblo-mapuche/

También podría gustarte